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Mt 8,1-4.

UN PODER DIFERENTE Cuando Jess baj de la montaa, lo sigui una gran

multitud. Entonces un leproso fue a postrarse ante l y le dijo: Seor, si quieres, puedes purificarme. Jess extendi la mano y lo toc, diciendo: Lo quiero, queda purificado. Y al instante qued purificado de su lepra. Jess le dijo: No se lo digas a nadie, pero ve a presentarse al sacerdote y entrega la ofrenda que orden Moiss para que les sirva de testimonio (Mt 8,1-4).

Es importante discernir la comprensin que el Evangelio presenta sobre ese poder de Jess. Estamos bastante acostumbrados a considerar la calificacin de poderoso como algo bastante negativo. Esto se debe a que las manifestaciones de poder con frecuencia estn destinadas a mostrar la fuerza que se posee para imponer la propia voluntad, de modo que sea una advertencia para los dems. Ese poder puede ser fsico, poltico, econmico, militar, intelectual, religioso, moral, etc. Se lo busca para dominar a otros, y se lo exhibe para intimidarlos. El relato del Evangelio nos presenta otra forma de poder y otra forma de manifestarlo. A Jess se acerca un necesitado, que expresa su confianza y su deseo de curacin. Jess se identifica con la voluntad del otro: Quiero, queda

limpio. No se impuso sobre la otra persona, sino que se puso a disposicin de ella. El poder del Reino de Dios es diferente de los poderes que rigen nuestro mundo. No se aplica para disponer de los ms dbiles, sino para ponerse al servicio de ellos. No se presenta como amenaza de destruccin o de sometimiento, sino como oferta de vida y de libertad. No busca exhibirse a s mismo, sino que se preocupa de que sean acogidos en la comunidad los que por cualquier motivo deban vivir aislados.

Jess no us su poder de hacer el bien para aumentar su fama o respaldar su predicacin. Su nica preocupacin fue que el leproso fuera recibido nuevamente en el Templo y que se le permitiera de nuevo alabar all a Dios.

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