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CÍRCULO 6: La inclusión educativa y el derecho a ser escuchado en y con adultos y

jóvenes.

Para abrir la discusión, recuperando reflexiones 2008

La cuestión de la inclusión de jóvenes y adultos nos exige pensarnos como trabajadores


intelectuales, capaces de un pensamiento crítico, verdaderos protagonistas de lo público desde
un trabajo integral con nuestros alumnos. Para ello desarrollamos una mirada abarcadora que
tiene como premisa esencial la consideración de la educación como un derecho social que nos
obliga a re-pensar las instituciones del nivel medio, de las modalidades de Adultos o Especial para
lograr que cumplan una tarea de transformación en una escuela para todos. Es imposible hablar
de inclusión sin peticionar por los recursos humanos y materiales necesarios que garanticen un
cumplimiento real de las finalidades de la educación.

Es imprescindible garantizar la continuidad de los proyectos de inclusión existentes,


también su evaluación permanente y participativa para lograr una acción coherente y planificada.
También se trata de escuelas capaces de trabajar desde realidades diferentes, con tiempos y
espacios diferentes y con estudiantes que puedan elegirlas y sentirse participes de proyectos de
educación pública, democrática y popular.

Desde el Congreso Pedagógico 2008 de la UTE los trabajadores de la educación nos pensamos
como trabajadores del Estado, desarrollamos conciencia sobre el valor de lo público. Los
trabajadores de la Educación saben que las escuelas de la ciudad se esfuerzan por ser inclusivas,
entienden con claridad “que es el mejor lugar para los pibes” y reconocen que no pueden
hacerse cargo de todas las problemáticas porque excede las posibilidades de la institución escolar.

“Pensamos la inclusión como un proceso, una búsqueda permanente de la mejor manera de


responder a la diversidad. Busca identificar y remover barreras, estar atentos a los obstáculos al
aprendizaje y la participación y buscar la mejor manera de eliminarlos. Se refiere tanto a la
presencia como a la participación y logro de todos los estudiantes. Pone especial cuidado en
aquellos grupos de estudiantes con mayor riesgo de ser marginados, excluidos o de tener
rendimiento menores a los esperados…”

Somos concientes de la necesidad de hacer una revisión de las prácticas docentes; encarar
acciones conjuntas y articuladas con diferentes organizaciones de la comunidad.

La desigualdad educativa en la Ciudad de Buenos Aires: en la zona sur faltan escuelas, hay
superpoblación en las aulas, hacinamiento; el mismo problema se da en todos los niveles. La
desigualdad es una condición con la que los alumnos/as ya acceden al sistema educativo, a
menudo también está generada desde las condiciones de la escuela. Deterioro de las condiciones
laborales, de los salarios, de las condiciones para enseñar y aprender. La desigualdad se da
también cuando hay que desarrollar propuestas didácticas en aulas o grados superpoblados. Es
necesario repensar históricamente el lugar del docente y estar convencido de la tarea que se
emprende trabajando en equipos comprometidos; con el individualismo propuesto desde la
hegemonía se promueve la competencia entre escuelas y distritos; se sostiene cotidianamente con
desigualdades en la distribución de materiales y de equipamiento al interior de cada distrito. Hay
una política pública que fuertemente promueve la competencia y la mercantilización. No
queremos escuelas para pobres.

El sujeto de la educación que nos convoca: el adolescente o ese joven adulto ¿quién es?
¿en qué situación vive? En épocas de inclusión social puede ser un trabajador pero, en otras,
alguien que es marginado, que en algún momento decide retomar sus estudios o comenzarlos. En
todas las instituciones que nos convocan el universo estudiantil es sumamente heterogéneo y su
denominador común es la postergación de todo lo que merecía tener en el ámbito de la educación
y la cultura y no tuvo acceso a ella en el momento que le correspondía según su edad. Hay una
necesidad imperiosa de recuperar esa potencialidad simbólica, el hecho de “ir a la escuela” que
asegura el andamiaje social.

El ámbito donde se desarrolla la vida institucional, en muchos casos, se aparta del espacio
tradicional, la escuela. Estos espacios apuntan a nuevas subjetividades que tratan de reconstruir
vínculos siempre con el objetivo de educar, que incluye el contener a los sectores más
vulnerables, de lo contrario, se desarrollaría sólo una política asistencialista. Se necesitan
políticas que permitan desarrollar distintas propuestas educativas que se complementen
sin superponerse o anularse entre ellas. Escuelas que puedan transitarse desde un lugar
esperanzador, luchar contra el determinismo de pensar que no van a poder nunca. Educar es
hacer que se pueda efectivizar lo que anhelamos usando la palabra, desde un diálogo donde
podamos escucharnos, todos tienen derecho a ser escuchados.

