You are on page 1of 359
Carmen Duran Antonio Catalan ENEAGRAMA Os engafios del caracter y su idotos El eneagrama es una antigua ensefianza suff que, aplicada al ambito dela psicologia, distingue nueve estructuras caracteriales, en funcién de nueve emociones basicas que, combinadas con otras tantas creencias, se constituyen en pasiones. En cada individuo, una de estas pasiones adquiere relevancia sobre las demas, y determina su forma de sentir, de ver el mundo, en definitiva, su peculiar manera de ser. El eneagrama no se limita a la descripcion analitica de cada tipo de caracter, sino que propone antidotos para superar tanto las emociones apasionadas como las creencias erréneas de cada uno, de manera que podamos aligerar el automatismo del caracter y responder ante circunstancias vitales nuevas de forma creativa y espontanea. Esta obra integra la descripcién de los tipos y la dinamica estructural que los sostiene con las posibles salidas que ofrecen los antidotos. El enfoque psicolégico se completa con la aportacion literaria, al analizar nueve personajes de la obra de Balzac que representan cada uno de los caracteres estudiados. Antonio Catalan es psicdlogo clinico y profesor universitario de Técnicas de Psicoterapia, especializado en las corrientes humanistas, psicoanalistas y sistémicas. Carmen Duran es licenciada en Psicologia, ha realizado estudios de Filosofia Pura y tiene formacion psicoanalitica. Ambos son miembros titulares de la Asociacién Espafiola de Terapia Gestalt y desarrollan su trabajo terapéutico en el Centro Enearan de Madrid. Abordan tratamientos individuales y de pareja, asi como grupos de crecimiento personal sobre el soporte de las ensefianzas del Eneagrama. ISBN: 978-84-7245-696-9 Disefio cubierta: www.gomezventura.com | 9 "788472"456969 Psicologia Carmen Duran y Antonio Catalan ENEAGRAMA Los engafios del caracter y sus antidotos editorial PK airds © 2008 by Carmen Durdn y Antonio Catalan © de la edicién en castellano: 2009 by Editorial Kairés, S.A. Editorial Kairés, S.A. Numancia 117-121, 08029 Barcelona, Espafia www editorialkairos.com Nirvana Libros S.A. de C.V. 3" Cerrada de Minas 501-8, CP 01280 México, DF. www nirvanalibros.com.mx Primera edicién: Febrero 2009 Segunda edicién: Abril 2009 Tercera edicin: Diciembre 2009 ISBN: 978-84-7245-696-9 Depésito legal: B-40.816/2009 Fotocomposicién: Grafime. Mallorca 1.08014 Barcelona Tipograffa: Times, cuerpo 11, interlineado 12,8 Impresién y encuadernacién: {ndice. Fluvia, 81-87. 08019 Barcelona Este libro ha sido impreso con papel certificado FSC, proviene de fuentes respetuosas, con la sociedad y el medio ambiente, y cuenta con los requisitos necesarios para ser considerado un «libro amigo de los bosques». Todos los derechos reservados. ‘Cualquier forma de reproduccién, distribucin, comunicacién pdblica transformacién de esta obra solo puede ser realizada con la autorizacién de sus titulares, salvo excepcién prevista por la ley. Dirijase a CEDRO (Centro Espafiol de Derechos Reprogrficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar 0 escanear algin fragmento de esta obra. Nuestro agradecimiento a Claudio Naranjo y a Francisco Pefiarrubia que nos introdujeron en el conocimiento del enea- grama. Y a nuestros pacientes, ellos saben quienes son, que con su honestidad y entrega nos permitieron profundizar en la comprensién de lo humano y en la aplicacién de este co- nocimiento. SUMARIO Introducci6n . 2... ee ee 9 1. Caracter yeneagrama............... 17 Elcarécter. 2... ee ee ee 17 Cardcter y “enajenacién del yo”. eee eee 23 Eneagrama. . 2... ee ee 29 Los centros: intelectual, emocional einstintivo-motor.. 2... 2... eee eee 36 La observacién de Si: las conductas habituales, las alteraciones emocionales, lo imaginativo. . . 42 2. Eneagrama de las pasiones y las fijaciones. . . . 55 Las pasiones........... 56 Las fijaciones . . . 73 Los instintos. . . . . .. 94 Los tres instintos 0 el sistema pulsional deseante. . 96 Instintos e identidad - 99 Sistema narcisista . . tee - 101 La constituci6n del rasgo . . . . eee ee 125 Eneatipos.. 2... 