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El juego de silencio 1
Mi trabajo 4
Desespero 6
¿Vida nueva? 7
Hay luz al final del camino 9
Soy yo 10
‘’Una reunión de sucesos que, sin duda alguna, te dejarán al borde del desespero’’.
- Wilfredo J. Burgos Matos, autor
Ya qué más vale. Me había sumido completamente en algo que pude haber
detenido. Sí, detenido de beber y entregarme a las manos de alguien que ni tan
siquiera recuerdo el rostro. Es horrible la sensación de haber sido saqueada en las
peores circunstancias. Pero, ya no había tiempo para poder lamentarse. Era
tiempo de actuar y de buscar remediaciones que no serían fáciles encontrarlas.
‘’Sabes que no podrás echarte para atrás. Esta fue tu decisión y ahora tendrás que
atenerte a las consecuencias por caprichos de satisfacerte. Busca en la pequeña sábana que
guardo en el armario una foto que contiene a tu próximo cliente. Tendrás que esperarlo
en las escaleras, abajo, bien arreglada con un atuendo que se encuentra tendido sobre la
tapa del retrete. Te he convertido en empleada y victimaria de mi negocio dedicado a la
prostitución. Todo dinero que recibas de tus trabajos será entregado al recepcionista que
dejé encargado de las casetas de campaña del lugar que asistirás con tu nuevo compañero.
Disfruta de cada momento y recuerda que si intentas escapar, pagarás por la vida de
muchos. ’’
Viéndome sumida en la desesperación me dirijo hacia mi nuevo estilo de vida. Una vida
de estudios echadas al vacío por una noche de placer. Totalmente desesperada y sin
ningún lugar al que recurrir por el desconocimiento de mi paradero, sonó la puerta. Mi
vida de prostituta ha comenzado.
Mi trabajo
Marta María, así me llamo. Me conocen, únicamente, por ser la puta del
cuarto cubículo. La nueva, como me dicen desde hace dos semanas, la bebita de
los clientes. Hasta llego a pensar que soy la más deseada. Esto, simplemente
porque estoy menos gastada que las otras sometidas.
‘’Espero que estés disfrutando de tu trabajo. Yo disfruto observando los videos de tu cuerpo desnudo e
invadido, a puesto a que ni lo sabías. Pero, estoy más cerca de lo que tú crees. Sigue disfrutando y
dándome dinero por tu trabajo’’.
El frío del desespero encaja en mis poros. No puedo creer mi triste perdición y lo
enfermo que está mi jefe. Ese jefe al que me entregué por error.
Desespero
Con suerte, alcanzo a encontrar tres que aún no han sido utilizadas. Las tomo,
me pongo mi único atuendo discreto y me dirijo hacia el pasillo principal. Alcanzo a
observar el reloj en el escritorio del recepcionista de turno; son las 2:30 de la madrugada
y no puedo creer lo que ven mis ojos. El recepcionista está dormido y sumido en los
placeres del sueño.
Cuando al fin salgo del bosque, veo que no estaba tan lejos de donde soy. Estaba
alejada casi seis millas de la calle que conduce a mi apartamento y me encuentro
exhausta.
¿Cómo reaccionará cuando me vea? ¿Qué dirá? ¿Se atormentará y me sacará en cara las
advertencias que aquella noche me hizo? Estoy desesperada, se supone que se alegre de
saber que estoy viva y que pude escaparme de las manos de un sucio violador. Debe
ponerse feliz porque llegó su amiga que desapareció entre las paredes del club aquella
noche.
No me puedo apresurar a los hechos, el camino se me hace más largo y son tan sólo
cinco minutos.
De todas maneras, me hace mucha falta Lucía. Me hace demasiada falta para poder
contarle todos los momentos de desespero, mis melancólicos desahogos. Ella, era una
mujer excelente, igual a mí. Estaba dedicada a la enseñanza de Artes Plásticas y
trabajaba en conjunto conmigo en la Facultad de Humanidades de nuestra Universidad.
Estábamos orgullosas de todos los logros que habíamos perpetrado juntas. Ella fue
quien hizo los dibujos de mi libro: ‘’¿Cómo ser alguien exitoso?’’. Fue Lucía quien me
ayudó a convertirme en esta mujer de negocios, luego de una larga jornada de trabajo.
Es ella quien siempre estuvo al mando de mis acciones, me advertía y no quería que
decayera. Sin embargo, aquella noche opté por obviarla.
Qué tristeza. Soy un desastre viviente al hacer un libro sobre el éxito. Y yo,
ensimismada en darme placer. No puedo más, mi cabeza va a explotar a los segundos
antes de llegar a la casa de mi amiga. Mi mundo se va, me encuentro varada frente a su
puerta, toco el timbre y el ritmo de los latidos aumenta. Veo todo borroso y al abrirse la
puerta; me desmayo.
Hay luz al final del camino
Continuará
Soy yo
yo
Continuará
Continuará
Continuará
Continuará