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2 Santo Tomás de Aquino

PLATÓN...SANTO TOMÁS DE AQUINO...DESCARTES...KANT...karl MARX...NIETZCHE...ORTEGA Y GASSET...MARÍA ZAMBRANO...


Summa contra Gentiles I, 4-5
Summa Theologica, I, IIae, q. 94, a. 2
Trad. de J. M. Pla Castellano y F. Barbado Viejo. Ed. B.A.C.

1. EL AUTOR EN SU CONTEXTO
Stº. Tomás es el pensador más representativo de la escolástica cristiana medieval. Nació hacia finales de
1224 o principios de 1225 en el castillo de Roccasseca, cerca de Nápoles, dentro de una familia nobiliaria:
era el hijo menor del conde de Aquino. En 1245 ingresa en la orden de los domi­nicos y se va a estudiar
a París bajo la dirección de S. Alberto Magno. Tras varios años en Colonia, vuelve a París y se licencia en
teología en 1256. Allí ocupa una cáte­dra de teología y ejerce su ma­gisterio hasta 1259, en que marcha
como maestro a la corte pontificia en Italia. Vuelto nuevamente a París en 1268, se ve involucrado en
la polémica con los averroístas. En 1272 se marcha a Nápoles y en 1274, yendo al concilio de Lyón,
muere.

1.1. Contexto histórico


El siglo XIII, en que vivió Stº. Tomás, viene a ser la
culminación de una serie de fenóme­nos económicos y
sociales, que se inician a finales del siglo X y comienzos del
XI. Entre los fenómenos económicos se pue­den destacar
el progreso rural, la revolución comercial y el flo­recimiento
del artesanado; y entre los sociales el aumento demográfico,
el desarrollo de la vida urbana y la feudali­zación de la
sociedad.
Dos elementos técnicos intervienen en el progreso rural.
El primero de ellos es el desa­rrollo del mo­lino de agua, y
en donde el agua no era abundante, el molino de viento.
Ambos van a liberar una considera­ble fuerza de trabajo, que
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se puede emplear en otras labores del campo. El segundo ele­mento es la difusión del arado de ruedas
que, con su penetrante cuchi­lla, permitirá roturar en pro­fundidad grandes extensiones de terreno. A estos
dos elementos hay que añadir la mejora de los instrumentos que se usan, que pasan a ser de hierro. Todo
ello trajo consigo un aumento de los te­rrenos roturados y, sobre todo, un aumento de la produc­ción
agrícola.
Aunque la economía feudal buscaba en sus orígenes la autosubsistencia, muy pronto apa­reció la
necesi­dad de establecer intercambios comerciales para dar salida a los excedentes agrícolas. De la época
anterior se había heredado la existencia de ferias, que eran mercados periódicos al aire libre que se
celebraban durante una festividad religiosa, pero enseguida se volvieron insuficientes; y hubo que recurrir
a mercados cubiertos y tiendas permanentes, que a veces ocupaban calles enteras en las ciudades. El
desarrollo comercial es de tal calibre que se puede hablar de revolución comer­cial, potenciada por la
abundancia del crédito y las diver­sas figuras asociativas que se usaban, algu­nas de las cuales, como la
“comanda” y la “compañía”, están en el origen de la banca. Adquiere gran relevancia la figura del mercader,
que va a dar un gran impulso a las rutas comer­ciales, tanto terres­tres como marítimas, lo que le permitió
comerciar con el mundo bizantino y el islámico, e incluso ir más allá, hasta China e India. Al principio y,
dado que el mundo bizantino y el mundo islámico es­taban más desarrollados que el Occidente europeo,
la Europa romanogermánica sólo podía inter­cambiar materias primas y muy pocos productos elaborados.
Pero el desarrollo comercial invirtió la situación con el tiempo, convirtiendo a los países exportadores de
productos elaborados en importa­dores, so­bre todo, de pro­ductos italianos.
El progreso rural y la revolución comercial impulsaron el florecimiento del artesanado. El per­fecciona­
miento de las técnicas de cultivo y los intercambios comerciales inducen a que un sector de la población
que vive en la ciudad o se traslada a ella, los artesanos, se dediquen específicamente a la fabricación de
determi­nados productos. El artesanado estaba organizado en tres niveles, maestros, oficiales y aprendices,
siendo los primeros los que ostentaban el poder. Cada oficio artesanal se organizará como un gremio con
sus privile­gios. En el proceso de producción artesanal la relación entre la materia prima, el instrumento
de trabajo y el arte­sano es directa e individual. No hay un intermediario técnico, como la máquina, ni
organiza­tivo, de tal manera que el producto elaborado es la expresión del trabajo individual de cada
arte­sano. Esta personalización del producto tendrá un reflejo ideológico en la importancia que da la
escolástica a la sutileza, o sea, a la finura interpretativa de cada pensador acerca de un texto ya establecido
como verdadero.
Entre los siglos XI y XIII se produjo en la Europa Occidental un aumento considerable de la
población, pasando de cuarenta millones a casi el doble. La causa más determinante fue el desarro­llo
rural con el au­mento de las tierras roturadas, que, al garantizar la subsistencia, per­mitía adelantar la fecha
de casamiento. Pero el incremento de la población no sólo se notó en el campo, sino tam­bién en las
ciudades, que aumenta­ron su tamaño por las posibilidades de trabajo que ofrecía la re­volución comercial.
La Italia septentrional es la que concentra un ma­yor número de ciudades y de mayor densidad, seguida
de Francia. Entre las activida­des pro­ductivas destaca la industria textil (la pañería, y en menor medida,
la lencería y la sedería), pero también hay otras, como la industria alimentaria o las de transformación,
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entre las que destaca la metalurgia (del co­bre o del hierro). El dinamismo urbano atrajo a gentes de muy
diversa procedencia. La mayoría de la población for­maba parte del “común”, que estaba organi­zado en
corporaciones y cofradías, pero también estaba presente el clero (obispos, clérigos regulares y seculares,
etc.), había minorías étnicas (judíos, musul­manes) o grupos marginales o desheredados.
El proceso de feudalización da origen a una división de la sociedad en tres órdenes: el de los oratores
(obispos y gentes de Iglesia), el de los bellatores (reyes, nobles y caballeros) y el de los laboratores (siervos,
artesanos, etc.). Es un proceso que afecta tanto a la sociedad rural como a la sociedad urbana, y que se
manifiesta en la aplicación de un sistema jerarqui­zado de poder, aunque de forma diferente en cada una.
En la sociedad rural ese sistema se basa en el vasallaje y el feudo, que dará origen a una estructuración
pira­midal: rey, nobleza y clero, caballeros y siervos. En la so­ciedad urbana no gobierna el pueblo llano;
quienes ejercen el poder constituyen un vértice social, basado en el prestigio social, una situación jurídica
privile­giada y una riqueza económica acumu­lada.
Desde el punto de vista político esta época se caracteriza por los continuos enfrentamien­tos en­tre los
re­yes y sus vasallos, y por las disputas entre el Imperio y el Papado acerca de su hegemonía. El Papado
defen­día la subordinación del poder temporal al poder espiritual, mientras que los empe­radores querían
someter el poder eclesiástico a sus propios intereses políticos. Éste es el origen de la querella de las
investiduras, que se resolvió con una solución de compromiso que no evitó nuevos conflictos.

1.2. Contexto cultural


El primer elemento cultural importante del siglo XIII es la creación de las universidades. Naci­das
gene­ralmente de las escuelas catedralicias (o de las escuelas laicas), acaban sustitu­yéndolas. La universidad
nace como una asociación de profesores y estudiantes; de ahí su nombre, universitas, la totalidad de las
perso­nas que intervienen en el proceso educativo. A veces surge una universidad como secesión de otra. Es
el caso de la universidad de Oxford, que nace como una secesión de la universidad de París. En su origen
la universidad es bas­tante más democrática que la que existe en la actualidad, pero se constituye al modo
me­die­val, como corporación universitaria, con sus fueros y privilegios. Las dos universidades más famosas
fueron la de París y la de Bolonia, la primera por sus conocimientos de filosofía y teología, la segunda por
sus conocimientos de derecho. La univer­sidad de Paris mantendrá su importancia e influencia, no sólo
en el siglo XIII, sino también durante los siglos XIV y XV. Estaba organizada en cuatro Facultades: Artes,
Teolo­gía, Medicina y Dere­cho. El núcleo fun­damental era la Facultad de Artes, que daba acceso a las otras
tres; y en ella se enseñaban las materias más propiamente filosóficas.
El segundo elemento cultural destacable en el siglo XIII es la aparición de las órdenes mendi­cantes,
que son órdenes religiosas que pretendían en su origen llevar una vida de po­breza estricta. Surgen contra
la co­rrupción de la Iglesia y contra las herejías sociales. Las dos órdenes más impor­tantes fueron los
franciscanos, fundados por S. Francisco de Asís, y los dominicos, fundados por Stº. Domingo de Guzmán.
Los francisca­nos van a rebatir las herejías de forma práctica, con su tes­timonio de vida; los dominicos van
a rebatirlas de forma teórica. Los franciscanos empiezan siendo más tradicionales y se fijan en S. Agustín;
50 Ocho Filósofos

los dominicos toman a Aristóteles como fundamento filosófico de su teología. Tanto unos como otros
soli­citan cátedras de teología en la universidad de París. Los dominicos consiguen dos y los fran­ciscanos
una. Stº. Tomás ense­ñará en una de aquéllas.
Otro elemento cultural importante en el siglo XIII es el desarrollo del arte gótico y su manifes­tación
más característica, la catedral. El arte gótico supone en pintura y escultura un paso hacia el naturalismo
con el abandono progresivo de la rigidez románica. Hay una síntesis en el gótico entre lo espiritual y lo
natural. En la catedral a esa primera síntesis se añade otra nueva entre lo eclesial y lo social. La catedral es
un fenómeno arquitectónico esencialmente urbano, tanto por su compleji­dad técnica como por el número
de personas que intervenían en su construcción. Mandada construir por el obispo, la catedral simboliza
la riqueza del poder religioso, beneficiada por el desarrollo ur­bano, pero también el poder real, que se va
impo­niendo a los res­tantes poderes feudales. En la cate­dral gótica hay una síntesis entre su altura, símbolo
de espiritualidad, y su luminosidad, símbolo de comunicabilidad o sociabilidad; lu­minosidad conseguida
sustituyendo muros por columnas o pila­res y rellenando los vanos con vistosas vidrieras.

