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Alumno: Abraham Gallegos Estrada

Profesor: Lic. Macario Domínguez


Materia: Filosofía del Derecho.
Fecha de presentación: Agosto 7 de 2007.

LA FILOSOFÍA DEL DERECHO:


CORRIENTES DE PENSAMIENTO Y VALORES JURÍDICOS.

CONTENIDO:
1. INTRODUCCIÓN.
2. PRINCIPALES CORRIENTES DE LA FILOSOFÍA DEL DERECHO Y DE LA
CIENCIA JURÍDICA.
2. 1. Iusnaturalismo.
2. 1. 1. Concepto.
2. 1. 2. Principales concepciones iusnaturalistas.
2. 1. 3. Iusnaturalismo teológico.
2. 1. 4. Iusnaturalismo laico o racional.
2. 2. Iuspositivismo.
2. 2. 1. Concepto.
2. 2. 2. Diferencias entre moral y derecho según el iuspositivismo.
2. 2. 3. Clases de iuspositivismo.
2. 2. 4. El derecho como una creación del Estado.
2. 3. Sociologismo jurídico.
2. 3. 1. Concepto.
2 .3 .2. Posturas de autores sociologistas.
2. 4. Iusmarxismo.
3. CORRIENTES CONTEMPORÁNEAS Y EL PAPEL DE LOS VALORES EN LA
FILOSOFÍA DEL DERECHO.
3. 1. El problema del valor.
3. 2. La recepción de la Filosofía de los valores en el pensamiento
jurídico.
3. 3. El problema de la subjetividad u objetividad de los valores.
3. 4. Desarrollo y configuración de la concepción triádica del derecho.
3. 5. Clasificación de los valores jurídicos.
4. CONCLUSIÓN.
5. BIBLIOGRAFÍA.

1. INTRODUCCIÓN.

El derecho como producto cultural no puede ser comprendido como algo


estático en el devenir del tiempo; sino, debe ser entendido como el
conocimiento, que evoluciona al parejo con el hombre que es quien lo genera.
De tal manera que el hombre y el derecho caminan de la mano a través de la
historia, transformándose incesantemente según los acontecimientos
políticos, económicos y sociales.

Ejemplos de estos cambios profundos que inciden en la adecuación del


derecho están, entre muchos otros, la caída del Muro de Berlín, que modificó
las relaciones sociales, económicas y políticas entre Europa, Rusia y los

1
Estados Unidos, creándose las leyes para normar el nuevo contexto. Otro caso
importante es la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas, en varias repúblicas autónomas, ajustando el derecho interno a las
nuevas circunstancias; asimismo, los acontecimientos del 11 de septiembre de
2001 que cimbró toda la estructura social, económica y política de los Estados
Unidos y de otros países, viéndose en la necesidad de amoldar su marco legal
comercial y de inmigración para protegerse del terrorismo internacional.

El otro asunto de la máxima importancia para el derecho interno e


internacional es el fenómeno de la globalización, que ha hecho cambiar el
derecho económico, civil y mercantil de todos los países del mundo.

Sirva lo anterior para demostrar la manera de que el derecho está en


constante evolución y cambiando la vida de la humanidad.

De tal suerte, que en la tarea de explicar los qué es el derecho, numerosos


estudiosos de la materia, a través del tiempo han formado corrientes de
pensamiento, definiendo e interpretando a éste desde diferentes puntos de
vista, cada uno de acuerdo a su cultura y la época que les ha tocado vivir.

Así las cosas, la definición del concepto de derecho es, sin duda alguna, la
reflexión esencial que debe coronar la faena de la filosofía jurídica. De esta
reflexión sobre qué es el derecho; y de las respuestas a otros
cuestionamientos básicos sobre cuáles son los fines que persigue, y de dónde
deriva la validez del mismo, se puede formar una concepción jurídico-
filosófica del fenómeno jurídico que, después nos permitirá comprender
mejor el derecho.

2. PRINCIPALES CORRIENTES DE LA FILOSOFÍA Y DE LA CIENCIA


JURÍDICA.

2. 1. IUSNATURALISMO.

2. 1. 1. CONCEPTO.

El término iusnaturalismo proviene del latín ius, "derecho", y natura,


"naturaleza", es una corriente de la filosofía del derecho que afirma que al
menos una parte de las normas convencionales del derecho y la moral están
asentadas en principios universales e inmutables; este conjunto de normas
conforman el derecho natural.1

Otras definiciones de derecho natural son:

“Es el conjunto de principios normativos esenciales al orden social que se


fundan en la naturaleza humana, se conocen por la luz de la razón natural y
se imponen a los hombres por fuerza de la misma naturaleza” 2 “Es una

1
Derecho Natural. http://es.wikipedia.org/wiki/Iusnaturalismo
2
Iusnaturalismo y positivismo. http://html.rincondelvago.com/iusnaturalismo-y-positivismo_1.html

2
doctrina que pretende establecer principios ideales de justicia como
parámetros permanentes, fuente de inspiración y guía del derecho positivo”3

"El Iusnaturalismo, con esta palabra se designa un conjunto de doctrinas muy


variadas, pero que tiene como denominador común la creencia de que el
Derecho "positivo" debe ser objeto de una valoración con arreglo a un sistema
superior de normas o principios que se denominan precisamente: Derecho
natural". 4

Según el iusnaturalismo, la validez del derecho deriva de la esencia del


hombre. Por tanto, el derecho debe ser consustancial a la vida humana, y
reconocer los criterios éticos y virtuosos que deben coincidir con la naturaleza
del hombre. Esto indica que es una postura que afirma la supremacía y
preexistencia del Derecho Natural ante el Positivo, y que el derecho positivo
debe ser fiel reflejo del derecho natural.

De estas definiciones se deducen los elementos siguientes:

1. Se trata de reglas sociales y jurídicas, descubiertas por la razón


humana, ávida de justicia. Para las orientaciones teocráticas es el
derecho establecido por Dios.
2. Anteriores y por tanto superiores al mismo Estado.
3. Estas reglas se imponen al mismo Estado. Se afirma en los Estados
socialistas que el Derecho natural comprende, las reglas seguidas por la
mayoría de los ciudadanos o sujetos del Estado.
4. Toda disposición contraria al derecho natural es injusta. El legislador
debe respetarla y en general todos los que detentan la autoridad y la
fuerza.
5. La ley debe estar dominada por los principios del derecho natural.

En resumen desde el momento que se reconoce unánimemente que el derecho


es la regla o una de las grandes reglas de la vida social, no se puede negar que
existe un derecho natural, un derecho que existe en conformidad a la
naturaleza del hombre, que ha sido definido justamente como ser jurídico. La
única divergencia estriba en saber si este derecho es una creación de la
conciencia colectiva o simplemente el reconocimiento de un derecho superior.

Concluimos, no hay más Derecho natural que el que se conforma con la


naturaleza humana, contradecirla es alterar el orden social.5

2. 1. 2. PRINCIPALES CONCEPCIONES IUSNATURALISTAS.

Entre las más importantes nociones del derecho a que ha dado lugar la
corriente iusnaturalista, podemos señalar en primer término la producida por
Inmanuel Kant, para quien “El derecho es la noción que se deduce de las

3
Ibidem.
4
Ibidem.
5
Serra, Andrés. Derecho Económico. Octava edición, Editorial Porrúa, 2005, México. Pág. 4.

3
condiciones bajo las cuales la facultad de obrar de cada uno pueda
armonizarse con la de otro, según una ley universal de libertad”.6

En el mismo sentido, Tanon expresa que: “El derecho es el orden que tiene
por objeto la determinación de las relaciones obligatorias de coexistencia y
de cooperación de los hombres entre sí, de acuerdo con sus intereses
individuales y colectivos y con las ideas de justicia grabadas en la conciencia
social”.7

Gustav Radbruch sostiene que: “El derecho, como realidad que tiene el
sentido de servir al valor jurídico, al Idea del Derecho, a la justicia; es el
conjunto de las ordenaciones generales para la vida humana en común”.8

Y por último, la conocida fórmula de Rudolf Stammler que afirma: “El derecho
es el querer autárquica e inviolablemente entrelazante”.9

Conviene aclarar que realizar un fin no es otra cosa que producir un efecto
deseado; pero un efecto sólo puede ser producido mediante un proceso causal
y necesario, ya que no hay efecto sin causa.

