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reformas constitucionales ms probabilidades hay de que el debate se entrampe y el cambio se frustre. Hay otro cambio urgente que un arrebato de pensamiento ilusionado, de wishful thinking, me hizo creer que sera bienvenido: aumentar el financiamiento pblico para los partidos. Est ya legislado en la Ley de Partidos vigente, pero el miedo de los polticos a que la poblacin los aborrezca por pedir dinero, lo redujo a poco monto y letra muerta. Mi gishful sinquin se dio un cabezazo: muchos dirigentes partidarios se han hecho a la idea de que sus campaas electorales y su superviviencia poltica depende de la informalidad y turbiedad de sus fondos. He ah la madre del otoronguismo. Mi ltimo gishful sinquin estuvo dedicado a la revocacin de Susana Villarn. Cre que los partidos veran en el combo de intereses subalternos que lidera Marco Tulio Gutirrez un peligro genrico para la poltica en s y se alinearan con Villarn. Sin embargo, salvo las declaraciones de algunos lderes en este sentido, ms oigo a los que meten carbn y se frotan las manos ante la pesca que traer el ro revuelto. Bye, bye, ilusin. La real antipolitik dice que Villarn tendr que esperar un milagro para salvarse, pues todos los intereses que buscan frenar las reformas urbanas (mafias, transportistas informales, imprenteros del Cercado, ambulantes, nostlgicos de Solidaridad Nacional y Comunicore, evanglicos fundamentalistas) viven y colean a pesar o a expensas del crecimiento. Mi pensamiento ya no es ilusionado, es dubitativo. No espero que surja una corriente de simpata hacia la alcaldesa, pues no hay razones para que otras fuerzas le tengan cario. La
izquierda que ella representa ha estado atenta a cobrar trofeos a punta de judicializaciones y, de vez en cuando, alguna leguleyada. Pero ahora estn en juego Lima y la institucionalidad de la poltica y Villarn tendr que hacer campaa y recibir apoyo por esas nociones que estn por encima de ella.