0. ee ee ee ee eee 136 3. Elsistema defensivo . . Las angustias bdsicas Alerta y defensa Las defensas especificas de cada rasgo . . . . 8 SUMARIO. 4. Antidotos de las pasiones.............- Las pasiones y el sufrimiento . . . . Las virtudes 2... 1 ee ee 5. Antidotos de las fijaciones. . 2. ........- 321 Bibliografia 2... eee 365 INTRODUCCION Este libro es fruto de un trabajo compartido por los autores a lo largo de los tiltimos quince afios, realizado con grupos te- rapéuticos. Trabajo en el que decidimos utilizar el eneagrama como mapa para profundizar en el autoconocimiento. Tomamos contacto con el eneagrama en 1987 a través de Claudio Naranjo; seguimos los seminarios que él impartia por aquel entonces. Desperté nuestra curiosidad y nuestro in- terés y continuamos reflexionando sobre sus ensefianzas. A partir de ahi, el eneagrama se transform6 en una herramienta importante dentro de nuestro quehacer terapéutico, especial- mente en los grupos que en sistema de coterapia hemos Ile- vado a cabo en estos afios. Son muchas las personas que acuden a consulta porque, ante determinadas crisis existenciales, surge en ellas el deseo de conocerse mejor, de saber por qué sus pensamientos no consiguen imponerse a sus acciones, por mas que se lo pro- pongan, por qué sus reacciones ante determinadas situacio- nes Ilegan a alterar tan profundamente sus estados de 4nimo, por qué repiten patrones de conducta que saben que les dafian © parece que siempre estan boicoteando sus posibilidades vi- tales o sus logros mas deseados. Eleneagramanotiene, a nuestro juicio, respuestas para todas estas cuestiones, pero si ofrece un mapa que nos permite orien- tarnos en el viaje interior iniciado con el fin de descubrir quién soy y cémo mis pensamientos mas profundos condicionan mis conductas, 0 c6mo mis emociones nublan mis pensamientos. 10 INTRODUCCION La eleccién del mapa del eneagrama para el estudio del cardcter se debe a que consideramos que es la lectura mas completa y abierta de cuantas conocemos. Hasta la aparicién de los Manuales de Diagnéstico Americanos, no parece que ningtin psicdlogo se hubiera planteado un estudio tan exhaus- tivo. Existen aportaciones tan interesantes como parciales, de muchos autores, donde podemos ver algtin tipo descrito con gran profundidad y coherencia, pero ninguno que resul- te tan abarcante como el eneagrama. Quizds esto se deba a que el eneagrama no es un constructo de ningtin psicdlogo en particular, sino la transmisién de un conocimiento muy anti- guo que permite mirar el mundo desde nueve posiciones di- ferentes y no leer los otros caracteres desde la propia posi- cién personal del autor del mapa, aunque esto no nos libere de los errores diagnésticos que podemos cometer y que G.I. Gurdjieff, introductor en Occidente del eneagrama, trataba de evitar dando las herramientas para el autoconocimiento pero sin dar indicaciones diagnésticas. E] problema es que si lo hacemos asi no podemos extraer conclusiones ni estable- cer las generalizaciones obligadas en un planteamiento cien- tifico. Este es un mapa desde el que intentamos “explicar” las observaciones sobre el cardcter, tanto desde los atributos es- tructurales como desde los aspectos funcionales de ja con- ducta. Ponemos el acento en lo estructural, a la hora de es- tablecer el diagndstico del rasgo principal, y analizamos las funciones como manifestaciones singulares de esa estructu- ra. Creemos que una misma base estructural se puede expre- sar de maneras singulares, como si con la misma estructura de cardcter fueran multiples los “personajes” que podemos encontrar. Obviamente, no consideramos que el eneagrama sea la tinica herramienta que permite acompajiar un proceso de au- INTRODUCCION ll todescubrimiento. Hay muchos caminos que desembocan en el mismo lugar, en nuestro caso nosotros elegimos trabajar con esta herramienta. Y, para hacerlo, tuvimos que poner en orden la infor- maci6n obtenida en los seminarios, hacerla compatible con nuestros conocimientos previos de psicoanilisis, terapia ges- talt, bioenergética y terapia sistémica, ampliarla con los li- bros sobre eneagrama que, cada vez en