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REFLEPSIONES

Revista de Psicología

Nº 2 Enero 2009
Índice
Página

Personalidades histéricas
2 de Enero de 2009 | escrito por Amelia Catalán Borja 3

Porcentajes de eficacia desmesurados


3 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz 5

Fibromialgia - Tratamiento grupal cognitivo-conductual con hipnosis


5 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz 6

Psicología y reencarnación
8 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz 7

¿Disfrutas o te amargas? tú decides


9 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz 9

¿Es la hipnosis una forma distinta de consciencia?


12 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz 12

La ansiedad
18 de Enero de 2009 | escrito por Amelia Catalán Borja 14

La caza
19 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz 16

Parejas con personalidades patológicas que se complementan


20 de Enero de 2009 | escrito por Amparo Puig Ricart 18

La mayoría de los asesinos de pareja no se suicidan


22 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz 20

Tratamientos diferentes en el Problema de Ludopatía


23 de Enero de 2009 | escrito por Amelia Catalán Borja 21

La Terapia Icónica: Un modelo para tratar la inestabilidad emocional


23 de Enero de 2009 | escrito por Beatriz Sarrión Soro 26

¿Qué tratamientos psicológicos son eficaces?


27 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz 29

Trastornos de ansiedad: Agorafobia


30 de Enero de 2009 | escrito por Amelia Catalán Borja 33

Colaboradores 36

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Personalidades histéricas

2 de Enero de 2009 | escrito por Amelia Catalan Borja

Las personalidades histéricas son llamadas también histriónicas.

Muchos autores como Millon, Freeman, Eysenck, Gray… definen


a la personalidad histérica de la siguiente forma:

Se describe al sujeto histérico como un sujeto centrado en la


búsqueda de aprobación intensa, y con poca tolerancia a la
frustración, impulsivo, muy reactivo a las situaciones sociales y
con poca capacidad de introspección.

Todos estos autores hablan de la ―personalidad histérica‖, no del


―trastorno histérico‖. También hablan de la vulnerabilidad del sujeto a padecer un ―trastorno
histérico‖, si antes ha tenido una ―personalidad histérica‖.

¿Cuál es la diferencia entonces? Pensamos que la diferencia entre un cuadro y otro, sólo estaría en
los estados o problemas que ciertas situaciones de la vida pudieran desencadenar en el sujeto,
como cuadros depresivos, problemas de ansiedad, fobias, que devendrían en un trastorno histérico,
en una personalidad con rasgos histéricos previos. Por decirlo de una forma sencilla, la diferencia
estaría en los síntomas que nos hacen necesitar, en un momento de nuestra vida, ayuda
profesional.

Los sujetos con estos rasgos personales a la base de la histeria, piensan que la vida debe girar
entorno a sus necesidades, esto es en definitiva una baja tolerancia a la frustración. La necesidad
de la búsqueda de amor, cariño, afecto, es una constante en sus vidas.

También les gusta llenar la vida emocional de los demás, pero en esta constante búsqueda, suelen
perderse. Podríamos decir que cuando se exageran estas características o situaciones, es cuando
realmente surge el problema para la persona con base histérica.

¿Puede un psicólogo ayudarnos? El psicólogo nos ayudará principalmente en los síntomas que nos
hacen sufrir, en las ideas irracionales que tenemos al ver las distintas situaciones de la vida, con el
fin de que se comprendan mejor a ellos mismos. También se buscará qué reforzadores están
haciendo que se acentué e incluso se agraven estas características personales…

Suele decirse que las personas con personalidad histérica tienen conductas de inmadurez, son
infantiles, cuando quieren algo tiene que ser en el momento, sin pensar en las consecuencias de sus
actos. Son grandes actores, les es fácil simular para obtener lo que desean.

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Los principales rasgos de personalidad histérica se dan desde los primeros años de vida. Los niños
con estos rasgos solicitan constantes atenciones, y lloran desmesuradamente para conseguir sus
objetivos, también son tozudos en sus reivindicaciones.

La personalidad histérica parece ser el resultado de factores hereditarios y de la educación recibida


en los primeros años de vida del sujeto.

Las personas que tienen estos rasgos de personalidad, se sienten inseguras desde su infancia,
piensan que no son queridas y aceptadas tal como son, y empiezan a atraer la atención de los
demás, necesitan pruebas constantes de cariño y dedicación.

Tienen también la característica de ser personas exitosas que tienen gran facilidad para hacer
amigos, pero también enemigos. Sus sentimientos son bastante superficiales, por lo que sus
amistades no suelen ser duraderas. Tienen dificultades en sus relaciones de pareja, son inseguros,
inestables, y egoístas, aunque intentan ocultarlo con conductas de desafío o dominio.

Suelen ser personas dependientes, no aceptan la soledad, lo que les lleva a precipitarse en la
búsqueda de pareja, con lo cual suele añadirse un problema más a los que ya tienen, pues esa
precipitación hace que no piensen en si esa es la pareja adecuada, sólo pretenden estar con alguien
que les preste atención o les de cariño, creando una dependencia exagerada.

El DSM- IV elimina el término de histeria y se refiere a estos trastornos agrupándolos en dos grupos:
los trastornos disociativos y los trastornos somatomorfos.

Fotografía: Flickr

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Porcentajes de eficacia desmesurados
3 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz

Acabo de leer una noticia en ABC.es que me ha llamado la


atención, sé que aparentemente parece que no tiene relación con
la psicología pero no me resisto a comentarla.

La noticia tiene un título atractivo e impactante: ―La acupuntura


logra acabar en más del 80% de los casos con la dependencia al
tabaco‖.

¡Y se quedan tan frescos!… sin aportar referencias de estudios


serios que corroboren estos datos, sólo porque quien lo afirma
dice que es así. Pero en esta ocasión lo realmente grave es que lo
está diciendo un ―médico especialista en Geriatría y Acupuntura‖. Si lo dijese un acupuntor o un
naturópata o un curandero, por lo menos sabríamos que esas afirmaciones probablemente son
exageradas, fruto, tal vez, de su entusiasmo por la acupuntura o quizá de un desmesurado afán por
obtener fáciles ingresos económicos embaucando a sus posibles clientes que, lamentablemente, en
su gran mayoría acabarían perteneciendo al 20% de dicha estadística, es decir no lograrían dejar el
tabaco.

Lo siento por la credibilidad de dicho médico, pero esos resultados, en mi opinión, no se ajustan a la
realidad… si estoy equivocado le rogaría a quien ha realizado dichas afirmaciones que me envíe las
referencias de los estudios en los que se ha basado para aseverar esos datos y, gustosamente,
rectificaré mi opinión en este mismo blog.

Algo que me llama la atención es el momento elegido para publicar esa noticia. Es muy curioso que
coincida con el inicio del año, teniendo en cuenta que en esta época es cuando mucha gente decide
dejar el tabaco, o intenta llevar a cabo otros buenos deseos de cambio de conductas que considera
perjudiciales. ¿Será simplemente una forma de manipular la credulidad de quienes desean dejar ese
pernicioso hábito para que acudan a dicha terapia? Esperaré las referencias científicas de los
estudios que demuestran esos porcentajes de eficacia desmesurados de la acupuntura, o de
cualquier otra terapia alternativa, para despejar mis dudas.

Fotografía: Flickr

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Fibromialgia - Tratamiento grupal cognitivo-conductual con
hipnosis
5 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz

El Dr. Antoni Castel Riu nos ha enviado el


abstract traducido de su último artículo (junto
con Marta Salvat, José Sala y Maria Rull) en
la revista Contemporary Hypnosis, con el
título ―Cognitive-behavioural group treatment
with hypnosis: a randomized pilot trail in
fibromyalgia‖, que incluimos a continuación.

Este artículo forma parte de un monográfico sobre dolor e hipnosis, que coordinan Mark Jensen,
Carla Liossi y Enrica Santarcangelo, que saldrá próximamente en formato de revista impresa.

TRATAMIENTO GRUPAL COGNITIVO-CONDUCTUAL CON HIPNOSIS: UN ENSAYO PILOTO


ALEATORIZADO EN FIBROMIALGIA.

Este estudio examina los efectos contributivos de la hipnosis en la terapia cognitivo-conductual


estándar (CBT) para tratar el dolor en pacientes con fibromialgia. Cuarenta y siete pacientes con
fibromialgia fueron aleatoriamente asignados a una de las tres condiciones: 1) tratamiento
farmacológico (grupo control de tratamiento estándar); 2) grupo de terapia CBT; 3) grupo de terapia
CBT con hipnosis. Antes y después del tratamiento se evaluaron los resultados en intensidad de
dolor, cualidad sensorial y afectiva del dolor, así como de la puntuación total de impacto de la
fibromialgia (FIQ). El análisis de los resultados indica que los pacientes que recibieron tanto el
tratamiento CBT como el tratamiento CBT más hipnosis, mejoraron en mayor medida que los
pacientes que recibieron el tratamiento farmacológico convencional. Los pacientes que recibieron
CBT más hipnosis mejoraron más que los que recibieron CBT sin hipnosis. Los resultados son
consistentes con otras investigaciones previas que han demostrado los efectos adicionales de la
hipnosis cuando se combina con otros tratamientos efectivos.

