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1. Dimensiones de la psicosexualidad
1.1 Identidad sexual
1.2 Papel sexual
1.3 Predisposición sexual
1.4 Comportamiento sexual
1.5 Funcionamiento sexual.
2. Trastornos de la psicosexualidad
2.1 Transexualismo
2.2 Homofilia
2.3 Disfunción sexual
1. DIMENSIONES DE LA PSICOSEXUALIDAD
El ser humano es un ser sexuado. Cada persona nace con un determinado sexo genético
y durante su desarrollo va madurando, aprendiendo y configurando los diferentes aspectos de su
psicosexualidad -identidad, papel, predisposición, etc.- de acuerdo con dicho sexo genético y de
forma integrada con los demás elementos de su personalidad.
Papel o rol sexual: Actitudes, patrones de comportamiento y atributos de personalidad, definidos por
la cultura como masculinos o femeninos.
Entre los dos y los cuatro años, coincidiendo con la etapa del desarrollo cognitivo, se
desarrolla la identidad del niño con su propio sexo, es decir, se identifica a sí mismo como niño o
como niña. Dicha identidad es, una vez adquirida, muy resistente al cambio, y regula todo el
posterior aprendizaje social de los papeles masculino y femenino.
El proceso se acentúa durante la adolescencia, época en la que la identidad sexual y el
papel del género adquieren una nueva importancia y confirmación debido a los cambios
corporales experimentados por el adolescente (aparición de las características sexuales
secundarias).
IDENTIDAD SEXUAL
Se desarrolla en los primeros años de la vida y generalmente se establece a los 3 años de edad.
Forma parte de la formación general de la identidad, que tiene lugar en la fase de individualización.
Depende en gran medida del sexo con el que se educa al sujeto, más que de los factores biológicos.
Una vez adquirida es muy resistente al cambio, salvo en caso de apariencia física ambigüa,
contradicciones educativas o inestabilidad emocional de la personalidad.
Se completa el proceso mediante el aprendizaje social y la imitación e identificación con modelos de
su mismo sexo (papel o rol sexual).
Se acentúa el proceso durante la adolescencia con la aparición de los caracteres sexuales
secundarios.
Los niños aprenden formas de conducta relacionadas con el sexo (típicas de su género)
observando e imitando los modelos, identificándose con el progenitor del mismo sexo y
adoptando sus características típicas del género.
Con todo, las diferencias con que los padres tratan a los varones y a las niñas no alcanzan
a explicar la tipificación sexual, ya que, incluso cuando las familias no estimulan la tradicional
tipificación de los sexos, los niños se organizan en mundo de varones y mundo de niñas, cada uno
guiado por reglas acerca de lo que los varones y las niñas hacen.
Cambios a lo largo del desarrollo
A diferencia de las funciones biológicas, los papeles sexuales varían durante el curso de la
vida. Las diferencias entre los sexos, en sociabilidad, agresividad, dominancia, etc., culminan
hacia el final de la adolescencia y principios de la edad adulta.
En la adolescencia las niñas se muestran cada vez menos asertivas y más preocupadas
por su imagen, y los varones más dominantes e inexpresivos. A medida que aumenta la edad
disminuyen las diferencias psicosociales de los roles respectivos. Las mujeres llegan a ser más
asertivas y a mostrar más seguridad personal y los hombres demuestran más empatía y menos
impulso de dominio.
Estas variaciones de los papeles sexuales a lo largo de la vida han sido achacadas en
parte a lo que se ha llamado "exigencias del papel". Durante el galanteo y los primeros años de la
paternidad, las expectativas sociales parecen conducir a ambos sexos a remitir a un segundo
plano los rasgos que interfieren con sus respectivos papeles.
Así, mientras se espera que los hombres provean y protejan, éstos ignoran sus facetas
más dependientes y tiernas; y de igual forma, mientras se espera que las mujeres alimenten y
eduquen, éstas desechan los impulsos que les llevan a mostrarse asertivas e independientes. Una
vez dejados atrás estos papeles de la edad adulta temprana, hombres y mujeres gozarían de más
libertad para desarrollar y expresar las tendencias que antes estaban inhibidas.
PAPEL SEXUAL
Cada cultura, basándose en las diferencias morfológicas de los sexos, ha ido infiriendo a lo largo de
la historia, y adjudicando a cada uno, aquellas características que, de acuerdo con las determinadas
necesidades de supervivencia, adaptación y desarrollo, ha creido más adecuadas para la realización
psicosocial de sus individuos y de sus grupos.
Los papeles sexuales, al concretar las aptitudes, actitudes, comportamientos y tareas que se esperan
de cada sexo, facilitan el aprendizaje, el rendimiento del grupo y las relaciones sociales.
