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na vez, Quique Ortiz vio a Luis
Alberto Spinetta a bordo de un
coche en Palermo. Otra vez, a
Charly García comiendo en una
pizzería de avenida Córdoba. Pero algunas de
las cosas más importantes que vio Quique no
sucedieron con estrellas ubicables en la Filcar
de la ciudad. Sucedieron en el cielo, con otra
clase de estrellas. A los ocho años, caminando
con un amigo por el parque Lezama, vio una
bola de fuego dos veces más grande que el sol
que atravesaba el firmamento como si, en un
partido, a Dios se le hubiese escapado la pelota.
Tiempo más tarde, vio algo con forma de nave
“
espacial, sumergido en las profundidades de un
lago en los bosques de Arrayanes. En 1998, en
Se conocen el Cerro Uritorco, contempló una flotilla de
distintos tipos de naves y, debajo, encendida, luminosa, Erks, la
seres: los bajos, ciudad escondida alienígena de cuarta dimen-
sión, inserta en medio de la montaña. Una urbe
los normales,
de dimensiones desconocidas que sólo se ve en
las rarezas, es situaciones astronómicas, climáticas y horarias torias igual de abrumadoras: la de Claudio, el
decir, seres con particulares que coinciden con algo efímero y banquero, a quien durante un viaje en auto por
un ojo, o con pelo especial: se muestra cuando se le canta. Quique Venezuela, se le subió un extraterrestre y le
es consciente de que, aquello que vio puede narró con lujo de detalles toda su vida. Claudio
en el cuerpo.
hacerlo parecer un loco de los ovnis. Por eso, decidió abandonar su trabajo y no se supo más
En nuestro país, dice, cuenta la historia escasamente, sólo a los de él. O la historia de Alejandra, la mujer que se
en la casuística se íntimos, excepto ahora. "Parecía como esas topó con un hombre con gafas de sol que anun-
dan más los casos ciudades cuando bajás del avión de noche. Se ció ser humanoide y bajo los anteojos de sol
escuchaban ruidos adentro de la montaña. El ocultaba dos focos poderosísimos de luz.
de la tipología
avistaje de la flotilla duró horas. Yo no estaba Quique escuchó todas estas historias y sintió,
número uno. solo. Había otras personas conmigo que no por primera vez, que no estaba solo.
Seres bajitos, hasta conocía. Y todos vimos lo mismo. Empezó a la "Todo aquel que se acerca a nuestro grupo es
un metro veinte. noche y la última nave que salió fue al amane- porque algo vio, algo le pasó". Habla Luis
cer del día siguiente". El espectáculo lo abru- Burgos, quien acaba de cumplir 40 años como
Son macrocéfalos o
mó. "Me pareció demasiado fuerte. Por un ufólogo, el mismo día del aniversario de la llega-
del tipo hombre de tiempo, no quise saber más nada con el tema da del hombre a la Luna. En nuestro país, no
la Atlántida”. ovnis". Con los años, Quique conoció otras his- hay nadie tan antiguo en la materia como él.
Para muchos, Burgos es la contracara de Fabio
Zerpa: mientras Zerpa es mediático, tiene
empresa propia, merchandising, habla por los
codos de sus anécdotas con famosos, y acaba de
lanzar en libro sus memorias, Burgos mantiene
el perfil bajo, no cobra un centavo por lo que
hace, vuelve años más tarde a conversar con los
protagonistas de sus casos para ver si cambian
sus versiones y habla estrictamente de su espe-
cialidad, las huellas de platillos voladores.