Ver abstract (en inglés)

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Psicología y reencarnación
8 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz

En un post anterior comentaba una noticia en la que un


médico realizaba una afirmación exagerada en relación
con la eficacia de la acupuntura para tratar la
dependencia al tabaco, uno de los comentarios que
suscitó dicha entrada, con el nick “MEDIX”, mencionaba
la posible responsabilidad que podrían tener los
periodistas en ese tipo de noticias. Es posible que
tenga razón el autor de dicho comentario, es cierto que,
en ocasiones, las noticias no reflejan los hechos con la suficiente fidelidad, aunque eso no quiere
decir que los profesionales que protagonizan, o a quienes entrevistan, esas noticias no tengan gran
parte de responsabilidad en las afirmaciones que se vierten en ellas.

Los periodistas pueden tener mejor o peor formación en el tema sobre el que trata la noticia, pero el
supuesto profesional a quien le preguntan, se supone que conoce en profundidad dicho tema, así
que el periodista, por lo general, acepta como ciertas las afirmaciones que dicho profesional realiza,
aunque en ocasiones tenga dudas sobre su seriedad y otras veces simplemente prefiera el
sensacionalismo que proporcionará una gran difusión en los medios.

Esto viene a colación de una nueva noticia que apareció hace unos días en La Nacion, en esta
ocasión el profesional entrevistado es un psicólogo y las aseveraciones realizadas son de lo más
pintoresco, empezando por el título de la noticia, ―La reencarnación es un hecho real‖, pasando por
algunas frases como ―yo creo en la existencia de vidas pasadas a partir de numerosas experiencias
que tuve como terapeuta‖. Sinceramente, lo que ese psicólogo crea o deje de creer no tiene nada
que ver con la ciencia o, en este caso, con la psicología clínica fundamentada en la evidencia
empírica, más bien tiene que ver con la ―fe‖ de ese profesional. Cualquiera puede tener fe en lo que
le parezca, pero no se debería utilizar la titulación profesional para pretender refrendar esas
creencias basadas en la fe más que en estudios científicos. Los psicólogos, como en este caso, o
los médicos, como en el post citado anteriormente, cuando se pronuncian sobre algo que tiene
relación con su profesión están, si lo que dicen no tiene ningún fundamento científico,
comprometiendo al resto de sus compañeros de profesión, ridiculizando dicha profesión y haciendo
dudar de su ética a los lectores de dichos despropósitos que tengan un mínimo de sentido común.

No sé si en el país de dicho psicólogo, Argentina, el colegio de psicólogos dispone de un código


deontológico de obligado cumplimiento para sus colegiados. En el caso español, el Consejo General
de Colegios Oficiales de Psicólogos de España, en su página web, expone el Código Deontológico
del Psicólogo que en su artículo 18 dice que ―sin perjuicio de la legítima diversidad de teorías,
escuelas y métodos, el/la Psicólogo/a no utilizará medios o procedimientos que no se hallen

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suficientemente contrastados, dentro de los límites del conocimiento científico vigente. En el caso de
investigaciones para poner a prueba técnicas o instrumentos nuevos, todavía no contrastados, lo
hará saber así a sus clientes antes de su utilización‖.

Es decir que utilizar técnicas amparadas en procedimientos no contrastados, como la hipnosis


regresiva, sobre todo cuando se refiere a otras supuestas vidas anteriores, va en contra de dicho
código deontológico, aunque me da la impresión de que los colegios oficiales de psicólogos, por el
momento, no se toman este asunto en serio puesto que si buscamos en internet nos encontramos
con varios psicólogos españoles que lo anuncian, con frases como ―la Terapia Regresiva permite
solucionar problemas que muchas veces arrastramos desde los principios de nuestra vida, sin
saberlo. No entraña ningún peligro y reporta indudables beneficios. Terapia realizada por psicóloga
clínica, con más de veinte años de experiencia‖ (no indico el enlace para no proporcionar publicidad
a dicha profesional). En este caso no se está mencionando la regresión a otras vidas, pero hay que
tener en cuenta que la eficacia y conveniencia de la utilización de esas terapias regresivas no sólo
no está contrastada sino que podría resultar iatrogénica y provocar serios problemas, entre otras
cosas por los falsos recuerdos que puede crear en el paciente, como podemos leer, por ejemplo, en
un artículo de Capafons & Mazzoni y en algunas entradas del Blog de Hipnosis Experimental y
Aplicada.

Fotografía: Flickr

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¿Disfrutas o te amargas? tú decides
9 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz

Ante un mismo hecho la actitud que se tome puede


convertirlo en una experiencia positiva o muy negativa.

Pondré un ejemplo personal, ocurrido hace unos días,


que ilustra a la perfección las diferentes consecuencias
que pueden tener nuestros pensamientos y actitudes
ante un mismo suceso.

En la calle hacía frío, mucho frío, la luz del día hacía


unas horas que había dejado paso a la luz artificial de las farolas. En casa, los radiadores eléctricos
mantenían una temperatura agradable. Mi mujer y yo esperábamos a nuestro hijo que venía a cenar
con su novia, para celebrar su cumpleaños, todavía no estaba la cena preparada… de repente, se
fue la luz, la casa quedó a oscuras, fuera las farolas seguían iluminando la calle y se veían algunas
viviendas donde sí que tenían energía eléctrica… así que la avería no era general, pero sí que había
afectado a varios vecinos, tampoco era sólo de nuestra vivienda.

Se oían comentarios airados de los vecinos que se sentían molestos por el corte del suministro y
sobre todo inquietos por lo que había ocurrido, ya que al no ser algo general se podía demorar el
restablecimiento del servicio. Puesto que era la hora de la cena y muchos hogares tienen
calefacción y cocina eléctricas, conforme pasaban los minutos los comentarios iban subiendo de
tono.

Al ver que el corte del servicio iba a tardar más que en otras ocasiones, en las que había sido
general, decidimos organizarnos para no estropear la velada, así que para no tener frío encargamos
a mi hijo que, cuando viniese, pasase por una gasolinera y comprase dos paquetes de leña, hacía
tiempo que no encendíamos la chimenea, por la comodidad que suponen los radiadores eléctricos.
Solucionado el tema de la temperatura, abrimos las contraventanas para dejar pasar la luz de las
farolas de la calle y pusimos unas velas en la mesa para poder ver mejor los platos. Evidentemente,
no pudimos cenar lo que se había previsto, puesto que no podíamos cocinarlo, pero el queso y el
fiambre no necesitan ninguna preparación, tampoco los pastelillos que se habían comprado.

La velada fue muy agradable, sin televisión, sin estufa, sin luz eléctrica… el fuego de la chimenea
creaba un ambiente acogedor y la carencia de otra distracción animaba a conversar… mientras, de
vez en cuando, se oía algún comentario de aquellos vecinos que habían adoptado otra forma de
pensar ante dicha situación y se sentían frustrados por no poder seguir con su rutina diaria.

Evidentemente hay sucesos (muertes, enfermedades, etc.) ante los que no se puede tener una
experiencia agradable, pero pueden ser más o menos negativos para nosotros, dependiendo de

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cómo nos los tomemos. Por ejemplo, ante el fallecimiento de un ser querido, hay personas que se
hunden, no logran superarlo ni consiguen que el duelo siga su curso normal, enquistándose en el
sufrimiento, cayendo en una depresión, etc., en cambio otras personas tras el duelo, que puede ser
más o menos largo, recuperan su actividad habitual y, aunque siempre recuerden a ese ser querido,
continúan disfrutando de su vida.

En este sentido, Roca (2003) afirma que ―la psicología cognitiva considera que el principal
determinante de nuestras emociones y conductas no es la realidad en sí, ni las situaciones o
sucesos que experimentamos, sino cómo los evaluamos, es decir, lo que pensamos de nosotros
mismos, de los demás y de la realidad‖, aclarando algo muy interesante que todos conocemos pero
que no solemos recordar cuando nos enfadamos o sufrimos, ―nuestra percepción está sujeta a una
serie de distorsiones, ya que la realidad siempre es más compleja de cómo la percibimos y puede
verse desde diferentes perspectivas‖.

