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La décima didáctica: notas para docentes

Hacia un método para el uso de la espinela


en el aula primaria bilingüe

versión digital para La Cosecha 2006


Taller: “Décima: 400 años de rap en español”

13 páginas: Ensayo de 3.000 palabras, antología, muestras de trabajo

© Philip Pasmanick
San Francisco, CA

rumberomenor@comcast.net

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La décima didáctica: Notas para docentes
© Philip “Felipe” Pasmanick 10-17-06 v. 12.0 La Cosecha

La estrofa octosilábica llamada décima espinela tiene un lugar venerable en la literatura escrita y oral del
mundo hispano. Troveros, payadores, galeronistas, y demás decimistas en más de una docena de
países siguen cantando sus estrofas desde los lugares más recónditos. El arte está en auge; hay cada
vez más material publicado, y se celebran hermosos festivales internacionales en España, Cuba,
México, Venezuela, Argentina, y muchos lugares más. Por su cadencia atractiva, su musicalidad versátil, y
su fuerza comunicativa, sin mencionar su distinguido abolengo literario, podría y debería tener un lugar
privilegiado en la pedagogía. A continuación describo unos primeros pasos hacia un método práctico
para traer la décima a nuestras aulas, expresamente para:

• ayudar a nuestros estudiantes mejorar sus destrezas generales de la lectoescritura y lenguaje oral en
español (como primer o segundo idioma)

• transmitir vocabulario, hechos, conceptos, información, y actitudes propios del curso de estudio, y

• estimular el aprecio de los valores estéticos de la lengua española globalmente y su específicamente


su poesía escrita y oral.

Mis lectores de la conferencia La Cosecha deben tomar en cuenta ( y asimismo, perdonar) que este
ensayo, originalmente dirigido a especialistas en la materia fuera de los Estados Unidos, entra en más
detalle que lo estrictamente necesario para los maestros que quieren usar un par de décimas en sus
clases. A la vez no explico ciertos términos literarios ni comento 400 años de la historia sociocultural de la
décima. Los que hayan asistido mi conferencia habrán visto videos que aclaran sin tanta verborrea mis
métodos y la magia de la estrofa. (Hay unas muestras en http://deciman.blogspot.com/)

Los que quieren profundizar en el tema pueden aceder a excelentes manuales y textos disponibles.
Alexis Díaz Pimienta [Cuba] tiene un manual completísimo pero dificil de encontrar; otro texto excelente,
de Alfonso Sanabria [Puerto Rico], disponible en www.musicaboricua.com. Una buena introducción al
fenómeno de la décima se encuentra en
http://www.cuatro-pr.org/Home/Espan/Instrumusica/Generos/Decima/ladecima.htm y tengo un artículo y
antología en http://esquinarumbera.blogspot.com/2006/08/dcima-and-rumba-back-on-web.html.

El gran estudioso del suroeste estadounidense, don Américo Paredes, comenta sobre el tema general
de la décima en su artículo “The Décima on the Texas-Mexican Border: Folksong as an Adjunct to
Legend” (Journal of the Folklore Institute, 3 (August 1966): 154-167.) disponible en
http://books.google.com/books. En fin, hay mucho material publicado en el internet.

Usando la décima didáctica

Al principio del año simplemente cantamos cada semana una décima didáctica para reforzar conceptos y
vocabulario, sin hablar de décimas ni siquiera de poemas. Las llamo “minitextos” y les advierto con
mucho dramatismo que encierren “minimisterios” que vamos a ir descubriendo poco a poco. En octubre
leemos una décima de dos estrofas que permite a los estudiantes comparar las dos estrofas lado a lado
y es allí cuando podemos atacar el problema directamente. El año pasado sólo un estudiante de los 18
en mi salón hizo observaciones exactas por su cuenta (de hecho está intentando inventar décimas por
puro oído) así que juzgué menester preparar una hoja con todas las décimas que habíamos trabajado
hasta la fecha y unas indicaciones a lo que debían analizar y comparar (número de versos, número de
sílabas, patrón de rimas).

