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del aumento de cotizaciones que pasaron a ser de cargo del trabajador. De este modo,
al ser la protección de las rentas líquidas del empleado el propósito de dicho aumento, y
a falta de un precepto legal específico en contrario, no corresponde tenerlo presente
para fines diversos del que expresamente ha previsto la ley. Además, el derecho al
cobro de asignaciones, según el artículo 99 del Estatuto Administrativo, prescribe en el
plazo de seis meses contado desde la fecha en que se hicieron exigibles.”.
Asimismo, el día 18 de agosto del presente año, ante una serie de inquietudes
promovidas por distintos actores del quehacer municipal, la Contraloría General de la
República debió emitir una resolución aclaratoria del anterior pronunciamiento, dando
lugar al dictamen Nº 44.764, que, en la parte resolutiva, señaló:
Agregó, este último oficio que: “Lo anterior guarda armonía, por lo demás, con lo
sostenido por la reiterada jurisprudencia de este Órgano Fiscalizador que, entre otros,
en los dictámenes Nºs 329, de 2006, 40.282, de 1997, y 27.108, de 1983, concluyó que
el incremento de que se trata sólo ha podido beneficiar a aquellos estipendios,
asignaciones y remuneraciones imponibles que existían en el régimen remuneratorio
vigente a la data antes mencionada.” (28 de febrero de 1981).
Para iniciar nuestra presentación se hace esencial que usted considere una realidad
social, jurídica y administrativa, que presentan la mayoría de las municipalidades del
país, las que haciendo una aplicación real y efectiva de la doctrina emanada del
dictamen Nº 8.466, de 2008, procedieron a ejecutar acciones destinadas a aplicar el
incremento previsional que dispone el D.L. Nº 3.501, de 1980, de acuerdo a la realidad
remuneracional vigente en el ámbito municipal, según era procedente, no obstante que,
con la emisión del dictamen Nº 44.764, de 2009, se ha incurrido en una supuesta
limitación que – a nuestro juicio – resulta equivocada, puesto que la letra y el espíritu de
la ley no era ni es que la fijación de una fecha, como es la del 28 de febrero de 1981,
tuviese por finalidad aquella que se le pretende dar y que, en los hechos, ha significado,
por ahora, la no aplicación del incremento en aproximadamente un tercio de las
municipalidades del país, con el consiguiente efecto de desigualdad entre análogos
servidores públicos, en materia remunerativa.
Será materia esencial de esta petición el centrarse en los principios básicos que el
legislador tuvo en cuenta al establecer la formula legal del incremento previsional, y que
son:
3. En el inciso primero del artículo 41 del Código del Trabajo se establece: “Se entiende
por remuneración las contraprestaciones en dinero y las adicionales en especie
avaluables en dinero que debe percibir el trabajador del empleador por causa del
contrato de trabajo.”
Reafirmando tal concepto, en el inciso segundo del citado artículo se dispone: “No
constituyen remuneración las asignaciones de movilización, de pérdida de caja, de
desgaste de herramientas y de colación, los viáticos, las prestaciones familiares
otorgadas en conformidad a la ley, la indemnización por años de servicios establecida
en el artículo 163 y las demás que proceda pagar al extinguirse la relación contractual ni,
en general, las devoluciones de gastos en que se incurra por causa del trabajo.”
4. Cabe advertir que el texto del actual artículo 41 del Código del Trabajo corresponde
al del artículo 51 del Decreto Ley núm. 2.200 (1978), vigente a la fecha de promulgación
del D.L. Nº 3.501.
En tal enumeración se define al sueldo como “el estipendio fijo, en dinero, pagado por
períodos iguales, determinados en el contrato, que recibe el trabajador por la prestación
de sus servicios”, sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 10
(beneficios adicionales que suministra el empleador en forma de casa habitación, luz,
combustible, alimento u otras prestaciones en especie o en servicios). A su vez, en tal
norma se establece que el sobresueldo “consiste en la remuneración de horas
extraordinarias de trabajo.”
