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Conozca al verdadero creador: Usted

Dr. Fred Alan Wolf

Hoy en día reconocemos que hemos perdido de vista la sabiduría antigua


en nuestra cultura actual. Incluso sabemos que existe una conexión profunda
entre la naturaleza y la mente humana, que hasta el momento ha sido eludida
por la ciencia. Esta profunda conexión se ha visto disminuida por la visión
mundial objetiva de la ciencia, que produce la idea de que el mundo está hecho
de objetos inanimados que sólo pueden ser movidos por fuerzas, por lo que el
lema humano ha sido la sobrevivencia de quienes están en mejores condiciones y
son más fuertes. Este tipo de visión mundial nos encamina a una cierta
desesperanza, falta de respeto por la vida e indiferencia por otras maneras de
experimentarla. Considero que la crisis que hasta hoy continúa, con elementos
dispares del mundo que intentan dar a conocer sus deseos a través del
terrorismo, es una consecuencia inevitable de un mundo que tiende a separar la
conciencia de la mente y la materia. No vemos el mundo como a nosotros
mismos: como un ser viviente y una entidad con sentimientos, sino como rocas,
árboles, vacas, animales y otras personas a quienes tendemos a menospreciar al
compararlos con nosotros mismos.
Sin embargo, existe una nueva visión que crece mientras nosotros estamos
aquí, aquella cuyos padres son la disciplina lógica de la ciencia y la visión mística
de la espiritualidad. Quizás sea divertido que estos padres se hayan reunido en
primer lugar, pues aparentemente tienen muy poco en común. Aunque parezca
extraño, la primera visión del hijo creciendo en este siglo XXI viene de la física
cuántica y de un nuevo tema, del cual todos hemos escuchado hablar en la
película "What the Bleep Do We Know?" [¿Qué diablos sabemos?]. Esta ha sido
llamada la teoría del campo cuántico de todas las cosas. Podemos considerar
este campo cuántico como la Mente de Dios y, ya que el campo mental permea
todo, también es parte de nuestra propia mente. Si comprendemos esta idea y
aprendemos a escuchar esta mente, nos encontramos con el verdadero creador.
CÓMO EL CAMPO CUÁNTICO ESPIRITUAL TIENE INFLUENCIA EN LA MATERIA Y EN LOS
SENTIMIENTOS

