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Así, por ejemplo, la venta de créditos de carbono, que no es otra cosa que la
posibilidad de mantener las emisiones contaminantes por parte de los grandes
fabricantes o productores, que se comprometen a reservar de contaminación
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David Barkin en “Riqueza, pobreza y desarrollo sustentable” – Editorial JUS y Centro de Ecología y
Desarrollo – México 1998. ISBN: 9687671041 (Hay versión electrónica en
http://www.anea.org.mx/publicaciones.htm)
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Los países más ricos, que esperan que su PIB crezca a veces hasta en 3%, parecen mentir
descaradamente. Según estimaciones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático los
principales responsables de emisiones de gases de efecto invernadero son los Estados Unidos, con el 40%,
la Unión Europea (especialmente Alemania, Gran Bretaña, Italia, Francia, España) con el 30%, Japón
(7.7%) China, Brasil, Rusia, India, Canadá, Corea del Sur. Los llamados países “más desarrollados” son
también los principales causantes del problema. Ni África, ni Asia, ni la mayor parte de América Latina
contribuyen mayormente a la producción de gases de efecto invernadero. Los países amazónicos de
América Latina sí son responsables de la producción de estos gases y de su propagación, mediante la
responsabilidad que les compete por la destrucción paulatina de la floresta amazónica y el desarrollo de la
ganadería vacuna.
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otros espacios por los que compran el aire limpio. Las inversiones se elevarían
a un 90% para las empresas del norte, las reducciones de las emisiones se
realizarían por más de 50% en los países del sur, y los créditos de carbono
correspondientes retornarían al norte. Bajo la presión de un precio único del
carbono, el sur se transformaría en el gran mercado de la industria
imperialista de las tecnologías limpias. Tal lógica lleva incluso a la posibilidad
de integrar la compra venta de carbono a la lógica del mercadeo en bolsa.
Asimismo, se pretende subordinar la investigación de soluciones a intereses
capitalistas.
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La FAO indica que por emisión de flatulencias y otros efectos, el ganado vacuno es productor del 18%
de las emisiones de gas metano, uno de los más letales gases de efecto invernadero, por su gran capacidad
de retención del calor.
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De acuerdo con el Inventario Nacional de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero de Brasil, el 75.4%
de las emisiones en ese país se derivan de cambios en el uso de la tierra (deforestación), el 22.5% por la
quema de combustibles fósiles, el 1.6% por la producción industrial y el 0.5% por la extracción de
carbón, petróleo y gas natural. Lo que convierte a este país en el 5to responsable mundial de emisiones de
gases de efecto invernadero. La mayor dimensión de espacio amazónico de este país, explica la dimensión
de su incidencia en este asunto. Pero los otros países amazónicos tienen relaciones igualmente
destructivas hacia el bosque.
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Daniel C. Nepstad: “Los círculos viciosos de la Amazonía” – Informe preparado para WWF - 2007
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La hoja de coca es un cultivo tradicional andino. Según Hugo Cabieses (en “Cifras sobre coca, cocaína y cocaleros”
– 2003): “Para el (…) año 2002, existen aproximadamente 12 mil hectáreas de cultivos de coca en producción para
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niveles alarmantes. “En la cuenca amazónica se han ocupado unas 100
millones de hectáreas para la ampliación de la frontera agropecuaria y una alta
proporción (se estima un 80%) de estas tierras ha quedado improductiva por la
pérdida de la fertilidad de los suelos. A pesar de este enorme desperdicio de
tierras, cada año se queman unas 2 millones de hectáreas adicionales. La
concepción del desarrollo amazónico se ha basado en la tala de los bosques y la
alteración de los ecosistemas. Poco se ha avanzado en desarrollar iniciativas
económicas basadas en el uso sostenible de los bosques en pie para obtener
maderas y otros productos, y lograr de esta manera rentabilidad sin quemar el
bosque. Ante la realidad de millones de hectáreas colonizadas y vueltas
improductivas se arriesga la opinión de que se está transformado el “infierno
verde en un desierto de tierras rojas”.7
Ello requiere que “los países que ocupan las posiciones más altas del Índice de
financiación para la Adaptación – EE.UU., la Unión Europea, Japón, Canadá y
Australia – deberán empezar de forma inmediata a proporcionar mayores
ayudas a los países…” 8 menos favorecidos por el sistema mundo impuesto
por el dominio occidental en nuestros países, desde hace poco más de 500
años.
uso legal como “picchado”, energético, medicinal, ritual, mates industriales, exportación para gaseosas y exportación
de cocaína legal: el 32%, 26% y 20% del total, según fuente respectivamente de hectáreas cultivadas y en producción,
se destina a fines legales. Aunque ha sido aceptada oficialmente, esta cifra de 12 mil hectáreas también es discutible.
Por ello, a solicitud de los agricultores organizados en la Mesa de Diálogo, DEVIDA realizó un estudio/encuesta
sobre consumo tradicional de coca. (…) el resultado es que aproximadamente 24,6 mil, 34,5 mil a 53 mil hectáreas de
cultivos de coca en producción se destinan para el uso ilegal en la fabricación de pasta básica de cocaína (bruta y
lavada) y clorhidrato de cocaína (CHC), es decir entre 68%, 74% y 80% del total de cultivos de coca.”
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Antonio Brack Egg: “Cambio climático y amazonía estratégica” – en revista Rumbos de sol & piedra
No. 51 – octubre de 2007.
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“… en desarrollo” dice Oxfam, en su informe 104 de 2008, denominado: “Adaptarse al cambio
climático”. Asumiendo el concepto general reivindicativo del documento, salvamos la palabra
“desarrollo” por no parecernos adecuada para definir procesos históricos de origen colonial, neocoloniales
más bien por definición, y que deben cambiarse, afirmarse en formas propias, para cortar el daño inferido
durante más de 500 años.
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Pero requiere asimismo, en el marco de reconversiones en el uso de la tierra,
de una reconciliación con el territorio que hemos maltratado durante siglos, la
generación de nuevos imaginarios de bienestar que nos alejen de los
espejismos de vida europeos, y nos orienten más a la salvaguarda de formas
culturales propias, lo que incluye a una economía de nuevo diseño, centrada
en la atención de las necesidades propias, integrados el hombre y la mujer a la
naturaleza, asumiendo cosmovisiones originarias que es necesario recuperar –
en un contexto excepcional de emergencia planetaria, es verdad – para buscar
soluciones propias a las situaciones novedosas y graves que se ciernen sobre
nuestras vidas.
Es un tema político
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