Para los finales de noviembre estamos en esta fase de descubrimiento. Los niños avanzados trabajan
en secreto cuando hayan terminado sus otras asignaturas, cosa que va formando mucho interés y
curiosodad entre los demás sobre el tema. En las próximas semanas abro el tema a todos los
estudiantes, y mis iniciados son los ayudantes. Para facilitar esta fase tengo metadécimas de varios
autores, y de mi propia inspiración, para reforzar los conceptos métricos sin enseñarlas directamente.

Realizamos el análisis métrico [10 versos octosilábicos con rima consonante abba.accddc] desde el
principio del año usando hojas de trabajo para contar sílabas e identificar rimas. Poco a poco vamos
descubriendo que todas estas canciones tienen algo en común. Primero descubrimos la estrofa de diez
versos. Luego les enseño las décimas ya dividas en sílabas, con las sinalefas destacadas y las rimas
agudas señaladas (lo llamo 7+1), y podemos contar las sílabas para descubrir la octosílaba. De allí
examinamos la rima, intentando distinguir las rimas consonantes de las asonantes (“casi-rimas”). Utilizo una
décima con asonantes precisamente para mostrar este fenómeno. Este estudio es cumulativo; es decir,
cubrimos una lección cada semana, pero vamos agregando y acumulando cada vez más conocimientos
de la estructura métrica.

Aparte de las hojas de trabajo para cada décima, uso transparencias y un retroproyector. A menudo
llamo a los niños a venir al proyector y marcar las rimas y la silabificación. Errores míos genuinos o hechos
a propósito estimulan mucho la participación. Otro método para trabajar en grupo es de copiar una
décima en 10 tiras de cartulina (“sentence strips”) de cuatro colores para señalar las rimas. Los niños,
sentados en la alfombra, trabajan en parejas (por ley tengo un máximo de 20 estudiantes) cada pareja su
verso, y tienen que analizar su verso y luego armar las tiras en una estrofa, guiándose por el patrón de
rimas y el sentido del poema. Cuando la estrofa completa esté armada en el centro de la
alfombra es un buen momento para demostrar la simetría bilateral del patrón, el “efecto del espejo” o
palíndromo.

Con la estructura básica bajo control, empezamos un estudio más reconcentrado sobre la silabificación,
haciendo hincapié en diptongos, hiatos, y sinalefas, empezando con un “sociodrama” de las actividades
de las vocales fuertes y débiles: las fuertes son independientes y andan solas, cada quién dueña de su
propia sílaba, pero se aprovechan de las débiles y las arrastran a sus sílabas; las débiles se juntan para
su protección mutua. Pero un acento escrito o tilde es como la lata de espinacas de Popeye el Marinero;
le vuele fuerte a la vocal más debilucha. Además para recordar cuáles son fuertes y débiles les hago ver
que las fuertes, a, e, o tienen un “fuerte” o lugar protegido, mientras la i y la u no tienen un lugar encerrado
para protegerse uno. Al asimilar estas lecciones los estudiantes ya pueden contar las sílabas
correctamente.

De allí procedemos a las reglas de la acentuación y las palabras agudas, llanas, y esdrújulas. Intento
introducir las esdrújulas durante el estudio de geometría, por su vocabulario rico (ángulo, perímetro,
pirámide, área, etcétera). La acentuación suele ser muy deficiente en el trabajo escrito de nuestros
estudiantes pero como no está contemplada específicamente dentro de las expectativas oficiales para
tercer grado no puedo dedicarle el tiempo necesario para remediarlo. Las reglas las repasamos
brevemente; me esmero más en agudizar los oídos de los niños para poder reconocer por oído dónde
cae el acento tónico.

Este tipo de estudio puede ser tremendamente pesado si se le dedica demasiado tiempo seguido, ni
tampoco puedo gastar mucho tiempo en el asunto. Tomen en cuenta que en mi caso particular enseño
en los Estados Unidos, y muchos de mis alumnos no dominan el español. Tengo otras prioridades más
urgentes que la perfección métrica. Procuro dar sesiones cortas y no “largar el rollo” demasiado. Para
evaluar su capacidad suelo enseñarles una décima mía de dos estrofas; una es espinela, la otra octavilla
(abbaacca, muy común en la rumba). Pido una comparación de las dos estrofas, usando un diagrama
Venn. Por lo que observo en los encuentros internacionales, el conteo de sílabas por la vista, en vez del
oído, no es un procedimiento común, y tal vez le doy demasiado importancia. Ciertamente toma mucho
tiempo.

