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CAMPAÑA POR LA EXIGIBILIDAD DE LA GRATUIDAD

DE LA EDUCACÍON EN COLOMBIA

COALICION COLOMBIANA POR EL DERECHO A LA EDUCACION

Documento de Trabajo

Abril de 2009

La exclusión de cientos de miles de niños y niñas del proceso educativo por


razones socioeconómicas, sigue siendo una realidad en nuestro país. Muchas
familias colombianas no envían a sus hijos a la escuela porque no pueden
sufragar las cuotas que cobra el sistema escolar público, o bien, debido a los altos
costos asociados a tener sus hijos en el colegio. Actualmente hay en Colombia
más de millón y medio de niños y niñas entre los 5 y 17 años que se encuentran
completamente excluidos del sistema educativo (12% del total de la población)1.
La principal razón que tiene la población en edad escolar para no estudiar, según
la Encuesta de Calidad de Vida 2003, sigue siendo la falta de recursos y los
costos educativos que las familias deben sufragar para garantizar el acceso y la
permanencia de sus hijos e hijas en el colegio.

Paradójicamente, el Estado Colombiano ha aprobado y ratificado, varias décadas


atrás, tratados internacionales que señalan la Gratuidad como un componente
inobjetable y de cumplimiento inmediato del derecho a la educación. En este
sentido, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(PIDESC), que fue aprobado por Colombia mediante la Ley 74 de 1968, y que,
como se muestra en este documento, a través del Artículo 93 de la Constitución
1
La gratuidad de la educación está ligada a la obligación del Estado de remover todos los obstáculos económicos
para que todo niño o niña pueda acceder al proceso educativo. En este sentido, la gratuidad de la educación refiere por los
menos a tres condiciones básicas de acceso: 1) la remoción de todo tipo de cuotas escolares (matrículas, pensiones, bonos,
servicios complementarios, etc.) que condicionen directamente el acceso de los niños y niñas a la escuela. 2) El
cubrimiento por parte del presupuesto público de los costos indirectos o asociados a la educación, es decir, aquellos sin los
cuales no se puede garantizar el acceso y la permanencia del niño o niña en el proceso educativo (morral y útiles
escolares, transporte y alimentación escolar y uniformes en caso de que sean exigidos) y 3) la asignación de presupuesto
público suficiente por parte del Estado (su financiación a través de impuestos progresivos, p ej) para garantizar las
condiciones de acceso señaladas y mejorar permanentemente las condiciones de disponibilidad del servicio público
escolar.
tiene el mismo estatus de una norma constitucional, señala la obligación de los
Estados de instituir la enseñanza primaria gratuita y obligatoria2. El comité de
DESC de la ONU al hacer una interpretación de este artículo consideró que
efectivamente si un Estado no ha implantado la educación primaria obligatoria y
gratuita; o no ha elaborado un plan para implementarla, está incumpliendo el
pacto3.

A pesar de ello, hoy en Colombia, 40 años después de la suscripción del Pacto, en


casi todas las escuelas públicas del país se siguen cobrando cuotas escolares y
derechos académicos de algún tipo, para poder acceder al sistema escolar.
Igualmente, sigue siendo notable la ausencia de medidas de carácter universal,
impulsadas como parte de una política pública nacional, que busquen cubrir
progresivamente los costos de la canasta educativa (útiles, uniformes,
alimentación y transporte escolar). Todo ello ha condicionado el acceso y la
permanencia de los estudiantes a la capacidad económica de sus familias,
subordinando la realización del derecho a la suficiencia financiera de los padres en
cuanto particulares, y no como ciudadanos que pagan impuestos y esperan recibir
como contrapartida el cumplimiento de sus derechos fundamentales.

Como se referencia en este documento, varias investigaciones han mostrado que


los costos escolares a que deben hacer frente la mayoría de las familias,
sobrepasan con creces sus capacidades de pago. Por ejemplo, la Corporación
Región mostró para Medellín que una familia promedio de una zona marginal,
debería dedicar cerca del 61% de sus ingresos anuales para cubrir los costos
asociados a enviar sus hijos a la escuela, lo que es totalmente imposible en una
estructura de gasto familiar donde la dedicación a alimentación equivale al 50%
del ingreso y los servicios públicos a un 31% adicional4. En consecuencia, ante
tales costos prohibitivos, las familias se ven en la penosa decisión de elegir cual
de sus hijos va a estudiar o bien, no enviar a ninguno a la escuela.