"Zerpa ya tiene ochenta años y está lleno de
plata, hasta un muñequito tiene", dice un ufólo-
go que pide anonimato. "Burgos, en cambio,
nunca lucró con esto. No tiene un mango. En la
presentación del libro de Zerpa, se habló de
tango, de su pasado como actor, de sus amista-
des en la farándula y Zerpa ni una sola vez dijo
algo sobre los ovnis". En el ambiente –unos 250
ESCÉPTICO. Agostinelli no cree, pero rescata el romanticismo de los ufólogos. ufólogos en el país, activos en 20 agrupaciones–,
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huellas porque es la prueba más firme, sólida y cuando uno de ellos había salido a pishar, en un
terrena de la visita de seres fuera de este mundo. parpadeo, la noche se hizo día. Golpeamos: Un
¡Es Lucy, está "Podés inventar una foto, un video, un caso, cerco vencido, sillas abandonadas de cara a la
de vuelta!”, grita pero nunca una huella. Es muy evidente si es costa batida por el viento, pero nadie en casa. Ni
uno en la costa falsa". En 1974, Burgos vio la primera huella, en huellas de los lugareños.
Tolosa, entrando a La Plata, cerca de un ténder Punta Piedra está sobre la playa, es julio y, como
ventosa de Punta
de ropa. "Había polvillo platinado en las cerca- podrá deducir, el río está revuelto, oscuro y
Piedra. El cronista nías, y un gorrión calcinado. Y ahí se veía la voraz, y hace un frío de cagarse. Por suerte, en la
no sabe de qué huella de tres metros de diámetro. La marca FAO dividen las tareas: algunos traen leña, uno,
corno hablan. puede ser circular, oval o en forma de herradura. Eduardo, llegado de Chascomús, se ocupa de
Hemos encontrado hasta huellas en plena cate- encender el fuego y disponer los chorizos, y
Le explican: Lucy
dral de La Plata. Pero hay que ser cuidadosos. otros, como este cronista, se abocan al trabajo
es una luz que Existe un hongo que produce el mismo efecto de campo y a juntar ramitas en el camino.
parpadea como que los ovnis. Se llama Calvatia Lilacina. Cada A las anécdotas sobre ovnis, Burgos no las llama
una luciérnaga año este hongo subterráneo va ganando la historias. Las llama historietas, que es lo mismo
superficie. En cambio, si se trata del aterrizaje que una historia pero con elementos de certifi-
en ángulos
de un plato se mantiene igual". cación compleja. "Vas a ver qué historietas de
increíbles desde Vamos, junto a él y media docena de miembros ovnis vas a escuchar cuando empiece a circular
el cielo. del grupo, a Punta Piedra, a 150 kilómetros de el vino Uvita", se ríe Burgos.
Nelson Polanco es uno de los miembros más
experimentados del grupo. Trabaja como técni-
co en reparación de radio y tevé, pero se especia-
liza desde hace 25 años en encuentros cercanos
del tercer tipo. Dice que en la historia hubo 300
casos de encuentros en nuestro país. Él tuvo su
primer encuentro a los 15 años con un huma-
noide melenudo. Insiste en que, para hacer un
estudio serio del tema, hay que investigar la
casuística. Es decir, los casos. Ir a los pelpas. "Se
conocen distintos tipos de seres: los bajos, los
normales, las rarezas, es decir, seres con un ojo,
o con pelo en el cuerpo", Nelson moquea por el
frío. "En nuestro país, en la ca-suística se dan
más los casos de la tipología número uno. Seres
bajitos, hasta un metro veinte. Son macrocéfa-
los o del tipo hombre de la Atlántida".
Polanco dice que no todo es como la gente cree.
Por ejemplo, el tamaño de los platillos voladores
–él vivió en persona ocho avistajes–. Usted los
imagina grandes, pero hay historias –parte de la
casuística, claro– que dan cuenta de platillos del
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entró por la ventana. Y en Salto, Uruguay, los mentían. Pero incluso cuando creí haberlos
paisanos anunciaron el avistaje de 30 objetos detectado consideré que no me correspondía a En el
luminosos de cinco centímetros de diámetro. mí juzgarlas. Sin embargo, publico los datos que
"En el encuentro cercano siempre hay una indi- me indujeron a sospechar de la buena fe de estas
encuentro
ferencia del humanoide", dice Polanco. "Él hace personas para que el lector decida". cercano hay
lo que tiene que hacer. Pero el hombre nunca A pesar de sus diferencias, el periodista rescata indiferencia.
