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Esta respuesta
parece simplista pero
vale la pena analizarla. Si
el universo está en
expansión, y tiene una
extensión finita, para
saber sus dimensiones se
requiere saber su edad,
que se asume de unos
quince mil millones de
años; por tanto su
dimensión debe ser la
distancia recorrida en
ese tiempo por las más
lejanas galaxias que se
desplazan a la velocidad
de la luz; es decir, quince mil millones de años luz. Por otra parte, la vida, tal
como la conocemos, depende de la presencia de no sólo hidrógeno sino de otros
elementos tales como el carbono, el nitrógeno y el fósforo, elementos que no
pudieron producirse en el big bang originario, en el cual sólo se formó hidrógeno
y helio. Los elementos más pesados tuvieron que esperar a la formación de
galaxias y estrellas, en cuyo interior se pudiera realizar la nucleosíntesis por la
fusión de aquellos dos elementos ligeros producidos en la explosión original. Era,
por tanto, necesario el paso de varios miles de millones de años para generar
elementos pesados y, a partir de ellos, otros tantos para que pudiera
desarrollarse la vida. Hawking explica lo anterior de la siguiente manera:
Para llegar a donde estamos tuvo que formarse una generación previa de
estrellas. Esas estrellas convirtieron una parte del hidrógeno y del helio originales
en elementos como carbono y oxígeno, a partir de los cuales estamos hechos
nosotros. Las estrellas explotaron luego como supernovas, y sus cenizas
formaron otras estrellas y planetas, entre ellos los de nuestro sistema solar, que
tiene alrededor de cinco mil millones de años. Los primeros mil o dos mil
millones de años de la existencia de la Tierra fueron demasiado calientes para el
desarrollo de cualquier estructura complicada. Los aproximadamente tres mil
millones restantes han estado dedicados al lento proceso de la evolución
biológica, que ha conducido desde los organismos más simples hasta seres
capaces de medir el tiempo transcurrido desde el big bang.
Esa versión débil registra solamente el hecho de que para que nosotros,
seres humanos dotados de inteligencia, estemos aquí preguntándonos acerca del
origen del universo, ha sido necesaria una sucesión vertiginosa de casualidades
favorables; esa versión débil ha dado paso rápidamente y, como dice Heidmann,
a veces sin la debida cautela, a una versión fuerte que dice que nuestra
existencia es la responsable de la estructura espacial del universo; es decir, que
la aparición del hombre se convierte en la finalidad, el punto de llegada, el
destino del universo. El principio antrópico fuerte sostiene que el universo debe
ser como es para permitir la existencia de la vida. Según Hawking, la versión
fuerte dice:
Hay muchos universos diferentes, o muchas regiones diferentes de un
único universo, cada uno con su propia configuración inicial y, tal vez, con su
propio conjunto de leyes. En la mayoría de estos universos las condiciones no
serían apropiadas para el desarrollo de organismos complicados; solamente en
los pocos universos que son como el nuestro se desarrollarían seres inteligentes
que harían la pregunta: ¿por qué es el universo como lo vemos?
Esta estrella está a diez millones de años; esto significa que si el fotón que
voy a observar y verificar su presencia dejó la estrella hace diez millones de años
como partícula, ha sido partícula diez millones de años. Si la dejó como onda, ha
sido onda todo ese tiempo. Yo, como físico, al cambiar de una placa a la otra
puedo determinar la naturaleza del fenómeno: regreso diez millones de años y
determino la naturaleza del fotón.
La larga tarea iniciada por Copérnico, seguida por Galileo y Newton, y que
concluye con Darwin y Freud tuvo como resultado sacar al hombre del centro,
quitarle su etiqueta de rey de la creación, de ocupante por derecho propio del
lugar privilegiado en el universo. El resultado de todo ese largo recorrido es que
el hombre pasó a ser considerado como una especie más entre otros miles,
resultado de una lenta evolución, que vive en un muy ordinario planeta que gira
alrededor de una estrella también muy ordinaria en el extremo de una muy
ordinaria galaxia.
