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Wilfredo José

Un 11 de febrero llegó al mundo


Wilfredo José. Un joven tranquilo,
amigable y sobre todo, curioso.
Criado en una familia ejemplar,
adquirió valores que hoy día sigue
utilizando a favor de su persona y
la sociedad en general.

El joven planea adentrarlos a la


complejidad de sus gustos.
Abarcando en sí, todo lo que le
interesa. Esto, con el propósito de
mostrarles el amplio Mundo que
corre en la mente de quien mismo
se encuentra narrando esta reseña,
Wilfredo José. Espero que lo
disfruten.
ÍNDICE

El juego de silencio
1
Mi trabajo
4
Desespero
6
¿Vida nueva?
7
Hay luz al final del camino
9
Soy yo
10

‘’Una reunión de sucesos que, sin duda alguna, te


dejarán al borde del desespero’’.
- Wilfredo J. Burgos Matos, autor
María Marta, mujer de negocios, está motivada con una noche de
fiesta en la ciudad de su adorado Madrid. Se promete invitarse a la
perdición del gozo desmedido y disfruta de una noche de placer con un
desconocido que la sumerge en la eliminación de todos sus logros. Ésta se
convierte en empleada de una compañía dedicada a la prostitución; trabajo
que en ningún momento solicitó. Ahora, le tocará buscar la manera
adecuada de escapar del mundo abusivo al que ha sido sometida.

Dedicatoria
Le dedico la entrega de
estos trabajos a mi
familia. Ésta fomentó mi
interés por aprender
desmedidamente y sin
límites.

El juego de silencio

Me desespera no recordar cómo perdí la noción del tiempo en una


mañana sombría y opacada por la soledad de las sábanas blancas que
cubrían mi cuerpo. Me mortificaba al plantearme que había sido víctima de
un sucio juego de placer. No captaba el punto de que mi vida había sido
cambiada y trastornada totalmente por los vicios de la lujuria.

Aun con mis piernas abiertas, la sangre derramada no me dejaba razonar la


realidad de los hechos. Había sido ultrajada, violada, completamente
penetrada y dejada en un lugar que ni tan siquiera recordaba. No podía
contener mis lágrimas, no podía contenerlas. Era tarde, quién sabrá lo que
en realidad habrá pasado con mi capullo abierto. Quién sabe qué estará
sucediendo internamente. Sí, internamente donde guardaba la pureza de
mis años de infancia.

Qué haré en una situación como ésta. Quién me ayudará y me mantendrá


al tanto de los pasos a seguir. Nadie. Ahora yo tendré que escapar de este
laberinto que me adentré. Levantando mi desnudo cuerpo de entre las
sábanas húmedas, pude encontrarme con una pequeña nota tirada en el
suelo. Sigilosa, me puse a pensar que guardaba el espacio blanco de su
delicada corteza. Y de ahí, encontré:

‘’Tu vida ha sido marcada para siempre.


Sigue las instrucciones enmarcadas en el
refrigerador. ’’
Fue entonces cuando sentí que se me paralizaron las piernas por la
travesía que acababa de comenzar.

Ya no sentía prácticamente ninguna parte de mi cuerpo. Estaba fríamente


paralizada, expuesta a una cruda verdad que, sin duda alguna, me ha marcado
para toda la vida. Estaba ante la tutela de un verdugo maligno, dispuesto a
cobrar mi perdición y deseo sexual con un juego que ni tan siquiera sé cómo
llamarlo.

Ya qué más vale. Me había sumido completamente en algo que pude haber
detenido. Sí, detenido de beber y entregarme a las manos de alguien que ni tan
siquiera recuerdo el rostro. Es horrible la sensación de haber sido saqueada en las
peores circunstancias. Pero, ya no había tiempo para poder lamentarse. Era
tiempo de actuar y de buscar remediaciones que no serían fáciles encontrarlas.

De pronto, siento una corriente que me obliga a movilizarme hacia el


refrigerador que contenía, en una pequeña hoja, quizá, las instrucciones que el
atacante decía. Entonces, abro la hoja y me dirijo hacia la cama, necesitaba
estabilidad ante lo que podía estar escondido en la página. Abro lentamente,
despacio… comienzo a leer. Veo que son unas líneas que contenían el siguiente
mensaje:

‘’Sabes que no podrás echarte para atrás. Esta fue tu


decisión y ahora tendrás que atenerte a las
consecuencias por caprichos de satisfacerte. Busca en la
pequeña sábana que guardo en el armario una foto que
contiene a tu próximo cliente. Tendrás que esperarlo en
las escaleras, abajo, bien arreglada con un atuendo que
se encuentra tendido sobre la tapa del retrete. Te he
convertido en empleada y victimaria de mi negocio
dedicado a la prostitución. Todo dinero que recibas de tus
trabajos será entregado al recepcionista que dejé
encargado de las casetas de campaña del lugar que
asistirás con tu nuevo compañero. Disfruta de cada
momento y recuerda que si intentas escapar, pagarás por
la vida de muchos. ’’
Viéndome sumida en la desesperación me dirijo hacia mi nuevo estilo de vida. Una vida
de estudios echadas al vacío por una noche de placer. Totalmente desesperada y sin
ningún lugar al que recurrir por el desconocimiento de mi paradero, sonó la puerta. Mi
vida de prostituta ha comenzado.
Mi trabajo

