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República de Colombia
Departamento de Nariño
Municipio de pasto
El Individuo social 2 Luis Hernando Mutis Ibarra
EL INDIVIDUO SOCIAL
La formación ciudadana como proyecto social
CONTENIDO
El primer interrogante que aparece en esta reflexión es: ¿Cómo hacer viable el
desarrollo de la individualidad al tiempo que se pertenece y se compromete con las
comunidades? ¿Cómo hacer posible enraizar al individuo solidario con los que le rodean
con su proyección más universal en relaciones políticas amplias?
Una de las necesidades en las instituciones educativas actualmente es la
convivencia pacífica, donde se pueda asentar los vínculos que nos ligan con otros, la de
ubicar al individuo en la sociedad desde su propia condición de ciudadano. Hablando
políticamente, la ciudadanía está de gran relevancia porque la democracia es el lenguaje y
la necesidad social que se extiende en todos los espacios humanos; pues, se ve ahora
como el único régimen político y de organización de mayor aceptabilidad. La explosión de
los llamados derechos ha sido más intenso en estas dos últimas décadas, precisamente
cuando se han intensificado las políticas neoliberales, acentuando las desigualdades; lo que
ha hecho que se tome mayor conciencia de la necesidad de revitalizar, estimular y nutrir los
derechos ciudadanos, creando el otro pilar1 educativo en las instituciones que es la
“convivencia, la cultura democrática y el clima o ambiente escolar”. Esto viene, porque la
participación va en declive, crece la desconfianza, se patenta y se avala la deslealtad, el
engaño y la corrupción, y el desinterés de los individuos cada vez está más alejado de la
política de los problemas que nos afectan cotidianamente, deslegitimando la democracia
como forma de gobierno de los asuntos colectivos y públicos.
Las nuevas realidades que se están experimentando en el ámbito individual y social
llevan a una desestabilización, lo cual exige y reclama una renovada atención de la
ciudadanía. No podemos sustraernos en enunciar algunas situaciones y fenómenos
cruciales que entran en los escenarios de la vida personal y colectiva de estos momentos
sociales y que implican tener presentes para manejarlos desde los dos pilares de la
educación actual: lo académico y la convivencia.
1
El primer pilar o eje medular del trabajo educativo es el conocimiento académico, expresado a través de los planes de
estudio o currículo escolar. Hoy, comienza a trabajarse el otro pilar simultáneo y tan o más importante que el académico, y
son los planes de convivencia escolar.
El Individuo social 4 Luis Hernando Mutis Ibarra
El reto esencial reside en poder preservar el valor del individuo, al tiempo que las
relaciones estrechas con otros semejantes, sin ser aniquilados por las tendencias
destructoras provenientes del mercado, de la soledad anómica de las sociedades
masificadas o de los integrismos. Podemos así, mirar la función educativa para dotarla de
contenido en las condiciones cambiantes por la que transcurrimos.
“La ciudadanía es una invención, una forma inventada de ejercer la socializad de la
persona en el seno de la sociedad jurídicamente regulada, que conjunta y garantiza a los
individuos unas ciertas prerrogativas, como la igualdad, libertad, autonomía y derechos de
participación. Es una forma de ser persona en sociedad por parte del reconocimiento del
individuo como poseedor de unas posibilidades y unos derechos. Se trata de una
construcción histórica muy elaborada, cuya esencia radica en comprendernos y respetarnos
como libres, autónomos e iguales, al tiempo que se vive con otros; condición de la que se
deriva una forma de percibirse a sí mismo en relación con los demás: la identidad” 2. La
importancia de este concepto de ciudadanía estriba en que implica definir al individuo como
sujeto y verlo en relación con los demás, porque son sujetos en particular los que actúan
como ciudadanos. Tiene en sí doble cara: la individual o personal y la grupal o comunitaria,
lo que implica simultáneamente doble significado: el uno apela a su condición jurídica, como
2
GIMENO SACRISTÁN, José. “Educar y convivir en la cultura global”. Ediciones Morata, S.L. Madrid, España.
Colección para educadores, Tomo 10. primera publicación, 2007. Pág. 152.
El Individuo social 5 Luis Hernando Mutis Ibarra
reconocimiento formal de los derechos de las personas, de carácter más político (de un
pensamiento liberal), y otro que entiende al ciudadano como participante de la sociedad.
Esto nos vuelve hacia otras preguntas básicas: ¿Qué poder tiene la educación
institucionalizada de invertir los hechos que en la sociedad real son contrarios al modelo
ideal de ciudadanía? ¿Cómo hacerlo en lo que le es factible actuar? ¿Cómo integrar el plan
de convivencia, las competencias ciudadanas y las áreas obligatorias que pueden contribuir
a esta formación? ¿Cómo entender y manejar las formas de igualdad ante una evidencia de
la diferencia y los valores de la individualidad? ¿Cómo hacer compatibles las
individualidades diferentes en la educación con la igualdad universalizada de los seres
humanos? Nos encontramos aquí entonces con otra de las tensiones actuales: lo universal
y lo particular.
La ciudadanía constituye entonces un gran proyecto a partir del cual surge una agenda
de problemas para considerar en la educación. Esto implica: estrategias que deben
seguirse en la configuración de los sistemas escolares, los criterios públicos para el diseño
de los planes de convivencia y sus respectivos contenidos, el desarrollo metodológico y
evaluativo de estas prácticas (relaciones interpersonales, actitudes, formas de trabajo
pedagógico, modos de control, ambientes y climas escolares). La ciudadanía y la educación
se necesitan y se vivifican recíprocamente. La participación en la vida social requiere ser
alimentada por la educación para que la vida democrática sea una cultura enraizada en la
mente y en los corazones de los ciudadanos, sin lo cual quedaría reducida a una carcasa de
procedimientos de participación formal pero no consciente.
Podemos tener reconocido el derecho de expresión, por ejemplo, pero si no disponemos
de capacidad cultural para hacerlo realidad, nuestra condición de ciudadanos queda
disminuida. Recibir o no educación es condición para la participación en la sociedad desde
el momento en que, para el ejercicio de muchas actividades y puestos de trabajo, se
requiere una preparación previa y herramientas y habilidades para adquirirla. Estar o no
educado, ser o no instruido, se convierte hoy en la llave que permite el ejercicio efectivo y
real de una ciudadanía democrática respecto de los tres grupos de derechos que se
adjudican al sentido moderno de la misma: el de los coboles (la libertad individual: de
conciencia, de pensamiento, de expresión), los derechos políticos (participación); y los
derechos sociales (bienestar social, salud, educación, trabajo, vivienda, etc.). Estos últimos
se convierten en condiciones para ejercer y poder hacer efectivos los demás, porque su
posesión o carencia determinan los mínimos de una vida digna y el ser incluido o excluido
de la sociedad.
En la sociedad de la información y el conocimiento, la persona no cultivada o con
carencias y deficiencias notables en la educación queda excluida, al ser impedida su
participación plena en la sociedad, en condiciones de igualdad con los demás. La
educación proporcionada por la escolarización pasa a constituirse en un requisito que
capacita para el ejercicio igualitario de la ciudadanía. Las desigualdades de educación son
también desigualdades de ciudadanía. En la actualidad, la desigualdad para participar en
las sociedades del conocimiento es de tal amplitud, que cada vez se requerirá más atención
hacia los débiles para que no queden definitivamente excluidos. “La desigualdad implica
distancia entre unos y otros, la exclusión supone un alejamiento irrecuperable, la
degradación del excluido, que pasa a la categoría de negado”3. Ser más o menos educado,
haber disfrutado o no de la escolarización, es un problema de poder ser, estar y sentirse
como sujeto que se sabe a sí mismo actor en la sociedad, necesario e importante para algo
3
Ibíd. Pág. 160.
El Individuo social 6 Luis Hernando Mutis Ibarra
y para alguien. Sólo el sujeto instruido –ilustrado- es quien puede ejercer su libertad de
pensamiento, de opinión y de comportamiento responsable; es decir, que la libertad
asentada en la educación es el único camino para la autonomía del individuo.
El aprendizaje de contenidos y la habilidad perfeccionada de aprender potencian la
libertad, pero necesitan también ser significativos para los que aprenden y que puedan
degustarlos mientras están aprendiendo, y eso requiere conectar con la vida y con l9os
deseos de cada estudiante. Aquí es donde lo académico y de lo que tiene de racionalismo
se ha olvidado, ya que ha retirado aquellos contenidos propicios para abordar el sentido del
sujeto real y por otro lado a la subordinación de los sujetos a los contenidos como fines y no
como herramientas e instrumentos que le mejoren su vida.
En este sentido, es necesario un esfuerzo para combatir radicalmente los autoritarismos,
la homogeneización estandarizada de personalidades acomodadas a la autoridad arbitraria,
al currículo uniforme y a la organización escolar cuasi-militarizada.
¿De qué sirve la libertad de expresión si no tenemos nada que expresar o silos medios
para hacerlo están monopolizados? ¿De qué sirve la libertad de pensamiento si no tenemos
ideas personales que expresar, si no somos capaces de salirnos de lo que piensa todo el
mundo, de lo que dicen los medios de comunicación homogeneizados o lo que dicta el
pensamiento único?
2. LA INDIVIDUALIDAD
que forman la red social en la que participamos y vivimos, sino que supone una forma de
estar con los otros. El proceso de individualización es también un proceso de civilización,
insertándose ambos en un más amplio proceso que afecta a toda la humanidad.
Tanto en los campos político, filosófico y educativo, esta opción liberal de la
individualización, pretende configurar un espacio de convivencia y de participación en la
sociedad y en la institución educativa basado en un concepto de ciudadano que es
universal, en la medida en que se le asignan idénticos derechos y prerrogativas éticas, al
margen de las condiciones culturales4 de grupo o de las personales que tenga cada uno,
donde la tolerancia y el respeto a la libertad y autonomía de cada cual es un valor prioritario.