En segundo lugar está la tasa de expansión del universo, que afecta a los
tipos de estrellas que se forman. Si esa tasa de expansión fuera mayor, el
universo total podría haberse colapsado antes que una estrella como el Sol
llegara a su fase estable. Pero si se hubiera expandido más rápida-mente no se
condensarían las galaxias y no habría estrellas.
En cuarto lugar está la masa del universo (la masa más la energía), que
determina cuánta combustión nuclear ocurre a medida que el universo se enfría.
Si la masa fuera mayor se formaría demasiado deuterio durante el enfriamiento;
el deuterio es un poderoso catalizador para la combustión nuclear en las
estrellas, por lo que el exceso haría que las estrellas se quemaran más rápido,
pero si no se hubiera generado una cantidad suficiente no se habría producido
helio al enfriarse y sin helio las estrellas no habrían podido producir elementos
más pesados. Por ello el universo es grande; si fuera más pequeño ni siquiera se
habría formado un planeta como la Tierra.
En séptimo lugar aparece la distancia entre las estrellas, que afecta las
órbitas e incluso la existencia de los planetas.
También están los parámetros atómicos, entre los cuales está, en primer
lugar, la fuerza nuclear fuerte que mantiene unidas las partículas en el núcleo del
átomo. Si fuera ligeramente más fuerte, no sólo el hidrógeno sería raro sino
que también la fuente de elementos esenciales más pesados que el hierro,
resultante de la fisión de elementos muy pesados, sería insuficiente. En segundo,
la fuerza nuclear débil, que afecta el comportamiento de los leptones (partículas
elementales que no participan de las reacciones nucleares fuertes, como los
neutrinos y los electrones). La disponibilidad de neutrones a medida que el
universo se enfría y permite la fusión nuclear determina la cantidad de helio que
se produjo durante los primeros segundos después del big bang. Si la fuerza
nuclear débil fuera mayor, los neutrones habrían disminuido rápidamente y
menos estarían disponibles; por tanto, muy poco helio, o nada, se habría
producido. Sin helio no se habrían fabricado suficientes elementos pesados en
los hornos internos de las estrellas. Si fuera más débil, el big bang habría
transformado todo, o casi todo, el hidrógeno en helio, con una sobreabundancia
de elementos pesados, lo cual haría imposible la vida. En tercer lugar, la
constante electromagnética que liga los electrones con los protones. La
característica de las órbitas de electrones determina a qué grado los átomos se
unen para formar moléculas. Si tal constante fuera ligeramente menor, los
electrones no se mantendrían en órbita alrededor del núcleo. Si fuera mayor, un
átomo no podría compartir un electrón con otro átomo. En cualquier caso no
podrían formarse moléculas. En cuarto, la relación de masas entre el electrón y
el protón que determina las características de las órbitas de los electrones. Un
protón es 1836 veces más masivo. Si fuera menor, las moléculas no se
formarían. En quinto, la estabilidad del protón, que afecta la cantidad de materia
en el universo y el nivel de radiación.
La vida del protón es muy larga pero no infinita (10 32 años). Si fuera
menor, las consecuencias para la vida serían inmensas porque su
descomposición libera dosis letales de radiación.
Pero si fuera aún más estable habría emergido menos materia durante los
acontecimientos del primer segundo, no habría materia suficiente para sostener
la vida. Finalmente, la velocidad de la luz, que afecta las fuerzas fundamentales
de la física; el más ligero cambio hacia arriba o hacia abajo niega cualquier
posibilidad de vida en el universo.
Introducción
H(t) = h0 - (G m / r2 ) t2 /2 - v0 t (1)
Hay ciertas constantes universales que son una parte esencial de nuestra
descripción matemática del universo. Encontramos una lista parcial en la Tabla
2, e incluye la contante de Planck (h), la velocidad de la luz (c), la constante de
la fuerza de la gravedad (G), la masa del protón, del electrón, del neutrón, la
carga unitaria del electrón o del protón, las constantes de la fuerza débil, de la
fuerza nuclear fuerte y de acople electromagnético, y la constante de
Boltzmann (k). Cuando se desarrollaron los modelos cosmológicos por primera
vez a mediados del siglo XX, se suponía ingenuamente que la selección de un
conjunto dado de constantes no era crítica para la formación de un hábitat
adecuado para la vida. Los estudios posteriores de los parámetros que hicieron
variar las constantes en forma sistemática han demostrado que cambios en
cualquiera de las constantes produciría un universo dramáticamente diferente
que no sería adecuado para la vida en ninguna forma imaginable.