En lo que se refiere a la perfección métrica, tengo mis criterios personales. A la hora de escribir décimas,
cuando los niños se quejan que las reglas son muy difíciles, les recuerdo que el fútbol tiene reglas difíciles
también. Es más fácil escribir con asonantes, sí, y sería más fácil marcar un gol tirando la pelota con las
manos. Pero eso no sería fútbol, y con asonantes no es espinela. Sin embargo, en fútbol las pequeñas
fallas se señalan con tarjetas amarillas, y así señalamos nuestras fallas también. En cuánto a mis décimas,
las considero lo que Alexis Díaz Pimienta describe como DEPAI: décima escrita para aparecer
improvisada. Agrego a esta denominación que vienen cantadas en la rumba. Como el rumbero por lo
general no pronuncia la “s” final, me permito el lujo de rimar singular con plural, y tal vez una asonancia muy
cercana, como “mía” y “orilla”. También, en caso de necesidad, empleo la sinalefa optativa, o sea aplico
o no aplico la sinalefa según mi necesidad. Por lo que pude averiguar, lo que cuenta en la octosílaba
cantada es cómo se oye, no cómo se ve en la página. Son mis tarjetas amarillas, las noto y sigo
jugando. Si los niños notan estas maniobras, les felicito y les invito no sin cierta malicia perfeccionar el
verso o bien escribir su propia décima. Prefiero una estrofa de métrica cuestionable y temática
importante a un poema perfecto pero anodino o incomprensible.

Por supuesto no soy el único en utilizar la décima como elemento didáctico. Un educador destacado en
este sentido es Andrés Barahona Londoño (México), un músico y educador quien ha publicado un libro
de poesías y un CD con música para niños que incluyen varias décimas aptas para la escuela. Su
método multidisciplinario se destaca por su gran musicalidad, métrica impecable, e ideas innovadoras, de
las cuales menciono tres:
1) décimas apropiadas para los más pequeños (de dos y tres años de edad)
2) un enfoque en la escenificación, baile, y movimiento, y
3) el uso de temas útiles en cualquier país y a cualquier edad, como fábulas y refranes populares. Su
dirección: nandres@intermor.net.mx

Aparte del Sr. Barahona (y la ya mencionada Karissa Peer, quien está desarrollando su propio programa
en el sur de California) hay otros ejemplos del empleo de la décima como estrategia pedagógica
notablemente el de Guillermo Castillo (Cuba), y aún más ejemplos de talleres para la formación de
decimistas improvisadores jóvenes en varios países. Eso es un esfuerzo internacional.
Contenido del texto

En términos del contenido, los maestros tenemos que encontrar poemas que vengan al caso; por
ejemplo, la glosa del afro peruano Nicomedes Santacruz que empieza “De África vino mi abuela/vestida
de caracoles” sirve para estudiar la esclavitud (con un CD del poeta recitándola; ver
http://es.geocities.com/nicomedessantacruz/espanol/inicioe.htm) , y hay una décima venezolana (Nazoa,
Aquiles Retablo Aragueño Maracay, Venezuela: Playco Editores, 1998. ISBN 9806437039) que
empleo en diciembre. Los sitios de internet como El palacio de mis versos
(http://books.dreambook.com/elpalaciodemisversos/trovos.html) o Versos de arte menor
(http://groups.msn.com/versosdeartemenor) a veces tienen estofas útiles. Hay antologías, discos, hasta
vídeos--lo importante es conseguir los textos adecuados a la necesidades específicas de cada salón.
(El sitio iTunes music store tiene algunos ejemplos: busque usando la palabra “décima”.)