Esta línea emancipadora del individuo exige poder manejar proactivamente varios
peligros: uno es el de no contraponer la individualidad idiosincrásica a la dimensión social
del ser humano, a la solidaridad, a la participación y al compromiso con los demás; otra, es
el de no reducirla a la competitividad materialista de las sociedades modernas; y, evitar que
se vacíe de contenido al traducirse en pura expresividad huera de la libertad que se propicia
a través del consumo, tan propia de la era del “vacío” como lo caracteriza Lipovetsky (1986).
Lo importante es entender que somos autónomos y podemos ejercer la voluntad con
libertad, siendo –como dice Kant- la capacidad y no los resultados lo que nos dignifica; el
poder elegir tiene prioridad sobre lo elegido; lo justo prevalece sobre lo que se considere
bueno; el sujeto está por delante de los fines que pudiera tener.
Los principios básicos del liberalismo democrático nos ponen en guardia para que las
“presiones simbólicas”, que tienden a que nos parezcamos a otros en el pensamiento, en
cuanto a las aspiraciones sobre modelos de vida, maneras de ser y de expresarse, se
produzcan en un escenario social en el que haya garantías para el ejercicio de las libertades
del ciudadano singular.
La condición objetiva de la singularidad, no sólo es una realidad natural de los individuos
que debe ser comprendida y tolerada, sino que dicha cualidad es un valor importante en las
sociedades democráticas tolerantes, que reconocen los derechos que protegen y
proporcionan espacios a la individualidad: la garantía a la vida privada, el libre pensamiento,
el ejercicio libre de las capacidades de cada uno, así como la libertad de expresión, de
creación y el derecho a la discrepancia. Las cualidades de ese individuo abstracto y
universal son independientes de su origen o condición personal o de procedencia (etnia,
género, clase social, estrato, etc.) porque constituyen la base de una identidad esencial
para los sujetos. Así lo manifiesta Stuart Mill cuando afirma que “las facultades humanas de
percepción, juicio, discernimiento, actividad mental y hasta preferencia moral, sólo se
ejercitan cuando se hace elección”. La identidad de los seres humanos como
individualidades es la de ser iguales para poder ser diferentes.
Definitivamente, el individualismo liberal es la base de las luchas contra la dominación
de los poderes tradicionales que aniquilan al sujeto: la autoridad no democrática, el
fundamentalismo o la tradición subyugante, así como en la prevención contra el estado
moderno interventor y la sociedad de masas y de consumo. El estado entonces, no debe
legitimar ni regular ningún modelo de vida buena en particular, en el orden ético o cultural
propio de cualquier comunidad prepolítica, más allá de garantizar los derechos de todo tipo,
sino ordenar la posibilidad de que sea posible la convivencia de ideales plurales y modos de
4
Es contenido de cultura toda elaboración humana, todo aquello que no viene dado por la naturaleza. Forman parte de ella
los aspectos materiales u objetivaciones culturales: las construcciones simbólicas, las artísticas, los modos de
comportamiento, artefactos tecnológicos, el saber hacer. También la componen las orientaciones de valor que existen
dentro de la misma cultura, que le imprimen un desarrollo porque marcan las rutas de la evolución.
El Individuo social 8 Luis Hernando Mutis Ibarra
vida diversos en una comunidad amplia integradora, como ocurre con la regulación de la
libertad religiosa y de cultos de los estados laicos.
Frente al pluralismo (incluido el cultural), la posición liberal permite las opciones
culturales y el que se estimulen y se extiendan, siempre que se acepten como libres
opciones en un marco general de vida en común donde eso sea posible para todos, en una
comunidad política englobante de cualquier diferencia. La comunidad donde se garantiza la
libertad individual es política, que puede coincidir o no con la cultural. La diversidad es
defendible, como condición del individuo que es culturalmente singular, no en nombre de la
cultura en sí o del grupo que la asuma como base de su constitución como tal, porque los
hechos culturales no pueden tener personalidad jurídica o moral.
El individualismo como actitud militante pro individuo en la actualidad no significa
necesariamente insolidaridad o menosprecio de lo interpersonal, de lo social o de lo
cultural. No estamos ante un individualismo que se oponga per se a la dimensión social de
cada ser humano o que sea contraproducente y amenazante para la sociedad, si es una
manifestación egoísta de intereses privados. Este ser único diferenciado de los demás,
especialmente singularizados respecto de la masa amorfa, es, sobre todo, un producto y
una invención de la evolución social. El individuo ni aparece al margen de la sociedad ni
contra ésta, sino que es una consecuencia avanzada y sutil de ella (Savater, 1988. Págs.
302-303).
Desde el punto de vista ético, la dignidad, establece un valor intrínseco del ser humano,
la presunción de que contiene infinitas posibilidades que precisan la capacidad de
autodesarrollarse, la idea de libertad interior o de autodeterminación, la consideración de su
privacidad inviolable y la idea de automodelación o cuidado de sí. El sujeto autónomo por lo
tanto, no es el fruto maduro al final de un camino de negaciones a ser él mismo, sino un
camino que se construye con el desarrollo de constantes manifestaciones de la autonomía y
del ejercicio de la libertad a lo largo de toda la vida; lo cual no excluye la disciplina y el
esfuerzo, sino todo lo contrario. Viejos poderes del pasado contrarios a la autonomía no se
resisten a morir fácilmente, al tiempo que fuerzas potentes de manipulación y de
domesticación han surgido como enemigas de estas proclamas liberadoras.
Pero no basta con definir al sujeto libre, autónomo y atiborrado de derechos. Hay que
ofrecerle posibilidades materiales y oportunidades situaciones que le permitan una vida de
realización personal. As{i como además de disponer de un campo de juego, también hay
que estar capacitado para jugar en él, de lo contrario el campo se vuelve inútil o lo usan
otros. Sólo bajo una democracia social se pueden conjugar esos derechos que facilitan las
condiciones mínimas de un proyecto que favorezca a todos.
valores morales y respecto de los cuales establecen su fidelidad con otros sujetos y son
responsables. Cada cual debería educarse con “los suyos” y de acuerdo con ellos. En su
versión más pura, el comunitarismo trata de hacer coincidir el territorio en el que vive, la
organización social, el poder político y la cultura, pretendiendo la creación de una sociedad
homogénea total. Algo que en el plano de los hechos actuales, es incongruente con el
proceso de diferenciación de la experiencia humana.
Por otro lado, al insistir en el individuo, es fácil caer o acabar por encontrarse con un
individualismo que aleja a los sujetos de sus raíces sociales, con una devaluación del
vínculo social que debilita los valores de la comunidad y de la vida pública misma, por el
deterioro que produce. Un sujeto desarraigado, sin raíces que le comprometan con los
otros, es como un átomo social. Los deseos del individuo liberal son personales, pero no
crean pertenencia a comunidad alguna, no generan cohesión. Bien sabido es que los
deseos individuales sin vertebrar colectivamente no generan sociabilidad realmente
vinculante. Por lo tanto, la idea de ciudadano no se puede definir sólo desde una
perspectiva jurídica, a través del reconocimiento de derechos y deberes, sino definiéndola
también por vínculos sociales de sentirse formando parte de, como manera efectiva de
posibilitar la participación real en las esferas públicas.
Al definir al individuo al margen de las condiciones de cultura vivida que le
proporcionan una identidad concreta y una posición real en el mundo, la autonomía
ilustrada no sirve ni siquiera a los comunitaristas más estrictos, partidarios de la
autenticidad, sino que se contemplan los procesos reales contextualizados en los que se
crea la subjetividad. Al individuo no se le puede descargar de sus pasiones para reducirlo a
un puro ser racional, ni es un individuo aislado de su pertenencia a grupos diversos que le
vienen dados y que condicionan desde su nacimiento la construcción de su individualidad.
Nadie quiere ser otro. Podemos aspirar a tener lo que el otro tiene pero no a ser
suplantado por él. El más humillado quiere seguir siendo él, sin humillaciones. Somos
identidades singulares fraguadas en la experiencia, aunque ésta sea la limitada por la
miseria.
5
GIMENO S. Op. Cit. Pág. 188.
6
Se estima que en el mundo existen 300 millones de personas pertenecientes a poblaciones autóctonas con más de 5.000
culturas y lenguas diferentes (Rasmussen, H. y Sjoerslev -1999, pág. 85-
El Individuo social 10 Luis Hernando Mutis Ibarra
7
Estos rasgos están tomados y adaptados de la tabla Nº 4.2. sobre las posiciones confrontadas del liberalismo y del
comunitarismo, propuesto por José Gimeno Sacristán. Pág. 195.
El Individuo social 12 Luis Hernando Mutis Ibarra
La identidad así, se expresa, por un lado, en una forma cultural de ser personal a la
que respetar y, por otro, en una identidad pública como ciudadano. La institución Educativa
tiene funciones diferenciadas de cara a ambas identidades. Respecto a la primera,
partiendo de su admisión, debe profundizar en su conocimiento y concienciar
reflexivamente sobre su significado. En relación a la segunda, debe estimularla
decididamente en el funcionamiento de la institución y en los contenidos que imparte.
8
GIMENO S., José. Op.Cit. pág. 201.
