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Orgonomía y FISICA
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Desde el año 1940 y hasta su muerte en 1957, Reich, instalado en Estados Unidos e
América, continuó con los experimentos y observaciones llevadas a cabo en Noruega.
A este período se lo conoce como el "período orgonómico", ya que se caracterizó por el
estudio y la profundización de las diversas manifestaciones de la energía orgónica (a
nivel biológico, biofísico, físico y astrofísico).
“Cierto cultivo de biones obtenidos de la arena de mar influía de tal modo sobre el
caucho y el algodón, que estas sustancias producían un pronunciado movimiento del
indicador de un electroscopio estático. El cuerpo humano, siempre que no esté
vegetativamente perturbado, influye sobre esas sustancias del mismo modo,
especialmente por el abdomen y los genitales; es decir, que si el caucho o el algodón,
que en sí no manifiestan una reacción medible por electroscopio, están en contacto con
el cuerpo durante quince o veinte minutos, producen después una desviación del
electroscopio. La arena en la cual tuvieron su origen los biones, no es otra cosa que
energía solar inmovilizada. Esto me sugirió el experimento de exponer caucho o
algodón a la luz brillante del sol, después de asegurarme que no producían una
desviación en el electroscopio. Se demostró que el sol emite una forma de energía que
influye sobre la celulosa, el caucho y el algodón, del mismo modo que el cultivo de
biones mencionado, y que el organismo humano en estado de respiración fisiológica y
sin perturbaciones vegetativas. A esta energía, capaz de cargar sustancias no
conductoras, le di el nombre de orgón.
El color del orgón es azul, o gris azulado. En nuestro laboratorio el orgón se acumula
por medio de un aparato construido especialmente. Una disposición especial de los
materiales permite hacerlo visible. La detención de la energía cinética del orgón se
expresa como aumento de temperatura. La concentración de la energía orgónica se
refleja en la velocidad variable de descarga en el electroscopio estático. El orgón
contiene tres clases distintas de radiación, a saber: formaciones nebulosas de color gris
azulado; puntos de color violeta azulado oscuro, que se expanden y se contraen, y
puntos y líneas blanquecinas, que se mueven rápidamente.
El color del orgón atmosférico se ve en el cielo azul en la bruma azulada que se observa
a la distancia, especialmente en días calurosos de verano. Igualmente, las luces
septentrionales de color gris azulado, el llamado Fuego de San Telmo y las formaciones
azuladas que los astrónomos observaron recientemente durante un período de
intensificación de la actividad de las manchas solares, son manifestaciones de la energía
orgónica.
La formación de las nubes y tormentas –fenómenos estos que hasta la fecha no han
podido ser explicados- dependen de los cambios en la concentración de orgón
atmosférico. Esto puede demostrarse en forma sencilla, midiendo la velocidad de la
descarga del electroscopio" *
Sobre la cara superior del cubo colocó un cilindro metálico, de unos 15 cm. de longitud
y 5 cm. de diámetro, en el que introdujo un termómetro de precisión, equidistante de las
paredes del cilindro y de la pared superior de la caja metálica. Para aislar el interior del
cilindro de la influencia de la temperatura de la habitación en que se realizaba el
experimento, rodeó al cilindro con algodón y otro material orgánico de baja
conductividad térmica. Instaló otro termómetro de precisión para fines de control en la
habitación del experimento.
Sintiendo que había podido llegar a una prueba física instrumental de la existencia de la
energía observada durante el último año de investigaciones, consideró que era preciso
intentar que alguna eminente autoridad del mundo de la física prestara su colaboración.
“Hace algunos años descubrí una energía biológica que actúa de un modo particular,
comportándose bajo muchos aspectos de un modo diverso de lo que se conoce acerca de
la energía electromagnética. […]
Sería conveniente y útil bajo todos los aspectos que le pudiera poner al corriente
personalmente sobre estas investigaciones, antes de pedirle que venga a mi laboratorio y
observe personalmente los fenómenos. Mi reticencia a seguir el procedimiento normal,
enviando una exposición a la Academia Americana de Física le podrá parecer extraña,
pero es el resultado de experiencias extremadamente negativas.”
Para Reich fue un duro golpe, pero no se desanimó y con fecha 20 de febrero de 1941
envió a Einstein otra carta donde “destruía” la interpretación hecha por el ayudante de
Einstein. Básicamente refutó todos los argumentos en contra de la demostración de la
existencia del orgón y revindicó sus años de paciente labor científica. Se refirió también
al origen irracional de todas estas resistencias de su trabajo y en particular al profundo
temor que el hombre de nuestra sociedad siente cuando está a punto de descubrir en su
propia vida y en la vida natural, una función de la materia no viva.
Durante los meses del verano de 1941, Reich mantuvo enterrada en su jardín una
pequeña caja orgónica, observando una diferencia de temperatura constante. Fue la
corroboración de que esta diferencia de temperatura era superior a la registrada en
ambientes cerrados la que lo llevó a determinar que:
-La tierra y la atmósfera contienen una energía mensurable en nuestro aparato como
calor.
-Esta fuente constante de energía-calor sólo alcanza valores altos con una determinada
disposición de los materiales. Para lograr un aumento de la diferencia de temperatura
debe colocarse material orgánico en el exterior y material metálico en el interior.
-Con tiempo lluvioso las diferencias de temperatura son mínimas o desaparecen por
completo.
-Con intensa radiación solar las diferencias de temperatura reaparecen y alcanzan altos
valores.
