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Cuando llegué a Mayagua, que nos trajo mi mam

porque yo no soy de aquí prácticamente, pero si


criado aquí, porque mi madre era de Buberito, d
otro lado del Orinoco, luego se pasaron a Cam

guno de nosotros sabía leer o escribir, esto era


cuando Gómez, cuando él todavía no había mue
Una y muchas vidas en la palabra
La comunidad y su escritura.

Primera Edición:
Casa Nacional de las Letras Andrés Bello
Caracas 2007

Hecho el depósito de ley


Depósito legal: lf 60520078003660

Producción:
Sistema Nacional de Talleres Literarios
Programas:
La Comunidad y su Escritura.
Circuito Liceísta de las Letras
www.sistemanacionaldetalleresliterarios.com
sistemanacionaldetalleres@yahoo.com

Compilación y coordinación editorial:


Raquel Molina

Diseño gráfico:
Coralia López Gómez

Fotografías:
Aquarela Padilla
Estrella Gomes
Rafael Márquez

Corrección de textos:
Marianella Moreno
Una y mUchas
vidas
en la
palabra
la comunidad y su escritura
Una y muchas vidas en la palabra

Este libro es el fruto del trabajo en las diferentes comunidades de nuestra tierra,
donde la vida y la experiencia de sus pobladores han sido los protagonistas de estas
páginas.
Estos textos fueron reproducidos con absoluta fidelidad y una gran honestidad por
parte de los jóvenes integrantes del Proyecto Letras, juventud y sociedad, quienes tuvie-
ron la inefable oportunidad y la responsabilidad de realizar el registro testimonial.
Estas voces y reacciones que nutren los testimonios, se abren paso con entusiasmo
y decisión, dispuestas a que sean escuchadas y tomadas en cuenta, muchas de estas
voces han tenido aquí un espacio por primera vez. Encontraremos entonces historias de
vida que hablan, muchas de ellas, del encanto y la rudeza del trabajo, del conocimiento
y saberes ancestrales, pero también de amores y nostalgias.
Abramos pues, no sólo nuestros ojos sino también, nuestros corazones; visitemos
estas tierras a través de la palabra de sus pobladores y nos daremos cuenta hoy más
que nunca, que este mapa no sólo es un paisaje, sino también es, por encima de todo,
su gente; rostro, sentimiento y alma de esta tierra, Venezuela.

Raquel Molina
Agradecimientos

A todas las personas de las comunidades protagonistas de este libro.


A los jóvenes del Circuito Liceísta de las Letras:
Geison García, Mariángela Calatrava, Mauricio Rodríguez, Edgar González, Andrés
Perdomo y Carla García.
A Estrella Gomes y Aquarela Padilla, por su constante trabajo y paciencia.
A Yanitza Chiraspo, Milagros Marrero, Moisés Cárdenas, Frank López, Caín Marín
y Rafael Márquez.
A la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello.
A Antonio Trujillo, por sus palabras de aliento.
A Jorge Mosonyi, por sus orientaciones lingüísticas.
En cualquier parte de la tierra, en cualquier rincón del mundo donde un hombre
hable o escuche y otro escuche o lea, se juega la vida la palabra.
Orlado Araujo
Bolívar
Comunidades: Mayagua y El Almacén

Participantes y testimonios de la comunidad de Mayagua


Pedro Rodríguez
Juana Sifontes
Nicacia Medina
Pedro Rodríguez.
Florentino Brisuela
Cruz José Paicurara

Comunidad de El Almacén
Luisana Sifontes
Enrique Magallanes

Colaboraron:
Yanitza Chiraspo y Marisol Marrero Nicacia Medina.
Circuito Liceísta de las Letras:
Aquarela Padilla, Estrella Gomes y Edgar González
Transcriptoras:
Estrella Gomes y Aquarela Padilla

Cruz José Paicurara.


BOLIVAR
Mayagua

Pedro Rodríguez
Registro testimonial: Estrella Gomes

Cuando llegué a Mayagua, que nos trajo mi mamá, porque yo no soy de aquí práctica-
mente, pero si soy criado aquí, porque mi madre era de Buberito, del otro lado del Orino-
co; luego se pasaron a Camurito, donde nací yo. Recuerdo que en la época cuando yo era
pequeño no había nada de juegos, no había escuela ni nada de eso que hay ahora, que
alguien le enseña a leer a los niños, por eso casi ninguno de nosotros sabía leer o escribir,
esto era cuando Gómez, cuando él todavía no había muerto yo ya era un hombrecito, yo
me dedicaba a trabajar en la agricultura, pero era bastante duro, porque en ese entonces
el gobierno no buscaba la manera de ayudar a nadie, más bien le complicaba las cosas.
Ya después de hombre me interesó la música y yo mismo comencé a aprender, todo esto
era porque yo me arribaba donde la gente tocaba y entonces me gustaba, ahí mi papá
me compró un cuatro y así fue que yo medio aprendí a tocar mare mare; tocaba cuatro,
bandolina. Para nosotros el mare mare representa la música del indio. En mi época nadie
sabía nada, todos éramos inocentes, tranquilos, no como ahora, que se pueden ver esos
relajos, que la gente se reúne para conversar. Me acuerdo cuando uno se enamoraba que
tenía que decir “tïnna moreba” (otra palabra cariña) que significa que es bonita para
conquistar a la mujer, yo me enamoré aquí en Mayagua, yo la conocí ya cuando era un
hombre.
Ahora la gente va a mi casa ahí en la Mata y me preguntan cosas y nos quedamos
hablando y le explico cosas. Yo vivo en la Mata, yo me fui después de hombre pallá pa’
la Mata, allá es donde vivo. El maremare es un canto a la naturaleza, se toca con cuatro,
con maracas, guitarra o murupa. Lo que yo quiero decir es lo que yo sé, el respeto por la
naturaleza, nosotros respetamos y le pedíamos permiso a la naturaleza para cazar, para
pescar, para pasar por un camino que no lo había atravesado antes, pero los muchachos

 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
ahora no quieren escucharlo a uno. Los tiempos de antes no eran como los tiempos de
ahorita, los de antes no eran los gobiernos que se daban cuenta de la comunidad, antes
éramos abandonados, no eran como ahorita que se dan cuenta de la comunidad. A mí no
me enseñó nadie nada, lo poco que yo sé, aprendí solito, nadie me dijo nada. Lo mismo
hacer sebucán, manare, yo lo aprendí solito nadie me enseñó, el manare es para hacer
la masa de la yuca.
Yo tuve 7 hijos. Yo soy un hombre solo y nadie habla conmigo, tengo 76 años. Con la do-
ñita mía tenemos nosotros 61 años juntos, ahí ella estaba jovencita y yo estaba jovencito.
(Wane wane no no) roonü ijsheva quiero ron , tuetiñe pa´ decir que estoy borracho.
Éramos cuatro hermanos y todos se murieron, quedo yo solito (diapuaapukurume
maana) usted me gusta. Otuaara poore mantu.

Manare: masa de la yuca Diapuaapukurume maana /Amooro kava’nojsa: usted me


Wane: no gusta
Tuetiñe: estoy borracho Shippiañooro: criollo, blanco
Roonü ijsheva: quiero ron Püddai: curandero
Tïnna moreba: muchacha bonita, simpática Otuaara poore mantu: Bienvenidos

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 


Juana Sifontes
Registro testimonial: Estrella Gomes

Lo que yo sé es el oficio de la casa, aquí esto es lo que uno hace; yo me enamoré una vez,
lo conocí aquí mismo en esta comunidad, en una fiesta, antes a uno le gustaba mucha
fiesta, la música era con cuatro, con cuerdas, esa era la música de antes, cuerda, ban-
dolín y cuatro, en esa fiesta se comía pescado morocoto, curbinata, el rayao. Se baila el
mare mare, se agarran unos cuantos así, de manos y se ponen a bailar, hay algunos que
no les gusta y los que les gusta se ponen a bailar; la maestra Milagros, ella baila. Umju,
a mí me gusta todavía bailar, sólo que estoy operada.
Nuestra comida es el pescao, como el morocoto, se hace frito, guisado, como quiera
comerlo.

10 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Nicacia Medina
Registro testimonial: Estrella Gomes

Yo vivía aquí en Mayagua, allá abajo, bien abajo, en Mayagua propio, donde yo nací. En
ese tiempo no habían casas, no habían tantos criollos, la mayoría éramos indios, más
bien los hombres criollos, en ese entonces, le tenían miedo a las mujeres indias; cuando
veían a una india por ahí se escondían, yo no sé porqué, pero ahora los criollos (shippia-
ñooro) ya no le tienen miedo a las indiecitas, más bien las buscan. Me acuerdo que mi
primer amor, no fue amor así dicho, porque mi mamá, la que me crió, me entregó a un
hombre, pero él era malo, era mayor que yo, ya era un hombre, porque antes uno no se
enamoraba así como lo hacen ahora, una tenía que estar ahí en la casa, no podía salir a
ninguna parte, se quedaba una trabajando, haciendo oficios, cargar agua para llevarla
a la casa; al primer canto de gallo yo salía y a las 10:30 de la mañana era hora en que
yo no me había desayunado, no como ahora que los muchachos andan por ahí solos a
cuenta de ellos.
Yo me acuerdo que por donde yo nací, por allá abajo, hace años llegó el dengue y des-
pués de eso quedaron salteaítos, el dengue mataba gente y se morían de a dos, de a tres
e hicieron el cementerio cerquita del asiento.
Yo tengo 8 hijos, cuatro varones y cuatro hembras. Antes, como tradición, uno estaba
reunido con la familia, contento, aunque ahora mi única familia son mis hijos, porque mi
madre se murió cuando yo estaba pequeña y a mi padre nunca lo conocí; mi papá murió,
estaban agarrando una iguana, la iban a tumbar, cuando la iguana cayó salió corriendo
pero estaba un palo adelante y se le atravesó en el cuerpo, él era camora. Una vez mi ma-
má me convidó para la isla, nos fuimos para venirnos ese mismo día y no sabe qué… mi
mamá se enfermó en la isla y no pudimos venir y la fueron a buscar en chinchorro, porque
así era que buscaban a los que se enfermaban, en chinchorro o hamaca y cuatro hombres
llevaban a la persona y también hacían eso con las personas que morían y las enterraban
envueltitas en el chinchorro, no como ahora que se tiene que buscar una urna.
La muerte de mi mamá fue cuando ella me convidó a la isla y yo tenía un caramichito
y entonces ella me dice: vamos a tumbar iguana para comer, en un paso que le llaman

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 11


las Queseritas… ahí, mi mamá no tenía nada, nada, nada y fue un brujo que le echó una
broma a mi mami, porque estaba enamorado de ella y a mi mamá no le gustaba y le hizo
unas curaciones y él creía que se iba a reír de la muerte de mi mamá. A mi mamá ese
día le dio fiebre y nos quedamos en la isla y no se le quitaba la fiebre y no se podía parar,
estaba acostada y cuando se paraba se caía y me regañaban los que estaban allí, porque
me decían que la dejaba caer, pero qué iba a hacer yo, yo era muy pequeñita y en la ma-
drugada vinieron dos hombres para buscar gente para acá para buscar a mi mamá en
hamaca y la trajeron en hamaca y mi mamá murió, murió feliz, pero luego descubrieron
cómo había muerto mi mamá, porque mi mamá, la que me crió, le hizo un trabajo a mi
mamá después que ella murió; agarró unos clavitos, ahí se los metió en la cabeza y en
los hombros en cruz y a los ocho días se murió el hombre, estaba trabajando, limpiando
en la isla y los vecinos lo vieron caer cuando estaba limpiando y lo vieron echando sangre
por la boca. Por eso a mí no me gusta hacerle daño a nadie, porque allá arriba está un
Dios y luego, más tarde va a ser peor.
A mí me gusta cocinar madamata, que es caldo que se hace con la iguana; uno la pela,
luego uno la sofríe, le echas verduras como ñame, yuca dura y topocho.
Yo me acuerdo que antes habían caciques que eran más o menos los que ponían las
reglas en la comunidad, chamanes que nos curaban con matas que componían y oracio-
nes que componían ellos.
Cuando era joven, a mí me gustaba el mare mare y lo bailaba y también joropo, pero
eso era antes, antes, pero ahora nadie quiere bailar con cuatro. Ahora yo ya no salgo a
las fiestas, yo me siento en la puerta yo solita y veo las fiestas.