El Individuo social 13 Luis Hernando Mutis Ibarra
9
Morin y Kern afirman: “Contradiciendo de que cada cultura es en sí mismos satisfactoria, Muruyama advierte
justamente que cada cultura tiene algo de disfuncional (defecto de funcionalidad), de misfuncionalidad (funcionamiento en
una mala dirección) de subfuncional (efectuando una prestación al más bajo nivel) y de toxifuncional (creando daños con
su funcionamiento). Hay que respetar las culturas, pero son en sí mismas imperfectas como también nosotros somos
imperfectos”. “Tierra patria”. Kairós, Barcelona, 1993, pág. 129.
El Individuo social 14 Luis Hernando Mutis Ibarra
aprovechando esas nuevas fuentes; información y conocimiento que existe y circula entre
algunos, pero que no todos los seres humanos pueden utilizar en la misma medida.
Potencialmente existe una cantidad ingente de variada información sobre el mundo
físico, social y cultural con la que nuestra experiencia conecta de manera inevitablemente
parcial y desordenada. No podemos desde luego, acceder a toda la disponible; no podemos
convertirla en conocimiento, pues información no equivale a conocimiento. Por información
se entiende la existencia de noticia sobre algo, se conozca o no por nosotros. El
conocimiento supone que el sujeto aprende el significado de la información, te da un
sentido, requiriendo la incorporación aprendida de un segmento significativo de aquella. Ni
la información potencial ni la experiencia garantizan por sí solas la comprensión y el
acercamiento a situaciones, objetos o realidades del tipo que fuere para conocerlas en
todas sus dimensiones y con la profundidad que la información potencialmente disponible
permitiría. Para eso se requiere provocar la experiencia de aprendizaje de una información
seleccionada y ordenada. Y es en esta necesidad donde la escuela sigue desempeñando
potencialmente un papel ilustrador.
El aprendizaje pasa a ser conocimiento cuando tiene un sentido para quien lo
adquiere; lo cual significa que ilumina algo nuevo, lo hace de otra forma o con un tipo de
comprensión más profunda, lo que ya se conoce por experiencias previas. Es decir, se
precisa engarzar la información proporcionada con la previa existente, contextualizándola
subjetivamente. Este enlace que sitúa lo nuevo en conexión con lo anterior puede ocurrir de
modo espontáneo o no. Compete a la educación, orientada reflexivamente, el que dicha
conexión se produzca, considerando las características y condiciones que afectan a los
educandos. Esta es la regla básica del aprendizaje escolar.
“La educación conducida reflexivamente debe capacitar para salirse de la cultura,
poder estudiarla, rehacerla y mejorarla; es decir distanciarse para tomar perspectiva y poder
adoptar una dirección de las múltiples posibles que puede seguir su desarrollo. La cultura
es algo dado objetivamente para la educación, pero es contenido que debe ser
reflexionado; no es ninguna sacralizad que haya que respetar escrupulosamente –cárcel
para los individuos-, sino un patrimonio de todos que puede mejorarse. La actitud educativa
por excelencia, cuando es entendida como una acción ejercida reflexivamente, no es la de
reproducir cultura, sino la de hacer posible que los individuos sean sus poseedores y no los
poseídos”10.
La institución educativa es por sí misma un invento social que forma parte de la
cultura social y que violenta las culturas en las que se inserta como algo nuevo. La cultura
nos importa porque de ella se nutre la persona que madura en el medio educativo. Desde el
momento en que la cultura es lo que nos construye, no podemos mantenernos indiferentes
ante ella con una perspectiva puramente descriptiva, dado que nos jugamos nuestro ser; ya
que, seremos alguien y no seremos de otra manera según los materiales que nos
construyen. De ahí el interés que hay que poner para tener los criterios para saber lo que
debemos seleccionar y lo que merece la pena de seguir reproduciendo, qué hay que
estimular y que se debería corregir y/o transformar. No todo tiene el mismo valor a la hora
de incorporarlo a la educación, así como no todo lo existente debe ser reproducido, ni todo
lo posible debe ser realizado.
Según Villoro11, propone criterios o principios para evaluar una cultura:
10
GIMENO S., José. Op.Cit. pág. 221
11
VILLORO, L. “Estado plural, pluralidad de culturas”. Paidós-UNAM, México, 1998
El Individuo social 15 Luis Hernando Mutis Ibarra
Lo importante es que cada cultura y sus individuos puedan ser autónomos y sean
capaces de aceptar la presencia de otras culturas y asimilar de ellas aquello que
enriquezca a la propia. Lo que hay que evitar no es la universalización, sino la
dominación.
12
GIMENO SACRISTAN, 2007. Op. Cit. Pág. 236.
El Individuo social 17 Luis Hernando Mutis Ibarra
preciso considerar que toda cultura es, por sí sola, mucho más diversa que la selección que
de ella realiza el currículo educativo. Por eso la diversificación también es un camino en la
búsqueda de una mayor representatividad cultural democrática de la enseñanza.
“La premisa ilustrada de valorar la tradición, en tanto que acervo acumulado de la
experiencia, del conocimiento y de todo lo sentido, tiene que reinterpretarse desde el
pluralismo que pone de manifiesto la biodiversidad de la cultura, Aunque sabemos que el
conocimiento no genera vínculos fuertes para crear lazos societarios, conocer sobre
nosotros o sobre los demás es un principio para crear comunidad. La acción de la
educación tiene que construirse en una fuerza cuyo radio de acción (el abarcado por sus
contenidos) traspase los intereses de los grupos particulares, de las etnias y de las familias,
pues la educación para la libertad y autonomía tiene justificada su intrusividad por encima
de intereses y perspectivas particulares. La actitud liberal no significa en educación solo
tolerancia ni, mucho menos asunción del relativismo, sino la defensa de unos determinados
valores, el desarrollo de ciertos principios que se consideran un progreso para los
individuos. No se trata de aceptar el multiculturalismo sin más o de suprimir las diferencias
entre las culturas, sino de dialogar sobre las fronteras de las mismas, analizar tanto las
culturas locales como las difundidas a través de organizaciones sociales más amplias 13.” No
tenemos que valorar lo que procede de otros necesariamente como una expresión del
imperialismo cultural, donde la cultura se impone y anula a otra.
El texto curricular refleja un sentido normativo de la cultura, pero tampoco obliga a su
dominio, ni es un fetiche que tenga que reproducirse; es, ante todo un proyecto propuesto,
es un texto más que todo simbólico que está entre todos los proyectos del ser humano y sus
prácticas en contextos particulares, donde se intencionan significados determinados que
hay que poner en diálogo crítico con los significados más universales de esos textos.
El currículo común no tiene que ser una imposición de una determinada opción
cultural sobre otras, sino que tendrá que entenderse como un espacio de aspectos, rasgos,
productos culturales y orientaciones de valores compartidos para ser aprendidos y como
posiciones o problemas que deben resolverse con diálogos. No es una mera respuesta
funcional para comprender la complejidad social actual; puede entenderse como un núcleo
fuerte de movimiento que pueda dar estabilidad a los sujetos, dotándoles de una
racionalidad amplia y diversificada, que garantice el ejercicio de la reflexibilidad en las
sociedades inestable y/o de riesgo, básica para mantener la identidad racional de individuos
libres y capaces de ejercer su autonomía en dichas sociedades.
13
GIMENO SACRISTAN, 2007. Op. Cit. Pág. 245.
El Individuo social 19 Luis Hernando Mutis Ibarra
problema del individuo. Las revoluciones de sangre no resuelven nada. Sólo mediante la
inteligencia resolveremos el problema de la convivencia pacífica.
Con la formación adecuada del individuo se puede crear una sociedad del
conocimiento para el desarrollo humano y no para su destrucción. Si queremos realmente
un cambio radical, si queremos un mundo mejor, necesitamos cambiar individualmente,
cambiar dentro de nosotros mismos, alterar dentro de nuestra propia individualidad los
modelos negativos que en el mundo producen miseria y dolor. Recordemos que la masa es
una suma de individuos. Si cada individuo cambia, la masa cambiará.
Se requiere acabar con las relaciones humanas engañosas e hipócritas; tenemos que
trabajar intensamente los comportamientos reactivos y estimular la Proactividad y el
desarrollo personal (espiritual) como las mejores formas del desarrollo de la inteligencia
colectiva, sólo así podemos hacer un mundo mejor. Es indispensable ubicar, conocer,
reflexionar y comprender el mundo emocional humano; entender las reactividades que cada
uno lleva dentro. Cambiando al individuo, cambiará la sociedad, porque ésta sólo es la
extensión del individuo.
Hay dolor, hay hambre, hay confusión, pero nada de esto se puede eliminar mediante
los procedimientos absurdos de la violencia. Quienes quieren transformar el mundo a base
de revoluciones de sangre, alcohol y droga, o con golpes de Estado, fusilamientos y
asesinatos, están totalmente equivocados, porque la violencia engendra más violencia y el
odio más odio. Necesitamos paz si es que queremos resolver los problemas de la
humanidad.
No se deshacen las tinieblas y la ignorancia a garrotazos y castigos, sino trayendo la
luz, el conocimiento, el afecto y la sabiduría. Tampoco se deshace el error combatiéndolo
agresivamente, ni tampoco sancionándolo; sino, difundiendo el conocimiento que contribuya
a resolver los problemas de manera proactiva, sin necesidad de atacar brutalmente el error.
Todo cuanto el uso del conocimiento y la sabiduría avance, el error habrá de retroceder. No
hay que resistir a lo negativo, sino practicar lo positivo incondicionalmente y enseñar sus
ventajas por la práctica. Atacando el error, provocaremos el odio de los que yerran. Lo que
necesitamos es difundir y estimular las capacidades internas del Ser humano, brindando
toda clase de herramientas para que puedan usarse desde adentro hacia fuera.
Recordemos que el problema no está afuera, ni son los otros; la dificultad está dentro de
cada uno, en la actitud, en la visión que se tenga frente a lo de afuera.
