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Para iniciar una aproximación a las motivaciones que nos han llevado a conformar nuestro Banco del
Tiempo, parece indispensable intentar un somero análisis y descripción sobre la realidad de Chile al entrar al
Siglo XXI.
De acuerdo a los resultados del Censo 2002 para Chile, es posible construir una fotografía de la
situación del país, comparándola con el último censo de 1992.
El primer aspecto relevante dice relación con la composición etárea, en los últimos diez años han
aumentado significativamente los adultos mayores, mientras los menores de 15 años han disminuido.
El porcentaje de población menor de 15 años, disminuyó desde un 29,4% a un 25,7%, en cambio las
personas mayores de 65 años aumentaron desde un 6,6% a un 8,1%.
Otro aspecto relevante dice relación con los niveles de instrucción, así el porcentaje de adultos
analfabetos es de un 4,2%, versus un 5,4% de 1992. En el mismo sentido, el 18% de la población ha cursado
estudios universitarios o técnicos, en comparación a sólo un 10% en 1992.
Esto de alguna forma aparece reflejado en el aumento de la fuerza de trabajo que aumentó desde
un 49% en 1992 a un 52% en el 2002.
Al revisar la descomposición de estas cifras, advertimos que el 22% de los hombres trabajan en
oficios no calificados, cifra que ha aumentado en dos puntos desde 1992. Pero del mismo modo, ha
aumentado de un 9% a un 18% el grupo de profesionales y técnicos. Si bien en las mujeres se repite el
mismo escenario, el porcentaje en los rubros profesionales y técnicos sube desde un 18% en 1992 a un 29%
en el 2002.
En este mismo ítem, cabe destacar que cerca de un 73% se ubica en la categoría de trabajadores
asalariados, mientras sólo un 16% se desempeña como trabajador por cuenta propia.
En el tema vivienda, se observa un aumento pues un 73% de los hogares vive en un inmueble de su
propiedad, sea propio o pagado a plazo, frente a un 68% de 1992.
Ahora bien, al ingresar a estas viviendas aparece alguna mejoría en materia de electrodomésticos,
así el 79% de los hogares tiene lavadora, frente a un 48% de 1992, y un 82% tiene refrigerador, frente a un
55% de 1992.
En el ámbito de los avances tecnológicos se ven avances más relevantes, el 51% tiene teléfono
celular, frente a un 1% de 1992. En cuanto a la computación, televisión por cable e internet, conceptos que ni
II.- Diagnóstico.
Frente a las grietas de insatisfacción a nivel personal, que ofrece un sistema económico con cifras
macroeconómicas muy positivas, aparece de manifiesto que el hombre no puede ser reducido a una criatura
unidimensional donde la noción de desarrollo sea análoga a desarrollo económico. Las cifras
macroeconómicas mejoran, pero no mejora la vida de los ciudadanos o al menos no hay sensación de
satisfacción.
Aparecen entonces otras dimensiones de la vida humana que se vinculan más estrechamente
con el concepto de desarrollo humano sustentable y seguridad humana.
Ya se ha aceptado que los elementos que permiten evaluar el grado de desarrollo de una sociedad,
no sólo dicen relación con el factor macroeconómico, sino que deben incluirse también la esperanza de vida,
el nivel de educación, la seguridad en el empleo, el sistema de salud y previsión social, el nivel de libertad
pública y de información, la delincuencia y la sensación de temor y por cierto la sociabilidad y el estado del
capital social.
El propio informe del PNUD para Chile el año 2000, propone que no hay desarrollo humano
sustentable sin una sociedad civil fuerte y plantea, que la sociedad civil puede ser catalogada de tal forma
cuando sabe pensar, realizar y determinarse a si misma.
No es posible seguir adelante en este análisis, sin breves palabras sobre lo que entendemos por
política. Nuestro acercamiento es por la vía aristotélica: la política es el arte de gobernar la polis, es decir
aquella actividad que tiene por fin gobernar las ciudades, determinar cómo deben organizarse, qué leyes
deben darse y que sistema económico, de gobierno y social les regirá. Dicho de una manera más sencilla,
tiene por finalidad determinar cómo van a vivir los miembros de una sociedad.
En este sentido, creemos igual que el gran maestro griego, que la política es la actividad propia de
los miembros de la polis; los ciudadanos. Aquellos a los que no le es propia la política no son propios de la
polis, es decir no son ciudadanos. Como dijo Aristóteles, o son Dioses o son bestias.
El proceso de la globalización nos convoca a todos como ciudadanos del mundo (o tal vez sólo como
direcciones IP) a un mercado virtual universal en el que podemos encontrar espacio para todos los productos
e ideas, y por cierto realizar toda clase de transacciones sin movernos de nuestro computador, sin saber
quien es en verdad el que está al otro lado del terminal, sin ningún grado de contacto humano.
Se concreta entonces una de las premisas básicas del nuevo orden mundial, tal vez una de las
falacias más violentas, el que todos somos iguales, planteando que esta modernidad globalizada cumple
algunas de las premisas de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre ( 1 hombre igual 1 PC)
cuando en realidad a través de estos nuevos procedimientos ciertamente pasamos a ser iguales, de manera
III.- Propuestas.
Entendemos que Chile exhibe cifras macroeconómicas exitosas, que se incorpora a la Comunidad
Internacional con suma distinción y que lidera incluso, algunos de los procesos de modernización en materias
tecnológicas y comerciales.
