Cuando la agenda trae das de repuesto

Isidoro Blastein Es una joda, usted tiene que vivir dos veces el da mircoles 11 de febrero. Se hace un despelote. Tiene dos veces las ocho y treinta. Va a dos lugares distintos, al mismo tiempo, a las diecisis cuarenta y cinco. No sabe a quin cit. Tiene las horas repetidas. Se enferma uno. Adems, trae dos arillos, para poder sacar los das y volverlos a meter, y ser uno mismo y tambin ser el otro y encontrarse con usted mismo en la misma esquina y enojarse consigo mismo porque ha llegado un poco tarde y todas esas cosas. Y eso de que la vida es una sola y hay que vivirla, es falso, caballero. Supngase que a usted se le ocurra tirar por la ventana el da repetido, por cualquier motivo, no tiene importancia. Pngale que porque est impreso feo, o porque s, o porque usted se encul con la patrona. De seguro que siempre la va a encontrar un pobrecito que va a vivir ese da por usted. O al revs, usted tiene un plan hecho y por ah entra por la ventana una hojita del da doble que se le vol a alguien. Y de buenas a primeras usted tiene que estar a las cinco en la confitera Londres, y a las diez y treinta tiene que llamar por telfono a Raquel, y estar a las veinte horas en El Cndor de Medrano y Corrientes. Y usted va a la confitera Londres a las cinco en punto y espera y espera y no ve a ningn conocido. Despus llama a Raquel. Es fcil si el nmero de Raquel ya viene en la hojita de la agenda. Si no, hay que buscar el nmero de Raquel y eso lleva un tiempo increble. Qu Raquel ser? dice usted. Porque en la gua tiene la maldita costumbre de poner todo siempre con los apellidos primero. Flor de trabajo. Mufante. Porque hay que leer como hacen los judos, de derecha a izquierda y hay cualquier cantidad de raqueles en la gua. Goldwater Josephine Raquel de, Larsen Raquel, Yacyret Apip Raquel de, Gmez Tapizme Raquel, mufante. Porque usted la llama y no es. Algunas raqueles, si es que estn, lo putean. Cuando usted la encontr, ya son ms de las diez y media, es lgico, y entonces ella se enoja porque la llam tan tarde. Pero quin te crees que soy! Qu te crees, que me vas a tener a m colgada? A todo esto, usted ya lleg tarde a la cita de las veinte y treinta en El Cndor. Entonces a usted le viene el complejo de culpa, claro. Estaba anotado bien claramente en la agenda: veinte y treinta. Y usted, cuando lleg, eran ya las once de la noche. Nadie, ni un santo, lo va a esperar tanto tiempo. En fin, yo no pienso hacerme ms mala sangre. Hagan lo que quieran con su vida.