Tales definiciones son coincidentes con las contenidas en el artículo 51 del mencionado
Decreto Ley núm. 2.200.
Entre las instituciones indicadas en tal norma se encuentran: la Caja de Previsión de los
Empleados Municipales de Santiago, la Caja de Previsión de loa Empleados Municipales
de Valparaíso; la Caja de Retiro y Previsión de los Empleados Municipales de la
República, la Caja de Previsión de los Obreros Municipales de la República.
Tales remuneraciones son “de naturaleza imponible” por ser “intrínsecamente afectas a
imposiciones previsionales.”
vitales mensuales; c) Por cincuenta sueldos vitales mensuales, cincuenta sueldos vitales
mensuales de la Región Metropolitana de Santiago, y d) por remuneración de naturaleza
imponible, aquella intrínsecamente afecta a imposiciones previsionales, aún cuando una
parte de ella no lo esté por el sólo hecho de exceder los límites de imponibilidad.”
13. Por lo tanto, el incremento previsional establecido en el artículo 2 del D.L. Nº 3.501
se aplica a todas las remuneraciones -definidas en el artículo 41 del Código del Trabajo-
de los trabajadores dependientes afiliados a las instituciones de previsión indicadas en
el artículo 1 del citado Decreto Ley. Dicho incremento se aplica sobre la parte de esas
remuneraciones que no exceda de 60 Unidades de Fomento.
17. De tal cotejo resulta indudable que, para los fines del incremento previsional, se
deben entender como remuneraciones imponibles las siguientes, establecidas en los
textos legales que se expresan:
18. Como en la actualidad el incremento previsional sólo se aplica al sueldo base, en los
párrafos siguientes analizaremos lo concerniente a la imponibilidad de las otras
modalidades remuneracionales recién mencionadas.
- La asignación municipal
20. Por lo tanto, la asignación municipal existía al 28 de febrero de 1981, por lo que
formaba parte de las remuneraciones de los trabajadores municipales aun cuando su
pago se difería para el 1 de marzo de 1981.
21. De otra parte, no obstante que fue establecida como “no imponible”, legalmente le
correspondía ser considerada como una remuneración imponible si tenemos presente lo
dispuesto en el artículo 14 del D.L. Nº 3.500; en los artículos 41 y 42 del Código del
Trabajo (entonces artículos 50 y 51 del D.L. Nº 2.200 (1978)); en los artículos 1, 2, 4 y 5
del D.L. Nº 3.501 (1980), y en el Decreto Nº 40 (MTPS, 1981).
Asimismo, en caso alguno la asignación municipal constituye una devolución “de gastos
en que se incurra por causa del trabajo”, emolumento que por expresa disposición del
inciso segundo del artículo 50 del D.L. Nº 2.200 (actual artículo 41 del Código del
Trabajo), no constituye remuneración.
23. Adicionalmente debe recordarse que no es inusual que para reducir costos
derivados de aumentos de remuneraciones se recurra a declarar no imponible todo o
parte del aumento. Ejemplo de ello es lo dispuesto en el Decreto Ley Nº 3.551 respecto
de otros grupos de funcionarios, al establecer diversas asignaciones “no imponibles”. Sin
embargo esas asignaciones son consideradas conjuntamente con el sueldo base para
determinar el monto de otras asignaciones, como es el caso de lo dispuesto en el
artículo 69 de la Ley Nº 18.695.
24. Sin duda existe una colisión entre los Decretos Leyes núms. 3.500 y 3.501, que
establecieron el nuevo sistema de pensiones, y el Decreto Ley Nº 3.551, en el que
errónea, injustificada e ilegítimamente se atribuyó la condición de no imponible a la
asignación municipal. Como ya se ha expresado, la asignación municipal corresponde al
concepto de remuneración imponible de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 14 del
Decreto Ley Nº 3.500 y 41 del Código del Trabajo (artículo 50 del D.L. Nº 2.200).