mayor numero, han ido publicandose en los ultimos tiempos y, sobre todo, con las aportaciones experienciales proporcionadas por los asis- tentes a nuestros grupos que nos han permitido ir cambiando y matizando criterios. Es este trabajo de andlisis, sintesis y reflexidn el que he- mos querido compartir a través de este escrito, afiadiéndole las pinceladas que aportan una serie de personajes extraidos de La Comedia Humana. Claudio Naranjo siempre ha introducido personajes lite- rarios en el estudio de los caracteres, incluso tiene un libro (Autoandlisis para el Investigador) en el que combina la des- cripcion literaria y la de casos clinicos relatados autobiogré- ficamente. De él partié la sugerencia de hacer un estudio de la obra de Honoré du Balzac suponiendo que, en La Comedia Humana, el autor habia incluido todos los tipos psicolégicos que el eneagrama reconoce. Y, efectivamente, con mayor 0 menor finura, con mds 0 menos simpatia y tolerancia pode- mos encontrar en su obra personajes correspondientes a to- dos los tipos, con la peculiaridad de que refleja la estructu- ra, aunque puede vestir a un mismo tipo de personalidad con ropajes muy diferentes. Por encima del realismo, cercano, a veces, a lo costumbrista, es posible extraer tipos universa- les muy bien definidos y coherentes, que no pierden su cohe- rencia interna, aunque aparezcan en distintas obras. Por otra parte, tiene una especial habilidad para introducirse en la piel 12 INTRODUCCION de sus personajes y asi describirnos con gran sutileza la ma- nera de pensar, de ver el mundo, de sentir de los distintos ti- pos, no limitandose a una descripcién sino poniendo el foco en lo interior, como si realmente estuviera hablando un per- sonaje de déeterminado eneatipo, aunque no utilice las herra- mientas de la psicologia profunda, ni se sumerja en los abis- mos del inconsciente. Curiosamente, Gordon Allport, pionero en los estudios de la personalidad, sugiere integrar literatura y psicologia para facilitar la tarea de conocer quiénes somos y por qué hemos llegado a serlo. Y lo hace desde la reflexién acerca de que si bien el estudio cientifico de la personalidad no ha surgi- do hasta el siglo xx, la literatura universal nos ha proporcio- nado descripciones y andlisis muy ricos de personajes proto- tipicos. Resulta obvio, para cualquier observador, qué poco nos dicen los resultados de cualquier test de personalidad o las descripciones de cualquier tipologia si los comparamos con los vividos personajes de las grandes creaciones litera- rias, que nos permiten ver seres humanos completos, cuyas acciones resultan explicables y coherentes. Seguin él, lo que permite entrever la coherencia interna de un personaje, mds alla de su aparente inconsecuencia, es la aprehension de la raiz (radix o nticleo central de la persona- lidad, término que toma de Max Wertheimer). Y este acerca- miento a la raiz se ha producido con mas facilidad en el te- treno intuitivo de la creacién artistica, fuera de las exigencias cientificas de objetividad. La literatura cuenta con todas las libertades de la intuicién creativa, mientras que la psicologia cuenta con todas las dificultades de la objetividad y la meto- dologia cientificas. Las dificultades para el abordaje cientifico de la persona- lidad tienen que ver —dice— con que el objeto y el sujeto de la investigacién sean el mismo y con que lo que hay que in- INTRODUCCION 13 vestigar es algo tan inasible como las dindmicas internas que estan detras de los distintos estilos de vida. Y los instrumen- tos basicos, con los que cuenta para hacerlo, son la introspec- cién y la palabra. Todos hemos podido experimentar qué cortas se quedan las palabras cuando tratamos de expresar determinados esta- dos interiores y cémo no siempre nos sentimos entendidos o bien interpretados por quien nos escucha, y seguramente también tengamos la experiencia de habernos engafiado a no- sotros mismos, ocultandonos nuestros sentimientos, nuestras motivaciones 0 justificando nuestras acciones. La propuesta de Allport no es renunciar al estudio cientf- fico de la personalidad, asumiendo que