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En: La Arqueologia y la Etnohistoria. Un Encuentro Andino. Editado por John Topic, IEP y IAR, Lima, 2009. INTERACCION SOCIAL EN LOS PERIODOS INTERMEDIO TARDIO y TARDIO, VALLE DE LLUTA, NORTE DE CHILE Calogero M. Santoro, Alvaro Rometo G., Vivien G. Standeny Daniela Valenzuela! Dedicamos este trabajo a Craig Morris, uno de los gestores del taller que generé este libro, gran arquedlogo y generoso “hombre andino”. Sus estudios interdisciplinarios sobre las formaciones sociales y econdmicas andinas y de otros estados imperiales dejan un legado ejemplar. RESUMEN Este trabajo tiene por objeto describir y explicar la organizacién politica y econdmica de distintos grupos poltticos que ocuparon la zona baja del valle de Lluta en el drea Centro Sur Andina, es decir, el sur del Perti y el norte de Chile. Se propone que algunos grupos de agricultores de organizacién social segmentada, sin un gobierno centralizado, radicados en la parte mds fertil del valle de Lluta —a unos 15 km de la costa—, controlaron enclaves en la zona baja de ese valle durante el perfodo In- termedio Tardio (ca. 1100-1400 d.C.), lo que corresponderia al tercer caso de verti- calidad costera (Murra 1972). Durante esa época, los grupos altipldnicos accedieron en forma indirecta a esas tierras, puesto que no se encontraron indicadores de asen- tamientos coloniales (sensu Murra). Es posible que los habitantes del altiplano y los agricultores del valle mantuvieran acuerdos de intercambio y cooperacién a partir de arreglos poltticos administrados desde centros secundarios, localizados en la sierra de Arica, 0 a través de formas mds directas de interaccidn ligadas a redes de parentesco (modelo de verticalidad escalonada, de Durston e Hidalgo 1997). La reorganizacién politica del Estado inca durante el periodo Tardto provocd importantes transforma- ciones en la composicion de los asentamientos del valle. Mientras que en el sector valle intermedio 0 chaupiyunga (a mds de 50 km de la costa) hay una mayor presencia de materiales culturales de origen local, en el valle fertil la cultural material muestra un enclave controlado mds directamente por el Estado inka, integrando poblaciones altiplanicas y locales bajo un esquema cldsico de verticalidad (Murra 1976, 1985). 82. Calogero M. Santoro, Alvaro Romero G., Vivien G. Standen y Daniela Valenzucia Elandlisis de la distribucién espacial de indicadores tales como tipos de asenta- miento, rasgos argquitecténicos y pasta y estilos cerdmicos, muestra clerta correspon- dencia con la dispersin esperada en dos esquemas hipotéticas de verticalidad o com- plementariedad ecoldgica, La muestra de cerdmica de superficie fue obtenida de un conjunto de 16 sitios arqueoldgicos habitacionales y trece sitios funerarios, asociados a estos poblados, reconocidos en la zona baja del valle de Lluta. Los resulzados del and- lisis cuantitativo de la data argueolégica se confrontan con la distribucion espacial de los grupos éenicos camanchaca, cole y caranga propuesta a partir de la documentacién etnohistbrica del siglo diecisés. ee Eneste articulo se evalita una serie de indicadores arqueolégicos (tipos de asen- tamiento, arguitectura, pasta y estilos cerdmicos) con el objeto de avanzar en la re- construccin de los sistemas de organizacién socioecondmica de grupos politicos que interactuaron, antagénica 0 complementariamente, en busca de recursos escasos en un determinado tiempo y espacio. La definicién y andlisis de correlatos arqueoldgicos sensibles a estos procesos es un desafio metodoldgico que requiere todavia de mayor elaboracién (ver Wason 1994) y ha sido ampliamente debarido en la antropologia andina (DAltroy 1992; Murra 1972; Schiappacasse e al. 1989; Stanish 1992). Nuestra propuesta parte de la idea de que la reconstruccién histérica debiera solventarse en lineas independientes de datos argueolégicos, etnohistbricos y etnogrd- ‘ficos, donde interesa conocer no sélo los componentes de la cultura material sino también las estructuras sociales y los procesos de cambio y continuidad culturales En este estudio asumimos que el andllisis combinado de tipos de asentamiento, rasgos arquitecténicos y el comportamiento cuantitativo en el uso de estilos cerdmicos puede servir para distinguir grupos politicos distintos y, a partir de ello, documentar su in- teraccién social y los procesos de transformacién y continuidad cultural. Este estudio se centra en una serie de sitios arqueoldgicos prebispdnicos ubicados en la subregién de los valles occidentales del drea Centro Sur Andina (Lumbreras 1981) en los pertodos Intermedio Tardio y Tardio (ca. 1100 d.C.