Más grave aún es que tal situación se encuentra legalmente amparada por el
artículo 67 de la Constitución Nacional5, que avala al Estado para que cobre

2
Como lo señala Uprinmy: “Esta disposición ha sido reiterada por pactos ulteriores, como la Convención de los
Derechos del Niño (artículo 28 numeral 1 inciso a) y el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre derechos
humanos en materia de derechos económicos, sociales y culturales o “Protocolo de San Salvador” (artículo 13 numeral 3
inciso a).
3
Al respecto ver Observaciones Generales 11 Y 13 del Comité de DESC de la ONU. Citando estas observaciones
Uprinmy señala: “la Observación General No 11 señala en el numeral 7 que el requisito de gratuidad es de carácter
<<inequívoco>>, pues <<se formula de manera expresa para asegurar la disponibilidad de enseñanza primaria gratuita
para el niño>>. Así mismo la Observación General No 13 establece como rasgo distintivo del derecho a la enseñanza
primaria el carácter de ser <<asequible a todos gratuitamente>> (numeral 10) y señala además que <<mientras que la
enseñanza primaria ha de ser gratuita para todos, se pide a los Estados Partes que implemente gradualmente la enseñanza
secundaria y superior gratuita>>
4
Marín Echavarría, Adrián y Luján, Orlando (2007). El costo de la canasta educativa, un obstáculo para el pleno
disfrute del derecho a la educación. Estudio de caso en la zona centro oriental de Medellín. Corporación Región. Medellín.
5
El Articulo 67 de la Constitución señala a la vez que “La educación es un derecho de la persona y un servicio
público que tiene una función social…El Estado, la sociedad y la familia son responsables de la educación, que será
cuotas escolares en el sistema público, lo que contraviene claramente los
compromisos ratificados con el PIDESC. Frente a esta contradicción jurídica se
hace necesaria y urgente, una acción de exigibilidad ante los tribunales
competentes, acompañada de una amplia movilización social que reclame la
armonización de la Constitución con miras al cumplimiento de los pactos
internacionales de derechos humanos, pues ellos, en tanto que expresan la
naturaleza de la dignidad y el respeto a la condición humana, tienen
preponderancia por sobre cualquier otra norma jurídica y hacen parte del Bloque
de Constitucionalidad6.

El presente documento, que ha sido el resultado de la construcción colectiva de


las organizaciones que hacen parte del Comité de Gratuidad de la Coalición
Colombiana por el Derecho a la Educación7, busca examinar la situación de la
gratuidad de la educación en dos vías. Por un lado se muestra la manera en que
ésta vulneración del derecho a través del cobro de cuotas escolares en los
colegios públicos es la expresión de la falta de compromiso del Estado colombiano
con una política pública que garantice una financiación suficiente para el sistema
educativo público, política que, por el contrario, tiende a la privatización y la
mercantilización de la provisión del servicio educativo. Y por otro lado, el
documento intenta ahondar el encuadre normativo de la gratuidad en la particular
jurisprudencia y legislación colombiana que atañe al Derecho y su realización,
teniendo como trasfondo las normas internacionales de derechos humanos.

A través de este Foro, y de la socialización de este posicionamiento, que aún está


inacabado y que precisa de muchos más aportes, la Coalición Colombiana ha
tomado la decisión de lanzar e impulsar una campaña por la exigibilidad de la
gratuidad de la educación en el país, convocando a todas las organizaciones,
líderes y activistas de derechos humanos, así como a todos los ciudadanos y
ciudadanas en el país, y particularmente a todos y todas quienes han venido
trabajando por la defensa y la realización del derecho a la educación, a que
construyamos un proceso de exigibilidad jurídica, social y política de este derecho
fundamental, como miras a avanzar en la construcción de una amplía movilización
a favor de la más amplia realización de los DESC e igualmente para sentar un
precedente de avance jurídico al respecto.