nada es generalizable y dejando en manos de la literatura el ofrecernos ejemplos individuales. Lo que propone es aprender de la literatura a ocuparnos més del individuo, buscando descubrir el estilo de vida y la coherencia interna y prestando atencién a su histo- ria personal, en lugar de limitarnos a analizar cémo es el su- jeto en un momento concreto de su vida. Pero el psicélogo de la personalidad, al tratar de llevar a cabo un estudio cientifico, no puede hacer literatura, no puede saltarse hechos que no encajen para que los persona- jes que describe resulten mas consistentes, ni tampoco limi- tarse al estudio historiografico de una persona en particular. Necesita una disciplina que le permita describir los distintos tipos en funcidn de las mismas pautas y establecer generali- zaciones validas. Es curioso que, muchos afios después, Theodore Millon se mueva en esta misma linea. Segtin su andlisis, en psico- logfa, hoy en dfa el estudio de la personalidad se enfoca de dos formas antitéticas: desde una perspectiva nomotética, 0 desde una perspectiva ideogrdfica. Desde la perspectiva no- motética, considerando la personalidad como un ente abs- 14 INTRODUCCION tracto, se busca lo que hay de comin, las regularidades y co- varianzas entre los atributos de la personalidad que puedan aplicarse a muchas personas diferentes para llegar a esta- blecer proposiciones universales sobre el comportamiento. Desde la perspectiva ideogrdafica, se resalta la individuali- dad, la complejidad y la singularidad de cada persona, lo que la hace distinta de las demas, su historia. La perspecti- va nomolégica se pregunta “qué” es la personalidad, la ideo- grafica, “cémo” y “por qué” alguien ha Ilegado a ser como es. Frente a estas concepciones encontradas, Millon propo- ne una perspectiva integradora, en la que, reconociendo la singularidad de la persona, tratemos de establecer determi- nados constructos que sean un punto de partida valido para comprender al individuo, sin perder de vista su singularidad. Introduce la idea de sistema como unidad de andlisis mas consistente que un rasgo 0 una categoria, como un construc- to integrador que contenga elementos estructurales y funcio- nales. Los atributos estructurales del sistema de la persona- lidad (que define como «patrones fuertemente incrustados y dificiles de transformar de recuerdos, actitudes, miedos, conflictos, formas de organizar el mundo...») se emparejan con funciones que facilitan las interacciones y son las for- mas expresivas de la estructura (en las que sitia comporta- mientos, conductas sociales y mecanismos que manejan la vida externa e interna). La sola estructura no nos dice “quién hay detras”, por muy cientifico que sea el estudio realizado, ni siquiera nos deja entrever las relaciones dindmicas entre los atributos de la personalidad (véase, por ejemplo, el test 16 PF, donde nos resulta dificil establecer qué tipo de conexiones existen entre los factores covariantes); la historia personal, la manera de funcionar, sin referencia a una estructura, nos aleja del cam- po de la psicologia y nos introduce en el de la literatura, don- INTRODUCCION 1S de no tiene sentido establecer generalizaciones. Sin embargo, estructura y funcién estén estrechamente vinculadas. Y asi, estrechamente vinculadas aparecen en el mapa del eneagrama, en el que ademas de lo ya expuesto encontramos otras ventajas, como son la coherencia interna de los tipos que describe, el reconocimiento, a través de la exploracién de las pasiones, de la raiz que anuda cada sistema personal y, a nivel intersubjetivo, la comprensién del otro que proporcio- na el hecho de entender que el mundo puede ser leido desde 6pticas tan diferentes. 