La sociedad es el individuo. El mundo es el individuo. Si el individuo cambia
fundamentalmente, el mundo cambiará inevitablemente. Sólo transformándonos
radicalmente como individuos, podemos crecer como personas y provocar una sociedad
más humana y pacífica.
7.1. EL TRABAJO
No solamente se trata de determinar quiénes quieren “trabajar duro” y quiénes no.
Con frecuencia, es más bien una cuestión de oportunidad, no de buena voluntad. Por
consiguiente, el trabajo verdadero y el principal en la reestructuración del orden social es
asegurar que cada persona y cada nación tengan iguales oportunidades.
Muy de mañana acuden hombres y mujeres a su trabajo. Niños y muchachos van a la
escuela. Unos van, otros vienen, cada uno tiene su quehacer. Es sorprendente contemplar
la actividad del campo y de la ciudad. Es la vida. Es el trabajo. El trabajo relaciona al hombre
con el mundo, con los demás hombres y consigo mismo. El trabajo sostiene y perfecciona la
vida social, económica, artística y cultural del país.
El Individuo social 20 Luis Hernando Mutis Ibarra
Al caer la tarde, regresan hombres y mujeres a sus casas. Los niños llegaron ya.
Todos están algo cansados, pero sienten que su trabajo es indispensable y que su esfuerzo
es provechoso para sí mismos y para los demás.
Trabajar es un deber14 tanto en relación con la sociedad como con uno mismo, ya que
por el trabajo el hombre va haciéndose a sí mismo. No importa que el trabajo sea manual,
intelectual o directivo. Todos los trabajos son dignos porque es la persona quien actúa, lo
mismo en la investigación que en la mecánica o en los servicios. La única condición es que
la persona sea considerada como tal.
En realidad se tiene en cuenta muy poco a la persona. No se estima el trabajo 15 del
indígena porque sólo produce para la vida de su comunidad. Se valora a una persona por lo
que tiene, no por lo que es. Se contabiliza el rendimiento por encima de la realización
personal. Unos dan más importancia a las inversiones, otros supeditan el hombre al Estado,
en ambos sistemas se explota al hombre y se le esclaviza. Esta situación provoca un
evidente desequilibrio. Unos se ven obligados a trabajar demasiadas horas para poder vivir;
han de pagar dos y tres veces más por el producto de su trabajo; tienen que emplearse en
oficios que no son de su agrado, o que atrofian la creatividad; han de trabajar las tierras de
otros; no se ven debidamente remunerados ni satisfechas sus necesidades, porque las
condiciones laborales se manejan en términos de explotación y no de justicia16. En cambio
satisfacen los intereses de las clases más acomodadas acentuándose más las diferencias
entre unos y otros, y fomentan la concentración de capital.
Se incrementa por una parte la dependencia interna y externa del país, por otra, el
desinterés y la irresponsabilidad del trabajador. Todo es igualmente deshumanizante y
desintegrante de la comunidad. Es la Humanidad entera que ha caído en esta deplorable
desvalorización de su dignidad17.
El incentivo para la mayor parte de la humanidad es lograr, adquirir, obtener cosas.
Aquellos a quienes no les interesan, las dejan ir con facilidad. Cantidades menores de
personas pueden sobrevivir razonablemente con los elementos básicos de sus vidas, pero
luchan por conseguir más, una pequeña cantidad de seguridad, un hogar decoroso, un
mañana mejor. Sus mentes están preocupadas con retener todo aquello que han adquirido y
con acrecentar lo que tienen. Grandes porciones de la población siguen esforzándose por
lograr la simple supervivencia física. Cada día está lleno de momentos de ansiedad, de
medidas desesperadas. La mente se enfoca en cuestiones básicas vitales.
Hay un grupo menos numeroso –muy pequeño- el cual se ha liberado de la necesidad
de las cosas materiales. Le importan la verdad espiritual, la realidad espiritual, la experiencia
espiritual. Ven la vida como un encuentro espiritual, como un viaje del alma. Retienen toda
la experiencia humana en el seno de ese paradigma. Su lucha tiene que ver con la
búsqueda de Dios, con la realización del Ser Intimo y con la expresión de la verdad.
Conforme evolucionamos, esta lucha deja de ser una lucha y se convierte en un proceso, un
proceso de Autodefinición (no autodescubrimiento), de crecimiento (no aprendizaje), de Ser
14
De la Biblia: Quien no quiere trabajar, que no coma: 2 Tes. 3, 6-16.
15
De la Biblia: Ustedes valen más que los lirios del campo: Mateo. 6, 24-34
16
Actualmente se expande la idea explotadora de que cuando alguien hace un contrato (con el Estado, u otra entidad o
institución), el objetivo es hacer subcontrataciones donde se paga lo más mínimo posible para que queden “bastantes
ganancias, llevando con ello, a que personas profesionales que sometidas y minimizadas a salarios de obrero.
17
El Génesis nos describe ala Humanidad en la desnudez de sus auténticos valores, y en las luchas e intrigas fratricidas
(Gen. 3, 10; 4, 8). En consecuencia, el trabajo será realizado con sudor y lágrimas (Gen. 3, 16 -19) pues: “Vivirás lejos de
este suelo fértil que se ha abierto para recibir la sangre de tu hermano que tu mano derramó. Cuando cultives la cierra se
negará sus frutos" (Génesis.4. 11-12).
El Individuo social 21 Luis Hernando Mutis Ibarra
(no hacer). La razón de buscar, esforzarse, indagar, trabajar duro y tener éxito se torna
totalmente diferente. Se cambia la razón de hacer algo, y con ello cambia igualmente el
hacedor. La razón se convierte en el proceso, y el hacedor se convierte en el Ser pleno.
Es muy triste saber que la mayoría de las personas odian su trabajo, e incluso peor,
que no saben lo que desean hacer. Encontrar un objetivo en la vida, encontrar un trabajo
que nos guste, es amarnos a nosotros mismos tal como somos . El trabajo nos sirve para
expresar nuestra creatividad. Es preciso ir más allá de esa sensación de no ser capaz o de
no saber lo suficiente. Dejémonos inundar por la energía creativa del Universo, de maneras
profundamente gratificantes y satisfactorias. En realidad no importa lo que hagamos
mientras resulte satisfactorio y nos sintamos realizados.
Si detestamos el lugar donde trabajamos o nos disgusta lo que hacemos, siempre
nos pasará lo mismo con el trabajo a no ser que cambiemos en nuestro interior. Si
comenzamos un nuevo trabajo con estas mismas creencias, con el tiempo volveremos a
sentir lo mismo. Parte del problema reside en que muchas personas piden lo que desean de
forma negativa. Tenemos que expresar claramente lo que deseamos.
Cuando realizamos un trabajo que detestamos, obstaculizamos la capacidad de
nuestro Poder para expresarse. Pensemos en las cualidades que deseamos que tenga un
trabajo, en cómo sería si tuviéramos el trabajo perfecto. Es esencial que expresemos con
claridad lo que deseamos. Nuestro Ser Superior encontrará el trabajo que nos convenga.
Abrámonos a nuestra sabiduría interior. Un problema es una oportunidad para crecer.
Cuando tenemos la profunda convicción de que no somos dignos, de que no somos
merecedores, encontramos problemas para hacer lo que deseamos. Si los demás nos dicen
que no debemos hacer o tener algo y entonces nosotros nos lo negamos, es que nuestro
interior cree que no se merece nada bueno. Nuevamente volvemos a la necesidad de
aprender y practicar formas de amarnos más cada día.
Nuestras relaciones de trabajo son similares a las que tenemos con nuestra familia.
Pueden ser sanas o no funcionar bien. Todos tenemos todas las cualidades en nuestro
interior. Si los demás no paran de decir cosas negativas, no prestemos atención. Somos
nosotros quienes necesitamos cambiar la conciencia . Ellos reflejan algo negativo que hay
dentro de nosotros de modo que cuando nuestra conciencia cambie verdaderamente, la
gente negativa no se nos acercará tanto. Aun cuando nos sintamos frustrados, afirmemos lo
que deseamos tener en el lugar de trabajo. Después aceptémoslo con alegría y
agradezcámoslo.
La competitividad y la comparación son dos importantes obstáculos a nuestra
creatividad. Cada uno de nosotros es un ser único y especial, diferente de todos los demás.
De modo que ¿para qué compararnos y competir? La comparación nos hace sentir
superiores o bien inferiores, lo cual es una expresión de nuestro ego rastrero, de nuestra
forma limitada de pensar. Si nos comparamos para sentirnos un poco mejor, con eso damos
a entender que otra persona no vale lo suficiente. Tal vez creamos que subvalorando a los
demás nos elevamos, pero lo que en realidad hacemos es colocarnos en posición de que
los demás nos critiquen. Todos lo hacemos en mayor o menor grado, y es bueno que
podamos superarlo. Iluminarse significa entrar en nuestro interior y hacer brillar la luz con el
fin de disipar la oscuridad que hay allí.
Todo cambia y lo que una vez fue perfecto para nosotros puede que ya no lo sea.
Para continuar cambiando y creciendo es preciso que entremos en nuestro interior
constantemente, con el fin de escuchar lo que es correcto para nosotros en este lugar y en
este momento.
El Individuo social 22 Luis Hernando Mutis Ibarra
Muchas veces consideramos «desastres» algunas cosas que suceden, sobre todo en
el trabajo. Pero sería mucho mejor que nos las tomáramos sencillamente por lo que son:
experiencias de vida que siempre nos enseñan algo. Al final todo resulta para mejor, pero a
veces cuesta verlo cuando se está pasando por una mala experiencia.
Las personas necesitan obtener de su trabajo algo más que un cheque de pago.