25. Con referencia a dicha colisión no cabe duda de que el Decreto Ley Nº 3.551 no
pudo legalmente modificar ni dejar sin efecto las normas sobre cotizaciones contenidas
en los Decretos Leyes núms. 3.500 y 3.501, teniendo principalmente presente:
26. Por último, los razonamientos precedentes, sin duda, presidieron la decisión
gubernamental expresada en la Ley Nº 18.675, promulgada el 1 de diciembre de 1987 y
publicada el 7 de diciembre de 1987, la que en el inciso primero del artículo 9 dispuso:
“Las remuneraciones y bonificaciones, no imponibles, de los trabajadores de las
entidades actualmente regidas por (…) los Títulos I, II y IV del decreto ley Nº 3.551 de
1981, (…) estarán afectas, a contar del 1º de enero de 1988, a las cotizaciones para el
financiamiento de los beneficios de pensiones que establecen la columna 3 del artículo
1º del decreto ley Nº 3.501, de 1980, y el artículo 17 del artículo 17 del decreto ley Nº
3.500, de 1980, según corresponda, siempre que los trabajadores referidos estén
afectos a las cotizaciones para pensiones establecidas en estos últimos decretos leyes.”
Sobre el particular cabe también evocar que los Decretos Leyes 3.500, 3.501 y 3.551
llevan la firma de los mismos gobernantes.
27. Acudiendo nuevamente a lo dispuesto en los artículos 14 del D.L. 3.500 y 41 del
Código del Trabajo, el pago de horas extraordinarias es una remuneración imponible por
cuanto es una contraprestación en dinero en dinero que debe percibir el trabajador por
causa de su trabajo. Más aún, en el artículo 42 del Código del Trabajo se dispone que
la remuneración de horas extraordinarias de trabajo constituye “sobresueldo”, lo que da
a dicha modalidad remuneracional el carácter de imponible, según lo establecido en el
citado artículo 14 del D.L. Nº 3.500.
29. Por lo tanto la asignación por horas extraordinarias tiene y ha tenido siempre el
carácter de remuneración imponible por lo que también forma parte de las
remuneraciones a las que se aplica el artículo 2 del D.L. Nº 3.501.
• La asignación de antigüedad
32. Esta asignación imponible, regulada por las normas pertinentes contenidas en las
leyes núms. 19.803, 20.008 y 20.198, incrementa el monto del sueldo base mensual
incentivando el desempeño colectivo de los funcionarios para así dar cumplimiento a los
objetivos institucionales fijados.
• “El incremento del DL 3501/80 tiene por fin evitar la disminución de los estipendios
del trabajador como consecuencia de haberse hecho de su cargo el pago de las
cotizaciones previsionales…”
CONCEPTOS GENERALES
37. Resulta de suyo importante precisar las bases constitucionales, esto es, las ideas,
principios y valores fundamentales, sobre las cuales se sustenta esta materia. Aunque
este análisis pueda parecer jurídicamente distante del tema central, no lo es, dado que
todo nuestro ordenamiento legal, tanto en su dictación, en su contenido como en su
interpretación, debe tener sustento constitucional, especialmente en lo referente a los
principios y valores contenidos en las Bases de la Institucionalidad y en los derechos y
garantías constitucionales, materias que deben ser complementadas con tratados
internacionales suscritos y ratificados por nuestro país, por expresa disposición del
inciso segundo del artículo 5º de la Carta Fundamental.
38. Sobre las funciones e importancia que tienen las Bases de la Institucionalidad,
podemos citar algunos fallos del Tribunal Constitucional, que han afirmado lo expuesto.
Así tenemos:
a) Sentencia del 27 de octubre de 1983 (causa Rol Nº 19), considerando 9º, en el que
se destaca la riqueza que como base interpretativa debe reconocerse al Capítulo I de la
Constitución, cuyo contenido doctrinario orienta al interprete en su misión de declarar y
explicar el verdadero sentido y alcance del resto de la preceptiva constitucional”. Esta
idea es reiterada en el considerando 12, de la sentencia del 5 de abril de 1988 (Rol Nº
53).
