You are on page 1of 10

EL DIVAN

(En vías de obtener la Certificación ISO 9001-2000)

DELINCUENTES DE PAPEL…

Para mi amigo Luís Soto.

Hay de delincuentes a delincuentes. Existen


los convencionales que los verás
empuñando una pistola o un puñal o una
sica para atracar a un parroquiano a la
vuelta de una esquina; los de cuello blanco
que un día pueden llegar a gobernar un
Estado o a ser Presidentes de la República y
luego robarse la mitad de la partida secreta
pero sobre todo la partida entera; y los que
pertenecen al narcocrimen organizado los
cuales se han llevado las primeras planas en
los últimos años.
Pero existen otros que, poco a poco y en
sigilo, han ido ganando espacios sin
disparar una sola bala y, a hasta cierto
punto, con escasa, muy escasa peligrosidad.
Éstos son los que desde ahora llamaremos
los delincuentes de papel.
Son aquéllos que, menospreciando otras
herramientas para actualizar su conducta
delictiva -como serían unas parcas
amenazas verbales, armas de fuego o
blancas o un machete o un bastón de
seguridad metálico para automóvil, un elote
escondido debajo de la camisa que simule
una metralleta o una pistola de juguete o
una AK 47- optan por un recado, escrito
invariablemente a mano, donde indican la
razón de su presencia: el asalto.
Estos tipos pueden considerarse como un
parteagüas en la historia del crimen ya que,
sin duda, han revolucionado las variantes
en el modus operandis de este delito.
Para empezar, dada su probada
alfabetización por medio del texto de
marras, a ellos no los podemos considerar
tan fácilmente como unos vulgares ladrones.
Claro, partiendo de que son ellos mismos
quienes redactan el papelucho.
He aquí lo interesante. Para empezar,
déjenme decirles que en el derecho penal
existe la figura denominada Iter Criminis,
una locución latina que significa camino del
delito y que se refiere al proceso de
desarrollo del delito, o sea, a las etapas que
posee, desde el momento en que se idea la
comisión de un delito hasta que se
consuma.
Entendido este breviario criminológico, no
queda más que reconocer que la ejecución
de este delito que hoy nos ocupa, no es tan
sencilla como parece y que, por el contrario,
el sujeto activo tiene frente a sí un gran reto
pues sobre todo debe resolver un serio
problema retórico que incluye lo dialectal y
lo lingüístico.
Entonces debe reflexionar y decidir en torno
a los siguientes factores: el objetivo, la idea
o mensaje, el lector o destinatario, el género
literario y las secuencias textuales.
En otro marco, atendiendo a los
especialistas en Lingüística Textual, la
disciplina encargada de este asunto del
proceso de escritura, éstos nos dirían que el
problema retórico entraña la solución de
aspectos tales como: la adecuación del texto,
la coherencia, la cohesión y la forma del
mensaje.
Ese el gran desafío de estos peculiares
malhechores.
Para entendernos mejor, tomemos como
ejemplo la siguiente nota fechada en
Hermosillo: “Ocho asaltos cometidos en
menos de dos meses sin utilizar algún tipo de
arma, sólo una nota con mensaje
amenazante, le atribuye la Policía Estatal
Investigadora a un joven conocido como “El
Pitufo”. Al momento de su detención, “El
Pitufo” llevaba entre sus pertenencias al
menos tres notas escritas en papel que
decían: “Todo el dinero si gritas te mueres” y
al parecer se disponía a cometer otro atraco.”
O esta otra fechada en Matamoros
Tamaulipas:”Sin ningún problema un solitario
sujeto asalto de nueva cuenta un banco
donde vaciara la caja número tres tras de
entregarle un papelito a la cajera donde le
decía, “esto es un asalto, entrégueme el
dinero o empiezo a disparar”.
“Las autoridades policíacas ya cuentan con
la fotografía del asaltabancos que utiliza la
sicología para cometer los atracos, pues es
“cliente” de esta Institución a la cual ya la ha
asaltado en tres ocasiones utilizando el
mismo patrón, pues llega con el papelito y se
lo cambia por dinero, acudiendo a la misma
caja”.
O esta última ocurrida recientemente en
esta ciudad de Hermosillo:
“Terror sicológico utilizó como arma un
solitario ladrón para cometer el sexto asalto
bancario del año en Hermosillo, en esta
ocasión en una sucursal Banorte de la
colonia Balderrama, la cual ya había sido
atracada en mayo de 2008.
“Esto es un asalto, traigo una bomba,
entregue todo el dinero”, supuestamente
decía la nota escrita en papel con la que el
delincuente atemorizó a la responsable de la
caja número 3 para despojarla del dinero.”
Aunque “El Pitufo” no corrió con la misma
suerte que “El solitario sujeto” y “El Solitario
Ladrón” los tres vivieron el mismo dilema a
la ahora de darle el banderazo de salida a su
Iter criminis.
Supongamos que los tres ya decidieron
incursionar en esta empresa y supongamos
además que ya eligieron el lugar que habrán
de asaltar. Todo estuviera bien si ahí parara