Necesitan aportar su contribución al mundo y sentirse realizadas. En el futuro, la capacidad
para hacer el bien de forma amplia y universal se superpondrá a las actitudes metalizadas.
El trabajo interior y el crecimiento personal es una ocupación de toda la vida y que
una vez empezado nunca se detiene. Fundamentalmente se trata de un trabajo al que vale
la pena entregar toda la vida.
Nadie es inútil18: El trabajo humano es en tal forma parte de la vida que casi se
identifica con ella. El trabajo realiza al hombre, de ahí que quien no puede trabajar siente
una insatisfacción profunda. Esto ocurre con excesiva frecuencia en nuestra sociedad por el
desempleo, la marginación del minusválido, el abandono de los ancianos. Ninguna vida es
inútil, pero es necesario dar a cada persona la posibilidad de sentirse útil y aceptado por los
demás.
Los que han podido escoger su profesión u oficio trabajan a gusto y están contentos
porque sienten que hacen algo importante para los demás, aunque sea sencillo. En cambio
los que no tienen trabajo o se ven obligados a hacer aquello que no les gusta se sienten
tristes porque no se realizan como hombres que crean. El hombre es más hombre y la mujer
más mujer cuando son creativos.
Cuando una persona desarrolla sus cualidades con alegría el trabajo no resulta
tedioso. Hasta el trabajo más humilde engrandece al hombre, si éste lo hace con gusto y
según sus capacidades.
El trabajo es una obligación de toda persona, así mismo es también un derecho por el
que el Estado debe velar. Igualmente es un derecho el descanso, el deporte y el acceso a la
cultura con igualdad de oportunidades.
18
De la Biblia: Todos formamos un solo cuerpo: 1 Corintios 12, 12-27.
19
De la Biblia: Trabajar para uno mismo y para los compañeros: Hechos. 20, 32-38.
El Individuo social 23 Luis Hernando Mutis Ibarra
20
De la Biblia: Trabajar sin perturbar a otros: 1 Tes. 4, 9-12
El Individuo social 24 Luis Hernando Mutis Ibarra
Identidad individual frente a identidad grupal : La esencia del conflicto entre grupos
parte de la renuncia a la identidad individual, el pensamiento y la expresión propios por la
identificación con el grupo. Cuando se cambia la identidad individual por la identidad de
grupo también se cambia una parte de la libertad de pensamiento y acción por otra de
sumisión al colectivo, que exige uniformidad de creencias y conformidad de actos. Arthur
Koestler llamó este fenómeno “identificación autotrascendente”. La corriente delirante que
atraviesa la historia no se debe a formas individuales de locura, sino a los delirios colectivos
generados por un sistema de creencias basado en las emociones.
El beneficio inmediato es la seguridad: el grupo da la bienvenida a un individuo, le
evita la problemática búsqueda de uno mismo al ofrecerle una identificación cómoda, y
apela al instinto de pertenencia. El grupo hace que el individuo se sienta querido. Todo el
mundo quiere sentirse necesario y querido. Cuando más grandes son los grupos unidos por
El Individuo social 26 Luis Hernando Mutis Ibarra
una evolución cultural, mayores son los problemas. Uno empezará a ver el mundo dividido
entre nosotros y ellos (nosotros y los otros; los elegidos y los condenados; los creyentes y
los infieles; el proletariado y la burguesía; los opresores y las víctimas; esta tribu y aquella
tribu). Y siempre, se considera que el nosotros es superior al ellos.
El reto de cada uno de nosotros es en última instancia poder estar solos, sin miedo y
felices de ser exactamente lo que somos. Entonces podríamos identificarnos con la totalidad
de la humanidad y vivir juntos en armonía. La costumbre del éxito del ser humano se
alcanza cuando uno encuentra su identidad como ser único, y no cuando uno la pierde en
una identificación autotrascendente con un grupo.
21
SOLÁ, Fernando. O. P. “Hacia la plenitud de Cristo”, Reflexiones para crear conciencia comunitaria de la fe. Ediciones
Paulinas. Bogotá, Colombia. 1º de marzo de 1982. Págs. 34-42.
22
De la Biblia: Los doce y algunas mujeres forman el grupo de Jesús: Lucas. 8, 1-3
23
De la Biblia: Consejos de Tobit a su hijo Tobías. Tobías. 4, 14-21
El Individuo social 27 Luis Hernando Mutis Ibarra
Perdonarse unos a otros: Si a nosotros nos duele hacer mal a los demás, es
comprensible que de igual manera les duela a los demás. Debemos suponer que también
ellos aspiran a mejorar su temperamento, su trato con los demás, y que les duele cuando no
pueden controlar sus impulsos naturales. A veces les da vergüenza confesarlo y quieren
disimular fingiendo que nos molestaron a propósito. Pero sabemos que no es cierto, porque
así mismo hemos actuado nosotros otras veces con amigos y familiares.
En ocasiones, ya no podemos tolerar ni comprender. Cuando se han burlado de
nosotros, o nos han acusado en falso, cuando nos quitaron algo que nos pertenecía, o han
hecho todo lo contrario a lo que nosotros habíamos sugerido, entonces montamos en cólera,
sentimos que hierve la sangre en nuestras venas. No hay excusa posible. Así parece. En
estas circunstancias, si damos cabida en nuestro corazón a la obsesión o a la ira, éstas nos
cegarán y nos impedirán ver con objetividad y según la verdad.
Sin descartar la posibilidad de que se haya actuado por malicia, es conveniente
advertir que la mayoría de nuestros disgustos provienen de un desconocimiento, de un
malentendido o falta de comunicación. Por eso, es necesario dialogar, conversar y procurar
hacerse entender. Otro motivo que no podemos desconocer es la diversidad de criterios y
de opiniones contrapuestas. Es necesario que las haya. Podemos discrepar y discutir, sin
romper la amistad. Finalmente, no debemos olvidar que "el espíritu está pronto, pero la
carne es débil24"; que a todos nos es difícil liberarnos del egoísmo, de la soberbia y la
envidia. Necesitamos sobrellevarnos mutuamente. Tenemos que aceptar a los otros como
son.
En todas estas ocasiones será oportuno recordar las palabras: "Si tienen algo contra
alguien, perdónenlo25" y, en su nombre, perdonar de corazón. Pero será totalmente
imprescindible acudir a la fe y a la confianza en las palabras cuando es evidente que el mal
que nos hacen proviene de la malicia. Dice Jesús: "Amen a sus enemigos, hagan el bien a
los que los odian, bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los maltratan". "Así
24
De la Biblia: Mateo, 26, 41.
25
De la Biblia: Marcos. 11, 25.
El Individuo social 28 Luis Hernando Mutis Ibarra
serán los hijos de su Padre que está en los cielos26". San Pablo, por su parte en su carta a
los Colosenses nos recomienda: "Sopórtense y perdónense unos a otros, si uno tiene
motivo de queja contra otro. Como el Señor los perdonó, a su vez, hagan ustedes lo
mismo27".
Mal uso de las cosas: Vivimos en un mundo lleno de cosas buenas, dispuestos para
dar felicidad a todos los seres humanos. Pero el mal uso y el acaparamiento de estas
mismas cosas por parte de unos las convierten en nocivas para sí mismos y en fuente de
desdichas para otros. Así, cosas que son bellas y generadoras de vida como el trabajo, la
camaradería, el sexo, la diversión, la bebida, pueden convertirse, por su abuso, en causas
de destrucción28. Y el dinero, la autoridad y el derecho a la propiedad, que debían regular
nuestra coexistencia, originan la muerte a millares de personas.
7.3. VISIBILIDAD29
La mayoría de las personas ocultan las cosas de las cuales se avergüenzan o no
quieren que otros las conozcan. Ésa es la razón por la cual la mayoría oculta su sexualidad,
y casi todos ocultan su dinero. Es decir no son abiertos respecto a estas cuestiones.
Consideran su dinero como un asunto muy privado. Se justifican al decir que “El no saber no
lastima”.
Un desafío ante la sociedad sería entonces: elaborar un sistema monetario
internacional que sea abierto, totalmente visible, rastreable de inmediato y completamente
explicable. Ese sistema haría imposible que las personas hicieran algo que no quisieran que
supieran los demás. Sin embargo, ¿por qué querrían hacer algo así? Porque actualmente
vivimos en un sistema social interactivo basado en “sacar ventaja”, “obtener beneficio”,
“lograr lo máximo” y “la supervivencia del llamado más apto”. El secreto aquí, el santo y seña
aquí, es la visibilidad. Visibilidad en la administración de nuestros asuntos monetarios.
Nada genera justicia con más rapidez que la visibilidad. Visibilidad es simplemente
otra palabra para verdad. “Conoced la verdad, y la verdad os hará libres” se predica en
nuestra religión católica. En las sociedades de alto desarrollo espiritual nadie estará
dispuesto a obtener algo, o a tener algo, a expensas de otro.
En las relaciones personales (y en todas) se trata de pérdida. Se trata de tener miedo
a lo que se podría perder o dejar de ganar. Sin embargo, las mejores relaciones personales,
y ciertamente las románticas más valiosas, son relaciones en las cuales cada uno conoce
todo; en las cuales la visibilidad no es sólo el santo y seña, sino la única palabra; y en las
cuales no hay secretos, sencillamente. En estas relaciones nada se retiene, nada se
ensombrece o colorea, ni se oculta o disfraza. No hay nada que se deje fuera o de lo que no
se hable. No hay conjeturas, ninguna participación en juegos; nadie está engañado, nadie
dirige la situación, o prevalece o deslumbra al otro.
Tiene que ver únicamente con ser abierto y honesto en nuestros tratos con otro.