12 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Florentino Brisuela
Registro testimonial: Aquarela Padilla

Ahora es que esto ha venido cambiando, porque todos esos tiempo no, no era bien, por
los gobiernos. Todavía no está muy bueno. Digo no está muy bueno, ahora es que están
haciendo unas casitas por ahí; las aceras y locales, el agua, todo eso está mal.
Yo llegué aquí en el 54. Bueno, porque yo soy del Almacén y entonces me casé con una
muchacha de aquí, entonces me vine para acá. Yo he trabajado de todo, la agricultura,
con bodega, con las islas por ahí. Pero no le veo bien la cosa pues, ahora es que están
haciendo unas casitas, antes hacían lo mismo y el más vivo era quien la agarraba.
Aquí sí se celebra, la fiesta de Santa Rosalía de Lima, eso es el 31 de agosto, ese día
hacen las verbenas, los rosarios.
Yo tengo10 hijos, ellos hacen lo mismo, la agricultura, la pesca, la caza, se van por las
islas, la navegan por ahí, en los hatos también y ahora trabajan en las misiones a nivel de
la parroquia, todos ahora con el gobierno trabajando.
No hay nada muy importante, lo más importante es ahora con Hugo Rafael Chávez
Frías, pero todavía estamos muy lejos, todavía no se sabe las demarcaciones de las tie-
rras, nadie trabaja por eso.
¿Por qué se llama Mayagua? eso no lo sabe nadie por aquí, eso es muy antiguo. Se sa-
be que hay una leyenda que dice que era por un riachuelo que quedó al norte del pueblo
primitivo, tiene que ver con el agua, ahí fue que se formó el pueblo, eso es por aquí para
abajo. Yo creo que por este pueblo pasan más de trescientas personas. Mi mujer trabaja,
bueno, aquí mismo, aquí en la casa, la propia esposa mía murió.
La jornada de agricultura, eso era muy barato, eso le enviaba cantidades de frutos:
algodón, patilla, caraota, todo eso y uno no reunía mil bolívares juntos cuando esa época.
Ahorita estoy en una bodeguita, esperando mi jubilación, mi pensión, uno llena papeles
y más papeles y aquí no le sale a uno nada.
Mi primera esposa la conocí, bueno, porque yo venía para acá a pasear por ahí, a dar vuel-
tas con los muchachos, a los 23 años; ella vivía aquí con sus padres, ella tenía 16 años.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 13


Cruz José Paicurara Arúcano
Registro testimonial: Aquarela Padilla

Han marcado la población de Mayagua, así como los programas del gobierno, lo que
la comunidad ha adquirido. Por parte de los programas del gobierno, la comunidad tie-
ne que estar conforme porque el gobierno ha dado mucho, principalmente este nuevo
gobierno, nuestro presidente Chávez que todos lo nombramos, que ha tenido un buen
comportamiento con el indígena principalmente, yo creo que es difícil ver comunidades
que no estén bien asistidas en eso del programa de gobierno; por lo menos aquí en Maya-
gua tenemos ya, no sé cuántas casas hay hasta ahora, pero sí pasan de diez casitas, que
son nuevas, hechas por este gobierno y anteriormente también los nuevos gobiernos han
hecho varias casas, todo esto que usted ve por ahí son hechas de los gobiernos pasados
y en cuanto al desarrollo de los créditos de la agricultura, también los gobiernos pasados
han dado a la comunidad, por eso digo que la comunidad no puede quejarse, principal-
mente Mayagua, de todos esos servicios, de todos esos programas de los gobiernos,
los pasados también han dado. Para estos momentos, la comunidad no tiene nada, no
produce nada, ya eso no es culpa del gobierno sino por culpa de nosotros mismos que
no nos organizamos para mejorar nuestra calidad de vida. Ahí es donde yo estoy un poco
disconforme con nosotros mismos, porque algunas veces por falta de conocimiento, de
cómo implantar, cómo desarrollar una política indígena, como Kariña, eso ya es parte
del representante nuestro, el cacique como decimos nosotros, es el que tiene que ver
por el pueblo, ése es el jefe, como decir el jefe de casa, por lo menos uno cada quien en
su casa sabe lo que va a hacer, tiene que buscar de vivir lo mejor posible; así el cacique
también de la comunidad.
El cacique es un muchacho, yo creo que ése no tiene 30 años todavía, él se llama Wili
Ortiz, pero el problema de ser cacique, es que cuando la persona no sabe hablar o no
conoce la política Kariña como jefe indio, primeramente tiene que hablar la lengua y
segundo conocer la política indígena, para poder desarrollar una política dentro de su
comunidad.

14 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Es bueno el planteamiento, la idea. Es como en nuestra lengua decimos voonumuenk-
no significa pensar, tener ideas, de la idea sale la política. Ahora como estamos moder-
nizándonos mucho, entonces ya no decimos la idea, los pensamientos, sino ya es la polí-
tica, una política pública indígena; bueno eso es lo que ha hecho falta en la comunidad de
Mayagua para poder ofrecer al gobierno a cambio de lo que nos da; por ejemplo a mí me
da pena aquí, gente así como las maestras que viven aquí (guías de nuestro recorrido por
Bolívar), algunas veces uno no halla dónde ir a comprar, aunque sea un pollo, una torta
de casabe, porque no lo producimos, claro hay algunos por ahí que crían sus pollitos, sus
gallinas de patio, pero yo me refiero es para ofrecerle al gobierno, por ejemplo que de
aquí de Mayagua salga un camión, si es posible, lleno de pollo, aunque sea de engorde,
o cochino, carne de res que uno críe, el mismo casabe, una producción de agricultura,
pero de aquí no sale nada.
Con esto no quiero decir tampoco que nadie trabaja, ¿cómo no? todo el mundo trabaja,
tiene su conuquito, tiene sus parcelitas, pero yo lo que me refiero es a cambio de lo que
el gobierno nos da, porque todo gobierno nos da a nosotros para vivir, no digo así como
estamos ahorita, nada más que con estas casitas. Yo pienso que las casitas es como
cuando uno se viste bien, pero el estómago está vacío, entonces así está Mayagua ahori-
ta, tenemos que pensar primero en la producción, en la alimentación, la alimentación de
nuestros hijos, de la escuela y ahora que el gobierno tiene ese programa de los ancianos,
comedores comunales, la medicina, todas esas cosas nosotros las pudiéramos producir.
Con eso no quiero decir que nosotros no vayamos a recibir lo que el gobierno nos da, pe-
ro lo nuestro es permanente, si nosotros verdaderamente pensamos en producir, bueno
nosotros tenemos eso todos los días del mundo. Fíjate ahorita, uno va para la medicatura
con un dolor de cabeza, no hay una pastilla, hay que esperar que el gobierno nos mande,
eso no debiera de suceder. En estos momentos yo pienso que ninguna comunidad debie-
ra vivir en esas condiciones, de vivir malas situaciones porque el gobierno nos ha dado;
aquí tenemos una máquina agrícola y usted no ve ni siquiera una mata sembrada, una
parcela aunque sea de yuca, algo así, no hay, es difícil que haya; yo por lo menos estoy
sembrando cuatro hectáreas de tierra, de yuca, aunque sea de eso, y así habrán otras

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 15


personas por ahí, pero eso no es lo suficiente. Esa máquina tiene como que son cuatro
años ya, aquí y no se está produciendo porque el servicio de ese implemento no se está
impartiendo para lo que está asignado. Esas son algunas de las situaciones de la comu-
nidad de Mayagua, por eso yo digo que los culpables de eso somos nosotros mismos, por
no organizarnos; ahora es que nosotros constituimos un consejo comunal dentro de la
comunidad, yo soy uno de los que pienso que esa organización va a ser la esperanza de
la comunidad de Mayagua, porque mi esperanza ya se está dando en la realidad porque
ya tenemos una parte de los recursos, entonces ahora ya vamos a comenzar, yo creo que
ahorita ya están empezando a comprar unos materiales para la perforación de un pozo
séptico, un pozo de agua, porque es uno de los problemas que tenemos, tenemos agua
pero poquito, en el verano eso es un chorrito enteramente, el problema es que ya los
riachuelos donde uno iba a agarrar agua, ya esos se han secado, habrá algún sistema,
quién sabe los motivos por los que se secan esos riachuelos, entonces por esa razón te-
nemos el agua pero tenemos ese problema en el verano, se pone muy poquita. Más o me-
nos ir organizándonos para hacer algo por la comunidad, para que sea una comunidad
que pueda producir y que tengamos todo; fíjate que las calles no están muy buenas, yo
pienso que los recursos que se le van a dar al consejo comunal van a servir para muchas
cosas y así mejorar la calidad de vida a la comunidad de Mayagua.
Yo pienso que en eso de nuestra cultura no hay un problema dentro de nuestra comu-
nidad, algunas personas dicen que porque algunos no hablan la lengua no conocen su
cultura kariña. Eso lo motiva la escuela, porque en la escuela se enseña sólo la lengua
castellana.
Sí, ahora sí se enseña, porque estoy yo ahí. Yo digo que ese no es problema, porque
la escuela del shippiañooro que es la lengua de ustedes, nos ha servido para muchas
cosas, porque también tenemos derecho de aprender la lengua castellana, porque de esa
manera es que nos vamos a comunicar con ustedes y conocer otras culturas.
Anteriormente nosotros comíamos asado, sancocho, esa es la comida pues, total que
ahora hemos mejorado, ahora comemos guisado, albóndigas, las cosas que anterior-
mente no se conocían, una iguana, antes lo que hacíamos era sancocharla, ahora bueno