39. Especial referencia haremos a la interpretación de las normas legales, dado que
ésta, cualquiera sea el órgano que la realice, jurisdiccional o administrativo, debe
siempre partir desde la Constitución, con especial énfasis en su parte dogmática,
respetando siempre los valores y principios que la informan, para al final volver a ella,
esto es, que la interpretación realizada cumpla con dichos objetivos, dando preferencia
siempre a aquella donde se cumpla con el mandato constitucional de favorecer a la
persona humana, tal como reza el inciso cuarto de la Carta Fundamental, “El Estado
está al servicio de la persona humana”.
Este principio angular, en nuestro caso, implica que, frente a la posibilidad de que una
norma pueda ser interpretada en más de un sentido, debe siempre preferirse aquella
que favorezca a la persona humana. En consecuencia no debemos jamás olvidar que la
Constitución tiene por objetivo primordial, sujetar al Estado a derecho, a fin de
salvaguardar los derechos y garantías fundamentales de las personas que lo crearon.
40. El inciso 4º del artículo 1º, de la Constitución Política, señala cual es el fin del
Estado, indicando que: “El Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad
es promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales
que permitan a todos y cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor
realización espiritual y material posible, con pleno respeto a los derechos y garantías
que esta Constitución establece.”
41. Para analizar esta norma podemos hacer las siguientes distinciones, en atención a
los componentes que lo integran. A saber:
b. Refiriéndose a la finalidad del Estado, el texto define que consiste en promover el bien
común. Promover “es tomar la iniciativa para la realización o el logro de algo.” De esta
manera, se contempla el rasgo activo que le es ineludible al Estado, por cuanto el bien
común general no brota como resultado automático de los movimientos y actividades
espontáneamente generados en el seno de la sociedad, sino que requiere un agente
distinto de los actores que en ella se mueven, esto es, la voluntad de alguien ajeno a
ellos que se esfuerce en definir y ponga en acción lo que conviene a todos.
e. El texto constitucional (inciso 4º en comento), comienza diciendo que: “El Estado está
al servicio de la persona humana”, pero ello no significa que al mismo tiempo no esté al
servicio de la familia y de los cuerpos intermedios, ya que unos y otros forman la
estructura de la sociedad total.
f. El fin del Estado no se define en su propio favor ni se consume en él, sino que se
proyecta sobre la comunidad en la que el Estado se asienta, por ello “debe contribuir a
crear las condiciones sociales…”.
g. Los favorecidos por la contribución a que el Estado se obliga son todos y cada uno de
los integrantes de la comunidad nacional; y estos son los hombres, las familias y los
grupos intermedios, según lo expresa el mismo artículo 1º, de la Constitución.
i. El Estado debe crear las condiciones sociales que permitan a cada uno de sus
integrantes alcanzar su realización. Estas condiciones sociales que se imponen al
Estado, han de comprender todas aquellas que se dirijan a crear el clima, la atmósfera,
el ambiente, el estilo de convivencia que les facilite los objetivos que cada integrante de
la comunidad nacional, individual o colectivo, se ha fijado.
Existe una equivalencia entre los términos “condiciones sociales” y “valores colectivos”.
En efecto, “condición” es “situación o circunstancia indispensable para la existencia de
otra” y “valor” es “grado de utilidad o aptitud de las cosas, para satisfacer necesidades o
proporcionar bienestar o deleite”.
43. En el mismo orden de idea, deben cumplir con este mandato constitucional, toda la
normativa laboral y de seguridad social, fundamental en el desarrollo de la persona y su
familia, protegiéndola en sus aspectos básicos.
45. Mientras la libertad, categoría esencial para la libertad del hombre, es el fundamento
de los derechos políticos y civiles, el nivel de vida adecuado, categoría también esencial,
es a su vez el fundamento de los derechos económicos, sociales y culturales.6
46. En este orden de ideas, lo que se busca por el constituyente en el artículo 19 Nº 16,
es precisamente, junto con fortalecer la familia, es garantizar un nivel de vida adecuado,
en particular al agregar las expresiones “… con una justa retribución.” Lo anterior
complementado con los demás derechos que el mismo numeral confiere y los que se
establecen a propósito de la seguridad social y la admisión a todas las funciones y
empleos públicos.