1. La energía es universal y está por todas partes, ocupa todo el espacio, pero en
concentraciones diferentes. Está en constante movimiento, salvo cuando se bloquea y
toma entonces una particular forma que Reich llamó D.O.R. (deadly orgone – orgón
letal)
8. El libre flujo del orgón en el interior del organismo vivo es una condición
indispensable para el sano funcionamiento del organismo.
Una de las leyes más importantes de la energía descubierta por Reich es la que él
llamó “potencial orgonótico”: ella establece que cada sistema con una cierta carga
orgónica, si es puesto en contacto con otro sistema que tenga una carga orgónica
más débil, o en contacto con el campo energético de este sistema, atraerá orgón del
sistema más débil, hasta que el sistema más fuerte haya alcanzado su carga
máxima y empiece a descargarse, o hasta que la carga del sistema más débil sea
reducida al mínimo. Esta ley del potencial orgonómico asume una importancia
notable para las distintas ciencias naturales.
Una primera característica es que el orgón no obedece a la ley de entropía. Esta ley, que
se supone que es válida para cualquier tipo de energía, dice que, cuando dos sistemas
con diferentes cargas de energía son puestos en contacto, sus energías se igualarán,
hasta que ambos sistemas hayan conseguido idéntica carga energética.
Otro objetivo de la física orgónica es establecer cómo esta energía puede ser utilizada o
transformada en energía mecánica o fuerza motriz. En este sentido Reich realizó
experimentos con el contador Geiger-Müller y con el motor orgónico.
Reich sostenía además que las otras formas de energía derivan del orgón. Por
observaciones hechas, cuando un cuerpo o sistema cargado de energía orgónica en
un grado máximo, de modo que ya no puede retener más, se transforma ella misma
en electricidad y bajo esta forma tratará de descargarse. Los experimentos
demuestran también que el orgón tiene afinidad con la humedad, por lo que un
sistema orgónico altamente cargado, como una nube temporalezca, no sólo atraerá
más orgón a la zona circundante menos cargada, sino también humedad. Sobre
este principio construyó un aparato al que llamó “cloud buster” (rompe-nubes) y
con el que experimentó haciendo llover en los lugares donde había sequía. Según el
principio por el que el potencial orgonótico tiende a pasar de los sistemas con
menor potencial a los sistemas con potencial más alto, Reich se preguntó si no sería
posible obtener la disolución de las nubes reduciendo su potencial orgonótico y
viceversa, obtener la formación de nubes aumentando el potencial orgonótico en
una determinada zona del cielo. Construyó así, “baterías” de tubos metálicos
dirigidos hacia el cielo por una extremidad, mientras que la otra era “descargada”
en agua con otros tubos metálicos. Al proceso de disolución de las nubes lo llamó
nubifugación, mientras que al de formación de nubes nubificación.
En lo que respecta a la relación entre orgón y luz, Reich sostenía que ésta no era
irradiada por el sol como luz, sino que los rayos provenientes del sol estimulan o
activan la envoltura orgónica que circunda la tierra (u otros cuerpos celestes)
produciendo luminosidad.
Experimento Oranur
Durante sus investigaciones sobre el orgón, Reich había encontrado diversos fenómenos
que podían indicar una especie de antagonismo entre la energía orgónica y la
radioactividad. Pensó entonces que tal vez fuese posible utilizar la energía orgónica
como defensa contra la radioactividad. En el otoño de 1950 hizo un gran experimento
para examinar más de cerca el antagonismo que había observado. Obtuvo isótopos
radioactivos y los colocó en el interior del acumulador de orgón. Se esperaba que el
orgón debilitara o hiciera menos intensa la radiactividad, pero se produjo algo
completamente distinto: la radioactividad activó, “excitó” el orgón hasta tal punto que
todos aquellos que tomaron parte en el experimento enfermaron, a pesar de haber
observado atentamente las medidas de precaución prescriptas por la Comisión de
Energía Atómica.
Astrofísica
Algunas de las observaciones sobre la energía orgónica que anteceden, esto es:
A partir de esto, le pareció lícita la hipótesis de que la masa inerte de la materia emergía
en este momento del proceso del movimiento de yuxtaposición, fusión y disminución de
velocidad de dos unidades de energía orgónica, tanto más en cuanto que no sólo estaba
de acuerdo con las leyes de la física clásica (convertibilidad de la materia en energía y
viceversa) sino incluso con la teoría cuántica.
Llegado a este punto se dio cuenta de que su hipótesis abría vertiginosos horizontes a la
investigación científica. Existía una analogía fundamental entre la concepción de la
génesis de la materia y la rotación de los cuerpos celestes. De hecho, si la materia ha
nacido y nace del cosmos mediante la transformación del movimiento en espiral de las
corrientes de energía orgónica, que se atraen mutuamente y se funden en un movimiento
rotativo, es plenamente comprensible que todos los cuerpos celestes, como resultado de
esta transformación primitiva del movimiento energético, tengan un movimiento de
rotación en el espacio. Por lo que:
Las ventajas de nuestra hipótesis de trabajo –concluye Reich- nos libera de la tosca
hipótesis según la cual los cuerpos materiales giran en un “espacio vacío” con una
acción a distancia, sólo aproximable matemáticamente, dentro de un “campo”, el
“campo” al contrario es real, de naturaleza medible, observable y por lo tanto física.
Nos libera, además, de la incómoda idea según la cual una atracción gravitatoria –que
nunca ha podido ser demostrada- es ejercida por el sol sobre todos los planetas a través
de inmensos espacios. El sol y los planetas en realidad, se mueven dentro del mismo
plano y giran en la misma dirección de la energía orgónica cósmica de la galaxia.