la cosa.
Pero no, señores. Una noche antes estos
jóvenes habrán de recluirse en su soledad
para arrastrar la pluma y escribir el
enunciado que mas efectivo sea para sus
pretensiones.
“El Pitufo” o “El Solitario Sujeto” o “ El
Solitario Ladrón” debieron de pasar un largo
rato hasta dejar insuperable ese texto que
sería la piedra angular de su modus
operandi: El “Todo el dinero si gritas te
mueres” del primero o el “esto es un
asalto, entrégueme el dinero o empiezo a
disparar” del segundo o el “Esto es un
asalto, traigo una bomba, entregue todo
el dinero”, me quiero imaginar que no son
más que el resultado de varias horas de
ensayo y otras tantas hojas aventadas
echasbolita al cesto de la basura.
El trío de oraciones, ya vistas a toro pasado,
pueden ser excelsas o pueden ser
perfectibles, según se vea.
En esos recipientes de la basura pudieron
haber quedado papelitos en los que pudo
haber dicho: “El dinero cabrona”, (sin
puntuación) pero es muy lacónico y confuso.
O éste: “Echa pa´cá lo que tengas a´í abajo”
pero es muy ambiguo pero sobre todo
alburero”.O bien, otro donde dijera: “Dame
todo el dinero que tengas junto a ti producto
de alguna inversión o depósito o de lo
contrario, aquí mismo saco mi arma de uso
exclusivo del ejercito nacional y te mato”,
pero, por un parte, es mucho pedir para el
nivel educativo del “Pitufo” o “El Solitario
Sujeto” o “El Solitario Ladrón” y, por otra, de
aquí a que fuera leído por la destinataria, ya
los habrían apañado a los tres.
Como quiera que sea, los textos que ellos
eligieron fueron infalibles pues consiguieron
su propósito. Recordemos que al “Pitufo” lo
agarron hasta la octava vez que hacia eso y
todavía le encontraron dentro de sus
pertenencias sendas notas que, como
parque, pretendía utilizar seguramente en
sus próximos ataques, mientras que al
“Solitario Sujeto” y al “Solitario Ladrón”
todavía es hora que no los detienen y lo
mas es probable es que estén por ahí en el
rincón de su cuarto bajo la penumbra de
una lámpara cual si fueran dos Sor Juanas,
escribiendo los textos más temibles que
habrán de utilizar en sus siguientes y
epistolares correrías.
Ante tal impunidad, todo esto puede
resultar muy atractivo para otros
potenciales delincuentes que, comodinos,
sólo están esperando cualquier innovación
en la industria delincuencial para ponerlas
en práctica.
No dude usted que muchos ya están
pensando en guardar sus metralletas,
regalar sus granadas, despedir a sus
sicarios, separarse de sus cómplices e irse
prestos tienda por tienda como Benito
Canales a comprar tinta y papel e
incursionar en esta variante de la
criminalidad.
Sin embargo, debemos advertir que por
más fácil que parezca esto, como todo,
también tiene sus bemoles y si no se cuidan
algunos factores las cosas pueden salir muy,
pero muy mal.
Si bien al “Pitufo” al “Solitario Sujeto” y al
“Solitario Ladrón” todo les salió a pedir de
boca fue porque las condiciones se
prestaron.
Pero ¿qué pasaría si al momento de
entregar el aterrador papelito, la víctima-
regularmente una inocente cajera-no le
entiende ni madres a la letra? O ¿Qué tal si
la susodicha resulta que tiene un problema
de miopía y de pronto no alcanza a descifrar
tan aterrador mensaje? Lo más probable es
que ésta le pida auxilio a su más cercano
compañero o al vigilante mismo y éste a otro
y a otro, con la consabida pérdida de esos
segundos que son vitales para la causa,
momento en el cual al sujeto activo deberá
aprovechar para poner pies en polvorosa, si
no quiere verse linchado por todo el
personal, claro, si es que alcanzan a
entender a tiempo su papírica herramienta
de trabajo.
Por eso creo que esta paradigmática
forma de asaltar, si bien ha rejuvenecido al
rostro canallesco al cual nos tenían
acostumbrados los otros tipos de rufianes
que les daba por llegar a la ventanilla
encañonando gente así nomás porque sí,
también es cierto que muy pronto tendrá
que echar mano de su máximo ingenio y de
un gran equipo de colaboradores para que
esta pacifista forma de adueñarse de lo
ajeno, no sea flor de un día y en el futuro
sólo la recordemos con nostalgia.
De acuerdo a las crónicas de los diarios,
aparentemente “El Pitufo” y obviamente
tanto el “Solitario Sujeto” como el “Solitario
Ladrón” no acarreaban tras de sí a cómplice
alguno; no obstante, y en la medida que su
negocio crezca como una lógica
expansionista del mercado, o como una
empresa en vías de crecimiento tendrán
necesariamente que transformar su
organización.
Como hemos visto, sus operaciones son
complejas y requieren conocimientos
especializados, estructuras gerenciales
formales y la utilización de herramientas de
dirección sofisticadas. De seguir con esta
tendencia, su dimensión les permitirá tener
los recursos humanos y técnicos necesarios
para operar eficazmente.
Si la seguridad pública está tan endeble y