2. 1. 3. IUSNATURALISMO TEOLÓGICO.

Eduardo García Máynez señala que el pensamiento iusnaturalista adquirió un


matiz teológico a partir de Sócrates y Sófocles. Lo justo y natural no tiene
fundamento en el poder ni deriva de la voluntad del legislador, no se basa en
las peculiaridades o atributos de la especie humana sino en el arbitrio divino.
Frente al derecho escrito, creado por los hombres, aparecen las leyes de los
dioses. Las leyes humanas son perecederas y cambiantes con validez relativa
mientras que las leyes divinas son eternas e inmutables por lo que tienen
validez absoluta. Asimismo, para Platón y Aristóteles el derecho se basa en la
idea de justicia y equidad.

Para San Agustín, el derecho se presenta como la ley eterna de la razón


divina. Es decir, la lex aeterna es la razón divina o voluntad de Dios que
manda conservar el orden natural y prohíbe perturbarlo o que dirige todo lo
creado hacia sus propios fines. Al lado de la ley eterna se encuentra la ley
natural que es la ley eterna inscrita en el corazón y la conciencia de los
hombres. San Agustín sostiene que frente a la lex naturalis se encuentra la ley
humana que deriva de la voluntad del legislador humano; pero para ser
considerada como derecho debe ser justa y recta, es decir debe participar de
la ley eterna y natural.

Santo Tomás de Aquino, en la Summa Teológica, sostiene que la ley no es otra


cosa que el dictamen de la razón práctica del príncipe que gobierna una
comunidad o sociedad perfecta. Dios es el creador del Universo, éste es
6
Vallardo Berrón, Fausto E. Teoría General del Derecho.
http://www.bibliojuridica.org/libros/libro.htm?l=1047
7
Ibidem.
8
Ibidem.
9
Ibidem

4
gobernado por la razón divina que dirige toda acción y todo movimiento; sus
concepciones son eternas y, por tanto, rigen los destinos de todo el mundo. La
ley eterna es la razón divina que gobierna todo lo que existe mientras que la
ley natural es la participación de la ley eterna en la criatura racional. De esta
manera, las leyes humanas para poder ser consideradas como verdaderas
leyes nunca deberían contrariar a la ley de Dios.

Por su parte, los filósofos escolásticos se encargaron de estudiar y desarrollar


las ideas de San Agustín y Santo Tomás pero les impusieron una nueva
orientación al sostener que era voluntad de Dios que el hombre fuera un ser
racional, por lo cual las leyes humanas no deberían contrariar a las leyes
divinas porque se fundaban precisamente en ellas.

2. 1. 4. IUSNATURALISMO LAICO O RACIONAL.

En la evolución del iusnaturalismo se puede percibir un hilo conductor que


permitió la transición del iusnaturalismo teológico al laico o racional. Hugo
Grocio se encargó de separar el derecho y su ciencia, de la religión y la
teología, para ello se apoyó en la obra de los filósofos escolásticos, quienes
abrieron la puerta del carácter racional del hombre como elemento
fundamental del derecho.

Grocio reconoció, en De Iure Belli ac Pacis, que el derecho deriva o resulta


del instinto social y racional del hombre, a diferencia de los escolásticos que
aunque reconocían la cualidad racional del hombre, la atribuían pero como
consecuencia de la voluntad de Dios. Sin duda se apoyó y prosiguió con la
tradición de la filosofía escolástica, al afirmar que Dios es el autor de la
naturaleza; y, al reconocer que por voluntad divina los hombres tuvieron
ciertas características (como son su naturaleza social y racional) que les
permitían crear el derecho.

De esta manera, para Grocio, el derecho no es otra cosa que un producto que
resulta del apetito social o de sociedad que tienen los hombres para vivir en
grupos organizados, donde impere una fuerza común bajo el imperio del
derecho natural y de la razón. Este derecho natural es dictado por la recta
razón de los hombres, que indica que cualquier acción debe corresponder a la
misma naturaleza racional del hombre porque el derecho se reduce a su
contenido intrínsecamente justo o natural.

Grocio no se propuso separar el derecho de la religión, pero sí de dar mayor


importancia al carácter racional del ser humano en la creación del derecho y
no como simple manifestación de la voluntad de Dios. La consolidación de la
separación entre la ciencia del derecho y la teología se logró básicamente
para el desarrollo de la escuela del derecho natural que se fundó en los
movimientos de la ilustración y la enciclopedia. Estos acontecimientos
derivaron en las concepciones individualistas y liberales que dominaron el
campo de las doctrinas filosóficas, jurídicas y políticas durante los siglos XVI
al XVIII.

5
La escuela del derecho natural comprende dentro de sus principales
exponentes a autores muy diversos como Thomas Hobbes, John Locke, Baruch
Spinoza, Samuel Pufendorf, Christian Thomasius, Gottfried Wilhelm Leibnitz,
Christian Wolf, Jean Jacques Rousseau, e Immanuel Kant, entre otros. Sin
lugar a dudas, no obstante a algunas diferencias accidentales, existe una gran
simetría sustancial entre ellos porque se basan en un sistema conceptual
semejante para explicar qué es el derecho.

En resumen, para el iusnaturalismo laico o racional el derecho deriva de la


naturaleza humana no por ser hijo de Dios sino por su calidad racional y
social. Sin embargo, ambas posturas reducen el derecho a un contenido
intrínsecamente justo o natural, ya que para los iusnaturalistas el derecho es
un valor justo o natural.

2. 2. IUSPOSITIVISMO.

2. 2. 1. CONCEPTO.

El iuspositivismo, es una corriente de pensamiento jurídico. La principal tesis


del iuspositivismo es la separación entre moral y derecho, que supone un
rechazo a toda relación conceptual vinculante entre ambos.10

El Positivismo jurídico o iuspositivismo, es una corriente filosófica que dedica


su estudio al derecho positivo, que es emanado por la autoridad, tomada
como corriente monista, ya que no admite ni acepta la clasificación del
derecho en dos, Natural y Positivo, únicamente el Derecho Positivo no existe
el natural.11

A la inversa que en el derecho natural, el positivo supone para el orden


jurídico una plena autonomía respecto del orden moral, establece un
conjunto de normas netamente establecidas por el Poder Publico de una
Nación con la finalidad de regular la conducta del hombre en sociedad.

El iuspositivismo entiende que derecho y moral son conceptos distintos no


identificables. Dado que el Derecho existe con independencia de su
correspondencia o no con una u otra concepción moral: una norma jurídica no
tiene condicionada su existencia a su moralidad; en todo caso, puede ésta
afectar su eficacia o legitimidad, mas eso es una cuestión distinta. El Derecho
puede ser justo e injusto, aunque lo deseable sea lo primero.

El iuspositivismo es tan antiguo como el derecho mismo, aunque alcanzó su


mayor desarrollo teórico a partir de los escritos del filósofo inglés Thomas
Hobbes, aplicados al ámbito jurídico por Jeremy Bentham.

Hobbes y Bentham definieron la validez del derecho por su disposición por una
autoridad competente, y negaron que las razones morales pudieran tener
parte alguna en la decisión legal.

10
Iuspositivismo. Op. Cit.
11
Iusnaturalismo y positivismo. Op. Cit.

6
John Austin definió un sistema jurídico como aquel que está sometido a una
autoridad soberana, y la validez de las leyes como su imposición formal por
esta autoridad a través de sus agentes.

Sin embargo, el verdadero pilar del iuspositivismo, que define al Derecho


como un producto únicamente de la voluntad del legislador, y a las
consecuencias de derecho como el mero resultado lógico de colocarse en el
supuesto jurídico del que se trate en lo ordenado, es el austriaco Hans Kelsen,
autor de la "Teoría Pura del Derecho."