16 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
también podemos comer albóndigas, entonces eso es a lo que me refiero también a
modernizar. Por el hecho de que uno habla el castellano, yo estuve más o menos como
tres años dentro de una familia que no era indígena, yo tenía como ocho o diez años, y
yo nunca olvidé mi lengua. Entonces yo veo algunas personas que no; porque mi papá
me dio, porque me llevaron pa’ Caracas, estuve dos años y se me olvidó, no, no, no, lo
que uno aprende nunca se le olvida. Es un orgullo para mí que estoy medio hablando el
castellano y hablo mi lengua también, eso quiere decir que conozco la cultura, lo que son
nuestras costumbres, las tradiciones y gran parte de su cultura también, del (shippia-
ñooro) como decimos nosotros y nada de eso es malo. Hay algunas cosas que yo llego
hasta ahí, por lo menos de la cultura del (shippiañooro) lo que es la lectura, la escritura,
¿esas cosas buenas verdad?; pero lo que son los malos vicios, sí ahí yo no estoy, como:
el ron, la cerveza, el cigarro, todas esas cosas malas que no debieran existir en ninguna
parte, porque aquí se ve ya la existencia de esas cosas; yo quisiera que las autoridades
llevaran un control en esas cosas, ¿cómo sabemos nosotros que viene alguien que lleva
cosas que dañan, pues, la moral, el cerebro de un joven, de un estudiante? ¿cómo sabe-
mos nosotros? algunas veces yo veo un joven que anda por ahí dando carrera buscando
manera de pelear, ¿cómo sabemos nosotros que es por el ron nada más o si es por un
cigarro nada más? pero uno no puede decir qué es, porque por lo menos yo no sé, pero
siempre hay muchas cosas que se ven en todas partes. Me atrevo a decir que esas cosas
malas más existen donde está la gente humilde, se aprovechan del poco conocimiento
que tienen esas personas. Nosotros, como te dije anteriormente, con el programa del
gobierno hemos tenido la asistencia de ellos.
Anteriormente cuando no existían las escuelas en las comunidades, por cierto aquí
en Mayagua por primera vez en el 51 o en el 52, se instaló una escuela y me acuerdo
que era una casita de moriche, que la hicimos nosotros mismos, mis papás, mis abuelos
,hicieron las paredes de barro. De ahí para acá los niños empezaron a ir a la escuela, en
ese tiempo era el kariña, estaba originalmente, había todo lo que es su lengua, su comi-
da, sus costumbres, sus bebidas, todas esas cosas; los niños te hablaban su lengua, la
educación era verdaderamente como kariña.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 17


Sí, las casas eran de bahareque, de palma, los pisos de tierra, aquí bueno. Cada fami-
lia se encargaba de enseñar a sus hijos, cómo podía ser una muchacha, no podía casarse
mientras no tuviera la edad, mientras no aprendiera a ser una mujer responsable para
poder atender al hombre, de 18 hasta 20 años; igual también el hombre tenía que apren-
der a hacer un conuco, hasta lo ponían a hacer el conuco a él solo, bueno si usted quiere
tener mujer, bueno cuando tenga la edad, pero tiene que ir aprendiendo cómo se hace un
conuco; nos llevaban a explorar las tierras, a escogerlas, porque tampoco no era en todas
partes, era en la montaña, ahora es que se ve la sabana sembrada, pero antes no, antes
era en la montaña porque ni de eso teníamos conocimiento, sembrábamos caña, arroz,
la yuca. Entonces uno tiene que escoger el terreno, de todas esas cosas hay que tener
conocimiento y cuándo se puede hacer ese conuco también, había que esperar los meses
de verano, febrero, marzo, cosa que uno talaba el monte y dejaba un mes secándose,
entonces le prendía fuego, ahí amontonaba toda la madera, hasta que quedara la tierra
limpiecita, cosa que cuando llegara el invierno que la tierra estuviera en condiciones de
sembrarla, pues esos eran conocimientos que le enseñaban a uno. Ahora no se ve eso,
ahora nadie quiere trabajar.
Sí, las relaciones eran más justas, principalmente el jefe indio reunía a su gente para
orientarlos. Sí, era una persona mayor que tuviera un conocimiento y que verdaderamen-
te tuviera un conocimiento como kariña, porque el kariña siempre ha acostumbrado a
vivir unido, trabajar unido, todo lo hacen mutuamente; eso ha sido una de las cosas que
se han ido perdiendo ahora, que por cierto antes de que ustedes llegaran estábamos
conversando de eso, con el viejo, él es mi suegro, ella es mi señora, es hija de él. Bueno
entonces todas esas cosas se han ido perdiendo por el desconocimiento; por cierto,
estábamos hablando del cacique de aquí de Mayagua, ¿por qué estamos así desorgani-
zados? Porque ése es un muchacho que no sabe lo que es un cacique de la comunidad,
para gobernar una comunidad.
El pueblo, pero el pueblo ahora se equivoca, uno dice “el pueblo es el que manda” sí,
pero si el pueblo no está bien orientado a lo que es esa política, de lo que es un cacique,
siempre el pueblo se equivoca. Y máximamente ahora ahí dentro de la juventud, que ellos

18 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
dicen que los ancianos no sabemos nada, que qué podemos saber nosotros; claro yo no
digo que ellos no tengan conocimiento, los conocimientos de ellos es por estudio; pero
nosotros no, nosotros los kariñas, por lo menos yo ahora es que sé medio leer y escribir
(la lengua castellana) pero el conocimiento nuestro nace con nosotros mismos y más
nuestros abuelos, nuestros padres, ellos nos enseñaron esas experiencias para desarro-
llar más los conocimientos nuestros, pero es muy difícil también que el kariña tenga un
buen pensamiento, porque cuántos ancianos no hay ahorita que no saben nada pues;
pero porqué, porque también eso es falta de ellos mismos que nadie los consulta a ellos.
Yo pienso que las personas mayores un poco duras, ahorita yo estaba descubriendo con
la señora ahí que yo le estaba haciendo muchas preguntas, él dice: -bueno sí claro, ante-
riormente uno vivía bien, uno no hablaba otra lengua si no era la lengua nuestra, éramos
más obedientes, en ese tiempo todo el mundo tenía comida porque todos producían, to-
dos trabajaban-. Esa era una de las orientaciones que había y se obedecía a pesar de que
nadie escribía, todo se decía, lo que el cacique ordenara, eso se cumplía, esa era una ley,
ese era el compromiso de la palabra y el que desobedecía tenía un castigo, muchas veces
era estar guindado por los pies, de acuerdo a la falta que haya hecho o sino también se
mandaba a la plaza a limpiar, y esas personas cumplían con eso; ahorita nadie cumple
con eso, porque hay mucha gente que es muy desobediente, no saben lo que es una or-
denanza de un cacique. Eso es lo que no se ve ahora, todas esas cosas se han perdido.
Hay muchas versiones, pero eso yo creo que es engañarse a uno mismo y engañar a los
demás, aquí nadie sabe decir qué significa la palabra Mayagua, porque Mayagua, según
los ancestros y unos antropólogos mismos, dicen que la existencia de Mayagua es desde
1760, entonces aquí en la propia comunidad ya muertos los ancianos nadie sabe decir
qué significa la palabra Mayagua. Yo lo único que he visto es que hay comunidades que
les dan el nombre por algún árbol o algún cerro o un río, así como la mata de tapaquire,
le dicen así porque allá había un indio que llamaban Quire, un kariña, eso lo utilizaban
mucho los guerreros cuando venían por ahí, como conocedor de esa zona, entonces un
día se encontraron con el río Oto, entonces siempre pensando que el indio kariña es más
tonto que los demás lo ponían a él-mira Quire ve a ver si el río está hondo; el pobre Quire

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 19


se zumbaba al río y cuando el veía que él agua lo estaba tapando, se regresaba, y decía:
-el agua tapa a Quire-. De ahí vino entonces el nombre Tapaquire. Yo he visto que hay una
mata que se llama yagua, hay maya también, entonces yo saco la cuenta que he visto una
mata de yagua en las montañas, aquí anteriormente había una mata que la hoja es igua-
lita que una palma de piña, tiene espinas, esa echa unos camburcitos, ellos son ácidos;
entonces nosotros cuando íbamos a cazar por ahí nosotros comíamos esa fruta, con eso
era que nos manteníamos en el monte. Ahora sabes que la candela ha eliminado eso, es
difícil donde haya una matica. Yo pienso que anteriormente cuando se fundó Mayagua
habían muchas matas: maya y la otra yagua, eso se prepara como un carato, como un
jugo; hay una pepita así como el moriche y la pelan, la ponen en un pilón, hacen arepa
y hacen el carato también, la chicha que llaman. Yo pienso que pudieron haber habido
algunas matas anteriormente y decían algo así-más maya, más carato, algo así.
Pero muchos dirán –no que son unas cabeceras donde sale el agua chorreando, yo
pienso que por esa tarde puede ser. En 1912 hablaban unos indígenas y hablaban era de
Mayagua, ellos no decían nada de que Mayagua era origen de tal cosa.
Yo pienso que ahorita nos están utilizando mucho para las películas, salen las imáge-
nes de un indígena, entonces yo pienso que eso es lo que menos es, indígena; que ellos
hagan el papel del indígena es otra cosa. Yo quisiera que eso se averiguara y que esa
imagen no se use para eso, pero eso ya sería cuestión del gobierno y parte de nosotros
también, porque nosotros tenemos que ponerle un parado a eso, pues para que no sigan
haciendo esas cosas. Y así muchas cosas, por lo menos ya hemos descubierto cantida-
des de personas que no son indígenas que empiezan a investigar, miran –esa mata, para
qué sirve esa mata? -Ah bueno chico mira, la hoja tierna de la mata de mango, esa se
cocina, usted agarra un buche cuando a uno le sale una herida en la muela, sirve para
eso-. Entonces ellos llevan eso, roban el conocimiento, entonces montan una naturista.
En cambio, él chamán ve la enfermedad de la persona, él usa un frasquito blanco, en-
tonces ahí echa el orine de la gente, por ahí él ve la enfermedad de la persona, qué es lo
que usted tiene. Hay personas también que extraen la enfermedad, esas enfermedades
malas él las elimina así como hacen los médicos, pero los médicos le pican el pellejo a

