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LITIASIS RENAL:

CUANDO HAY CÁLCULOS EN EL RIÑÓN

1. ¿Qué es la litiasis renal?


2. Causas y tipos de cálculos
3. Síntomas
4. Epidemiología
5. Diagnóstico
6. Tratamiento del cólico nefrítico
7. Tratamiento de los cálculos renales

Litiasis renal: Cuando hay cálculos en el riñón -1-


1. ¿QUÉ ES LA LITIASIS RENAL?

El aparato urinario está formado por dos riñones, dos tubos que van desde los riñones
hasta la vejiga, denominados uréteres, la vejiga y la uretra (tubo que va desde la vejiga
hasta el exterior del cuerpo).

La orina es un líquido producido por el riñón en el que están disueltas múltiples


sustancias como calcio, ácido úrico, fosfatos, etc. Si las condiciones de concentración
de estos componentes no son las adecuadas, se rompe el equilibrio en el que se
encuentran, se combinan con otras sustancias y se forman agregados cuyo tamaño va
creciendo, dando lugar a los cálculos renales.

La formación de cálculos se denomina nefrolitiasis o litiasis renal.

La litiasis renal es una enfermedad crónica caracterizada por la formación de cálculos


en el aparato urinario. Excepto algunos casos en los que hay factores estructurales,
morfológicos u otras condiciones médicas claramente predisponentes, la mayor parte
de los pacientes tienen algún trastorno en la absorción, metabolismo o excreción de
los componentes de los cálculos (calcio, ácido oxálico, ácido úrico, fosfato, etc.), de las
sustancias inhibidoras de la formación de los mismos (ácido cítrico y magnesio) o de la
acidez (pH) de la orina. Asimismo, en algunas ocasiones, no es posible saber si dichos
trastornos son congénitos o adquiridos y la formación de cálculos puede ser
secundaria a más de un trastorno metabólico.

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2. CAUSAS Y TIPOS DE CÁLCULOS

Existen varios tipos de cálculos renales según las sustancias de las que están
formados. Igualmente, las causas de que se ocasionen dependen también de su
formación.

Las hipercalciurias (concentración excesiva de calcio en la orina, con o sin asociación


a hipercalcemia, que es concentración excesiva de calcio en la sangre) representan el
60% de los cálculos renales, las alteraciones del metabolismo del ácido úrico el 5-
10%, las infecciones urinarias y uropatías el 20% y en el resto no se detecta ningún
tipo de alteración.

Existen factores intrínsecos y extrínsecos en la etiología u origen de la litiasis. Los


factores intrínsecos son: predisposición genética, raza blanca, edad, sexo,
antecedentes familiares y anomalías en las vías urinarias. Por otra parte, la
vasectomía previa se ha relacionado con litiasis en una determinada edad.

Los factores extrínsecos incluirían los estilos de vida y la dieta. Así, una dieta rica en
proteínas e hidratos de carbono refinados se correlaciona con litiasis de oxalato
cálcico, mientras que las dietas ricas en potasio y la ingesta abundante de líquidos
disminuye la aparición de la enfermedad.

• Litiasis cálcica

Es la causa más frecuente de litiasis renal.

Las principales causas de litiasis de oxalato cálcico son la hipercalciuria


idiopática (concentración excesiva de calcio en la orina con niveles normales
de calcio en la sangre y ácido úrico en la orina), hiperoxaluria (concentración
excesiva de oxalato cálcico en la orina), hiperuricosuria (concentración
excesiva de ácido úrico en la orina), hipomagnesiuria (concentración excesiva
de magnesio en la orina) y la disminución del volumen urinario.

La hipercalciuria idiomática es la causa más frecuente de litiasis renal en los


países industrializados y representa alrededor del 80% los casos de
hipercalciuria.

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Otra causa importante de litiasis de oxalato cálcico es la hiperoxaluria. El
oxalato urinario proviene de la producción y absorción intestinal excesiva a
partir de los alimentos. En este caso, el organismo humano no es capaz de
metabolizar el oxalato, de ahí que su única forma de eliminación es a través de
la orina. La remolacha, el nabo, las espinacas, los guisantes, las endivias, las
acelgas, el té y el cacao son alimentos ricos en oxalato.

La hiperuricosuria suele presentarse en aquellas personas que ingieren una


cantidad excesiva de proteínas en su dieta, al aumentar la síntesis de ácido
úrico y disminuir el pH de la orina. Una de las características de este tipo de
litiasis es su alto índice de recidivas.

• Litiasis de ácido úrico

Con un pH urinario inferior a 5,35, el ácido úrico se encuentra en forma no


disociada, es muy insoluble y se cristaliza. Además, a pH superiores, puede
disociarse y formar sales solubles con sodio o amonio. Por este motivo, los dos
factores principales en la formación de litiasis de ácido úrico sean la
hiperuricosuria (concentración excesiva de ácido úrico en la orina) y el pH
urinario.