estos innovadores de la criminalidad siguen
dando fuertes golpes, pronto no se darán a
basto ellos solos por lo que necesariamente
deben pasar por una compleja metamorfosis
gerencial que les permita superar la
transición del pequeño emprendimiento
empresarial a la formalidad y sofisticación
de la gran empresa.
Tomemos en cuenta que estos tipos han
sido unos milusos que se ven obligados a
ubicar a la víctima, planear la logística,
redactar los mortales papelitos, portarlo en
la bolsa, ir hacia el blanco escogido, llevar a
cabo el asalto (esto incluye mostrar con
fiereza el texto, esperar a que lo lean, que lo
entiendan, luego que la destinataria se
amedrente y al final que entregue las talegas
de dinero), vivir una eventual persecución y
gozar de las mieles del botín.
Todo lo anterior implica riesgos, muchos
riesgos.
En cambio si tanto “El Pitufo”, como “El
Solitario Sujeto” y “El Solitario Ladrón” se
deciden a incorporar progresivamente el
talento necesario para manejarla, sin duda,
que facilicitará la persecución de los
objetivos y planes de la empresa.
Por principio de cuenta y a fin de prevenir
reveses o infortunios con atrabancados
galimatías, se me ocurre que pudieran
contratar antes que nada a un corrector de
estilo que les pula, sin excepción alguna,
absolutamente todos los manifiestos o
escritos que vayan a ser utilizados en una
ventanilla. Será el encargado de leer y releer
cada párrafo para corregir errores. No sólo
debe controlar las faltas de ortografía sino
también la sintaxis y la semántica de cada
oración, es decir, asegurar que esté
correctamente construida y que, ante todo,
se entienda la idea que como castrense
orden, adviértase amenaza, se quiere
transmitir.
Asimismo, y conforme pase el tiempo, los
hasta ahora solitarios sujetos tendrán que
aplicarse nada más en tareas gerenciales
por lo que no podrán solos con el paquete
principal y se verán en la necesidad de
delegar tareas; eso obligará a contratar a un
escriba o un amanuense que, bajo la
supervisión de los para entonces,
emuladores de “El Pitufo”, “El Solitario
Sujeto” y “El Solitario Ladrón”, como
maquilas estarán encargados de hacer las
notitas invariablemente a mano, tantas
veces sea necesario y tantas ocasiones lo
exija la demanda de sucursales bancarias
potencialmente asaltables.
Por otra parte y pensando que esta
organización criminal en cierne, al paso que
va, muy pronto trascenderá fronteras, debe
ir pensando en hacerse de los servicios de
un políglota que coadyuve en la traducción
de los textos que vaya haciendo el escriba y
vaya puliendo el corrector de estilo.
Esto no es una inversión inútil, pues dicho
hombre, versado en una ristra de idiomas
resultará de mucha valía cuando por
ejemplo, ya internacionalizados, se quiera
asaltar una sucursal norteamericana o una
china.
En esos lugares no se puede ir a
improvisar y salir con un papelito casero y,
para estas alturas tercermundistas, de
“Esto es un asalto”. Tampoco se puede
caer en la estúpida trampa de querer
apantallar con aparente manejo de esos
idiomas y recurrir a la fofa, parodiada
invención de un habla utilizada a lo mucho
en las películas de dudosa calidad.
Es decir, no se puede llegar a la ventanilla
de un banco gabacho amedrentando con
una ridícula hojita que diga: “usted
entregarme toduo su Money o de lo
countrario, este será The End de su vida.”
Tampoco se puede llegar a una, de seguro,
blindada unidad crediticia de China y a
través de un arrugado papel, espetar:
“Quielo tolo el dinelo o aholita se
muelen.”
Para evitar estos chascos, es menester
contratar cuanto antes tanto al escriba, al
corrector de estilo como al políglota, cuando
menos.
Ahora bien y a efecto de dejar huella que
un día pueda descollar en la leyenda y no
verse sepultado por el anonimato, se sugiere
contratar por honorarios a un diseñador que
se encargará de hacer un logo el cual,
llegado el momento, se habrá de rotular en
los papelitos, de tal suerte, que como lo hizo
El Zorro o un insigne personaje de esos, el
mundo entero sepa que en ese lugar se hizo
presente el que alguna vez, con sutil
discriminación, fue identificado simple,
llana y despectivamente como “El Pitufo” o
“El Solitario Sujeto” O “El “Solitario Ladrón”
Llegada la ocasión, y si para entonces
nuestros representantes populares no han
aprobado, según ellos como medida
preventiva, una ley que restrinja el uso de
tinta y papel en los establecimientos
abiertos al público , creo que también será
conveniente hacerse de los servicio de un
perito calígrafo grafoscopio, para que el día
que aprehendan a uno de estos hombres y
quieran tallarles en la cara uno de esos
escritos como prueba irrefutable del cuerpo
del delito, aquel dictamine a favor de los
detenidos, sin temor a equivocarse, que en
ninguno de los casos es su letra…

avilesdivan@hotmail.com

You might also like