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(Lucas 10: 1 - 22) La Misin Despus de esto, design el Seor a otros setenta y dos y los envi por delante,

de dos en dos, a todas las ciudades y sitios adonde l haba de ir.2 Y les dijo:
1

La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueo de la mies que enve obreros a su mies. 3 Id; mirad que os envo como corderos en medio de lobos. No llevis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludis a nadie en el camino. 5 En la casa en que entris, decid primero: `Paz a esta casa.' 6 Y si hubiere all un hijo de paz, vuestra paz reposar sobre l; si no, se volver a vosotros.7 Permaneced en la misma casa, comed y bebed lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayis de casa en casa.
4

En la ciudad en que entris y os reciban, comed lo que os pongan; 9 curad los enfermos que haya en ella, y decidles: `El Reino de Dios est cerca de vosotros.'
8

En la ciudad en que entris y no os reciban, salid a sus plazas y decid: 11 `Sacudimos sobre vosotros hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies. Sabed, de todas formas, que el Reino de Dios est cerca.' 12 Os digo que en aquel Da habr menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad.
10

Ay de ti, Corazn! Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidn se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habran convertido. 14 Por eso, en el Juicio habr menos rigor para Tiro y Sidn que para vosotras. 15 Y t, Cafarnan, hasta el cielo te vas a encumbrar? Hasta el Hades te hundirs!
13

Quien a vosotros os escucha, a m me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a m me rechaza; y quien me rechaza a m, rechaza al que me ha enviado.
16

De qu deben alegrarse los apstoles. Regresaron los setenta y dos, y dijeron alegres: Seor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18 l les dijo: Yo vea a Satans caer del cielo como un rayo. 19 Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones y sobre todo poder del enemigo, y nada os podr hacer dao; 20 pero no os alegris de que los espritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estn escritos en los cielos.
17

El Evangelio revelado a los sencillos. El Padre y el Hijo. En aquel momento, se llen de gozo Jess en el Espritu Santo y dijo: Yo te bendigo, Padre, Seor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a ingenuos. S, Padre, pues tal ha sido tu beneplcito. 22 Mi Padre me lo ha entregado todo, y nadie conoce quin es el Hijo sino el Padre; y quin es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
21

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