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GENERACIÓN
DEL 98
4º EL PAISAJE
5º LA PROBLEMÁTICA VITAL
6º EL LENGUAJE
Obra:
“Las Sonatas”, son cuatro relatos, con el título de cada una de las estaciones, que
narra las aventuras y amores de marqués de Bradomín, un “don Juan” “feo, católico y
sentimental”, cínico y sensual. “Las Sonatas” están dotadas de un lenguaje rítmico,
sensorial, muy cuidado y elaborado y de una gran belleza formal.
Al iniciarse la guerra civil, apoyó inicialmente a los rebeldes. Unamuno quiso ver en los
militares alzados a un conjunto de regeneracionistas autoritarios dispuestos a
encauzar la deriva del país. Cuando el 19 de Julio la práctica totalidad del consistorio
salmantino es destituida por las nuevas autoridades y sustituida por personas adictas,
Unamuno acepta el acta de concejal que le ofrece el nuevo alcalde.
Unamuno se arrepintió públicamente de su apoyo a la sublevación.
Obra:
Narrativa
La obra narrativa de Miguel de Unamuno, en orden cronológico, es la siguiente:
• “Niebla”, obra clave de Unamuno, que él caracteriza con el nombre Nivola para
separarla de la supuesta forma fija de la novela.
• En 1917 escribe “Abel Sánchez”, donde invierte el tópico bíblico de Caín y Abel
para presentar la anatomía de la envidia.
•También se publican tres novelas cortas con un prólogo de gran importancia: “Tres
novelas ejemplares y un prólogo”.
Siempre se sintió atraído por los metros tradicionales y, si bien en sus primeras
composiciones procura eliminar la rima, más tarde recurre a ella. Entre sus obras
poéticas destacan: “Poesías” (1907), “Rosario de sonetos líricos” (1911), “El Cristo de
Velázquez” (1920), “Andanzas y visiones españolas” (1922), “Rimas de dentro” (1923),
“Teresa”, “Rimas de un poeta desconocido” (1924), “De Fuerteventura a París” (1925),
“Romancero del destierro” (1928) y “Cancionero” (1953).
Ya desde su primer libro, “Poesías” (1907), se perfilan los temas que van a dominar en
la poética unamuniana: el conflicto religioso, la patria y la vida doméstica.
Teatro
La obra dramática de Unamuno presenta su línea filosófica habitual; de ahí que
obtuviera un éxito más bien escaso. Temas como la indagación de la espiritualidad
individual, la fe como «mentira vital» y el problema de la doble personalidad son
tratados en “La esfinge” (1898), “La venda” (1899) y “El otro” (1932). Actualiza la
tragedia euripídea en “Fedra” (1918) y traduce la “Medea” (1933) de Séneca.
Azorín:
Obra
Su producción literaria se divide fundamentalmente en dos grandes apartados: ensayo
y novela. También escribió algunas obras teatrales, experimentales y de escaso éxito.
Ensayo
Como ensayista dedicó especial atención a dos temas: el paisaje español y la
reinterpretación impresionista de las obras literarias clásicas.
Entre los ensayos literarios de Azorín destaca “Ruta de Don Quijote” (1905),
“Clásicos y modernos” (1913), “Los valores literarios” (1914) y “Al margen de los
clásicos” (1915). En ellos, su intención no es la de hacer un estudio pormenorizado de
los textos, sino despertar la curiosidad y el interés ofreciendo una lectura
impresionista de los mismos que destaca sólo los elementos más significativos de los
mismos para la personalidad del escritor. Por tanto, se limita a expresar sus
impresiones y reflexiones personales sobre la Literatura española. También destaca
"La Andalucía Trágica”. Es un ensayo añadido a la obra de “Los Pueblos” (edición en
1914). Azorín irá a Andalucía y recorrerá la zona de Sevilla. Al principio mandará
crónicas a “El Imparcial” y el gobierno se sentirá molesto, por lo cual le pedirá el
director del periódico que no mande más. Publicará todavía una entrevista que le
costará la expulsión del periódico y le llevará a trabajar en ABC. “La Andalucía
trágica” era de 1904 a 1905, anterior a “Los Pueblos” y posteriormente añadida.
