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1. La vitalidad
Unidad psicosomática
Temples psicosomáticos
2. Cansancio
Bases biológicas del cansancio
Cansancio anormal
Trastornos de cansancio
Distrés ocupacional
Agotamiento profesional (SAP)
Síndrome de fatiga crónica
3. Tratamiento del cansancio
1. VITALIDAD
La vitalidad es la fuerza del organismo que expresa y refleja los estados y procesos
orgánicos –metabólicos, digestivos, respiratorios, circulatorios, etc.- que tienen lugar en
nuestro cuerpo. Mediante ella, la vida anónima y prepsíquica del acontecer orgánico se
manifiesta como tendencia vital, como impulso a desarrollarse y conservarse. Esta energía
vital general irradia también a la vivencia como una fuerza (biotono o tensión vital) que
sirve de base a los procesos psíquicos y constituye uno de los determinantes del
temperamento.
Unidad psicosomática
La vitalidad llega mucho más allá de los límites de la individualidad ya que se halla
abierta y en simbiosis con el ambiente, con las condiciones atmosféricas, con el clima, con el
ritmo de las estaciones, con las características del suelo y con la vegetación del paisaje. Pero
esta relación de la vitalidad con los procesos psíquicos es recíproca, ya que también el curso
de las funciones orgánicas de la vitalidad se ve afectada por el influjo de los estados
psíquicos, especialmente de los afectivos.
Así, por ejemplo, en las emociones se alteran el tamaño del corazón, las secreciones
salivar y gástrica y la cifra de leucocitos en sangre. Se ha comprobado que en las emociones
de temor, rabia o dolor se produce un elevado aporte al torrente circulatorio de la adrenalina
producida por las suprarrenales y que esta hormona disminuye los movimientos y
secreciones del tramo gastrointestinal. Bajo el influjo de algunos movimientos afectivos el
contenido en yodo de la sangre aumenta hasta valores semejantes a los de la enfermedad de
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Basedow. Al cesar la emoción, desciende progresivamente la cifra de yodo hasta llegar a la
normal.
Temples psicosomáticos
El sentimiento corporal, es un reflejo vivencial de los procesos del fondo vital, del
acontecer orgánico, con el que guarda un claro correlato anatomofisiológico (contracciones
del hambre, sequedad de la sed, malestar del cansancio, etc.). Presenta cierto carácter de
signo o indicación de que algo físico se encuentra alterado (hambre, sed, dolor) y desempeña
un importante papel temperamental.
Los sentimientos corporales concretos (hambre, sed, dolor), aunque sin límites
topográficos precisos, aparecen siempre más o menos localizados y tienen un carácter
puntual y transitorio. Los sentimientos corporales difusos o temples psicosomáticos (salud o
enfermedad, ligereza o cansancio, bienestar o malestar) pierden su precisión topográfica y se
extienden a la corporalidad en su conjunto, manifestando el estado global del organismo y su
funcionamiento.
Ciertas disfunciones de este trasfondo somático se van a experimentar en la vitalidad
como alteraciones del humor (depresión, manía); como alteraciones de los mecanismos de
activación cortical y subcortical del SNC (ansiedad y todas sus manifestaciones); o como
alteraciones del nivel y la homeostasis de la energía vital.
La vitalidad, en cuanto fuerza o energía vital necesaria para afrontar las actividades
diarias, puede experimentar una serie de alteraciones que se van a manifestar en forma de
cansancio exagerado y de falta de energía vital para las tareas cotidianas.
TIPOS DE CANSANCIO
MENTAL: Dificultad para mantener la atención y para concentrarse y, en general, falta de
rendimiento del pensamiento, tras realizar un esfuerzo mental, que suele acompañarse de
una disminución de la eficacia para realizar las tareas.
CANSANCIOS SECUNDARIOS
CANSANCIOS “FISIOLÓGICOS”
Constitucional: fatigabilidad, hipotensión
Estacional: Primavera, Otoño
Periodos críticos del desarrollo:
De crecimiento: Pubertad, adolescencia
Climaterio masculino y femenino
Involución senil: Edad madura, senectud
Procesos biológicos : Embarazo, lactancia, menstruación
Periodos de actividad intensa:
Sobreesfuerzo intelectual: Escolar, profesional
Sobreesfuerzo físico: Laboral, deportivo
Convalecencias médicas y quirúrgicas
DISTRÉS OCUPACIONAL
El estrés, ese conjunto de procesos que emplea el organismo para mantener su
homeostasis y adaptarse a los cambios que se producen en el medio, tiene una vertiente
positiva (estrés positivo, eustrés o arousal) que se experimenta como el grado de activación
necesario para realizar las tareas, y una dimensión negativa (estrés negativo o distrés)
constituída por la sensación subjetiva de malestar emocional que acompaña a la activación y
que produce bloqueo y falta de efectividad. Cuando esta sensación subjetiva de malestar en
la realización de las tareas es desproporcionada y aparece de forma generalizadaso se habla
de distrés ocupacional.
FATIGA CRÓNICA
El síndrome de fatiga crónica, conocido también como neurastenia, se caracteriza por
la sensación de un molesto cansancio progresivo tras un esfuerzo mental o una molesta
debilidad física y agotamiento tras esfuerzos mínimos, que suele dar lugar a una
disminución del rendimiento laboral o de la eficiencia para resolver las tareas cotidianas. Se
estima que afecta al 5% de la población a lo largo de la vida, en los países desarrollados.
Otras características frecuentes son una serie de sensaciones somáticas
desagradables tales como dolor y molestias musculares, cefaleas de tensión, vértigo o
sensación de inestabilidad general; preocupación por la falta de bienestar mental y físico,
con irritabilidad, anhedonia, e incapacidad para relajarse; trastornos del sueño, con
alteraciones en las fases iniciales y medias del sueño (aunque también puede destacar la
somnolencia); y, en grado menor y variable, estado de ánimo ansioso y depresivo.
Causas de la fatiga crónica
En la actualidad no se conocen. La asociación con síntomas parecidos a los gripales y
la presencia de mialgias y artralgias hace pensar en un solapamiento con la fibromialgia, de
la que algunos investigadores consideran una variante.
BIBLIOGRAFÍA
Fernández-Solá J (coord.): Sobrevivir al cansancio. Oxigen: Barcelona, 2000.
Mingote JC, Pérez Corral F: El estrés del médico. Díaz de Santos: Madrid, 1999.