2. 2. 2. DIFERENCIAS ENTRE MORAL Y DERECHO SEGÚN EL IUSPOSITIVISMO.

La mayoría de los autores que aceptan la separación conceptual entre el


derecho y la moral consideran que mientras el derecho es bilateral la moral es
unilateral, concierne a cada individuo; el derecho se ocupa
fundamentalmente de las conductas externas de los individuos, en tanto que a
la moral le interesan las conductas internas. En tercer lugar, mientras que no
se puede obligar a cumplir con la moral, el Estado puede hacer cumplir el
derecho aun en contra de la voluntad del individuo. Finalmente, la moral
suele referirse a la conducta autónoma de los sujetos mientras que el derecho
se impone a ellos en forma heterónoma.

2. 2. 3. CLASES DE IUSPOSITIVISMO.

1). Iuspositivismo ideológico. El derecho es el derecho y hay que cumplirlo.


El derecho debe ser obedecido. El derecho es razón suficiente para actuar con
toda justificación moral. Una variante del iuspositivismo ideológico es el
formalista. Para los formalistas, el derecho legislado goza de la propiedad de
la ''plenitud hermética'', no tiene lagunas. La única interpretación válida del
texto legal será la literal. El derecho es un sistema cerrado y sin lagunas. La
interpretación y aplicación textual de la ley es verdadero derecho. Para ellos,
la ley escrita es razón suficiente para actuar con toda justificación moral.

2). Iuspositivismo teórico o realismo jurídico. Es la creencia de que el


derecho es el interpretado por la autoridad competente; el derecho es lo que
los jueces dicen que es. Si bien la ley es razón suficiente para actuar ante la
sociedad, faltará ver cual es la última palabra de los jueces respecto de la
legalidad de nuestros actos. Las decisiones de los tribunales son verdadero
derecho.

3). Iuspositivismo metodológico o conceptual. Es la creencia de que el


derecho debe separarse de la moral sólo para distinguir conceptos y evitar
confusiones o ambigüedades. Todo derecho positivo es verdadero derecho,
pero puede haber derechos injustos y el deber de obedecer al derecho injusto
no es necesariamente un deber moral.

2. 2. 4. EL DERECHO COMO UNA CREACIÓN EXCLUSIVA DEL ESTADO.

7
Tesis contemporáneas afirma que el derecho es una emanación del Estado.
Todo orden jurídico descansa en la voluntad estatal para elaborar las leyes,
reglamentos y demás disposiciones de aplicación general.

Opiniones discrepantes sostienen que el derecho se localiza en la sociedad, es


decir, en una órbita diferente a la acción pública. Autores como Ehrlich niegan
“que el derecho sea una creación exclusiva o incluso predominante de la
autoridad política. El derecho está siempre presente en la costumbre y en la
organización social; es en las regularidades de la vida colectiva donde
encontramos el derecho vivo”.12

Nos parece razonable esta posición ya que la realidad de la vida social, es la


que debe conformar las determinaciones del poder público. Hay un mundo
social extrajurídico que debe encaminar la creación del orden jurídico. Sin
embargo, se arguye que esta visión sociológica corre el riesgo de disolver el
concepto de derecho, en conceptos más generales como el de control social y
orden social.

En este sentido Ortega y Gasset, expresa: “El verdadero derecho no es el que


el Estado formula, sino el que la sociedad practica, vive y actúa, el que el
juez define en sus sentencias”.13

2. 3. SOCIOLOGISMO JURÍDICO.

2. 3. 1. CONCEPTO.

El término sociologismo es aquella tendencia de pensamiento que acentúa


excesivamente la importancia y valor de la Sociología, situando en primer
plano la dependencia del hombre de los condicionamientos sociales que le
circundan y pretendiendo reducir toda la interpretación de la vida humana a
sus elementos sociales.

El sociologismo jurídico está representado principalmente por el francés L.


Duguit y por el austriaco E. Ehrlich. El primero es quien con mayor rigor
metódico ha tratado quizá de construir una teoría del derecho sobre los
supuestos del sociologismo. Para Duguit el derecho es una realidad social y
ésta es una parte de la realidad sensible. La pura observación de los hechos
sería el único método adecuado para la construcción jurídica. Según E. Ehrlich
lo que es radicalmente el derecho sólo puede saberse mediante el método
inductivo y de observación de la conducta de los grupos humanos, pues la
conducta sería un producto de las fuerzas que actúan en la sociedad. Los
conceptos jurídicos son siempre, para él, conceptos empíricos, inducidos de
los hechos sociales.

2. 3. 2. POSTURAS DE AUTORES SOCIOLOGISTAS.

Veamos las siguientes posturas de algunos especialistas en sociologismo:

12
Serra, Andrés. Op. Cit. Pág. 5.
13
Ibidem. Pág. 6.

8
a) Goodhart, Ehrlich, Holmer, May, Richard, Charmont, Pound.

Arthur L. Goodhart sostiene que el derecho es el conjunto de deberes


respecto de los cuales los destinatarios de los mismos reconocen su
obligatoriedad. Este autor, aparte de sostener una tesis de rasgos anarquistas,
afirma implícitamente que derecho es la regla eficaz por cumplirse
voluntariamente.

En forma similar Eugen Ehrlich define al derecho como la ordenación u


organización de la conducta humana de acuerdo con la cual los hombres
efectivamente se conducen. El causalismo de este autor es notorio por cuanto
expresa que es jurídica la norma que se cumple, o sea, que debe ser lo que
es. Afirma que: “Es enteramente obvio que cada hombre vive innumerables
relaciones que, con pocas excepciones, cumple de manera voluntaria los
deberes que en virtud de esas relaciones le corresponden”.14

Concluye que únicamente respecto de esas excepciones entran o pueden


entrar en acción las normas que aplican los tribunales, cuando ha sido violado
un deber jurídico, y que sólo con relación a estas normas es fundamental la
sanción, pues el cumplimiento forzado de todos y cada uno de los preceptos
del derecho, no podría ser logrado por ninguna organización estatal.

Este pensador pasa por alto la distinción radical entre conocimiento natural y
conocimiento normativo, por cuanto pretende que algo es propio y exclusivo
de la esfera del ser (los motivos psicológicos de la conducta efectiva de los
hombres), puede ser explicado en la esfera peculiar y también exclusiva del
deber (la existencia o inexistencia de una obligación jurídica). El objeto de
estudio de la ciencia del derecho es como deben conducirse las personas, no
como se conducen realmente. Esto es, que la jurisprudencia estudia al
derecho como conjunto de normas válidas de conducta, y no la representación
psicológica de los contenidos jurídicos en relación con la conducta de los
hombres.

Oliver Holmer, postula una tesis que entiende al derecho como “conjunto de
profecías sobre lo que los tribunales harán realmente cuando un hombre se
conduzca en determinado forma”.15

Gastón May, dice que el derecho es un conjunto de preceptos que todos los
miembros de la sociedad reconocen como regla de sus relaciones recíprocas, y
cuyo mantenimiento asegura el poder social por medio de la sanción. Esta
tesis viene a ser esencialmente idéntica a la de Goodhart.

Buscando como la experiencia puede engendrar una determinada noción del


derecho Gastón Richard alude a éste como “Constreñimiento a deberes que,
aun antes de conocer su naturaleza, nos los presentamos a priori como
exigibles”.16

14
Vallardo Berrón, Fausto. Op. Cit.
15
Ibidem.
16
Ibidem.

9
Para Charmont el derecho es: “El conjunto de medios con la ayuda de los
cuales cada grupo se protege contra las perturbaciones suscitadas por alguno
de sus miembros o contra la hostilidad de los demás grupos, reduciendo la
concurrencia vital al mínimo indispensable”.17

“Contrato social mediante la aplicación sistemática de la fuerza”, de la


sociedad políticamente organizada. Así define al derecho Roscoe Pound, quien
agrega: Una norma social es jurídica si su infracción o su inobservancia
provocan la aplicación (como amenaza o de hecho) de la fuerza física por
parte de un individuo o de un grupo que posee el privilegio socialmente
reconocido de dicha aplicación.18

b) Hans Kelsen, Alfred Verdross.

