3.4. EL PROBLEMA DE UNA TIPOLOGIA
DE LOS SIGNOS
3.4.1. Verbal y no verbal
Aunque en 2.1. hemos dado una definicién de la funcién
semistica valida para cualquier tipo de signos y aunque hemos
examinado el proceso de produccién de signos desde el punto
de vista de muchos signos no verbales, seria aventurado sos-
tener que no existen diferencias entre distintos tipos de signos.
Indudablemente, es posible expresar e] mismo contenido
bien mediante la expresién /esté saliendo el sol/ bien me-
diante otro artificio visual compuesto de una Ifnea horizontal,
un semicirculo y una serie de lineas diagonales que irradian
desde el centro del semicirculo. Pero seria mucho mas dificil
afirmar mediante artificios visuales el equivalente de /el sol
esta saliendo fodavia/, de igual modo que seria imposible
tepresentar visualmente el hecho de que Walter Scott sea el
autor de Waverley. Es posible decir que tengo hambre tanto
con palabras como con gestos, pero los gestos resultarian int-
tiles para establecer que la Critica de la razén pura prueba
que la categoria de la causalidad es una forma a priori (aun
cuando Harpo Marx podria aproximarse sensiblemente a ese
tesultado).
El problema podria resolverse diciendo que teoria de la
significacién y teorfa de 1a comunicacién tienen un objeto
primario que es la lengua verbal, mientras que todos los lla-
mados lenguajes restantes no son otra cosa que aproxima-
ciones imperfectas, artifictos semidticos periféricos, parasita-
trios e impuros, mezclados con fenédmenos perceptivos, pro-
cesos de estimulo-respuesta, etc.
Por tanto, podriamos definir el lenguaje verbal como el
SISTEMA MODELADOR PRIMARIO del que los demas
260son variaciones (Lotman, 1967). O también podriamos defi-
nirlo como el modo mas propio en que el hombre traduce de
forma espectacular sus pensamientos, de modo que hablar y
pensar serian zonas preferentes de la investigaci6n semiética
y la lingiiistica no serfa s6lo una rama (la mds importante) de
la semistica, sino el modelo de cualquier otra actividad semid-
tica: entonces, la semidtica resultarfa ser una derivacidn, una
adaptacién y una prolongacién de la lingiifstica (cf. Barthes,
1964). Otra hipétesis, mds moderada metafisicamente, pero
de las mismas consecuencias prdcticas, serfa la de que sdélo
el lenguaje verbal es el tinica que puede cumplir los fines de
una ‘efabilidad’ total. Por tanto, no sdlo cualquier clase de
experiencia humana, sino también cualquier clase de conte-
nido expresable mediante otros artificios semidticos, deberia
poder traducirse en términos verbales, sin que sea posible lo
contrario. Ahora bien, la efabilidad reconocida del lenguaje
verbal se debe a su gran flexibilidad articulatoria y combina-
toria, obtenida gracias a la utilizaci6n de unidades discretas
muy homogeneizadas, faciles de aprender y susceptibles de
una reducida cantidad de variaciones libres.
Pero aqui tenemos una objecién a esta posicidn: es cierto
que cualquier contenido expresado por una unidad verbal
puede ser traducido por otras unidades verbales; es cierto que
gran parte de los contenidos expresados por unidades no ver-
bales pueden ser traducidos igualmente por unidades verbales;
pero igualmente cierto es que existen muchos contenidos ex-
presados por unidades complejas no verbales que no pueden
ser traducidos por una o mas unidades verbales, a no ser
mediante aproximaciones imprecisas. Wittgenstein qued6 ful-
minado por esa revelacién, cuando (como cuentan los Acta
philosophorum) durante un viaje en tren el profesor Sraffa lo
desafié a traducir el ‘significado’ de un gesto napolitano.!9
1% El famoso gesto no es el que suele creer el lector malicioso.
Se trata de un rapido paso del dorso de la mano bajo el mentén, que
expresa varios significados, desde la perplejidad hasta la despreocupa-
cién. Pero no es casualidad que el equivoco se haya perpetuado y siga
perpetudndose: de hecho, no sélo es imposible traducir verbalmente el
significado, sino también describir, verbalmente y de modo satisfac-
torio, el significante (y sélo se conseguirfa hacerlo usando alguna este-
nografia china al estilo de Efron o de Birdwhistell).
261Garroni (1973) sugiere que, dado un conjunto de conte-
nidos transmisibles por un conjunto de artificios lingtiisticos L
y un conjunto de contenidos habitualmente transmisibles por
artificios no lingiifsticos NL, ambos conjuntos producen por
interseccién un subconjunto de contenidos traducibles por L
en NL o viceversa, mientras que se mantienen irreductibles
dos vastas porciones de contenidos, una de las cuales se re-
fiere a contenidos que no se pueden comunicar verbalmente,
pero no por ello dejan de poder expresarse.
Figura 33
Existen muchas pruebas en apoyo de esta teoria. Indudable-
mente, la capacidad del lenguaje verbal queda demostrada por el
hecho de que Proust consiguié dar la impresién de traducir toda
la serie de percepciones, sentimientos y valores ‘presentados’ por la
pintura de Elstir: pero fue una agudeza por su parte ja decisién
de analizar la obra de un pintor imaginario, porque incluso un
control superficial sobre la obra-estimulo habria mostrado la exis-
tencia de porciones de contenido que la descripcién lingiiistica no
conseguia resolver. Por otro lado, es indudable que ningtin cuadro
(aun cuando estuviera organizado en forma de ‘tebeo’ ininterrum-
pido, con suprema maestria) conseguiria comunicarnos el conte-
nido de la Recherche.!' Las cuestiones de si existen sistemas se-
miéticos NL, de si lo que transmiten, puede llamarse ‘contenido’,
en el sentido usado en el capitulo 2, de si, en consecuencia, las
marcas semdnticas y sus interpretantes deben ser sélo artificios
verbales o pueden organizarse en percepciones’ estructuradas y
1) En cualquier caso, aunque fuera posible hablar de Elstir con
la pluma de Proust, serfa claramente imposible traducir la Erica de
Spinoza con el pincel de Mondrian, a pesar de la afinidad de sus ‘mos
geometricus’.
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