Por otra parte, Catalán (2008) destaca las aportaciones a las técnicas de reestructuración cognitiva
de los trabajos científicos de Albert Ellis y Aarón T. Beck, en los que también queda en evidencia
que lo que pensamos sobre las situaciones que vivimos es muy importante para determinar cómo
nos sentimos.

―Las técnicas de Beck propician que los pacientes puedan darse cuenta con más exactitud de cuáles
son los desencadenantes o circunstancias que les llevan a la agresividad, basándose principalmente
en que una emoción o impulso de hacer algo va precedido de unos pensamientos negativos. ‗Según
como pensamos nos sentimos‘.

Ellis, propone un cambio filosófico de la visión de las cosas. La terapia racional-emotivo-conductual


(TREC) de Ellis consiste en que el paciente tenga tolerancia a las frustraciones de la vida y una
mayor aceptación de las respuestas a las adversidades. ‗La vida no es de color de rosa‘. Siempre
existirán los problemas como las enfermedades, la separación de la pareja, la pérdida de familiares
queridos, etc. El propósito es ayudar al paciente a fortalecerse ante los inconvenientes que siempre
tendrá la vida…‖

Un cuento que recoge Tucci (2006), titulado ―El punto de vista adecuado‖, habla sobre una mujer
que vivía en una aldea cercana a un monasterio que se pasaba todos los días llorando, lloviese o
hiciese sol, puesto que tenía dos hijos, uno fabricaba sandalias, que nadie compraba cuando llovía,
y el otro fabricaba paraguas que nadie compraba cuando hacía sol… así que siempre lloraba
preocupada por uno u otro de sus hijos. Un monje, le dio la solución: ―Cuando haga sol, piense en
su hijo que fabrica sandalias, la cantidad de ellas que podrá vender y el dinero que podrá ganar para
sustentar a su familia y cuando llueva, piense en su hijo, el fabricante de paraguas, en la cantidad de
paraguas que podrá vender y el dinero que podrá obtener. Es todo cuestión de elegir el punto de
vista adecuado‖.

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Así que, como esa mujer, podemos elegir llorar por todo o elegir el punto de vista adecuado e
intentar disfrutar de la vida lo máximo posible.

Sé que hay situaciones en la vida, como ya se ha comentado, muy difíciles en las que resulta muy
complicado pensar en lo positivo, pero como dice Vera (2008), ―la existencia de un fenómeno como
la resiliencia nos recuerda que el ser humano tiene una remarcable capacidad de adaptarse, de
encontrar sentido y de crecimiento personal ante las experiencias traumáticas más dolorosas. Las
personas son mucho más fuertes de lo que la psicología ha venido considerando y, en cierto
sentido, se ha subestimado la capacidad natural de los supervivientes de experiencias traumáticas
de resistir y rehacerse‖.

Referencias bibliográficas:

Catalán, A. (2008). Cómo superar el descontrol emocional. Valencia: Centre de Psicologia Clínica i
Formativa.

Roca, E. (2003). Cómo mejorar tus habilidades sociales. Valencia: ACDE.

Tucci, N. (2006). Cuentos para que pien-zen. Madrid: Ediciones Librería Argentina.

Vera, B. (2008). Psicología positiva. Madrid: Calamar Ediciones.

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¿Es la hipnosis una forma distinta de consciencia?
12 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz

Estudios confirman que durante la hipnosis


los sujetos no están en un estado
somnoliento, sino despiertos.

El hipnotizador, haciendo oscilar un reloj de


bolsillo ante los ojos del sujeto, entona
lentamente: ―Tienes sueño… Tienes
sueño…‖ La cabeza del sujeto cae de forma
abrupta. Está en un profundo trance similar
al sueño, ajeno a todo salvo a la suave voz
del hipnotizador. Sin poder para resistirse a
la influencia del hipnotizador, el sujeto
obedece cada orden, incluyendo una instrucción para realizar una escena infantil. Al ―despertar‖ del
trance media hora después, no recuerda nada de lo sucedido.

De hecho, esta descripción familiar, captada en incontables películas, encierra una gran cantidad de
conceptos equivocados. Pocos, si es que hay alguno, de los hipnotizadores modernos usan el
famoso reloj introducido por el cirujano ocular escocés James Braid a mediados del siglo XIX.
Aunque la mayor parte de los hipnotizadores intenta calmar a los sujetos durante la ―inducción‖, tal
relajación no es necesaria; incluso se ha hipnotizado a gente que pedaleaba vigorosamente en una
bicicleta estática. Estudios electroencefalográficos (EEG) confirman que durante la hipnosis los
sujetos no están en un estado adormilado, sino que están despiertos — aunque a veces un poco
somnolientos. Además, pueden resistir libremente la sugestión del hipnotizador y están lejos de ser
autómatas sin mente. Finalmente, la investigación realizada por el psicólogo Nicholas Spanos de la
Universidad Carleton en Ontario demuestra que un fallo al recordar lo que sucedió durante la sesión
hipnótica, o amnesia post-hipnótica, no es un elemento intrínseco de la hipnosis y normalmente sólo
ocurre cuando a los sujetos se les dice que es posible que ocurra [...]

Fuente: Ciencia Kanija

Autor de la traducción: Manuel Hermán (Kanijo)

Fecha: 12-01-2009

Ver traducción completa

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Artículo original: ―Is Hypnosis a Distinct
Form of Consciousness?‖

Fuente: Scientific American

Autores: Scott O. Lilienfeld and Hal Arkowitz

Fecha: 01-2009

Ver artículo (en inglés)

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La ansiedad
18 de Enero de 2009 | escrito por Amelia Catalan Borja

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es un proceso natural de activación fisiológica que


hace movilizar a los seres humanos y otros animales ante el
peligro. A esta respuesta también se le denomina de lucha-huida.
Así es como el propósito de la ansiedad es preparar a nuestro
organismo para protegernos, luchando o huyendo del peligro o
amenaza. Este sistema defensivo, necesario para la vida, se torna
un problema cuando la respuesta es desadaptativa. Es decir, si el
estímulo no reviste gravedad o no amenaza nuestra vida o
integridad psicofísica, pero nosotros lo percibimos como tal, nos
encontramos ante una desadaptación que puede llegar a ser patológica.

Se denominan trastornos de ansiedad a un grupo de afecciones que tienen en común la


sintomatología ansiosa física y psicológica. Pero cada trastorno de ansiedad tiene unas
características, así como también una génesis particular y un tratamiento adecuado. Por ello es
importante determinar qué tipo de trastorno de ansiedad se padece. Los más habituales suelen ser:
crisis de ansiedad o ataques de pánico, agorafobia, fobia social, trastorno obsesivo-compulsivo,
ansiedad generalizada, estrés postraumático, fobias específicas y ansiedad por separación.

La sintomatología de la ansiedad es muy variada, y depende en gran parte de la biología y


características psicosociales de los individuos. Si bien el listado de síntomas es extenso, la aparición
de tan solo una señal, tanto a nivel físico como psíquico, es con frecuencia causa suficiente de un
gran malestar.

Algunos síntomas físicos habituales, aunque no comunes a todos los trastornos, son: taquicardia,
sudoración, mareos, temblores, vértigo, náuseas y hormigueo en las extremidades. Desde lo
psicológico destaca la sensación de pérdida de control, problemas de atención y memoria,
desrealización, despersonalización y también la aparición de falsas creencias e ideas obsesivas,
entre otras. En lo que se refiere a la conducta, el rasgo más característico es el de la evitación de
situaciones que podrían generar ansiedad. La hipervigilancia, la rigidez corporal, el sentido del
ridículo y la falta de habilidades sociales suelen ser síntomas de algunos trastornos de
ansiedad. También algunos trastornos asociados a la ansiedad como pueden ser el abuso de
sustancias, problemas sexuales y trastornos alimentarios, a su vez son fuente de otra lista de
síntomas.

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Si bien la aparición de la ansiedad suele darse en una edad temprana, es habitual tomar conciencia
del problema cuando ya se ha entrado en la adolescencia o la adultez. Es fundamental recibir ayuda
de los profesionales de la salud para la correcta erradicación del malestar que aqueja todos los
ámbitos de la vida del afectado.

Fotografía: Flickr

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La caza
19 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz

En la lista de distribución electrónica ―TYMC


- Terapia y Modificación de Conducta‖,
alojada en la Red Iris, ha surgido el tema del
actual conflicto bélico de la franja de Gaza,
entre las intervenciones que han realizado
los miembros de la lista, ha habido una que
me ha llamado especialmente la atención y
que copio a continuación, con autorización
de su autora.