Para Hans Kelsen el derecho es el orden coactivo y soberano de la conducta,


por lo cual su pensamiento parece estrictamente encuadrable en el ámbito de
la corriente coercitivista. Sin embargo, no es así. Kelsen expresa que: Si bien
validez y eficacia son dos conceptos enteramente distintos, entre ellos hay sin
embargo una relación muy importante. Una norma es considerada como válida
sólo bajo la condición de que pertenezca a un sistema normativo, a un orden
que, considerado en su totalidad, es eficaz.

A continuación aclara, escolásticamente, que “la eficacia es condición de la


validez, pero no la razón de la misma” y que la “relación entre validez y
eficacia sólo es cognoscible, empero, desde el punto de vista de una teoría
dinámica del derecho, que se ocupe en el problema de la razón de validez y
en el del concepto de orden jurídico”.19

El Alfred Verdross, dice que “un orden jurídico es positivo si se le


individualiza, y en tanto que se le individualiza”.20 Así la positividad del
derecho constituye una jerarquía de actos de individualización; creación de
una norma por aplicación de otra más general que la primera del mismo
derecho, el cual, de este modo, es un sistema regulador de su propia
producción (formación y ejecución).

Y no se diga con Kelsen, que es “una ilusión creer que de ese modo la
positividad dejaba de ser un problema inmanente al sistema jurídico”, por
replantearse en cada grado del orden jurídico el problema de las relaciones
entre el derecho como norma y el de la realidad adecuada a la norma, como
realidad de la naturaleza; pues positividad es referencia del deber ser al ser
que constituye la realidad jurídica, diversa de la realidad natural; y la
totalidad de los fenómenos normativos es plenamente comprensible sin
necesidad de recurrir a la naturaleza, a las relaciones de causalidad, a la
eficacia de las normas, pues éstas sólo prescriben sanciones y si, con el deseo
de evitar esas consecuencias normativas, se piensa que en algunos casos tal

17
Ibidem.
18
Ibidem.
19
Ibidem.
20
Ibidem.

10
finalidad sólo se obtendría con la realización de actos bien necesarios, bien
imposibles dentro de la relación causal, estaremos frente a un doble error:

1). El de confundir la auténtica norma jurídica, la que sanciona, con la regla


técnica que ella implica para eludir su actualización, o sea, la que expresa la
conducta que habrá de observarse para no realizar el supuesto de la norma, y
2). Que ningún acto es causalmente necesario o imposible en el terreno de la
realidad social, que sólo se constituye mediante declaraciones de
obligatoriedad, las cuales valdrán normativamente por muy absurdas que
parezcan a una mentalidad ligeramente versada en el conocimiento natural, si
se producen en la forma jurídicamente prescrita para pronunciarlas.

El propio Kelsen admite que, para el punto de vista de una teoría estática del
derecho, no viene en cuestión el problema de la eficacia y que la naturaleza
del derecho sólo puede captarla ese punto de vista estático y totalizador del
fenómeno jurídico, que no es una norma aislada sino un conjunto de normas
que poseen el tipo de unidad a que nos referimos cuando hablamos de un
sistema.

2. 3. 3. EL DERECHO COMO PRODUCTO SOCIAL.

El derecho es un producto, hecho o fenómeno social indispensable para


mantener un orden determinado, un elemento histórico sometido a una
dirección y regido por los principios de la solidaridad social, o como afirma
Ortega y Gasset: El Derecho es secreción espontánea de la sociedad.21

Este fenómeno consecuencia de la sociabilidad humana, sólo se manifiesta en


sus relaciones. De aquí el adagio: ubi ius, ibi societas. El hombre de hoy, vive
inmerso y dominado por el Derecho.22

Cualquiera que sea la forma en que se manifieste la vida social, primitiva o


rudimentaria, hasta las más desarrolladas formas sociales y políticas, ha
surgido la necesidad de un orden jurídico. El hombre adquiere plena
conciencia de lo jurídico y lo convierte en un imprescindible instrumento
social, un producto cultural objetivado.

El hombre traduce su vida en conducta o comportamiento, que es el objeto,


en forma directa o indirecta, de normas y reglas jurídicas. Salvo casos
anormales, el derecho debe identificarse con la justicia.

En principio el derecho, está presente en todos nuestros actos o actividades,


sujeto a una permanente evolución, por lo que se está renovando en forma
constante, merced al desarrollo de los acontecimientos de la vida en
sociedad, que forma su objeto específico.

Constantemente nos vemos envueltos en problemas jurídicos que nos afectan


en nuestros intereses, en situaciones de diversa naturaleza. Ello origina la
realización de actos y hechos jurídicos contemplados en las leyes. Por otra
21
Serra, Andrés. Op. Cit. Pág.4.
22
Ibidem. Pág. 5.

11
parte la vida del hombre en sociedad se ha venido complicando con el
desarrollo científico y tecnológico, que han hecho proliferar numerosas
reformas constitucionales y una abundante legislación.

El drama más importante de la vida jurídica, entre el derecho y el no


derecho, se manifiesta en la efectividad y la inadaptabilidad de la regla de
derecho. Esto lo saben de sobra los violadores de la ley y muestran la
inquietud del Estado ante el desorden jurídico y el incumplimiento de las
normas.

2. 4. IUSMARXISMO.

El Marxismo es el conjunto de doctrinas políticas y filosóficas derivadas de la


obra de Karl Marx, filósofo, economista, periodista y revolucionario del siglo
XIX y de su amigo Friedrich Engels.

Para Marx, el comunismo sería una forma social en la que la división en clases
habría terminado y la estructura económica sería producto de la asociación de
los productores libres, y el producto social se distribuiría según el criterio “de
cada cual según su capacidad; para cada cual según sus necesidades”.

Los marxistas consideran que la sociedad capitalista se divide en clases


sociales, de las que toman en consideración principalmente dos:

1. La clase trabajadora o proletariado. Marx definió a esta clase como los


individuos que venden su mano de obra y no poseen los medios de
producción, a quienes consideraba responsables de crear la riqueza de
una sociedad.
2. La burguesía. La forman quienes poseen los medios de producción y
emplean al proletariado.

El principio comunista postula una igualdad entre los hombres en cuanto al


factor trabajo-producto. Pero resulta que este principio no tiene en cuenta las
diferencias de capacidad de trabajo existentes entre los hombres, por lo tanto
no es un derecho justo.

Para Marx, las tesis en el campo del derecho se refieren a éste como una
superestructura que se deriva de la estructura económica sobre la que
descansa la sociedad. Con ello postula que el sistema de producción es el que
amolda tanto a la cultura como a las ciencias, es decir, éstas responden a los
intereses de los que poseen los medios de producción, en las que no escapa el
derecho. En pocas palabras el derecho responde a los intereses de la
burguesía que se apropia de la riqueza de los trabajadores en el sistema de
producción capitalista; sin embargo, bajo esta óptica de pensamiento, se
soslaya el hecho de que las ciencias en su conjunto, incluyendo al derecho,
tanto en el comunismo como en el capitalismo están hechas para proteger a
quienes detentan el poder, ya sea económico o político.

12
Entonces, una vez que ha fracasado el sistema socialista con la desintegración
de la URSSS queda al descubierto que la clase gobernante, cualquiera que
esta sea, a través de la historia, siempre ha sido la beneficiaria directa de
cuanto sucede en la llamada superestructura social, pues primero están ellos,
después la clase proletaria o pauperizada.

3. CORRIENTES CONTEMPORÁNEAS Y EL PAPEL DE LOS VALORES


EN LA FILOSOFÍA DEL DERECHO.