Tiene que ver, simplemente, con decir la verdad cuando se habla, y de no callar la verdad
cuando sabemos que debe decirse. Se trata de nunca mentir de nuevo, o ensombrecer, o
manipular verbal o mentalmente, ni tergiversar nuestra verdad con los innumerables trucos
que caracterizan el mayor número de las comunicaciones humanas.
26
De la Biblia: Lucas 6, 27-28; Mateo 5, 45.
27
De la Biblia: Colosenses 3,13; Col 3, 10-15.
28
De la Biblia: Denuncia la codicia de los ricos y su explotación del pobre: Amos. 8, 1-10
29
Notas tomadas y adaptadas de: WALSH, Donald. “Conversaciones con Dios”. Tomo 2, página 180-192
El Individuo social 29 Luis Hernando Mutis Ibarra
Esto no significa que cada pensamiento, cada temor privado, cada recuerdo más
oscuro, cada juicio efímero, opinión o reacción deba colocarse en la mesa para su discusión
y examen. Eso no es visibilidad, es demencia, y nos hará perder la cordura. Se habla es de
comunicación simple, franca, abierta, honesta, completa. Sin embargo, es un concepto
impresionante y que se usa muy poco.
Cinco niveles de Veracidad: Busquemos la verdad, digamos la verdad, vivamos la
verdad cada día, hagamos esto consigo mismos y con cada persona con cuya vida nos
vinculemos. Después preparémonos para la visibilidad.
No se trata de revelar cada sentimiento pequeño, pensamiento, idea, temor,
recuerdo, confesión, o lo que sea. Se trata simplemente de decir siempre la verdad,
mostrándonos a si mismos por completo. Con nuestro ser más querido podemos estar
físicamente desnudos, ¿no es así? ¿Entonces, por qué no podemos también estar desnudos
emocionalmente? Lo segundo es mucho más difícil que lo primero.
Abolir las agendas ocultas, construir una sociedad sobre la visibilidad, decir la verdad
todo el tiempo a todos acerca de todo. En las ventas, coloquemos estas dos cifras en la
etiqueta de precio: el costo de compra y el precio de venta. Expresémoslas a la esfera de la
justicia básica, en vez de “obtén lo que puedas mientras la ganancia sea buena”. Se
requerirá un cambio completo de pensamiento. El interés por nuestros consumidores o
clientes tendrá que ser de la misma magnitud que el interés por nosotros mismos.
mal, sintámonos mal. Pero no juzguemos, ni condenemos, puesto que no sabemos por qué
ocurren las cosas, ni con qué fin. Aquello que condenemos nos condenará, y un día
seremos aquello que juzgamos. Tratemos mejor de cambiar –o ayudar a quienes están
cambiando-.
¿Cómo es ser el otro?: Si cada uno de nosotros lo supiera, existiría un mayor bienestar, y
menos malestar. Es posible experimentar la vida desde una silla de ruedas si uno se confina
a una y aprende cómo es. También es posible experimentar la vida como una persona ciega
tapándose los ojos e intentando desenvolverse durante todo el día sin la vista. Pero ¿cómo
puede un hombre experimentar la vida como una mujer, y una mujer experimentar la vida
como un hombre? Esto también se puede hacer, pero no basta con limitarse a cambiar de
vestido.
1. Descubrir al Otro en uno mismo. Es algo que hacemos todos, tarde o temprano.
Muchas personas se vuelven menos agresivas, y valoran más las relaciones, durante
sus últimos años. Se convierten en jardineras apasionadas y en cariñosos abuelos y
abuelas. Su parte masculina deja paso con elegancia a su parte femenina: pero
siguen siendo hombres y así las mujeres.
2. Vivir como el Otro. Cada vez hay más oportunidades de hacerlo. Al cambiar el rol
aprendemos la esencia de la otra parte. Sólo es necesario encontrar algo que
apetezca hacer y que tradicionalmente se lleve a cabo por el otro. Entonces intente
hacerlo bien usted mismo. Pronto descubrirá al Otro en su interior.
3. Trascender a ambos. El sexo es biológico; el rol es cultural; la conciencia,
trascendente. A medida que subimos una montaña y nos acercamos a la cumbre,
vemos un paisaje cada vez más extenso en todas direcciones. Del mismo modo,
cuando ascendemos la montaña de la conciencia, podemos ver cada vez mejor los
paisajes humanos que la rodean (tanto biológicos como culturales) en todas
direcciones. Obtener esa vista de ellos es trascenderlos. Trascenderlos significa
percibir al ser (yo) tan claramente como al Otro y, así, elevarse por encima de los
conflictos.
Llevémonos mejor con los demás: ¿Hay alguien con quien no se hable a causa de una
discusión no resuelta? ¿Deseamos hacer las paces, por lo menos para restablecer una
comunicación educada? Si es así, demos un paso para conseguirlo. Si se acepta, bien. Si
no, por lo menos habremos tenido la voluntad de hacer las paces. Intentemos encontrar a
alguien que se muestre, actúe y hable de forma muy distinta a nosotros y a nuestro círculo
más cercano. Entablemos conversación con esta persona. Intentemos intercambiar
opiniones sobre el mundo (es decir, las creencias fundamentales acerca de las cosas).
¿Cuáles son las diferencias? ¿Cuáles son los puntos en común? ¿Somos capaces de
identificar un punto en común de tal forma que nos sintamos lo suficientemente cómodos
como para aceptar las diferencias?
Pasemos por lo menos un día, solos y lejos de la civilización. Vamos al campo, o la
playa. Caminemos por el bosque o paseemos por una colina. Admiremos la flora y la fauna.
Observemos y sumerjámonos en la naturaleza, de la cual formamos parte. No llevemos el
celular, el discman, el portátil ni ningún otro aparato tecnológico que nos conecte con el
caos. Cuando volvamos a la civilización, notemos hasta qué punto hemos estado
El Individuo social 31 Luis Hernando Mutis Ibarra
Thomas Hobbes definió el poder como la capacidad de obtener lo que a uno le gusta
o considera beneficioso. A diferencia de Platón, que concebía una forma ideal del bien,
Hobbes creía que pensamos que algo es bueno cuando nos gusta; y malo, cuando nos
disgusta. Para Hobbes, mantener la propia dicha es el poder fundamental. Así, una relación
bien mantenida es una suerte de dicha; es una fuente de poder. Las personas obran por
interés propio. Incluso cuando servimos a los demás, solemos hacerlo porque nos reporta
beneficios o porque no hacerlo iría en nuestro propio detrimento. Habitualmente, por no
decir ante todo, el altruismo satisface una necesidad propia.
La lucha de poder está servida, y Hobbes veía toda relación como una forma de lucha
de poder. Cuando se habla de mantener una relación, se refiere a la búsqueda de
posiciones conciliatorias, de un equilibrio de poder. Lo más maravilloso de una relación es
que el todo es mucho mayor que la suma de sus partes. Aunar recursos (como en una
cuenta de banco conjunta) hace que éstos adquieran un volumen óptimo, pero si una
persona sólo ingresa dinero y la otra lo retira, los cheques pronto se quedarán sin fondos.
Muchas veces no hacer nada es la mejor forma de proceder. La maleabilidad es la clave de
la supervivencia de toda relación.
La filosofía china nos enseña que los finales están contenidos en los principios; las
tormentas violentas se forman de prisa pero no duran mucho. Proceder conscientemente a
pesar del torbellino de emociones que acompaña a toda nueva relación no garantizará que
el camino sea fácil (todas las relaciones tienen sus altibajos), pero a la larga le
proporcionará el mejor rendimiento a su inversión.
Aunque toda relación personal (con la familia, los amigos, los vecinos y los colegas)
satisfaga en parte la bien guardada necesidad humana de contacto social, dicha necesidad
se manifiesta más comúnmente en la búsqueda de una relación sentimental. El equilibrio
necesario para el buen funcionamiento de un ser vivo cambia de un modo constante, por lo
que precisa pequeños ajustes una y otra vez.
Con el avance tecnológico de los media, sufrimos la contrapartida de la pérdida del
espíritu de comunidad, con el consiguiente debilitamiento del tejido social que los vincula.
Con tantas relaciones humanas mediatizadas por dispositivos tecnológicos como el
teléfono, el celular y los ordenadores, el contacto entre las personas pierde la intimidad
necesaria para establecer relaciones individuales y a su vez comunidades. Es la
mecanización del espíritu, como lo anticipaba Henri Bergson.
El Individuo social 32 Luis Hernando Mutis Ibarra
Gran parte de la grasa y el aceite que mantienen activa una relación es fruto de la
rutina cotidiana, como decidir juntos lo que se va a cenar, ir a la lavandería a recoger la ropa
del cónyuge o un beso rápido antes de separarse por la mañana. Ante cualquier situación,
debemos saber lo que está en nuestras manos hacer en función de los recursos que
tengamos, pero también debemos reconocer las fuerzas del universo sobre las que no
ejercemos ningún control.
de un inteligente interés propio, es una fuerza constructiva; cuando nace de la vanidad, del
egocentrismo o el narcisismo, es destructiva. Uno debería fijarse en lo que pierde y lo que
permanece.
Un hogar no sólo es donde está la chimenea y donde nos cobijamos, sino también
donde la gente se interesa por lo que decimos, se interesa por nosotros como seres
humanos, sin otras razones, y nos valora por lo que somos.