obligatoria entre los cinco y los quince años de edad y que comprenderá como mínimo, un año de preescolar y nueve de
educación básica”, lo cual apunta a la garantía de la gratuidad, pues la obligatoriedad no se puede concebir sin la
gratuidad del servicio, pero seguidamente señala: “La educación será gratuita en las instituciones del Estado, sin
perjuicio del cobro de derechos académicos a quienes puedan sufragarlos”, lo que termina por avalar legalmente el cobro
de cuotas escolares.
6 6
Esto se sustenta tanto en el Artículo 93 de la Constitución Nacional, como en las Sentencias C225de 1995,
C578 de 1995, C135 de 1996, C225 de 1995 y C578 de 1995 de la Corte Constitucional.
7
El Comité de Gratuidad de la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación está conformado por la
Fundación DeJusticia, el Centro de Estudios Escuela para el Desarrollo, la Clínica de Derechos Humanos de la
Universidad de Cornell EE.UU, Save the Children, la Corporación Mujeres y Economía, con la colaboración cercana de la
Defensoría del Pueblo de la República de Colombia. No obstante, todas las organizaciones de la Coalición han estado
vinculadas a la apuesta por la Gratuidad, previamente y en el marco de la Coalición, en particular Corporación Region y
Educación Compromiso de Todos que han venido desarrollando importantes trabajos de investigación al respecto.
Actualmente la Coalición ha conformado una comisión que ha venido trabajando
desde el año pasado sobre el tema, y que ha tenido como tarea liderar la reflexión
y las propuestas que se articulan en esta campaña por la Gratuidad de la
Educación. La Comisión de Gratuidad está ahora conformada por las siguientes
organizaciones, pero esperamos que se puedan integrar muchas más, para que
desde sus distintas experiencias, saberes, propuestas y capacidades de
movilización puedan aportar a este proceso de exigibilidad. Es importante señalar
que en todo este proceso hemos contado con el importante apoyo de la CLADE,
así como de la Oficina Relatora de Naciones Unidas para el Derecho a la
Educación, e igualmente, la Maestría en Derechos Humanos de la Universidad de
Cornell en una alianza con la Fundación Robert Kennedy.

Desfinanciación del Derecho a la Educación en Colombia y necesidad de una


política pública de Gratuidad.

Actualmente hay en Colombia más de millón y medio de niños y niñas entre los 5 y
17 años que se encuentran excluidos del sistema educativo (12% del total de la
población). Según la Encuesta de Calidad de Vida 2003, la principal razón que
tiene la población en edad escolar para no estudiar es la falta de recursos y los
costos educativos que las familias deben sufragar (46% de los encuestados). De
acuerdo a las investigaciones adelantadas en Colombia sobre el gasto de Bolsillo
de la Familias y la canasta educativa, se ha calculado que el monto asociado a
enviar un niño o niña a la escuela pública, corresponde a un promedio de 700 mil
pesos por estudiante al año, teniendo en cuenta los costos exigidos por las
escuelas públicas (Derechos Académicos, servicios educativos –carnet,
sistematización, boletines de notas seguro estudiantil, uniforme, alimentación
escolar, útiles escolares, transporte escolar). Esto resulta aún más oneroso para
familias que tienen más de un hijo o hija que en esta medida ven multiplicadas las
erogaciones monetarias para poder acceder al sistema escolar.

En efecto, Colombia es el único país de América Latina que avala en su


legislación y desde la misma Constitución el cobro de cuotas escolares a las
familias en la educación primaria (Matricula y Pensiones), contraviniendo pactos
internacionales que señalan la gratuidad como componente irrenunciable del
Derecho a la Educación (PIDESC y Declaración de San Salvador). Hoy en día, en
casi todas las escuelas públicas se cobran cuotas escolares, con el pretexto de
que quienes tienen capacidad de pago deben aportar a la financiación de las
instituciones escolares, haciendo caso omiso a las recomendaciones que
organismos internacionales como Naciones Unidas8 y el Ministerio Publico, han

8
Naciones Unidas, Informe de la comisión nacional de seguimiento a las recomendaciones de la relatora
especial de Naciones Unidas para el derecho a la educación, mimeo Bogotá, abril de 2005 y , Katarina Tomasevky 2004,
hecho respecto a la negación del acceso y la permanencia en el sistema educativo
de muchos niños y niñas cuyas familias de escasos recursos no tienen el dinero
para el pago de estos costos9.