1.3. Contexto filosófico


Los dos fragmentos de Stº. Tomás pertenecen uno a la Summa contra Gentiles y el otro a la Summa
Theologica. La Summa contra Gentiles fue redactada durante la estancia de Stº. Tomás en Italia en la corte
pontificia. Es una obra apologética escrita para defender al cristia­nismo frente a los que no creen en él . La
Summa Theologica es una obra escrita para uso de los estudiantes, aunque su amplitud la ha convertido en
algo más que un texto escolar. Empezó a escribirse como muy pronto hacia 1265, la parte primera (pars
prima) en París, la parte segunda (prima secundae y se­cunda se­cundae) en Italia, y la parte tercera (tertia
pars) en París entre 1272 y 1273. A diferencia de la Summa contra Gentiles, que está dividida en ca­pítulos,
la Summa Theologica está compuesta por una cantidad enorme de cuestiones (quaes­tiones), en total 612,
dividida cada una de ellas en cierto número de artículos, que reflejan la práctica escolar seguida en las
universidades medievales. Todas las cuestiones siguen una misma estructura:
a) Enunciado de la cuestión que se va a tratar, normalmente en forma de “si...”.
b) Introducción de la opinión contraria (“dificultades”) con la frase “parece que...”, se­guida de los
argumentos numerados a favor de esa opinión contraria.
c) Introducción (“por otra parte”) de una cita de una autoridad reconocida o incluso de un breve
ra­zonamiento, que muestra la necesidad de aceptar la tesis que se va a defen­der .
d) Desarrollo de la tesis que se considera verdadera (“respuesta”). Es la parte más im­portante.
e) Respuesta (“soluciones”) por orden a cada uno de los argumentos en contra.
Aunque las Summas pueden considerarse las dos obras más importantes, o al menos, más cono­cidas,
Stº. Tomás escribió otras muchas, que pueden organizarse de la siguiente manera:
Capítulo 2 Santo Tomás de Aquino 51
a) Opúsculos, pequeñas obritas en las que Stº. Tomás expresa algu­nas de sus re­flexiones filosóficas,
como el De ente et essentia (Sobre el ente y la esen­cia) o De principiis natu­rae (Sobre los principios de
la naturaleza).
b) Comentarios a Aristóteles (sobre la “Metafísica”, la “Ética a Nicómaco”, y quizás so­bre la “Fí­sica”
y sobre la “Política”).
c) Cuestiones disputadas, como por ejemplo, “Sobre la verdad”, “Sobre el mal”, “So­bre el alma”...
d) Cuestiones quodlibetales.
e) Obras apologéticas, como “Sobre la unidad del entendimiento contra los ave­rroís­tas”.
Todas esas obras muestran claramente la relación de Stº. Tomás con ese fenómeno cultu­ral, filo­sófico y
teológico, que fue la escolástica cristiana medieval, de la que él es el máximo represen­tante. No fue la única
escolástica, pues casi al mismo tiempo, o quizás un poco antes, se desarrollan otras dos escolásticas: la
es­colástica judía y la escolástica árabe. Pensadores destacados en la pri­mera son Ibn Gabirol y Maimónides,
y en la segunda Avicena y, sobre todo, Averroes, el gran co­mentador de Aristóteles.
La escolástica cristiana medieval ocupa un extenso período, que va desde el siglo XI al XV. Stº. Tomás
pertenece al período de esplendor, el siglo XIII, en el que el problema princi­pal que le da sentido, la
relación entre Razón y Fe, se expresa en una postura armónica y equilibrada. La escolás­tica cristiana se
caracteriza por cuatro rasgos: carencia de autonomía, falta de originalidad, ausencia de sentido histórico
y estrecha co­nexión con la enseñanza. La escolástica no es capaz de pensar por sí misma, sin supuestos
previos. Su obje­tivo prin­cipal es reflexionar sobre verdades ya aceptadas, verdades reve­ladas por Dios,
verdades de fe. La ca­rencia de autonomía tiene su reflejo en la aplica­ción del criterio de autoridad,
que anula toda originalidad filosófica. La escolástica sólo sabe reco­ger y aceptar filosofías ya elaboradas,
especialmente el platonismo y el aristotelismo, adaptándolas a los nuevos problemas del mo­mento.
Pero esa adaptación se realiza con una completa ausencia de sentido histórico. Platón y Aristóteles son
considerados filósofos contemporáneos, sin caer en la cuenta de que perte­necen a una cultura diferente y
con una problemática también diferente. Por úl­timo, la ausen­cia de originalidad determina el predominio
de la función transmisiva sobre la crea­tiva, y por tanto, la hegemonía de la labor docente. Es ésta la que
determinará los dos métodos usa­dos preferentemente por la escolástica: la lectio (lectura y comentario de
textos) y la disputatio (debate acerca de un pro­blema), así como los géneros didácticos correspondientes.
Los co­mentarios dan origen a los libros de “Sen­tencias” y los debates a las “Cuestiones Disputadas”, si
eran debates ordinarios, a las “Cuestiones Quodlibe­tales”, si el tema del debate era libre, y por último a
las “Summas”.
Otro elemento muy importante es la influencia de Aristóteles. Stº. Tomás elabora su pen­sa­miento,
filo­sófico y teológico, basándose en Aristóteles. Esto supuso una gran novedad, porque la obra de Aristóteles
ni era conocida en su totalidad, ni de forma adecuada en la Edad Media. Excepto las traducciones de
Boecio, lo demás era desconocido. El resto de la obra de Aristóteles empieza a llegar a través de los árabes
y por un proceso de traducción muy poco fiable. Stº. Tomás tuvo que recurrir a un compañero de la
52 Ocho Filósofos

orden, Guillermo de Moerbeke, que le hizo una traducción directa del griego. Pero el aristotelismo de Stº.
Tomás no es un aristo­telismo puro, sino un aristotelismo adap­tado a las necesidades y problemática de
un pensa­miento cris­tiano. Lo que más destaca en Stº. To­más no es la originalidad de su pensamiento sino
su capacidad de sínte­sis entre el cristianismo y la dogmática cristiana, el neoplatonismo y el aristotelismo
que penetraba con fuerza. El resultado es el aristotelismo tomista. Stº. Tomás entiende a Aristóteles desde
su mentalidad de cris­tiano; y si con­sidera que hay alguna contra­dicción entre la mentalidad cristiana
y lo que dice Aristóteles, la res­puesta es que Aristóteles no ha sido suficientemente claro y hay que
precisarlo.
Frente al aristotelismo tomista se desarrollará durante la segunda mitad del siglo XIII el ave­rroísmo
la­tino, contra el que va a luchar Stº. Tomás. El averroísmo latino constituye una interpreta­ción de
Aristóteles basada en los comentarios del filósofo cordobés Averroes, más fiel al Aristóteles original. Los
averroístas defendían que Dios no había sido absolutamente libre al crear el mundo, ni conoce las cosas
individuales, sino sólo a sí mismo, que el mundo es eterno y se ajusta a leyes que Dios tiene que respetar,
y que el alma, como forma del cuerpo, muere igual que éste. Todas estas tesis son claramente heterodoxas.
Los averroístas se defendían aplicando la doctrina de la doble verdad, que lo que era verdad según la
razón, no tenía que serlo según la fe.

2. EXPLICACIÓN DEL TEXTO


2.1. Estructura

SUMMA CONTRA GENTILES


I. Verdades divinas accesibles a la razón (cap. IV)
1. Existencia de dos clases de verdades reveladas.
2. Inconvenientes del conocimiento exclusivamente racional de los preámbulos de la fe.
a. Número reducido de personas.
b. Dificultad para su demostración.
c. Riesgo de caer en errores.

II. Verdades divinas accesibles sólo por la fe (cap. V)


1. Argumentos basados en la necesidad de estas verdades:
a. Ordenan a los hombres a un bien superior a la limitación humana.
b. Proporcionan un conocimiento más veraz de Dios.
2. Argumentos basados en la utilidad de estas verdades:
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a. Reprimen el orgullo.
b. Confieren al alma una gran perfección.

SUMMA THEOLOGICA
1. Dificultades: argumentos contrarios a que la ley natural contiene muchos preceptos.
a. Primer argumento: identificación entre ley natural y precepto.
b. Segundo argumento: unidad de la naturaleza humana.
c. Tercer argumento: unidad de la razón.

2. Presentación (“por otra parte”) de la tesis que se va a defender: “los preceptos de la ley natural
son múlti­ples”.

3. Desarrollo de la tesis (“respuesta):


• Los preceptos de la ley natural son evidentes.
• Todos los preceptos de la ley natural se derivan de uno primero.
• El orden de los preceptos está en relación con el orden de las inclinaciones natura­les.

