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Bogotá| 8 Ago 2009 - 10:00 pm

Resolución ordena reubicar los que están en cascos urbanos

La mala hora de los


cementerios
Por: Laura Ardila Arrieta

La Iglesia Católica y la autoridad ambiental se declaran preocupadas por la norma. El de


Funza sería el primer camposanto que se trasladaría.

Foto: Diana Sánchez

El cementerio de Funza colinda con el barrio El Lago.

Fue el más alto jerarca de la Iglesia Católica en Colombia, el cardenal Pedro


Rubiano Sáenz, el que, durante la pasada conferencia nacional de obispos, en
julio de este año, puso el dedo en la llaga: “Seguramente habrá que hacer
nuevos cementerios”, dijo visiblemente preocupado el prelado a los sacerdotes
en el encuentro.

No era para menos. En el evento —la Asamblea Plenaria del Episcopado


colombiano número 87—, una funcionaria de la Corporación Autónoma
Regional de Cundinamarca (CAR) le notificó a Rubiano las nuevas
disposiciones del Ministerio de la Protección Social con respecto a estos
terrenos sagrados. Una resolución, la 1447, expedida el 11 de mayo de 2009,
que reglamenta la prestación de los servicios de cementerios, inhumación,
exhumación y cremación de cadáveres y que, entre otros determinantes
puntos, establece que los camposantos deben ubicarse separados de cualquier
tipo de vivienda.

Una regla, cuyo plazo de cumplimiento es de 12 meses, nada fácil de acatar, si


se tiene en cuenta que, según la propia Iglesia, aproximadamente 90 de cada
100 cementerios en Colombia se encuentran en los cascos urbanos, próximos
a conjuntos residenciales, colegios y hasta plazas de mercado, y son
administrados por parroquias que no cuentan con los recursos suficientes para
reubicarlos.

Campos que surgieron al garete, casi con la misma fundación de los pueblos,
sin mayores consideraciones sobre el medio ambiente, las condiciones
sanitarias y las normas urbanísticas. Algunos con 500 años de antigüedad.
Terrenos dispuestos para la muerte, que un día se vieron rodeados por la vida
representada en el florecimiento de residencias de todo tipo.

Sobre su uso y cuidado el Estado legisló apenas en 1979, cuando nació la Ley
9ª o Código Sanitario. Desde aquel momento se determinó que los cementerios
debían estar alejados de centros urbanos y regidos por pautas para la
salubridad, políticas que, no obstante, jamás fueron reglamentadas. Al menos
hasta hace pocos meses, cuando la Procuraduría General empezó a indagar al
respecto con las autoridades ambientales, las alcaldías municipales y la Iglesia.
El ente de control instauró una acción de cumplimiento que se tradujo en la
resolución del Minprotección, que ahora tiene en ascuas a los organismos
involucrados en la actividad de los camposantos.

Según funcionarios de esa cartera y voceros de la Iglesia, el número de


cementerios del país —divididos en públicos, privados y mixtos— no está
establecido. Tampoco está claro quién tiene la responsabilidad oficial de
manejarlos. El caso puntual para mostrar los líos generados por la norma por
ahora es el del cementerio parroquial de Funza, de 250 años de antigüedad,
cuya reubicación fue ordenada por un juez para febrero de 2010 a más tardar
—ver recuadro.

El Espectador consultó a las partes involucradas en el asunto.

“Modificaremos la resolución”: Minprotección

Javier Ríos, funcionario del área de Salud Pública del Ministerio de la


Protección Social.
La Iglesia y la autoridad ambiental están preocupadas por esta resolución…

En este momento está cursando una modificación a esa resolución en la que


se aclara que sólo aplica a los cementerios nuevos.
¿Cuándo sale esa modificación?
Está cursando.

¿Qué va a pasar entonces con los cementerios ubicados cerca de viviendas?


Deberán cumplir con el resto de la norma. Los secretarios de Salud de los
municipios harán vigilancia y control a los riesgos del ambiente.

¿Quién maneja los cementerios del país?


Las secretarías de Salud hacen vigilancia y control, pero no hay un ente
específico que los maneje. Acuérdese que hay cementerios de todo tipo.

¿Cuántos cementerios hay?