47. En efecto, los derechos económicos tienen por objeto asegurarle a la persona una
actividad económica que le proporcione los recursos necesarios para sustentación de
ella y su familia, como asimismo asegurarle los mecanismos por medio de los cuales
pueda defender sus intereses económicos y sociales.
En otros términos, es a través del trabajo (en particular a través de la remuneración que
este otorga como contraprestación) que la persona tiene y debe tener la oportunidad de
proporcionarse un nivel de vida adecuado, donde el derecho al trabajo desligado de la
noción de nivel de vida, pierde contenido. La circunstancia de que algunas personas
puedan realizar trabajos en la sociedad al margen de la necesidad de ganarse la vida y
motivada por consideraciones diferentes, es la excepción. La regla general, tanto en
sociedades desarrolladas como en vías de serlo, implica que el individuo debe trabajar
para satisfacer sus necesidades y poder subsistir.
Debemos precisar, que a partir de esta norma y la forma como se consagra el derecho
de propiedad, no cabe duda alguna que los trabajadores tienen un derecho de dominio o
propiedad sobre sus remuneraciones, incluyendo dentro de ella todos los elementos
que, con distintos nombres, la conforman.
50. En este orden de ideas, si se revisa la normativa sobre remuneraciones, ella busca
siempre proteger al trabajador de todo menoscabo ilegítimo de ella. De esta manera,
cuando el legislador a través de los Decretos Leyes núms. 3.500 y 3.501, ambos de
1980, establece un nuevo sistema previsional y cambia substancialmente la carga
impositiva en el sistema de pensiones, pasando ésta a ser de cargo del trabajador, lo
hace reconociendo un derecho de propiedad de los trabajadores sobre sus
remuneraciones y no sólo en general, sino especialmente sobre el monto líquido de
ellas, estableciendo un incremento previsional para asegurarlo. Esto guarda perfecta
armonía con los principios y valores constitucionales expuestos y sientan las bases, que
dan certeza jurídica, para lo que debe ser una posterior interpretación de la norma.En
dichos cuerpos legales, el legislador claramente estableció el concepto de remuneración
que debía utilizarse, remitiéndose a lo que señalaba el Código del Trabajo y que hoy se
contiene el artículo 41 de dicho cuerpo legal. Así, para los efectos del nuevo sistema
previsional, el legislador, a fin de no afectar las remuneraciones de los trabajadores en
orden a disminuirlas, no sólo reconocía el derecho de propiedad que los trabajadores
tienen sobre ellas, sino además lo extendió a todos sus componentes, sueldos,
asignaciones u otros estipendios. Pero no sólo se conformó con eso, sino además,
establece un concepto de remuneración líquida, sobre la cual desde ese momento los
trabajadores pasaron a tener un derecho de dominio o propiedad, creando un sistema
de incrementos para hacerlo realidad.
51. De acuerdo con lo anterior, jamás podrá el legislador, con posterioridad a los
referidos decretos leyes, establecer mayores cargas impositivas a los trabajadores que
puedan significar una disminución de sus remuneraciones líquidas sin ir acompañados
de los respectivos incrementos o compensaciones.
Lo anterior, cobra mayor fuerza aún respecto de los trabajadores del sector público,
donde el vínculo del funcionario con el órgano de la Administración del Estado es
estatutario, lo cual implica que no hay libre negociación entre las partes, sino que es la
ley que fija de antemano las condiciones del vinculo laboral, dentro de las cuales, están
las remuneraciones y todos sus componentes que solo pueden crease por ley.
52. En definitiva, cualquiera sea la interpretación que se haga de la norma, debe partir
de la base de respetar este derecho de propiedad sobre la remuneración líquida de los
trabajadores. Así, sería atentatorio contra los derechos del trabajador e inconstitucional,
establecer posteriormente, por la vía legal o interpretativa, algún tipo de asignación u
otro concepto pecuniario, que venga a disminuir esa remuneración líquida sin la
correspondiente compensación o incremento.