―Mi humilde aportación sobre este tema de los conflictos bélicos (no sobre este en particular) es una
idea a la que llevo dando vueltas desde hace tiempo. Cuando hice la tesis doctoral sobre adicción al
juego, aprendí que en el proceso del jugador de convertirse en adicto hay un fenómeno que marca
el inicio de la ‗cuesta abajo‘, marca el inicio del problema serio: la caza. La caza consiste en que el
jugador empieza a jugar para recuperar lo que ya ha perdido; es decir, deja de jugar por procesos de
reforzamiento positivo (ganar dinero, divertirse, imaginarse rico, etc.) y empiezan los procesos de
reforzamiento negativo (escapar de la aversividad que le suponen las pérdidas). Eso hace mucho
más resistente su conducta de juego, claro, porque cada vez que juega pierde más (y por tanto
necesita seguir cazando) y cuando gana no es suficiente para compensar lo perdido.

Lo que vengo observando desde hace tiempo es que hay muchas personas enredadas en la caza,
pero no sólo en el juego, sino en su vida personal. Muchas personas no son capaces de asumir o
aceptar una pérdida o un daño y eso les lleva a un círculo de intentos de recuperar lo perdido del
que al final no pueden salir, porque lo perdido cada vez es mayor.

En mi opinión, hay dos claves para detener la caza. La primera y fundamental es aprender a
renunciar a lo ya perdido. Y cuando estamos hablando de países, mucho más: las muertes y las
injusticias siempre están en los dos lados, aunque a cada lado siempre le parece que las que él ha
padecido son mayores, y si no paramos en un momento para dejar de mirar al pasado y pensar en
el futuro, es imposible la paz.

La segunda es la respuesta alternativa. La caza es dañina porque la conducta de escape que se


intenta es una huída hacia delante, es seguir con la misma respuesta que ha provocado la pérdida:
apostar, atacar, etc. Yo creo que en conflictos con otros hay que cambiar la conducta de escape por
otra nueva: perdonar. Perdonar supone asumir que no es justo haber perdido lo perdido, supone
asumir que no hay justicia en lo ocurrido y que uno es el más perjudicado, pero que buscando la

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‗justicia‘ (que no es justicia en realidad, es sólo equilibrar el daño; la justicia es algo mucho más
complejo) es imposible salir de ahí.‖

Fuente: TYMC - Terapia y Modificación de Conducta

Autora: Dra. María Prieto Ursúa (Doctora en Psicología, directora del Departamento de Psicología
de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, terapeuta en el Centro de Psicología Betania)

Fecha: 19-01-2009

Fotografía: Flickr

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Parejas con personalidades patológicas que se
complementan
20 de Enero de 2009 | escrito por Amparo Puig Ricart

Todas las personas poseemos unos rasgos


de personalidad en mayor o menor medida.
Por ejemplo, existen personas dramáticas
(histriónicas), personas que piensan que
merecen más (narcisistas), personas que
estarían dispuestas a pasar por encima de
cualquiera para conseguir sus objetivos
(antisociales), personas con constantes
cambios de humor (límites), personas que no
son capaces de tomar decisiones por ellas
mismas (dependientes)…

Todos poseemos y en un principio no suponen ningún problema. Los conflictos surgen cuando la
persona no posee flexibilidad adaptativa, es decir su manera de actuar es rígida e intenta resolver
sus problemas siempre de la misma manera. Quizás en ocasiones ‖es adaptativo‖ ser un poco
antisocial (cuando se trata de defender tus intereses frente a los demás) o en otras histriónico (si
somos actores) o incluso en ocasiones compulsivo (cuando se trata de realizar un trabajo que
requiere minuciosidad y perfeccionismo).

Aunque lo más curioso de todo esto, es que en ocasiones, se dan casos en los que parejas con
personalidades patológicas o desadaptativas se complementan y funcionan bien.

Pongamos el caso de la obra de teatro de Ibsen ―Casa de muñecas‖. Se trata de un matrimonio en


el que el marido tiene un rol de narcisista compulsivo (se da aires de superioridad, establece las
reglas de la casa, etc.) Por otro lado, tenemos a la esposa cuyo papel es sumiso (dependiente) y
sociable.

En un momento dado se produce un conflicto. La esposa no cuenta en ese momento con su marido
para resolverlo y debe falsificar una firma para salir del embrollo.

Cuando su marido se entera de lo ocurrido, en concordancia con su carácter, perfeccionista y


narcisista no quiere cargar con ningún tipo de responsabilidad y se empeña en mantener su estatus
de persona intachable.

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Entonces, su mujer, haciendo gala de su carácter sumiso, espera que su marido adopte el rol
protector. Al no ser así, sus expectativas no se ven satisfechas y decide marcharse de casa para
―encontrarse a sí misma‖.

El caso de la obra de teatro de Ibsen refleja como dos personalidades patológicas, que siempre se
habían complementado, entran en crisis porque uno de ellos deja de actuar como el otro esperaba.

No aparece en la obra pero sería bonito pensar que la mujer después de eso se convirtiera en una
persona menos confiada y más autosuficiente.

Fotografía: Flickr

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La mayoría de los asesinos de pareja no se suicidan
22 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz

En el informe, emitido por el Centro Reina Sofía, sobre


las mujeres asesinadas por su pareja en España en el
año 2008, realizan una observación que resulta muy
curiosa. De acuerdo con los datos obtenidos ―de cada
diez personas que han asesinado a su pareja, dos se
suicidan‖, pero esto no es lo que ha atraído mi
atención, sino que ―el seguimiento realizado de las
noticias relacionadas con estos terribles sucesos permite aseverar que, así como suele decirse
pocas veces que el asesino ha sido detenido, suele indicarse en cambio que se ha suicidado cuando
es el caso. Con ello se contribuye a extender la creencia de que estos asesinos suelen ser
individuos que, tras cometer el crimen bajo impulsos irrefrenables, toman conciencia de lo terrible de
su acto, se arrepienten e, incapaces de sobrellevar su sentimiento de culpa, se quitan la vida. La
verdad no es esa.‖

Me pregunto ¿por qué los medios de comunicación no informan de las detenciones?… carezco de
respuesta a esta pregunta, aunque considero que no es probable que los distintos medios de
comunicación se hayan puesto de acuerdo para, contra toda ética periodística, no informar
convenientemente sobre las detenciones de quienes asesinan a sus parejas.

Tal vez ocurra que, para cualquier persona sensata, cuesta mucho pensar que alguien pueda
asesinar impunemente a su pareja, con quien probablemente habrá convivido bastante tiempo, y no
sentirse mal por ello, tan mal como para desear suicidarse. Quizás por eso cuando la noticia
confirma dicha creencia se publique con todos sus detalles y, en cambio, cuando no se cumplen
esos requisitos, el reportero tienda a obviar la detención, no indicándolo al redactar la noticia.

Por lo menos, con esta entrada, colaboraremos a difundir la realidad de los datos objetivos: “La
gran mayoría de los asesinos de pareja no se suicidan, son detenidos”.

Fotografía: Flickr

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Tratamientos diferentes en el Problema de Ludopatía
23 de Enero de 2009 | escrito por Amelia Catalan Borja

Modalidades Terapéuticas Ludopatía:


Tratamiento Psicológico con aplicación
de Terapia Cognitivo-Conductual, Gestalt
e Hipnosis

Según la OMS LA LUDOPATÍA O JUEGO


PATOLÓGICO ES: ‖una Enfermedad, un
Trastorno Mental, una patología compulsiva,
incurable y progresiva. Esta enfermedad se
instala en cualquier persona sea esta joven,
adulto, mayor, hombre o mujer‖.

Dice Dolores en su artículo ―El perfil más clásico de quien juega de modo patológico es el de una
persona caprichosa, con problemas de ansiedad, dificultades de adaptación social y escasa
tolerancia a las frustraciones‖

Y también he encontrado en pacientes que padecen de esta enfermedad tendencia a la depresión y


además una personalidad muy inmadura (ya Dolores menciona esta personalidad cuando habla de
―persona caprichosa, sin tolerancia a la frustración, etc.‖), característica patológica que lo lleva a
mentir, engañar, estafar y endeudarse.

Entonces ¿qué es lo que pasa con un ―jugador patológico: es decir esa persona a la cual no le es
posible mediante su voluntad resistirse al impulso que le produce la acción de jugar, y que como
consecuencia de esto, esa adicción le ha producido y produce problemas tanto en su vida personal,
como en la familiar y en el trabajo, profesión, etc.‖?

Siempre cuando viene a la consulta una persona con éstas características, tanto por sí, como ―traído
por alguien de su familia: esposa generalmente, hijo/a mayor, madre ya anciana que trae a su hijo
de más de treinta años, etc. Siempre hago la entrevista orientándola a saber si no se trata de un
episodio maníaco, pues a veces la conducta de juego está relacionada a una etapa maníaca de la
persona, por lo que siempre hay que descartar esto, y se lo hace en la primera entrevista por el
material que aparece en la misma.