De acuerdo a una investigación realizada por la Corporación Región en una zona


marginal de Medellín, una familia promedio debería dedicar cerca del 61% de sus
ingresos anuales para cubrir los costos asociados a enviar sus hijos a la escuela,
lo que es totalmente imposible en una estructura de gasto familiar donde la
dedicación a alimentación equivale al 50% del ingreso y los servicios públicos a un
31% adicional. En consecuencia, ante tales costos prohibitivos, las familias se ven
en la penosa decisión de elegir cual de sus hijos van a estudiar o bien, no enviar a
ninguno a la escuela.

Detrás de esta política de cuotas escolares y traslado de los costos de la


educación al bolsillo de las familias, lo que existe es una desfinanciación creciente
de la educación pública por parte del Estado, que ha sido operada como política
de ajuste fiscal de los últimos gobiernos. En este sentido, mientras que según
estándares internacionales se ha expresado que la disposición mínima de
recursos para la educación en un país en desarrollo debería ser del 6% del PIB y
de un 20% del presupuesto nacional10, en Colombia el gasto público en educación
financiado por el Gobierno central es apenas del 3,8% del PIB, equivalente a un
10% del presupuesto nacional11, lo que muestra un déficit de por lo menos un 50%
de la financiación requerida. Como lo muestra el siguiente gráfico, durante más de
18 años, el aumento del gasto público en educación ha sido marginal y ha crecido
de manera muy lenta, incluso hasta estancarse. Por su parte, el gasto de las
familias se ha mantenido cercano al 30% del gasto total en educación.

“Informe de la relatora especial sobre el derecho a la educación en su misión a Colombia”, en La ONU mira a Colombia.
Colección Información en derechos humanos, número 1. Bogotá.
9
Procuraduría General de la Nación, 2006, El Derecho a la Educación. La Educación en la Perspectiva de los
Derechos Humanos, Bogotá, Procuraduría General De La Nación.
10
Educación para Todos, Dakar (2000) y Campaña Mundial por la Educación (2008). Este aspecto presupuestal
se señala en los deberes que han sido estipulados para los Piases en Desarrollo con miras al cumplimiento de las objetivos
de EPT.
11
MEN - MINHACIENDA Gasto Público: (Total gasto Gobierno por Entidad 2000 - 2005). Ley General de
Presupuesto: 2006. PIB: DANE. Gasto Privado: Departamento Administrativo Nacional de Estadística - DANE -
Cuentas Nacionales, cuadro 59,1 Consumo Final de los Hogares por finalidades. 2004 a 2006 datos proyectados por el
MEN con IPC de educación.
Fuente: Gasto Público: MEN - MINHACIENDA (Total gasto Gobierno por Entidad 2000 - 2005). Ley General de Presupuesto: 2006.
PIB: DANE. Gasto Privado: Departamento Administrativo Nacional de Estadística - DANE - Cuentas Nacionales, cuadro 59,1 Consumo Final de
los Hogares por finalidades. 2004 a 2006 datos proyectados por el MEN con IPC de educación.

Diversas investigaciones han evidenciado esta situación. Varios estudios de


costos han demostrado que el monto mínimo por estudiante que debería ser
asignado para el sostenimiento del servicio educativo público, teniendo en cuenta
componentes como la construcción y mantenimiento de la infraestructura
educativa, la dotación, la nómina y formación docente, la alimentación y el
transporte escolar así como la administración y los sistemas de Información,
corresponde a una suma que oscila entre 1´400.000 y 2´100.000 anual12,
dependiendo del sistema de costeo utilizado. Hoy en día el Gobierno asigna del
presupuesto nacional (Sistema General de Participaciones) menos de un millón de
pesos por estudiante al año, lo que muestra que entre un 40 y un 60% del gasto
requerido por niño o niña para la realización del Derecho a la Educación, está
desfinanciado.

12
Al respecto ver CID-SED (2006). Estimación de la Canasta Educativa del Distrito. Vargas César. (2002).
Estudio para la reglamentación del Artículo 16 de la ley 715 de 2001. Mimeo, MEN. Save the Children – CESDE (2006).
Construcción de un simulador para la realización del pleno derecho a la educación. Mimeo.
Fuente Indicador 2006 2007 2008
Conpes 97, 107 y SGP Educación $ $ $
112 ($Millones corrientes) 9,211,119 9,854,055 10,919,753

Encuesta C-600 Matrícula(1) 10,452,114 10,552,261 ND

Resolución 166 Matrícula(2) 10,720,493 11,043,845 11,110,783

DANE Población 5-17 años11,534,873 11,529,892 11,502,416


$ $
SGP/Mat(1) 881,269 933,834 ND
$ $ $
Per cápita
SGP/Mat(2) 859,207 892,267 982,807
$ $ $
SGP/Pob 798,545 854,653 949,344
* Proyección MEN con base en matrícula a junio 30 de
2008

Fuente: Conpes de asignación presupuestal de SGP. Fuentes de matricula: Encuesta C-600 DANE y MEN – Resolucion 166.

