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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLAS

DE HIDALGO
CENTRO DE INVESTIGACIONES INTERDISCIPLINARIAS SECRETARIA ACADEMICA
EN CIENCIAS Y HUMANIDADES RED ACADEMICA UNIVERSITARIA EN EDUCACION
CENTRO DE DIDACTICA Y COMUNICACIÓN EDUCATIVA
XI ENCUENTRO UNIVERSITARIO DE ACTUALIZACION DOCENTE
(INTERNACIONAL)
Pedagogía Crítica y Competencias Educativas
Morelia, Mich., del 10 al 14 de Agosto, 2009

TÍTULO: Esbozo de una teoría de la sociedad y de la educación en Paulo Freire.

MESA:

1. El sentido de la educación universitaria


2. La naturaleza social de la educación,

PONENTE: Mtro. Pedro Antonio Franco Santillán


E-mail: pa_franco@yahoo.com

I. Teoría de la sociedad y de la educación. II. Notas sobre el análisis de la sociedad y la


educación en Freire. III. La propuesta de educación humanista de Freire para una nueva
sociedad. IV. Conclusión

I. TEORIA DE LA SOCIEDAD Y DE LA EDUCACIÓN

“No existe educación sin sociedad humana y no existe


hombre fuera de ella” (Freire, 1986)

Es una costumbre en la historia de la educación superior y en el desarrollo de la


ciencia, preponderar los desarrollos de las ciencias naturales ante los de las
ciencias sociales.

Esto también ha dado lugar a un prejuicio sobre la teoría en estos dos ámbitos: las
ciencias y las humanidades.

Cuando el mundo de la naturaleza se explicaba a partir de leyes, muchos


científicos sociales del s. XIX partían de los ejemplos de la biología y de la física
para formular sus teorías, un ejemplo de ello es Emilio Durkheim.
En contraposición, en Alemania se desarrolló la polémica del método y de la
distinción entre las ciencias del espíritu y las ciencias de la naturaleza, al tener
objetos de investigación distintos, lógicamente se buscarían métodos diferentes y
como ejemplo, se encuentra Max Weber.

Pareciera ser que por lo menos en América Latina hay un desdeño por la teoría
científica en general y por la educativa, en particular. Es probable que esto se
relacione con el “eurocentrismo” que muchas veces no explica del todo, nuestra
realidad particular, pero que se ha reflejado en la forma de enseñanza de la
ciencia y de las disciplinas.

“Los profesores en activo, por regla general tienen poco entusiasmo por la teoría
de la educación” (Moore, 1987)

Muchas veces se confunden y se manejan como antónimos, los términos de teoría


y realidad, sin embargo, tal dicotomía no existe, no hay teoría sin realidad. La
teoría es una representación conceptual de la realidad.

Entre los científicos sociales, existe un consenso de aceptación de la existencia de


diferentes teorías de la sociedad, o de teorías sociológicas. Ejemplos de estas
son; el positivismo, el estructuralismo, el marxismo, entre muchas más, mientras
que en educación, se han retomado teorías generadas por otras disciplinas para
explicar y solucionar problemas educativos específicos, como la psicología, la
sociología y la filosofía, entre otras.

Una teoría científica válida proporciona una explicación válida de lo que sucede en
el mundo, basada en la evidencia establecida; una teoría de la educación válida
será la que proporcione recomendaciones prácticas adecuadas, basadas también
en una evidencia adecuada y apropiada. (Moore, 1987)

II. NOTAS SOBRE EL ANÁLISIS DE LA SOCIEDAD Y LA EDUCACIÓN EN


FREIRE.
En Paulo Freire podemos hablar de una teoría integral de la educación y de la
sociedad a partir de objetos interdisciplinarios donde se unen pedagogía,
sociología, filosofía, política, psicología, antropología, etc.

La sociedad que vive Paulo Freire es a su vez analizada y criticada en varias de


sus obras.