1. CARACTER Y ENEAGRAMA EL CARACTER EI cardcter se origina como una estrategia que trata de facili- tarnos la vida y que termina convirtiéndose en la rigidez que nos la dificulta, quizds porque lo que pudo ser valido en el momento concreto de su cristalizacién no sigue siéndolo du- rante toda la vida, frente a circunstancias nuevas. En el lenguaje comtin, “cardcter” no tiene una connota- cién negativa, en muchos casos, por el contrario, es algo va- lorado: ser una persona de cardcter es ser alguien de crite- tios y actitudes bien sentados; también se utiliza el término para justificar las peculiaridades de alguna persona: «es su cardcter», y ese caracter se considera positivo 0 negativo en funcidn de que le facilite 0 dificulte la vida y las relaciones. Cardcter e identidad yoica estan tan intimamente asociados que ante una enfermedad (especialmente si se trata de una en- fermedad neurolégica) 0 una situacién vital que produzca un cambio esencial en el cardcter, todos tendemos a decir «esta persona no parece la misma». El cardcter es fundamentalmente adaptativo, es la mane- 1a que tiene nuestro yo de adaptarse al medio, y no nos cabe duda de que si el individuo hubiera encontrado una mane- ra «mejor», lo hubiera hecho mejor. No parece que sin él pu- diéramos vivir, es el envoltorio necesario de la esencia y, al mismo tiempo, la herramienta que nos facilita llegar a descu- brirla, pues son las dificultades que nos plantea el caracter y 18 ENEAGRAMA nos llevan a cuestionarlo, lo que nos permite mirar un poco més alld. Sin embargo, en algunos espacios de trabajo con el eneagrama, el cardcter ha pasado a ser como un estigma, algo de lo que hay que liberarse. S6lo cuando nos identificamos con la mascara, hasta el punto de no poder despegarnos de ella, cuando las situacio- nes demasiado dificiles nos han hecho endurecer el cardcter y cuando lo defendemos como nuestra verdadera e incues- tionable forma de ser, éste se convierte en un verdadero obs- taculo para el crecimiento personal. A partir de la 6ptica desde la que vamos a enfocarlo, ca- racter no es neurosis, aunque la neurosis pueda apoyarse en fallas caracteriales, en la disfuncién de la capacidad de en- frentarse a las dificultades de la vida, utilizando las vias del cardcter para la elaboracién de los sintomas; 0 el propio ca- racter pueda neurotizarse cuando se torna inadecuado 0 con- flictivo en la adaptaci6n a una realidad diferente. En este sentido, la diferencia entre neurosis y cardcter es- triba basicamente en que el cardcter es un estilo de vida (por precaria que sea su base), en el que el yo ha podido construir un mecanismo, mds 0 menos adecuado, en funcidn de su pro- pio desarrollo adaptativo. En las neurosis no ocurre asi, el yo, aunque se haya constituido, no ha ganado la batalla en- tre los impulsos instintivos y la presién de la realidad y, a ni- vel interno, el conflicto sigue existiendo, lo que no permite la integracién de la personalidad porque las distintas faccio- nes que la componen estén en guerra. La batalla se manifies- ta a través de los sintomas. Por supuesto que también podria- mos considerar el caracter como un sintoma, pero preferimos deslindarlo de la clinica. Con todas las lagunas que suponen los sintomas que ha- cen tan incémoda la vida, en la neurosis el proceso de adap- tacién a la realidad se produce, aunque se trate de una rea- CARACTER Y ENEAGRAMA 19 lidad deformada; en la psicosis no hay tal adaptacién a la realidad, no hay renuncia al principio del placer y nos en- contramos con la paradoja de que esta no aceptacién del do- lor tiene como consecuencia quizas el mds terrible dolor que puede experimentar un ser humano. El psicético se aleja de la realidad, se queda sin apenas capacidad de manipulacién del mundo externo y crea un mundo propio que es, a la vez, un refugio y un tormento. En la psicosis, cuando la identidad yoica esté muy dajfiada es muy dificil y de dudosa utilidad ha- cer un diagnéstico del cardcter. Gurdjieff plantea la paradoja de que para poder trabajar y alcanzar el conocimiento de nuestra esencia, es necesario haber desarrollado una personalidad, y que cuanto mas fuer- te sea ésta, mas recursos tendremos para encontrar aquélla, como si la personalidad fuera “la placenta” de la que se ha de nutrir la esencia. El hombre, segiin él, necesita una prime- ra educaci6n en la que desarrollar su personalidad y una se- gunda educacién que le permite “disolver” esta personalidad para alcanzar la esencia de su ser y desarrollar su