Dice Jesús Castro en Juego Patológico o 1984 y el doble pensar ―que la naturaleza de la ludopatía
puede equipararse a otros trastornos como la tricotilomanía (arrancarse el cabello), la piromanía
(hacer fuego o incendiar), la cleptomanía (robar cosas innecesariamente), en donde siempre hay un
fracaso de la persona en cuanto a la imposibilidad que siente de contener o frenar el impulso a

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realizar la conducta ―indeseable‖ entonces como los anteriores, el juego forma parte de los llamados
―trastornos del control de los impulsos‖

En la Terapia Psicológica de la Ludopatía, como así también en la del Alcoholismo, como en las
citadas en el párrafo anterior siempre se debe tomar en cuenta que el ―control de los impulsos‖ es lo
que hay que lograr, y esto es imposible de lograr sin la total voluntad y autocontrol continuo del
enfermo, en donde el terapeuta debe saber que ―el juego‖ no es el problema a resolver, sino que si
podemos averiguar, saber qué es lo que este le brinda al jugador, y un terapeuta avezado puede
darse cuenta de qué es lo que el jugador recibe a través del juego, cuáles son esos aspectos
puntuales de su personalidad (huecos:Gestalt) de sus vacíos existenciales, por los cuales el jugador
ha sido ganado por la adicción, entonces durante la terapia son precisamente esos vacíos
existenciales, los que hay que recuperar a la adicción y llenarlos precisamente con lo que se va a
producir dentro del proceso terapéutico.

Este logro me lo permiten las herramientas de la ―Terapia Gestalt‖, y en cuanto a la modificación de


la conducta adictiva aquí son las herramientas de la Terapia Cognitivo-Conductual de las cuales me
sirvo. Y es la Terapia de Hipnosis la que me va a permitir profundizar más aún en la búsqueda de
aquellos aspectos que condicionan y permiten esta conducta adictiva.

También es importante en el comienzo de la terapia, acordar con el paciente, si este prefiere que el
resultado del tratamiento se dirija hacia la abstinencia total o parcial del juego pues si bien son
mejores los resultados cuando se logra la abstinencia total, muchos jugadores sienten que prefieren
primero controlar sus impulsos hasta lograr una abstinencia parcial, y luego intentar la total. Como el
tratamiento psicológico en cuanto a resultado siempre va a depender del compromiso del enfermo,
se debe respetar lo que él siente que puede hacer.

La metodología terapéutica que aplico es la desensibilización sistemática (en un orden jerárquico las
se le hace trabajar con imágenes y relajación), la desensibilización imaginada (las imágenes no
responden a un orden jerárquico) hasta llegar luego a la exposición en vivo con prevención de
respuesta y control de estímulos (se lo orienta a probar en forma directa los resultados de los
aprendizajes brindados en las sesiones de terapia).

Algo significativo que he notado en estos pacientes, es que es muy común que no tengan
conocimiento sobre datos que marcan que lo que padecen forma parte de una adicción, de una
patología, por eso es que en cuanto al procedimiento terapéutico cognitivo siempre hay una
importante parte del tratamiento que les hago conocer sobre las diferencias entre jugador pasivo y
jugador adicto, les hago que narren aspectos evidentes de la vida y conducta de jugadores
compulsivos que son conocidos suyos, también es importante que conozcan aspectos legales, leyes
que dicta el estado en donde se establece claramente los límites y protección del estado que de
modo preventivo establece que hayan instituciones que permitan y fomenten la prevención a la

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adicción, como así también la formación de grupos terapéuticos y de autoayuda para prevenir y
modificar el modo en que el juego se apodera de la voluntad de las personas.

Es realmente significativo ver cómo cuando toma conocimiento de las leyes, y de lo que éstas
mencionan, y establecen como prevención y demás aspectos, van tomando conciencia de que lo
suyo es una adicción, aceptándola de una manera muy real que indudablemente ayuda en gran
medida en el resultado y éxito del tratamiento.

Otra cuestión cognitiva muy importante es el tema de las verbalizaciones, el jugador no dice soy
adicto, dice me ―gusta el juego‖ ―me divierto‖ ―juego para pasarla bien‖ ―como en casa no me
escuchan, no me entienden, entonces me voy a hacer lo que más me gusta‖; es decir si bien llegan
a la consulta generalmente porque han sido traídos por algún ser querido, familia o amigo, y aceptan
venir, cuando están en la consulta ponen éstas palabras en su boca, no tienen una real aceptación
de que están enfermos, no toman conciencia de ello. Y es precisamente trabajando en esto que el
terapeuta logra en gran medida que comience el éxito del tratamiento, pues de esta toma de
conciencia va a depender que el adicto al juego cumpla con las consignas de la terapia.

Otro hecho significativo a tener en cuenta es que quien es adicto ha ido reemplazando en su vida
todas o casi todas las actividades sociales, tanto las que practicaba solo o en familia por la
asistencia a lugares de juego, entonces hay que hacer durante el tratamiento que vaya recuperando
esos espacios, porque de nada vale que trabajemos sobre su adicción si luego ante la necesidad de
distracción, solo ve como posible un lugar de juego para desarrollar la misma.

Y en cuanto a la prevención de recaídas, es importante trabajar mucho sobre esto, de modo que
durante las sesiones se pueda poner al paciente y mediante la relajación (que le permite el control
de la ansiedad) y la desensibilización sistemática o imaginada pueda prepararse y visualizar todas y
cada una de las opciones con las cuales se va a encontrar durante el momento en que sienta el
impulso, enseñarle a controlar este, y luego hacer paulatinamente la exposición en vivo, el tiempo
necesario hasta que logre controlar totalmente sus impulsos.

La Terapia Cognitivo-Conductual es la que aplico para esta patología fundamentalmente porque me


permite junto al paciente desarrollar estrategias que le permitan aumentar su autocontrol, y también
la posibilidad de prevenir recaídas pues durante las sesiones al enseñarle a controlar su ansiedad y
a imaginar los distintos modos posibles en que se puede encontrar al visualizar en su imaginación
de forma sistemática y reiterada, el paciente aprende a evitar esas situaciones de riesgo, y aplicar
conductas de comportamiento que le eviten recaer en la conducta de juego.

En cuanto a las recaídas: Es importante preparar al paciente para que si en determinado momento
sufre una recaída, debe saber que en esta adicción como en cualquier otra una persona puede
recaer, el no hacerlo forma parte de aquello hacia lo que se tiende lograr, del reto de logro final, pero
en el cual una recaída forma parte del proceso. Entonces ante esto si bien se le muestra y se trabaja

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para el éxito del tratamiento, el que sepa que puede haber recaídas hará que cuando las haya sepa
también lidiar con eso y lo acepte como parte del camino a seguir, y no lo tome como un fracaso que
sienta que va a impedir su recuperación.

Y para terminar me quiero referir ahora al modo de abordaje en que entiendo debe realizarse el
tratamiento y desde lo familiar:

Como la Familia es parte de la situación que se vive como resultado del juego, es absolutamente
necesario que esta sea incluida dentro del tratamiento, entonces para esto siempre el enfoque del
mismo lo hago considerando la participación de la familia, realizo periódicas entrevistas en donde
estén presentes todos los miembros integrantes de la misma y el enfermo.

Durante esas entrevistas, van apareciendo paulatinamente distintos aspectos relacionales y


vinculares entre ellos, se va trabajando sobre esto, como así también se hace psicoeducación donde
les brindo conocimientos de distintos aspectos relacionados con la adicción en sí, y el modo en que
como familia deben actuar y conducirse para que el adicto pueda recuperarse, pues no es posible
para el adicto lograr esto sin la intervención y el apoyo de su familia.

Por último me quiero referir al papel de los Grupos Terapéuticos y de Autoayuda.

Grupos Terapéuticos: En éste momento están siendo muy incentivados y fomentados por los
distintos estados en los cuales hay casinos, como modo de prevenir la adicción al juego y remediar
la adicción cuando esta se instaló. El Grupo Terapéutico: (siempre debe estar conducido por un
profesional de la salud mental) se forma por varios individuos que padecen ya la patología, y en
donde el terapeuta aplica las mismas técnicas conductivo-conductuales que en forma individual,
pero el proceso es más rápido ya que al igual que en todo grupo terapéutico se da entre los distintos
miembros identificaciones que hacen que el trabajo terapéutico se realice en menos tiempo.

El Grupo de Autoayuda: En estos grupos no es necesario que haya un profesional, se forma con la
asistencia de quienes padecen de la enfermedad, y la finalidad y logro puntual es que le sirve al
adicto a sostenerse en el grupo, y a requerir ayuda en todo momento y fundamentalmente cuando
siente que sus fuerzas flaquean y está dispuesto a volver a ―probar suerte‖.