4. Soluciones a las dificultades:


a. Al primer argumento: todos los preceptos de la ley natural se derivan de uno solo.
b. Al segundo argumento: las diversas inclinaciones están reguladas por una sola ra­zón.
c. Al tercer argumento: diferencia entre la razón como facultad y los preceptos de la razón.
54 Ocho Filósofos

2.2. Comentario
TEXTO COMENTARIO

SUMMA CONTRA GENTILES Verdades divinas accesibles a la razón


CAPÍTULO IV 1. Existencia de dos clases de verdades revela­das
Stº. Tomás establece dos clases de verdades re­
Propónese conveniente­mente a los vela­das: 1) verdades reveladas e inteligibles que son
hombres, para ser creída, la verdad divina, de­mostrables por el entendimiento humano sin otra
acce­sible a la razón natu­ral. ayuda; y 2) verdades revela­das e inteligi­bles que no
son demostrables. Las pri­meras reci­ben el nombre
Existiendo, pues, dos clases de verdades divi­nas, de “preámbulos de la fe”, como la exis­tencia de
una de las cuales puede alcanzar con su es­fuerzo Dios o la inmortalidad del alma. Las segun­das
la razón y otra que sobrepasa toda su ca­pacidad, reciben el nombre de “artículos de fe”, como el
2.2.ambas se proponen con­veniente­mente al hombre
Comentario dogma de la Tri­nidad, el dogma de la Encarnación,
para ser creídas por inspiración di­vina. Mas nos etc. Si las prime­ras se pueden conocer a través de la
ocuparemos en primer lugar de las verdades razón, ¿para qué nece­si­tamos de la fe? Stº. Tomás
que son accesi­bles a la razón, no sea que alguien considera que aún así es útil la ayuda de la fe y va
crea inútil el proponer para creer por inspiración a dar tres justifica­ciones, pero en sen­tido negativo,
sobre­natural lo que la ra­zón puede alcanzar. indicando los in­convenientes que habría si la fe no
prestara su ayuda.
2. Inconvenientes del conocimiento exclusiva­
mente racional de los preámbulos de la fe
a. Número reducido de personas
Si se abandonase al esfuerzo de la sola ra­zón el El primer inconveniente que existe, si la fe no
descubrimiento de estas verdades, se seguirían presta su ayuda, es el número reducido de perso­nas
tres inconvenientes. El primero, que muy pocos que podrían alcanzar el conocimiento de esas
hombres conocerían a Dios. Hay muchos impo­ verda­des reveladas. Stº. Tomás da tres razones: la
sibilitados para hallar la verdad, que es fruto incapa­cidad, la dedicación a otros asuntos y la di­
de una diligente investi­gación, por tres causas: ficultad de la investigación. Hay quie­nes por su
al­gunos por la mala com­plexión fisiológica, que misma estruc­tura fisiológica no pueden desarro­llar
les indispone naturalmente para conocer; de al máximo sus capacidades mentales y, por tanto,
nin­guna ma­nera llegarían éstos al sumo grado no son aptos para alcanzar este conoci­miento.
del saber humano, que es conocer a Dios. Otros Hay otros, que teniendo capacidad sufi­ciente, no
se hallan impedidos por el cuidado de los bie­nes disponen del tiempo necesa­rio, porque tienen que
familiares. Es necesario que entre los hom­bres atender a asuntos más urgen­tes, como es el cuidado
haya algunos que se dediquen a la ad­ministra­ de la familia o la gestión del es­tado. Por último,
ción de los bienes temporales, y és­tos no pueden hay otros que, aun teniendo capa­cidad y tiempo, no
dedicar a la investigación todo el tiempo están suficientemente prepa­rados. El conoci­miento
reque­rido para llegar a la suma dignidad del racional de estas verdades reveladas exige una ardua
saber humano consistente en el conocimiento preparación filosófica, porque para Stº. Tomás la
de Dios. La pereza es también un im­pedimento filosofía está orientada a Dios; y más con­cretamente,
Capítulo 2 Santo Tomás de Aquino 55
Texto Comentario

para otros. Es preciso saber de antemano otras exige un buen conoci­miento de la metafísica, que
muchas co­sas, para el co­nocimiento de lo es la parte más difí­cil, a través de la cual se puede
que la razón puede inquirir de Dios; porque realizar su de­mostra­ción. Ya para Aristóteles la me­
precisamente el estudio de la filosofía se ordena tafísica era una ciencia divina, aunque lo divino para
al conocimiento de Dios; por eso la metafísica, los griegos esté muy lejos del Dios cristiano.
que se ocupa de lo di­vino, es la última parte No todo el mundo, aunque lo desee, está dis­puesto
que se enseña de la filosofía. Así, pues, no se a hacer el esfuerzo necesario (pereza in­telectual)
puede llegar al cono­cimiento de di­cha verdad para cono­cer racional­mente estas ver­dades, sino sólo
sino a fuerza de intensa labor investiga­dora, unos pocos. Aunque el deseo de conocer la verdad
y ciertamente son muy po­cos los que quieren divina es natural a todos los hombres, el amor a
sufrir este trabajo por amor de la ciencia, a la ciencia que permite ese conocimiento exige un
pesar de que Dios ha insertado en el alma de los trabajo que la mayor parte de los seres humanos no
hombres el deseo de esta verdad. está dispuesta a realizar.

b. Dificultad para su demostración


El segundo inconveniente es que los que llegan El segundo inconveniente es la dificultad que
al hallazgo de dicha verdad lo hacen con difi­cultad en­traña la demostración de estas verdades revela­das.
y después de mucho tiempo, ya que por su Son verdades que, por su profundidad, el entendi­
misma pro­fundidad el enten­dimiento humano miento no puede fácil­mente conocer. Para Stº.
no es idóneo para captarla racionalmente sino Tomás la metafísica está situada en el tercer grado
des­pués de largo ejerci­cio; o bien por lo mucho de abs­tracción, tras la física y las mate­máticas, que
que se requiere sa­ber de antemano, como se ocupan el primer y segundo grado respecti­vamente.
dijo; o bien porque en el tiempo de la juventud Por tanto, la metafísica exige un esfuerzo inte­lectual
el alma, “que se hace prudente y sabia en la ma­yor. Y dentro de la meta­física la parte última y
quietud”, como se dice en el libro VII de la más complicada es la que versa sobre Dios.
Fí­sica, está sujeta al vaivén de los movimientos La dificultad en el conocimiento de estas ver­dades
pasio­nales y no está en condiciones para exige dos condiciones: largo ejercicio y mucho
conocer tan alta ver­dad. La humanidad, por tiempo. Largo ejercicio, porque, antes de llegar a este
consiguiente, per­manece­ría inmersa en medio conocimiento, se necesitan otros previos, entre ellos
de grandes ti­nieblas de ignoran­cia, si para llegar el dominio del razona­miento lógico, el conocimiento
a Dios sólo tuviera expedita la vía racional ya de la naturaleza y el cono­cimiento de las matemáti­
que el cono­cimiento de Dios, que hace a los cas. Y mucho tiempo, porque se necesita de una
hom­bres per­fectos y buenos en sumo grado, ma­durez que no da la juventud. El conoci­miento de
lo lograrían úni­camente algunos pocos, y éstos estas ver­dades reveladas exige una tranquilidad de
después de mu­cho tiempo. espíritu y un equilibrio, que sólo se pueden conseguir
cuando las pasiones, ligadas a las funciones sen­
sitivas del alma, están sometidas a la razón.

c. Riesgo de caer en errores


El tercer inconveniente es que por la misma El tercer inconveniente son los errores en que
debili­dad de nuestro entendimiento para puede in­currir el entendimiento. Estos errores se
56 Ocho Filósofos

Texto Comentario

discer­nir y por la confusión de fantas­mas, de­ben a dos cau­sas: 1) la dificultad que tiene el enten­
las más de las veces la fal­sedad se mez­cla en dimiento en distinguir un conocimiento de otro, una
la investiga­ción racional, y, por lo tanto, para razón de otra. Podemos con­fundir un razonamiento
muchos serían dudosas verdades que realmente verdadero con un razonamiento probable o incluso
están demostra­das, ya que ignoran la fuerza de con un razonamiento falso que se nos presenta
la demostración, y prin­cipalmente viendo que a pri­mera vista como verdadero. También puede
los mismos sabios enseñan verdades contrarias. suceder al contrario, que no se­pamos descubrir
También entre mu­chas verdades demostradas se un razona­miento verdadero y dudemos de una
in­troduce de vez en cuando algo falso que no verdad que puede perfectamente demostrarse. Es la
se de­muestra, sino que se acepta por una razón debilidad de nuestro entendi­miento la que explica
probable o sofística tenida como demostra­ción. la disparidad de opiniones entre las personas más
Por esto fue conve­niente presentar a los hombres, sabias. 2) La confu­sión introducida por el conoci­
por vía de fe, una certeza fija y una verdad pura miento sensible. El en­tendimiento humano no tiene
de las cosas divi­nas. un conocimiento directo de la esencia de las cosas,
sino a través de un proceso de abstracción; necesita
partir de imá­genes sensibles, que a veces nos pueden
confun­dir.

La divina clemencia proveyó, pues, salu­dable­ Por el contrario, la fe nos garantiza la seguridad de
mente al mandar aceptar como de fe verdades la certeza, resolviendo las diferencias de opi­niones,
que la razón puede descubrir, para que así todos y nos ofrece un conocimiento nítido y claro.
puedan participar fácilmente del conocimiento En conclusión, la ayuda de la fe resuelve los
de lo divino sin ninguna duda y error. tres anterio­res inconvenientes, facilitando el co­
noci­miento de las verdades anteriores a todos los
hombres y evitando errores y dudas.

En este sentido se afirma en la Epístola a los de La cita de la Carta de San Pablo a los efesios (Nuevo
Éfeso: «Os digo, pues, y os exhorto en el Señor a Testamento) muestra las dificultades que tiene la
que no viváis como los genti­les, en la vacuidad razón humana para conocer las verdades divinas, de
de sus pensamientos, os­curecida por la razón». manera que quienes no poseen la Revelación (los
Y en Isaías: «Todos tus hijos serán adoctrinados gentiles), sólo pueden obtener un conocimiento su­
por el Señor». perficial y confuso. La cita se completa con otra del
profeta Isaías (Antiguo Testamento), que indica la
conveniencia de la Revelación.