Una investigación sobre el presupuesto público en educación, llevada a cabo por


la Corporación Mujeres y Economía para 5 municipios de muy diverso tamaño y
población13, muestra que la asignación per cápita apenas alcanza para cubrir los
costos de la nómina docente, quedando desfinanciados los demás rubros relativos
formación docente, transporte escolar, equipos y materiales, mantenimiento y
construcción de la infraestructura. Solo en municipios con gran capacidad para
generar ingresos propios como Bogotá y Medellín, se asignan partidas
significativas para cubrir el mantenimiento de la infraestructura y el funcionamiento
de las escuelas, y aún así ellas siguen siendo insuficientes.

Fuentes Públicas de Financiación de la Educación Básica y Media.


6 Municipios
2004

%
% FINANCIACION FINANCIACION % FINANCIACION
MUNICIPIO SGP INGRESOS DEUDA
PROPIOS
Bogotá D.C. 74% 23% 3%
Medellín 87% 10% 3%
Cartagena 96% 4% %
Soacha 95% 5% 0%
Quimbaya 99% 1% 0%
Montenegro 99% 1% 0%
Fuente: DNP-DDTS. SICEP 2004. Cálculos realizados por la Corporación Mujeres y Economía-Save the Children.

13
Save the Children U.K t Corporación Mujeres y Economía (2006). Educación Inclusiva y de Calidad. Línea de
Base Nacional. Programa de Educación. Bogotá.
Distribución de la Inversión Pública en Educación
6 Municipios
2004
% Recursos % Recursos para
% Recursos
destinado a contratación del
destinado a Costos
MUNICIPIO “Calidad servicio educativo a
de Personal
Educativa” particulares
Bogotá D.C. 68% 20,47% 11,5%
Medellín 79,1% 9,85% 11,04%
Cartagena 91,6% 8,2% 0,2%
Soacha 88,39% 11,44% 0%
Quimbaya 90,9% 9,91% 0%
Montenegro 92,53% 7,47% 0%
Fuente: DNP-DDTS. SICEP 2004. Cálculos realizados por la Corporación Mujeres y Economía-Save the Children.

Esta es la verdadera razón para que se cobren cuotas y costos escolares a los
padres de familia en casi todas las escuelas del país, descargando el
funcionamiento cotidiano de las instituciones educativas sobre sus bolsillos. La
idea de que las familias deben cofinanciar el servicio educativo a través de cuotas
escolares, además de desconocer el contenido básico del Derecho a la
Educación, oculta que todos y todas ya están pagando por el servicio educativo a
través de los impuestos, que en Colombia, durante la última década, después de
10 reformas tributarias regresivas, se han venido descargando cada vez sobre la
población de menores ingresos. Estos impuestos están siendo asignados a gastos
que no están en la vía de garantizar los derechos económicos y sociales de los
ciudadanos contribuyentes, sino que se han dirigido a alimentar la política
gubernamental de guerra, así como a garantizar el pago de la deuda pública a la
banca y los rentistas financieros privados.

La desfinanciación del servicio público educativo no solamente tiene


consecuencias sobre las familias más pobres, sino también sobre la calidad de la
educación que reciben todos los niños y niñas que logran acceder a ella. El salario
medio docente es el más bajo de cualquier profesional en el Estado14, y la