54. De acuerdo con lo anterior y siguiendo las reglas de interpretación de las leyes
contenidas en nuestro Código Civil, la Constitución se erige como “contexto” necesario
de todas las leyes, para utilizar el tecnicismo que aparece en el artículo 22 del referido
Código Civil, norma que exige una interpretación sistemática de las leyes, que obliga a
poner a éstas en relación con todas las demás del ordenamiento que puedan referirse,
directa o indirectamente, a la materia de que se trate, lo cual implica que esa relación ha
de establecerse siempre y necesariamente con la Constitución, como norma primera y
fundadora de todo nuestro sistema jurídico y en resguardo de los derechos y garantías
de las personas.
55. En este orden de ideas, esta relación sistemática Constitución – norma concreta, la
primera incluye precisamente la norma “dominante”, esto es, la que prevalece en el
conjunto para dar sentido específico al complejo normativo aplicable.
F. REFLEXIONES FINALES
CONCLUSIÓN
C.Copia:
- Sr. Vicepresidente del Senado de La República
- Honorables Senadores Comisión Gobierno del Interior
- Federaciones y Asociaciones de Bases de ASEMUCH
- Archivo
ANEXO
Artículo 23.
Artículo 25.- Toda persona tiene derecho s un nivel de vida adecuado que le asegure,
así como a su familia,, la salud y el bienestar …
a). Una remuneración que proporcione como mínimo a todos los trabajadores: (i) un
salario equitativo e igual por trabajo de igual valor, sin distinciones de ninguna especie
… , (ii) condiciones de existencia digna para ellos y para sus familias.
I .La Conferencia reafirma los principios fundamentales sobre los cuales está basada la
Organización y, en especial, los siguientes:
a. Todos los seres humanos, sin distinción de raza, credo o sexo, tienen derecho a
perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual en condiciones de
libertad y dignidad, de seguridad económica y en igualdad de oportunidades.
Artículo 43: Los Estados Miembros, convencidos de que el hombre sólo puede
alcanzar la plena realización de sus aspiraciones dentro de un orden social justo
… convienen en dedicar sus máximos esfuerzos a la aplicación de los siguientes
principios y mecanismos: (b) el trabajo es un derecho y deber social, otorga
dignidad a quien lo realiza y debe prestarse en condiciones que, incluyendo un
régimen de salarios justos, aseguren la vida, la salud y nivel económico decoroso
para el trabajador y su familia…
Artículo XIV. Toda perso9na tiene derecho al trabajo ren condiciones dignas…
Toda persona que trabaje tiene derecho a recibir una remuneración que, en
relación con su capacidad y destreza, le asegure un nivel de vida conveniente
para sí misma y su familia.
Artículo 2º. Consideránse como básicos en el derecho social de los países americanos
los siguientes principios:
a). Todo trabajador debe tener la posibilidad de una existencia digna y el derecho a
condiciones justas en el desarrollo de su actividad.
Reconociendo que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser
nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la
persona humana, razón por la cual justifican una protección internacional, de naturaleza
convencional coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los
Estados americanos;
Artículo 6
Derecho al Trabajo
1. Toda persona tiene derecho al trabajo, el cual incluye la oportunidad de obtener los
medios para llevar una vida digna y decorosa a través del desempeño de una actividad
lícita libremente escogida o aceptada.
Artículo 7
Los Estados partes en el presente Protocolo reconocen que el derecho al trabajo al que
se refiere el artículo anterior, supone que toda persona goce del mismo en condiciones
justas, equitativas y satisfactorias, para lo cual dichos Estados garantizarán en sus
legislaciones nacionales, de manera particular:
a. una remuneración que asegure como mínimo a todos los trabajadores condiciones
de subsistencia digna y decorosa para ellos y sus familias y un salario equitativo e
igual por trabajo igual, sin ninguna distinción.