Novela
Las novelas de Azorín se pueden dividir en cuatro etapas:
Teatro
Azorín siempre sintió gran afición por el teatro; sin embargo, sus obras no gozaron del
favor popular. De su pluma saldrían “Old Spain” (1926), “Brandy, mucho
brandy” (1927), “Comedia del arte” (1927) y la trilogía “Lo invisible”, vinculada a la
estética del Expresionismo, de la que forman parte “La arañita en el espejo”, “El
segador” y “Doctor Death, de 3 a 5”, considerada por algunos críticos como su mejor
producción dramática.
Nació en San Sebastián en 1872 y vivió, durante casi toda su vida en Madrid.
Estudió medicina sin apenas ejercerla. Viajó por España y Europa, pero llevó una vida
sedentaria y rutinaria, sin incidencias especiales, dedicado a leer pasear y escribir.
Finalmente murió en 1956.
Fue un solitario, huraño, inconformista y anti-todo (religión, sociedad, política…).
Pesimista radical: “la vida es esto: crueldad, ingratitud, inconsciencia, desdén de la
fuerza por la debilidad”; para él el hombre era egoísta, cruel y brutal. Pero Baroja
tenía otra cara más oculta, la de un hombre compasivo y tierno con los desvalidos y
marginados, un sentimental necesitado de cariño, hipersensible ante el dolor y la
injusticia, un espíritu sincero que lo que quería era otro mundo, otra España distinta
de aquella en la que él vivía, tan injusta y mezquina.
Fue un autodidacta, leyó mucho y muy desordenadamente. En él influyeron en
especial dos pensadores europeos: Schopenhauer y Nietzsche; del primero toma el
pesimismo, del segundo el vitalismo (voluntad y acción). Baroja pensaba que la acción
era lo único que justificaba la vida del hombre.
Políticamente, manifestó simpatía por el anarquismo, en su juventud, pero muy
pronto se encerró en un radical escepticismo.
Obras:
− “La busca” (1904), que sí se relaciona con las otras dos novelas que forman con
ella la trilogía “La lucha por la vida”: “Mala hierba” (1904) y “Aurora
roja” (1905). “La busca” cuenta la historia de un muchacho, Manuel, que,
venido de un pueblo a Madrid, va pasando por diversos ambientes y oficios
hasta terminar en los suburbios de la ciudad, entre mendigos, golfos y vagos,
al borde de la delincuencia. Baroja, con intención social testimonial, pinta
descarnada y sobriamente, las clases medias-bajas y, particularmente, los
estratos más miserables de la sociedad madrileña de finales y comienzos de
siglo: cuadros de ambiente, tipos de toda calaña (pícaros, prostitutas,
criminales, proletarios), la mendicidad y la miseria; y en medio, Manuel, que,
por su falta de voluntad y por la total desorganización social, se va
degradando cada vez más, aunque no definitivamente, en la difícil lucha por la
vida.
− “Zalacaín el aventurero” (1906) es un ejemplo de la novela de acción de Baroja.
Narra, animada y ágilmente, la vida del vasco Martín Zalacaín: su infancia y
aprendizaje para la vida, las trepidantes aventuras de contrabandista, su
antagonismo con Carlos Ohando, el amor y la muerte trágica, todavía joven, y
el halo de héroe popular creado en torno a él.
De este grupo también cabe destacar la participación de Ángel Ganivet, aunque no se
conoce tanto como los citados anteriormente.
Y ya para concluir y hablando en plata, lo que ocurrió en esta época fue que surgió un
rebeldismo entre la sociedad poética, que estaba en desacuerdo con los hábitos
conservadores que existián en el país. También, que fueron unos tiempos difíciles para
estos poetas, y que algunos, como en el caso de Unamuno, se vieron en la necesidad de
tener que negar sus propias maneras de pensar, para no ser condenados, en ocasiones,
hasta con la muerte.
Si hay alguna pregunta, o algo que se nos haya pasado por alto, este es vuestro
momento de realizar vuesta cuestión. En todo caso, esperamos que os haya gustado la
exposición, que con tanta ilusión y agrado hemos hecho para vosotros