Pasé algunos años de mi edad madura en Europa de los años ’70. Como
profesor invitado en la Universidad de París, tuve la oportunidad de pasar un
buen tiempo con un académico bíblico llamado Carlos Suarès, que vivía a una
cuadra de la torre Eiffel. Suarès tenía muchas historias maravillosas para contar
y a través de estas historias y su enseñanza de lo que él llamaba la Cabalá (se
puede ver también escrita Kaballah o Qabala), comencé a ver a partir de una
nueva forma de espiritualidad exactamente de qué se trataba esta teoría del
campo cuántico. Ya la estudié en el colegio, pero como muchas cosas que se
aprenden por primera vez en el colegio, casi me olvidé de todo lo que aprendí.
Suarès (ya fallecido), que había estado trabajando de manera tradicional
como lo haría un estudiante antiguo en Francia, se dio cuenta de que las letras
del Hebreo son más que sólo caracteres en el sentido en que nuestro alfabeto es
compuesto de A, B, C, D, etc. Las letras del Hebreo: Alef (a), Beit (b), Gimel (g),
Dalet (d) son por sí mismas palabras, y debido a que son palabras tienen
significados.
Alef representa la energía suprema: suave, viva, pero que no existe por
sí misma en el mundo del tiempo y del espacio que conocemos, porque tiene
cualidad imaginaria. Ella es la energía fundamental en todo, y todo lo que
conocemos está en Alef.
Así, Alef está más allá de la descripción, no se puede definir o limitar.
Se mueve a una velocidad infinita y así evade el tiempo. Es la conciencia
fundamental desconocida por sí misma. Su acción en el tiempo es explosiva y
discontinua.
Beit representa cualquier recipiente, cualquier apoyo físico y cualquier
grupo de elementos tales como los pensamientos y las experiencias de una
persona consideradas como un todo y que su conjunto es mayor a la suma de
sus partes. Es el divisor o separador primero o fundamental. Para contener o
tener cualquier cosa separa aquello que es contenido de aquello que no lo es,
por lo tanto, es el acto fundamental de la conciencia reconociéndose a sí
misma.
Si Alef es espiritual, Beit es material. Sin embargo, esta restricción no
necesita ser aplicada en todos los casos.
Gimel representa el movimiento de todas las Beit (materia) que
contienen Alef (espíritu). Con el fin de que un movimiento exista, se necesita
tiempo y espacio. De esta manera Gimel puede considerarse como la semilla
fundamental del tiempo y del espacio, y no puede existir sin Alef y Beit. Su
movimiento no es un flujo continuo, sino un salto o último esfuerzo cuántico
similar al de una semilla.
Alef, Beit y Gimel en conjunto son las semillas fundamentales a partir
de las cuales se manifiesta la materia, el tiempo y el espacio, lo que es
llamado arena de la existencia.
Sin embargo, si es que esto fuese todo lo que hay en funcionamiento en
la mente de Dios, no sería suficiente. Algo más fue necesario para crear un
universo y resistencia a cualquiera de las mencionadas anteriormente. El
símbolo de esa resistencia es Dalet. Dalet es igual de misteriosa que Alef.
Suarès a menudo nombraba a Dalet como la segunda Alef. Esta representa
cualquier resistencia o cualquier respuesta a algún movimiento. Surge como la
interacción entre todos los objetos materiales en estado de movimiento, por lo
tanto, actúa como un campo en resistencia y no se somete a ninguna fuerza
impuesta sobre ella. Responde a todas las Gimel (movimiento) de las Beit
(materia) que contienen Alef (espíritu), sólo actuando en oposición. En la
famosa Tercera Ley de Newton, acción es igual a la reacción, Dalet es la
reacción.
Dalet surge como la inercia normal de la materia y tiene un papel muy
importante en el universo. Es la respuesta o resistencia grabada que
continuamente se ofrece a Gimel (movimiento). El prefijo “re”, como en las
palabras recordar, resistir o responder, es puramente Dalet.
No revisaré los 27 símbolos del alfabeto (AlefBet) hebreo, pues ya en estos
pocos símbolos tenemos bastante para mostrar cómo se relacionan con
cualidades espirituales del campo cuántico. Para mantenerlo de manera simple,
usted puede pensar en Alef como la Mente de Dios y de la misma manera en que
Alef provee de una matriz para que todas las cosas surjan en la existencia, el
campo cuántico trae a la vida cada partícula física de la materia en el universo.
Lo que Cabalá afirma es que cuando usted comienza a estudiar estos
temas, comienza a tener experiencias que abren su mente de maneras
innovadoras, y así empiezan a aparecer nuevas conexiones y formas originales de
percibir las cosas. En resumen, se entra en contacto con la mente de Dios y se
comienza a ver los secretos de la misma creación. El mismo discernimiento
puede resultar del estudio de la creación desde el punto de vista de la física
cuántica.
De hecho, cuando comencé a interiorizarme en la Cabalá junto a Suarès,
empecé a ver la relación de este tema con la física cuántica y a preguntarme
hasta dónde la Cabalá se remonta en la historia. Al parecer ésta pudo originarse
incluso antes de que existiese el pueblo hebreo, y de una manera diferente
puede encontrarse, por ejemplo, en sánscrito u otras lenguas.
Mi deseo y mi trabajo en ese entonces era rejuvenecer la sabiduría
antigua y expresarla en lengua moderna. Decidí invocar estos símbolos
cabalísticos y utilizarlos como base o referencia para entender los
sentimientos humanos. A este trabajo lo llamé "nueva alquimia". Actualmente
se puede leer acerca de la nueva alquimia en mis libros “Mind into matter”
[La mente en la materia] y “Matter into feeling” [La materia en el
sentimiento].