No hay una estadística. Como se trata de una unidad de negocio, cada territorio
tiene la estadística.

La norma también ordena medir la capacidad de los camposantos. ¿Cómo se


hace eso?
La capacidad está medida por los estudios de mortalidad de la jurisdicción del
cementerio y su área.

El caso Funza

El olor “a muerto” se tomó la calle 14, justo al lado del cementerio, de forma tal
que en ocasiones resultaba insoportable respirar. No tuvieron que pasar
muchos días para que al insufrible hedor se le sumaran moscas y mosquitos
que terminaron de arruinar la existencia de los habitantes del barrio El Lago, en
Funza, a 15 minutos de Bogotá. Don Alfredo, el viejo sepulturero, fue el
encargado de dar la explicación que todos ya imaginaban: Un cadáver que
yacía en una improvisada bóveda, construida sin acierto con bloques de
cemento, se había reventado debido a la inadecuada preparación que se le dio
al cuerpo. Corría el año 2000. “Propusimos trasladar el cadáver. Pensamos que
lo correcto era exigir a la parroquia y a la Alcaldía que asumieran los costos y
tomaran medidas para evitar que eso volviera a ocurrir. Para eso, instauramos
una acción popular.
La mala hora de los
cementerios
Por: Laura Ardila Arrieta

Nunca imaginamos que el fallo del juez sería el de reubicar el camposanto”,


explica Mercedes Rey, presidenta de las juntas de acción comunal por aquella
época y primera dama del municipio en la actualidad. La decisión, prorrogada
en cinco ocasiones por petición de los demandados, tiene a las autoridades
municipales buscando un terreno para un nuevo cementerio que cumpla con
los requisitos legales. La carrera contrarreloj irá hasta febrero de 2010. Al
respecto, la Procuraduría aseguró en un oficio enviado a la CAR que la
decisión del juez en este caso “está inmersa en el espíritu” de la resolución
1447 del Ministerio de la Protección Social.

“Los que no cumplan serán reubicados”: CAR

Piedad Gutiérrez, subdirectora jurídica de la CAR.


¿Qué conlleva el cumplimiento de la norma del Ministerio?
Evidentemente, los cementerios que no cumplan la resolución en el término de
un año tendrán que ser reubicados. Creo no equivocarme al decir que se trata
de buena parte de los cementerios del país. Esto podría traer una serie de
problemas sociales, ya que se verá involucrada la parte espiritual de los
ciudadanos. Muy respetuosamente debo decir que la norma falla al determinar
un régimen de transición de un año, pero sin contemplar los pasos para poder
cumplir la ley.

¿Qué le falta a la resolución?


Lo primero que se ha debido hacer es determinar la naturaleza de los
cementerios del país y las condiciones de cada uno, caso por caso.

¿Qué está haciendo la CAR para cumplir la regla?


Estamos realizando una avanzada con los alcaldes y párrocos de los 104
municipios de nuestra jurisdicción para darles a conocer las disposiciones. Hay
que buscarles dolientes a los cementerios.

“Nos preocupa la gente”: Iglesia

Monseñor Fabián Marulanda, secretario saliente de la Conferencia Episcopal.


¿Qué opina de la resolución del Minprotección?
Estamos preocupados, fundamentalmente por la gente, porque la Iglesia puede
decir ‘listo, entregamos los cementerios’, ya que administrarlos no es una
obligación de la Iglesia. Sin embargo, el cuidado de los muertos es una de
nuestras obras.

¿Es posible reubicar un cementerio?


Quiero aclarar que todas estas disposiciones son muy puestas en razón. Creo
que lo más sensato es crear cementerios nuevos y dejar que los que ya están
se extingan naturalmente. Es apenas lógico que un camposanto no se pueda
trasladar. Lo que pasa es que no será fácil encontrar lotes que cumplan con los
requerimientos: zonas peatonales, tratamiento de aguas, que los vientos vayan
a determinada dirección, entre otros.

¿Quién debe asumir los costos que implique cumplir la resolución?


Creo que el Estado.

¿Cuántos cementerios administra la Iglesia?


No tenemos ese dato. Muchos.

¿Quién cobra por el uso de los terrenos que ustedes administran?


La Iglesia, pero son sumas módicas.

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