Diálogo proviene del griego. Día: “a través”; logos: “palabra”, “sentido”. Es, entonces, “significado pasando o moviéndose a través”. Como un río que fluye, creando, al atravesarnos, una especie de sedimento, fundamento, resto, reserva de significado compartido.
¿Por qué pensamientos? Porque el pensamiento es imaginación, que puede
ser creación.
Diálogos y pensamientos. Un fluir compartido de ideas. Construcción,
deconstrucción, reconstrucción con otros.
Algunas reflexiones a partir de la editorial.
- Pensar como transgresión: frente a tanta imagen enlatada, acabada, establecida, gestionada por los medios masivos de comunicación, la gestión de las propias imágenes se vuelve efectivamente imprescindible transgresión.
- El valor de la pregunta, generando un nuevo sentido, una nueva mirada. Sólo
si interrogo lo que hay, abro la puerta a lo nuevo.
- La escucha... esa práctica olvidada, descuidada. Algunos diálogos parecen
monólogos concatenados... la escucha es renuncia a la propia certeza, para que advenga la palabra del otro. Los cínicos decían que si los dioses nos dieron dos oídos y una boca es porque hay que escuchar el doble de lo que se habla. La escucha, ese gesto de amor.
- Asombro y sorpresa: antídoto contra las naturalizaciones. Que no deje de
sorprendernos el mundo, para que no deje de sorprendernos la violencia, el hambre, la miseria, el abuso.