14
Una investigación de la Fundación CESDE encontró que para 2007 el salario medio docente era de $1´235.000.
De igual forma a partir de los respectivos estatutos docentes y normas que rigen la profesión docente, se halló que
Comparado con el salario de un empleado público de nivel técnico (profesional no graduado), cuya remuneración mensual
está en el orden de $1.200.000, un docente requeriría trabajar durante 5 años y esperar un concurso de ascenso de
escalafón para poder superar dicha remuneración. Si se compara con un empleado público de nivel profesional, cuya
remuneración alcanza los $2.000.000 mensuales, se tiene que la remuneración de una hora de trabajo de un docente
licenciado en nivel B equivale a 0.7 la remuneración de una hora de trabajo del profesional, es decir, el empleado público
formación docente se encuentra totalmente desfinanciada, lo que conlleva a la
pauperización de la profesión docente, que se torna una carrera sin mayores
incentivos ni oportunidades para mejorar la calificación y ascender. Se agrega a
esto, el deterioro de equipos, bibliotecas dotaciones e infraestructuras por falta de
recursos para reponerlas y mantenerlas de manera oportuna. De igual manera, la
ausencia de recursos para que la comunidad escolar pueda llevar a cabo
proyectos pedagógicos desvirtúa la posibilidad de que los Proyectos Educativos
Institucionales (PEI) sean una realidad. Todo esto impacta fuertemente la calidad
de la educación pública y vulnera en su contenido todas las dimensiones del
Derecho vinculadas a la Asequibilidad, Accesibilidad, Adaptabilidad y
Aceptabilidad del servicio educativo público.

Mientras el Estado Colombiano no dedique los recursos suficientes para financiar


sus escuelas públicas es imposible pensar en mejorar los resultados de la
educación en términos de calidad (Colombia sigue ocupando lugares muy
secundarios, cuando no deshonrosos en todas las mediciones de resultados de
calidad del proceso educativo)15, y en cuanto se siga cargando sobre los hombros
de los Padres y Madres de Familia el sostenimiento del día a día de la escuela y
su proceso pedagógico, a través de cuotas escolares, miles de niños y niñas
tendrán que marginarse del proceso educativo por que sus familias no podrán
asumir estos costos.

Por esta razón es perentorio que la sociedad civil se organice y exija la


financiación completa y equitativa del Derecho a la Educación para todos los
ciudadanos, porque además de que están pagando impuestos para financiar estos
derechos sociales, el Estado Colombiano en cuanto firmante de los tratados y
pactos internacionales está obligado a garantizar el cumplimiento integral del
Derecho a la Educación. En consecuencia, la gratuidad de la educación,
comprendida como la abolición de cobros por parte de las escuelas para todos los
niños y niñas en educación preescolar, básica y secundaria, así como la
financiación pública progresiva de los costos asociados (empezando por las
familias que hoy no pueden sufragarlos) debe ser una exigencia inmediata de la
ciudadanía.

La situación constitucional y jurídica de la Gratuidad de la Educación en


Colombia

de nivel profesional gana 1,5 veces lo que gana un docente en una hora laboral, que cuenta con los mismos años de
calificación y experiencia laboral. Al respecto ver Save the Children – CESDE (2006). Construcción de un simulador para
la realización del pleno derecho a la educación. Mimeo.
15
En las pruebas de Pisa aplicadas en 2006, Colombia obtuvo el último lugar en desempeño en Ciencias, el
penúltimo lugar en desempeño en lectura y el penúltimo lugar en desempeño en matemáticas, entre los 6 países de
América Latina que han decidido participar en estas mediciones (Chile, Uruguay, Mexico, Argentina, Brasil y Colombia).
Al respecto ver MEN, ICFES y OECD. (2006) Colombia en Pisa.
http://www.oei.es/evaluacioneducativa/Colombia_en_PISA_2006.pdf
El presente acápite busca hacer un barrido sobre lo que la jurisprudencia
constitucional ha considerado fundamental, y por tanto justiciable, de las cuatro
dimensiones del derecho a la educación. Sin embargo, el acápite no se quedará
exclusivamente en la jurisprudencia constitucional, también hará referencia a los
tratados internacionales de derechos humanos ratificados por Colombia, y a las
interpretaciones de los organismos internacionales encargados de su custodia. La
idea de traer a colación estos instrumentos internacionales es la de identificar las
obligaciones que son susceptibles de ser exigidas al estado colombiano.

Desde sus inicios la Corte Constitucional reconoció que los derechos


fundamentales tenían un núcleo esencial, esto es, la parte del derecho que tiende
a satisfacer las necesidades básicas de los titulares. Este núcleo esencial en
ningún momento puede ser restringido por las acciones gubernamentales o de
particulares, y las personas que se vean afectadas tienen la posibilidad de acudir
ante cualquier juez de la república (art.86 de la C.P) para que cese la vulneración
del derecho fundamental.

