La Verdad vibra en un tono equidistante al sonido disonante de dos o más campanas.
Si nos toca discernir
cual de ellas mejor suena, cual se impone, cual mas llena; depende de donde estemos, empatía es cercanía a cualquiera que arrimemos.
Aunque hay que considerar
no tan solo su frecuencia, hay que ver cual es la ciencia que formó aquella campana, la mina, que desentraña de la tierra su metal, el horno, que funde y une en una pieza el material.
Pero mas que nada importa
la continencia del molde peso, y el golpe que esconde el pendular badajo, ya ven, todo un trabajo considerar el contexto, causal e histórico aspecto de aquel simple vibrar.
Se requiere buen oído,
como director de orquesta, percibir aquella, o esta, el moverse es la consigna Intersubjetividad Divina es la meta perseguida.
Y aunque repique y golpee
hasta los tímpanos herir nunca habrá de percibirlo aquel que no quiera oír.