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Con todo, las exageraciones estereotipadas de las funciones de cada sexo, pueden producir
sufrimiento y estigmatización de los individuos que se apartan de la convención social.
Las semejanzas psicológicas entre los sexos son elevadas, sobre todo hacia mediados y finales de la
vida adulta; y las diferencias son, en general, reducidas si se comparan con las enormes diferencias
interindividuales.
La consciencia del sexo y las distinciones sobre el papel biológico que desempeña el sexo, no deben
limitar el pleno desarrollo del niño o del adulto con estereotipos inamovibles: atribuyendo diferentes rasgos
caracterológicos a los sexos o realizando una rígida distribución de las tareas.
PREDISPOSICIÓN SEXUAL
Una variable importante para la configuración de la predisposición sexual es la constituida por las
primeras vivencias sexuales, que actuarían como un proceso de aprendizaje y condicionamiento.
Las primeras vivencias eróticas, predisponen la reactividad sexual del sujeto y son susceptibles de
aprendizaje y modificación, de acuerdo con los principios del condicionamiento.
Los factores personales (rasgos caracterológicos, creencias, actitudes, valores, etc.) y los
ambientales (situaciones favorables o desfavorables para su expresión o control) son importantes variables
moduladoras de la predisposición sexual (de su modificación y de su consolidación).
La “actuación” sexual interacciona con la predisposición sexual: Una determinada experiencia
sexual favorece la adquisición de una predisposición sexual y ésta a su vez predispone a reaccionar ante
determinados estímulos eróticos.
Una predisposición sexual se considera patológica cuando por su exclusividad y/o compulsividad
incapacita para una realización sana de la psicosexualidad.
ACTIVIDAD SEXUAL
La actividad sexual, al contrario de lo que ocurre con otros comportamientos de base biológica, como
el sueño o la alimentación, no es necesaria ni para la salud, ni –salvo en el compromiso matrimonial- para la
realización individual ni personal.
Para la resolución fisiológica de las normales pulsiones endógenas producidas en el hombre por los
procesos hormonales y genitales, el organismo cuenta con los adecuados mecanismos neurovegetativos
reflejos encargados de la reabsorción del líquido seminal y de su expulsión mediante poluciones nocturnas
durante el sueño.
El único contexto saludable para la actuación sexual humana es el compromiso de amor que supone
el matrimonio. Fuera de ese compromiso de amor total y permanente la actividad sexual es siempre inauténtica
(no es expresión de amor personal), supone un abuso de la persona (se utiliza –se consume- a si mismo y/o al
otro como un objeto) Y conlleva el riesgo –a corto, medio o largo plazo- de consecuencias biopsicosociales no
deseables.
chico de forma más intensa y directa, como un simple impulso a la detumescencia genital y en la
chica como un sentimiento corporal, vago y difuso, de “intranquilidad”, que no necesariamente va
ligado a lo genital.
Tanto el impulso sexual, fuerte y definido, como -aunque en menor proporción- el
sentimiento de intranquilidad vago y difuso, pueden dar lugar a conductas autoeróticas de
masturbación, expresión de que en estas edades la sexualidad, como toda la actividad tendencial,
está volcada hacia el propio púber.
Estas experiencias, que conllevan el riesgo de condicionamiento del impulso sexual a
objetos y situaciones no adecuadas a su finalidad, son superadas con relativa facilidad por el
chico de personalidad normal y con condiciones ambientales favorables.
La madurez de la sexualidad adulta va a depender en gran medida de que la pulsión
sexual pueda ser informada e integrada dentro de una vivencia armónica. El amor -que surge
como consecuencia de la aparición de un “tú” en el horizonte vital de la persona y exige
necesariamente la trascendencia de sí mismo y la entrega a dicho “tú”-, es una realidad
existencialmente opuesta al sexo autoerótico.
Acto sexual
El acto sexual es un proceso psicofisiológico complejo, en el que mediante una relación
de intimidad física y afectiva, que produce placer y satisfacción sexual, se expresa corporalmente
la consumación del amor -la “fusión en un solo ser”- y se depositan las células reproductoras
masculinas en el interior del cuerpo femenino.
El acto sexual trasciende la mera fisiología corporal y la simple relación interpersonal
porque con él surge la posibilidad de procreación de un nuevo ser humano y, por lo tanto,
establece la consideración paterno-materna de los cónyuges, que genera lazos naturales
irreversibles de parentesco conyugal y paterno-filial.
Fuera del compromiso parental, el acto sexual entre un hombre y una mujer, podría
considerarse fisiológicamente correcto, pero psicológica y socialmente constituye una conducta
de abuso de la función sexual con riesgo de alteraciones emocionales y sociales.