Dentro de estas corrientes renovadoras tenemos que anotar a la que se


denomina “la concepción triádica del derecho”. Pues aunque su manifestación
más acabada se debe a un grupo de filósofos del derecho europeos e
iberoamericanos, que en la segunda mitad del siglo XX coinciden en reconocer
que el concepto de valor desempeña un papel esencial en el derecho, de
manera que ya no es posible entenderlo solamente como un conjunto de
normas, sino como un fenómeno que puede ser analizado desde tres
dimensiones distintas: como hecho empírico, como norma, y como valor, los
orígenes de la concepción triádica del derecho, o también conocida como
“Teoría tridimensional del Derecho”, pueden ser rastreados en las primeras
décadas del siglo pasado.

Así tenemos que esta concepción del derecho, cuya nota especial se refiere a
la plena aceptación de los valores como elemento fundamental para llevar a
cabo una debida comprensión del fenómeno jurídico, nace y adquiere sus
primeros impulsos en el marco de la denominada Escuela de Baden, la cual, se
desarrolló en las primeras décadas del siglo XX bajo los postulados del
neokantismo cultural y estuvo dirigida por filósofos del derecho de la talla de
Georg Jellinek, Emil Lask, Gustav Radbruch y Max Ernst Mayer.

La Escuela de Baden es generadora a su vez de los postulados filosóficos de la


denominada Filosofía de los valores, que como corriente de pensamiento que
realizó por vez primera una reflexión autónoma sobre el concepto de valor,
tiene sus orígenes en la segunda mitad del siglo XIX, con la importante
distinción que el filósofo alemán, Rudolf Hermann, hiciera del ser y el valor.

3. 1. EL PROBLEMA DEL VALOR.

Para poder comprender la magnitud de esta distinción es necesario no perder


de vista que el concepto de valor es realmente un término que ha sido
adoptado por la reflexión filosófica de manera relativamente reciente. Pues,
aunque ya había sido empleado por el pensamiento económico, en concreto,
por la Teoría Clásica de Adam Smith y David Ricardo a finales del siglo XVIII, la
filosofía se preocupó de él, solamente hasta finales del siglo XIX. Con esto no
quiere decir que el pensamiento antiguo y medieval no haya empleado otros
términos para, referirse a la misma esfera de la realidad a la que se refieren
los modernos filósofos del valor cuando emplean dicho concepto. Pues tanto
en el pensamiento clásico griego como en la filosofía de inspiración cristiana
se emplearon los conceptos de bienes y de fines.

13
Ahora bien, ¿cuál es esa esfera de la realidad a la que refieren los valores?, y
más aún, ¿qué es eso a lo se denomina valor? Sin duda estas son preguntas
difíciles de contestar, y que, por cierto, han tenido respuestas muy dispares a
lo largo de la historia, trazando así los distintos caminos que ha seguido la
filosofía de los valores. La primera respuesta que podemos hacer al
plantearnos el problema del valor, es que el mundo no nos es indiferente.

El hecho es que el problema del valor tiene su punto de partida en nuestra


posición frente al mundo, en la relación o vínculo, no indiferente que
establecemos con él y, por ello, se sitúa en la esfera del hacer humano e
incluso del deber; se pregunta por aquello que el hombre estima como
importante, como valioso, y que por considerarlo de esa manera, se ve
movido a actuar poniendo en riesgo otros objetos que estima como menos
valiosos, entre los que en ciertas ocasiones, incluso puede estar la vida
misma.

Así vemos como el problema del valor penetra en la pregunta sobre el


quehacer humano, qué es aquello que lo lleva a realizar una determinada
conducta y no otra; por qué estima una determinada acción más digna de ser
realizada que otra; o por qué siente el deber de actuar de una forma
determinada y no de otra. Dicho con brevedad, junto al problema del valor
nos estamos preguntando también por el sentido del actuar humano, pregunta
que podemos plantear en lo referente al sentido de existencia de una persona
concreta, trasladarla al sentido que cobran ciertas manifestaciones sociales
en una cultura determinada; o, aún más, preguntarnos sobre el sentido que
impregnan ciertas direcciones de la humanidad en el conjunto de la historia.

Preguntar por el problema del valor, en definitiva, implica dirigir una mirada
penetrante sobre le mundo y buscar aquella dimensión de la realidad que al
esta colmada de sentido, nos interpela, nos insita a estimarla, a reconocerla
como valiosa. Una dimensión de la realidad que podemos denominar, ya desde
ahora, axiológica.

Pero además, si tenemos en cuenta que el hombre no sólo reconoce o asigna


una dimensión axiológica al mundo que le rodea, sino que también es capaz
de crear objetos y de representar ideas que precisamente están impregnadas
de los valores que él mismo crea o proclama, tendremos que el mundo de la
cultura estará íntimamente vinculado con el problema del valor, con lo cual,
en último término, éste llegará a referirse a la concepción misma que el
hombre tiene del mundo.

Este es el papel que algunos pensadores han asignado a los valores; pues, al
identificarlos con los fines últimos que mueven a los hombres, les imprimen el
carácter e razones últimas de su actuar y de su existir, constituyéndose en
referentes últimos sobre los cuales el hombre interpreta y entiende su propio
mundo.

Esta también fue precisamente la razón última por la cual Hermann acudió al
concepto de valor para completar su propio pensamiento, pues habiéndose
dedicado primeramente al estudio de las ciencias naturales y bajo el influjo

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de la concepción positivista de ciencia, Hermann entendía que el universo se
encontraba ordenado mecánicamente a través de leyes generales y
necesarias. De manera que sostenía que la ciencia podía explicar, tomando
como base la lógica de las leyes de causa y efecto, el funcionamiento mismo
de todo el universo. Sin embargo, llegó a comprender, que aunque la ciencia
pudiera cumplir con su cometido, nunca podría explicar el sentido y la razón
última del universo, y, por lo tanto, ni siquiera el sentido del actuar humano.

Ante esta incapacidad de las ciencias naturales, acudió a la reflexión


filosófica para afirmar que el universo en su conjunto participa de un fin
último, el cual se manifiesta a los hombres a través de los valores que nos
rodean y que han sido puestos por lo que él mismo denomina conciencia
divina. De esta manera, concluyó que el conocimiento de los valores es el
único camino que nos puede llevar a descifrar el sentido último del universo,
pero que, además, cuando los hombres realizamos los valores a través de
nuestra conducta ética, participamos de la meta última a la que se dirige el
universo en su conjunto.

La idea fundamental que la reflexión filosófica heredó del pensamiento de


Hermann, fue la distinción entre dos dimensiones de la realidad, una que es
neutral a los valores y que es objeto de estudio de las ciencias naturales y,
otra, que está en relación con los valores y que es la que nos puede
proporcionar el sentido de las cosas. La primera consecuencia que se derivó
de esta distinción, se debe a Wilhelm Windelband y a Henrich Rickert, quienes
se apoyaron en el concepto de valor para distinguir un campo y un método
propio para las por ellos mismos denominadas Ciencias de la Cultura, frente a
las Ciencias de la Naturaleza y así poder dar un fundamento objetivo a las
primeras.

A mayor aportación de estos filósofos representantes del neokantismo


filosófico es su vertiente cultural, fue la de proponer a los valores como el
elemento esencia y definitorio de la Cultura, con la consecuencia de que
todos los bienes culturales, es decir, las obras humanas, sólo cobran sentido
en referencia a los valores que realizan.

3. 2. LA RECEPCIÓN DE LA FILOSOFÍA DE LOS VALORES EN EL


PENSAMIENTO JURÍDICO.

El mérito de haber llevado estas ideas al campo del estudio del derecho y de
haber deducido de ellas consecuencias fundamentales para la renovación e
impulso de la reflexión jurídica, corresponde a los miembros de la Escuela de
Baden, cuya figura principal, es la del penalista y filósofo del derecho Gustav
Radbruch.