Con la ayuda de un diccionario de rimas, el vocabulario deseado, y un poco de paciencia (o manía) no es


tan difícil escribir nuestros propios ejemplos. Como dije anteriormente, si tenemos un error de métrica,
pues qué bien--que los niños lo descubran, y aceptemos agradecidos la oportunidad de mostrarles a los
niños cómo responder a una crítica constructiva. En los últimos 10 años he escrito decenas de décimas, la
mayoría con escaso valor literario pero funcionales, sobre temas tan diversos como matemáticas,
estudios sociales, y lectoescritura. Pero sería utópico pensar que la masa de los maestros, tan atareados
que viven, vayan a convertirse en decimistas. Por eso hace tiempo que propongo un certamen
internacional para enfocar la inspiración de nuestros poetas al tema y conseguir una nueva antología
especializada para los docentes.

Trabajamos el contenido mediante tres puntos de partida: ejercicios de vocabulario, párrafos de resumen,
e ilustraciones. Para décimas bien cargadas de vocabulario específicamente ligado a la unidad de
estudio, primero los niños tienen que reconocer y subrayar estas palabras. Luego las definimos usando
las estrategias que usa cualquier maestro (uso del diccionario, frases ilustrativas, sinónimos, dibujos, etc.).
Para una décima que se trata de la geografía de nuestra región, utilizamos un mapa. Para algunas décimas
he hecho crucigramas, pistas de sílabas, y buscapalabras (sopa de letras) usando programas de
computadora, un proceso un poco engorroso pero muy útil y apreciado por los estudiantes.

Otro método practico es el de resumir la décima en un párrafo bien elaborado. En mi escuela tenemos un
acuerdo en todos los grados de utilizar un sistema de organización muy específico (“Step up to writing”)
que indica una frase principal, dos o tres detalles con explicaciones o ejemplos, y una conclusión. Este
método (resumir utilizando el esquema) es sumamente útil porque refuerza destrezas de escritura según
el proceder común oficial. De esta manera ya no es tanto que estoy en un tangente con mis manías, que
tal vez más de uno sospecha; al contrario, estamos resumiendo textos y componiendo párrafos como
todos los demás.

Finalmente en algunos casos he preferido pedir ilustraciones. Esto ha sido muy apropiado para el análisis
de unas décimas de disparate que leímos, sobre todo para asegurar a los estudiantes que no todas las
décimas se tratan de temas escolares; pueden ser chistosas y hasta “locas”; el género del “disparate” es
muy conocido entre los decimistas. Sus dibujos de calabazas prodigiosas, animales ejercitando las
actividades humanas, y señores cumpliendo proezas milagrosas muestran no sólo su comprensión sino
también su imaginación.
Uso de la música

Mi uso de la décima cantada es sólo una de mis estrategias musicales para desarrollar aspectos básicos
del español, pero esto ya es otro tema. Sólo diré que la décima tiene una gran variedad de tonadas y
estilos, y lo lógico es usar lo que uno sabe o lo que es el estilo del lugar; en mi caso utilizo la rumba
cubana, con sus utilísimos estribillos. Empleo dos congas pero no son necesarios: con un par de claves
correctamentes percutidas uno se defiende divinamente. El patrón de la clave en rumba es así, de cinco
golpes (x) y once descansos (o): xooxoooxooxoxooo. El maestro que no toque ningún instrumento o
que piensa que canta mal debe simplemente salmodiar o declamar a capella, sin ansiedad. La estrofa
trae su propia música.

Aparte de los múltiples factores positivos que en general aporta la música, tiene un valor especial en
nuestro caso. La melodía y el ritmo de la tonada refuerzan la cadencia de la décima, y la cadencia
proviene de la métrica. Cuando la octosílaba es corta o larga, por ejemplo, el verso ya no se puede
cantar bien, y se nota. La musicalidad de la estrofa por lo tanto crea un contexto que justifica un estudio
que para muchos niños puede ser seco, arbitrario, abstracto, y finalmente aburridísimo. Además, la
musicalidad de la décima cantada o declamada rítmicamente también promueve la actuación coral y la
memorización. Cantar estos poemas los hace más amenos para muchos estudiantes, promueve la
fluidez oral, y ofrece oportunidades para la integración de metas de educación musical en la actividad;
por ejemplo, la relación entre la cadencia octosilábica, la melodía, y el ritmo de la clave (en ciertos estilos).