CAPÍTULO V Verdades divinas sólo accesibles por la fe


Las verdades que la razón no puede
Stº. Tomás elabora cuatro argumentos para de­mos­
investigar propónense conve­niente­ trar la conveniencia de que el hombre co­nozca por la
mente a los hombres por la fe para que fe las ver­dades divinas no accesibles a la razón. Los
las crean.
Capítulo 2 Santo Tomás de Aquino 57
Texto Comentario

Texto dos primeros argumentos se basan en la Comentario


necesidad
de dichas verdades, los dos últi­mos en su utilidad.

Creen algunos que no debe ser propuesto al 1a. Ordenación de los hombres a un bien su­perior
hom­bre como de fe lo que la razón es in­capaz Stº. Tomás empieza criticando a quienes niegan
de com­prender, porque la divina sabi­duría la nece­sidad de estas verdades, porque superan la
pro­vee a cada uno según su naturaleza. Se ha capa­cidad de la naturaleza humana. Se trata de una
de probar que tam­bién es necesaria al hombre obje­ción fuerte, a la que responde Stº. Tomás tratando
la proposición por vía de fe de las verdades que de demostrar que tales verdades son necesarias para
superan la razón. En efecto, nadie tiende a algo el hombre. La demostración parte del principio
por un deseo o inclina­ción sin que le sea de según el cual “no hay deseo o incli­nación, si no hay
an­temano conocido. Y porque los hombres un bien conocido de antemano”. A continuación se
están ordenados por la Providencia di­vina a un añade una afirmación fáctica: los hombres están
bien más alto que el que la limitación humana ordenados a un bien superior a la razón humana,
puede gozar en esta vida -como estudiare­mos que es Dios. Y como para que ese bien superior sea
más adelante- es necesario presentar al amado y deseado debe ser conocido, es necesario
alma un bien supe­rior, que trascienda las dar a conocer al hombre las verdades de fe.
posibilidades ac­tua­les de la razón, para que así El argumento se vuelve mucho más interesan­
aprenda a desear algo y tender diligentemente te si lo reinterpretamos. El principio del que parte
a lo que está total­mente so­bre el estado de la la demostración se puede reformular de la manera
presente vida. Y esto pertenece únicamente a la siguiente: “si no hay un bien conocido o que deba
reli­gión cristiana, que promete espe­cialmente conocerse, no hay deseo o inclinación a ese bien”.
los bienes espirituales y eternos; por eso en En segundo lugar, existe ese deseo o incli­nación, ya
ella se proponen verdades que superan a la que los hombres están ordenados por Dios a un bien
inves­tigación racional. La ley antigua, en superior a la propia limita­ción humana. Lo que esto
cambio, que prometía bienes tempo­rales, quiere decir es que en el hombre hay una contradic­
expuso muy pocas ver­dades no accesibles a la ción entre lo que es, sus propias limita­ciones, y lo
razón natural. En este sen­tido, se esforza­ron que quiere ser, un pro­yecto de infinito (no concebi­
los filósofos por conducir a los hombres de los mos fin a la tarea de proyectar). Como el punto de
deleites sensibles a la honestidad, por enseñar partida de la de­mostración es un enunciado condi­
que hay bienes superiores a los sensi­bles, cuyo cional, de la negación del consecuente que hace la
sabor, mucho más suave, únicamente lo gozan afirmación fáctica (“hay deseo o inclinación a un
los que se entregan a la virtud en la vida ac­tiva bien supe­rior”) podemos pasar a la negación del
y contemplativa. antece­dente: “hay un bien supe­rior cono­cido o que
debe conocerse”. Por tanto, si hay un bien superior
que debe conocerse, habrá que presen­tar al alma el
cono­cimiento de ese bien, que son las verda­des de fe.
Asimismo ese conocimiento reforzará la tendencia
del hombre a ese bien superior.
En apoyo de lo anterior Stº. Tomás hace refe­rencia
a los preceptos del Antiguo Testamento (ley antigua),
58 Ocho Filósofos

Texto Comentario

que contienen unas muy pocas ver­dades no accesi­


bles a la razón natural. También aduce como apoyo el
es­fuerzo de los filósofos antiguos por conducir a los
hombres desde los placeres sensibles a bienes supe­
riores a los sensi­bles, como son los bienes morales y
los bienes del conocimiento teórico, aun­que en este
caso am­bos pertenecen a la naturaleza humana.

1b. Conocimiento más veraz de Dios


Es también necesaria la fe en estas verda­des El conocimiento de Dios que puede obtener la
para tener un conocimiento más veraz de Dios. sola razón humana no es suficiente. Es incom­pleto e
Única­mente poseeremos un cono­cimiento impreciso, como corresponde a un ser que supera la
ver­dadero de Dios cuando creamos que su capacidad de nuestro pensamiento. Dios, la sustancia
ser está sobre todo lo que podemos pensar divina, no puede conocerse tal como hacemos con
de Él, ya que la sustancia di­vina tras­ciende las demás sustancias, par­tiendo de la experiencia.
el conocimiento natural del hombre, como Lo que sabemos de Dios es por vía negativa o por
más arriba se dijo. Porque el hecho de que se analogía. La mente humana no puede conocer la
proponga al hombre alguna verdad divina esencia divina tal como es en sí.
que ex­cede a la razón humana, le afirma en el El conocimiento que nos proporciona la fe es más
convenci­miento de que Dios está por encima de completo y, sobre todo, más verdadero, más acorde
lo que se puede pensar. con su objeto, porque al superar el cono­cimiento
natural, nos muestra la trascendencia de Dios
respecto al pensamiento humano.

2a. Represión del orgullo


La represión del orgullo, origen de errores, nos El tercer argumento que propone Stº. Tomás va
in­dica una nueva utilidad. Hay algunos que, co­ntra el orgullo, y nosotros diríamos además,
engreídos con la agudeza de su ingenio, creen contra la soberbia de quienes se creen en pose­sión
que pueden abarcar toda la naturaleza de un ser, de toda la verdad. Este argu­mento tiene un lado
y piensan que es verdadero todo lo que ellos ven objetivo y un lado subjetivo. Desde el lado objetivo,
y falso lo que no ven. Para librar, pues, al alma el orgullo consiste en creer que es posi­ble alcanzar
humana de esta pre­sun­ción y hacerla venir a una toda la ver­dad (“toda la naturaleza de un ser”); desde
humilde búsqueda de la verdad, fue necesario el lado subjetivo, el orgullo consiste en considerar
que se propusie­ran al hom­bre divinamente que todo lo que uno sabe es verdadero, y todo lo que
cier­tas verdades que excedieran plenamente la uno no sabe es falso.
ca­pacidad de su entendimiento.
2b. Gran perfección para el alma
Otra razón de utilidad hay en lo dicho por En cierta manera el cuarto argumento es com­
el Filó­sofo en el libro X de la Ética: Cierto ple­mentario del primero y su planteamiento equi­
Simó­nides, queriendo persuadir al hombre a valente. Si los hombres están ordenados a un bien
abando­nar el estu­dio de lo divino y a apli­carse superior, el conocimiento de ese bien superior les
Capítulo 2 Santo Tomás de Aquino 59
Texto Comentario

a las co­sas humanas, decía que “al hombre le perfeccionará mucho más que el conoci­miento de
estaba bien conocer lo humano y al mortal lo los otros bienes; y por tanto, el conocimiento de las
mortal”. Y el Filósofo argu­mentaba contra él verdades divinas sólo accesibles por la fe, que es
de esta ma­nera: “El hom­bre debe entregarse, un bien superior, perfecciona a la razón humana.
en la medida que le sea posible, al estu­dio de Asimismo la argu­mentación se plantea contra una
las verdades inmorta­les y divinas”. Por eso opinión contraria, semejante a la que ya se criticó
en el libro XI de Acerca de los animales dice en el primer argu­mento: lo propio del hombre es
que, aun­que sea muy poco lo que captamos conocer lo humano y lo propio del mortal es conocer
de las sustancias su­periores, este poco es más lo mortal. Sin em­bargo, la segunda y la tercera cita
amado y de­seado que todo el conocimiento de de Aristóteles, sacadas de la Ética a Nicómaco, y
las sus­tancias inferio­res. Si al proponer, por Sobre el cielo, están mal inter­pretadas. El sentido
ejem­plo, cuestiones so­bre los cuer­pos celestes - de las verda­des inmortales y divinas, de que habla
dice también en el libro II de Sobre el cielo- son Aristó­teles, no es el que le da Stº. Tomás, porque
éstas resueltas, aunque sea por una pe­queña esas ver­dades inmortales y divinas son accesibles
hipótesis, sienten los discí­pulos una gran en Aristó­teles a la razón humana. Como ya se dijo
sa­tisfacción. Todo esto mani­fiesta que, aunque antes, Aristóteles llama en un primer momento
sea im­perfecto el conoci­miento de las sustancias a lo que para él es la “Filosofía Primera”, y que
superio­res, confiere al alma una gran perfección, nosotros conocemos con el nombre de “Metafí­sica”,
y, por lo tanto, la ra­zón humana se perfecciona “Teología”, ciencia divina. Por otra parte, el conoci­
si, a lo menos, posee de alguna manera por la fe miento de las sus­tancias supe­riores, de que habla en
lo que no puede comprender por estar fuera de Sobre el cielo, sigue siendo tan na­tural como el de
sus posibili­dades na­turales. las sustancias inferiores. Puede resultar extraño que
el conocimiento de los cuer­pos celestes se considere
un conocimiento supe­rior. Lo que sucede es que la as­
tronomía aristoté­lica, de carácter geocéntrico, divide
el mundo en dos partes totalmente diferenciadas: el
mundo infralunar, perecedero (el de las sustancias
infe­riores) y el mundo supralunar, eterno y perfecto
(el de las sustancias superiores). Esta concepción del
mundo cambió con la astronomía coperni­cana, que
es básicamente la nuestra.

