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Compañeras y compañeros:
¿Cuál era entonces y cual sigue siendo la situación del país que nos hacía y nos hace
pensar en la necesidad de una renovación profunda de nuestras propuestas y de nuestras
maneras de actuar en la política?
Vivimos un nuevo periodo político, de crisis abierta del modelo económico neoliberal y de
su proceso de acumulación excluyente de las mayorías y depredador de los recursos. La
crisis internacional nos ha mostrado las debilidades de este modelo en extremo
dependiente de los vaivenes de los mercados y las finanzas internacionales, de su
incapacidad para promover un desarrollo inclusivo y equilibrado de las regiones y zonas
rurales, sobre la base del mercado interno y el aprovechamiento de nuestras
potencialidades y la preservación de nuestros recursos naturales. La generalización de los
conflictos de naturaleza socio ambiental que expresan la resistencia de poblaciones
enteras a ver sus territorios depredados por las inversiones mineras e hidrocarburíferas, la
masiva huelga indígena amazónica y la creciente crítica de sectores medios preocupados
por la indiscriminada destrucción de nuestros recursos naturales renovables en aras de un
desarrollo insostenible, marcan los límites internos de este modelo.
Frente a este modelo, que resultó de las reformas neoliberales de los 90, durante de la
dictadura fujimorista, y que Alejandro Toledo y hoy Alan García son continuadores y
defienden a “capa y espada”, se necesita una nueva propuesta programática, una nueva
estrategia de acumulación, que se basen en una nueva visión socialista del bienestar que
supere la visión del crecimiento y el desarrollo que son ya insostenibles. Por ello, no basta
ya la propuesta redistributiva que dominó el debate programático en el ciclo previo de
crecimiento, no es suficiente construir una salida que se base en la re-distribución de la
renta y el poder entre el capital y el trabajo o entre la nación y las grandes empresas
privadas o públicas internacionales. Se hace necesario hoy pensar en otra estrategia de
desarrollo, en otro patrón de acumulación, que sea a la vez inclusivo socialmente y
sostenible ambientalmente. Y se trata de construir una nueva Constitución Política que
exprese la nueva propuesta y el nuevo bloque social que la defienda y la sustente.
Ahora bien, esta crisis de modelo y esta necesidad de un nuevo modelo se dan al mismo
tiempo que toca fondo la crisis de los partidos, particularmente de nuestros partidos, los
partidos de izquierda. La expresión electoral de esta crisis fue brutal: menos de 1.5%
sumadas las dos fuerzas de izquierda (el PS y el Frente Amplio de Izquierda) que
participamos en el 2006. Pero esa fue solamente la manifestación electoral de una crisis
más profunda, de una crisis de propuesta, de una crisis de nuestra capacidad de
representación, de una crisis de nuestras maneras de hacer política, de una crisis de
nuestra legitimidad frente a esas mayorías a nombre de las que pretendemos hablar.
Hoy, son las luchas sociales las que no solamente se han encargado de colocar en el
tapete el cuestionamiento al modelo vigente, sino de esbozar cuales son las salidas
programáticas. Hoy día los movimientos sociales nos están diciendo que quieren jugar
también ese papel y que la salida no es reconstruirnos como los partidos de antes, como
partidos de cuadros que captan dirigentes sociales para “dar línea” a las organizaciones.
Hoy día los movimientos sociales nos están diciendo que debemos establecer una nueva
relación con ellos y juntos iniciar una etapa diferente en esta lucha. Y entonces, esta
nueva etapa, de construcción programática, también tiene que ser etapa de construcción
de un nuevo instrumento político compartido con el movimiento social y con los
movimientos sociales emergentes.
Tenemos pues por delante el reto de diseñar y construir un nuevo instrumento político
para el cambio en el país, que no sea un remedo de la Izquierda Unida de ayer repitiendo
sus propuestas y dirigencias, y que partiendo de nuestra realidad, incorpore los
aprendizajes que nos dejan la experiencia del Partido de los Trabajadores de Brasil y del
Movimiento Al Socialismo de Bolivia, que asuma nuevas formas de relación con el
movimiento social y con los movimientos regionales y locales.
Frente a este reto, la invocación a la unidad y al marxismo no puede ser aceptada como
razón para mantenernos atados a una estrategia que hace del Partido Comunista y de
Patria Roja nuestros eternos aliados estratégicos, por más que quede claro que no tienen
la menor intención de renovarse ni ideológicamente, ni programáticamente, ni
políticamente, ni éticamente. De la misma manera, la invocación a la unidad no es razón
para sacrificar toda apuesta estratégica en aras de la alianza electoral con un
nacionalismo que no supo encarnar el rechazo ciudadano a la exclusión de este modelo
de crecimiento, pero que no ha significado ni renovación programática ni renovación
política en perspectiva socialista.
Cuando decidimos participar en las elecciones internas del PS y cuando como militantes
en la CP, el CEN, y en las secretarías y las bases, asumimos la difícil tarea de ser un
instrumento de transición en el marco de una renovación partidaria, creíamos que
podíamos contribuir desde la dirección del Partido Socialista al reto de la renovación
ideológica y programática de la izquierda en el Perú, al reto de construir un nuevo
instrumento político para el cambio.