20 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
uno y por ahí sacan la enfermedad, el curandero no, él extrae esa enfermedad de donde
usted la tenga, él lo que hace es agarrarlo por la boca y chupa, entonces por ahí extrae
la enfermedad. Después él te da la medicina con la que te vas a curar por dentro, para
que te sanes, te protejas, cuando tú te sanas no te ves nada, no te notas nada; nosotros
los kariñas curamos de esa manera, todas esas cosas se han perdido, eso es por falta
de orientación del jefe de nosotros, porque a él lo nombran, porque él tiene que tener
un conocimiento, entonces por esa razón es que yo digo que el pueblo se equivoca, por-
que el pueblo no escoge quien verdaderamente puede ser un representante de nuestra
comunidad, no puede ser cualquiera, esto no quiere decir que los que leen (la lengua
castellana), los que son bachilleres, cómo no, tienen un gran conocimiento también, pero
hasta los conocimientos de la escritura, hasta ahí llegan ellos; pero el kariña que tiene
un conocimiento natural, eso nace con él y más si es una persona que desarrolla sus
conocimientos, así descubre muchas cosas más.
Cuando yo tenía treinta años, yo tocaba cuatro y cantaba, pero yo no entendía qué es
lo que estaba haciendo, entonces yo decía:-¿qué será lo que es esto? entonces me puse
a analizar el valor que tiene uno por su cultura, con su lengua; entonces ahí fue donde yo
empecé a profundizar, a desarrollar el conocimiento y transmitir eso. Aquí se creía que
la cultura era el baile del mare-mare nada más y el traje. Yo pensé que tenía que ser algo
más, anteriormente nadie me reconocía mi trabajo, los gobiernos pasados me ponían a
trabajar en la enseñanza de la lengua; después yo hice un curso con los lingüistas de la
Universidad Central de Caracas, yo participe ahí, ahí es donde yo empecé a desarrollar
más mis conocimientos; pero nadie me reconocía el trabajo que yo estaba haciendo, me
ponían a hacer cositas por ahí, me pagaban, después decían que no hallaban cómo pa-
garme, que yo no tenía nómina. Y así me mantuve hasta que llegó Chávez a la presiden-
cia, el mismo tiempo que tiene Chávez de Presidente, lo tengo yo trabajando, porque él sí
me reconoció mi trabajo. No gano mucho, pero me sirve para yo vivir. Yo pienso que uno
no debe esperar por que el otro le pague, no, eso es de uno y uno tiene que mantener eso.
Si a uno le pagan está bien, pero esos conocimientos no se debieran de perder, nosotros
tenemos que reconocer esos valores, la juventud principalmente; muchos jóvenes no sa-

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 21


ben lo que es eso. Ellos me dicen a mí: -no hombre, Cruz, lo que quiere es que volvamos
atrás, que uno se ponga el guayuco-.
Esa es una de las cosas, claro se dice venezolano porque se habla aquí en Venezuela
ahora, pero que fue impuesto por otros países y aquí se desarrolló; el indígena no, el indí-
gena es originario de aquí, la lengua es de aquí de Venezuela. Por eso es que yo digo que
la tierra es de nosotros los indígenas, porque en 1942, quiénes éramos los que estábamos
aquí, eran los indígenas. Es importante que no solamente yo conociera eso, no, todos de-
biéramos de conocer. Ahí yo vuelvo otra vez, es por eso, ahora, desde 1950 para acá nos
hemos separado así; hay mucha gente que ha ido a Ciudad Bolívar y qué han aprendido
allá los que han ido, más bien han aparecido muchos muertos por allá, porque se meten a
otra cosa, se meten a fumar cigarro, a beber ron, se endrogan con otras cosas más; enton-
ces llegan otros y los matan tranquilamente. Porque el kariña va para otro lugar buscando
mejorar su calidad de vida, pero lo que encuentra ahí es la muerte.
Aquí hace falta una política kariña que asista a la gente, para que la gente viva aquí:
pero si aquí no hay nada, si yo no tengo nada tampoco, mucha gente se acostumbra a
vivir al jornal porque sabe que todos los fines de semana le caen los billetitos, hay gente
que se acostumbra a eso. Si no hay ni siquiera una rallansa donde fabricar un casabe,
alguien que diga:-voy a ganarme una semana de trabajo aunque sea raspando yuca, una
mujer que esté atendiendo el casabe, no hay nada de eso, entonces la gente tiene que
migrar a otra parte. Yo creo que aquí estamos la mitad nada más de los que realmente
son los hijos de Mayagua.
Se debiera enseñar nuestra cultura, claro, debiera de desarrollarse más eso, esa es
una de las cosa que yo recomiendo aquí. Aquí hay una sola maestra kariña pero ella no
sabe hablar kariña; en eso es que yo estoy, en que de ahora en adelante las kariñas que
quieran ser docentes, maestras de la comunidad, tienen que aprender a hablar su len-
gua; esa es una de las maneras en la que se puede rescatar o valorizar nuestra lengua.
Yo comparto el trabajo con las maestras, también tengo que irme para otra comunidad
porque no solamente tengo que estar aquí, yo tengo que estar visitando a las otras co-
munidades, yo tengo cinco años trabajando y hasta ahora no he podido visitar todas las

22 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
comunidades, son 17 comunidades que tengo que visitar; apenas he ido para aquí para
Sucre nada más, a Sifonte todavía no he llegado, porque el sueldito que me gano tengo
que compartirlo para la casa, es muy poco y no me da para irme lejos. A mí me da pena
llegar a donde están ellos a comerles la comida nada más, no llevarles aunque sea un
litro de aceite o algo, tengo que llevar y más los transportes. Por ejemplo, para esos lados
para allá, yo creo que te cobran 15 ó 20 mil bolívares para llevar a uno por ahí.
Yo hago eso porque a mí me interesa tanto enseñar la lengua a los que no conocen por
allá, y aprender lo que ellos hacen también, compartir los conocimientos con ellos; yo no
he ido para allá para Sifonte pero yo he hablado con ellos, ellos han venido para acá, que
ellos sí están originales todavía, los niños hablan la lengua, viven en chozitas de palma;
eso es como a doce horas de aquí. Hay una diferencia en la forma de hablar el kariña de
ellos, porque ellos hablan más el inglés, el guyanés, entonces ellos tienen esa diferencia
con nosotros. Por ejemplo, para decir achacal, que quiere decir hermano, amigo; ellos
no dicen achacal sino chacalle. Lo importante es que desde que el muchachito empezó
a hablar, hable su lengua, no es como aquí en Mayagua, tú le hablas a un muchahito en
kariña y no te entiende; la mujer mía, el don somos los únicos que hablamos, cuando
mucho el saludo –tuarapure- y más nada.
En Ciudad Bolivar debiera haber un ministro o algo así encargado, cada etnia debiera
de tener; porque no es solamente el kariña, ahí están los pemones, los yekuanas, los pa-
nares. En Anzoátegui están la mayoría de los kariñas, aquí somos minoría. Nosotros los
kariñas muy poco nos ocupamos de la artesanía, yo he hecho cantidades, pero pasa que
viene gente y ve una pieza y dice: -ay mira que bonita, mira y cuánto vale-. -No hombre,
llévate eso. Por eso es que nosotros casi no aparecemos, la gente de Guanipa sí, yo no
sé si usted los ha visto en la televisión bailando el mare-mare. Según me han dicho, ahí
que salgo tocando, porque yo toco la bandola, el cuatro, según me ven, yo nunca me he
visto yo mismo.
Existe una desidia dentro de nosotros mismos, aquí vino TV Guayana, entonces a mí
me invitaron, pero el cacique de ese tiempo no quiso que esa muchacha viniera filmar al-
gunas cosas y grabar; él dijo que aquí no se podía hacer eso todavía porque Mayagua no

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 23


estaba preparada. Y yo le dije que desde 1960 estaba Mayagua preparada; que ellos no
quieran hablar su lengua, que no conozcan sus cosas, esa es otra cosa, no es problema
de nadie. Parece que era eso lo que ellos temían, que iban a mí nada más, que yo iba a
quedar bien en eso.

24 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
El Almacén

Luisiana Sifontes (66 años)


Registro testimonial: Estrella Gomes

Llevo desde jovencita haciendo casabe. Primero se arranca la yuca y se raspa el cuero
que tiene, después se lava y se raya y luego es que se trabaja, se seca y al día siguiente
se tiende la torta. Y luego, listo para comer. Aparte de la yuca, con esto se puede hacer
chorriado, naiboa, jabo jabo, que es un casabe con dulce.
Tengo diez hijos, porque uno se me murió, algunos saben de este oficio, pero no ayu-
dan, a los jóvenes no les gusta.
Bueno, aquí de verano se cosecha la patilla, la piña, el melón, la auyama y los isleros
las traen de por ahí y vienen a venderlo y mucha gente viene de Bolívar y de otros lugares
a comprar. Y todavía hay fiestas y no son iguales que antes, ahora son mejores, hay más
música; como quien dice, antes se bailaba con quijada de burro, ahora no, eso se usaba
cuado no había música, que le acomodaban unas cuerdas a una quijada de burro y por
ahí sacaban sonidos y uno bailaba, pero yo ya no voy a esas fiestas. Yo conocí a mi espo-
so allí por las islas, trabajando y él era agricultor de la isla y bueno, yo fui allá a trabajar
y bueno, en lo que me vio se enamoró de mí ¡pero yo no! Jajaja y bueno, de ahí tuvimos
51 años de casados, hasta que él murió; yo cuando lo conocí era una chamita de 13 años
y el era ya un hombre mayor como de venti y pico años ya. Y bueno ahora vivo con el her-
mano, en la casa del hermano de mi esposo, que se hizo cargo de mí cuando él murió.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 25


Enrique Magallanes
Registro testimonial: Estrella Gomes

Yo llegué aquí trabajando, yo llegué por aquel lado, por Anzoátegui, de ahí me puse a
trabajar, hice una isla, ahí empecé a cosechar, iba de aquí para allá y de allá para acá; el
tiempo fue pasando y me conseguí una casita aquí y desde ese tiempo estoy aquí; conseguí
otra cosita por ahí, puse una bodeguita, tuve un problema también, se me murieron los
muchachos, se me ahogaron, yo tenía isla para allá, entonces un fin de semana íbamos a
ver cómo estaba la cosa, cómo estaban las matas, porque habíamos sembrado, habíamos
limpiado. En una de esas, el río se me puso bravo y me fregó, me quitó dos hijos; íbamos
en una curiara de grande, de once metros, pero nunca pensé que se me podía ir, porque
yo era pescador también, acostumbrado a zumbarse al río todo el tiempo y los mucha-
chos –vámonos, vámonos, vámonos–, yo me había aguantado porque el río estaba medio
picado –pero bueno está bien, vámonos-. No pensé nunca que iba a pasar eso hasta que
se perdió la curiara, quedamos todos a flote, habían unos chiquitos, había como cinco o
seis pequeñitos, fue luchar con ellos, agarrarlos para que se aguantaran, total que así los
pequeños resistieron, pero los mayores parecen que se abrazaron, parece que el mayor
abrazó al menor que no sabía nadar, se fueron a pique, encontré uno. Desde entonces he
estado viviendo aquí, no me dieron ganas ya de seguir en el agua, salí de bongo, salí de
todo, me quedé aquí en esta bodeguita, aquí estoy sobreviviendo con esto.
Tengo 63 años, estoy solo, estoy a la orden también, usted sabe que cuando uno llega
a maduro lo dejan porque está viejo ya y los hijos también porque uno se dedica a un
trabajo, yo tengo un trabajito que es fastidioso, yo me meto ahí a cada ratico y salgo
ahogado pa’ aquí, pa’ afuera porque no aguanto el calor.
Usted sabe que uno camina mucho, yo nací en Apure, me trajeron desde tempranito
para acá y yo no me acuerdo de nada de allá. Mi mamá es de por acá, mi papá no sé ni
dónde está porque mi mamá más nunca fue por ahí. Tenemos una familia aquí en Bolívar,
en El Tigre, que conocimos no hace mucho, los demás en San Fernando, Barinas.
Este pueblo tiene historia pero no la escribieron, no pude aprenderla.