espirituali- dad, su consciencia. Utiliza el término “personalidad” como sinénimo de cardcter. Aunque “caracter” y “personalidad” se emplean a me- nudo como sinénimos también en la literatura psicolégica actual, nos parece importante establecer la distincién termi- nolégica que vamos a manejar en este estudio. Vamos a dis- tinguir cardcter frente a personalidad y también frente a tem- peramento, aunque éste no sea un término que vayamos a emplear. Por “temperamento” entendemos las caracteristicas genéticas, cuasi fisicas, energéticas, el substrato biolégico del que emerge la personalidad y que hace referencia al tono vital: flematico, sanguineo, asténico, atlético... Por “perso- nalidad” entendemos las cualidades personales que sobre ese substrato biolégico se han ido construyendo con la aporta- 20 ENEAGRAMA cién de la “urdimbre primigenia”, de las circunstancias vi- tales que nos han tocado y de la especial manera de reaccio- nar ante ellas, determinadas por nuestro temperamento. En cuanto al “cardcter” nos quedamos mas con los aspectos es- trictamente reactivos a las experiencias vitales que llegan a constituir una coraza defensiva, cuya funcién en origen es proteger la esencia de nuestro yo, nuestra personalidad na- tural, pero que se endurece y que terminamos confundiendo con nuestra naturaleza. Por ultimo, en el contexto del enea- grama, hablamos de “rasgo principal” refiriéndonos a cada uno de Jos nueve tipos que vienen determinados por una pa- sién dominante y un estilo cognitivo peculiar. En el concep- to de “rasgo” incluimos aspectos temperamentales, facetas de la personalidad y férmulas adaptativas caracteriales, aun- que el acento esta puesto sobre todo en lo estrictamente ca- racterial. El cardcter como adaptaci6n reactiva implica una cierta pérdida de consciencia de si que el trabajo con el eneagrama pretende recuperar. Justificamos este trabajo en la creencia de que la consciencia, y en especial la consciencia de sf, es lo que nos hace especificamente humanos. Sélo los hombres, en toda la creacién, podemos observar nuestro mundo inter- no. Gran parte del trabajo consiste en la tarea de autoobser- vacién. Max Scheller cuando intenta elaborar una antropologia filosdfica se plantea la esencia del hombre en relacién con otros seres vivos y su puesto metafisico en el mundo. Dice que la palabra “hombre” indica los caracteres morfolégicos distintivos que posee el hombre como subgrupo de los ver- tebrados y mamiferos (marcha erecta, transformacién de la columna vertebral, equilibrio del craneo, potente desarro- llo cerebral...) y que la misma palabra “hombre” designa a la vez algo totalmente distinto: un conjunto de cosas que CARACTER Y ENEAGRAMA 21 se oponen al concepto de animal en general. En el primer caso, la palabra “hombre” expresa el concepto sistematico natural, mientras que en el segundo se refiere al concepto esencial. El concepto esencial es el principio que hace del hombre un hombre: el espiritu. La persona, asi entendida, es el centro en que el espiritu se manifiesta dentro de las es- feras del ser finito. Para él, el espiritu es algo que va mas all4 del Logos, de la raz6n, es la capacidad de conciencia. No tiene ninguna connotacién religiosa. El acto espiritual esté ligado a la conciencia de si. El animal no tiene concien- cia de si, esta “incrustado” en la realidad vital correspon- diente a sus estados orgdnicos, hambre, suefio, sed, necesi- dad sexual... El hombre puede aprehender los objetos, sin la limitacién experimentada en funci6n de sus impulsos vita- les, de forma no determinada por su estado fisiolégico-psi- quico. Puede “objetivar”. Pero, no sdlo eso, sino que pue- de convertir en objetiva su propia constitucién fisiolégica y psiquica y cada una de sus vivencias y volverse conscien- te de si. El animal no vive sus impulsos como suyos, sino como movimientos y repulsiones que parten de las cosas mismas del medio; incluso el hombre primitivo no dice «yo detesto esta cosa», sino «esta cosa es tabi». La conciencia cambia esta mirada. Segiin la visién de Scheller, el hombre es el tinico ser vivo que, por su dimensién