Es fácil empezar a señalar culpables. Ha muerto Rayan, el bebé de Dalilah Mimuni y
eso en estos momentos es lo que verdaderamente importa. Hemos perdido a un ser humano. Estoy seguro que la enfermera que cometió el fatídico y tremendo error será la primera que estará destrozada. Yo tengo una hija enfermera y sé que eligió esta profesión por pura vocación de servicio, de querer ayudar a los demás y me imagino cómo se sentirá en este momento pensando en su compañera. Sin querer ha matado a un bebe. ¡Que terrible desgracia! Yo estoy completamente afectado sobre todo por la historia de Rayan, ese bebé que fue extraído del seno de su madre antes de que esta muriera. Extraído con veintiocho semanas de vida y aquí es donde me paro a pensar en la hipocresía humana. Ahora me pregunto, ¿qué diferencia hay entre Rayan y los miles de niños que con su misma edad son eliminados del seno materno por sus propias madres, que voluntariamente decidieron abortar? En este caso no hay error humano, sino clara intención de matar. ¿Por qué los editoriales de los periódicos no hablan de los miles de Rayan que mueren sin conocer a su madre? No interesa. La vida es negociable y mercadeable según la ocasión. Mohamed El Ouriachi, el padre de Rayan y esposo de Dalilah, se ha quedado sin su hijo involuntariamente mientras miles de mujeres los matan sin ningún tipo de dolor. La muerte de Rayan me ha hecho pensar más en los inocentes abortados, que en el fatídico y reprochable error de la enfermera. La sociedad necesita más coherencia. Ahora, como ya estamos viendo se aprovecha la desgracia para hacer política oportunista, rastrera y demagógica. ¡Que le vamos a hacer, es la sociedad moderna! Benedicto XVI en su última encíclica “Caritas in Veritate” dice: “Cuando una sociedad se encamina hacia la negación y la supresión de la vida, acaba por no encontrar la motivación y la energía necesaria para esforzarse en el servicio del verdadero bien del hombre. Si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, también se marchitan otras formas de acogidas provechosas para la vida social”.