La conflictividad debe abordarse como componente constitutivo de una democracia


verdadera, considerando que sin conflictividad no se pueden resolver los problemas. Se
necesitan sujetos docentes- alumnos que sean capaces de sostener y desarrollar esas tensiones
que se producen en las escuelas como reflejo de las existentes en la sociedad

Es imprescindible al abordar la problemática de la escuela media hoy, dar cuenta del conflicto que
la atraviesa, como consecuencia de la distancia que separa la realidad de la escuela secundaria
tradicional, con el mandato fundacional que la originó. La ley de Educación, al plantear la
obligatoriedad de la enseñanza secundaria, transforma el sentido inicial de este nivel educativo,
ya que el mismo no fue pensado para todos los sectores sociales. La crisis que hoy perciben todos
aquellos que trabajan en las escuelas secundarias tiene que ver, precisamente, con el ingreso a
dichas escuelas de los sectores populares que históricamente no tuvieron acceso. Debemos
transitar y pensar en las diferentes instituciones que existen junto con las escuelas tradicionales e
históricas del Nivel Medio para responder al alumno de hoy: las escuelas de reingreso, los EMEM,
los CBO, sus regímenes, objetivos y especificidades. Con que flexibilidad pueden trabajar, que
proyectos escolares pueden concretar, que acciones pueden realizarse con la actual gestión.

En el Área del Adultos se necesita una política dinámica, de articulación que no tiene que estar
aislada de la política educativa que tiene la ciudad. Tanto los Programas citados anteriormente
como la Educación primaria o secundaria de adultos necesitan una jerarquización dentro del
sistema educativo. Se necesitan planes sistemáticos, no asistencialistas. Reconocer a la escuela
como un espacio que articula y vincula incluso con otros Ministerios para que aporten trabajadores
sociales y que se puedan establecer redes.

La INCLUSION EDUCATIVA es un planteo que no reniega de la calidad educativa ni menosprecia


los contenidos, sino que modifica enfoques tradicionales, atendiendo a la heterogeneidad y,
sobretodo, a las condiciones y posibilidades individuales de los alumnos. Una cultura institucional
inclusiva debe tener en cuenta los cambios acontecidos al interior de nuestra sociedad, producto
del proceso de fragmentación social de los ’90. Como así también los cambios culturales que viven
las nuevas generaciones ya que han forjado una nueva cultura juvenil, que no comparte nuestros
valores, independientemente de los juicios que puedan hacerse sobre los mismos.

La aceptación de esta cultura juvenil es una acción indispensable en un modelo de escuela media
inclusiva. El prejuicio, la desvalorización, la subestimación y la crítica permanente a los modos de
ser de nuestros alumnos, son prácticas que sólo contribuyen a mantener a las escuelas medias
alejadas de la realidad social en las cuales están inscriptas y las condena a la trampa de seguir en
la búsqueda inútil de ese alumno ideal, construido en el imaginario de una escuela secundaria
selectiva.

El sistema educativo es visualizado como un ámbito en el cual el docente se siente


culpabilizado, genera “docentes fragmentados”. Forma docentes desinformados. Las políticas de
exclusión y de destrucción de lo público promueven falta de compromiso, escepticismo,
desesperanza. Sabemos que entre los maestros/as y profesores/as se vive una gran frustración,
no sólo desde el docente, sino también desde los estudiantes y sus familias. Los docentes están
cuestionados por el gobierno en su autoridad y en su autonomía, el trabajo docente depende de
las condiciones en que se produce. Existen aspectos estructurales que condicionan el
funcionamiento de las escuelas: falta de presupuesto, injusta distribución de la riqueza,
desvalorización de los sujetos. Familias que por distintas razones no pueden acompañar a sus
hijos, funcionamiento débil de las redes institucionales, avance muy fuerte de la educación
privada en la Ciudad, desconocimiento de leyes y o normas por parte de los docentes.

Se necesita analizar las condiciones de trabajo docente: continuidad, en el pago de los salarios,
pertenencia a una planta funcional, docentes contratados. En el área de Adultos una oferta
diversificada con respecto a los destinatarios de su educación, pero hermanados en su situación
laboral de inestabilidad, con programas con docentes contratados y que en el caso de los
Bachilleratos populares no perciben ningún sueldo. Se encuentran fuera del sistema, ni siquiera
tienen una relación de dependencia. Todos están en plena lucha para conseguir su estabilidad
laboral y ser incluidos dentro del Estatuto Docente. En sus proyectos escolares se vinculan con
organizaciones sociales: parroquias, fábricas recuperadas, clubes, comedores, etc

¿Se han creado y se respetan espacios de comunicación y reflexión entre los integrantes de la
comunidad educativa? ¿Se atiende la formación complementaria de los docentes que se
desempeñan en zonas de Atención prioritaria? ¿Con que recursos? ¿Se va redefiniendo el rol de la
escuela secundaria obligatoria? ¿Qué pasa con la deserción de los alumnos? ¿Se sostienen y
estudian o sólo transitan? ¿Se trabaja en una nueva organización de los saberes? ¿Cómo se
trabaja la amalgama entre saberes, límites e inclusión en la diversidad?

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