No puedo creer cómo me convertí en lo que soy. No sé, ni tan siquiera, si


tengo la excusa para exonerarme de las acciones que llevé a cabo. Soy una
prostituta, mujer de la calle, sucia y asquerosa. Me siento sucia cada vez que me
entrego a la sed sexual de mis clientes. Me siento destrozada cada vez que me
desean y ni los conozco. Fingir, se ha convertido en mi palabra favorita desde
que abro las piernas, hasta que se emana el río de mi compañero sobre mis
pechos. Olor putrefacto de su semen. En fin, termina por pagarme y no conoce ni
mi nombre. Aseguro que no recordará mi rostro si alguna vez me avista en la
carretera.

Marta María, así me llamo. Me conocen, únicamente, por ser la puta del
cuarto cubículo. La nueva, como me dicen desde hace dos semanas, la bebita de
los clientes. Hasta llego a pensar que soy la más deseada. Esto, simplemente
porque estoy menos gastada que las otras sometidas.
En fin, hace tiempo no sé de ninguna pista. Me hace falta conocer mi
próximo paso. Mi próximo momento de perdición. De pronto, mientras estoy
compartiendo mi cuerpo con Julio, el del negocio de relojes, nos tocan a la
puerta. Era el recepcionista con un nuevo papel, mi nueva pista. Lo guardo en mi
sábana y espero a que Julio termine para poder entregarme al que quizá sería el
próximo capítulo de mi vida.

Recojo su dinero y me muevo hacia el baño para limpiarme un poco. En lo que


llega mi otro cliente, abro el papel que dice:

‘’Espero que estés disfrutando de tu trabajo. Yo disfruto


observando los videos de tu cuerpo desnudo e invadido, a puesto
a que ni lo sabías. Pero, estoy más cerca de lo que tú crees. Sigue
disfrutando y dándome dinero por tu trabajo’’.

El frío del desespero encaja en mis poros. No puedo creer mi triste perdición y lo
enfermo que está mi jefe. Ese jefe al que me entregué por error.
Desespero

Llegué al borde de la paciencia. Ya no puedo continuar encerrada en este maloliente


mundo. Este mundo cargado de pudor y lívidos sexuales por dinero. Creo que ha
llegado la hora de idear estrategias para poder desprenderme de este trabajo al que he
sido sometida.

Desesperadamente llego a las gavetas de mi oscuro cubículo. Recuerdo


estúpidamente que es en ellas donde se guardan las jeringuillas que utilizan las
prostitutas maduras. Han llegado al borde de la perdición y para no sentir en lo
absoluto la suciedad a la que están expuestas diariamente, se drogan y quedan
inconscientes en su momento de realizar el trabajo sucio.

Con suerte, alcanzo a encontrar tres que aún no han sido utilizadas. Las tomo,
me pongo mi único atuendo discreto y me dirijo hacia el pasillo principal. Alcanzo a
observar el reloj en el escritorio del recepcionista de turno; son las 2:30 de la madrugada
y no puedo creer lo que ven mis ojos. El recepcionista está dormido y sumido en los
placeres del sueño.
Me muevo sigilosamente entre los cubículos y justo cuando estoy en la puerta,
me ataca por la parte trasera un oficial del negocio. Me pregunta: ‘’¿A dónde planeas ir,
bebita?’’ – suspiró. Entonces, me vuelvo hacia su rostro y le incrusto una de las
jeringuillas en su pómulo izquierdo. Me escapo corriendo y escucho cómo sus labios
recitan: ‘’Agarren a esa puta’’- su odio era evidente, pues marqué su rostro para
siempre. Sin embargo, él tiene remedio en su cutis, pero, quién me devolverá a mí la
alegría que perdí sometida a este calvario, quién pagará todas las horas de placer que le
brindé a un desconocido. La contestación era fácil, absolutamente nadie. De todas
formas y, aún sabiendo que bajo las cámaras se guarda mi hazaña, exploto en
adrenalina. Y bien, continúo en mi carrera hasta que logro perderme de los constantes
disparos. Llegué a cruzar mi cuerpo entre unos arbustos y me perdí entre las malezas
del bosque. Me caí y me desesperó tener que esconderme cada cierto tiempo, pues los
oficiales no se rendían ante mi búsqueda.

¿Vida nueva?
‘’Al fin dejo de escuchar cómo se desesperan por encontrarme.

Gané la batalla que parecía imposible’’.

Cuando al fin salgo del bosque, veo que no estaba tan lejos de donde soy. Estaba
alejada casi seis millas de la calle que conduce a mi apartamento y me encuentro
exhausta.

