Las quemas de libros, que tal vez sean el símbolo universal de la supresión de la libertad de pensamiento, han ocurrido en varios sitios y en diferentes épocas. A veces eran instigadas por líderes religiosos que temían el efecto que la libertad de pensamiento y opinión pudiera tener en el hombre ordinario. Por eso, no sorprende que muchas personas crean que la Biblia está en contra de la inteligencia y la razón. Pero ¿es esto cierto? ¿Coarta la Biblia la libertad de pensamiento? Entremos en materia.
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La Biblia y la libertad de pensamiento (Armando H. Toledo)
Las quemas de libros, que tal vez sean el símbolo universal de la supresión de la libertad de pensamiento, han ocurrido en varios sitios y en diferentes épocas. A veces eran instigadas por líderes religiosos que temían el efecto que la libertad de pensamiento y opinión pudiera tener en el hombre ordinario. Por eso, no sorprende que muchas personas crean que la Biblia está en contra de la inteligencia y la razón. Pero ¿es esto cierto? ¿Coarta la Biblia la libertad de pensamiento? Entremos en materia.
Las quemas de libros, que tal vez sean el símbolo universal de la supresión de la libertad de pensamiento, han ocurrido en varios sitios y en diferentes épocas. A veces eran instigadas por líderes religiosos que temían el efecto que la libertad de pensamiento y opinión pudiera tener en el hombre ordinario. Por eso, no sorprende que muchas personas crean que la Biblia está en contra de la inteligencia y la razón. Pero ¿es esto cierto? ¿Coarta la Biblia la libertad de pensamiento? Entremos en materia.
Las quemas de libros, que tal vez sean el símbolo universal
de la supresión de la libertad de pensamiento y expresión,
han ocurrido en varios sitios y en diferentes épocas. A veces eran instigadas por líderes religiosos que temían el efecto que la libertad de pensamiento y opinión pudiera tener en el hombre ordinario. Por eso, no sorprende que muchas personas crean que la Biblia está en contra de la inteligencia y la razón. Pero ¿es esto cierto? ¿Coarta la Biblia la libertad de expresión, pero apoya algún tipo de “policía del pensamiento? Entremos en materia.
“Ama al Señor tu Dios con toda tu mente...”
La Biblia no se opone, como sí lo hacen los sistemas supresores, a que los individuos usemos nuestra mente pensante. El hacerse cristiano no significa cometer una especie de “suicidio intelectual”. De hecho, Jesús instó a sus seguidores a ‘amar a Dios con toda la mente’. (Marcos 12: 30) El ministerio público de Jesús mostró el profundo interés que tenía en los acontecimientos de su época (Lucas 13:1-5), en la biología (Mateo 6:26,28; Marcos 7:18,19), en la agricultura (Mateo 13:31,32) y en la naturaleza humana (Mateo 5:28; 6:22-24). Las ilustraciones pedagógicas que usó reflejan una clara comprensión de los principios que aparecen en las Sagradas Escrituras y de los antecedentes y el modo de 1 pensar de sus oyentes, y reflejan que él pensó en la manera de hacerlos confluir. Por su parte el apóstol Pablo pidió a los cristianos que rindieran un servicio a Dios mediante un ‘culto inteligente’ (Romanos 12:1). También animó a los tesalonicenses a que ‘no perdieran la cabeza ni se alarmaran por ciertas profecías’ falsas (2ª Tesalonicenses 2:2). Tenía conocimientos de poesía y filosofía griega y cretense (Hechos 17:27,28; Tito 1:12), así como de equipos y procedimientos militares (Efesios 6:14- 17; 2ª Corintios 2:14-16). Además, se preocupó también por tener presente las costumbres locales (Hechos 17: 22,23). Aunque Jesús y Pablo disfrutaron de amplia libertad de pensamiento, no se vieron a sí mismos como la autoridad suprema sobre lo correcto y lo incorrecto. En vez de anteponer sus ideas a las de la Biblia, Jesús citó las Escrituras en repetidas ocasiones. ¿Recuerdan cuando Pedro le