Kant piensa que el deber moral debe cumplirse para uno mismo y que la moralidad
procede de la razón. Escribió sobre ciertos deberes perfectos que tenemos los humanos, y
su lista de acciones que no hay que hacer nunca (por ejemplo mentir o matar) se parece a
los diez mandamientos. También habla de los deberes imperfectos que tenemos, uno de los
cuales es mejorarnos a nosotros mismos. Por un lado similar, Jean-Paul Sartre dice que
enfrentarse a la propia libertad existencial puede producir ansiedad, y ponerla en práctica
requiere conciencia de los obstáculos que aparecen en el camino y comprender que es uno
mismo quien los pone. Sartre llama “mala fe” a las restricciones que nosotros mismos
ponemos a nuestra libertad.
humanos. Sin embargo, es peligroso poseer todo lo que se necesita (e incluso es más
peligroso poseer todo cuanto se desea). No nos fatiguemos acampando donde no hay agua
corriente ni sabemos que nos vamos a sentir desgraciados sin nuestro baño diario.
Recordemos que el modo más seguro de contrarrestar los sentimientos de vacío en
nuestra vida es ayudando a otros, es teniendo un sentido espiritual. Sentir que la vida
carece de sentido es, en cierto sentido, un lujo. Si estuviera luchando por mantenerse con
vida nunca se pararía a pensar en el significado de las acciones. De nosotros depende el
poco o mucho consuelo que encontremos en la noción de que, si podemos armarnos de
paciencia y coraje (dos virtudes cardinales), se producirá un cambio.
30
Notas tomadas y adaptadas de: MARINOFF, Lou. “Pregúntale a Platón”. Cómo la Filosofía puede cambiar tu vida
Traducción de Gloria Sanjuán Castaño. SINE QUA NON, Ediciones B, S.A. Barcelona (España). 1ª edición, marzo 2003.
Páginas 217-243
El Individuo social 35 Luis Hernando Mutis Ibarra
mundo desarrollado). No obstante, estos cambios mismos han sido, y continúan siendo,
fuente de conflicto y malestar.
Cuando marido y mujer se ofrecen apoyo y cariño mutuamente, y en la cual cada
progenitor ofrece su tipo de amor particular a los hijos, nos encontramos ante un ejemplo de
intensificación social de las diferencias entre los sexos. Tanto hombres como mujeres
pueden convertirse en conscientes objetores a la violencia; y tanto hombres como mujeres
pueden alistarse al ejército si así lo escogen.
Las diferencias naturales entre los sexos tienen una gran influencia en la formación
de los roles sociales. No se puede llevar la contraria a la naturaleza. Es malo vivir en una
contradicción, porque produce malestar. Una mujer no se transforma en hombre por más
que se le ofrezcan las mismas oportunidades para tener éxito en la caza.
La cultura no sólo puede intensificar, contradecir o distorsionar las diferencias entre
los sexos; también puede trascenderlas. Las funciones más nobles, evolucionadas y
creativas del ser humano no poseen sexo. Componer música, escribir un poema, pintar un
lienzo, probar un teorema no tiene sexo, ni tampoco lo tiene la experiencia del público.
Llevar a cabo un acto de amor o de compasión no tiene sexo. Formular o aplicar un principio
filosófico –sea estoico, o platónico, o pragmático- no tiene sexo. Practicar la meditación o
aumentar la conciencia no tiene sexo, menos aún si se es espiritual.
La anatomía y la psicología no son el destino: uno puede luchar por el destino que
desee. La voluntad aporta consecuencias reales. Trascender significa ir más allá de las
limitaciones de la definición sexual y la previsibilidad de los roles sociales. Trascender
significa a menudo negar algo (la condición limitadora impuesta) y preservar, al mismo
tiempo, otra cosa (la voluntad y la habilidad natural para llevar a cabo lo que se desea). La
trascendencia o espiritualidad requiere fuerza de voluntad, trabajo duro y una buena
organización. Lo que tienen en común al trascender y separar sexo y amor, es el bienestar y
la paz interior.
La paradoja fundamental se manifiesta en la vida diaria en la búsqueda de comida,
territorio y pareja, elementos básicos para la supervivencia y la reproducción.
Culturalmente, el comportamiento sexual va desde una completa abstinencia (como los
votos de castidad católicos) hasta una extrema indulgencia (como la promiscuidad), hasta la
homosexualidad y la bisexualidad; desde la monogamia a la poligamia; desde la monogamia
en serie hasta compañeros de toda la vida y hasta esposas y esposos “trofeo”. Los humanos
de cada sexo están biológicamente predispuestos a seguir estrategias de emparejamiento
incompatibles: el macho quiere tantas hembras como pueda conseguir con el mínimo
compromiso con cada una de ellas; la hembra, por su parte, quiere que el mejor macho que
pueda obtener llegue a un compromiso total con ella. A nivel cultural, esto se traduce en un
combate entre libertinaje y monogamia. La mejor de las intenciones puede conducir a la
peor de las batallas.
La contemporánea combinación de política, economía y ciencia ilustrada, por un lado,
y las prácticas profundamente religiosas de las sabias tradiciones asiáticas, por otro, ofrece
el mejor enfoque para la emancipación del mayor número de personas en la aldea global.
La clave para evitar el malestar en la guerra entre los sexos, consiste en recordar que
la igualdad social y política no significa que seamos idénticos. Tratar a la mujer como a un
ser igual al hombre es deseable, pero tratarla como a un ser idéntico al hombre no lo es
(para ninguno de los sexos). Un dilema actual se le presenta a muchos jóvenes: mantener
un estilo de vida acomodado con dos fuentes de ingresos y permitir que los hijos se críen
con desconocidos, o sacrificar la comodidad económica y permitir que uno de los
progenitores se quede en casa mientras el otro trabaja.
El Individuo social 36 Luis Hernando Mutis Ibarra
Hombres Mujeres
Tienden a sentirse fascinados porTienden a sentirse atraídas por las relaciones entre las
las cosas, las características y las
personas y entre las cosas, observan detallada y
partes de las cosas, cómo constantemente las interacciones entre las personas e
funcionan con (o contra) las infieren qué es lo que piensan y sienten a partir de cómo se
demás y las leyes que gobiernan relacionan entre ellas. Ambos tienen razón, por supuesto:
el funcionamiento de las cosas. cada sexo ve, aproximadamente, la mitad de la imagen.
Juntos pueden ver la totalidad, pero si entran en lucha
Acostumbra a definirse a sí acerca de cuál de las miradas es real, ambos van a perder
mismo básicamente a través de la imagen.
lo que se lee en su tarjeta de
presentación, y se mide según lo A menudo se definirá a sí misma básicamente a partir de
que consiga en el mundo. sus relaciones con los demás, y se mide, según el éxito o el
fracaso que tenga en estas relaciones a largo tiempo.
Ve a una mujer como una
especie de objeto (sea un Ve a un hombre en términos de una relación en potencia
compañero de juegos, una (una cita esporádica, una relación seria, una aventura o un
esposa, una madre o una matrimonio).
compañera)
Siempre resulta útil para un hombre escuchar el punto de vista de una mujer, y viceversa.
objetos), sino que también se siente obligado a ayudar (y, en ese sentido, proteger) a una
familia de la que es excluido. Siente que se ha convertido en un cajero automático humano
que ha de pagar por una cosa (la familia) que él ya no puede ver ni de la cual puede obtener
cariño. Esto es un trago amargo para el gran cazador.
El trabajo: Para los hombres el trabajo es como la caza. Aunque cazar ahora ya es un
término simbólico –que implica un sueldo en lugar de una buena pieza-, la competitividad,
vinculación y jerarquía masculina todavía predominan. La caza era una actividad
extremadamente dura y peligrosa, que exigía una gran habilidad individual, fuerza, coraje,
resistencia, astucia y agresividad en el cazador, así como organización del tiempo y el
espacio, estrategias y tácticas por parte del grupo cazador. Una carrera de éxito, por sí
misma, satisfaría a la mayoría de hombres –o al cazador elemental que hay en ellos- pero
muchas mujeres en una situación similar sienten que han fracasado si no se casan y no
tienen hijos. Hay algunas excepciones, pero no tantas como los defensores de la liberación
femenina suponen. Las mujeres liberadas no suelen convertirse en hombres. Por eso, las
mujeres liberadas con hijos se sienten sobrecargadas con las responsabilidades
profesionales y domésticas, y les resulta difícil manejar ambas cuestiones al mismo tiempo.
Eso requiere una abundante energía, una soberbia organización y un exquisito tiempo. Los
intentos de feminizar el lugar de trabajo provoca acerbos conflictos. Ambos sexos necesitan
aprender muchas cosas todavía el uno del otro, y sobre la trascendencia, para sentirse
cómodos en el trabajo. Cuando cazar dependía básicamente de la fuerza física, la
resistencia y la agresividad, y exigía armas manuales, era un trabajo de hombres. Pero
ahora que se trata de una actividad que requiere cualificación, comunicación, y
organización, que necesita ordenadores y tecnología, los hombres y las mujeres son
igualmente aptos. La evolución cultural es un excelente igualador de los sexos.
La igualdad de oportunidades no significa igualdad de resultados: de hecho, la
verdadera igualdad de oportunidades garantiza resultados desiguales, porque permite que
emerjan las diferencias naturales. A pesar de todo, la oposición puede ser buena, porque
nos enseña a trascender.
31
Tomado y adaptado de: MARINOFF, Lou. “Pregúntale a Platón. Op. Cit. Páginas 185-202
El Individuo social 38 Luis Hernando Mutis Ibarra
nuestra naturaleza animal siempre se encuentra al acecho, preparada para saltar sobre los
demás si soltamos las riendas.
Seguramente, nos sentiríamos más a gusto si aprendiéramos a llevarnos bien los
unos con los otros y a convertir las diferencias en una base para la cooperación y no para el
conflicto. Las diferencias acerca de la mejor manera de obtener la paz y la buena voluntad
se convierten, muy a menudo e irónicamente, en causa de guerra y mala voluntad.
Muchos filósofos han conseguido trazar métodos para mitigar futuros conflictos.