El punto de partida de su pensamiento consiste en comprender el derecho


como una obra humana y, por tanto, como fenómeno cultural. De manera,
que siguiendo la idea de Windelband y Ricker en lo referente a que los bienes
de la cultura sólo cobran sentido en su referencia a valores, llegó a afirmar
que el derecho, como producto del hombre y la cultura, sólo adquiere sentido

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y puede ser comprendido en su consideración como realidad referida a
valores. Lo que implica, que el valor al que se refiere el derecho, el cuál,
para Radbruch, no es otro que el de la justicia, sea su principio constitutivo,
es decir, que el concepto de derecho sólo puede ser determinado como
conjunto de normas, cuyo sentido último estriba en la realización del valor de
la justicia.

El segundo problema al que se enfrenta Radbruch es el de determinar los


alcances de esta primera afirmación, lo que le exigió realizar un análisis
profundo acerca del valor de la justicia. Llegó a la conclusión de que este
valor tan sólo se limita a determinar la forma de lo jurídico, pues al
establecer tan sólo que hay que tratar igual a los iguales, y a los desiguales de
forma distinta según la medida de su desigualdad, juzgó imposible derivar de
ella criterio material que nos permita determinar qué es lo justo, es decir,
qué criterio se debe emplear para considerar a alguien como igual o como
desigual.

En términos aristotélicos, Radbruch apuntó que, aunque el mandato de la


justicia es darle a cada quien lo suyo, ella misma no puede aportarnos el
criterio para determinar qué es lo suyo de cada quién. Por ello afirmó que es
necesario recurrir a un segundo elemento que pueda aportar un contenido
material para determinar qué es lo justo en cada caso concreto. Ese elemento
es el del fin del derecho, el cual identificó con los valores últimos a los que se
dirige todo orden jurídico y que clasifica y divide en valores de la
personalidad, valores de lo colectivo y valores de la cultura. Así concluyó que
lo que se entiende por justo en cada orden jurídico está determinado en
función de los valores últimos que cada orden jurídico histórico se propone
realizar.

La importancia de esta conclusión estriba en el reconocimiento explicito que


hace Radbruch de la íntima relación que guardan los valores con el derecho,
pues les asigna, nada menos, la función de dotar de un contenido material a
la norma jurídica. Lo que implica, que los valores que se contienen en un
orden jurídico concreto sean los determinantes de su propio sentido y de los
fines a los que se dirige. Por lo que resulta, a su vez, de enorme importancia,
si es que se pretende obtener una comprensión integral de la norma,
reflexionar sobre el valor que cada norma particular intenta plasmar en la
realidad.

3. 3. EL PROBLEMA DE LA SUBJETIVIDAD U OBJETIVIDAD DE LOS


VALORES.

Es necesario destacar que ante esta cuestión nos encontramos en el punto


más problemático de la reflexión sobre los valores, pues nos plantea con toda
agudeza el problema de su objetividad o subjetividad, el cual puede ser
formulado brevemente a través de la siguiente disyuntiva: los valores son
meras proyecciones de la subjetividad humana, de modo que el hombre es el
que asigna el valor a las cosas según la medida de su propia subjetividad, o
bien, los valores gozan de una existencia propia e independiente de la

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subjetividad humana, de modo que a los hombres sólo les resta reconocer los
valores que se encuentran implícitos en las cosas que le rodean.

Visto el problema de los valores desde este nivel de profundidad, se puede


entender que el debate en torno a su naturaleza, con una postura objetivista,
y una subjetivista, desemboque a nivel práctico en dos alternativas
radicalmente opuestas, pues al identificarse con el problema de si existe o
no, una meta trascendente a la que el hombre aspira o, si por el contrario, el
hombre se encuentra libre de todo vínculo trascendente en cuanto es la
medida de todas las cosas que lo rodean, decidiendo él mismo sus propios
fines y el sentido de su existencia, resulta que la postura subjetivista acaba
proponiendo que el hombre es el creador o artífice de sus propios valores, por
lo que es necesario que rompa con toda atadura que pueda determinar el
sentido de su existencia, mientras que la postura objetivista propone a los
valores como instancias trascendentes que dan sentido a su conducta, de
manera que determinan su vocación personal y constituyen el principio de
moralidad de sus actos.

Traducida esta situación al campo del derecho nos encontramos con una
cuestión que ha estado situada por muchos años en el centro de la
problemática en torno al derecho natural y que nos plantea la disyuntiva de
si, por una parte, debemos reconocer la existencia de ciertos elementos
comunes y constantes, que al estar sustraídos del cambio histórico, sirven de
pauta trascendente para iluminar el sentido al que debe orientarse todo orden
jurídico concreto para poder ser considerado derecho justo; o, si por el
contrario, debemos pensar que el derecho es esencialmente contingente, esto
es, que las normas que regulan la conducta humana responden y se enraízan
en un contexto cultural determinado, de manera que cualquier orden jurídico
vigente en una comunidad humana, por el simple hecho de su vigencia, debe
ser considerado derecho.

3. 4. DESARROLLO Y CONFIGURACIÓN DE LA CONCEPCIÓN


TRIÁDICA DEL DERECHO.

a). La aceptación explicita de los valores en las Constituciones


contemporáneas.

La paulatina aceptación de los valores como elementos esenciales para


comprender el fenómeno jurídico, no sólo tuvo una gran importancia dentro
del campo de la Filosofía del Derecho, pues esta nueva forma de comprender
el fenómeno jurídico muy pronto dio sus primeros frutos en las
manifestaciones externas de derecho, cuando al término de la Segunda
Guerra Mundial un número considerable de países, especialmente, los que
vivieron la guerra con mayor intensidad, se percataron de los peligros que
podría acarrear un sistema jurídico apoyado meramente en elementos
formales y buscaron, mediante un proceso legislativo, introducir un elemento
que pudiera dotar al orden jurídico de un fundamento material y que, a la
vez, pudiera servir como criterio de validez material respecto del conjunto de
normas jurídicas que lo integran.

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El primer ejemplo histórico de este fenómeno lo constituye la Constitución de
Alemania Oriental del 8 de mayo de 1949, que en su primer artículo introduce
el valor de la dignidad humana como fundamento material de todo el orden
jurídico. En este sentido la Constitución italiana del 27 de diciembre de 1947
establece que Italia es una República democrática fundada sobre la base del
valor del trabajo. Mientras que la Constitución francesa de 4 de octubre de
1958, al determinar que la Declaración de los Derechos del Hombre de 1789 y
el Preámbulo de la Constitución de 1946 forman parte integral de la misma,
sostiene la libertad, la integridad y la fraternidad son los valores o ideales
comunes de la República de Francia.

Esta tendencia se esparció en las constituciones de los Estados que habían


abandonado un régimen autoritario para adoptar un sistema democrático. Así,
por ejemplo, la Constitución española de 1978 en su artículo primero
propugna la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político como
valores superiores de su ordenamiento jurídico. Mientras que la Constitución
portuguesa de abril de 1976 en su artículo primero consagra que Portugal es
una República soberana basada en el respeto de la persona humana, en la
voluntad popular y empeñada en la construcción de una sociedad libre, justa
y solidaria.

Más recientemente este proceso también influyó en las constituciones de


algunos de los países iberoamericanos, como puede ser el caso de la
Constitución colombiana de 1991, que en su artículo primero establece que
Colombia es un Estado social de Derecho fundado en el respeto de la dignidad
humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que lo integran y en el
que prevalece el interés general, o el de la Constitución venezolana de 1999
que en su artículo segundo propugna la vida, la libertad, la justicia, la
igualdad, la democracia, la solidaridad social y la preeminencia de los
derechos humanos como los valores superiores de su ordenamiento jurídico.

El proceso de introducción del elemento axiológico en el derecho no termina


con el reconocimiento constitucional de la preponderancia de ciertos valores
en el orden jurídico, pues además de que en las condiciones de muchos
países, como es el caso de nuestra Constitución Federal de 1917, no se hace
un reconocimiento explicito en este sentido, éste reconocimiento constituye
tan sólo un primer paso para seguir analizando la importante función que
desempeñan los valores en el orden jurídico positivo. Entre estas funciones
vale la pena resaltar, aunque sea tres de ellas, con el fin de subrayar algunas
de los temas y problemas que plantea la concepción triádica de la norma al
estudio del derecho.