A este propósito se dice en el Eclesiástico: “Se Las citas del Eclesiástico (libro del Antiguo
te han manifestado muchas cosas que están Testamento, formado por una colección de afo­
por encima del conocimiento humano”. Y en rismos sapienciales) y de la Carta de S. Pablo a los
la Epístola a los de Corinto: “Las cosas de Dios corintios (Nuevo Testamento) sirven para confirmar
nadie las conoce sino el Espíritu de Dios; pero que esas verdades de fe ya están dis­ponibles por la
Dios nos las ha revelado por su espíritu”. Revelación.

La estructura de este texto es la típica de una


quaestio (pregunta) escolástica, que consta de cua­tro
apartados además del enunciado de la cuestión o
60 Ocho Filósofos

Texto Comentario

Summa Theologica pregunta, formulada en este caso en forma de disyun­


ción. Hay que tener en cuenta que el concepto de ley
I, IIae, q. 94, a.2
natural es prescriptivo y no descriptivo, y que sólo
Si la ley natural contiene muchos pre­ se aplica en el orden ético o prác­tico, no en el orden
ceptos o solamente uno teórico o especu­lativo que hoy es fre­cuente usar (las
leyes de la naturaleza).

Dificultades. Parece que la ley natural no 1. Dificultades: argumentos contrarios a que la


con­tiene muchos preceptos, sino solamente ley natural contiene muchos preceptos
uno. En este apartado se recogen tres argumentos di­rigi­
dos contra uno de los miembros de la disyun­ción,
1. La ley, como ya anteriormente dijimos, que es la tesis que más tarde se defenderá: “la ley
está contenida en el género de precepto. Si con­tiene muchos preceptos”. El primer argumento
los preceptos de la ley natural fueran mu­chos, identi­fica la ley natural con los pre­ceptos concretos
necesariamente las leyes naturales se­rían también en que se expresa la ley. Como sólo hay una ley
mu­chas. natural, sólo puede haber un precepto. El segundo
2. La ley natural es consecuencia de la argumento se basa en la unidad de la naturaleza
naturaleza humana. Y la naturaleza humana, humana. Si la natu­raleza humana es una, la ley
aunque múltiple en partes, es una en cuanto al natural sólo puede con­tener un precepto. Si contu­
todo. Por consiguiente, o es uno solo el precepto viera muchos, habría que incluir algo que repugna a
de la ley natural, en virtud de la unidad que la razón, que son nuestras tendencias sensuales. El
posee el todo de la naturaleza humana, o son tercer argu­mento se basa en la unidad de la razón.
muchos, por ra­zón de la mul­titud de partes de la Si la ra­zón es una, como la ley natural es racional,
misma, y en este caso hasta las inclinaciones del no puede existir sino un solo pre­cepto.
apetito con­cupis­cible habrían de pertenecer a
la ley natural.
3. La ley, como hemos probado, es algo propio
de la razón. Pero la razón del hombre es una
sola. Por tanto, el precepto de la ley natural será
también único.
2. Presentación de la tesis que se va a defender
Por otra parte, los preceptos de la ley natural Stº. Tomás hace una comparación entre dos
en el hombre son en el orden práctico lo que los órde­nes: el orden especulativo o teórico y el or­den
prime­ros principios en el orden especulativo. prác­tico o moral. El orden especulativo se rige por
Pues bien, los primeros princi­pios son princi­pios y el orden prác­tico por pre­ceptos. Si en
múltiples; luego también lo son los preceptos de el orden especulativo hay múlti­ples primeros prin­
la ley na­tural. cipios, tam­bién ha de haber múlti­ples preceptos en
la ley natural.

Respuesta. Como hemos dicho, los pre­ceptos 3. Desarrollo de la tesis


de la ley natural son respecto de la razón práctica Es la parte más importante de la quaestio, en la
que Stº. Tomás desarrolla la tesis enunciada ante­
Capítulo 2 Santo Tomás de Aquino 61
Texto Comentario

lo mismo que los primeros principios de la riormente. Basándose en el paralelismo entre el


de­mostra­ción respecto a la razón especulativa: orden teórico y el orden práctico, fundamenta la
unos y otros son princi­pios evidentes por sí tesis en tres momentos.
mismos. De dos ma­neras puede ser evidente una En un primer momento justifica la verdad de los
cosa por sí misma: con­siderada en sí o conside­rada pre­ceptos de la ley natural en su evidencia. Dichos
en orden a nosotros. Considerada en sí misma, preceptos son evidentes por sí mismos. Se trata de
es evidente de por sí toda proposición cuyo una evidencia lógica, basada en la rela­ción de necesi­
predicado pertenece a la esencia del sujeto. Pero dad entre sujeto y predicado que se da dentro de una
puede suceder que alguno ignore la de­fini­ción proposición, cuando el predi­cado está incluido nece­
del sujeto, por lo que para él tal pro­posi­ción no sariamente en el sujeto. Es lo que hoy llamaríamos
será evidente. Por ejemplo, esta proposición: “el juicio analítico. Pero esta evidencia puede ser de
hombre es animal racional”, es evidente por sí dos tipos: en sí (in se) y para nosotros (quoad nos).
misma y por su misma naturaleza, porque al El segundo tipo (quoad nos) es de menor extensión
decir “hombre” se im­plica ya la racionalidad; que el pri­mero (in se). Una proposi­ción puede ser
mas, para uno que no sepa lo que es el hombre, evidente en sí misma y, sin embargo, no serla para
esa proposición no será evidente. Por eso, como algu­nos, porque no tienen un conoci­miento suficien­
dice Boecio, hay ciertos axiomas o proposicio­nes te del sujeto de la proposición. Para que las propo­
que son universal­mente evidentes en sí mis­mas siciones evi­dentes en sí mismas sean aceptadas
para todos. Tales son aquellas proposiciones universalmente, tienen que tener un sujeto cono­cido
cu­yos términos nadie desco­noce, como por por todo el mundo. Es lo que sucede con el sujeto
ejemplo, “el todo es mayor que la parte” y “dos “todo” y el sujeto “igual” en las dos propo­siciones
cosas iguales a una tercera son iguales entre si”. que se usan de ejemplo. También debe ser conocido
Pero hay otras proposiciones que son evi­dentes el predicado, pero es más difícil que eso impida la
únicamente para los sabios, que entienden la evidencia, porque si desconocemos el predicado ni
significación de sus térmi­nos. Así, para el que siquiera hacemos la atribución. En cambio, para
sabe que el ángel no es un cuerpo, es evidente los que no conocen a fondo lo que es el hombre o
también que el ángel no ocupa lugar; mas no no conocen qué es un ángel, las proposiciones “el
lo es para los igno­rantes, que desconocen la hombre es racional” y “el ángel no ocupa lugar”,
natu­raleza angé­lica. siendo evidentes en sí, no lo son para ellos.

Entre las cosas que son objeto del conoci­miento En un segundo momento se justifica la existen­cia
humano se da un cierto orden. En efecto, lo que de los diversos preceptos de la ley natural a partir
pri­mariamente cae bajo nues­tra conside­ración de uno, que es el fundamento de todos los demás.
es el ente, cuya percepción va incluida en todo De la misma manera que en el orden del conocer
lo que el hombre apre­hende. Por eso, el primer el princi­pio funda­mental, del que se de­rivan todos
principio in­de­mostrable es el siguiente: “No se los demás, es el principio de no-con­tradicción, en el
puede afirmar y negar a la vez una misma cosa”; orden prác­tico, que es la esfera del bien, el primer
principio que está basado en las nociones de precepto, del que se derivan todos los demás, es
ser y no ser, y en el cual se fundan todos los “se debe hacer y buscar el bien, y se debe evitar
demás principios, como dice el Filó­sofo. Pues el mal”. Lo mismo que la razón teórica se rige
bien, como el ser es lo primero que cae bajo por lo que es, la razón prác­tica se rige por el bien.
62 Ocho Filósofos

Texto Comentario

toda consideración, así el bien es lo primero Cuando conocemos algo, si nuestro conocimien­
que aprehende la razón práctica, orde­nada a la to es verdadero, conocemos lo que es. De manera
ope­ración, puesto que todo agente obra por un semejante sucede cuando actua­mos. Todas las
fin, el cual tiene natura­leza de bien. Por tanto, acciones humanas, en cuanto están regidas por la
el primer principio de la razón práctica será el razón, buscan siempre un fin, son te­leológicas. Y
que se funda en la naturaleza del bien: “Bien ese fin que buscan siempre se presenta como bien.
es lo que todos los seres apetecen”. Este, pues, Aquello a lo que tendemos racionalmente es siempre
será el pri­mer precepto de la ley: Se debe obrar y algo bueno o que nos parece bueno. De lo contra­rio,
pro­seguir el bien y evitar el mal. Todos los de­más no tenderíamos a él. El mal, lo mismo que el no ser,
preceptos de la ley natural se fun­dan en éste, de carece de enti­dad.
suerte que todas las cosas que deban hacerse o El orden teórico y el orden práctico no son dos
evitarse, en tanto tendrán carácter de pre­ceptos ór­denes completamente separados, porque la
de ley natural en cuanto la ra­zón práctica los noción de bien en la que se funda el segundo, es
juzgue naturalmente como bienes humanos. un concepto metafísico, una propiedad trascen­
dental (generalí­sima) del ser: “lo que todos los seres
apetecen”. A su vez, la noción de bien está íntima­
mente ligada a la de fin. Stº. Tomás dice: “el fin...
tiene naturaleza de bien”, y en el párrafo siguiente:
“el bien tiene natu­raleza de fin”. El fin es aquello
que conviene a la naturaleza humana y el bien es
el fin de la acción humana, tal como es contempla­
da por la razón prác­tica. Teniendo en cuenta que la
naturaleza humana es fundamen­talmente racional,
todos los preceptos han de ser naturales y racio­nales,
o sea, ni arbitrarios ni caprichosos. Por eso se llaman
preceptos de ley natu­ral.

