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Como puedo esperar perdon?

Implore y se habrieron los cielos, vi por fin terminadas mis largas penurias y los eones de soledad, al fin terminaron las glaciaciones de mi alma y el caminar sin rumbo. Se abrieron los cielos y recibi una beatitud. Que vias de expiacion habra para quien extrae la viceras del amor y se embriaga de su sangre mientras se burla, o cree que se burla. Oh! Beatriz llegaste para darme vida y en esa tarea te jugaste la tuya. Como podras perdonarme las veces que lloraste en silencio, las veces que aun conmigo estubiste sola, como me perdonaras las veces que alzaste el vuelo en busca de besos y solo encontraste hielos. Vicio pernicioso el de lacerar a quien te da la vida, el desgarrar lo que se ama. Tantas veces implorando clemencia con los ojitos ensangrrentados y en las manos un amor exausto. Se cerraron los cielos y se marcho la providencia mas iracunda que triste dispuesta a dejarme ver la magnitud de mi pecado. Los demonios rieron y los angeles callaron, se descorria el velo de una gran tragedia. Beatriz horrendo fue el dia que sonaron las trompetas del apocalipsis y te encontraste en medio del camino con las manos yagadas, con ojitos secos y el espiritu diezmado, imposibilitado de continuar. Entonces fue cuando se rasgo el velo en la funebre hora de nona, cuando con la sangre tibia y exalando vida me dije En verdad eres la beatitud que rogue, la beatitud por la que llore. Ay Beatriz! Por que medio o pena aflictiva podre purgar mis yerros, yerros que rayan lo imperdonable. De que forma podria yo, arrunado, disminuido y atormentado por los demonios de mis acciones reconciliarme con tu gracia y volver por ante tu excelsa presencia. Podrian todas las letanias, reconciliaciones y actos de mea culpa de alguna manera lavar la sangre en mis manos, podre de alguna forma lograr que veas sinceridad y belleza en los canticos, tedeums y jaikus que tengo en mi biblia inspirados en ti. Permiteme ruego esta vez llenarte de alegrias y el mas calido de los amores, de detalles a millones que adornen la vida nuestra, dejame darte montones y no muestras de que ser feliz no es en la otra vida sino, en esta. Tengo el honor de ser, con el mayor respeto mi Lady, su se?oria, el mas obediente y humilde servidor. Perdoneme. Rubica ( JM Bello V)

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