puede interferir. El humanoide controla el el espíritu aventurero de todo cazador de aliens. El humanoide
entorno y puede llegar a influir sobre el testigo. "La mayoría son personas románticas y desinte-
La casuística señala que un paisano, en General resadas. En general, pierden más de lo que
es muy soberbio,
Pintos, vio a tres criaturas sobre el agua, pero ganan, son buscadores honestos y sus intencio- no le gusta que
extrañamente le entró sueño y se despertó cuan- nes parecen buenas. Están ávidos de conocer o lo miren”.
do los seres estaban del otro lado de la laguna.
El humanoide es muy soberbio. No le gusta que
lo miren". A veces, el comportamiento del alien
es especialmente curioso. En un camping, en
Santiago del Estero, un humanoide del tipo
curioso se acercó a un asado, lo contempló con
sus helados ojos extraterrestres y partió sin emi-
tir comentarios al respecto. Uno de los capítulos
más curiosos de la casuística alienígena local.
Los rebatidotes
La pica entre ufólogos y astrónomos, que los
desacreditan, es histórica y conocida. Una vez,
Burgos por poco se agarra a piñas con el direc-
tor del observatorio astronómico de La Plata. El
episodio iba al aire en Cambalache con Fernando
Bravo. "Para los astrónomos, somos todos men-
tirosos. Mercantilistas. Ahora bien, puede haber
un ovni arriba del observatorio y ellos ni se dan
cuenta. Son más abiertos los militares que los
astrónomos", dice Burgos con gorrita de lana y
chupando una pastilla de dulce de leche.
Alejandro Agostinelli, periodista de extraños
fenómenos, autor reciente del entusiasta
Invasores, un recuento de episodios de cruzas
alienígenas en la Argentina, investigó durante
años el fenómeno ovni y sacó una conclusión
contundente: no cree un pito. "Mirá: si, como CONTACTADA DESDE HACE 20 AÑOS.
cantaba Calamaro, Fabio Zerpa tuviera razón Laura Babyaczuk recibe mensajes
yo no hubiese escrito un libro de historias rea- desde la Constelación Antares.
les de extraterrestres en la Argentina sino
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sobre los extraterrestres reales que descubrió
Zerpa", dice Agostinelli. "Pero no es el caso. descubrir algo nuevo. Evidentemente, esto no Existen aliens
Invasores no es un libro sobre extraterrestres los hace más fidedignos. Cargan, como todos los
desde
sino sobre seres humanos. Yo no sé si las histo- mortales, con su propia subjetividad, que a
rias de presuntos extraterrestres que cuenta veces los lleva a encontrar lo que buscan y a hace milenios
Zerpa son tan emocionantes como estas otras, cumplir con deseos más bien imaginarios. Casi viviendo en
protagonizadas por terrícolas, con todo lo todos están seguros de llevar una misión, un nuestro planeta.
excepcional y lo banal que nos caracteriza a los asunto trascendente sobre el cual deben ocu-
Hay muchas
terrícolas". En el palo de la investigación ovni, parse porque otras personas –quizá más compe-
Agostinelli, un respetado periodista científico y tentes– se desentienden del tema. Y casi todos razas. Alrededor
de fenómenos paranormales, es visto como un creen poseer evidencias irrebatibles sobre de ochenta".
ex ufólogo que se pasó a la otra vereda, la de los encuentros con extraterrestres. Evidencias que
escépticos. "Era como nosotros y estaba con- los científicos ignoran o desprecian".
vencido de nuestras investigaciones", dice un Como decíamos, entre los investigadores de
colega. "Pero ahora rebate todo. No deja ni un aliens Agostinelli se convirtió en otra cosa. O, lo
caso en pie. Para él, todo es verso". que es peor, se puso codo a codo con los astró-
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