Y puesto que el bien tiene naturaleza de fin, y el En un tercer momento se establece, a partir de ese
mal naturaleza de lo contrario, todas las cosas hacia prin­cipio fundamental, un orden entre los preceptos
las que el hombre siente inclinación natural son naturales, basado en el orden de las inclinaciones de
aprehendidas naturalmente por la inteligencia como la naturaleza humana. El hombre es un compuesto
buenas y, por consiguiente, como necesariamente de alma y cuerpo. El alma, como forma sustancial,
practicables; y sus contrarias, como malas y es fundamentalmente racio­nal, pero por su relación
vitandas. Por tanto, el orden de los preceptos de la con el cuerpo, adquiere otras dos funciones: las
ley natural es paralelo al or­den de las inclinaciones funciones vegetativas y las funciones sensi­tivas.
natu­rales. En efecto, el hom­bre, en primer lugar, La determinación de las inclinaciones o tendencias
siente una inclinación hacia un bien, que es el naturales se rige por esas tres funciones. Con las
bien de su natura­leza; esa inclinación es común funciones ve­getativas se corresponden las inclina­
a todos los se­res, pues todos los seres apetecen su ciones que el hom­bre comparte con el resto de los
con­servación con­forme a su propia naturaleza. Por seres vivos, que se reducen a la conservación de su
razón de esta tendencia, pertenecen a la ley natural propia vida. La razón ordena que se adop­ten todos
Capítulo 2 Santo Tomás de Aquino 63
Texto Comentario

todos los preceptos que contribu­yen a conservar los medios para preservarla, por lo que el suici­dio
la vida del hombre y a evi­tar sus obstáculos. En ha de evitarse. Todos los preceptos en este sentido
segundo lugar, hay en el hombre una inclinación son de la ley natural. Con las funcio­nes sensitivas
hacia bienes más parti­culares, conformes a la se co­rres­ponden las inclinaciones que el hombre
naturaleza que él tiene co­mún con los demás comparte con los demás animales, que son las
animales; y en virtud de esta in­clinación deci­mos de propagar la especie, criar y educar a los hijos.
que per­tenecen a la ley natural aquellas co­sas que Todos los preceptos encamina­dos a ello son también
“la naturaleza ha enseñado a to­dos los ani­males”, preceptos de la ley natural. Por último, hay una
tales como la comunicación sexual, la educación función que es típicamente humana, la función inte­
de la prole, etc. Finalmente, hay en el hombre una lectiva o racional, que es la que inclina al hombre a
inclinación al bien co­rrespon­diente a su naturaleza conocer la verdad, especialmente la verdad divina, y
racional, incli­nación que es específi­camente suya; a vivir en socie­dad. Son dos inclinaciones racionales
y así el hombre tiene tendencia natu­ral a conocer dis­tintas: teórica y práctica o social. Y de la misma
las verdades divinas y a vivir en socie­dad. Desde manera que las ante­riores, todos los preceptos rela­
este punto de vista, pertenece a la ley natural todo cionados con estas dos, como eli­minar la ignorancia
lo que se refiere a esa inclina­ción, v.gr., desterrar o evitar los conflictos, son también preceptos de la
la ignorancia, evitar las ofensas a aquellos entre ley natural.
los cuales tiene uno que vivir, y otros seme­jantes,
concer­nientes a dicha inclinación.
4. Soluciones a las dificultades
Soluciones. 1. Todos estos preceptos de la a. Al primer argumento: al haber establecido un
ley natural, en cuanto emanan de un primer primer precepto de la ley natural, del que se deri­van
pre­cepto, tienen carácter de una única ley todos los demás, se puede afirmar que la ley natural
natural. es una sola.

2. Todas estas inclinaciones de cualquier parte b. Al segundo argumento: aunque hay diversos
de la naturaleza, v.gr., de la concupis­cible y de preceptos según las inclinaciones a las que se
la iras­cible, en cuanto reguladas por la razón, refie­ran, todos esos preceptos pertenecen a una sola
pertenecen a la ley natural y, como hemos ley natural, porque las diversas inclinaciones son
dicho en la respuesta, se re­funden en un primer inclina­ciones de una misma naturaleza humana.
pre­cepto. Y así, los pre­ceptos de la ley natural El apetito concupiscible y el apetito irascible no
son múltiples en sí mismos, pero todos ellos se son tendencias racionales, pero están someti­das y
ba­san en un fundamento común. reguladas por la razón.
Se añade además el razonamiento dado contra el
primer argumento.

3. La razón humana, aunque es una en sí c. Al tercer argumento: una cosa es la razón como
misma, ordena todas las cosas que atañen al facul­tad y otra muy distinta los preceptos de esa
hombre, de ma­nera que todo lo que puede ser ra­zón, que son múltiples, aunque todos sean racio­
regulado o gobernado por la razón está so­metido nales. Por estar someti­dos a la razón, que es una, son
a la ley de la razón. pre­ceptos de una sola ley natural.
64 Ocho Filósofos
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3. VOCABULARIO

Alma: Siguiendo la doctrina aristotélica, el alma forma una unidad sustancial con el cuerpo, en la que el cuerpo es la
materia y el alma es la forma. Sólo hay una forma sustancial, que es el alma ra­cional, que asume, además de las funciones
intelectivas, las funciones vegetativas y sensitivas. Las primeras están siem­pre presentes en el alma racional, pero las
otras dos sólo virtualmente, cuando el alma está unida al cuerpo. Como alma racional, es forma subsistente, que puede
existir separada del cuerpo. No es su forma natural, sino preternatural.
Apetecer: Inclinarse por algo, tener tendencia a algo, que se presenta como fin.
Apetito, apetito concupiscible, apetito irascible: Apetito es toda tendencia o inclinación a un fin. Como facultad del
alma, el apetito constituye la facultad apetitiva. Según Stº. Tomás hay dos clases de apetitos y, por tanto, dos clases de
facultades apetitivas: el apetito sensible, que da origen a la sensualidad, y el apetito intelectual, que da origen a la vo­
luntad. A su vez, el apetito sensible se di­vide en dos: apetito concupiscible y apetito irascible. El apetito concu­piscible
consiste en una ten­dencia al bien sensible o un rechazo del mal sensible. El apetito irascible consiste en una tendencia
al bien sensible “difícil” de conseguir o un rechazo del mal sensible “difícil” de evitar.
Aprehender: Coger, tomar, concebir una cosa.
Axioma: Principio evidente que constituye el fundamento de una ciencia. Los axiomas son proposi­ciones básicas e
irreductibles, a las que se reducen todas las demás.
Bien: El bien se puede entender como bien metafísico y como bien moral. Como bien metafí­sico es uno de los trascen­
dentales del ente, o sea, una propiedad generalísima que tiene el ente en cuanto ente, junto con la verdad y la unidad.
Como bien moral se define como algo que es apetecible. Pero esto no significa que sea algo subjetivo: el bien es algo
apetecible, porque hay “algo” apetecible.
Bien superior: El concepto de bien está relacionado con el de fin; y de la misma manera que hay una relación entre
los fines hasta el punto de que unos se encadenan con otros hasta llegar a un fin último que da sentido a todos los
demás, igualmente sucede con el bien. Hay bienes inferiores y bienes superiores. El bien superior del hombre y el más
importante es el conocimiento de Dios.
Boecio: Filósofo ecléctico nacido en Roma, que vivió entre los siglos V y VI. Consciente de vivir el final de una
época, hizo un esfuerzo de ordenación, compilación e interpretación de muchas de las obras filosóficas importantes
del mundo antiguo. Su traducción y comentarios de parte de la obra lógica de Aristóteles tuvo una gran influencia en
la Edad Media.
Ciencia: Es el conocimiento verdadero y cierto de lo necesario por sus causas. La ciencia se refiere siempre a lo necesario
y a lo inmutable. No puede haber ciencia de lo probable. Ade­más, el conoci­miento científico necesita una fundamentación
de sus verdades, y esto sólo se consigue acudiendo a las causas.
Conocimiento, conocimiento natural: En un sentido realista, que es el de Stº. Tomás, se entiende por conocimiento
la captación del objeto, de la realidad por parte de un sujeto. El conocimiento puede ser sensible o inteligible. En el
conocimiento sensible actúan tanto los sentidos externos como los internos. En el conocimiento inteligible actúa ade­
más el entendimiento. Los tres procesos que sigue el entendimiento en la obtención del conocimiento inteligible son la
simple aprehensión, el juicio y el raciocinio. El conocimiento natural es aquel que el hombre puede obtener por el solo
uso de la razón. Se diferencia del conocimiento sobrenatural, que es el que nos proporciona la fe.
Cosas humanas: Se refiere al estudio y preocupación por asuntos perecederos, relacionados con nuestros deseos o
intereses particulares y concretos, como el cuidado de la casa (economía) o la acción política. A diferencia del conoci­
Capítulo 2 Santo Tomás de Aquino 65