Escribiendo décimas en clase

A veces por iniciativa propia algunos estudiantes míos han escrito sus propias décimas pero esto nunca
había sido un objetivo mío. Siempre me parecía demasiado difícil para mis estudiantes, y en todo caso
los rigores del horario escolar no permitían una inversión importante de tiempo en algo que
definitivamente no está contemplado en los estándares del distrito escolar. Pero el año pasado fue
espectacularmente diferente. Unos estudiante empezaron a escribir décimas por puro gusto, las
compartían con la clase, y empezó a generarse interés y hasta un poco de competición. Aprovechando
este ímpetu mi maestra estudiantil, Karisa Peer, organizó a los 20 estudiantes en grupos de dos o tres
para escribir y declamar décimas originales sobre temas que ellos mismos escogieron. Todos los grupos
cumplieron con la meta, y filmamos sus actuaciones. Aún sin proponérmelo, mis estudiantes se han
vuelto poetas. Evidentemente muchos de ellos (y la propia Karisa) se identificaron con la estrofa.

Al ver las filmaciones algunos niños observaron fallas (sobre todo, métricas) en las estrofas. Para no
frustrar su entusiasmo no habíamos sido demasiado estrictos en las décimas que cantaron. Pero
posteriormente organizamos los niños en grupos para revisarse mutuamente las décimas verso por
verso. Preparamos una hoja de trabajo que permitió a los niños revisar cada línea y calificarla como
perfecta, o si no, especificar el problema (“el verso siete sólo tiene siete sílabas porque no se fijaron en
la sinalefa entre “tengo” y “otra”) y proponer una solución (“podrían poner ‘yo tengo’”). Esto nos dio la
oportunidad de hablar de ripios, comodines, hipérbaton, sinónimos, y el uso del diccionario de rimas.

Como todos los poetas, mis niños buscaron publicar sus obras. Como primer paso colocamos las
décimas en un mural afuera del salón, donde los demás niños las pueden ver. Preparamos un vídeo
mostrando las actuaciones, las voces debidamente amplificadas para que se oigan bien, y este trabajo,
de 15 minutos de duración, fue regalado a todas las familias de la clase. Me sirve también de muestra
en los encuentros y talleres como el presente.

Décimas en los grados superiores

Tenemos (mi esposa y yo) experiencia trabajando la décima en los grados superiores, es decir en
middle school (edades entre 11 y 13 años) y high school (bachillerato o escuela secundaria, de 14 a 18
años de edad). Mi esposa, maestra de middle school, se limita al uso de décimas como textos,
enfocándose en el contenido y respondiendo a los poemas por escrito, con ilustraciones, y hasta con
multimedia. Yo, en mi primer año en la escuela secundaria, utilizo la décima como texto y como canción,
aprovechando obras maestras, por ejemplo de Roberto Silva (Puerto Rico) Guillermo Velázquez
(México) que tratan respectivamente sobre temas importantes como el terrorismo y la inmigración. En mi
clase de AP Spanish (preparación para una prueba nacional de español a nivel universitario) estudiamos
brevemente la forma de la décima, contrastándola con la cuarteta y el soneto y observando
manifestaciones ingeniosas como la glosa, el pie forzado puertorriqueño, y el decimal. Como soy nuevo
en el oficio no me atrevo a decir más, pero una lección muy completa, de carácter literario, obra de
Pamela Gray, se detalla en este sitio: http://www.ncteamericancollection.org/aaw_decima_poetry.htm

Invito a todos los profesores y poetas unir esfuerzos para revelar a nuestros jóvenes las bellezas de
estas tradiciones.

A continuación, unas décimas didácticas mías y cinco muestras de trabajo:

1) Las sumas dobles: análisis métrico

2) DeciMapa: integración

3) DeciMisión: análisis métrico y comprensión (llenar los blancos)

4) Décima revisión: escritura y párrafos (modelo “Step up to writing”)

5) MetaDécima: un enfoque en las vocales fuertes y débiles

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Fin

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