Lic. Maria Cristina Heinzmann


TE:+54 03514770231
Email: consulta@centrocompartir.com
MSN: consultacentrocompartir@hotmail.com
Centro Psicológico Compartir

Comentario: Este artículo me ha llamado la atención porque realmente aporta ideas muy
interesantes. En primer lugar quiero felicitar a la autora, Maria Cristina.

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Existen casi dos millones de adictos al juego. Personas con un gran problema en el que arrastran a
su familia, y en algunos casos a sus amigos. Al igual que otras drogas, el juego es un agente
altamente adictivo.

La ludopatía se retroalimenta por el engaño. Un ludópata piensa que cuando juega hace lo correcto,
no tiene conciencia del problema real que tiene, cree que resolverá la situación en cuanto se lo
proponga, sobre todo los problemas económicos, esto no sucede se dejan arrastrar por la
impulsividad, sin poder dar marcha atrás.

Los juegos de mayor poder adictivo son el bingo, las máquinas tragaperras, el juego virtual a través
de internet. Los jóvenes de nuestro tiempo pasan horas en el ordenador, olvidándose del tiempo, y
encontrándose ansiosos si se les impide estas actividades, algo que puede desencadenar en
problemas de adicción. Los cibercafés, son uno de los lugares que también pueden potenciar la
conducta adictiva y uno de los lugares más visitados por los chicos.

Es muy importante que tengamos en cuenta que las conductas adictivas pueden empezar a edades
muy tempranas, y los padres no darnos cuenta o no tener conciencia de que realmente se están
gestando ya en nuestros hijos conductas de riesgo.

Fotografía: Flickr

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La Terapia Icónica: Un modelo para tratar la inestabilidad
emocional
23 de Enero de 2009 | escrito por Beatriz Sarrión Soro

Esta terapia, ha sido creada por Soledad Santiago López, profesora de la Facultad de Psicología de
Málaga y jefe del servicio de Psicología del Centro Asistencial San Juan de Dios.

Las personas estamos constantemente generando expectativas. Esas expectativas, a veces se


cumplen y otras veces no. Cuando no conseguimos nuestras metas, surge la frustración. Todos
sufrimos frustraciones, pero algunas personas tienen más dificultades para afrontar las frustraciones
que otras. Estas personas son más vulnerables al estrés y los ―problemas‖ cotidianos, y por ello, les
cuesta mantener su estabilidad emocional. Puesto que no podemos evitar sufrir frustraciones,
podemos intentar aprender a manejarlas de la forma más eficaz posible.

Primero, tendremos que identificar de qué forma reaccionamos ante las frustraciones habitualmente,
y ver si esa conducta tiene consecuencias positivas o negativas para nosotros y nuestras relaciones.

Si la conducta que manifestamos es adecuada, ya sabemos que disponemos de un recurso


personal importante para manejar la frustración. Si no es una conducta que favorezca el
afrontamiento de la situación, podemos aprender alternativas y empezar a aplicarlas para ver los
resultados.

La Terapia Icónica, es un nuevo modo de intervención psicológica que utiliza imágenes simbólicas
(iconos) para representar aquellos conceptos de la terapia que deben ser recordados en los
momentos de conflicto emocional y/o impulsividad. Los iconos favorecen la evocación y la rapidez
en el recuerdo facilita la aplicación de la terapia en su vida cotidiana previniendo conductas
impulsivas.

Esta terapia dispone de un modelo explicativo de la conducta inestable. En este modelo se describe
el circuito cerrado en que la persona inestable puede verse inmersa: “frustración ->conductas
impulsivas (autoagresivas, heteroagresivas y de escape) –> nuevos problemas -> nueva frustración
-> nueva conducta impulsiva…etc.” Conocer las experiencias detonantes de sus respuestas
impulsivas no era suficiente, de tal modo que, se elaboró un modelo terapéutico, que facilitara al
paciente una alternativa para abandonar el circuito cerrado antes mencionado y ofrecerle distintas
estrategias de afrontamiento.

A la unión de estos dos modelos (explicativo y terapéutico), se denominó modelo integrado.

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Pasos para aplicar esta terapia:

1) Análisis: ¿Qué hago yo ante las dificultades? Cuando sufrimos un fracaso y las cosas no
salen cómo esperábamos, ¿Qué pensamos?, ¿Qué sentimos?, ¿Qué hacemos?…

Ejemplos:

 Autoagresión: soy un desastre, todo me sale mal….


 Heteroagresión: la gente va a lo suyo, te fastidian y se quedan tan tranquilos, quien me
busca me encuentra, estoy harta de todos…
 Escape: Me voy de copas y me olvido, me voy a dormir…

2) Analizar las consecuencias negativas de estas estrategias de afrontamiento. De esta forma,


¿se resuelven los problemas o se empeoran?

3) Ofrecer alternativas de respuestas: ¿Qué podemos hacer para manejar la situación y no crear
nuevos problemas?

4) ¿Cómo podemos salir de esas respuestas que nos generan problemas y afrontar mejor la
frustración? ¿Cómo pasamos de las estrategias de afrontamiento que empleamos habitualmente u
otras más eficaces? Vamos a utilizar el enfriamiento o la frase llave: La idea es sustituir los
pensamientos negativos, por una cadena de estrategias de afrontamiento, para sentir más control
sobre nuestras emociones.

LA FRASE LLAVE es una frase que nos ayuda a cambiar desde la actitud negativa hacia el
problema (culpándonos, culpando a los demás o evitando la situación), hacia una actitud de
búsqueda de soluciones y de afrontamiento. Es una forma de ―ROMPER EL AUTOMÁTICO‖ y nos

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servirá de puente entre ambos circuitos. Nos sirve de ayuda para detener los pensamientos
negativos, distanciarnos del problema y ponernos en condiciones para analizar el conflicto.

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¿Qué tratamientos psicológicos son eficaces?
27 de Enero de 2009 | escrito por Luis Aparicio Sanz

―El ejercicio de la psicología no deber ser mezclado, ni en


la práctica, ni en su presentación pública, con otros
procedimientos y prácticas ajenos al fundamento científico
de la psicología‖ (artículo 21 del Código Deontológico del
Psicólogo). ―Sin perjuicio de la legítima diversidad de
teorías, escuelas y métodos, el/la Psicólogo/a no utilizará
medios o procedimientos que no se hallen suficientemente
contrastados, dentro de los límites del conocimiento
científico vigente. En el caso de investigaciones para
poner a prueba técnicas o instrumentos nuevos, todavía
no contrastados, lo hará saber así a sus clientes antes de
su utilización‖ (artículo 18 del Código Deontológico del
Psicólogo).

Es decir, la deontología profesional obliga a utilizar técnicas y terapias que tengan suficiente apoyo
empírico como para que resulten fiables a la hora de aplicarlas a los pacientes.

Pero ¿qué tratamientos psicológicos son eficaces?, según explica la Sociedad Española de
Psicología Clínica y de la Salud, en un documento titulado ―La eficacia de los tratamientos
psicológicos‖:

―Al igual que cualquier fármaco, un tratamiento psicológico debe pasar unas pruebas y controles
científicos para saber si es más eficaz que no hacer nada o que utilizar otro tratamiento que en
principio es menos o nada eficaz. De igual modo que no deberíamos tomar un fármaco de eficacia
no demostrada, tampoco deberíamos seguir un tratamiento psicológico que no se sabe si funciona,
al menos cuando existen tratamientos alternativos de eficacia demostrada. Algunos profesionales se
basan en su experiencia para afirmar que sus tratamientos funcionan –al igual que hacen los que
imponen sus manos, leen las cartas del Tarot o ejecutan extraños rituales–, pero la experiencia no
sometida a prueba se ha mostrado engañosa en múltiples ocasiones y existen métodos más fiables
para saber si un tratamiento funciona o no.

No todos los tipos de tratamientos psicológicos han sido sometidos convenientemente a prueba. El
más investigado, hasta el momento, ha sido el cognitivo-conductual. De este enfoque se han
derivado tratamientos eficaces para una diversidad de problemas: trastornos de ansiedad, depresión
mayor, disfunciones sexuales, problemas de pareja, trastornos de alimentación, drogodependencias,
trastornos de conducta en la infancia, control de esfínteres y, en combinación con intervenciones
médicas, esquizofrenia, dolor y trastorno de déficit de atención con hiperactividad.