Platón sobrevivió a la destrucción de la cultura ateniense durante la guerra del Peloponeso
en Esparta y, como respuesta, escribió La República, en un intento de dibujar un plan hacia
la utopía. De forma similar y después de presenciar el saqueo de Roma por parte de los
visigodos, san Agustín escribió La ciudad de Dios, donde proyectaba la utopía para el otro
mundo en lugar para éste. Thomas Hobbes escribió Leviatán en el exilio durante la guerra
civil inglesa e intentó establecer un estado de paz civil duradera y de unión. Inmanuel Kant
aportó su propio intento de resolución de conflictos en un pequeño libro titulado La paz
perpetua, en el cual diseñaba un plan para aplacar las diferencias en la Europa de su tiempo
de forma no violenta. Curiosamente, tomó el título prestado de un cartel exhibido en una
fonda que se encontraba junto a un cementerio. ¡Todos conseguiremos la paz perpetua al
final, sólo que será demasiado tarde para que nos sea útil en este mundo y en esta vida!
Aldous Huxley, George Orwel, Ayn Rand y Arthur Koestler escribieron obras geniales
aunque perturbadoras (respectivamente, Un mundo feliz 1984, La rebelión de Atlas y El cero
y el infinito) que plantearon preguntas filosóficas acerca de la naturaleza humana y
cuestionaron nuestra capacidad de vivir en paz. La razón y la sabiduría finalmente
conducirán a la humanidad por caminos más pacíficos.
Llevarse bien con uno mismo: Antes de hablar de llevarse bien con los demás,
primero debemos llevarnos bien con nosotros mismos. Todos los conflictos externos entre
las personas son manifestaciones de los propios conflictos internos. Las personas que
guerrean con los demás han fracasado en la conquista de sí mismos. Muchos tienen tantos
conflictos contra sí mismos que no pueden llevarse bien con nadie. Convierten sus
relaciones en una extensión de esa guerra contra sí mismos.
¿Qué conflicto interno emerge de mi interior cuando entro en conflicto con los demás?
No todos los conflictos externos son bilaterales. Hacen falta dos para bailar, pero sólo uno
para entrar en conflicto. Si uno quiere llevarse bien con los demás y también con uno mismo
ha de ser responsable de su propia actitud combativa. Es casi seguro que la gente que trata
a los demás con amabilidad, consideración y respeto –o con amor y compasión- se lleva bien
con ella misma. Una vez se ha conquistado al enemigo interior ya no quedan enemigos en el
exterior. Esa es la razón por la cual Gandhi afirmo en su diccionario de resistencia pacífica a
la opresión que “no hay ninguna palabra que signifique enemigo”.
Cuando uno se encuentra de mal humor, sea durante unos minutos o durante unas
horas, uno no se está llevando muy bien consigo mismo y sufre malestar. Si es posible
olvidar ese malestar auque sea por un minuto –buscar a alguien para que nos anime, para
que nos ayude a olvidarnos de nosotros mismos, o nos haga reír- entonces es posible
permitir que el bienestar aparezca en ese lapso. En cambio, si uno se aferra con obstinación
a la infelicidad, impide que aparezca ningún tipo de alegría.
Nietzsche bien sabía que “la gente feliz no tiene historia”. Permitir que el pasado
ocupe el presente y bloquee el futuro es una forma segura de llevarse mal con uno mismo.
Si alguien está de mal humor, éste desaparecerá definitivamente si es capaz de olvidar qué
lo provocó.
El Individuo social 39 Luis Hernando Mutis Ibarra
Las diferencias entre las personas: Sucede a menudo que encontramos personas
que a primera vista nos simpatizan. Coinciden con nuestros gustos, nuestra manera de
pensar o actuar. Otras personas, en cambio, las vemos desde el primer momento como
extrañas. Hará falta un esfuerzo de superación personal para lograr una buena
comunicación.
Las diferencias individuales32 son buenas y necesarias, enriquecen el campo de las
relaciones. Las distintas ideologías, tendencias políticas o credos religiosos, jamás deben
enemistarnos. La persona es más importante que su modo de pensar. Debemos
respetarnos y convivir armoniosamente, no tanto por pertenecer a un mismo partido o club,
como por ser vecinos y seres humanos.
El respeto por la persona y todo lo que ella es: Hemos de respetar en nuestros
compañeros su cuerpo, sus pertenencias, su fama, su ideología, sus sentimientos y sobre
todo su libertad. El cuerpo humano no es un elemento accidental en la persona. Nuestro
cuerpo nos vincula al universo material y nos permite comunicarnos con los demás. El
cuerpo pertenece a la esencia del hombre, por eso debemos respetarlo. No podemos
ultrajar el cuerpo sin degradar la persona. El cuerpo no puede ser utilizado sólo para el
placer, ni exaltarlo como valor supremo, ni tampoco hacerlo causa de sufrimiento.
El respeto a la persona33 implica no reservarse en uso exclusivo lo superfluo cuando
a otros les falta lo más necesario. Por otra parte, el fraude viola el derecho de los demás y
dificulta un orden justo en la sociedad. La calumnia, la murmuración o el desprecio dañan a
la persona más que el robo y la estafa.
"El mundo encero no es bueno si no es para todos". Eso es valedero en relación a
bienes materiales; el sustento, la salud, la vivienda; pero también al derecho a la educación,
la credibilidad y la libertad de pensamiento y de expresión. El amor supera toda obligación,
respeta la libertad de todos sin forzar ni esclavizar a nadie.
32
De la Biblia: El Espíritu de Dios une lo disperso: Hechos. 2, 1-11
33
De la Biblia: El amor no causa mal al prójimo: Romanos. 13, 8-14
El Individuo social 41 Luis Hernando Mutis Ibarra
antipáticos; sabios e ignorantes; hombres y mujeres. Son los vecinos, los compañeros, los
propios familiares.
Es innegable que nuestra forma de existir es en sociedad y en grupo. Hay una razón
natural y es que nos necesitamos unos a otros; pero debemos traspasar el interés personal
y egoísta para valorar al "otro" por lo que es y no por lo que tiene o podemos sacar de él. El
egoísmo destruye la amistad. Igualmente amenaza la amistad la indiferencia con la que
frecuentemente nos tratamos. Podemos vivir al lado de otras personas y, sin embargo, no
encontrarnos. Los que acuden a un cine o a un estadio, por más que físicamente estén muy
juntos, no comparten, ni se relacionan, ni se da entre ellos conocimiento profundo ni mutua
aceptación.
34
De la Biblia: Rivalidad en la estima mutua: Romanos. 12, 4-13.
El Individuo social 42 Luis Hernando Mutis Ibarra
35
Tomado y adaptado de: SOLÁ, Fernando. O. P. “Hacia la plenitud de Cristo”, Reflexiones para crear conciencia
comunitaria de la fe. Ediciones Paulinas. Bogotá, Colombia. 1º de marzo de 1982. Págs. 10-27.
36
De la Biblia: Jesús forma el grupo de sus discípulos: Marcos. 3, 15-19.
El Individuo social 43 Luis Hernando Mutis Ibarra
No es prudente, ni razonable que a ellas entren personas que sólo quieren mando,
poder y se dan a la tarea de sembrar cizañas entre las personas, destruyéndose a sí
mismos y destruyendo a otros. Por lo tanto, se recomienda establecer criterios precisos los
individuos que quieran ser parte de dichas comunidades.
La forma de impulsar el trabajo personal como un ejercicio intenso de crecimiento es,
viviendo en comunidad, con los otros y ese instrumento de convivencia data de tiempos muy
antiguos, desde los Chinos, Hindúes, Persas, Griegos, Egipcios, Mayas, Incas, donde los
Sacerdotes Magos, ejerciendo los poderes flamígeros de su castidad y perfección,
ayudaban al pueblo para que se superara en todos los aspectos: físico, mental, emocional y
espiritual.
Hoy se puede reconquistar estos poderes, pero se necesita que las personas esten
prestas para ello, sean serias, disciplinadas, más responsable, que cada quien se dé a la
tarea de realizar en sí mismo verdaderos cambios, que permitan desvanecer todo el
oscurantismo que se encuentra en el medio ambiente en que vivimos.
Hay que hacer de las Comunidades verdaderos núcleos de hermanos, de hermandad
y compañerismo, para que se eleven hacia las esferas más altas del Ser y del Saber, todos
los ruegos y plegarias que a diario se hacen con la finalidad de alcanzar la gracia y la ayuda
para continuar el camino. Si no se hace así, será muy difícil integrar a un pueblo con bases
sólidas y a un nivel equilibrado de convivencia
37
De Internet: w.w.w. powerpoints.org. Marzo del 2006
El Individuo social 45 Luis Hernando Mutis Ibarra
Cada persona resulta un misterio para las otras personas, por eso es necesario saber
escucharnos con interés, esforzarnos por entender lo que los demás quieren decirnos y
respetar todas las opiniones. El que transmite la idea debe procurar hacerlo con claridad
para que la comunicación sea correcta38. El que escucha ha de saber recibir el mensaje sin
desfigurarlo con sus propias interpretaciones, ni dar por sabido lo que el otro quiera
comunicarnos de sí mismo. El prejuzgar los hechos y las intenciones de los demás nos
indisponen para la comunicación y daña la convivencia.
Para que la comunicación adquiera niveles de profundidad es necesario que se dé un
clima de sinceridad y confianza; superando las deficiencias de lenguaje, se debe intentar
captar todo lo que la palabra evoca, todo un mundo interior, toda una vida que se comunica.
38
De la Biblia: Que nuestro si sea sí: Mateo. 5, 33-37.
El Individuo social 46 Luis Hernando Mutis Ibarra
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