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Acercamos al Pinar de la Vidriera es ponemos en contacto con un paraje de majestuosa naturaleza, pero
también puede servimos para perdemos por los senderos de la Historia. Porque hablar del pasado de
esta finca podría comportar el encontrar muchos de estos senderos históricos por los que hay que hacer
un esfuerzo para no adentrarse: la Historia de la comarca en la que se ubica, la casa de Alba, los
recursos, las costumbres ... Apelaremos a la curiosidad de quienes se acerquen a estas letras para que se
adentren en ellos por otros medios (siempre habrá alguna publicación al respecto), y nos ceñiremos aquí
lo más posible al ámbito de esta finca y el edificio conocido como La Vidriera.
Pero se trataba de una pura maniobra política por parte de Fernando el Católico, que pronto
incumplirá su promesa. En 1495 entrega a su cuñado don Luis de Beaumont, Conde de Lerín y
Condestable de Navarra, cabeza del bando beamontés (el favorable a la política castellana en aquel
reino), el señorío y marquesado vitalicio de Huéscar, en compensación por la pérdida de sus extensos
estados de Navarra. Fue el introductor en la zona, junto con sus repobladores, de la devoción a las
Santas Alodía y Nunilón y de ciertos rasgos culturales peculiares.
Las protestas no se hicieron esperar, pero la medida se justificó como transitoria, y a la muerte
del Condestable en 1508 el territorio de Huéscar se prepara para la vuelta a la condición de realengo
establecida en sus capitulaciones, lo que la pondría fuera de las manos de ningún señor. Así su concejo
obtiene, por Merced de la Reina Juana la Loca, la gestión de sus montes, pastos yaguas, además del
título de ciudad. Pero en 1513 se le concede la ciudad y su territorio en señorío a Don Fadrique Álvarez
de Toledo (II Duque de Alba) por su buen hacer en la campaña de conquista del Reino de Navarra. Este
señorío incluía la pequeña alquería de la Volteruela (Puebla de Don Fadrique), Castilléjar y
Benamaurel.
Los miembros del concejo, pertenecientes aún a la clientela navarra del Condestable, y la gente
del pueblo pretendieron hacer valer desde un principio sus derechos, oponiéndose a los enviados
ducales. Tres duros levantamientos antiseñoriales entre 1516 y 1521, estando el último enmarcado
dentro de la rebelión comunera, el rechazo de la ciudad a formar parte del mayorazgo de la casa de Alba
desde 1523, la negación a pagar la alcabala 1 durante toda la centuria, y otros casos, son muestra de las
tensiones entre concejo, población y Duque. En 1560 se llega a una concordia, ratificada y llevada a
efecto por don Antonio Álvarez de Toledo en 1589 con mediación de Felipe II, por la que se obtiene lo
que ya concedió la reina Juana: el concejo gestionará los recursos del territorio. Además se suprimían
desde 1560 las alcabalas a excepción de la de las carnicerías.
El Señorío del duque es por tanto jurisdiccional y no territorial: nombraba a alcaides y regidores
y cobraba las rentas de la alhóndiga, las tercias del diezmo eclesiástico, y la alcabala que pagaban los
forasteros y los carniceros, pero no tenía la propiedad, excepto de la alcazaba y una porción de monte
que se reservó para sí en la firma de la concordia. Esta fue la que pasó a conocerse como Pinar del
Duque, cercano a la que ya por entonces era conocida como Puebla de don Fadrique por haberle
concedido este una Carta Puebla -cosa que hizo para ganarse así partidarios frente a los siempre
rebeldes y exigentes vecinos de Huéscar-. Estos terrenos que añadió a sus mayorazgos consistían en una
gran extensión forestal, pero mínima si 10 comparamos con 10 que quedaba en manos del concejo
oscense, que además obtenía permiso para talar y vender 8000 pinos de su sierra
Pero, ¿de dónde sale la denominación Pinar de la Vidriera? Pues bien, parece ser que en el siglo XVI
el vidrio estaba muy de moda entre la nobleza tanto más cuando esta era la que estaba en posesión de
grandes extensiones madereras, materia prima indispensable para la fabricación del citado material. Así
don Hernando de Zafra, secretario de los Reyes Católicos y señor de Castril, es el promotor de la
creación de un horno de vidrio en esta localidad en tomo a la fecha de 1504, vidrio que pasará a ser muy
1 Impuesto indirecto que gravaba a todos los bienes comerciados y que comprendía entre un diez y un cinco por cien del
valor vendido
apreciado posteriormente. Se trataba de objetos de uso corriente: garrafas, botellas, "lenguas de vaca” 2,
para llevar en faltriqueras, fruteros, morteros ... 10 que no impidió que se fabricaran algunos objetos
decorativos de cierto lujo, como son las conocidas jarras castrileñas. Sea porque Don Antonio Álvarez
de Toledo, V Duque de Alba, viera lo rentable del negocio de su vecino o por no ser menos que éste,
decide él también crear su propio taller. No le faltan en su pinar los recursos madereros para mantener el
horno siempre a alta temperatura, y parece que tampoco arena silícea, que era sacada de allí mismo
(posiblemente del lugar conocido por La Nablanca). La zona, a pesar de 10 que pueda parecemos ahora,
no estaba mal comunicada, ya que pasaba por allí el camino a Madrid y no quedaba lejos el de levante,
donde además había importantes plantaciones de halogetum sativum, la planta de donde se sacaba la
sosa para la fusión y maleabilidad del sílice.
Así que desde 1620 en los documentos aparece ya la mención de un "horno vidriero" en el
lugar conocido hoy por La Vidriera, donde según algunos se apreciaban hace poco restos de fundición
de vidrio. Popularmente se cree que el nombre le viene de la extracción de arena para una vidriera de la
Puebla, pero se trata de una confusión, ya que es la misma de la que hablamos.