26 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Falcón
Comunidades de: Puerto Cumarebo y Tara Tara

Participantes y testimonios de la comunidad de Puerto Cumarebo


María
Clodo Deroy
Ramón Deroy
José González Petit.
José González Petit
Juan Anastasio Ruiz (Tacho)
Antonio Sambrano
Leonardo Revilla

Comunidad de Tara tara


Henry Ramírez
Aura Martínez
Emilia Ordóñez Ramón Deroy.

Registro testimonial y transcripción:


Jóvenes del Proyecto: Letras, juventud y sociedad.
Geison García
Estrella Gomes
Mauricio Rodríguez
Mariángela Calatrava C.
Carla García
Juan Anastasio Ruiz (Tacho).

Emilia Ordóñez.
FALCÓN
Puerto Cumarebo

María (75 años)


Registro Testimonial: Geison García

Yo soy de aquí, pero de allá, lo que es de más abajo, pero ahora vivo aquí en casa de mi
papá que se murió. De niña viví en el campo, yo nací en el campo, en la Soledad, después
nos vinimos para la calle Paz, entonces fue que me vine a vivir pa’ cá, ¡Ah! En mi infancia
jugaba bastante, trompo, zaranda, balancín, iba pa’ la escuela siempre, estudié hasta
cuarto grado, cuando eso, como era privado entonces la…, entonces lo más que estudia-
ba pal campo era hasta cuarto grado, después que nos vinimos pa’ cá, fue que saqué
quinto y sexto, pero no he podido estudiar más por la vista, porque tenía cataratas y me
hice operación y entonces eso es delicado, sino hubiera estudiado.
Hay un cuento ¡ah! por ahí siempre decían de la llorona, pero yo no creo en la llorona,
que la llorona lloraba por el alma. Dicen que aparece, bueno, allá pa’ la Soledad se con-
sigue; cuando uno estaba chiquito a uno le daba miedo, pero ahora ya no. Por aquí ya
no hay, no está, parallá pa’ el campo sí hay, en la Soledad, lloraba mucho la llorona en la
Soledad. Aquí en el pueblo ya tengo treinta y ocho años viviendo aquí.
Aquí habían muchas fiestas patronales antes, cuando yo estaba chiquita, pero des-
pués no más; siempre iba a las misas, yo iba pal culto que es mejor porque se predica la
palabra de Dios. Este pueblo, sí es muy religioso, muy de paz y la gente va a las iglesias,
el que no va a la evangélica va a la católica, yo venero es a Dios, ahora los demás… creo
mucho en Cristo que él es nuestro salvador.

28 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Clodo R. Deroy
Registro testimonial: Carla García

Tengo siete años trabajando la pesca. Aquí uno de los oficios es la pesca. Bueno, aquí hay,
tá el centro de acopio, ese que hicieron ahí, pué. Ahí hay una cooperativa también y esta-
mos trabajando con ello, ahora en el centro de acopio, todos los pescaos que se agarran
se llevan pa’ ahí. Nosotros empezamos a las cinco de la tarde y volvemos al siguiente día,
o sea, los que vamos de noche. Los de noche, que van de cuatro a cinco e’ la tarde hasta
el siguiente día, están lo que van de día, quiuno llama, que se van de dos de la mañana, a
una e’ la mañana, hasta nuevo día, cuatro e’ la tarde; hay otros que se van de campaña,
que duran cinco a ocho días en alta mar sin regresá. Antes no había tanto recurso como
hay hoy en día. Yo toy pescando desde los once años y bueno y pa’ sele honesto, no qui-
siera que mijo agarrara la pesca, es una vida dura, una vida que cualquiera no soporta,
eso de está parao too los días a media noche, o tal día hasta las cuatro; cinco días allá en
alta mar sin uno ve tierra, sin uno ve la familia; eso, eso e fuerte, me entiede, los hijos tan
estudiando, misijos tan estudiando, pero en realida quisiéramos que juera otra vida para
ello, no la vida que nosotros llevamos. Yo formé mi familia a los catorce años.
Ahora nosotros nos estamos organizado en una cooperativa, cooperativa La Cumarebe-
ra, habemos casi ya cincuenta personas metidas ahí. Pero todavía no hemos tenido bene-
ficio, porque eso no ha arrancado como e debido. Ello lo que tan ahorita e organizándose
como van a trabajá la distribución del pescao. Antes, lo vendíamo a los dueños de lancha
y a las personas que tenían capital. Por ejemplo, la pescadería Dariely Mar tienen sus em-
barcaciones, que son del dueño de la pescadería, todo ese pecao va pallá; Anclamar ese
que está ahí y otra parte más que hay, van pa’ altamar; las Deroy son las lancha Deroy van
pallá y así sucesivamente. Ahora con los pleitos que hubieron hay más embarcaciones; de
persona, unitaria , que son dueño de su propia embarcación y pueden vendé a los que ellos
quieran; pero ante era así, el que era dueño e su lancha, el que tenía manera de comprala
y no hallaba a quién vendele , entonce el dueño de eso te decía: bueno te lo pago a tanto,
te doy la sardina, la gasolina y tú te la lleva pa’ la mar y así era que hacía.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 29


Ahorita tenemos la ayuda de la capitanía de una estación de piloto, ahí que tenemos
información de la capitanía a la hora de cualquier mal tiempo, cualquier marejada, nos
prohíben la salida y nosotros cumplimos, acatamo las órdenes de ahí; pero antes, era
al azar; entende , ir y venir, bueno y si había ese tiempo así y se pone la mar a levantar
ya no hay salida porque hay un mal tiempo, entonces nosotros aguantamos; todas las
embarcaciones, como están ahorita las sacamo hacia allá.
Aquí hay una costumbre, que mi abuelo decía que es malo tá calzao; nosotros aga-
rramos la costumbre porque, veíamo, hacíamo la prueba pue, íbamo cinco, seis lanchas
y había uno que llevaba una aloa y todos decíamos, ve, te fija por llevarte las chancla;
entonces creíamos también en eso. Cualquier pescador, usté lo ve descalzo, yo porque
vengo e mi casa y me senté ahorita aquí, pero too pecador que usté ve que pase ese
muelle pallá que va montá una lancha, va descalzo, descalzo y un cuchillo en la cintura,
al pescador nunca le falta un cuchillo en la cintura, eso es así, aquí hace una redá y
juiss, ese cuchillero loco, no que vamo pala mar, este mío y too el mundo se pelea por
su cuchillo.
Aquí hay tiburones que son cazón y lo matamo, hace tres día llegó uno con mil kilo de
cazón esa que estahí. Hay vece que en mar dentro uno pierde la orientación y llegamo a
otros laos fuera de aquí, llegamo a la isla y nos meten presos claro migración, llegando
de una ve, pan pum preso! papeles en mano ¿qué pasó? Nosostro estamo pescando y nos
perdimos por el mal tiempo, entoce ahí nos decomisan el pescao y el pescao no se viene
pa’ trá, queda decomisao, se pierde ese día y dale pa’ trá; hace alrededor de un año se
perdió Anclamar, sí alrededor de un año aproximadamente, se perdió un Anclamar, desa
grandota así como aquella, la multa era de trenticuatro millone, se perdió una carga de
casi dos mil kilo e’ cazón, tuvieron que pagarse doce millones por la gente, paque lo pu-
dieran soltá, la multa y aparte la lancha, había que pagá trenticuatro millone; pero eso
e por que uno pierde el rumbo.
Una ve, uno agarró y lo montó en su lancha al tiburón, el tiburón estaba muerto apa-
rentemente... cuando el quiso pasá por encima, el tiburón le tiró, le agarró el brazo, se
lo quitó y el ojo también.

30 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Uno nunca sale solo, siempre uno y dos más; cuando es diario; cuando es campaña,
van cinco, seis personas de cuatro a ocho días, por lo menos salen hoy, hoy domingo y si
tarda en consiguí la pesca, regresan el otro domingo. Aquí uno también tiene que buscá
mar afuera por el ruido, el molino que tiene la fábrica, uno tá durmiendo allá fuera, uno
lo escucha clarito el tropel, así es la cosa aquí…

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 31


Juan Anastasio Ruiz (Tacho) (82 años)
Registro testimonial: Carla García

Nací en el campo, en un campo, tengo sesentaño acá, vine de ventidó año, ya pertenezco
acá, sí; yo vengo diun campo, tengo sesentaño acá en Cumarebo y tengo prácticamente,
cincuentaisieteaño haciendo dulce, yo hago de todo, no ve que nosotro tenemo una fábri-
ca e’ dulce todo empezó porque eso viene desde mi mamá, mi mamá fue quien empezó
con dulce batata y entonces luego mi mamá ya hacía de leche, entonce la esposa mía,
cuando mi mamá muere, ella agarra el trabajo, entonce también mi nieta, entonce ellas
fueron sacando otras cosas más, las nieta mía, que si galleta, entonce hacen de todito
pues de dulce, todas trabajan.
Yo de pequeño trabajaba sin descansá hasta ahorita.
Cuando llegué aquí, la juventú tenía mucha disciplina, los padres, bueno, tenía un
carácter, y uno tenía que hacé caso de eso, pué.
Acá fui panadero, trabajé en el campo, despué me puse a trabajal en un negocito, en
una cosita poca, cuando una piña costaba un real, un plátano medio, una conserva desta,
una locha.
Esto ha crecío, es grande ahorita, era pequeño, las casas era como está, han quedao,
desta calle como está. Esta casa, es de cuando fundaron el pueblo y esta es la primera
casa desta calle, esta es una casa de majomeno noventa año.
Yo mantengo la casa mía, la amarilla también pertenece a esto, la casa amarilla de allá
pertenece a esto también, ésta es una sola familia mía, toda, entonces después que yo
muera ellos tumbarán, pero mientra que esté vivo no la tumban, no es que yo lo tengo
como una reliquia, a todos les digo, a ver si conservan esto. ¿Sabe?, ellos oyen o dicen
que este si tá viejo; pero que va, ellos quieren cosas moderna.
La disciplina en los hogares en primer lugar, es lo que esta ahorita fallando, pue... en
los hogares se les olvida.
Éste es una fábrica que lo que hay aquí es dulce y trabaja solamente mi familia sola. La
dulcería San Judas Tadeo. Aquí hay batata con piña, dulce con piña, leche con coco, coco