Se han escrito mucho libros en los últimos diez años para detallar esta
característica asombrosa de nuestro universo, a saber, que las constantes
universales tienen que estar "justo a punto" para tener un universo apto para la
vida. Una lista parcial incluye The Anthropic Cosmological Principle (El principio
cosmológico antrópico) de Barrow y Tipler (1986), Universes (Universos) de
John Leslie (1989), The Accidental Universe (El universo accidental) (1982),
Superforce (Superfuerza) (1984) y The Cosmic Blueprint (El plano cósmico)
(1988) de Davies, Cosmic Coincidences (Coincidencias cósmicas) de Gribbin y
Rees, The Anthropic Principle (El principio antrópico) de Reinhard Breuer
(1991), Universal Constants in Physics (Constantes universales de la física) de
Gilles Cohen-Tannoudji (1993), The Creation Hypothesis (La hipótesis de la
creación) editado por J.P. Moreland (1994) y Mere Creation (Mera creación)
editado por William Dembski (1998). Voy a ilustrar este requisito de estar "justo
a punto" para las diversas constantes universales y propiedades de la materia
mediante varios ejemplos.
Constantes universales
Constantes universales
El ganador del premio Nobel, Arno Penzias, hace esta observación acerca
del carácter enigmático del universo:
"La astronomía nos lleva a este evento único, un universo que fue creado
de la nada y que está equilibrado delicadamente para proveer exactamente las
condiciones requeridas para sustentar la vida. En la ausencia de un accidente
absurdamente improbable, las observaciones de la ciencia moderna parecen
sugerir un plan subyacente que podríamos llamar sobrenatural."
Sin embargo, la inflación misma parece exigir un ajuste fino para que
ocurra y para que arroje irregularidades ni demasiado pequeñas ni demasiado
grandes para que se formen las galaxias. Inicialmente, se estimaba que dos
componentes de una constante cosmológica impulsora de la expansión debían
cancelarse entre sí con
una precisión mejor que
1 parte en 1050. Más
recientemente, en
Scientific American
(enero de 1999), se
afirma que la precisión
requerida es de 1 parte
en 10123. Además, la
relación entre la
energía gravitatoria y la
energía cinética debe
ser igual a 1,000000 con una variación de 1 parte en 100.000. Esta es un área
de investigación activa en este momento y estos valores podrían cambiar con el
tiempo. Sin embargo, parece que los requisitos esenciales de las condiciones de
borde altamente especificadas estarán presentes para cualquier modelo que sea
confirmado finalmente para el origen de big bang del universo.
Resumen
Mi ejemplo inicial de diseño era uno muy sencillo que involucraba una
sola ley física, una constante universal y dos condiciones iniciales que podían
ser determinadas de forma tal que mi bomba de agua llegara sobre la plaza de
la torre inclinada de Pisa en el momento justo como para pegar a mi amigo
paseante. Este es un problema de diseño relativamente sencillo. Sin embargo,
para que el universo tuviera estrellas que generaran una diversidad de
elementos, que proveyeran fuentes de energía a largo plazo con una radiación
de longitud de onda adecuada para facilitar las reacciones químicas, y satisfacer
muchos otros requisitos de un hábitat adecuado para la vida y para el origen de
la vida, la forma matemática de las leyes de la naturaleza, las 19 constantes
universales (no todas listadas en la Tabla 2), y muchas condiciones iniciales
deben estar "JUSTO A PUNTO." Muchos de estos requisitos están
interrelacionados. Por ejemplo, el requisito de la velocidad inicial está
relacionado con el valor de la fuerza de gravedad. Hay tantos requisitos
distintos interrelacionados que parece difícil imaginar cómo todos estos
resultaron "accidentalmente" como necesitaban ser.