En relación con el derecho a la educación la Corte dijo que el núcleo básico del
derecho a la educación era el acceso y la permanencia (T-944 de 2000). Por el
derecho al acceso la jurisprudencia ha desarrollado tres líneas: a) la educación
pública es un derecho y no se puede crear ningún privilegio a favor de los
funcionarios públicos. La educación gratuita en los centros de enseñanza estatal
no puede otorgársele sólo a los empleados del estado, pues esa disposición es
contrario a la igualdad (C-210 de 1997); b) El derecho a la educación básica de los
menores es fundamental, sin importar que el menor haya superado el límite de los
quince años de edad de los que habla el artículo 67 de la C.P (T-356 de 2001); c)
El derecho a la igualdad de acceso al sistema educativo tiene que ver con que las
instituciones educativas no exijan requisitos excesivos para ser matriculado (T-
647/98).

El derecho a la permanencia dentro del sistema educativo tal y como lo ha definido


la Corte es el derecho a: “conservar el ambiente y lugar de estudios, los vínculos
emocionales y afectivos, así como el medio propicio para el desarrollo armónico e
integral de la personalidad” (T-450/92). En el desarrollo de esta doctrina la Corte
ha encontrado los siguientes escenarios: a) en caso de que un padre de familia no
haya sufragado los derechos académicos del niño o niña y el año lectivo haya
comenzado, al niño o niña no se le puede impedir que asista las clases o que
disfrute de los servicios del colegio (SU 624 de1999); b) Las instituciones
educativas deben entregar los certificados escolares a todos aquellos padres que
demuestren que no podían sufragar los costos académicos (T-095 de 1999).

El art. 93 de la CP dice que los tratados de derechos humanos ratificados por


Colombia tienen el mismo rango que las normas constitucionales. Por tanto, el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), fue
aprobado por Colombia mediante la Ley 74 de 1968 hace parte de la constitución
misma y sus preceptos son vinculantes. El artículo 13 del PIDESC habla sobre los
fines de la educación y determina los cuatro componentes del derecho a la
educación.

Sin embargo, para efectos de este documento, el artículo que va a ser objeto de
comentario es el 14 del PIDESC. En él se señala la obligación de los Estados de
instituir la enseñanza primaria gratuita y obligatoria. Además, el artículo dice que
en caso de no poder implementarse la enseñanza gratuita, el Estado está en la
obligación de elaborar un plan de acción para que la educación primaria gratuita y
obligatoria se haga realidad.

El comité de DESC de la ONU al hacer una interpretación de este artículo


consideró que efectivamente si un estado no han implantado la educación primaria
obligatoria y gratuita; o no ha elaborado un plan para implementarla está
incumpliendo el pacto. En el caso de Colombia ninguna de estas dos se ha
cumplido, es decir, por un lado enseñanza primaria no es gratuita en los plantes
oficiales, y por otro lado, tampoco se ha elaborado un plan para conseguir que se
garantice de forma progresiva la educación primaria.

Por tanto, el Estado colombiano incumple sus obligaciones internaciones y


también constitucionales pues no ha tomado las suficientes medidas para lograr la
gratuidad de la educación primaria.

Por las razones aquí expuestas es perentorio que la sociedad civil se organice y
exija la gratuidad del Derecho a la Educación para todos los ciudadanos,
empezando por la educación primaria, y progresivamente hacia la educación
secundaria y superior, porque además de que están pagando impuestos para
financiar estos derechos sociales, el Estado Colombiano en cuanto firmante de los
tratados y pactos internacionales está obligado a garantizar el cumplimiento
integral del Derecho a la Educación. En consecuencia, la gratuidad de la
educación, comprendida como la abolición de cobros por parte de las escuelas
para todos los niños y niñas en educación preescolar, básica y secundaria, así
como la financiación pública progresiva de los costos asociados (empezando por
las familias que hoy no pueden sufragarlos) debe ser una exigencia inmediata de
la ciudadanía.

Es en este sentido que la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación ha


decidido liderar una campaña de exigibilidad jurídica y movilización social con
miras a lograr la gratuidad de la educación en nuestro país.

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