La hiperuricosuria puede deberse a un exceso de ingesta de alimentos ricos en


purinas (hígado de cerdo, riñones, sesos, mollejas, boquerones, sardinas,
anchoas, mejillones, almejas, judías, guisantes, coliflor, liebre, conejo, gallina,
embutidos, bacalao, caballa, lenguado, merluza, langostinos, langosta,
espárragos y espinacas) o a un exceso de síntesis de ácido úrico en el
organismo. Además, también puede formarse una litiasis de ácido úrico con
uricosuria normal si existe un pH lo suficientemente ácido que provoque una
sobresaturación urinaria de ácido úrico.

Diversas patologías, como la gota primaria y la psoriasis, producen


hiperuricosuria, mientras que las alteraciones gastrointestinales, como los
estados diarreicos y las enfermedades inflamatorias crónicas, producen
aumento de la concentración urinaria de ácido úrico por una disminución del
volumen de orina debida a la deshidratación.

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• Litiasis cistínica

La cistinuria es una enfermedad hereditaria y autosómica que está causada por


un defecto hereditario en el transporte de los aminoácidos dibásicos (cistina,
ornitina, lisina y arginina), y suele manifestarse en la segunda década de la
vida.

En ella se produce un exceso de excreción urinaria de cistina, que tiene como


resultado la formación de cálculos que pueden llegar a ser de gran tamaño.

• Cálculos de estruvita

La estruvita es un cristal de magnesio. Este tipo de cálculos se forman


únicamente cuando la orina está infectada por gérmenes ureolíticos.

Los cálculos de estruvita suelen ser de gran tamaño y ramificados, adoptando


la forma de la pelvis y los cálices renales. Son los llamados cálculos
coraliformes. Pueden ocasionar infecciones urinarias persistentes y ser focos
de sepsis. Asimismo, pueden provocar, por obstrucción de la vía urinaria,
insuficiencia renal.

El cálculo de estruvita puede formarse sobre uno previo de calcio, ácido úrico o
cistina, por lo que todo paciente con litiasis de fosfato amónico magnésico
(Cálculo de estruvita) ha de ser estudiado para descartar una litiasis de tipo
metabólico que se haya complicado con un cálculo de origen infeccioso.

3. SÍNTOMAS

Las formas de presentación clínica en la litiasis renal son variables dependiendo del
tamaño, composición y de la situación de los cálculos en el aparato urinario. Algunos
pueden pasar desapercibidos, siendo el cólico nefrítico la manifestación más
característica de los cálculos renales.

Los cálculos renales se forman en la pelvis renal, donde crecen sin producir síntomas
En esta fase puede darse la aparición de sangre en la orina (hematuria).

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El cólico nefrítico, por otra parte, se produce cuando un cálculo renal se desplaza a
través del uréter, que es el conducto que comunica el riñón con la vejiga urinaria.
Entonces se produce una obstrucción al paso de la orina, la cual distiende el uréter por
encima de la obstrucción.

Esta obstrucción produce un dolor intenso que característicamente empieza en la


espalda y se irradia hacia los genitales.

Los cálculos renales pueden ser causa o consecuencia de infecciones frecuentes de


la orina, por lo que puede aparecer fiebre, molestias al orinar y dificultad para la
micción.

Con menor frecuencia, se pueden producir otros problemas médicos, como la


nefrocalcinosis o depósitos de calcio en el tejido de riñón, cálculos coraliformes
(moldes de calcio que rellenan la pelvis renal), insuficiencia renal, etc.

4. EPIDEMIOLOGÍA

La litiasis renoureteral (97% de los cálculos en países industrializados) es la tercera


afección más frecuente del aparato urinario. Para una expectativa de vida de 70 años,
se calculan en un 15% (5% en mujeres y 12% en hombres) las probabilidades de
desarrollar un cálculo.

En España, se estima que la incidencia anual es de cerca de 2 millones de afectados,


aunque sólo el 5-10% de ellos será sintomático. No obstante, el riesgo de que un
cálculo se vuelva sintomático en 5 años es de alrededor del 50%, un riesgo del 10%
por año. Para ello, son factores de riesgo la existencia de cálculos múltiples (más de 2)
o de tamaño importante (mayor de 6 mm).

Aunque no existe ninguna edad, país o grupo étnico protegido contra esta
enfermedad, el pico de incidencia se sitúa entre los 30 y 60 años, en los meses de
calor (de junio a septiembre) y, sobre todo, en personas con actividades profesionales
sedentarias o expuestas al calor.

Estudios recientes indican que el 60% de los pacientes que ha tenido un cálculo tendrá
otro antes de 10 años, el 35% antes de 5 años y el 15% antes de 1 año del primer
episodio. Aunque es cierto que muy pocos pacientes mueren por causas directamente
relacionadas con los cálculos, éstos causan una notable morbilidad (dolor, infecciones
urinarias y uropatía obstructiva).