Parasexo.......................................................Parafilias
2. TRASTORNOS DE LA PSICOSEXUALIDAD
La conducta sexual humana constituye un complejo proceso en el que, sobre la base
fisiológica de los sistemas genital y neuroendocrino, principalmente, y bajo la influencia de
factores socioculturales de todo tipo, participan el resto de componentes –cognitivos,
pulsotímicos, afectivos, etc.- de la vivencia y las dimensiones vivenciales, individuales y
trascendentes de la personalidad. A todo ello se añade, en el caso de activación sexual, la
necesaria reacción, en interacción con los sistemas nervioso y endocrino, del sistema vascular.
Cualquier alteración que interfiera en estos componentes, dimensiones y sistemas puede producir
trastornos y disfunciones sexuales.
IDENTIDAD SEXUAL....................................TRANSEXUALISMO
2.2 PARAFILIAS
Las parafilias o desviaciones sexuales son trastornos de la conducta sexual caracterizados
por la dependencia o “preferencia” (predisposición intensa o tendencia persistente y recurrente)
que tiene el individuo de experimentar –imaginaria, simulada o realmente- determinadas
emociones o situaciones, sexualmente inapropiadas o accesorias (autoeróticas, homoeróticas, de
dominación, anonimato, despersonificación, deshumanización, etc.), para conseguir excitación y/o
satisfacción sexual.
Estas alteraciones suelen tener un carácter hipersexual obsesivoide y/o compulsivo y una
dependencia propia de las adicciones que hacen que tiendan a cronificarse. Con todo, tanto las
fantasías como los comportamientos disminuyen a menudo con el paso de los años y, a veces,
existen períodos de tiempo en los que su frecuencia e intensidad varían de modo sustancial. Los
comportamientos pueden incrementarse en respuesta a estímulos psicosociales estresantes, en
relación con otros trastornos mentales, o simplemente con la "oportunidad" de poder practicar la
parafilia.
Algunas fantasías y comportamientos asociados con las parafilias pueden iniciarse en la
infancia o en las primeras etapas de la adolescencia, pero su desarrollo se define y elabora
completamente durante la adolescencia y los primeros años de la vida adulta (en más del 50% de
los casos la alteración parafílica se inicia antes de los 18 años).
La teoría del aprendizaje, achaca la desviación sexual al refuerzo que mediante las
fantasías sexuales pueden recibir este tipo de conductas y considera que existen determinados
períodos de vulnerabilidad (p. ej., la pubertad) en que este tipo de refuerzo puede darse más
fácilmente.
También se ha destacado que la falta de habilidades interpersonales, favorecería el
abuso sexual parafílico en muchos individuos incapaces de mantener relaciones sociales y
heterosexuales adultas.
Penetración................................Dispareunia; Vaginismo
algunos casos es posible identificar una etiología psicógena u orgánica, pero lo más frecuente es
que resulte difícil hacerlo.
Muchos problemas sexuales están relacionados con traumas sexuales (por ejemplo, un
abuso sexual infantil o una violación pueden ser un factores de riesgo para el desarrollo de
disfunciones sexuales) y muchas disfunciones sexuales son secundarias a trastornos psiquiátricos
(esquizofrenia, depresión y trastornos graves de la personalidad), a problemas físicos,
neurológicos y fisiológicos, y al uso de fármacos.
El tratamiento se basa en modificar los posibles factores orgánicos asociados, mejorando
el estado general del paciente; en reducir la ansiedad asociada a la actividad sexual, mediante
psicoeducación sexual, reestructuración cognitiva de las creencias erroneas y de las distorsiones
sobre la sexualidad, autorelajación, desensibilización sistemática autoaplicada (que respeta la
intimidad conyugal y la naturaleza del acto sexual), y fármacos ansiolíticos; y en la administración
de algunos antidepresivos, ansiolíticos y/o miorrelajantes, a los que, al menos de forma empírica,
se les atribuye un cierto efecto sobre la disfunción.
BIBLIOGRAFÍA
Becker JV, Kavoussi RJ: Trastornos sexuales y de la identidad sexual. En Hales RE, Yudofsky
SC, Talbott JA (dirs). Tratado de Psiquiatría (2ª ed). Ancora: Barcelona, 1996 (691-709).
Polaino-Lorente A: Sexo y cultura. Análisis del comportamiento sexual. Rialp: Madrid, 1992.
PREGUNTAS DE AUTOEVALUACIÓN
Señale como verdaderos (V) o falsos (F) los siguientes enunciados
1. Se conoce como Identidad sexual la convicción interna de una persona de ser varón o mujer
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2. Las diferencias psicológicas entre los sexos son elevadas, sobre todo hacia mediados y finales
de la vida adulta.
3. Las primeras vivencias eróticas, predisponen la reactividad sexual del sujeto y son susceptibles
de aprendizaje y modificación, de acuerdo con los principios del condicionamiento