instó a pensar en una alternativa distinta a la muerte que la voluntad de Dios requería de él? Pues la rapidez y seriedad de su respuesta demostró que ni siquiera le daría cabida a un pensamiento como ese (Mateo 16: 22,23). Pablo se expresó en términos similares cuando se dirigió a los corintios: “Cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría” (1ª Corintios 2:1). Al igual que el Señor Jesús, sus razonamientos se basaron firmemente en las Escrituras (Hechos 17:2,3). La Biblia recomienda la plena utilización de nuestras facultades mentales, pero no sin límites. Recordemos que es el cristiano individual quien tiene la responsabilidad de conformar su pensamiento al de Dios. Por ejemplo, ¿recuerdan cuando un nutrido grupo de efesios renunció públicamente a sus prácticas espiritistas y abrazó la fe 2 cristiana? Pablo no asumió la responsabilidad de quemar sus libros. Más bien dejó que “un buen número de los que practicaban la hechicería juntaran sus libros en un montón y los quemaron delante de todos” (Hechos 19:19). Ahora bien, ¿por qué creen que se sintieron impulsados estos cristianos a quemar sus propios libros, aun ‘cuando calcularon el precio de aquellos libros, y resultó un total de cincuenta mil monedas de plata’? Pues porque cuando los cristianos rehúsan entretener la mente en pensamientos inmorales, alusivos al ocultismo, el espiritismo o las doctrinas equivocadas o filosofías erradas, no lo hacen por temor a que esas ideas puedan ser superiores a las verdades bíblicas, sino por evitar cualquier cosa que les conduzca en una dirección equivocada o directamente al pecado. El cristiano: ¿un estrecho de criterio? ¿Cuántas veces hemos escuchado decir que los cristianos son solo un puñado de gente de criterio muy estrecho? El asunto de la ‘amplitud de criterio’ se ha puesto tan de moda en el clima intelectual de la posmodernidad que no necesitamos explicarlo. El ‘criterio estrecho’ es un sinónimo de ignorancia y retroceso. Pero quienes piensan así se basan en verdades a medias. Estamos de acuerdo en que no está bien mantener una postura sin atender las pruebas en su contra. Es más, uno nunca debiera adoptar una decisión firme sin examinar desprejuiciadamente todas las pruebas disponibles. La verdad a medias nos ata a este punto de vista, pero una verdad a medias representa una falsedad completa. Es decir, ¿vale la pena mantener un ‘amplísimo criterio’ cuando la razón nos dice que solamente puede haber una conclusión? Esto equivale al error cometido en la misma crítica del ‘criterio 3 estrecho’. ¿Por qué? Pues porque la ‘amplitud de criterio’ es el criterio más estrecho de todos porque elimina de tajo la consideración del punto de vista absoluto. Por ejemplo, ¿qué pasaría si fuera verdadero el punto de vista del absoluto? ¿Se dan cuenta? La supuesta ‘amplitud de criterio’ no puede ser realmente verdadera a largo plazo a menos que esté tan abierta para aceptar algunos absolutos reales innegables. Un cristiano que está desarrollando “la mente de Cristo” (1ª Corintios 2:16) no debe confundir la amplitud de criterio con la ausencia de criterio. Uno no puede seguir abierto a una segunda alternativa cuando solamente una puede ser verdadera.
La verdadera libertad de pensamiento.
La Biblia insta a los cristianos a fijarse la meta de “traer cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. (2ª Corintios 10:5) Esto no se consigue con la imposición de restricciones por parte de los líderes religiosos, sino ejerciendo autodominio en el plano individual y amando y conociendo a Dios y sus principios de vida. Con la consecución de estos objetivos, se obtiene la verdadera libertad de pensamiento, una libertad que solo las instrucciones de Dios para la vida pueden limitar y que se ve realzado por la alegría de saber que podemos agradar a Dios incluso con nuestro intelecto.