32 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
con piña, este umm, leche con guanábana, leche con piña, panela y leche con panela,
ajonjolí, maní, cambur con piña. Estos dulces son sabrosos, too el pueblo compra, ahora
en Semana Santa, sí se acaba too.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 33


Ramón Deroy (50 años)
Registro testimonial: Mariángela Calatrava

Bueno, desde que comencé a ver la vida, desde la edad de siete años, pescando. Y bueno
hasta ahorita, pues soy dueño de dos lanchas y vivo aquí trabajando como un pescador
normal idosincracia de este pueblo.
La pesca, bueno fíjate que ahorita por ejemplo tengo dos lanchas, porque una es un
crédito que anteriormente me dio FONECRA que es el Estado y ahora FONDAFA me dio
otra, recién, que está ahorita en el muelle. Y la pesca ha sido pues, lo que es, las redes,
palangre de fondo. Palangre es una cuerda larga de aproximadamente un kilómetro con
varios anzuelos colgando de él.
Aquí pesco pargo, carite, rey, aquí en este pueblo se consiguen todas las especies,
todas. Ahorita no tenemos cantidad porque en veldá no, no sé qué está pasando, pues
hemo hablao en reuniones con gente de la Jorquin que ahora era Caribe antes, porque
parece que el alejamiento de los peces de aquí es motivado a ruidos que salen de la plan-
ta pues y entonces bueno, eso es un problema que tenemos nosotros ahí.
Desde que nací hemos vivido aquí en Cumarebo y aquí estoy todavía. Mi infancia desde
niño, si te comento todos los filtros que yo pasé para ser una persona honesta y sincera,
mira te caes patas arriba, oyó. Porque mis padres eran duros con nosotros, nosotros
somos dieciséis hermanos y nuestros padres por cualquier cosa que uno cometía un
pequeño error, eso era una pela que uno llevaba y no con una correa, sino con un cable
doble, esos de bajante de corriente y sin embargo, no volvíamos a caer en ese mismo ro-
llo pero caíamos en otro e igualito nos castigaban, entiende. Y hasta hoy, gracias a Dios,
gracias a Dios y a él que en paz descanse, pues que ninguno de nosotros salimos con un
estilo mala conducta.
A los 17 años me pude ir al cuartel, voluntario, porque mi padre no me quería presen-
tar y me tuve que buscar otra persona adulta que lo hiciera por él porque quería servir a
la patria, pagué mi selvicio, pagué mi servicio eeehh…salí, llegué a tercer año de estudio,
trabajé en la parte de la empresa privada, llegué a ser jefe de zona eeehhh...mi trabajo…

34 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
me gradué en unos cursos que hice en investigación privada y estuve trabajando bastante
de eso. Pero la pesca jamás la dejo. Eso es un don que tenemos aquí, que eso no, por
mucho lejos que nos vayamos aquí venimos a da otra vez, como ahorita, entiende.
Para mí el mar es todo, primero porque mi descendencia mis abuelos, mis padres,
todos mis hermanos vivieron y convivieron con eso, entiende y pues, nosotros también
hemos sido lo mismo, lo poco que tenemos lo hemos sacado del mar que aparte de ser
todo lo que te dije de los trabajos que he tenido por fuera, pero entonces no tenemos
otro sentido sino de pescador, que el pescador siempre es humilde, entiendes, entonces
el pescador muere con la atarraya en las manos como dice el dicho.
¿Sabe qué se siente cuando se está en la mar? berro, lo más bonito de la vida. Yo qui-
siera que usted fuera con nosotros y ser parte de ella, eso es divino; se siente una paz in-
terior, algo, tú respiras profundo, sabes que no te está dañando toda esa contaminación
y que…bueno, en la noche, nosotros salimos a las cuatro de la tarde y regresamos a las
siete e’ la mañana y lo que respiramos allá es el aire puro, el frío que nos ataca a veces,
pero bueno nosotros llevamos un pertreche para eso. Eehhh…que te voy a decir, otra
cosa. Por ejemplo, yo soy fanático de la pesca de encierre, la pesca de encierre es car-
dumen de peces; entonce nosotros tenemos las redes especiales para eso y cuando yo
logro encerrar una cantidad de dos mil, tres mil kilos de peces, mira para mí eso es una
alegría que el corazón pareciera que se me fuese a salir y me siento feliz pues y así son
muchos aquí también. Pero cuando yo hago eso miraa, quisiera que estuviera presente
pa’ que usté vea cómo me pongo, cómo grito, cómo le pido gracias a Dios, porque no too
el tiempo se agarra eso. Ahorita por ejemplo, va a venir la pesca de lebranche, por eso
estamos preparando la lancha, porque ésta es la que pesca lebranche y se embarca el
chinchorro, chinchorro e la redes que te dije y empezar a trabajar pues, entiendes. Y yo
quisiera si usté pudiese venil y no marea yo la llevo pa’ que usté vea lo que es bonito.
En la mañana, ya a las seis de la mañana, estamos saliendo y en la talde a partí de las
cuatro e la talde. Pero eso es bonito, tú ves los cardúmenes de peces, ve todo, los pájaro
comiendo saldina, eso es bello. Mira umm, te voy a decí algo, no me da pena decilo po-
que bueno yo soy un humano igual que todos no, pero yo he sido muy enamorado y mi

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 35


primer enamoramiento lo tuve con una muchacha que no era de aquí del pueblo, ella
vivía aquí en el pueblo pero no era de aquí, bueno se separó de mí, se me fue de…
La conocí, bueno, aquí, aquí en el muelle bañándonos en la playa, sabe que a vece
la playa le da a uno un estado muy bueno y como la persona no son de aquí, entonces
no nos casamos sino que convivimo; de ahí procreamos tres hijos, dos hembras y un
varón, la cual, como dije ahorita, mi trabajo de supervisión en Caribe, la mayor parte
la pasaba en la planta, entonce la mujer como que no le gustaba, poque ella me decía
que me retirara de ahí, yo le decía, si me retiro de ahí voy a la pesca otra vez, entonces
tampoco quería que pescara poque me iba a las cuatro e’ la talde y regresaba al otro día
en la mañana y eso era los cambio que yo tenía en el trabajo, que era por ella. Y entonce,
resulta que ella decidió pues irse, me dejó los tres muchachos, bueno eh, por cierto ahí
está uno, ese es uno que está hablando allá, ése es el tercero, la mayor tiene…ella nació
en el setenta y seis, tiene treinta, treinta y uno, treinta y un años, ¿no?, sí.
A los diecinueve tuve la primera, mi mujer cuando tuvo el primero tenía dieciseis año,
una muchacha, entiende. Entonce, ok!, que si te comento como te decía, te vas a caé
para arriba. Yo tengo dieciséis hijos, oíste. Y somos dieciséis hermanos y fíjate tengo
diecisiete nietos. Fíjate que lo curioso es que, quienes más habían, de mi familia de pes-
cadores estaba mi abuelo, murió mi abuelo, quedó mi papá, un tío mío, murió mi papá,
al mes murió el tío mío y entonces bueno, quedamos los Deroy hijo como dicen: “a la
buena de Dios”; pero lo más curioso es que quedamos dos mayores por palte y palte, ya
uno de los mayores murió, que es el dueño de la pescadería de allá de Antonia Deroy y
el único viejo de los Deroy que hay aquí soy yo ¿me entiende? de los viejos, hablo de los
viejos. Bueno, entonce los demás son puro muchacho, todos son muchacho, de cuarenta
y dó para abajo. En mi familia había mujeres pescadora. Mi mamá tiene título de patrona,
y tiene hasta ¿cómo se llama? La cédula marina y mis hermanas también, todos, legal-
mente estamo constituido en eso, la pesca. Otra vende pescado por ejemplo, ahí en esa
pescadería amarilla que está ahí, eso es un hermano mío, ahí está una hermana mía que
vende pescao, eso igual que Oriente, ¿no ha ido a Oriente? Alla onde ta la mujeres tam-
bién pescan. No eso no, eso no le quita, no le quita validez a que sea mujer y va a pescar,

36 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
mejor todavía. Aquí vivían personas que se llevaban sus mujere a pescar y ello llevaban
una pescadora más y en la mañana venían con su poco e’ pescao y naiden le criticaba.
Ehhh…bueno como te estoy diciendo, la vida mía ha sido un poco desordenada en ese
sentido, hablando de mujeres pues, entiende. Yo metía el ojo y se me paraba, bueno ahí
más nada así de sencillo, por eso son los hijos que yo tengo. Y después, cuando cumplí
mis treinta año me casé. Yo hice una promesa, cuando cumpliera lo treinta año me ca-
saba con, bueno, con la muchacha que yo consiguiera y da la casualidad que conseguí
otra de dieciséis año, a esa edá, que es la fiel compañera que tengo ahorita, ¿entiende?
Entonce, tenemos veinte año de casao, tenemos cuatro niños, bueno ya tengo una, una
que es adulta que ya tiene veintiún año y está estudiando veterinaria y los otros están
estudiando, uno pasale de quinto y otro que va en cuarto y así el último que está en pri-
maria. De los de afuera tengo dos hijos en la universidá también y uno en el tecnológico,
otro que son sin vergüenza que no han querio estudiá, ¿entiende? Esa es la vida mía y
aquí estoy.
Aquí, bueno sí, aquí celebramos la Virgen del Carmen, siempre la celebramos los quin-
ce y dieciséis de julio. Eso es muy bonito, las invito.
Mira aquí hacemoo, hablamoo con el cura pa’ las misa que vamos a hacer, se le hace un
recorrido, embarcaciones vienen toas pintaa, adornadas. Nosotros hacemos esa fiesta y
hacemos un baile. Si nos agarra jueves y viernes, quince y dieciséis, eso se haga hasta el do-
mingo en la tarde. Muchos juego, mucha distracciones, competencia y todo eso. Mira, por
ejemplo la carrera de sacos, el huevo en la cuchara, guindamos manzana a que la muelda,
no jo hay que tené la boca bien grande y para lo como se dice, la cuerda, pa ve quién tiene
más poderío, ehhh, que otra más, natación, carreras en lancha, de too, too, too bonito.
El agua está así como amarilla, poque aquí hay mucha corriente de mar y eso es una
sedimentación, entiende, pero cuando la corriente tiene sus cambios, cuando la corrien-
te está po la paltee del oeste, el mar siempre está amarillo, cuando la corriente cambia
hacia la palte este, el agua se mete clarita hasta la orilla de la playa, ve.
La cosa importante del pueblo e eso que tú tá viendo allá, el centro de acopio. Sí, por-
que te voy a decí algo, fue algo bonito y fue un engaño también para nosotros.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 37


