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Un mirador andino de la Revoluci6n mexicana Ricardo Melgar Bao Maximino Manner 60 sobre mina, 1887, 165 115em.Inseripsion en el revers “Don Micimino Mariner nis et Se ago yrvetioa cians tat 1 8, jlo de 1887 Su et fe 1834, viudode Da. Dolaree Quiroz sajuna vara, 3 cuaias,y3cuntos de Delgada de alt, Hermenepico Busts, de aiionado pint” as lecturas de la Revoluci6a me- 3icana desde el espectro latinoa- ‘mericano revelan no s6lo la di- versidad de las claves nacionales con que fue abordada durante sus distintas fasesy momentos, sinotambién eljuego de espejos en los que se miré el futuro de sus respectivas probleméticas nacio- nales. En este conteato y dirceci6n, ol mi- rador boliviano fue un escenario priv legiado para la construccién anal6gica de sus identidades etnopolitica, al rit- mo del abordamiento polémico de la cuestiOn meaicana. El imaginario poli- tico boliviano, hasta la Revolucién del 52, fue poblado de mitos y utopias que de manera recurtente y diversa ancla- ronenla Revoluciénmexicana, En ste breve trabajo, intentarcmos una prime- +a aproximacién ala experiencia politi- cea contemporanca del continente que mayor fascinaci6n cjercié sobre el mundo andino, pero leida y debatida desde el eédigo boliviano, durante los afios 1943-1946, Sin lugar a dudas, el centro de interés de la nacientc clase politica boliviana giré desde diversos Jingulos sobre la experiencia yellegado cardenista on México. 1. Ratces y solidaridades En un trabajo previo, exploramos du- rante el decenio de los veint las lectu- rasy dcbatesca Perdy Bolivia,entorno ala Revolucién mexicana.' En la pre- sente comunicacioa, hemos preferido situar nuestra atencion en los aiios que van de 1943 a 1946, bajo la administra- ci6n del coronel Gualherto Villarroel Esta seleceion de nuestra unidad de analisis no niega a existencia de ciertas lineas de continuidad y ruptura sabre las reflexiones y polémicas de los boli vianas acerca de la cuestién mexicana durante los afos treinta. Por loanterior, nopodemos dejarde meacionar que el legado de los afios treinta tan marcado por la Guerra del ‘Chaco, 1a nacionalizacion de los yaci- tmientos petroleros de la Standard Oil ‘en Bolivia (1937), un aio antes que en México, gravitaron de manera decisva sobre la experiencia villarroclista, Ade~ ‘ms, la propia experiencia del naciona- lismo boliviano suscité una lectura me- xicana que reafirmé el curso de la “Melgar, Ricardo: 1982, eo i PRUNE I politica petrolera del general Lazaro Cardenas. Y en este juego de espejos, Gc6mo obviar el reclamo de Tristén Marof? Este intelectual boliviano, que habia sido testgo directo de la Revol ida mexicana, abogo en favor de la nacionalizaciéa petrolera en ese pats, apoyindose en el articulo 27 de la Constitucién, demaneraandlogaacomo Jo demandaba para su propia Bolivia.” El otorgamiento del Céndor de los ‘Andes, la mds alta condecoracién boli- viana, al general Lézaro Cérdenas on 1638 Signé, més alli de su valor proto- colar, una’sdlida resonancia politica en el contexto andino, que se proyec- 16 de manera visible en Ia coyuntura cstudiada, La figura de Vicente Lombardo To: ledano, lider de la CTAL, aparece muy presente en las ideas de los nticleos sindicales, pero también en cl scuo de la intelectualidad indigenista. Refren- dda lo anterior una misiva del dirigente pirista Abrabam Valdez adjunta al ni- mero 1 de la revista Kollasuyo. Esta fue posiblemente redactada a princi- plos de 1939 y dirigida a Fritz Bach, economistamarxista de origen suizora. dicado en México, en la que eseribe: “Te decia que me interesaba tener Fur turo, el mensvario de Toledano. Asi- mismo me interesa conocer las nuevas publicaciones que se hayan publicado en el asunto petrolifero a ratz de la peticién de Hull para levar el asunto a arbitraje. Manda tu direccién, debe- mos coordinar nuestra acci6n’. A la intelectualidad boliviana atrafan también otros temas como el indigenismo y la educacién en México. No por casualidad, el primer némero dc una revista de einografia y folklore de la regién amaz6nica del