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Perdón, curación y milagros. El perdón holográfico a través de tus ancestros
Perdón, curación y milagros. El perdón holográfico a través de tus ancestros
Perdón, curación y milagros. El perdón holográfico a través de tus ancestros
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Perdón, curación y milagros. El perdón holográfico a través de tus ancestros

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¿Cómo sanar una herida que parece querer quedarse abierta? ¿Cómo respetar y honrar por igual nuestros estados de perdón y de no perdón? ¿Cómo aceptar los designios divinos? Esas respuestas están en este libro, en el que la autora nos descubre por qué tus situaciones más dolorosas tienen una raíz ancestral y cómo sanarlas, cómo aprender a respetar tus elecciones pasadas y a desprenderte del deseo de venganza, desintoxicándote y viviendo desde una nueva perspectiva. Sólo tú puedes sanarte.

LanguageEspañol
Release dateDec 5, 2013
ISBN9781943387489
Perdón, curación y milagros. El perdón holográfico a través de tus ancestros

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    Muy bueno,simple, claro y sabio a la vez. Muy recomendable

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Perdón, curación y milagros. El perdón holográfico a través de tus ancestros - Vivi Cervera

He escrito sobre el perdón antes; muchas personas lo han hecho, y tanto tú como yo siempre hemos querido descubrir cómo perdonar sin sentir que nos estamos despojando de la única pertenencia de valor que poseemos, cómo perdonar sin perder la poca dignidad que nos queda, cómo perdonar sin que duela tanto y cómo perdonar nuestros propios recuerdos.

Al respecto hay preguntas y más preguntas sobre cómo perdonar, cómo dejar atrás algo que pesa tanto, cómo comprender que el perdón no se trata de otra persona sino de mí, cómo desprenderme de mi deseo de vengarme por lo que pasó, siendo yo alguien inocente; cómo vivir sin ese veneno que lentamente intoxica al cuerpo y cómo ver la vida de otro color.

Y de eso se trata este libro. En él me aventuro a contarte mi propia perspectiva del tema, apoyada en mi experiencia de vida, así como en la de aquellas personas que he conocido. Sin embargo, quiero que sepas que este libro no hará nada por ti que tú no autorices desde tu interior, nada que tú no estés dispuesta a hacer. Lo único que te pido al leerlo es que consideres la posibilidad de que seguir sus instrucciones puede contribuir en algo con las elecciones que hagas de ahora en adelante con tu vida. Eres la única persona que puede hacer algo por ella, por tu vida. Si en este instante no eres feliz, si careces de algo, no te ocupes de aquellas personas que te lastimaron, sólo ocúpate de ti y las cosas irán mejorando.

Cuando se habla de perdonar se cree erróneamente que se trata de liberar a alguien más, pero la única persona que ha de ser liberada de las cadenas que la atan al tiempo es quien se pregunta si vale la pena perdonar. El perdón siempre es autoperdón.

Me sucedieron situaciones muy interesantes durante la escritura de este libro; una de ellas fue descubrir que algunos conceptos (por los que antes habría dado la vida y sobre los que escribí en libros y textos anteriores) habían cambiado y lo habían hecho para bien. Los cambios habían sucedido dentro de mí, porque mi universo continuaba moviéndose; no se quedaba estático ni siquiera por la más hermosa de las ideas. Me di cuenta de esto cuando escribí una vez más sobre la extraña libertad que obedece nuestro libre albedrío.

Los temas escritos en este libro tienen que ver, en su mayoría, con tu participación en un ensueño que se rige bajo las leyes del tiempo; o sea, el perdón, la curación y los milagros son vivencias de la mente en un viaje dentro de un planeta que hace posible esta ensoñación: la Tierra. Escribir sobre esto es necesario para mí como ser humano, porque temporalmente vivo en este raro ensueño.

Antes de escribir libros o de dar charlas, fueron muchas las veces en que me dije que yo no era la persona apropiada o, mejor aún, me preguntaba: ¿Qué derecho tengo o qué privilegios considero tener para enseñarle algo a las personas que me rodean? ¿Por qué me creo tanto?.

Pero no tuve tiempo de escuchar las respuestas; la vida misma me fue llevando hacia este instante en que escribo y enseño sobre el perdón, aunque paradójicamente continúo siendo el contenedor de una humanidad que todavía no ha podido perdonarse. Consciente de esto, perdono mi imperfección y tal vez mi impertinencia al pretender enseñar algo como el amor a otros seres que son tan humanos como yo.