Esos centro de acopio, nosotro tenemos aquí una cooperativa, formamo una coope-
rativa, éranos asociación y nos formaron en cooperativa para poder reunir los requisitos
para optar por el centro de acopio; eso era un convenio con Inapesca y el Ministerio de,
cómo se llama, Ministerio de Agricultura y Cría y tierra, el mar ¿no? Entonces resulta
que nosotros después que hicimos todos los empeños por conseguí los terrenos, eso los
conseguimos a duras penas, digo a duras pelas, ehh, resulta que después que ya todo
estaba culminando bien, se llegaron unos paracaídas buunnn y llegó la CVA, el Frente
Francisco e’ Miranda y nosotros quedamo por fuera como la guayabera, entonce eso para
nosotro fue una burla y yo a onde sea lo digo, una burla, porque si nosotros hicimo too
ese empeño, hicimos toa esa diligencia, por qué ahora vienen ello a caé a decirno, no
que por cada asociación vamo a necesital dos personas, noo eso no era así. Inapesca nos
intruyó a nosotros en curso administrativo todo, manipulación de alimento y todo eso,
entonces después a última viene esta gente que no saben nada, no saben nada poque
estudió su primera experiencia allá, bueno y así, eso fue. Lo bonito fue el muelle, que ya
quí no teníamo muelle poque lo que había se había caído.
Mire ese pequeño bulevar que tá ahí, la placita la hizo una persona que ni siquiera es
de aquí, que fue la alcaldesa Ana Comarillo, maracucha, ella fue la que hizo eso ahí. Pero
por aquí han pasado dos cipotes de alcalde y ninguno le ha hecho nada a este pueblo,
ninguno. El de ahorita lo que está e’ pura pasarela y puro cuento, no necesitamo otro
dello, necesitamo uno que ponga el pueblo bello, bonito, no puro hueco por todo lados.
¿Tú no has visto como están las calles?, ¿no? Y ese el malestar que hay con todo ellos,
entiende.
Bueno la gente e aquí del pueblo, miraa, por una palte e humilde, alegre, entiende,
poque donde hay bochinche hay tan pegao toitos. Y otras más que otras bravas, ete un
pueblito bravo, oyó, un pueblito que no se deja encarroñá el alma. Aquí el que a hierro
mata a hierro muere. Entonce aquí pasan poco problema poque uno sabe ya cómo está
el agua. Es mejor vivir y convivir con lo que uno tiene.
Mira mucha gente tan trabajando, la mayoría e las mujeres están estudiando, entien-
de, entonce cuando ella vienen sábado y domingo etán en su casa ayudando a su mamá,

38 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
bueno, la que yo conozco, las otras se van pa’ las playas a Barranquito, otra se van pa’…
Adícora, pallá a bañarse, qué sé yo, a jugal, a echar broma por ahí y una agarran pa’ los
ríos. Pero aquí cuando digo fiesta, cuando hay fiesta eso no cabe, pasa uno pegaíto y la
prueba está si vienen el dieciséis de julio pa’ que ustes vean.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 39


Leonardo Revilla
Registro testimonial: Geison García

Llevo viviendo aquí, 32 años, desde que nací prácticamente; te puedo contar sobre la
parte del tiempo que yo llevo viviendo aquí y con relación a la actividad que yo desarrollo
aquí, que son las artes plásticas dentro del municipio. Cumarebo es un puerto, que está
enclavado en la región centro nor-oriental del estado Falcón, en Zamora específica-
mente. No tiene fundador, se conoce porque los españoles llegaron y la tomaron para
contrabando y a través de eso es que se conoce Puerto Cumarebo y desde 1945 cuando
la parte de cartón de Pueblo Cumarebo a Puerto Cumarebo y desde allí, bueno nace un
poco la historia de Zamora, en la parte por lo menos cultural, religiosa. Del lado cultural,
por ejemplo, nosotros tenemos una asociación de artistas plásticos que tiene más de
14 años de fundada, que cuenta con una galería de arte que está ubicada en la Plaza
Bolívar, en donde se recogen y se ponen trabajos de hacedores culturales de aquí del
municipio.
Bueno, no hace mucho ocurrió una explosión en el gasoducto de una parte que llaman
“Viento Suave” en la ciénaga. Y bueno, eso causó mucho revuelo y la gente decía que
se iba a acabar el mundo y hubo un alboroto por todo eso. Bueno, en ese sentido. En la
parte cultural y religiosa, siempre hay acontecimientos que son muy importantes para
el municipio.
Bueno, las tradiciones que se mantienen son del lado religioso, hay tradiciones como
La Patrona de Zamora que es la Virgen de La Candelaria. Que se celebra el 2 de febrero,
es una actividad religiosa que se celebra con actividades deportivas. La tradición es que
se hacen las procesiones de la Virgen de La Candelaria por todas las calles. Se hace una
misa. Por la parte cultural, hay la celebración de los disfraces que es el 6 de enero, es
una actividad cultural en que la gente se disfraza y sale por las calles, está la quema de
Judas, La Cruz de Mayo, que se celebra en lo que llaman aquí el Calvario y en fin, muchas
tradiciones que no se han perdido que todo lo contrario, siguen vigentes.
Sí, bueno, yo aparte de ser el presidente de la Asociación de Artistas Plásticos, soy

40 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
profesor en Artes Plásticas y desarrollo una actividad cultural en un taller aquí en mi
casa y las obras que están aquí son de mi colección, hay otras que están dispersas por el
estado y otras están en la galería de arte ubicada aquí en la Plaza Bolívar, que es donde
hacemos las exposiciones y toda esa serie de trabajos.
Bueno, hay algunos trabajos que son de aquí del municipio y otros del estado y otros
imaginarios de cuando uno está pintando, se les ocurre y uno lo hace.
Bueno, yo pienso que los artistas plásticos, están siempre en sentimiento y vive uno
enamorado todo el tiempo de todas las cosas que uno observa.
Mi niñez, fue una niñez normal como cualquier muchacho, pero siempre enfocada
hacia las tradiciones, jugábamos muchos juegos tradicionales, que si trompos, papa-
gayos. De hecho nosotros dentro de la asociación tenemos un proyecto que se llama
“Festival de Volantines”, que se celebra en el estadio donde participan más de 500 niños
levantando papagayos y bueno, normal aquí estudiando y logré graduarme, soy profesor
y todo normal.
Bueno, el pueblo en algunos aspectos, han realizado varios avances, con relación a
las empresas que se han integrado aquí en el municipio y por lo menos en la parte de
los problemas, han habido problemas políticos, pero el pueblo ha mejorado en varios
aspectos.
Mi trabajo siempre ha sido relacionado con el municipio, claro, he tenido que viajar,
hacer talleres, pero siempre mi trabajo se ha relacionado con el municipio, tenemos una
escuela de arte en donde enseñamos y donde la mayoría de los niños acude y les damos
talleres y siempre el proceso, ha sido en pro del desarrollo del municipio. Sí, toda mi vida
ha estado en base al desarrollo del pueblo y bueno, tratando de mejorar el futuro.
Claro, claro, de hecho en taller, trabajo como facilitador de artes plásticas y venimos
haciendo un trabajo de investigación para que la gente pueda valorarla. Y de hecho la
mayoría de mis sobrinos y mi familia, son artistas. Sí, se dice incluso que éste es el
puerto más lindo de Falcón y de las mujeres más bonitas, porque todo el que viene se
queda y que además el intercambio y las relaciones son muy buenas, es un pueblo muy
acogedor.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 41


La historia del pueblo está marcada por los personajes. En la historia del pueblo hay
muchos personajes que han marcado pautas en Cumarebo, hay una señora que llaman
Vida Linda, Manuel Vicente Cuervo, que era un educador que formó a todas las genera-
ciones de atrás y sigue marcando huellas, su nombre se le dio a varios colegios de aquí,
el doctor Marlino que era el mejor psiquiatra de América Latina que también vivió aquí,
y un número grandioso de personas que marcaron huellas, Ache Vargas que cantó el
himno de Cumarebo y bastantes personajes que son los que han marcado pautas en el
desarrollo de Cumarebo.
Bueno, sí hay muchas leyendas, de la llorona, de un cochino que salía sin cabeza arras-
trando unas cadenas, un tipo que llamaban Juan Barcena que vivía por allá en un puente,
que al tipo lo mataban y lo tiraban y se paraba y según decían, que tenía una cachucha
que nunca se quitaba, que ahí se había hecho un rezo, que cuando le quitaron la gorra,
lo tiraron y se murió.

42 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
José González Petit (69 años)
Registro testimonial: Mariángela Calatrava

Yo me llamo José González Petit adonde quiera que me paren…Y soy de aquí, de Puerto
Cumarebo. Aquí han matado a bastante gente, por causa de los borrachones que andan
por ahí, por la calle haciendo perjuicio.
Yo trabajo en esto, botando basura.Antes era ganadero, ordeñador en el Difundo. Or-
deñaba, hacer queso. Para hacel queso se le echa pastilla, se colta y revuelve, entonces
se deja que se asiente y se embojota, una pelota y entonces se saca y se pica. No había
venta e’ leche, pura venta e’ queso, en aquellos tiempos pasaos, se hacía pa’ comer la
gente del pueblo
La fiesta, la fiesta lo que predica es gasto. Y muchos gastos y después van a matar a
otros pa’ conseguir el que tenga pa’ pagar los gastos.
No. Me parecen que la Virgen, aunque hayan ocho, diez vírgenes en el pueblo, no tran-
can la vagabundería de los ladrones en el pueblo. Eso lo tranca el gobierno.
No, no, no,no, la prostitución del pueblo la acaba de parar el gobierno. Eso, el gobierno
es el que acaba la prostitución de los pueblos. Y eso es lo que estamos haciendo, aca-
bando con la prostitución de los pueblos; yo soy encalgado de eso de acabal con todo el
vagabundo que haiga en el pueblo
Eso era Cristo, en el pueblo e’ Cumarebo, eso lo acabaron, los trucutrufa acabaron
eso, ahora no, hasta la iglesia se va a caer. Eso eran fiestas, fiestas que le hacían al san-
to. Ahora rezando y formando misa con los curas la gente que…la gente que conocía a
Cristo. Y ofrendas sí, eso era un fiestón que hacían ellos pa’ toa la gente que quisiera
venir de los pueblos lejanos. Allí había de todo, comida, bebida, baño. Todo el que tenía la
posibilidad de ponel una cocina en cualquier palte, le ponían una cocina y hacía comida
y vendía comía.
El cocuy, sí, eehh…eso lo llevaban, lo compraban por ahí en los botiquines. El cocuy
se hace echando los cuadritos e’ panela en una pipa, se echa a peldé, se echa a podrí
la cabeza el cocuy en unas pipas, se hace horneado pero hay que hacele un hueco en la