EL TIEMPO, LA MENTE Y EL CAMPO CUÁNTICO

Tal como el campo cuántico, sobre el cuál me referiré a continuación, Alef


existe antes de que exista cualquier cosa. A este estado lo llamamos el reino
imaginario. En la física nueva, cuando usted comienza finalmente a codearse con
nuevas ideas tales como la teoría de la relatividad de Einstein, empieza a
comprender una nueva forma de ver el tiempo, el espacio y la materia. En la
física cuántica usted se dará cuenta, por ejemplo, de que la noción del tiempo
no expresa o incluye algún sentido de presencia o "ahora" absoluto. Existe sólo
una indicación de tiempo que correspondería a una secuencia de una cosa a la
otra, y no existe indicación con respecto a porqué una cosa en particular sucede
después o antes de otra, incluso nuestra experiencia nos dice que hubo un antes
y que habrá un después. No existe nada en las leyes de la física que nos indique
eso. Esa es la primera pista de que el tiempo, tal como es considerado por la
física, es verdaderamente una pieza de un puzzle, lo que significa que ahora
estamos abiertos a otras interpretaciones sobre el tiempo.
Los aborígenes de Australia han considerado el tiempo como algo circular y
han hablado acerca de algo que llaman “tiempo de sueños”. Este tiempo de
sueño es cíclico y es el tiempo en que el Espíritu habita. Mientras que el tiempo
en que habitamos, tal como se nos ha enseñado e instruido, es un tiempo lineal y
a menudo marcado por eventos tales como nuestro nacimiento y muerte como
puntos limítrofes, nuestra vida es aquello que estamos viviendo en estos
momentos en medio de esta larga línea.
En el tiempo de los aborígenes, cualquier punto del tiempo se expande
en un gran círculo temporal, de manera que todas las cosas están sucediendo,
por así decirlo, de una vez. Esta es una visión muy diferente. La física se
encarga sólo del tiempo lineal, pero no se refiere sobre el círculo temporal que
toca cualquiera de esos puntos a lo largo de esa línea, dando vueltas a través
de ella al igual como una argolla rueda sobre un camino.
Sin embargo, en la física cuántica comenzamos a ver que podríamos
referirnos de manera significativa y escribir ecuaciones sobre las corrientes de
posibilidades de los eventos que fluyen en dos direcciones, y no sobre las
condiciones. Ellas fluirían desde algo llamado pasado hacia algo llamado futuro
o viceversa. Las ecuaciones no importan. Ellas describen a grandes rasgos qué
pasaría en cada uno de los casos. Para que un evento ocurra, el círculo o
tiempo espiritual "tocaría" el tiempo real lineal tangente.
Para que se produzca ese punto de roce, los dos flujos deben oponerse a la
corriente, es decir, de alguna manera deben mezclarse. Utilizo la metáfora de un
río con dos caídas de agua, una a cada lado. El agua de ambas cae
constantemente, de manera que el río está en permanente agitación por el
revolvimiento de las corrientes que están oponiéndose a ellas en medio de éste.
Los eventos de nuestras vidas son aquellos revolvimientos del agua. Las
corrientes son las posibilidades.
La física predice que estos dos flujos deben juntarse y producir un patrón
de probabilidades, el cual a medida que se construye, produce eventos que
saltan hacia la existencia. Ellos saltan hacia la existencia como un verdadero
gran trozo de materia.
Nuestras células vivientes son capaces de encontrar un nuevo camino en
este doble flujo. Existe evidencia radical que indica que las células nerviosas son
sensibles a ambos flujos y que ese tiempo subjetivo puede que no corresponda
simplemente a un tiempo lineal objetivo (ver, por ejemplo, el trabajo de B. Libet
y la publicación actualizada de la revista Scientific American llamada "A matter
of time"). Consecuentemente, pareciera ser un error intentar trazar nuestras
experiencias subjetivas en una línea, la línea de tiempo de la física. ¿Podemos o