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5. DIAGNÓSTICO DE LA LITIASIS RENAL

Es necesario saber la situación y tamaño de los cálculos, su composición y descartar


la existencia de enfermedades que pudieran favorecer la formación de cálculos. En
primer lugar, la situación, tamaño y repercusión del cálculo se evalúa mediante
ecografía renal, radiografías simples de abdomen y urografía con contraste
endovenoso. Después, la composición de los cálculos expulsados se realiza mediante
análisis específicos.

Dependiendo de la composición de los cálculos y de otros factores debe realizarse un


estudio metabólico-mineral para descartar cualquier trastorno que pueda suponer la
reaparición de cálculos o la presencia de enfermedades asociadas con ellos.

6. TRATAMIENTO DEL CÓLICO NEFRÍTICO

Parte de los cálculos renales que están obstruyendo el uréter consiguen ser
eliminados por el flujo urinario mediante dos medidas: aumentar el flujo urinario con
hidratación, que puede ser oral o intravenosa (sueros) si el enfermo tiene muchas
náuseas o vómitos, y tomar relajantes musculares, que contribuyen a aliviar la
contractura del músculo del uréter aumentando su calibre y permitiendo el paso de la
mayoría de los cálculos. Si con este tratamiento no se alivia el dolor o no se resuelve
la obstrucción, se debe intentar extraer el cálculo por otros métodos.

Existen dos métodos para la extracción de los cálculos:

• Tratamiento no invasivo (litotricia extracorporéa)

El objetivo de la litotricia es fragmentar los cálculos en trozos más pequeños de


forma que consigan atravesar el uréter. Para ello, se aplican al organismo
ondas de choque generadas por una corriente eléctrica de alto voltaje.
Después de aplicar las descargas, la mayoría de las piedras se reducen a
polvo, con lo que puede pasar con facilidad hasta la vejiga y ser expulsadas
con la orina.

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• Tratamiento quirúrgico

Actualmente está casi fuera de uso por la eficacia de las técnicas no invasivas.
No obstante, existe una cirugía mínimamente invasiva que es la litrotricia
ultrasónica percutánea, que consiste en introducir un catéter hasta el riñón con
una pequeña incisión en la espalda. A través del catéter, se introduce un
trasductor ultrasónico que aplica directamente ondas de ultrasonido al cálculo,
fragmentándolo con aplicación de menos energía. Los fragmentos se extraen a
través del catéter.

Por otra parte, la litotricia con láser a través de ureteroscopia tiene el mismo
fundamento, pero lo fuente generadora de energía es el láser.

Con estas técnicas la cirugía abierta (pielolitotomía o ureterolitotomía),


consistente en la apertura del riñón o del uréter para extraer el cálculo ha
quedado prácticamente en desuso.

7. TRATAMIENTO DE LOS CÁLCULOS RENALES

Cuando un paciente presenta cálculos renales, lo primero es prevenir la formación de


nuevos cálculos renales. Para ello, se deben adoptar una serie de medidas generales.

En primer lugar, es fundamental mantener una adecuada hidratación que produzca


una orina muy diluida y para ello se recomienda beber al menos dos litros de agua
diarios. En este sentido, independientemente del tipo de cálculos, su formación es
debida a un exceso de concentración de las sustancias implicadas.

La dieta también debe ser adecuada. Por ejemplo, las personas con cálculos de ácido
úrico deben seguir una dieta pobre en proteínas, abstenerse de tomar alcohol y
disminuir la ingesta de algunos vegetales, como las espinacas y el tomate. Si los
cálculos son de calcio se debe disminuir la ingesta de sal, ya que las dietas ricas en
sodio aumentan la excreción de calcio en la orina, aumentando el riesgo de padecer
litiasis.

Además, es importante controlar las proteínas de la dieta, debido a que su


metabolismo modifica las condiciones de la orina, favoreciendo la formación de
cálculos. Sin embargo, paradójicamente, no hay que disminuir el calcio de la dieta ya
que aumenta la formación de cálculos.

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Si se siguen formando cálculos a pesar de las modificaciones dietéticas, se debe
instaurar tratamiento farmacológico. Éste varía según el tipo de cálculos y están
dirigidos a tratar la causa de la formación de cada tipo según los componentes de los
que estén formados.

Por ejemplo, en el caso de los cálculos cálcicos, la causa más frecuente es la


hipercalciuria idiomática (presencia excesiva y sin motivo de calcio en la orina), por lo
que el tratamiento consiste en intentar disminuir la excreción de calcio en la orina.

* Para más información: Elena Moreno / Isabel Chacón


Planner Media. Tel.: 91 787 03 00

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