Bea’ inelé- yese como uno de los articulos eentra- les “Lo que dice un profesor mexica- 10”, de Manuel Velasco Mendoza," uizds un rastreo puntual de los ar- Aiculos, pero también de los intercam- bios sostenidos por la revista Kollasuyo (1938-1942), vocero del grupo indige- nista pacefio, con la intelectualidad cardenista mexicana, daria nucvas lu- ces alrespecto. Ademés, la publicacién paceiia era distribuida en la Cindad de 2. Mazo, Txt: 1994577, 3.Valdez, Abraham, a Fritz Bact: misiva §. Casuabe, Reni, Ano 1 julio de 1903:4. ‘México, por la conocida libreria Nava- 170, vinculada a los efrculos politicos ¢ intelectuales de la izquierda cardenis- ta. Algia papel debié jugar Carlos Montenegro, embajador de Bolivia en México y colaborador de Kollasuyo. Fuc precisameate Montenegro, a quiea, haciéndose eco del nuevo espi- ritw indigenista de! gobierno de Villa- rrocl, too6 ratificar ante la cancillerfa mexicana la integracién de Bolivia ¢o- mo pafs miembro del Instituto Indige- nista Intcramericano.® 2 El-cardenismo boliviano los pueblos indios Concluida en Mexico la experiencia Populsta de Lizaro Cfrdenas (1934 1940) ¢ iniciado ua nuevo ciclo politica, mds acorde con las exigencias del desa rrollo en el conteato de la Segunda Gu- rra Mundial, Bolivia asu manera inten- {aba reeditar la experiencia cardenista. Pesala mucho sobre a yoluntad polit cade la aueva oficialidad miltarla gue- ra del petrdleo que libraron Bolivia y Paraguay, poro pesaron también los lastres de una economiaenfeudada con los intereses oligirquicos de ta rosca mincra y de los capitales norteameri nos, asf como el régimen de opresion politico-cultural ejercido sobre las ma- yorfas indo-mestizas. En este pais andino, ol Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), du- ante 1943, convergi6 con el grupo de militares renovadores aglutinados enla logia Raz6n de Patria (RADEPA) en la rebelin antioligarquica que evo al poder al oficial radepisia Gualberto Villarroel Los esfuerzes por modern: iaar el Estado boliviano resultaron in- fructuosos, @ pesar de que sc daba en una circunstancia historicade evidente fractura del sistema politico oligérqui- co. Dada la fragilidad e inexperiencia enel manejo del poder del bloque RA- DEPA-MNR, se acrecentaba la memo- ria y tabilidad politica de los grupos igirquicos, capaces de revertir co- yunturalmente una corgelacion defuer- zas que le cra adversa La adhesion del proletariado boli viano al régimen nacionalista de Villa- 5. Boledn Indigenisa, Mésico, D. P juaio de 1543, vol V. No.2 6 Favaleta Mareaso, René, 1982 96 rrocl, que se instauré tras el derroca~ siento del general Pefiaranda, fue apa- entemente reforzada por las leyes obreristas que sucesivamente se pro- ‘ulgaroa: participaci6n de los obreros cn las utilidades de las empresas; obli- gatoricdad delos ebreros en las utilida- des de las empresas; obligatoriedad de Jos programas de viviendas y servicios rmédicos ea las compaiifas con més de 80 trabajadores; derecho de retiro con indemnizacion para todo trabajador con ocho aiios © més tiempo de servi- ios; garantia de estabilidad laboral e inmunidad poltigo-premial para los i= deres sindicales." El curso de los acon~ tecimientos politicos evidenciaria Ia fragilidad del respaldo de las organiza cciones obreras, més interesadas ea apostar afavor de su propia autonomia politica, a riesgo de equivocarse No obstanlé esto, una importante corriente sindical promovida por el Partido de Inquierda Revolucionaria (PIR) y la Confederacion de Trabaja- dores de Bolivia (CSTB), adherida a la Confederacién de Trabajadores de América Latina (CTAL), que diriga Vicente Lombardo Toledano, pas6 a fortalecer la oposicisn oligérquica, in- dependientemente del viraje politico frente al gobierno boliviano, que dio este polémico sindicalista mexicano. Esta orientacion antigubernamental fue justficada por sus dites dirigeatcs, acusando ll gobierno de Villarroe y al IMNR de “nazi-fascista”, por sus actitu- des indcpendicates frente a la confla- gracién mundial. Villarroe| emulaba astla politica ex- terior de Domingo Perén en Argentina