La vida tampoco me dio tiempo para pensar en qué dirían las personas si me escucharan; si tal vez se preguntarían lo mismo que yo: ¿Quién se cree esta mujer?. Pero no tuve tiempo para nada de eso, porque de alguna manera estaba predestinada para hacer lo que hago. Es como si mi labor se encontrara almacenada en un espacio de la consciencia universal y que se desarrollara poco a poco sin participación alguna de mi voluntad. O quizá toda mi voluntad se encuentra alojada en ello. No lo sé.

Fue así como comprendí que fui escogida para estar aquí haciendo lo que hago. No fue mi mente, fue algo que va más allá, y esto es algo que de pronto tú has podido experimentar con tu propia vida. Desarrollar nuestros talentos o nuestros dones es algo que vamos logrando en la medida en que permitimos que la luz pase a través de nosotros, y es por eso que tanto tú como yo desempeñamos el rol que la Divinidad nos ha otorgado, para así formar parte del todo que somos.

Soy una mujer (o una persona) como tú, que en ocasiones se distrae, se molesta, se incomoda, llora, siente miedo, se apega, sueña; que despliega sus alas, pero a ratos no puede volar, y que a pesar de eso, lo intenta nuevamente. Soy alguien que ha fallado muchas veces y que lo volverá a hacer; pero en eso radica la fuente de mi alegría interior, en el hecho de levantarme una y otra vez, porque siento que de mí depende la humanidad que llevo dentro.

Por todo esto, sólo te pido, no me consideres diferente de ti, no me subas a ningún pedestal donde tú no te encuentres, porque vivo contigo, en tu mismo planeta, y eso me hace susceptible de formas, de recuerdos y de percepciones del mundo en el que tú también vives.

Como siempre, este libro y todo lo que hago está dirigido a la parte femenina del Ser. Al parecer, ésta es la única manera como me es posible escribir. En mi opinión, este planeta tiene demasiada energía yang: resistencias, miedos, ataduras, enojo, rencor, fuego; por lo que lo que necesitamos es más agua, ligereza, movimiento, suavidad, amor, confianza, alegría. Eso llega a través de lo femenino.

Todo lo que aquí leerás fue escrito con tal facilidad que yo misma me asombré muchas veces; nuevamente siento la presencia de mis amigos, los mensajeros pleyadianos, apoyando cada uno de mis pasos y diciéndome al oído que el amor es un regalo que he de llevar siempre conmigo, porque mientras esté aquí, la Tierra, tú y yo, lo vamos a necesitar.

Sé que este libro hará mucho más fuerte mi conexión contigo, por eso te doy mi paz y mi corazón por siempre. Gracias por leerme.

Capítulo 1

Desde las Pléyades

No te afanes por nada y tampoco luches desesperada; mira que las flores no lo hacen y se ven muy bellas. Ellas disfrutan el hecho de ser flores, así como tú disfrutas el hecho de ser hermosamente humana.

Este capítulo sobre los pleyadianos viene viajando por mi universo desde hace unos dos años aproximadamente y, en todo este tiempo, lo único que he hecho es esperar que llegue hasta mi corazón para poder reescribirlo.

Te confieso que tuve algo de temor, porque el tema tiene que ver con aquello de lo que muchas personas inconscientemente huimos: las energías secretas en el mundo de lo invisible. Mi temor se hacía más evidente cuando de repente escuchaba decir: ¡Oh, no! Yo pensé que Vivi era normal, ¡pero resulta que ahora aparece diciéndome que hace contactos extraños por las noches!. Y ahora sé que ésa era la voz de mi propio miedo, no la tuya.

Para una mujer como yo, con una vida absolutamente normal y metida hasta el cuello en la tercera dimensión, con todo lo que esto demanda, no fue sencillo confiar en lo desconocido y aceptar la sugerencia de la voz que me decía: Vivi, sólo sé tú misma con tu gente. Y entonces comprendí que eso es lo más importante.