-1500 d.C.). Nues- tro interés central son las poblaciones locales, correspondientes « comunidades de agri- cultores y pescadores con raices historias antiguas en este zona; todavia tenemas un panorama mds bien vago acerca de sus sistemas de organizacién politica y econdmica, Esto se debe, en parte, a que la investigacion arqueolégica y etnohistorica ha privi- legiado a los grupos érnicos post-Tiwanaku del dren circum-Tivicaca, de estructuras politicas y econdmicas centralizadas y de mayor prestigio. Estos grupos habrian inten- rado controlar o acceder a los recursos y comunidades de los valles, los oasis y la costa del norte de Chile y sur de Perit a través de varios mecanismos (Durston ¢ Hidalgo Interaccién social en los perlodos Incermedio Tardio y Tardio 83 1997; Hidalgo 1986; Hidalgo y Dizrston 1998; Julien 1985; Lumbreras 1974; Lla- gostera 1976; Munoz 1986, 1989; Murra 1972; Niemeyer y Schiappacasse 1989; Schiappacasse y Niemeyer 1989). Asi, las explicaciones de los cambios sociales en la prebistoria regional y local se han vinculado a los vaivenes de expansién y contraccién de las sociedades nucleares del drea circum-Titicaca. De esta manera, la caracteri- zacién de los periodos Formativo, Medio, Intermedio Tardio y Tardio de esta zona periferica se relaciona con flujos innovadores de origen altipldnico, partiendo de una primera migracion en la época de los primeros agricultores de supuesto origen puka~ va, seguida luego de la migracién tiwanaku, para finalizar con la aymara e inka (Mufioz 1989: 85; Nuiez 1989; Rivera 1984, 1991; Rothbammer et al. 1986; Rothhammer y Santoro 2001; Sutter 2000). El estudio que presentamos a conti- nuacién, revisa esta visién historiogrdfica descriptiva de los restos arqueolégicas de La prebistoria del norte de Chile e intenta hacer inferencias acerca de los sistemas de organizacién social gue pueden estar representados en los patrones de distribucién de los componentes culturales. Pensamos gue la historia de las sociedades locales tuvo su propia dindmica inter- na, lo que se refleja en la variacion y heterogeneidad espacial de la cultura material desde la costa hacia el Altiplano. A pesar de la presion ejercida por los pueblos de las zonas andinas aledatias, los grupos locales filtraron y reacondicionaron los elementos de origen externo dentro de un marco de resistencia (Uribe 1999) 0 innovacion, que respondid a las necesidades y principios de su propia tradicién e intereses sociales (Covey 2000; Dillebay 1987; Santoro 2000). En este contexto sugerimos, a modo de hipdtesis, que los grupos locales de la subdyea de los valles occidentales, con una organizacién social segmentada y sin go- bierno centralizado, trataron de controlar la zona baja de los valles desde el litoral hasta unos setenta kilémetros hacia el interior durante el periodo Intermedio Tardto (ca. 1100 d.C.-1400 d.C.). Este sistema de control podria corresponder al tercer caso de verticalidad de Murra (1972: 445) “de etnias pequenas con niicleos en la costa” planteado para el grupo colligue en la costa central de Perit, quienes habrian contro- lado cocales en Quivi, un tipico ambiente chaupiyunga en el valle de Chillin a unos cincuenta kilémetros de la costa y mil metros de altura. Este caso fue presentado ten- tativamente por Murva (1972: 445) “no en un plan de insistir que los archipiélagos existieron, sino buscando los limites del modelo’. Siguiendo las propuestas de John Murra, hemos tratado de usar “técticas arqueolégicas” para documentar la existencia prebispdnica de este tipo de organizacién social. Ademds, la situacién que tratamos de documentar para el valle de Lluta se ha reconocido tentativamente en Camarones (Niemeyer et al. 1972-1973), Arequipa (Julien 1985: 186), Osmore (Stanish 1992: 167-168) y Chillén (Dillehay 1976; Murra 1972; Rostworowski 1972, 1989, 1993: 223). Los datos arqueolégicas y etnohistoricos indican que los grupos costeros debievon

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