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miento más teórico que, por versar sobre lo inmutable e imperecedero, tiene más de divino que de humano.
Demostración: Razonamiento que, partiendo de premisas verdaderas, llega a una conclusión también verdadera. La
demostración se basa en una búsqueda de las causas por las que una cosa es lo que es. Hay diversos tipos de demos­
tración: demostraciones propter quid, que parten de principios evidentes por sí mismos y dan la razón adecuada y
completa de la cosa, y demostraciones quia, que no parten de principios evidentes o no dan la razón adecuada.
Dios: Es el ser supremo, Acto Puro sin mezcla de potencia. Stº. Tomás lo define como Ipsum Esse Subsistens. En Dios
coincide la esencia con la existencia, porque la esencia de Dios es existir (Esse), a diferencia de los seres creados, en
los que la esencia no coincide con la existencia, de tal manera que la esencia limita la existencia. Los seres creados
están compuestos de esencia y existencia, entre las que existe una diferencia real. En Dios no hay composición ni por
tanto diferencia. Por eso Dios es un Ser Necesario, porque su esencia implica su existencia.
Discernir: Distinguir entre una cosa y otra diferenciando con claridad lo que hay entre ellas.
Ente: Proviene del término latino ens, participio de presente del verbo esse (ser) y significa “aquello que es” o “aque­
llo que tiene ser”. Por su condición de participio, el ente es aquello que participa del ser.
Entendimiento: Facultad humana, que consiste en conocer los conceptos (esencias) abstraí­dos de las cosas sen­
sibles. El entendimiento puede ser doble, agente y paciente, según su fun­ción sea activa o pasiva. No son dos
entendimientos distintos, sino dos funciones del mismo entendimiento. El en­tendi­miento agente tiene como función
abstraer (separar) la especie inte­ligible (impresa) de las imágenes sensi­bles. El entendimiento posible es el que recibe
esa es­pecie inteligible (expresa); y en él reside propiamente el conoci­miento intelec­tual. El enten­dimiento posible
realiza tres operaciones: la simple aprehensión, el juicio y el raciocinio. En esta última operación el entendimiento
recibe el nombre de razón.
Estudio de las verdades inmortales y divinas: Se refiere al conocimiento proporcionado por la metafísica, que versa
sobre lo imperecedero, sobre lo que no cambia; y en ese sentido es divino. Stº. Tomás usa la cita de Aristóteles para
referirse al conocimiento de Dios.
Esencia: Para Aristóteles la esencia es el qué de la cosa, no el que la cosa sea, sino qué es. También la esencia es
el predicado mediante el cual se dice qué es la cosa o se define la cosa. En el primer caso hablamos del significado
metafísico; en el segundo del significado lógico. En Stº. Tomás, por la introducción del término “existencia” (esse),
el concepto de esencia cambia un poco. La esencia se dice de aquello por lo cual y en lo cual la cosa tiene ser. Este el
sentido metafísico. En sentido lógico la esencia se entiende como lo que constituye a la cosa y responde a la pregunta
“qué es el ente”.
Evidencia, evidente: Algo es evidente cuando se presenta inmediata y directamente ante un sujeto. De la misma ma­
nera se dice que una proposición es evidente, cuando se considera que es cierta y no hay que demostrarla partiendo de
otra proposición de la cual se pueda derivar.
Fantasma: Imagen sensible que se produce en el sujeto (fantasía, imaginación) como resul­tado de las sensa­ciones
recibidas y que sirve de ayuda al entendimiento.
Fe: Se puede entender como acto, como hábito y como contenido objetivo. Según el primer signifi­cado, la fe se define
como “acto del entendimiento que asiente a la verdad divina por el imperio de la voluntad, que es movida por Dios, me­
diante la gracia”. El acto de la fe consiste en “creer a Dios“ asintiendo a las verdades divinas, “creer por Dios”, porque es
Él quien las ha revelado y “creer en Dios”, porque Él es el único que nos da confianza. Como hábito la fe es la primera de
las virtudes teologales, presente en el entendimiento humano e infundida por Dios mismo. Como contenido ob­jetivo es la
misma verdad divina.
Filósofo (el): Se refiere a Aristóteles, considerado por Stº. Tomás como el filósofo por anto­nomasia, sobre el que funda
66 Ocho Filósofos
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su teología.
Gentiles: Personas que no profesaban la religión cristiana. Se refiere generalmente a los mu­sulma­nes.
Inclinación: Propensión a una cosa. Hay inclinaciones naturales y no naturales. Las inclinaciones naturales son las que pro­
ceden de la naturaleza humana. Como la naturaleza humana está compuesta de tres partes, habrá tres tipos de inclinaciones,
las de la naturaleza concupiscible, las de la naturaleza irascible y las de la naturaleza racional.
Ingenio: Capacidad natural con la que el hombre espera obtener el conocimiento de las cosas.
Inquirir: Indagar, averiguar.
Ley, ley natural, ley positiva. La definición tomista clásica es la siguiente: “ordenación de la razón al bien común,
promulgada por aquél que tiene a su cargo el cuidado de la comunidad”. La ley puede ser de tres tipos: 1) ley eterna
o divina, que es la ordenación del gobierno divino del mundo; 2) ley natural o moral, que es la participación de la ley
eterna en la criatura racio­nal; y 3) ley humana o positiva, que es el ordenamiento legislativo concreto de cada socie­
dad.
Metafísica: Es la ciencia suprema del orden natural. También se la llama Filosofía Primera o Sabi­duría. Tiene como
objeto el estudio del ente en cuanto ente. Abarca no sólo el estudio del ente finito sino también el de Dios, en cuanto
causa primera de todos los entes, pero sólo en cuanto es cono­cido por la luz de la razón humana. A esta parte específica
de la metafísica se le da el nombre de Teología Natural.
Naturaleza: Se la puede entender de dos maneras, en sentido estricto y en sentido amplio. En sen­tido estricto significa
“principio intrínseco y esencial del movimiento y el reposo en los seres que lo tienen”. Es propio de los seres naturales
frente a los artificiales. En sentido am­plio, natural se opone a sobrenatural y se refiere a todo lo que existe en el mundo
a excepción de la “gracia”. Por otra parte, naturaleza también se puede enten­der como esencia, y en ese sentido se
define como “princi­pio de las operaciones de cada cosa”.
Naturaleza humana: Para Stº. Tomás el hombre está compuesto de alma y cuerpo, donde el alma es la forma y el
cuerpo la materia. El alma es una, pero realiza diversas funciones, que son la función vegetativa, la función sensitiva y
la función racional. Ésta última es la función que más le compete, mientras que realiza las otras dos por su relación con
el cuerpo. La unión entre el alma y el cuerpo es algo natural, de manera que no puede realizar las funciones vegetativa
y sensitiva sin el cuerpo, ni puede ejercer la función intelectiva sin la experiencia sensible, para lo que necesita también
del cuerpo; el alma no posee ideas innatas.
Operación: Existen dos órdenes entre los que se mueve la razón: el orden especulativo y el orden práctico. La razón
teórica o especulativa es la que busca el conocimiento. La razón práctica u operativa es la que se dirige a la acción.
La operación es lo propio de la razón práctica que considera a las cosas desde el bien, mientras que la especulación es
propia de la razón teórica, que considera a las cosas desde el ser.
Orden, orden especulativo, orden práctico: Orden es el conjunto de varias cosas o partes relacio­nadas entre sí y con
un principio común a todas ellas. Hay diversas clasificaciones de los órdenes. Stº. Tomás hace una de ellas por rela­
ción a la razón. Y así distingue entre orden natural y orden sobrenatural, orden físico, matemático y metafísico, orden
lógico, orden mo­ral, y orden artificial. El orden especulativo se refiere a los objetos físicos, matemáticos y metafísicos.
El orden práctico se refiere al orden moral.
Pasión, movimientos pasionales: En sentido amplio, pasión se opone a acción y se define como “el efecto que la ac­
ción transitiva produce en el sujeto que la recibe”, que como tal es sujeto paciente. En sentido es­tricto, la pasión se re­
fiere a los movimientos del apetito sensi­tivo. Stº. Tomás distingue seis pasiones del apetito concupiscible (amor, odio,
deseo, aver­sión, alegría y tristeza) y cinco del apetito irascible (esperanza, desesperación, audacia, miedo e ira).
Capítulo 2 Santo Tomás de Aquino 67
Precepto: Mandato.