En mi primer libro, 4 palabras que curan, menciono brevemente al colectivo pleyadiano (conformado por seres de luz provenientes de un grupo de estrellas llamadas Pléyades) como mi fuente de inspiración y conocimiento, así como a sus miembros mis compañeros inseparables de vida. El asunto es que sé que viniendo de mí, esto puede sonar un tanto extraño para ti o para otras personas. Es por eso que para escribirlo en el libro tuve una feroz batalla con mi raciocinio. En un instante se hicieron presentes, en el mismo espacio, el intelecto con su lógica y también la voz interior que desde un palco en lo alto de mi corazón me gritaba: ¡Sé sincera y sé honesta!. Ante ese último grito no pude hacer más. Entonces, públicamente, a través de mi libro, le dije a los pleyadianos: Me siento agradecida con ustedes por todo lo que me han dado. Después de escribir esto, parte de mi miedo se esfumó. Sin embargo, aún quedaba esa sensación de estar fuera de lugar y de encontrarme rodeada de personas a las que no les sucede lo mismo que a mí. ¿Cómo explicarlo por escrito? ¿Cómo puedo explicarles a quienes me leen que para desarrollar gran parte de mis actividades diarias me dejo guiar por una voz y por un mecanismo sofisticado de comunicación que sólo yo entiendo?

La respuesta no se hizo esperar, alguien sonrió y dijo: Je je je, al igual que con los libros, ése es tu trabajo, no lo haremos nosotros, y no te preocupes, encontrarás la forma de dar a entender tu mensaje. Entonces recordé un libro muy especial para mí.

En fin, me acostumbré a esto. Cada vez que la escucho, la respeto y la sigo, me siento bien. No me considero un canal (como los que quizá has leído o conoces), y no creo serlo porque es simple: mi Ser no tiene la frecuencia necesaria para recibir una presencia en mi cuerpo. Lo que escribo toma contacto con esta dimensión y con mi propia vida.

Te estoy hablando sobre seres que respetan profundamente las elecciones de mi alma, que saben bien hasta dónde puedo llegar, conocen mi diseño, mi anatomía, la bioquímica de mi cuerpo, y por eso mis escritos llevan el sello distintivo de mi personalidad, así como la colección de vivencias que me han llevado a ser como soy.

Todo comenzó con mi papá cuando yo era muy joven, porque de alguna manera él me enseñó a atrapar el mundo de lo invisible, y aunque en ese tiempo yo no comprendía muy bien sus conexiones con los seres de luz, con el paso de los años mi experiencia sensorial se fue ampliando y mis sentidos se dieron cuenta de que había más dimensiones por explorar. Hay cosas que no son fáciles de explicar para mí; por ejemplo, mi perfecta y extraña relación con estos seres de luz que no son exactamente como nosotros. Las voces interiores, corazonadas, encuentros, libros, inspiraciones, mi propia vida, ufff. Sin embargo, ahora lo hice, ¡lo escribí! No habría podido guardar esto para mí sola. Ahora lo sé.

Pero ¿qué conexión hay entre las 4 palabras que curan (lo siento, perdóname, gracias, te amo) y las Pléyades? Una conexión total, una relación que incluye a la especie humana y, por supuesto, al planeta Tierra.

En mi mente, en mi consciencia, los mensajeros pleyadianos son guías espirituales que están aquí para ayudar en el proceso de evolución a quienes elegimos un cuerpo físico, con el fin de hacer posible algunos cambios, partiendo siempre desde nuestra propia estructura, desde nuestro ADN. En tu mente, quizá, ellos pueden aparecer como ángeles o arcángeles con diferente nombre; lo más importante es que cada ser humano comprenda que dentro de sí mismo se encuentra la ayuda para que su despertar sea lo menos doloroso posible. Es ahí donde encajan perfectamente las 4 palabras que curan.

A través del tiempo, autoras fabulosas como Barbara Marciniak y Amorah Quan Yin (por nombrar algunas) nos han enseñado, por medio de sus libros, las diferentes etapas evolutivas de la humanidad, así como estilos de vida, ejercicios y prácticas que nos permiten abrazar y trascender nuestra experiencia en este planeta. De igual manera, a través del tiempo se nos van entregando más herramientas o más llaves que abren puertas a mundos extraordinarios. Una de ellas es el amor como sistema de curación, y envuelta en ese amor, la receptividad de muchos seres humanos para caminar por el suave y verde césped que se les ha mostrado, a través de lo simple, de lo sencillo, de lo cotidiano, como lo es, por ejemplo, la gratitud y el autoperdón.

En los últimos años he tenido conversaciones tan misteriosas con estos seres, que me admiro de mi confianza en lo que procesa mi consciencia, me admiro del gran valor que tengo para creer en mí

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