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Capitulo 5 Doce reflexiones para una educacién en red Mariano Palamidessi, Daniel Galarza, Debora Schneider y Mariana Landau En este capftulo final se presenta una serie de reflexiones sobre los sentidos y laimportancia de promover el desarrollo de entornos electrdnicos de ense- fianza y aprendizaje y de redes de trabajo colaborativo en las escuclas. Retomando consideraciones planteadas en los cuatro primeros capitulos, se sefialan algunos de los problemas que se enfrentan para encarar este desafio en nuestra regién y se destaca el rol que cabe a los Estados en la construc- cin de una escuela que funcione en la Idgica de redes. Las tecnologias de la informacién y comunicacién son la base material de |a sociedad de las redes. Como se sefialé en el primer capitulo, la expansién de las tecnologias de red esté fuertemente vinculada con los procesos de cre- cimiento de la interdependencia econémica y de mundializacién de las comunicaciones. En la década de 1990, la difusién acelerada'de Internet globalizé y masivizé el acceso a informaciones, mensajes ¢ imagenes en tiempo real. Es ya un lugar comiin contemporineo sostener que esta red de comunicacién entre personas mediadas por computadoras tiene un vasto potencial para expandir, mejorar la calidad e innovar los procesos educati- vos. Se suele ver alas computadoras y a Internet como parte importante de la solucién a los problemas de la educacién. Pero la evidencia que genera este juicio debe ser cuestionada para que sea posible pensar efectivamente sobre estos temas en forma realista. El tiempo transcurrido desde el inicio del despliegue de estos fenémenos brinda una perspectiva para revisar algu- nos de los supuestos y de los diversos procesos y condiciones que deben articularse para que alguna parte de esas promesas se acerque al plano de stu materializacién. 2 La historia de las tecnologias en las escuelas, mas allé de instrumentos sim- ples como los pizarrones, muestra que equipamientos como la TV o el cine tuvieron dificultades para ingresar en el terreno de la ensefianza. En su difundido libro Teachers and Machines (1986), Larry Cuban sefiala que las escuelas tienen una larga historia con las novedades tecnolégicas. Desde la década de 1920, diversas tecnologias han sido promocionadas ante los docentes y la opinién piiblica como el instrumento clave para “derribar os muros del aula. Con los ritmos y formas analizados en el capitulo 2, desde hace una década, las tecnologias de la informacién y las redes de comunicacién estin entrando en las escuelas, nuevamente, asociadas con la promesa de poner fin al tradicional aislamiento de las aulas y de los docentes. EI paradigma de la introduccién de PC en Ia ensefianza se encontraba en pro- blemas hacia fines de la década de 1980. Con el desarrollo de la telematica y la llegada de Internet, las posibilidades de integracién de las ic en la educa- cién se modificaron sustancialmente. Pero, pese a una vasta literatura que promueye el uso de estos costosos paquetes de tecnologia, la evidencia de que las PC conectadas en redes ~aun con su presencia en las aulas~ promuevan mayores aprendizajes es dudosa. Quizs, como sostiene Cuban (2001), por- que las razones comerciales atin primen sobre las exigencias pedagégicas. Es claro que deben garantizarse otros dispositivos de asistencia, capacita- cién y acompafiamiento y el desarrollo de materiales y entornos para que cesta presencia sea de utilidad para estudiantes y docentes. Como se planted en el capitulo 1, con los procesos globalizadores se han incrementado las presiones para adoptar tecnologias de red para uso en el aula, pero es comin en nuestra regién que las acciones en las escuelas se limiten a la ins- talacién de maquinas y software sin el entrenamiento y la formacién nece- sarios y sin el soporte técnico y de insumos y los cambios en la ensefianza que la integracién de las TIC precisa para dar forma a un entorno de apren- dizaje provechoso. Uno de los principales problemas reside en los costos explicitos e implici- tos de estas tecnologias. A diferencia de otros recursos educativos (ejempli- ficados en la confiabilidad del viejo pizarrén) la infraestructura de redes require de constante mantenimiento. Y, pese al permanente incremento de la amigabilidad de equipos y del software, la tecnologia sigue estando bas- 88 tante lejos de la imagen ideal de “conectar y usar”. El manejo cotidiano demanda constantes reparaciones, ajustes y mantenimiento. En los pafses de la regién, politicas de integracién de TIC que omiten los costos en manteni- rmiento, insumos y software (descargéndolos sobre la escuela, los padres y las comunidades locales) han llevado al fracaso 0 a la parilisis a varios progra- ‘mas y experiencias. Be Podemos efectuar ahora el movimiento argumental inverso. Aunque la evi- dencia sobre los beneficios en materia de aprendizaje no sea clara ni conclu- yente y las posiciones scan divergentes, las redes electrénicas de comunica- ién y tabajo colaborativo deben formar parte del trabajo en las escuclas porque ~crecientemente- constituyen nuestra forma de operat en el mundo. De hecho, a lo largo y a lo ancho del planeta, miles de escuelas, de educa- dores y de estudiantes estén haciendo uso creciente de estas posibilidades abiertas por las tecnologias de red. De este modo, se trata de preparar a los individuos en las nuevas formas de comunicar, producir, coordinar. Pero lo que queremos destacar especialmente aqui es que la exploracién del mundo de Internet y el uso de las redes tiene otto sentido educativo, més allé de las funciones de busqueda de informacién y de intercambios educativos a di tancia. “En lo mas profundo, la educacién tiene que ver con ‘hacer sentido? del mundo en que uno vive y aprender a interactuar con él y a resolver los problemas que plantea” (Briinner, 2000). El recurso a las redes adquiere sen- tido en la confrontacién y reelaboracién educativa de esa experiencia. La educacién ya no puede desplegarse en condiciones de-encierro y uni- formidad simbélica. No es posible pensar el proceso educativo sin el entre- cruzamiento de las redes y de los flujos masivos de comunicacién porque ésa ¢s nuestra condicién como sociedades, culturas y sujetos. Lidiar y hacer sen- tido en el desorden de los signos deberia ser, en definitiva, un t6pico 0 asun- to basico del proceso educativo contemporineo. Para ello, se necesita que los estudiantes experimenten en la escuela de la experiencia —relativamente guiada o “andamiada’— de lidiar con el universo de los entornos e intercam- bios electrénicos. En funcién de esta perspectiva, las tecnologias deben integrarse en las escuelas junto a la promocién de miltiples formas de organizar y dar senti-

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