Pero eso no fue todo. Esta resonancia hace que la conversión de berilio
en carbono sea extremadamente eficiente. Si acaso existiera una resonancia
similar del oxígeno, un poco por encima de 7.19 MeVs, entonces la conversión
de carbono en oxígeno sería tan eficiente que el carbono desaparecería.
Pensando en términos del principio antrópico podemos afirmar que esta
resonancia no existe, ya que de lo contrario no estaríamos aquí para contarlo,
la vida en nuestro planeta dependiendo de que haya una cantidad similar de
carbono y de oxígeno. Lo extraordinario en este caso fue que experimentos
posteriores revelaron que el núcleo de oxígeno tiene un nivel de energía, uno
de sus "números mágicos", en 7.12 MeVs. Este nivel está muy cerca del punto
de peligro, pero suficientemente por debajo de 7.19 MeVs para evitar que
exista una resonancia. Si en vez de ser 7.12 MeVs hubiera sido 7.20 MeVs,
practicamente todo el carbono de la estrellas se convertiría en oxígeno y no
podrían darse las condiciones requeridas para que el Universo tenga vida como
la de nuestro planeta.
Fred Hoyle fue nombrado "Sir" por la reina de Inglaterra en 1972. Fue
uno de los principales astrofísicos de la segunda mitad del siglo y su notable
visión dió lugar a la comprensión acerca de como se forman los distintos
elementos en las estrellas. Posteriormente apoyó la teoría del estado
estacionario, rival de la teoría de la Gran Explosión, aceptada por la mayoría de
la comunidad científica. En este punto Hoyle a remado en contra de la opinión
de la mayoría. A mediados de los ochentas William Fowler fue galardonado con
el premio Nobel de física por su contribución en el campo de la astrofísica
nuclear. Dada la enorme contribución que hizo Hoyle en esta misma área,
queda la impresión de que su posterior antagonismo con la teoría de la Gran
Explosión le costó el premio Nobel. Pero Fred Hoyle, conciente a sus 83 años
del precio pagado, permanece opuesto a la mayoría y fiel a sus ideas. Y no
sería tan descabellado que, después de todo, en este punto termine teniendo la
razón.
¿Un Universo Diseñado?.
Tengo que admitir que, incluso cuando los físicos lleguen tan lejos como
puedan, cuando tengamos una teoría final, aún no tendremos una visión
completamente satisfactoria del mundo, porque todavía nos quedará la
pregunta "¿Porqué? ¿Porqué esta teoría, en vez de cualquier otra? Por ejemplo,
¿Porqué este mundo está descrito por la mecánica cuántica? La mecánica
cuántica es una de las partes de nuestra física actual que tiene más
posibilidades de permanecer intacta en cualquier teoría futura, pero no hay
nada lógicamente inevitable en la mecánica cuántica; puedo imaginar un
universo gobernado solamente por la mecánica Newtoniana. Así que
aparentemente hay un misterio irreducible que la ciencia no eliminará.
Pero las teorías religiosas del diseño tienen el mismo problema. O bien
crees en algo definido por un Dios o diseñador, o no. Si crees que no, ¿de qué
estamos hablando entonces? Y si crees en algo definido, como "Dios" o un
"diseñador", si por ejemplo crees en un Dios que es celoso, amante, inteligente,
o caprichoso, entonces sigues debiendo afrontar la pregunta "¿Porqué?" Una
religión puede afirmar que el universo es gobernado por un tipo de Dios, en vez
de alguna otra clase de deidad, y puede ofrecer evidencias para creer en él,
pero no puede explicar porque ha de ser así.
Con respecto a esto, me parece que la física está en una mejor posición
para darnos una explicación parcialmente satisfactoria del mundo de lo que
pueda llegar a conseguir nunca la religión, porque si bien los físicos no son
capaces de explicar porque las leyes de la naturaleza son como son y no algo
completamente diferente, al menos son capaces de explicar porque no son
ligeramente distintas. Por ejemplo, nadie ha sido capaz de dar una alternativa
lógicamente consistente a la mecánica cuántica que sea sólo un poco diferente.
