Dentro de 48 horas, Moscatel, el Toro de la Vega de 2009
estará muerto, y su sangre comenzará a secarse en las lanzas de aquellos que lo asesinaron. Los pocos ciudadanos que confunden crueldad y violencia con su derecho a la diversión, se sentirán momentáneamente saciados, y los políticos estarán satisfechos, porque habrán evitado un año más, pronunciarse en contra de la tortura legítima y subvencionada en nuestro País.
Hoy hemos expresado nuestra repulsa en Tordesillas y en
Valladolid, pero no acaba aquí nuestro deber: el de ser la voz de aquellos que no la tienen, los animales. Nuestra obligación es presionar a los gobernantes, para que de una vez por todas, se comprometan a erradicar estos vestigios de salvajismo y de incultura. Pero no queremos tibias promesas electorales que jamás se cumplen, sino realidades, porque cada día que pasa, nuevos animales son torturados y asesinados legalmente en algún rincón de España.
No vale con torcer el gesto ante tanto sadismo y exclamar:
¡qué barbaridad!, el activismo de sofá no va a salvar ni una sola vida, ni tampoco va a lograr librarnos del atraso moral en el que estas costumbres bárbaras nos mantienen sumidos. Por eso es necesario un compromiso creciente, constante y efectivo, es el único modo de acabar con esta locura.
Gracias a todos los que hoy habéis venido aquí y también a
aquellos que aún deseándolo, no les ha sido posible. No podremos evitar que el próximo martes, Moscatel sufra un tormento terrible y muera atravesado por las lanzas, pero todos los cambios importantes en la Sociedad, han nacido de movimientos en principio minoritarios, que reflejaban el sentir de mucha gente, y hoy, en Tordesillas y en Valladolid, estamos haciendo Historia en la lucha por el respeto a los animales.