Ha pasado año y medio de este intento y tenemos que aceptar autocríticamente que no
hemos alcanzado los objetivos esperados, sin embargo existe una co-responsabilidad en
este fracaso. En ese sentido y con la misma firmeza señalamos que a lo largo de estos
meses hemos enfrentado la permanente obstrucción de quienes –en aras de ortodoxias y
radicalismos que nada tienen que ver con la realidad ni con su propia práctica- se
dedicaron más bien a obstruir todo intento de avanzar y renovar, poniendo siempre por
delante cuestiones orgánicas y el cuestionamiento a la legitimidad la dirección
democráticamente electa por la militancia. Hemos enfrentado, también, la falta de
colaboración de sectores que se sienten naturalmente destinados a ser la conducción del
Partido y que en la práctica han desarrollado una lógica propia de acción política hacia
adentro y hacia afuera del Partido.
No creemos que esta situación vaya a cambiar rumbo al Congreso Nacional del mes de
Diciembre de este año. Y no sentimos que tenga sentido invertir nuestras energías en una
nueva disputa congresal en la que la discusión ideológica y programática franca y abierta
se vea opacada, como en el Congreso Nacional anterior y sucesivos eventos intermedios,
por las correlaciones orgánicas y la descalificación personal de los adversarios.
Quizás estemos equivocados, pero todo esto no lo podremos hacer luchando y gastando
nuestras fuerzas por armar correlaciones de fuerzas y por repetir las consabidas
negociaciones para cupos en los eventos partidarios, sin generar espacios para el diálogo
fraterno y no de sordos. Por ello, no creemos ya, que el Congreso Extraordinario vaya a
ser este espacio de debate y de solución de nuestras discrepancias. Como repetimos,
ojalá estemos equivocados.
Sí creemos que existen otros espacios y otros esfuerzos por construir un nuevo
instrumento político por el cambio. La articulación de estos esfuerzos, sobre la base de un
debate franco, sobre los problemas de fondo que hemos descrito, será nuestra tarea. Por
el momento, estamos convencidos que Tierra y Libertad es uno de estos espacios, que
muestra la apertura y disposición de incorporar no solo militantes si no colectivos y
espacios que quieren construir no un partido más si no un instrumento político para el
cambio y será con ellos que estableceremos una articulación que aporte a la construcción
de un nuevo programa, una nueva ideología y un nuevo instrumento político.
Es frente a esta situación que le decimos a la Corriente Mariateguista, a los sectores que
optan por seguir trabajando con ella y a los que ya señalamos también líneas arriba:
quedan en control de la Comisión Organizadora del Congreso. Asuman la dirección del
Partido Socialista y denle la orientación que consideren mejor. Por nuestra parte, sólo con
la finalidad de centralizar esfuerzos y coordinación nacional, a partir de la fecha nos
constituimos en el Movimiento de Acción Socialista (MAS), no una fracción ni menos un
partido, sino un espacio de coordinación política transitoria.
Así, sin el ánimo de iniciar un debate ni menos de ser factor de una mayor confrontación
en el interior del PS, nos despedimos compañeros y compañeras, con la esperanza de
reencontrarnos nuevamente en el camino de la construcción de un Perú socialista,
independiente, pluricultural y sostenible.
Un fuerte abrazo
Socialistamente,
Susel Paredes
Secretaria General
Wilbert Rozas
Sub-Secretario General
Rodolfo Alva
Comisión Política
Jesús Betancur
Comisión Política
Ana Paucar
Comisión Política
Juan Ramírez
Comité Ejecutivo Nacional
Emilio Huamán
Comité Ejecutivo Nacional
Yolanda Collatón
Comité Ejecutivo Nacional
Jorge Romero
Comité Ejecutivo Nacional
Jorge Dávalos
Comité Ejecutivo Nacional
Antonio Zambrano
Secretario Nacional de Cultura
Hernán Núñez
Juventud del Partido Socialista - Directiva Nacional
Guisela Valdivia
Secretaria Nacional de Descentralización y Gobiernos Locales
Carlos Monge
Secretaría de Descentralización y Gobiernos Locales
Eduardo Barzola
Secretaría de Descentralización y Gobiernos Locales
Jaime Rojas
Secretaría de Descentralización y Gobiernos Locales
Willy Torres
Secretaría de Descentralización y Gobiernos Locales
Minda Bustamante
Secretaría de Descentralización y Gobiernos Locales
Carlos López
Alcalde Distrital de Santo Domingo, Piura
Carmen Campos
Comité Provincial de Chulucanas, Piura
Luis Alama
Comité Provincial de Chulucanas, Piura
Emiliano Rondán
Comité Provincial de Anta, Cusco
Justino Manya
Comité Provincial de Anta, Cusco
Miguel Valdivia
Comité Provincial de Lampa – APU, Puno
Lourdes Betancur
Comité Provincial de Juliaca – APU, Puno
Marcelino Apaza
PS – APU, Puno
Juan Hernán Apaza Apaza
PS – APU, Puno
Hortencia Alcalde
PS – APU, Puno