espiritual, puede elevarse por encima de si mismo y convertir las cosas, y entre ellas a si mismo, en objeto de conocimiento. Volviendo a centrarnos en el cardcter desde un punto de vista estrictamente psicoldgico, las opiniones de los diferen- tes autores discrepan en cuanto a la concepcién del cardcter y ala posibilidad de su modificacidén. Para Alfred Adler, el cardcter es un estilo de vida que se mantiene fiel a si mis- mo desde los primeros aiios hasta el fin de la vida; para Karl 22 ENEAGRAMA. Abraham, en cambio, es mudable y el hecho de su perma- nencia no es esencial. Para Wilhelm Reich, los rasgos de cardcter estén tan incorporados que no se viven como algo extrafio o enfermo, y por eso, salvo en situaciones de es- pecial dificultad, las personas no se proponen cambiarlos. En la misma linea, Millon plantea que los rasgos caracteria- les estan tan profundamente arraigados en el inconsciente que resultan muy dificiles de cambiar. Otto Fenichel sostie- ne que el cardcter est4 en funcidn del yo, entendiendo el yo como parte de la personalidad organizadora e integradora, que se mantiene en las distintas situaciones vitales. La de- nominaci6n de cardcter destaca la forma habitual de reaccio- nar, las maneras constantes de solucionar conflictos. Habla del predominio de cierta constancia en las maneras que es- coge el yo para realizar sus tareas. Es como si el yo eligiera estas maneras. Reich, por su parte, habla del carécter como una defensa yoica contra los peligros que amenazan desde el mundo exterior y desde los impulsos interiores. Lo con- sidera un modo tfpico de reaccién que, una vez establecido, se convierte en un mecanismo automéatico, independiente de la voluntad. Es una alteracién crénica del yo que denomi- na “coraza”. En general coinciden en que se establece muy temprana- mente, pero mientras para unos es fruto de las circunstan- cias externas que le ha tocado vivir al individuo en la infan- cia, para otros tiene también un componente bioldgico, no s6lo biografico. Aunque entendiendo, como Fenichel, el caracter como funcién yoica, Juan Rof Carballo va mas allé cuando nos ha- bla de la constitucién del yo. Para él, las posibilidades de de- sarrollo de la esencia humana se concretan a través de la rela- cién transaccional con las personas del medio, especialmente con la madre. Habla asf de una “urdimbre primigenia” que, CARACTER Y ENEAGRAMA 23 al mismo tiempo que “constitutiva”, hereditaria en cierta me- dida, es también “transaccional”, se transmite a través de las generaciones y se mantiene durante toda la vida. Esta urdim- bre es como un tejido, como una trama que debe ser termi- nada después del nacimiento porque la inmadurez psicobio- légica del nifio asf lo exige. La funcién materna, como para Donald Winnicott, es fundamental en la constitucién de esta trama, pero él afiade, por un lado, Ia influencia transgenera- cional y, por otro, una serie de funciones mds amplias que la del “sostén” que introdujo Winnicott. Entre estas funciones cabe destacar, junto a la “tutelar” y amparadora, cercana a la idea de sostén, una funcién “liberadora” que permite el desa- trollo de la individualidad y una funcién de “orden”, que per- mite un encuadre de crecimiento y una cierta mediacién con la realidad. De la mayor o menor adecuacién de estas funcio- nes y de sus fallas van a derivar caracteristicas yoicas dife- rentes, Para nosotros, el trabajo terapéutico con el cardcter tie- ne dos niveles: uno estrictamente psicolégico donde el ob- jetivo es ablandar la rigidez de Ja estructura caracterial y relativizar la solucién adaptativa encontrada; y otro que tiene un sentido espiritual que va mds alld de proporcio- nar una vida cémoda, psicolégicamente hablando. Se tra- ta de acercarnos al m4ximo a nuestro ser espiritual, libre y consciente de si. CARACTER Y “ENAJENACION DEL YO” E] primer paso en el trabajo con el cardcter es el que nos Ile- va a cuestionarlo, a plantearnos que muchas de nuestras ac- titudes y habitos no son tan “naturales” como nos hace pen- sar la familiaridad con ellos, sino que estén condicionados

You might also like