Se trata de una sociedad en transición especialmente, en los años cuarenta y


cincuenta del siglo pasado, un Brasil que deja de ser predominantemente agrícola
a un Brasil con un fuerte proceso de industrialización, que no solamente se dio en
ese país sino también en México.

Este es un tema clásico que Fernando Tonies aborda en la sociología de la


transición de la comunidad a la sociedad o de la solidaridad mecánica a la
sociedad orgánica, es decir a la sociedad capitalista industrial del siglo XX.

Hablamos de un proceso de modernización que contiene varias contradicciones,


por ejemplo el desarrollo y el progreso no son para todos.

Esta transición también se ha conocido como la concurrencia entre tradición y


modernidad. La sociedad crece teniendo el centro de decisión de su economía
fuera de ella, que, por eso mismo, está guiada por un mercado externo. Es
exportadora de materias primas, crece hacia afuera, es depredatoria; sociedad
refleja en su economía en su cultura, por lo tanto alienada, objeto y no sujeto de si
misma, sin pueblo. Antidialogal; dificulta la movilidad social vertical ascendente, no
tiene vida urbana o; si la tiene, es precaria, con alarmantes índices de
analfabetismo, aun hoy persistentes, es atrasada y está guiada por una élite
superpuesta a su mundo sin integrarse en él. (Freire, 1986)

En el caso de México, se habla de tres momentos de modernización económica


(porfiriato, la industrialización de los años 50´s y el neoliberalismo de Salinas), los
cuales nunca fueron acompañados por procesos de modernización política ni de
justicia social, es decir que se impulsó el crecimiento económico, pero con
pobreza.
La sociedad cerrada brasileña, colonial, esclavizada, sin pueblo, es la de la
inexperiencia democrática, es la del Brasil sin palabras, pero esto también es parte
del contexto de los demás países del continente: Asistencialismo, paternalismo y
autoritarismo prevalecen hasta nuestros días.

La descripción que hace O’Donnell de las tensiones que constantemente


permearon la alianza autoritaria desafía la noción del autoritarismo como un caso
extremo de autonomía del Estado, en la cual el Estado reina majestuosamente
sobre la sociedad. En realidad el “Estado burocrático autoritario” demostró una
similar fragilidad y una propensión a ser colonizado por los intereses privados que
la asemejaba al “Estado pretoriano” que trataba de reemplazar. El asalto, o
autogolpes internos, al Estado por parte de grupos sociales particulares, que se
apropiaron de sectores burocráticos específicos para alcanzar sus intereses
privados, minó la racionalidad institucional del Estado burocrático autoritario.
(Calderón, coord., 2009)

Leyendo a Freire no sólo encontramos a Erich Froom y a Herbert Marcuse, sino


también a W. Mills, porque la forma de tomar conciencia es a partir del análisis
tanto de la estructura social, como de la biografía personal. Somos seres
históricos que estamos en el mundo, con el mundo y con los demás, porque
estando en él somos... estamos siendo... y podemos “ser más”. Somos hombres y
mujeres de palabra (reflexión y acción) que es praxis y por ello, somos capaces de
transformar, re crear nuestro mundo, nuestro entorno. (Freire, 1999)

El hombre en Freire es sujeto en la medida en que se asume como ser histórico,


toma conciencia de sí mismo y su contexto, de su participación en su entorno y
por lo tanto puede transformar su realidad inmediata. No existe conciencia al
margen de la práctica, como tampoco existe teoría al margen de la realidad.

En Freire no hay separación entre práctica y teoría y la investigación se convierte


en acción. Se trata de una disciplina frente al texto y al contexto, Estudiar es un
desafío que implica promover la curiosidad, el espíritu investigador y la creatividad
del sujeto.
En la pedagogía del oprimido, la alienación, explotación y opresión, son procesos
de deshumanización, en contraparte, la liberación del mundo se hace a partir de
los más oprimidos, de los desposeídos y explotados, de los que “no tienen” poder
ni político, ni económico, de “los nadies” en palabras de Eduardo Galeano.
(Galeano, 2007)

En la opresión de hoy se encuentra tanto la explotación global del s.XXI, donde ya


no tiene prestigio el análisis de las clases sociales, así como la dominación política
de la democracia formal, la cual también se nos presenta como lo más avanzado
del mundo, pero que en la realidad, se trata del mercado político de partidos
autoritarios que no representan al pueblo que compiten por los recursos y llegan a
convertirse en plutocracias, en el gran teatro de la política, donde se supera la
ficción y la novela. Esa democracia formal se impone con la violencia y el miedo.