deberíamos trazar nuestras experiencias en un tiempo circular que corresponde a
la visión espiritual antigua, tal como visto por los aborígenes australianos y otras
personas? Creo que hoy en día debiéramos hacerlo y es en el estudio de la teoría
del campo cuántico donde veo la manera en que puede realizarse. Considerar
este punto de vista será más que sólo un ejercicio intelectual. Le permitirá
compartir la mente de Dios, la comprensión de su propio poder de creación,
realizar las acciones apropiadas y manejar la resistencia contra esas acciones a
medida que surgen. Hacerlo provocará que se origine la conexión necesaria y
exigida entre su mente y la de Dios, una manera de ir conociendo al verdadero
creador: usted.
Permítame comentar brevemente de qué se tratará esta reunión.
Imagine que entramos a un observatorio lleno de instrumentos que deseamos. A
medida que intentamos averiguar de qué está hecho este universo, tenga en
cuenta que estamos mirando la mente de Dios mientras funciona. Ya que
podemos utilizar cualquier instrumento libremente durante nuestra
exploración, podemos explorar en cualquier nivel de espacio, tiempo o materia
que queramos. Vemos que este universo completo y cada cosa en él no están
ahí como un montón de basura, sino que aparecen y desaparecen con una
espontaneidad no imaginada previamente, así como nuestros sueños y
pensamientos pero en un grado inferior.
Imagine esto como si estuviese mirando una mente gigante. Sin embargo,
esto es muy lejano a lo que sería una mente común en funcionamiento. En esta
gran mente las cosas se crean constantemente, y muy poco después, se
aniquilan de manera constante en una danza rítmica que muestra patrones y
una organización, que sigue reglas. Sin embargo, la aparición del caos parece no
seguir las reglas. En otras palabras, esta gran mente contiene lo que deberé
llamar extremos, o si es que prefiere, tal vez, rabietas al estilo Dios (?).
Nos preguntamos si vivimos en un universo ordenado. Bueno, no en uno
absolutamente ordenado. En ocasiones todas las operaciones en la mente de Dios
se ven como una forma de tecnología o tal vez un reality show virtual gigante.
Mientras descubrimos esto, aprendemos que más que un universo pasivo preciso
creado por el relojero en el cielo, Dios continúa haciendo el universo. Tal vez e
incluso más detalladamente, al ver cómo esta gran hazaña se realiza, vemos
también cómo este logro afecta a cada uno y a todos nosotros.
Nos comenzamos a hacer preguntas: ¿Cómo lo hace Dios? ¿Estamos
simplemente hechos de materia y la materia es tan sólida como se ve? ¿Nuestro
universo se va desordenando cada vez más a medida que pasa el tiempo y esto
hace que nuestras vidas carezcan de sentido cada vez más? ¿Podemos explicar
todo esto diciendo que el universo es materia en movimiento y que la mente es
una forma “complementaria” que tiene un pequeño efecto, así como las
personas de vacaciones que miran fuegos artificiales a distancia?
No es sólo sobre el contenido de los ingredientes del universo, aunque
esto es importante, pero la pregunta clave aparentemente es: ¿Cuáles son los
principios que utiliza Dios para hacer el mundo material?. Así como
aparentemente seguimos caminando por el mundo y aunque tenemos algunos
asuntos pendientes que aclarar acerca de la comprensión de nuestro universo y
nuestra parte en él (y los tendremos por algún tiempo), consideramos que
algunos de los principios, o si usted prefiere, las recetas utilizadas para originar
el mundo no son sólo profundamente interesantes (así como lo considera la
física), sino que son incluso más importantes que aquello de lo que está hecho
el mundo. Esos principios afectan nuestras vidas diarias y nos ayudan a
comprender de manera más profunda por qué tendemos a hacer las cosas que
hacemos. Todos ellos pueden ser descritos por una sola palabra de acción:
originar el cambio dinámico.