Una vez que comienzas a hacer pequeños cambios en la mecánica cuántica,
llegas a teorías con probabilidades negativas u otros absurdos lógicos. Cuando
se combina la mecánica cuántica con la relatividad se aumenta su fragilidad
lógica. Encuentras que a menos que formules la teoría en la forma justa y
adecuada, encuentras sinsentidos, como los efectos precediendo a las causas, o
probabilidades infinitas. Las teorías religiosas, por otro lado, parecen ser
infinitamente flexibles, donde no hay nada que impida la invención de deidades
de cualquier tipo concebible.
Todavía es muy pronto para decir si hay algún principio fundamental que
pueda explicar porque la constante cosmológica debe ser tan pequeña. Pero
incluso si no hay tal principio, recientes desarrollos en la cosmología ofrecen
una posibilidad de explicación de porque los valores medidos de la constante
cosmológica y otras constantes físicas son favorables a la aparición de la vida
inteligente. De acuerdo con las teoría de "inflación caótica" de André Linde y
otros, la nube de miles de millones de galaxias que se expanden y que
llamamos big bang puede que no sea sino un fragmento de un universo mucho
más grande en el que los big bangs se producen constantemente, cada uno con
valores diferentes de las constantes fundamentales.
I formed them free, and free they must remain Till they enthral
themselves: I else must change Their nature, and revoke the high decree
Unchangeable, eternal, which ordained Their freedom; they themselves
ordained their fall.
Me parece un poco injusto con mis parientes ser asesinados para dar la
oportunidad a los Alemanes de tener libre albedrío, pero incluso apartando este
caso, ¿Cómo da cuenta el libre albedrío del cáncer? ¿Es una oportunidad para el
libre albedrío de los tumores?
Las materias sobre las que se me ha pedido que hable aquí pueden
parecer a muchos terriblemente anticuadas. El "argumento del diseño"
propuesto por el teólogo inglés William Paley no está en la mente de la mayoría
de las personas hoy en día. El prestigio de la religión parece derivar hoy de lo
que la gente considera que ha sido su influencia moral, más que de lo que
piensan que ha sido su acierto en dar cuenta de lo que vemos en la naturaleza.
Recíprocamente, he de admitir que, a pesar de que realmente no creo en un
diseñador cósmico, la razón por la que he aceptado discutir sobre este tema es
porque creo que el balance moral de la influencia de la religión ha sido terrible.
Esta es una cuestión demasiado extensa para ser solventada aquí. Por
una parte, puedo apuntar el sinfín de ejemplos del daño hecho por exaltados
religiosos, a lo largo de la interminable historia de pogromos, cruzadas y jihads.
En nuestro propio siglo fue un fundamentalista Musulmán quien asesinó a
Sadat, un fundamentalista Judío quien asesinó a Rabin, un fundamentalista
Hindú quien mató a Gandhi. Nadie puede decir que Hitler fuera un
fundamentalista Cristiano, pero es difícil imaginar al Nazismo siendo lo que fue
sin las bases provistas por siglos de antisemitismo Cristiano. Por otro lado,
muchos admiradores de la religión enumerarán los incontables ejemplos del
bien hecho por la religión. Por ejemplo, en su reciente libro Imagined Worlds, el
distinguido físico Freeman Dyson ha enfatizado el papel del credo religioso en la
supresión de la esclavitud. Me gustaría comentar brevemente este punto, no
para tratar de probar nada con un ejemplo sino sólo para ilustrar que pienso
acerca de la influencia moral de la religión.
2 Se puede llegar a la misma conclusión de una forma más sutil aplicando la mecánica cuántica a todo el
Universo. A través de una reinterpretación de un trabajo anterior de Stephen Hawking, Sidney Coleman ha
mostrado como los efectos mecanico cuánticos pueden llevar a un desdoblamiento de la historia del Universo
(más precisamente, en lo que se llama la función de onda del Universo) en un gran número de distintas
posibilidades, a cada una de las cuales le corresponde un conjunto diferente de constantes fundamentales. Ver
Sidney Coleman, "Los Agujeros Negros como Arenques Rojos: fluctuaciones topológicas y la pérdida de la
coherencia cuántica," Nuclear Physics, Vol. B307 (1988), p. 867.