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Las terapias psicoanalíticas, psicodinámicas, existenciales-humanistas y sistémicas no han sido
investigadas suficientemente hasta el momento, por lo que no se puede afirmar si son eficaces o no.
Los escasos datos disponibles indican la eficacia o posible eficacia de la terapia interpersonal (una
intervención ecléctica de tipo psicodinámico y cognitivo-conductual que busca resolver los
problemas interpersonales) para la depresión, bulimia y sobreingesta compulsiva, y de la terapia
psicodinámica breve para la depresión y la dependencia de opiáceos.‖

Por otro lado, podemos leer una noticia en Infocop Online donde nos dicen que existe ―sesgo en la
publicación de artículos científicos con resultados positivos‖ de acuerdo con una investigación
llevada a cabo por el Centro Cochrane en Oxford (Reino Unido) que ―ha puesto en evidencia la
existencia de una tendencia sesgada hacia la publicación de ensayos clínicos con resultados
positivos tras la aplicación de un tratamiento farmacológico‖.

Entonces, ¿hasta qué punto pueden ser fiables los resultados que se presentan en los estudios
cuando son positivos?.

A la hora de comprobar la efectividad de determinada técnica o terapia, si no se publican los


estudios que no han aportado datos positivos, cuando se haga un metaanálisis buscando distintos
trabajos de diferentes investigadores las conclusiones que se obtendrán estarán totalmente
sesgadas, a favor de dicha técnica o terapia, puesto que estadísticamente se habrán podido excluir
gran cantidad de trabajos no publicados que no corroboran dicha efectividad.

¿Qué pueden hacer los profesionales sanitarios y los psicólogos para seleccionar aquellas técnicas
o terapias más adecuadas?… en mi opinión, la respuesta está en la formación científica. Hay que
formarse adecuadamente, no creyéndose todo lo que nos cuente cualquier personaje, por muy
conocido que sea y por muchos seguidores que tenga (por ejemplo, las ―técnicas regresivas a otras
vidas‖ tienen muchos seguidores e incluso algunos de sus promotores son médicos y psicólogos
debidamente acreditados, en cambio no tienen ningún apoyo empírico) y siendo muy cautelosos
para discernir las técnicas o terapias que pueden tener una base científica, además de consultar los
estudios y trabajos que lo certifiquen. El camino de la ciencia está repleto de preguntas y dudas, que
nunca terminan… el camino de las creencias y la fe, de afirmaciones y certezas, que siempre son
las mismas.

En dicha formación científica es fundamental saber cuando un tratamiento se considera que tiene
apoyo empírico, algo que queda totalmente aclarado en la página web del Grupo de Trabajo de
Hipnosis Psicológica del Colegio Oficial de Psicólogos de la Comunidad Valenciana (España), donde
puede leerse que según los criterios establecidos por Chambless y Hollon ―un tratamiento será
una intervención con apoyo empírico cuando:

1. Se le haya comparado con un grupo de control, tratamiento alternativo o placebo en:

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a) una prueba de control aleatorizada, un experimento de caso único controlado, o el equivalente
diseño de muestras temporales, y

b) en el que el tratamiento con apoyo empírico sea superior, y estadísticamente significativo, a un


grupo de no-tratamiento, o tratamiento alternativo, o que sea equivalente a un tratamiento que ya se
haya establecido como eficaz, y que la potencia sea suficiente para detectar diferencias moderadas.

2. Tales estudios:

a) se hayan realizado con un manual de tratamiento o su equivalente lógico;

b) se hayan delineado de una forma válida y fiable, criterios de inclusión para una población tratada
con problemas específicos;

c) se hayan realizado con medidas de evaluación del resultado fiables y válidas, que, al menos, se
refieran a los problemas establecidos como metas de cambio;

d) se hayan realizado con análisis de datos apropiados.

3. Para que se le designe como eficaz: la superioridad del tratamiento con apoyo empírico se
debe haber mostrado, al menos, en dos entornos de investigación independientes (con un tamaño
de tres o más en cada sitio en el caso de experimentos de caso único). Si existiese evidencia
contradictoria, la preponderancia de datos bien controlados debe apoyar la eficacia del tratamiento
con apoyo empírico.

4. Para que se le designe como probablemente eficaz: un estudio (tamaño de la muestra de tres
o más en caso de experimentos de caso único) es suficiente en ausencia de evidencia
contradictoria.

5. Para que se le designe como eficaz y específico: el tratamiento con apoyo empírico debe
haber mostrado ser estadísticamente superior a una pastilla placebo o a un placebo psicológico, o a
un tratamiento alternativo bona fide, al menos en dos entornos de investigación independientes. Si
existiera evidencia contradictoria, la preponderancia de los datos bien controlados debe apoyar la
eficacia y especificidad del tratamiento bien establecido.‖

¡Perfecto!, ya tenemos los criterios que hay que seguir para poder determinar si un tratamiento tiene
el suficiente apoyo empírico como para poder utilizarlo de acuerdo con el Código Deontológico del
Psicólogo (o del médico, o de cualquier otro profesional sanitario)… pero ¿en qué queda todo esto si
resulta que luego no se publican todos los trabajos y, por tanto, podemos estar recabando una
información sesgada?

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Supongo que, al final, en la práctica clínica, habrá que confiar en el buen criterio de los profesionales
para utilizar convenientemente aquellos tratamientos que puedan tener cierta base científica y su
aplicación tenga probabilidad, según los estudios disponibles, de ser eficaz, descartando aquellos
tratamientos que se han demostrado ineficaces o aquellos otros que se acercan más a las
pseudociencias y a la charlatanería que al estudio científico. No basta con decir que ―no perjudica la
salud porque no tiene efectos secundarios‖, sino que hay que cuestionarse si es efectivo y hasta qué
punto.

Teniendo en cuenta que el éxito de la intervención dependerá, en gran medida, de aplicar los
tratamientos psicológicos concretos más efectivos para el problema que se va a tratar, la Sociedad
Española de Psicología Clínica y de la Salud nos da unas pautas generales, indicando que los
tratamientos psicológicos más efectivos:

 Tienen objetivos claros.


 Están centrados en la solución de problemas inmediatos.
 Son más bien de corta duración (de 2 a 6 meses, aunque es mayor en problemas graves o
cuando hay varios problemas).
 Producen una mejoría tras las 8-10 primeras sesiones.

Concluyendo que ―si un tratamiento no tiene unos objetivos claros, se dilata en el tiempo y no se
obtienen resultados apreciables (cuando menos parciales) en un período de tiempo razonable, se
puede desconfiar de su eficacia‖.

Fotografía: Flickr

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Trastornos de ansiedad: Agorafobia
30 de Enero de 2009 | escrito por Amelia Catalan Borja

Agorafobia con trastorno de pánico. ¿En


qué consiste el trastorno de pánico-
agorafobia?.

Un ataque de pánico es una súbita aparición


de una gran cantidad de ansiedad. Se teme
que ocurran desgracias muy dramáticas,
como morir, tener un ataque al corazón,
volverse loco, perder el control, ahogarse o
desmayarse. Al mismo tiempo que aparecen
estos pensamientos, la persona nota sensaciones de irrealidad, calor, sudor, tensión muscular,
temblores, calambres, flojedad, pérdida de sensibilidad, nudo en el estómago y náuseas etc. En
estas condiciones, la persona quiere librarse del malestar y su reacción será buscar ayuda y
seguridad: ir a urgencias o hablar con un médico, tomar psicofármacos, distraerse, ir a un sitio
seguro o cualquier otra conducta que reduzca su malestar.

Tener un ataque de pánico es una experiencia normal para la mayor parte de la población. Mucha
gente sufre alguna vez en su vida uno de estos ataques, concretamente alrededor de un 25% de la
población. Por lo tanto, tener un ataque de pánico aislado no es un trastorno psicológico.

Sin embargo, si a partir de esa primera experiencia, los ataques de pánico se repiten con cierta
frecuencia y/o hay un miedo claro y persistente a tenerlos, entonces podemos hablar de trastorno de
pánico, y ya nos hallamos ante un problema psicológico.

Una gran proporción de las personas que sufren este trastorno, y debido al intenso miedo a sufrir
una nueva crisis, evita situaciones donde pueda ser difícil o socialmente embarazoso conseguir
ayuda y/o escapar. En estos casos, hablamos de agorafobia. Estas personas evitan
sistemáticamente afrontar tales situaciones, y en caso de hacerlo, tienden a escapar volviendo a un
sitio seguro. Como resultado de ello, su vida puede quedar fuertemente limitada. Algunas de las
situaciones más temidas son: hacer colas, meterse en lugares concurridos, entrar en
supermercados, alejarse de casa, conducir y los transportes públicos.

Aunque en la mayoría de los casos, lo habitual es encontrar una combinación de trastorno de pánico
con evitación agorafóbica, también es posible encontrar personas que están sufriendo un trastorno
de pánico (sin evitación agorafóbica) o, por el contrario, personas con un problema de agorafobia
(sin ataques de pánico).