La primera de ellas se refiere a la función que los valores desempeñan como


fundamento material del orden jurídico, en tanto la existencia y razón de ser
de éste, se justifica en tanto garantiza y realiza los valores que la sociedad en
su conjunto estima como de mayor importancia.

La segunda se refiere a la función que desempeñan los valores como criterio


material para juzgar la constitucionalidad de las leyes, pues al estar

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reconocidos a nivel constitucional, las leyes q ue se opongan a ellos, deberían
de ser declaradas como inconstitucionales.

Por último, la tercera función se refiere a que los valores pueden constituir el
elemento que unifica e identifica a los miembros de una sociedad
pluricultural, pues constituyen instancias racionales con las que, a pesar de
sus diferencias, cualquier miembro de la sociedad se puede identificar.

b). La consolidación de la concepción triádica del derecho por la Filosofía


del Derecho Iberoamericana.

Es justo mencionar en este momento que los máximos avances y los mejores
frutos que se han obtenido de esta reflexión, conocida también bajo el título
temático de Axiología o Estimativa jurídica, se han dado en la ámbito de la
Filosofía del Derecho en iberoamérica, pues en parte gracias a destacados
filósofos del derecho, como son: el uruguayo Juan Cambias de Azevedo, el
mexicano Luís Recaséns Siches, el mexicano Eduardo García Máynez y el
brasileño Miguel Reale, pudieron realizar una recepción explicita de la
filosofía de los valores, y, por tanto, aplicaron el concepto del valor para
resolver algunos de los principales problemas de los que se ocupa la Filosofía
del Derecho, como son: el de su objeto de conocimiento y el de la validez y la
finalidad del derecho.

Sin, lugar a dudas, los postulados fundamentales de la concepción triádica del


derecho o trialismo jurídico fueron desarrollados por los filósofos del derecho
a través de los muchos años que dedicaron a la reflexión y enseñanza del
derecho. Por lo que conviene aquí, aunque sea brevemente, resaltar cuatro
de sus ideas principales, las cuales, por otra parte, también pueden ser
consideradas como las grandes aportaciones de la Axiología jurídica al estudio
del derecho.

La primera idea se refiere al problema del método y el objeto propio de la


Filosofía del Derecho. A este respecto lograron distinguir con precisión al
menos dos formas distintas de aproximarse al derecho: a) la primera, que
tiene por objeto el derecho tal y como es, y que es propia de la Teoría
fundamental del Derecho; b) la segunda, que se preocupa por determinar
como debe ser el derecho, es decir, hacia qué valores debe orientarse, y que
es objeto propio de la denominada por ellos Estimativa o Axiología jurídica.

En este sentido es justo constatar que la Filosofía del Derecho elaborada por
éstos pensadores iberoamericanos constituye un intento serio de superación
de algunos postulados del positivismo jurídico, pues, en base a la plena
aceptación del elemento axiológico, reivindican el importante papel que
adquiere la Filosofía del Derecho en el análisis crítico del derecho,
advirtiendo, además, que un análisis lógico de la norma jurídica no es
suficiente, sino que también es necesario emprender un análisis teleológico
de la norma, que con fundamento en el valor que cada una en concreto busca
realizar, pueda aportarnos el sentido mismo de la norma

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La segunda idea aborda el difícil problema de la validez del derecho, pues
estimaron que un análisis filosófico del derecho no podía contentarse, como lo
hace el formalismo jurídico, con una validez meramente formal del derecho
dada por la interconexión formal de todas las normas jurídicas en un sistema
jurídico que goza de una eficacia real en una sociedad concreta; sino que hay
que preguntarse por el fundamento último del derecho, pregunta que es
equiparable a la cuestión de porqué estamos obligados a cumplir las normas
jurídicas. A este respecto suscribieron la tesis de Scheler y Hartmann que
sostiene que todo deber encuentra su fundamento en un valor a realizarse o
en un desvalor a evitarse, para apuntar que debido a que toda norma jurídica
prescrita tiene que estar fundada en un valor, la validez material de todo
orden jurídico viene dada por los valores que realiza y a los cuales se orienta.

La tercera idea consiste en la plena aceptación del concepto de valor para


comprender correctamente el fenómeno jurídico, lo que llevó a entender el
derecho en una triple dimensión: como hecho, como norma y como valor. Es
necesario advertir, que esta triple consideración no es meramente
declarativa, sino que constituye la base metódica para obtener una adecuada
y completa comprensión del fenómeno jurídico, en el sentido de que nos
recuerda que no podemos entender cualquier manifestación jurídica sino
recurrimos a las disciplinas jurídicas que tiene como objeto estos tres
elementos específicos, a saber, la Sociología y la Historia del Derecho, la
Teoría del Derecho y la Filosofía del Derecho. Pero además, el trialismo
jurídico nos permite obtener una comprensión más profunda y menos
simplista o reduccionista de algunos fenómenos propiamente jurídicos, como
pueden ser, por dar dos ejemplos, el de la creación y aplicación del derecho.

Respecto al fenómeno de la creación nos enseña que en el momento en que el


legislador crea la norma, no puede solamente tomar en consideración el
hecho empírico que pretende regular, sino que, además, tiene que considerar
el valor que se pretende realizar en el momento de aplicación o el respeto de
dicha norma, a la vez, que no sólo puede tomar en cuenta la situación ideal
que intenta crear con el respeto y aplicación de la norma, sino que tiene que
tomar en cuenta la consideración empírica que intenta regular. De esta
manera llegaron a la conclusión de que la norma jurídica es el resultado de la
mezcla armónica entre el hecho empírico que se intenta regular y el valor que
se pretende plasmar en la realidad, por lo que se concretiza y se manifiesta
en una proposición normativa, que establece un deber o un derecho
concretos.

En lo referente al fenómeno de la aplicación del derecho, el reconocimiento


que desde hace unas décadas se ha hecho de que en la actividad de
interpretación y aplicación del derecho deben de tomarse en cuenta tanto los
valores contenidos en la norma, como los diversos juicios de valor que realiza
el juez al momento de aplicar una ley al caso concreto, ha puesto de
manifiesto que la actividad jurisdiccional no puede ser entendida meramente
como una actividad mecánica en la que el juez, a manera de un silogismo de
la lógica formal, se limita a aplicar una premisa mayor, que estaría
representada por la norma jurídica, a una premisa menor, que sería el
enunciado de los hechos, siendo el fallo o la sentencia la conclusión lógica de

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ésta operación. Pues hoy en día se reconoce que la actividad jurisdiccional
cuenta también con una dimensión creativa, para la que es necesario un
razonamiento estimativo o axiológico; puesto que el juez, además de elegir la
norma adecuada y de calificar jurídicamente los hechos, al aplicar una norma
al caso concreto tiene que ponderar si se están produciendo o no los efectos
pretendidos por la norma jurídica, así como estimar si el valor que constituye
el fin de la norma se está plasmando efectivamente en la realidad.

Así se pone de manifiesto que toda actividad jurisdiccional requiere una serie
de cualidades y elementos que trascienden al puro razonamiento lógico, entre
los que se destacan: la capacidad de comprender el sentido de la conducta
humana; la capacidad de situarse en el contexto de una determinada
situación histórica; la apertura a la dimensión axiológica del derecho; la
capacidad de relacionar fines y valores, así como medios y objetivos; y, por
último, la capacidad para aplicar las enseñanzas extraídas de la experiencia
de la vida humana y de la experiencia histórica.

La cuarta y última idea se refiere a la especial atención que dedican al


problema de la realización de los valores por el derecho. Pues, aunque en un
principio estos filósofos del derecho partieron de una concepción objetivistas
de los valores, en el desarrollo de sus obras fueron matizando sus posiciones
hasta que todos son excepción y por distintos caminos llegaron a reconocer
una cierta relatividad o relacionalidad de los valores propios del derecho. Lo
que les permitió, por una parte, adecuar los valores jurídicos a las
circunstancias históricas concretas en las que se realizan, y, por otra parte,
seguir sosteniendo que los valores son pautas trascendentes al derecho
positivo que pueden proporcionar un criterio objetivo sobre su rectitud y
justicia.