yGetulio Vargas en Brasil, pero a dife- Tencia de estas otras experiencias po- pulistas los “antifascistas” no slo ter- minaron de erosionar al movimionto ‘obrero boliviano, sino que se hicieron ‘eco de los infundios que contenia el Litro Blanco sobre Bolivia (1946), edi- taco por el Departamento de Estado de Estados Unidos, y erminaron con- vertidos en la principal fuerza conspi- rafiva al servicio de Ia oligarquia boli- viana. Dificilmente se podria argumentar en favor del fascismo de Villarroel. De esta manera, un sector de la izquierda boliviana reeditaba undecenio més tar- 11 Lobel T, Cayetan, 1984: 326.377 10 de las mismas acusaciones que en su tiempo la izquierda mexicana lanz6 ‘contra el gobierno de Lazaro CArdenas en sus inicios. Poco importaba a esta corriente sectaria que Villarrocl conta- se entre sus asesores para definir st politica de masas con el concurso del reconocido periodista antifascista Ro- berto Hinojosa, quien ademas era pri- ‘mo hermano del presidente. Roberto Hinojosa se vincul6 al pro: eso revolucionario mexicano, hacia octubre de 1928. Desde su probable cexilioen Argentina y posteriormente en Brasil, cruza correspondencia con Pas- val Ortiz Rubio y el sybsecretario de Relaciones Exteriores® Sin embargo, cevidencias de su presencia en México solo aparecen de manera recurrente de 1934 a 1941, es decir, durante todo el gobierno de Léraro Cérdenas y parte del régimen de Avila Camacho. Desde México, Hinojosa publica seis libros y ocho folletos, que tratan diversos aspectos politicos de la Re- volucién mexicana y la potencialidad renovadora de su pueblo, Casi al fina- lizar su estancia en Mexico, logra dar un perfil politico y programético an dino a su lectura y experiencia carde- nista, Su retorno a su pais natal y su adhesin al régimen vllarroclista fue- ronpagados con el ardor de su propia Hinojosa, al igual que muchos de su coterréneos y adherentes al MNR, al PIR y al RADEPA, habia seguido con relativointerésy desigual entusiasmo cl ‘curso nacionalista del régimen de Lé- aro Cérdenas en México. Pero de (0- dos ellos, Hinojosa aparecfa como el intelectual mis familiarizado con el proyecto cardenista, al que se adhiri6 y acompais. Sus vivencias al lado de Cérdenas en la comarca laguners, lo marearon de por vida” Las reformas opulistas de Cardenas fueron promo- vidas por Hinojosa como paradigma para Indoamérica, desde Ia revista Nuevo Continente (1937), donde taim- bién colaboraba Anibal Ponce, presti giado escritor argentino. Su vision esta- talista a Hinojosa lev6 a formular una 8.Hirojos, Roberio. AGNM.RP:0-C.21741 6 8-Hlerndades ., Artur. 140, préiogoaVision ‘de América dc Roberto Hinsjosa Hincjsa, Roberto 1981 10, Hinojoca, Robert, 1937. Refugio M.S. de Muros, deo sobre mina 47 2 36cm. Teseripeién “Refugio Ma. Sle Mul, Naclé eT e unio de 185. Y se etiatS e125 de agosto de 188, solucién corporativa para lag, masas breras e indigenas de su pais Hinojosa quiso ver en el Partido de la Revolucién Boliviana (PRB) y en la Confederacion Boliviana de ‘Trabaja- ores (CBT) los gérmenes de las pri moras réplicas andinas del Partido de Ia Revolucién Meaicana y de la Confe- deracién de Trabajadores de México, pasando por alto que el MNR ya se venfa configurando como un polo de conceniracién popular de este mismo proyecto politico. Bajo cl régimen de Villarroel, el MNR se beneficié de una 1 Hincjoss, Roberto. 1941 31 Hermenegilde Bustos de afernado pinto”. mayor aproximaci6a al movimiento ‘obrero y popular y eonquist6 progresi- ‘vameate la hegemonta sindical. Dentro de esta perspectiva, mercee recordarse el primer encuentro de or- sganizaciones indigenas cl 6 de agosto de 1942 en Sucre, que por su mayorita- ria composici6n étnica quechua suscit6 €l proyecto de trabajar por la realiza- cion de un eongreso nacional de todos los pueblos indios de Bolivia. El con- ‘g7030 fue promovido por la Federacion Obrera Sindical de Trabajadores de Chuquisaca, al cual concurrieron 65 delegados quechuas de ayllus, comuni- dades y comités de colonos de los de- rT

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