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Presunción: Dar algo por verdadero o por falso basándose en indicios o conjeturas.
Principio: Se llama a todo aquello de lo que procede algo. Hay principios reales y principios lógi­cos. Los principios
reales son, por ejemplo, las causas respecto a los efectos. Principio lógico en el orden teórico es el de no contradicción,
y en el orden práctico “se ha de hacer el bien y evitar el mal”.
Proposición: Es el producto lógico del acto del juicio, por el que se afirma o niega algo, o sea, lo pensado en ese acto.
Se podría decir que el juicio sería el aspecto subjetivo y la proposición el as­pecto objetivo de dicho acto. A veces Stº.
Tomás equipara “proposición” con “enun­ciado”.
Providencia: Es un atributo operativo de Dios, que consiste en la ordenación de todas las co­sas del mundo hacia su
fin. Dios las dirige a todas ellas y las gobierna con sabiduría.
Prudente, prudencia: La prudencia es la primera de las virtudes cardinales, porque actúa como guía del resto de las
virtudes. Por ello es una virtud intelectual y moral al mismo tiempo. Es intelectual porque procede de la razón. La
prudencia es una sabiduría práctica. Es moral porque se refiere a la acción, en cuanto que permite elegir lo que hay que
hacer para conseguir el verdadero fin del hombre. Hay tres clases de prudencia: la individual, la familiar y la política,
que se divide en gubernativa y civil.
Razón (razón especulativa, razón práctica). La razón se puede considerar de diversas ma­neras: como fa­cultad,
como acto y como causa o fundamento. Como facultad, la razón con­siste en el mismo entendimiento en su función
discursiva, no intuitiva. Como acto equivale al mismo racioci­nio humano. Como causa o fun­damento se refiere a todo
proceso real de causa­ción, ya sea formal, eficiente o final. Como acto, la razón se divide en razón especulativa y razón
práctica. La razón especulativa es la que se reduce a estudiar su objeto. La razón prác­tica es la que dirige la acción
humana.
Razón natural: Es la facultad de la naturaleza humana que permite deducir y demostrar. La razón es necesaria para
obtener un conocimiento de objetos que no son sensibles y que por tanto no podemos captar directamente sino por
inferencia. Es lo que sucede con el conocimiento de Dios, al que la razón natural puede llegar pero de manera muy
imperfecta.
Saber, sabiduría, sabio: El saber es un conocimiento de por qué una cosa examinada es lo que es. Saber es entender
y demostrar. Entender los principios en que se basa una cosa y demostrar cómo la cosa examinada se obtiene de esos
principios.
En Stº. Tomás la sabiduría se entiende como un hábito, y en este sentido constituye una de las virtudes intelectuales.
La sabiduría se divide en sabiduría superior dada por la gracia divina, sabiduría teológica y sabiduría metafísica.
Ser: Es la noción más general, porque es la que podemos aplicar a todas las cosas que existen. No es un género supe­
rior sino un trascendental, porque está presente en todos los seres y al mismo tiempo está por encima de todos ellos.
Stº. Tomás, siguiendo a Aristóteles, acepta la doctrina de la analogía del ser. El ser se puede decir de muchas maneras,
aunque no totalmente diferentes, porque las distintas acepciones hacen referencia a un principio único. No se dice de
la misma manera del ser infinito (Dios) como de los seres finitos (creados), aunque haya una analogía entre ambas
acepciones.
Sofístico: Se dice de la actitud de quienes buscan sobre todo el triunfo dialéctico sobre el ad­versa­rio, sin cui­darse de
defender una tesis que se supone verdadera.
Summa: Género didáctico, típico de la escolástica cristiano-medieval, que consiste en la ex­posición sistemá­tica y
ordenada del conjunto de cuestiones o problemas (quaestiones) de una materia de­terminada, ya sea de filosofía o de
68 Ocho Filósofos
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teología. Está relacionada con uno de los méto­dos que se usaban en la escolástica: la dis­putatio o debate sobre un
problema, que se formu­laba en forma de pre­gunta (quaestio).
Sustancia: Se define como “aquello a lo que le compete existir en sí y no en otro como en su sujeto de in­hesión”. Se
opone a los accidentes, en cuanto que éstos necesitan de la sustancia y no pueden existir sin ella. El ser propio de la
sustancia es el “subsistir”, mientras que el de los accidentes es el “inherir” (estar en).
Sustancias inferiores: Son aquellas que pertenecen al mundo sublunar, que según la antigua concepción geocéntrica
del mundo, que es la de Aristóteles y la de la Edad Media, está formado por la Tierra y todo lo que hay en ella. Las
sustancias inferiores están compuestas de los cuatro elementos (tierra, agua, aire y fuego) y son corruptibles, se generan
y se destruyen. Su movimiento natural es finito y rectilíneo.
Sustancias superiores: Son aquellas que pertenecen al mundo supralunar, que en la concepción geocéntrica es el
mundo que está más allá de la Luna: los planetas y las estrellas. Están formados de un solo elemento, el éter, que es
incorruptible y tiene como movimiento natural el movimiento circular o de rotación. Esta concepción queda modificada
por la introducción de un pensamiento creacionista, como es el cristiano. El mundo supralunar es también un mundo
creado por Dios y está compuesto, como todos los seres creados, de esencia y existencia.
Teología: Ciencia que tiene por objeto a Dios. Puede ser natural, o sobrenatural y sagrada. La teolo­gía natural es una
parte de la metafísica y tiene por objeto el conocimiento de Dios sólo por medio de la razón. La teolo­gía sagrada es una
ciencia que considera a Dios como autor del orden sobrena­tural y se apoya en la fe, aun­que se ayuda de la razón. Sin
fe no hay teología sagrada, pero tampoco sin la razón, que es la que permite explicitar conocimientos que sólo están
implícitos en la fe.
Verdad, verdades de razón, verdades de fe: La verdad se define en Stº. Tomás como “la adecua­ción entre el entendi­
miento y la cosa”. Puede ser lógica y ontológica. En sentido ló­gico, que es el más propio, consiste en la adecuación de
un juicio a la realidad a la que se re­fiere. Se dice entonces que la verdad es “tenida” por el entendimiento y “conocida”
por él. Por eso la verdad reside pro­piamente en el acto del juicio. Las verda­des de razón son aquéllas en las que sólo
interviene la ra­zón humana. Las verdades de fe son las verdades reve­ladas por Dios y que están más allá de la ra­zón
humana.
Verdades que superan la investigación racional: Son las verdades que están más allá de la razón y que la razón no
podrá nunca alcanzar. Sólo se pueden conocer a través de la Revelación divina.
Vía racional: Vía significa camino. Vía racional es el camino que sigue la razón para el conocimiento de la verdad.
El conocimiento que se obtiene por este camino es un cono­cimiento natural. Dentro de ese conocimiento natural se
incluye cierto conocimiento de Dios, aunque muy imperfecto.
Vida activa: Vida dedicada a la acción social y política.
Vida contemplativa: Vida dedicada al estudio y la investigación.
Virtud: Es el hábito de hacer el bien. El hábito en que consiste la virtud se obtiene a partir de la repetición de actos
buenos. Hay virtudes intelectuales, relacionadas con la vida contemplativa, y virtudes morales, relacionadas con la
vida activa. Las virtudes intelectuales son la inteligencia (hábito de los primeros principios), las ciencias y la sabi­
duría. Las virtudes morales más importantes se llaman cardinales y son: 1) la prudencia o razón práctica, que reside
en el entendimiento; 2) la justicia, que reside en la voluntad; 3) la fortaleza, que reside en el apetito irascible; y 4) la
templanza, que reside en el apetito concupiscible.
Vitanda: Término latino que significa “evitable”, “que debe ser evitado”.
4. RELACIÓN DE LA TEMÁTICA CON OTRAS POSICIONES FILOSÓFICAS, ACTUALIDAD Y VISIÓN PERSONAL

TEMÁTICA ACTUALIDAD VISIÓN PERSONAL RELACIÓN CON OTRAS POSICIONES FILOSÓFICAS

La relación entre razón y fe es más un Aunque no sea en sí un problema No hay fronteras entre la razón y la
problema teológico que filosófico, por- propiamente filosófico, es un problema fe (“creo para entender”) En un primer
que, cuando hablamos de fe, no habla- humano, porque se trata de relacio- momento, la razón ayuda a alcanzar la S. Agustín
mos de simples creencias, sino de una nar y encontrar coherencia entre dos fe. Luego, la fe orienta e ilumina la ra-
creencia en las verdades divinas, que es dimensiones humanas importantes: zón. Y por último, la razón contribuye (+)
un asunto que supera el campo de la re- la dimensión racional y la dimensión al esclarecimiento de los contenidos de
flexión filosófica. religiosa. La relación entre esas dos di- la fe.
A pesar de lo anterior, el análisis de mensiones aumenta su importancia, a El averroísmo latino defiende la doc-
la relación entre razón y fe ha vuelto a medida que la fe religiosa cristaliza en trina de la doble verdad. Existen dos
resurgir en el pasado siglo XX con la un cuerpo de creencias más o menos verdades, una filosófica y otra teoló- Averroístas
neoescolástica y el neotomismo, con sistematizado, que es lo que sucede en gica, cada una de ellas independiente
importantes pensadores en países como las religiones positivas actuales. y hasta opuesta. Lo que es verdadero (-)
Bélgica y la universidad de Lovaina según la razón, puede no serlo según la
(Mercier y Maréchal), Francia (Maritain fe, y viceversa.
y Gilson), Italia (Vanni-Rovighi) y
RAZÓN Y FE España (Gómez Caffarena). Ruptura de la relación entre razón y
fe, entre filosofía y teología. La fe tiene
una total autonomía, y la razón, que es Occam
limitada, no es capaz de demostrar las (-)
verdades de fe, ni la existencia de Dios
ni los atributos divinos.
Razón y fe están completamente se-
paradas. Las verdades de la razón se
basan en la claridad y distinción, mien-
tras que las verdades de fe se basan en Descartes
la Revelación, y responden a un crite-
rio de autoridad. No obstante lo ante- (-)
rior, Descartes elabora tres argumentos
para demostrar la existencia de Dios.

En la actualidad el concepto de natu- Sea cual sea el nombre que utilice- Para los sofistas las leyes no son na-
raleza ha entrado en crisis. Como dice mos, ley natural, derecho natural, de- turales sino convencionales. Hay una
Ortega, el hombre no tiene naturaleza rechos fundamentales o derechos hu- distinción (en la primera sofística) o
sino que tiene historia. En consecuen- manos, estos tienen una importancia una oposición (en la segunda sofísti- Sofistas
LA LEY NATURAL cia, el concepto de ley natural o de de- clave en nuestra vida social y política. ca) entre naturaleza (physis) y ley (no- (-)
recho natural ha sido sustituido por el El respeto a los derechos fundamen- mos).
de derechos fundamentales o derechos tales de la persona humana es la pri-
humanos. Estos derechos se mera exigencia de un
TEMÁTICA ACTUALIDAD VISIÓN PERSONAL RELACIÓN CON OTRAS POSICIONES FILOSÓFICAS

consideran la fuente de todo derecho po- Estado democrático, lo que diferencia El iusnaturalismo moderno (siglos
sitivo, en los que éste se basa y a los que a una democracia de una dictadura. La XVI y XVII), con Hugo Grocio como
tiene que respetar. A su vez los derechos democracia no es sólo el gobierno de principal representante, defiende el
humanos se han organizado en diversas la mayoría, o sea, de los representan- recurso a un derecho natural, que se
generaciones: de primera generación, tes votados por el pueblo. Es, además identifica con la razón humana. Pero lusnaturalistas
que son derechos civiles y políticos; de y sobre todo, el gobierno que respeta el el derecho o la ley natural es indepen- (+)
segunda generación, que son derechos Estado de Derecho, o sea, los derechos diente de la ley divina, es inmutable
sociales y económicos; de tercera gene- fundamentales de la persona. y sus preceptos se pueden deducir a
ración, que se basan en la solidaridad; y priori.
desde fecha muy reciente, derechos de
LA LEY NATURAL cuarta generación.
Para Kant la ley, en el sentido de ley
moral, no es natural sino formal. A
diferencia de la ley natural, la ley for-
mal carece de contenido empírico y
se expresa a través del imperativo ca- Kant
tegórico. La ley natural es empírica, a (-)
posteriori, teleológica y heterónoma; la
ley formal es a priori, deontológica y
autónoma.

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