Estas son las ideas fundamentales que constituyen la esencia de la


comprensión triádica del derecho, que como hemos intentado destacar
constituye una nueva forma de entender el derecho. Sus principales
aportaciones al estudio del fenómeno jurídico ya han quedado aquí
esbozadas.

Por ello sólo queda resaltar lo que considero es su mayor aportación a la


reflexión filosófica del derecho, y, que, a mi juicio, constituye uno de los
argumentos más sólidos que pueden oponerse a la pretensión del positivismo y
formalismo jurídico de excluir la dimensión axiológica del estudio del
derecho.

Ésta consiste en haber demostrado con suficiente claridad, que valores


concretos, como los de justicia, igualdad, libertad, seguridad, dignidad de la
persona humana y bien común, constituyen criterios materiales objetivos a los
cuales el derecho positivo debe orientarse. De manera que estos valores,
además de dotar de un fundamento material al orden jurídico, operan como
principios para juzgar la validez material de las normas jurídicas y como
pautas que orientan la creación y la aplicación del derecho positivo.

3. 5. CLASIFICACIÓN DE LOS VALORES JURÍDICOS.

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El estudio de los valores del derecho tendrá como base la clasificación
siguiente:

1. Valores jurídicos fundamentales.


2. Valores jurídicos consecutivos.
3. Valores jurídicos instrumentales.

Tienen rango de “fundamentales” la justicia, la seguridad jurídica y el bien


común. Les damos tal nombre porque de ellos depende la existencia de todo
orden jurídico genuino. Allí donde los mandatos de los detentadores del poder
no persiguen como fin la implantación de un orden justo, respetuoso de la
dignidad humana, exento de arbitrariedad, y eficazmente encaminado hacia
el bien común, en los destinatarios de esos mandatos surge a la postre el
convencimiento de que se hallan sometidos a la fuerza, no al derecho.

Con el término “valores jurídicos consecutivos” queremos referirnos a los que


son consecuencia inmediata de la armónica realización de los fundamentales.
Los más importantes entre aquéllos, son la libertad, la igualdad y la paz
social.

La designación de “instrumentales”, por último, es aplicada a los valores que


corresponden a cualquier medio de realización de los de carácter fundamental
y de los consecutivos. Se trata, de los de adecuación final o teleológica; son
las llamadas garantías constitucionales y, en general, todas las de
procedimiento, valen instrumentalmente en la medida en que fungen como
medios de realización de valores de cualquiera de las otras dos especies.

4. CONCLUSIÓN

A manera de conclusión decimos que, la filosofía y la ciencia se diferencian en


que el científico lo que pretende es conocer a partir de la observación el
acontecimiento de un fenómeno físico o natural muy delimitado, mientras que
la filosofía pretende conocer la totalidad del hecho o fenómeno, pero no solo
en la totalidad del hecho en si, sino en la esencia, es decir, el motivo causa y
razón última de su existencia.

En cuanto a la Filosofía del Derecho, tocar el tema del positivismo es


referirse a la idea de perfección de las relaciones jurídicas; obtener la pureza
del derecho para los positivistas es observarlo como único, término total
donde no existan diferentes matices y, la forma de lograr una ciencia pura es
apartando la espiritualidad, las creencias religiosas, el carácter moral,
metafísico y social.

Si nos referimos un poco a la norma, es importante recordar que primero hay


que interiorizarla antes de exteriorizarla y para eso es necesaria una
conciencia que se crea a base de principios que no solo son técnicos, muchos
de estos, para no decir la mayoría nacen con el ser humano y se van
desarrollando acorde a la evolución de la sociedad.

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El Iusnaturalismo no es una tesis exclusiva, permite abrirse al campo de la
norma en todo el sentido de la palabra, jurídica, moral, teológica, etc. La
importancia de esta teoría recalca en que nosotros los seres humanos
provenimos de la naturaleza y, afirma que no existe solamente un derecho
positivo, vigente en una época y lugar determinado, sino también un derecho
ideal y de esencia superior, que sirve de base a éste, que es el derecho
natural.

Respecto al sociologismo jurídico, este sitúa en primer plano la dependencia


del hombre de los condicionamientos sociales que le rodean y pretende
reducir toda la interpretación de la vida humana a sus elementos sociales.

En cuanto al iusmarxismo, esta corriente de pensamiento tiene su origen en


los postulados del comunismo encabezado por Carlos Marx, quien argumentó
que en la sociedad capitalista hay una lucha permanente de clases sociales y
que, finalmente resultará un Estado proletario o sea el comunismo, en donde
todas las ciencias, entre ellas el derecho, forman la superestructura sobre la
cual descansa la estructura en general de la sociedad.

Por el lado de las nuevas corrientes de pensamiento de la Filosofía del


Derecho destaca el papel de los valores en la creación de las normas jurídicas,
de tal manera que no se puede excluir la dimensión axiológica del estudio del
derecho. La dimensión axiológica cosiste en haber demostrado con suficiente
claridad, que valores concretos, como la justicia, igualdad, seguridad,
dignidad de la persona humana y bien común, constituyen criterios materiales
objetivos a los cuales el derecho positivo debe orientarse. De tal suerte que
estos valores, a demás de dotar de un fundamento material al orden jurídico,
operan como principios para juzgar la validez material de las normas jurídicas
y como pautas que orientan la creación y la aplicación del derecho positivo.

No obstante algunos de éstos postulados ya se hayan contenidos en el derecho


positivo, como pueden ser la aceptación de cierto valores supremos en la
constituciones de algunos países, a mi juicio aún falta un largo sendero por
caminar para que la comprensión triádica del derecho se extienda de forma
generalizada y, pueda aportar sus mejores frutos, no sólo en el campo de la
Teoría de la Filosofía del Derecho, sino en las distintas esferas de la práctica
jurídica, como pueden ser, la creación y aplicación del derecho positivo, la
práctica jurisdiccional tanto de jueces, como de los abogados postulantes y la
enseñanza del derecho en nuestras universidades.

5. BIBLIOGRAFÍA.

1. Derecho Natural. http://es.wikipedia.org/wiki/Iusnaturalismo

2. De la Torre, Carlos. Una nueva forma de entender el derecho: La


concepción triádica de la norma.
http://64.233.167.104/search?q=cache:4a2R0c9q52gJ:www.ccm.itesm.
mx/dhcs/foto/archivos/8_5.pdf+UNA+NUEVA+FORMA+DE+ENTENDER+EL
+DERECHO&hl=es&ct=clnk&cd=1&gl=mx

23
3. García, Eduardo. Filosofía del Derecho. Décimaquinta edición,
Editorial Porrúa, México, 2005. Págs. 542.

4. Iuspositivismo. http://es.wikipedia.org/wiki/Iuspositivismo

5. Iusnaturalismo y Positivismo.
http://html.rincondelvago.com/iusnaturalismo-y-positivismo_1.html

6. La concepción del derecho en las corrientes de la filosofía jurídica.


http://www.juridicas.unam.mx/publica/rev/boletin/cont/90/art/art6.
htm
7. La historia de la ciencia del derecho.
http://www.ilustrados.com/publicaciones/EEEupupllAsrVIicva.php

8. Positivismo. http://es.wikipedia.org/wiki/Positivismo

9. ¿Qué es la justicia ? de Hans Kelsen.


http://www.monografias.com/trabajos14/hanskelsen/hanskelsen.shtml
#pri

10. Serra, Andrés. Derecho Económico. Octava edición, Editorial Porrúa,


2005, México. Págs. 750.

11. Vallardo Berrón, Fausto E. Teoría General del Derecho.


http://www.bibliojuridica.org/libros/libro.htm?l=1047

Alumno:
Abraham Gallegos Estrada
La Paz, Baja California Sur, a 7 de agosto de 2007.

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