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Bellisimas piezas talladas que son movidas de acuerdo a las rdenes que nuestro cerebro enva a nuestras manos.
Recordamos de jovencitos haber dibujado tablero y piezas en hojas de cuaderno y despues jugar con otros compaeros de liceo durante los recreos e incluso durante las clases. Un profesor nos contaba que l mismo cortaba el palo de las escobas y con eso construia las piezas. Los ciegos no necesitan siquiera tablero y piezas, lo juegan recreando en sus mentes posiciones y jugadas. Entonces nos preguntamos: cules son los ingredientes que hacen tan apasionante a este juego? Quizas algunas respuestas tengan que ver con que el ajedrez es un juego donde el azar no tiene lugar. Es un juego que para jugarlo, hay que pensar. Y pensando educamos nuestra inteligencia. Cada jugada debe de ser reflexionada y analizada, recreando escenarios posibles y ponindonos en lugar del otro. Como en la vida misma. Debemos analizar, escuchar, mirar en perspectiva, negociar, acordar, decidir. Y cada movimiento que hagamos ser nico e irrepetible y generar consecuencias y responsablidades.
Y podemos ver como juegan y se comunican personas de pases y de lenguas muy distintas, sin que los idiomas y las culturas sean obstculo para encontarnos alrededor de un tablero. Con el ajedrez aprendemos que nuestro rival es tambin nuestro maestro y que la verdadera competencia es con nosotros mismos. Aprendemos a ganar y a perder; y por supuesto a aceptar deportivamente el resultado. A los chicos les pedimos que ejecuten en el tablero lo que aprendemos en las clases, que se pongan objetivos y desafos y que sean perseverantes para cumplirlos. El resultado de la partida no es lo mas importante. Lo ms importante es apasionarse en cada cosa que uno hace. Como en la vida misma. No le parece?
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