Mientras camino, observo anuncios que promocionan mi desaparición. Era noticia en


mi adorado Madrid. Uno de esos estaba pegado al negocio de Julio, ¿cómo no se habrá
dado cuenta de quién era yo? Pero, eso no viene al caso y tengo que comenzar por
dirigirme hacia la casa de mis padres, mi familia más cercana o algún conocido. La
verdad es que estoy optando por esta última, estoy cansada y necesito un buen baño y
un poco de comida y agua. Para lograrlo, sólo me quedan cinco minutos de camino; mi
mejor amiga, Lucía, vive al pie de la próxima cuadra.

¿Cómo reaccionará cuando me vea? ¿Qué dirá? ¿Se atormentará y me sacará en cara las
advertencias que aquella noche me hizo? Estoy desesperada, se supone que se alegre de
saber que estoy viva y que pude escaparme de las manos de un sucio violador. Debe
ponerse feliz porque llegó su amiga que desapareció entre las paredes del club aquella
noche.

No me puedo apresurar a los hechos, el camino se me hace más largo y son tan sólo
cinco minutos.

De todas maneras, me hace mucha falta Lucía. Me hace demasiada falta para poder
contarle todos los momentos de desespero, mis melancólicos desahogos. Ella, era una
mujer excelente, igual a mí. Estaba dedicada a la enseñanza de Artes Plásticas y
trabajaba en conjunto conmigo en la Facultad de Humanidades de nuestra Universidad.
Estábamos orgullosas de todos los logros que habíamos perpetrado juntas. Ella fue
quien hizo los dibujos de mi libro: ‘’¿Cómo ser alguien exitoso?’’. Fue Lucía quien me
ayudó a convertirme en esta mujer de negocios, luego de una larga jornada de trabajo.
Es ella quien siempre estuvo al mando de mis acciones, me advertía y no quería que
decayera. Sin embargo, aquella noche opté por obviarla.

¡Qué tristeza! Soy un desastre viviente al hacer un libro sobre el éxito. Y yo,
ensimismada en darme placer. No puedo más, mi cabeza va a explotar a los segundos
antes de llegar a la casa de mi amiga. Mi mundo se va, me encuentro varada frente a su
puerta, toco el timbre y el ritmo de los latidos aumenta. Veo todo borroso y al abrirse la
puerta, me desmayo.
Hay luz al final del camino

Al abrir los ojos, descubro a mi amiga Lucía muy acongojada y perdida en


la tristeza. Sin embargo, su rostro se torna de otro color al volver a la
realidad. Se lanza sobre mí y apenas puedo respirar. Tras ella, le
acompañan mis padres quienes sollozan estruendosamente y sin consuelo.
Están totalmente felices de volver a ver a su ‘’excelente hija’’. Mis ojos se
marchan de sus rostros y elevo mi cabeza hacia el techo, queriendo
agradecer al Ser que me mantuvo con vida hasta aquí. Ahora puedo volver
a respirar el aire de alegría y tranquilidad que me acompañaba todos los
días. Ahora puedo despedirme de mis padres y saber que volveré a salvo
de entre las entrañas de mi trabajo. Soy una persona nueva, cambiada por
la experiencia vivida, ahora sé que valoraré lo que tengo y no codiciaré lo
que no.

Sólo me resta mantenerme al margen de no apegarme a los excesos que me


llevaron a cometer tan desagradable error. Aún con la historia grabada
entre sus cámaras, estoy muy segura de que no podrán deshacerse de mis
logros alcanzados. Algún día, me vengaré.
Soy yo

Ha pasado un mes desde que llegué a la normalidad. Estoy enfocándome,


preparándome para el semestre perdido. Mis estudiantes terminaron
eliminando el curso; me siento culpable. Sin embargo, resultaron ser muy
comprensivos, pues, al abrir mi correo electrónico tenía mensajes de aliento
y apoyo de su parte.

En ese mismo momento y tapándome la cara por el rayo de Sol que


inundaba mi rostro, maquillé el mismo. Hace tiempo no me entregaba a la
belleza, no me abría a nuevos surcos para embellecerme. Luego de eso,
recojo la cama, tomo los planes para empezar el nuevo curso. Había sido
contratada nuevamente, pero esta vez, para ofrecer el curso de Lingüística
Griega Básica. Era un reto para mí, algo, que sin duda alguna, haré valer
como experiencia.

Bajo las escaleras, me dirijo a la Complutense y de pronto me encuentro


sumida en el salón de clases. Llega mi primera sección y escucho su hablar
entre dientes. ‘’¿Les sorprende mi llegada?’’ – les pregunté. Todos se
exaltaron y gritaron a voces lo alegres que estaban de verme. Me complacía
que se sintieran así, era una muy buena satisfacción interna. Por al fin,
comencé mi curso. Transcurría el tiempo muy lento, pero a la vez, el
ambiente se conservaba muy ameno. Al final, recogiendo la hoja de
asistencia, cayó un pequeño pedazo de papel, que al parecer contenía un
mensaje. Me dije: ‘’ ¿Un mensaje? ‘’ – Lo abrí y de pronto un grito
estruendoso retumbó por las paredes de la institución.

Continuará

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