Paulo Freire contrapone una educación bancaria a una educación liberadora.

En la primera, como una realidad práctica de la sociedad latinoamericana del siglo


pasado, pero también del presente, es una educación en el que educador
“deposita” sus contenidos y sus saberes al educando, que como una “vasija” vacía
los asimila y acumula, sin cuestionar ni transformar.

Es una educación asimétrica, uno aprende y otro enseña. En esta educación la


teoría aparece separada de la práctica, es una educación antidialógica que explica
y determina una visión del mundo que se impone como única y verdadera.

Con esta educación se producen “fetiches” de lo que sucede en la sociedad como


si fuera algo natural, por ejemplo las crisis, la especulación, la inflación, la política,
la religión, la desigualdad, la explotación y la misma educación.

La educación bancaria es una forma de control social y por lo tanto de opresión y


conformismo.

Por otro lado, la educación liberadora, es aquella en que tanto educador como
educando enseñan y aprenden en un proceso dialógico, mediante el cual, tomas
conciencia de la realidad y se asumen como sujetos históricos, capaces de
transformar.

“En el diálogo como fenómeno humano nos encontramos con la palabra, que es
más que la palabra sola, es palabra verdadera, en la que se constituye de (A)
acción y (B) reflexión que a su vez posibilita la praxis, de ahí que decir la palabra
verdadera sea transformar el mundo. La palabra que no es verdadera es alienada
y alienante. Es una palabra hueca de la cual no se puede esperar la denuncia del
mundo” (Freire, 1970)

III. LA PROPUESTA DE EDUCACIÓN HUMANISTA DE FREIRE PARA UNA


NUEVA SOCIEDAD.

La conciencia necesaria para la liberación, para una democracia verdadera y un


mundo con justicia social requiere de la superación de la mentalidad colonial, se
pasa de ser objetos y de ser residuos, y en palabras de Bauman, de las vidas
desperdiciadas, a ser sujetos.

Se trata de ser más y de perder el miedo a la libertad.

Una pequeña diferencia de la transición de la tradición a la modernidad, entre


occidente y Latinoamérica, está dada por la historia, ya que nosotros los
latinoamericanos somos los colonizados y no los colonizadores. Nuestros países
son la periferia y no la metrópoli. Este proceso de siglos, forjó la mentalidad
colonial, la cultura del silencio y quizá hasta la política de la resistencia.

El pensamiento pedagógico de Paulo Freire construyó, plasmó y perfeccionó, en


sus obras “pedagogías: del oprimido, de la autonomía, de la esperanza, de la
indignación y de la tolerancia”, es su herencia para el mundo como “pedagogía
humanista”.

La deshumanización y la educación humanística no pueden producirse al margen


de la historia de hombres y mujeres, al margen de las mismas estructuras sociales
que hemos creado y a las cuales estamos condicionados. No existe
deshumanización en la verdadera liberación. (Freire, 1994)

En la concepción Freiriana, la naturaleza de la educación es política, y es política


porque puede, tanto dominar al hombre, como liberarlo mediante la
concientización y participación activa en su entorno.