Las iniciativas sociales de intercambio de bienes o servicios sin mediar el dinero, aparecen a fines de
los años 80 en el primer mundo, como una manera de solucionar problemas de la vida cotidiana de las
personas. De esta forma, Canadá, Reino Unido y países de Oceanía, se aventuran a presentar modelos de
intervinculación entre las personas de una zona geográfica acotada.
Es ahí donde se insertan los primeros Bancos del Tiempo, bajo la premisa de crear un espacio en el
que los ciudadanos de una localidad puedan intercambiar servicios libremente y en el que la medida de valor
es el tiempo, en el entendido que para todos el tiempo vale igual, 1 hora de tiempo igual 1 unidad de valor,
cualquiera sea la persona y las calificaciones de quien lo entregue.
En el año 1992, la historia de los Bancos del Tiempo en el mundo sufre un punto de inflexión que los
transformaría a la larga en una experiencia exitosa en distintas sociedades cuando en Italia, el sindicato de
pensionistas de Parma pone en práctica el proyecto de intercambiar tiempo para resolver problemas de la
vida diaria. Con el correr de los años, la experiencia se ha replicado en más de 300 ciudades en la península.
La iniciativa, fue rápidamente implementada en otros países del viejo continente, destacando el caso
de Portugal y España. En este último país, sobresale la ciudad de Barcelona, cuya experiencia piloto se puso
en práctica por la Asociación Salud y Familia y el Ayuntamiento de Barcelona, en el barrio del Guinardó, en
1998. En la actualidad, los Bancos del Tiempo se han extendido por todos los barrios de esa ciudad.
En Norteamérica, existe un equivalente desde los años 80, “Time Dollar", en los que una hora de un
servicio equivale a un dólar del tiempo. Este sistema derivó en los Time Bank (Bancos del Tiempo) del Reino
Unido, los que en la actualidad suman 28 en distintas ciudades de Inglaterra.
Al igual que en los países desarrollados en los que se ha implementado esta notable iniciativa, Chile
presenta una serie de características sociodemográficas y económicas que lo tornan en un escenario
adecuado para implementarlo.
Como hemos visto, si bien el notable crecimiento económico alcanzado por nuestro país en los
últimos años, que nos ubica a la cabeza de Latinoamérica y con redes de comercio internacional vía TLCs
con gran parte de las economías del primer mundo y hace de nuestra sociedad una candidata al desarrollo;
trae consigo, no obstante, un aumento en las brechas sociales entre las comunidades chilenas.
La desigualdad se manifiesta en las diferencias por los ingresos, pero por sobre todo en la
limitación y trabas que un mercado moderno exige para la solución de problemas cotidianos a una
clase media en aumento.
Entonces la inversión en capital social y el fortalecimiento de la sociedad civil, aparece con fuerza
como una manera de responder a necesidades relevantes para las comunidades. La experiencia
internacional, en economías tan desarrolladas como Inglaterra, han dado ejemplos concretos de cómo a
través de los bancos del tiempo se rompen los temores naturales de los vecinos en emprender proyectos de
esta naturaleza, cuando ellos comienzan a percibir y valorar los efectos que tiene provoca en sus vidas la
oportunidad de ser cada uno es sí mismo, una oferta de valor, potencialmente necesitada por un tercero.
Como se ha expresado de alguna forma, la idea central del Banco del Tiempo, es la creación de un
espacio que permita a los vecinos de un barrio, el intercambio de servicios, fijando como unidad de valor, el
tiempo y bajo la condición que cada hora vale igual, cualquiera sea quien la entregue.
Pero evidentemente, cualquier ejercicio que implique poner frente a frente a dos seres humanos,
traerá consecuencias que escapan al mero intercambio de servicios. Es propio de los humanos sentir
emociones, buscar conexiones más profundas que la mera satisfacción de intereses y expectativas
individuales. Al poner a ciudadanos cara a cara, para intercambiar servicios, no sólo se genera un espacio de
comercio sino que forzosamente se produce interacción humana.
Un ser humano frente a otro, necesariamente reconocerá en el otro a un igual y eso traerá
esperamos, positivas consecuencias.
• A través del intercambio de tiempo y habilidades, el Banco del Tiempo busca fomentar en la
comunidad los servicios de cooperación entre quienes la conforman, facilitándolos a través de un
sistema organizado y accesible. Un punto de encuentro entre la oferta y la demanda de tiempo y
tareas.
• El valor de intercambio es el tiempo, y la premisa igualitaria esencial, es que la hora vale igual,
cualquiera sea el servicio o características de quien lo otorgue… 1 hora igual 1 peso.
• Bajo este modelo, los vecinos de un barrio o localidad, podrán intercambiar servicios en un marco de
igualdad y el Banco del Tiempo, bajo un modelo de administración bancaria que llevará a su cargo
una cuenta corriente por cada asociado, en la que se registrarán los movimientos de tiempo, tanto
por los servicios aportados como por los recibidos.
La misión central es crear un espacio autónomo de desarrollo comunitario, que propenda bajo el
modelo de la asociatividad, a la participación ciudadana, al fortalecimiento de la sociedad civil y al
reforzamiento de la igualdad y dignidad de las personas sin importar su género, edad, condición social ni
económica.