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El pánico, como cualquier comportamiento humano, tiene tres niveles o elementos que se
interrelacionan continuamente: el área de los pensamientos, el área de las emociones o
sensaciones físicas y el área del comportamiento voluntario o motor.

En el área cognitiva se incluyen los pensamientos e imágenes que aparecen en el momento en que
se sufre el pánico. El contenido general de estos pensamientos es la absoluta certeza de que algo
terrible va a ocurrir inminentemente, por ejemplo, ―me va a dar un ataque al corazón‖ o ―me voy a
ahogar‖. A estos pensamientos se les llama catastróficos; la persona está convencida de que algo
muy grave de tipo físico o mental va a sucederle y el resultado será desastroso. Estos pensamientos
son automáticos, es decir, involuntarios, aparecen sin que la persona desee tenerlos
voluntariamente en su mente. En cuanto está en la situación precisa, estos pensamientos se
disparan aún cuando se esfuerce duramente en que no aparezcan. También son automáticos
porque la persona agorafóbica se los cree directamente, acepta su veracidad sin cuestionarse que
quizá no sean tan ciertos como parecen. La explicación de esto es que surge con gran intensidad y
fuerza en la mente de la persona.

En el área fisiológica se incluyen todas las sensaciones físicas que la persona nota durante el
ataque: mareo, aumento de ritmo respiratorio, sensación de asfixia, visión borrosa, tensión
muscular, dolor o pinchazos en el pecho, sensación de irrealidad, sudor, ráfagas de calor/frío,
hormigueo, entumecimiento y pérdida de sensibilidad en alguna parte del cuerpo, calambres,
flojedad en las piernas, sensaciones en el estómago y sequedad de boca. Lo peculiar del pánico es
que la intensidad de estas sensaciones es muy elevada llegando a ser realmente perturbadora, y
además aparecen bruscamente, como sin previo aviso, como surgidas de la nada.

Cada persona posee un patrón de activación fisiológico personal. Esto quiere decir que no todo el
mundo nota las mismas sensaciones, más bien, cada uno nota una combinación diferente de
sensaciones. Incluso la misma persona, en diferentes ataques, puede notar variaciones tanto en el
tipo de síntomas como en la intensidad.

El área motora incluye lo que la persona hace voluntariamente durante el pánico. El objetivo de este
tipo de conductas va encaminado a buscar seguridad y a reducir el pánico, eliminando los
pensamientos catastróficos y las sensaciones fisiológicas. Cuando una persona cree que va a morir
y siente un montón de sensaciones fisiológicas, la reacción ―natural‖ es tratar de ponerse a salvo, y
para ello realizará conductas de ―búsqueda de seguridad‖: ir a urgencias, llamar al médico, tomar
psicofármacos, volver a casa, llamar a un amigo/a, sentarse o tumbarse, beber agua, escuchar
música, o cualquier otra conducta que le sirva a la persona para reducir el malestar que está
sintiendo. A estas estrategias las llamamos conductas de escape, en el sentido de que la persona
―escapa‖ de la situación o del malestar haciendo algo voluntariamente.

A medida que el problema crece y el miedo aumenta, además de las conductas de escape la
persona desarrolla lo que llamamos conductas de evitación. Consisten en eludir y no afrontar las

REFLEPSIONES Enero 2009 34


situaciones o actividades que la persona cree que le van a provocar pánico, bien porque lo sufrió en
ocasiones similares, o bien porque teme que le podría suceder allí. Así, se suelen evitar situaciones
como: conducir, estar a solas en casa, salir a la calle, entrar en cines, restaurantes, etc., hacer colas
o utilizar transportes públicos. El objetivo de las conductas de evitación es buscar seguridad y
reducir la posibilidad de tener otro ataque de pánico.

Un ataque de pánico es provocado por situaciones ambientales o corporales muy específicas. Hay
cuatro posibilidades para que se den estos ataques:

- Ataque de pánico en una situación agorafóbica: la persona se encuentra en una situación que le
gustaría haber evitado y sin desearlo su mente se ve invadida por los pensamientos catastróficos.
Entonces las sensaciones fisiológicas aparecen rápidamente, la persona empieza a notar tensión,
opresión y pinchazos en el pecho y le cuesta respirar. Así que la persona busca un lugar seguro y a
medida que se aleja de la situación va desapareciendo el malestar.

- Ataque de pánico previsible en una situación segura: la persona ha tenido un mal día, con muchos
problemas, y se siente como un globo a punto de reventar. La persona teme que va a suceder el
ataque y de hecho sucede, aparecen los pensamientos catastróficos, las sensaciones fisiológicas
aumentan y la persona acaba tumbándose en el sofá y, por ejemplo, tomándose un ansiolítico.

- Ataque de pánico imprevisible en una situación segura: la persona puede estar tranquila en su
casa y relajada cuando de repente nota alguna sensación fisiológica y aparece el pensamiento, que
a su vez hace aumentar los síntomas físicos y el malestar.

- Ataque de pánico por anticipación: en un momento la persona piensa ―¿y si me diese de nuevo?‖,
entonces aparece el malestar, el miedo y el ataque se repite como en anteriores ocasiones.

Estas cuatro secuencias, aunque parecen diferentes, comparten elementos comunes. El primero es
el ESTÍMULO. Son aquella parte de la realidad exterior o del propio organismo o mente que provoca
respuestas emocionales. El pánico sólo aparece si el sujeto se encuentra en una situación ambiental
temida (estímulo externo), o ante cambios internos de tipo fisiológico (estímulo interno fisiológico) o
ante ciertos pensamientos o imágenes (estímulo interno cognitivo). Para que una situación, una
sensación o un pensamiento se convierta en estímulo, la persona tiene que haber sufrido una serie
de experiencias que le hicieran aprender a tenerlos…

Fotografía: Flickr

REFLEPSIONES Enero 2009 35


Colaboradores

Amelia Catalán Borja

 Licenciada en Psicología.
 Máster en Psicología Clínica y Jurídica.
 Experta en Técnicas Gerontológicas.
 Postgrado en Intervención Psicopedagógica en Contextos Escolares.
 Postgrado en Intervención Social con Menores.
 Ponente del personal sanitario del Servei Valencià de Salut en la Comunidad Valenciana.
 Directora del Centre de Psicologia Clínica i Formativa de Valencia (CPCiF).
 Tutora externa del módulo “Practicum en Personalidad, Evaluación y Tratamiento
Psicológico” de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia.
 Colaboradora activa del Centro de Psicología Especializada (C.P.E.).
 Miembro investigador en la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia.

Amparo Puig Ricart

 Licenciada en Psicología.
 Máster en Psicología Clínica y Jurídica.
 Máster en Psicología Clínica.
 Psicóloga del Centre de Psicologia Clínica i Formativa (CPCiF).
 Profesora del Máster de Psicología Clínica del área infanto-juvenil (CPCiF).
 Profesora del Máster de Psicología Clínica del área de trastornos de ansiedad (CPCiF).

Beatríz Sarrión Soro

 Licenciada en Psicología.
 Máster en Psicología Clínica.
 Colaboradora del Centre de Psicologia Clínica i Formativa (CPCiF).

Luis Aparicio Sanz

 Licenciado en Psicología, Especialidad Clínica.


 Máster en Psicología Clínica y Jurídica.
 Especialista Universitario en Hipnosis Clínica.
 Profesor del Máster de Psicología Clínica del área de técnicas de relajación e hipnosis
(CPCiF).
 Profesor del Curso de Experto en Hipnosis Aplicada en las Terapias Psicológicas (CPCiF).

REFLEPSIONES Enero 2009 36


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REFLEPSIONES Enero 2009 37


INFORMACIÓN
Esta revista pretende recoger noticias, comentarios, artículos, etc., relacionados con la
psicología, intentando informar tanto a profesionales, como a pacientes y público en
general, sobre este tema. La mayoría del contenido de esta revista corresponde a entradas
publicadas en el blog Reflepsiones.

Parte de una propuesta realizada por el Centre de Psicologia Clínica i Formativa (Valencia-
España) a los profesionales que, de una u otra forma, colaboran con dicho centro, para que
aporten información y reflexiones sobre los temas psicológicos que consideren oportunos,
siendo todos sus autores profesionales del ámbito sanitario o de la psicología.

Los artículos y opiniones escritas en esta revista, y sus derechos, pertenecen a los autores
que las han publicado.

Para cualquier tema relacionado con esta publicación puede dirigirse al responsable
escribiendo al siguiente correo electrónico:

 Luis Aparicio Sanz (luis.aparicio.sanz@gmail.com)

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profesional sanitario.

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