En el siglo XVII los documentos ya no hablan del Pinar del Duque, sino del Pinar de la
Vidriera. La producción de este debía ser semejante a la del horno de Castril: objetos para uso de
cocina, depósito ... de los que no queda ni rastro. Pero posiblemente hicieran también obras decorativas
semejantes a las llenas de filigranas de Castril, de las que no queda constancia. Probablemente esta
producción durara poco más de un siglo, pero los datos son escasos. Lo único claro es que en 1752, en
el catastro de la Ensenada ya no figura en la localidad ningún beneficio por horno de vidrio.
Ya tenemos otra causa de la supuesta rivalidad tradicional que arrastraban estos dos pueblos.
Vimos anteriormente que por un lado Huéscar se oponía abiertamente a la gestión del duque, mientras
que este favorecía el asentamiento en Puebla de sus partidarios. A esto ahora se unirán cuestiones
territoriales y simbológicas, ya que comparten a sus Santas Patronas cuya ermita está en la Dehesa del
2 Las lenguas de vaca eran una especie de petaca de forma oval que llevaban colgadas en faltriqueras o fundas de esparto
y se destinaban al transporte de aguardientes, aceites u otros líquidos.
Horcajón, perteneciente al Ayuntamiento de Huéscar a pesar de estar en término de Puebla de don
Fadrique. Hoy podemos decir que tal rivalidad entre los vecinos de una y otra localidad, si es que
verdaderamente existió, ahora es agua pasada y queda quizá como algo meramente pintoresco y teatral a
la hora de entregarse a sus patronas en una espectacular romería.
La finca ha permanecido mucho tiempo formando parte del patrimonio de la Casa de Alba, pero
3 En el derecho castellano era una vinculación del patrimonio familiar de la nobleza, que tenía que pasar íntegramente
al primogénito, evitando así la disgregación de la gran propiedad. Su abolición se dio por un decreto en 1836, como
complemento a las medidas desamortizadoras de Mendizábal.
llega el momento de asistir a un cambio curioso de propietario. Según se cuenta por los pueblos de la
comarca a modo de leyenda, hace ya muchos años que un mulero que realizaba servicios para la zona
del pinar -popularmente conocido por esto como "el Reventao"- se hizo con la finca mediante un
curioso trato. El hombre, tras conocer bien la explotación, se desplazó a Madrid, se puso en contacto
con un representante del señor Duque y obtuvo permiso para realizar cortas de madera en la propiedad.
Debió de ser muy fino, ya que en el trato no solo entró la compra de la madera de los pinos, sino
también el área que marcaran estos en su caída. Algunos afirman que también entraba en el trato la
porción de terreno que señalara el vuelo del hacha en su trayectoria.
Como vemos nos encontramos ya con un Bañón inmerso afanosamente en sus negocios
madereros y relacionado con personalidades trascendentales de nuestra Historia. Y así nos seguiremos
encontrando a sus igualmente activos herederos, los cuales con el paso del tiempo modifican las
características de la gran propiedad. Para 1930 han tenido lugar varias segregaciones de la heredad
principal a manos de la familia, lo que la reduce al sitio citado de la Vidriera, donde se hallaban las
dependencias mencionadas anteriormente, ya muy remozadas, a la manera del gran caserón con capilla
que ahora podemos apreciar y en cuyas puertas, talladas en madera, podemos leer las iniciales de
Miguel Bañón.
Por esta época otro hecho histórico nos acerca a la finca, esta vez teniendo poco que ver con los
negocios, pero digno de ser mencionado aquí. En las listas de fallecidos del campo austriaco de Gusen,
aparece Antonio Vico Martínez, muerto el 31 de Octubre de 1942 y que figura como nacido en Pinar de
la Vidriera, de la provincia de Granada. Tuvo que ser algún hijo de trabajadores de la finca marcado por
los terribles sucesos de la época: la Guerra Civil y el dramático exilio, ya que los que salieron a Europa
huyendo de la represión de posguerra se encontraron con la II Guerra Mundial, de dramáticas
consecuencias para muchos de españoles que engrosaron los nombres de los terribles campos de
concentración.
Finalmente una nueva etapa histórica comienza para este bello paraje, que seguía en manos de
la familia Bañón cuando en 1991 es adquirido por la Comunidad Autónoma Andaluza, con el edificio
de la Vidriera y 1400 hectáreas, para revitalizarlo, pero esta vez ya no con el negocio maderero, sino
con otro más sostenible y que viene de manera prometedora a renovar la economía de la comarca en la
que se localiza: el turismo rural. Apelando, como ya se hiciera al principio, a su curiosidad, invitamos
desde aquí a que descubran la comarca.
FUENTES Y BIBLIOGRAFIA:
-GEA GIL, A, Castril de la Peña. Guadix, 1998.
-GONZÁLEZ ALCANTUD, J.A, "Las Santas de Huéscar. Territorio y símbolo
religioso" en Gaceta de Antropología nº 4. Universidad de Granada, 1985 . -GONZÁLEZ
BARBERÁN, V., "Resumen histórico sobre la vidriera de Castril'" en Serie especial de sellos sobre
artesanía española. Granada, 1988.
-Libro 28 de Escrituras del Registro de la Propiedad de Huéscar, finca 2117
-RUBIO LAP AZ, J., Arte e historia en Puebla de don Fadrique. Diputación de
Granada, 1993
- V.V.A.A, Uskar. Revista de Información Histórica y Cultural de la Comarca. Varios números. Huéscar.
-V. V. A. A, Granada. Tomo II. Diputación provincial de Granada.