“La propia esencia de la democracia incluye una nota fundamental, que le


es intrínseca: el cambio. Los regímenes democráticos se nutren en verdad
del cambio constante. Son flexibles, inquietos y por eso mismo, el hombre
de esos regímenes debe tener mayor flexibilidad de conciencia. La falta de
esta permeabilidad viene siendo una de las más serias irregularidades de
los regímenes democráticos actuales, por la ausencia de correspondencia
entre el sentido del cambio, característico no sólo de la democracia sino de
la civilización tecnológica y una cierta rigidez mental del hombre que,
masificándose deja de asumir posturas crecientemente críticas frente a la
vida.” (Paulo Freire, 1986)

Freire demuestra que la educación contribuye de manera contundente a


transformar la realidad, con vistas a la construcción de una ciudadanía social
plena. La educación que él propone es posible.

“Una educación que posibilite al hombre para la discusión valiente de su


problemática, de su inserción en esta problemática, que lo advierta de los
peligros de su tiempo para que, conscientemente de ellos, gane la fuerza y
el valor para luchar, en lugar de ser arrastrado a la perdición de su propio
“yo”, sometido a las prescripciones ajenas, educación que lo coloque en
diálogo constante con el otro, que lo predisponga a constantes revisiones, a
análisis críticos de sus “descubrimientos”, a una cierta rebeldía en el sentido
más humano de la expresión; que lo identifique en fin con métodos y
procesos científicos.
Frente a una sociedad dinámica en transición, no admitimos una educación
que lleve al hombre a posiciones quietistas, sino a aquellas que lo lleven a
procurar la verdad en común “oyendo, preguntando, investigando”. Solo
creemos en una educación que haga del hombre un ser cada vez más
consciente de su transitividad, críticamente o cada vez más racional”.
(Paulo Freire, 1986)

IV. CONCLUSIÓN

Es necesario en la educación superior de América Latina incluir y cultivar lo que


nuestros pensadores latinoamericanos han aportado a la humanidad, tanto en la
ciencia: Rolando García, por citar un caso, y dos Pablos más, además de Freire:

Latapi y González Casanova, de éste último cito una parte de sus trabajos
críticos, sobre la contemporaneidad del capitalismo:

“De cómo al desatarse la crisis aparece la cultura del “conflicto-negociación”


muy extendida y arraigada y se advierten problemas muy difíciles de superar
para la formación de un bloque histórico; pues mientras unos tienden a
limitarse a construir alternativas sistémicas otros se proponen la necesaria
construcción de alternativas anti- sistémicas; mientras unos, con no pocas
razones, piensan resolver problemas inmediatos, como llevar el pan a su
casa, o conservar ciertas ventajas de que su colectividad se beneficia; otros
movidos por la desesperación, la cólera o las convicciones movilizadoras se
proponen resolver el problema de los “pobres entre los pobres” y de los no
tan pobres, que entre todos alcanzan a más de las cuatro quintas partes de
la humanidad y de los países, un problema que ni las políticas más
avanzadas del capitalismo han podido resolver, ni los grandes líderes y
“señores de la tierra” quieren ya resolver sino con falsos “actos humanitarios”
y de “calidad” cada vez más militarizados y criminalizados, o con fingidas
luchas por los “derechos humanos” cada vez más abiertamente cancelados,
y que en nada o a pocos, y por poquísimo tiempo resuelven los problemas de
la creciente miseria y explotación, en que el capitalismo ha asumido a la
inmensa mayoría del mundo.” (González Casanova, 2007)

Es necesario también destacar que existen grupos de trabajo en América Latina


que están realizando contribuciones muy importantes desde estas perspectivas
críticas, un ejemplo de ello es el trabajo coordinado por el Dr. José María Calderón
Rodríguez en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la UNAM, el cual afirma

Resulta evidente entonces que la privatización del sistema político vía


represión o corporativismo, puede desacoplar temporalmente al sistema
político del ambiente social (desdiferenciar), pero sólo la legalidad es
capaz de establecer estructuras institucionales autónomas y despolitizar
las estructuras institucionales, evitando el resurgimiento del clientelismo.
En tal sentido toma importancia la perspectiva sistémica que considera
que estos fenómenos pueden explicarse a partir de la debilidad de las
formas de diferenciación funcional y su coexistencia con mecanismos de
preservación o profundización de la exclusión que operan de modo
discrecional; porque, qué duda cabe, los gobiernos no han sido de leyes
sino de hombres, sean estos dictadores, caudillos o presidentes.

