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El análisis del texto parte del supuesto de que la corrupción está presente en la
política, y no solo eso, la corrupción hace la política, provocando que los
ganadores sean siempre los que montan el mejor “carro alegórico”, el que
adorna mejor su campaña política y por lo tanto, el que mas trafico de
influencias realice.
En lo concreto, hay que operar bajo la lógica de “El Bien Común” e impedir la
corrupción al fiscalizar a través de una ley de financiamiento, que permita
establecer un nexo de rendición de cuentas de los partidos hacia los votantes,
para clarificar sus gastos, así como también rendir cuentas frente a las
instituciones publicas (el Estado).
La segunda parte del texto, parte de otro supuesto muy distinto al de la primera
parte; se admite de que la corrupción existe y por mas que el pueblo fiscalice,
la corrupción sigue existiendo de igual manera, por lo que se trata entonces, de
dificultar la corrupción por medio de la instauración de conductos regulares,
que establece un piso común de expresión y propaganda, que impida en cierta
medida que gane el que mas invierte en la “fiesta de la democracia”.
En el texto se afirma que la gran mayoría de los donantes (en su mayoría
empresas privadas) y los ejecutivos de las candidaturas, se encuentran
siempre en el borde de la ley, donde deberían intervenir ciertos organismos
fiscalizadores como impuestos internos, que tomara en cuenta la gestión y los
tráficos.
La idea es combinar y contrapesar bienes distintos, garantizar el derecho a ser
oído como candidato, aunque no tenga un respaldo de dinero, tiene derecho a
plasmar sus ideas y sus programas; se busca establecer un piso mínimo,
porque da mayor pluralismo y diversidad, y da mayor capacidad de renovación.
Por otro lado las donaciones deben ser secretas, porque evitar que los
candidatos sepan quienes son sus donantes, permite desarticular el tráfico de
influencias, acabar con los grados de extorsión y represalias contra quienes
sean los donantes (para que no se les obligue donar, ni se les persiga por
donar poco o doran por otro).
Se propone establecer subsidios mínimos para las campañas, para garantizar
la utilización de prensa y radio.
Para establecer el piso mínimo de igualdad de competencia, se propone
mantener el sistema de la franja televisiva obligatoria en horario preferencial y
de transmisión obligatoria y simultanea en todos los canales de televisión
abierta. A lo cual se le agrega la prohibición de transmitir propaganda política
pagada en la televisión.
De esta manera el Estado crea pisos mínimos y fiscaliza el comportamiento, en
tanto es el pueblo el que fiscaliza los contenidos programáticos y los actos de
los políticos, exigiendo y haciendo práctica la mas absoluta transparencia.