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SESS pods LOS CASOS DE DON FRUTOS GOMEZ (CUENTOS CORRENTINOS) Shu 36 cop LIBRERIA Y EDITOWAL CASTELLVE S.A. SANTA FE — ARGENTINA 3 Mosjeseg [9 ua ‘wep ap soueur sod yaqy ap syzonur UL Dep orwauresoy, ofara jo ua winsyy anb ugrodirosap By siuopooord oniyue spur [o owtod vozeayo aonb To vsIe ‘ou se & seyz09} SepeAsorsre spur sey “upEquIey ‘opwzTey Mavi, 25 oxou98 Top soud8}0 So] ap eponbsnq vp Ur Fvongpsuoo soy opuop ap ru owgs oqus o¢ ou anb ‘sop f§E°8d sozopedqsoaur o seouade @ sopompur zeasnq 0 g22EF eIMUME op sofeqen, sof opueueD soyuoyur cuozes soioseu uvyas as & sears sopepiermood @sexo £ wpe ‘Tord ef ap s0709 ja opuatoUt Je amp uoP @-28 “ozuaT] ap 0207) ommosnutur un we BpexztooUa zp 9.7 22 "08 va sod ‘onb souopessoauy op sovuouR /-zedap sot ap soproyesoquy £ soaryose sof ap so1otazos @soqurovsdeur sot woo uequana ‘sayavoyreusojey S3jzon9 @-x 1p woo wopuoruod ‘sesoumuq sozqeo sod uezysep 2 sojonbe vos soprrayozd soorsy sng “ovo ‘0 10K EAM ‘Sed ‘sarpuOT w edoutLd uo|oe ap @oduies owros opuotwo; ‘Tara 1p 0 proms eI op ‘pe @purpjoog op sopeprmpxoad sey wo oxen v ssrAoU spepend of9s sanjaojap > soya vieg “souRuaaTT 2 Ody £ Soqure uoopePEd-aTS tif un ap 04 -uanmazoyy jop pepriqisodur vy woueyssos “sopuatun’ @-rc ap ordooe uo ‘ond soxoyne soy wos sosTaAtCE NOIDNALNI eeeveegese 10 ‘VELAORO AYALA GAUNA {donde Jehové actué como investigader, a euya pre- gunta de “Cain... ;qué has hecho de tu hermano?” se desconcerté el culpable y puso al descubierto su fal- 4a; otros se conforman con sefialar a Roe en razén de su cuento “El asesinato de la calle Morgue” y son muchos los que dan a Conan Doyle el mérito de ha- ber sido, con Sherlock Holmes, sino el ereador por 1o menos quien més contribuyé a popularizarlo. , _. Con similar eriterio debemos sefialar que si tal { literatura no ha florecido entre nosotros, no ha sido. noe falta de antecedentes ni de tipos que ‘pueda pe. tagonizar esos Telates, ya que nuestro “rastreador” aun el vulgar hombre de campo, tenfan él mismo po- | Ger de observacién y un conocimiento empirico que balanceaba el caudal cfentifico de Conan Doyle y que Jos hacia capaces de tan hébiles razonamientos de- duetivos como al morador de Baker Street. Sarmiento nos ha dejado una excelente pintura de los. mismes, protagonizdndolos en Calfbar, a quien describe asi en su apariencia y sus métodos. “El “ras- treador” es un personaje grave, circunspecto, cuyas aseveraciones hacen fe en los tribunales inferiores. Un robo se ha ejecutado durante la noche: no bien se nota, corren a buscar una pisada del ladrén, ¥ encon- trada, se cubre con algo para que el viento no la di- sipe. Se llama enseguida al rastreador, que ve el ras- tro, y To sigue sin mirar, sino de tarde en tarde, Si- gue el curso de las calles, atraviesa los huertos, entra en una casa, y sefialando-un hombre gue encuentra, dice frfamente: “ste es”.El delito esta probado y raro es el delincuente que resiste esta acusacién”. LOS CASOS DE BON FRUTOS GomEZ u El viajero francés/Ebelat se asombré por la ha- bilidad de “un sujeto Ge-pura sangre “arribefia”, la- cio el pelo, salientes los pémulos, torvos los ojos ala Par que penetrantes y, para mas sefias, soldado viejo ¥ “milico” irreprochable” que fué capaz de decir, viendo un remolino de pisadas: —‘Han pasado seis caballos montados, quince suelios y uma yegua madrina con un potrillo de seis 2 ocho meses”. Expresé su admiracién por tal hecho al coronel Villegas y éste le refirié que en un pueblecito de / San Luis, en plena sierra, con calles cavadas en pie- dra viva vié salir a Jos chicos de Ja escuela y cam- biar sus impresiones después de andar despacio, por un momento, escudrifiando la superfi del duro granito: —“Allé va la mula del cura, decia uno. Paso, hace una hora, agregé otro. —El receptor de rentas hha ido a pasear a caballo. —Y el almacenero de la esquina a pie. —Con botas. —Che, vete pronto a tu casa, tu mamé aeaba de volver. —Calzaba alparga- tas. — Si, sefior, esos pillos lefan todo esto en la roca lisa tan féeilmente como leemos en los Lbros fruste-( xfas que por Io general no son tan interesantes”. J Estos cuentos tienen la pretensién de seialar un |] rumbo para nuestros escritares. Los cueator te tie [/ cidt polictat-sorr-perfectainente posibles de desarro- Har dentro de una atmésfera argentina y, entre los ya publicddos, es grato indicar uno que pose origi. nalidad y “suspenso”, pero es poco conocido por quic- nes estan familiarizados con Jas aventuras de Ellery Queen, el padre de Brown, Hercule Poirot, J. G. Ree-

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