Ahora, si la clave para fortalecer al Derecho, con facultades para operar


las decisiones políticas, reside precisamente en la clara diferenciación
entre política y Derecho, lo cierto es que, en la periferia de la sociedad,
el sistema jurídico es el menos poderoso y no puede ejercer plenamente
la facultad de activar políticas en una sociedad donde, por Derecho
existe división formal de poderes, aunque ésta en los hechos no
funcione. De ahí que las formas de inclusión autoritaria o clientelar
continúen reproduciendo las contradicciones sociales vía violencia
política organizada, economía informal o abierta corrupción política, toda
vez que devienen en sustitutos funcionales de la modernidad en la
modernización y se transforman en impedimentos estructurales para
una auténtica diferenciación funcional y operativa en las democracias de
la región.
Así, con una frágil y precaria institucionalidad, condición suficiente para
que actúen y se impongan lógicas de coordinación caudillistas o
autoritarias, las diversas formas de regímenes clientelares se continúan
unas a otras en una sucesión casi impredecible y desconcertante, toda
vez que al no estar asociados con una forma de gobierno particular,
pueden alternarse con regímenes cuasi democráticos y cuasi
despóticos. Baste observar el caso de las recientes transiciones
democráticas en el cono Sur, donde una de las máximas complicaciones
está dada por la existencia de un poder dual: el autoritario (que
disminuye relativamente) y el democrático (que tiende a incrementarse,
también relativamente)… Pero, en América Latina, la Ley es algo que el
poderoso puede ignorar o manipular a sus anchas, situación que al
normalizarse se convierte en expresión de la hipertrofia del sistema ya
que bloquea la sensibilidad de los distintos subsistemas y reduce el
poder de auto-inmunización del mismo. Resulta evidente entonces que si
el constitucionalismo emancipa las instituciones de la lógica política,
garantizando su coherencia y autonomía institucional, un Estado
legalmente constituido no puede depender de la voluntad del partido, de
los militares, de la Iglesia, de los poderes fácticos o de grupos
corporativos, sino de las normas legales específicamente estipuladas
quereaccionan, o impiden, la colonización e instrumentalización de su
aparato administrativo por parte de fuerzas particulares. (Calderón,
coord., 2009).

Sin la búsqueda de la construcción de una ciudadanía plena desde la educación


con esta perspectiva de la pedagogía crítica, muchas de las vidas dedicadas como
las de Freire, Latapi y otros latinoamericanos que buscaban mejores condiciones
de vida para nuestro continente se quedaran truncadas, hace algunos días le
comentábamos a mi hijo a propósito de la reciente ausencia de Pablo Latapi, que
gente muy importante lucho porque sus países tuvieran una mejor vida democrática
incluyente y con justicia social y el me pregunto si lo habían conseguido y en ese
momento no le contesté, hoy pienso que ellos sembraron bastante y que nuestra
tarea será continuar ese trabajo.

Gracias.

BIBLIOGRAFÍA

Calderón Rodríguez, José María (coord.) (2009) América Latina entre complejidad
social y carencia de mecanismos de mediación institucional: un intento de
explicación de los usos y desusos de la democracia y la legalidad, UNAM,
México.

Freire, Paulo (1970) La pedagogía del oprimido, s. XXI, México.

Freire, Paulo (1986) La educación como práctica de la libertad, s. XXI, México.

Freire, Paulo (1999) La pedagogía de la esperanza. Reencuentro con la


pedagogía del oprimido, s. XXI, México.

Freire, Paulo (1986) La naturaleza política de la educación, Planeta, España.

Galeano, Eduardo (2007) El libro de los abrazos, s. XXI, México.

González Casanova (2007) El capitalismo. Retos a las Ciencias Sociales, UACM,


México.

Moore, T. W. (1987) Introducción a la teoría de la educación, alianza universidad,


España.

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