EL PASADO Y EL FUTURO SE INFLUENCIAN PERMANENTEMENTE ENTRE SÍ


Nuestra historia de vida individual es el efecto ejercido por el pasado y el
futuro en cada uno de nosotros. La creación de la historia sigue las reglas de la
física cuántica: observa, perturba, y a la vez crea algo sólo a partir de la
posibilidad. Una vez cerrado o contenido dentro de la mente, una corriente de
tiempo fluye desde el comienzo y se refleja desde el fin de la historia hacia atrás
hasta el comienzo, así como una culebra que se traga su cola. Una historia
completa, con un comienzo, un desarrollo y un final, se forma en la mente.
Cuando se abre o se expresa al mundo, la corriente del tiempo interno se
sincroniza con los eventos que suceden en el mundo, es decir, las historias
internas y externas se unen, así como dos serpientes entrelazándose y cerrándose
en sí mismas. Este proceso ocurre nuevamente durante el día y la noche, y
permite que se formen nuevos recuerdos. La nueva información se convierte en
viejos recuerdos, así como dos serpientes que se relajan para respirar antes de
entrelazarse.

LA MATERIA Y EL RECUERDO SURGEN EN EL CAMPO CUÁNTICO


Permítanme mostrarles brevemente cómo se ve esto desde el punto de vista del
campo cuántico.
Imagen 1. Cuatro fotos instantáneas del campo cuántico en acción.

En el primer cuadro vemos una lluvia de partículas surgiendo del vacío


(por convención, comenzando desde la parte inferior) y luego desaparece
volviendo a él. La mente de Dios está llena de tales eventos. Existen
pensamientos aleatorios que significan nada más que energía de creación y
aniquilación. En el segundo cuadro vemos dos partículas creadas. La partícula de
la derecha aparece y luego desaparece de la misma manera. Pero la partícula de
la izquierda ha interactuado con el campo cuántico y produce un circuito de
recuerdos antes de que la partícula desaparezca. En el tercer cuadro vemos una
partícula que nuevamente ha interactuado con el campo y produjo un circuito de
recuerdos, que a su vez produce otro circuito de recuerdos. Aquí el par de
circuitos conectados actúan como un reforzamiento de la memoria: una
autoreferencia. Esto puede que muestre la manera en que el ego surge y el
sentido de uno mismo que tenemos cada uno de nosotros. A la derecha del tercer
cuadro vemos un par de circuitos conectados por sí mismos. Esto es un burbujeo
espontáneo de recuerdos.
Ahora desde el punto de vista externo podemos ver estos escenarios de
manera diferente. Imagínese que dibujamos una serie de líneas horizontales a
través de una de las cajas, así como se muestra en el cuarto cuadro. Cada una de
estas líneas marca un instante en el tiempo tal como lo ve una persona desde el
exterior. La línea de tiempo 1 es el tiempo más anterior y lo que aparece es una
sola partícula. En la línea de tiempo 2 vemos que hay tres partículas: la que
vimos en la línea 1 y ahora la burbuja de recuerdos se nos presenta como dos
partículas en dos puntos diferentes donde la línea cruza el circuito. En la línea 3
vemos que hay 5 partículas; en la línea 4 también tenemos cinco partículas, y
finalmente en la línea 5, cuatro de ellas han desaparecido en el tiempo mientras
la partícula que vimos primero está a punto de desaparecer.
CONCLUSIÓN
Los circuitos que aparecen en la teoría del campo cuántico son muy
importantes y deben ser observados como circuitos temporales, tal como
mencionado anteriormente en relación con la cultura aborigen. Existe una
consciencia espiritual en la cultura aborigen de que todo está vivo. (Creo que no
sólo para los aborígenes de Australia, sino también para los indígenas de América
y Europa, con anterioridad al Sacro Imperio Romano). El espíritu es aquello que
somos. Más que tener un Espíritu, caminamos en el Espíritu. Nunca poseemos o
tenemos un Espíritu; es siempre el Espíritu el que nos posee a nosotros. Todo en
el universo está vibrando, y a medida que usted se mueve a través del campo
cuántico de un lugar a otro, si usted es lo bastante sensible, puede percibir
diferentes vibraciones espirituales y a partir de estas vibraciones puede
experimentar el Espíritu que está surgiendo en ese momento, y ve que
efectivamente usted es una parte de él. Existe una gran cantidad de ejemplos de
gente que ha tenido esta experiencia en el pasado. Personas como Buda, Cristo,
Mohamed y otros visionarios han traspasado estos sucesos a nosotros. Ahora es el
momento de que usted tenga esta experiencia. Después de todo, se trata de
usted: el verdadero creador.

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