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 43


tierra y prendé candela y hacel brasa y entonces metel la cabeza, se tapa, después que
se mete la cabeza en el caliente e’ la tierra se tapa, eso es lo que llaman cocuy horneao,
eso lo hacen pero son lo paraguaneros. Alcohol, bueno sí eso es una culebra, eso lo hacen
aquí en Tecaya dee la alcabala de Mataruca pa’ dentro, en esos cerros llaman el repelón,
por ahí en Tecaya por ahí un alambrique que hace el cocuy.
Yo también fui pescadol; tuve como siete años pescando. Agarrando pescao, agarran-
do pescao con chinchorro; se mide el agua, la hondura que tenga el agua y entonces se
caza el pescao se ve de lejos brincando, boyando, tonces uno lo sacude con el chinchorro
y lo agarra adentro.Yo salí a pescal a la una e’ la madrugá, salía y regresaba a veces a
las tres e’ la talde.
Tengo mujer bastante, en too el pueblo. Jejeje. Eehh… yo me casé con una de’llas. Yo
me casé con María Lienza, que es la que está en Coro. Ella se enamoró mío y casó con-
migo. Nos enamoramos onde yo vivía, a onde yo nací ella etaba conmigo. Yo nací en una
montaña, en una casa e’ cobija, en una montaña nací yo en una casa e conija y ella taba
ahí. Entonce la mamá de ella me recibió a mí y se la entregó a ella pa’ que me cuidara
pa’cer reposo y ahí estamo, allá la tengo en Coro.Jejejeje. Yo vivo solo aquí, en el pueblo,
tengo mi casa por ahí en esa calle, tengo mi casa allá al final. Pero ella está ahí en Coro.
Tengo hijos criados, ellas tienen hijos pero criaos, de otra sangre y ellas los crían. Así
como me crió la mamá de ella a mí, es que ella cría.
Otra pare, y no tiene cómo atenderle a sus niños y entonces por ahí, por los hospitales
se los dan a ella y ella los cría, en el hospital se los dan.
Nunca. Lo he visitado, pero pa’ cosas medianas, no pa estar ahí en el hospital. En Coro sí
estuve. En Coro me llevaron los terroristas. Sí, me llevaron y me metieron allá en el asilo de
los locos en Coro, porque soy loco. Ellos que dicen que soy loco, porque estuve en Bárbula,
en Bárbula tuve dos meses, el asilo de los locos. Esos fueron los terroristas de Valencia que
me mandaron pa’ Bárbula, allá estuve dos meses. Pero navegué en suerte que caí en las
manos de una doctora y me sacó a los dos meses. Allá está, es la doctora e Bárbula.
En la guerrilla no he andado, pero sí los conozco, hasta comida les he dado a los
guerrilleros. El trabajo de ellos acá es andal como cazadores. Yo anduve en cacería pero

44 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
no aquí, no aquí en Falcón. Estee… los de la guerrilla es los que andan por la montaña
cazando, andan buscando a donde está el gobierno, aonde está el gobierno nacional
porque ellos no son nacionales. Y eso se eliminó, sí ya eso se eliminó, ya eso quizás no
vuelve a producir. Deben hacer más o menos como, como unos ocho años más o menos
que se eliminó la guerrilla.
Bueno, los jóvenes que están metíos en el chapismo, porque esos son los guerrilleros,
los chapistas. Cuando un presidente comunista era presidente, que mandó tres años
esos son chapistas. Aquí en este pueblo hay bastante de eso, esos son los que están mon-
tados encima mío echándome vaina, pero no les vale. No, no, esos no hacen nada ni pa’
ellos mismos cómo van hacel pal pueblo! Por el pueblo estamos haciendo nosotros, que
somos los que estamos encargados de acabal con la mala producción en los pueblos.
Yo soy de todos los estados de Venezuela. Ya en los pueblos primeros que yo visité,
ahí no hay guerrilla, eso se acabó. La guerrilla está es parada aquí en este pueblo, pero
eso lo vamos a acabar aquí, aquí vamos a acabar con toel coño e’ madre que haiga aquí
en este pueblo de esa unidá lo vamos a acabá. Poque la gente debe viví tranquila en los
pueblos, no sumergida por el guerrillero, eso se acabó. Aquí es a donde hay todavía, pero
eso no le vale, los vamos a acabá, chiquitos y grandes los vamos a barré. Yo soy de ese
tramo, de salvá los pueblos de las malas cosas.
Yo soy José Asunción González Petit. A donde quiera, en toda Venezuela. Yo no niego
mi nombre ni mi apellido, poque no le tengo miedo a los que estén escondidos por ahí
que quieran saber mi nombre. No, yo no niego mi nombre.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 45


Tara Tara

Henry Ramírez
Registro testimonial: Geison García

Cuando yo estaba muchacho, mi adolescencia fue muy diferente a las de ahora, había
este, digamos… tradición, se jugaba mucho, se jugaba sanamente, béisbol, pelota, esa
pelotita de goma que siempre juega uno, ya ahorita actualmente la gente no le gusta eso,
y los muchachos de esta época muy pocos, muy pocos les gusta eso, el tema de vida es
como más, más…veloz diría yo. Yo diría que las costumbres se han perdido bastante,
porque por cierto en ese donde dice “bienvenidos a Tara Tara”, yo me recuerdo que exis-
tía un club, bueno chico, siempre había su…bueno como hacen en todos los pueblos, sus
fiestas patronales, pero ahorita ya eso, no existe, siempre hacen pero hacen es misa y
de la misa no pasan, ya lo demás se acabó, está deteriorado como lo ve con sus propios
ojos. Las fiestas patronales era de lo mejor que había, uno se alegraba, era como decir
una navidad, ya ahora ya casi no se alegra en las navidades, pero eso uno se alegraba
bastante, las fiestas patronales eran el veintinueve de septiembre porque era el día del
patrón, San Miguel Arcángel, venía la mamá de uno, le compraba su ropita, sus cosas y
le daba nada más que un bolívar para que tuviera algo en el bolsillo, pero ahora eso se
ha perdido, esa tradición; eso sí, aquí son muy religiosos, siempre la religión ha estado,
bueno yo siempre he dicho palpable siempre, siempre están encargadas unas y luego van
creciendo y van criando, su familia van saliendo, pero siempre la religión ha estado ahí,
eso no se ha perdido, eso siempre ha estado ahí palpable.
Yo de niño, yo diría que era un poco inocentón como se dice, inocentón en el sentido
que había poca televisión, eran las casas contadas en las que había un televisor, si se
quiere, dos, tres casas; me acuerdo que nosotros íbamos a las casas vecinas y los veía-
mos por las ventanas y nos corrían pues; sí pero no era un correr por correr a uno, sino
quizás uno molestaba, pero la televisión ha traído mucha civilización y ahorita yo más
bien les digo que este pueblo es un pueblo que uno ya prácticamente vive en la ciudad,

46 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
porque esa televisión lo tiene a uno al día de todo lo que pasa, los periódicos, la prensa
y eso, está uno actualizado y hay que vivir de acuerdo a la vida como va avanzando. De
niño, como te digo, jugaba béisbol, metras, trompo; jugábamos bastante, pero como te
digo, eso se ha perdido, ya muy poco la gente así, ¡metras! Hace como cinco años que
no veo quien juega metras ni trompo tampoco y lo que llamamos aquí en este pueblito
volantín, que le dicen los papagayos, muy poco, muy poco.
Siempre hay cuentos, pues es que siempre, porque a eso era lo que le tenía miedo
uno, es decir… sí habían, por lo menos hacia esa zona arriba, que salían unos cochini-
tos, había una parte también que salían espantos, es decir el que se espantaba era uno
mismo, ya ahorita no existe eso, porque la luz ha traído mucho, como le digo… bueno el
trabajo de la luz que no deja que crea ya en los espantos, más bien ahora a lo que se le
tiene miedo es a los vivos.
Ahora de joven todo era bien, bien, bien, sanamente; ahorita esto está perdido, tal vez
por efecto ese de las drogas.
Cuando inauguraron el parque Taima Taima, porque Taima Taima siempre ha existido,
desde cuando estaba aquí que lo descubrió el profesor Cruz y empezó a sacar los fósiles
ahí, nosotros siempre íbamos para allá pero no con ese modalismo de ahora, que atrae
mucha gente y hubo una época, hace unos dos años atrás, que atrajo bastante turista,
todavía vienen pero como eso en parte se ha caído, pero todavía vienen los turistas más
o menos, eso ha cambiado el pueblo más o menos, bastante en son de turismo.
Yo creo que han llegado un poco más de turistas, en el sentido que han llegado arte-
sanos que no son de aquí y han puesto un poquito en alto el nombre del pueblo, aquí hay
muy pocos artesanos han llegado de fuera. Bueno había artesanía de aquí pero ya no
existen actualmente, pero sí recuerdo yo, cuando estaba muchacho, que habían bloques
de adobe y tejas, pero ahorita actualmente ya nadie hace eso aquí, será porque como le
digo, la gente de esa época, ahorita la gente ya no para ellos eso es un tercero que quedó
atrás, porque la forma de construir cambió, ya a nadie le gusta trabajar con barro, es
muy difícil; aquí por ejemplo, creo que ya ha pasado a la historia. Mi casa de niño era de
bahareque, el techo de bahareque y las paredes de bahareque y lo hacíamos nosotros,

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 47


los padres de uno. Hay dos formas, porque la casa donde yo vivía era de bahareque pero
con cañizo, no de adobe, que es muy distinto, así era la casa de nosotros y el techo de… y
el piso era así de tierra, tierra natural y con animales más que todo, chivo que abunda por
aquí, bueno ya no abunda tanto como antes, anteriormente sí había bastante cochino,
bueno, eso es lo que siempre ha abundado por acá. El chivo siempre, es el plato favorito,
el marrano muy poco, salado, es decir salpreso, la carne, es decir, no fresca.
Ojalá la gente se preocupara más por los pueblos donde uno vive, por ejemplo aquí los
que saben de artesanías no dejen que las costumbres caigan, sino que siempre estén
ahí, siempre adelante activamente y pido que con el tiempo esto sea más próspero, es lo
que esperamos todos, siendo próspero esto, se pone próspero el estado
La gente antes emigraba mucho, pero ahorita ya último la gente no emigra, porque
supongo yo los salarios se comparan unos con el otro, ya el salario mínimo es fijo y ya
unos si sale a otras ciudades, ya sea al estado Carabobo o al estado Zulia, ya uno lo que
va es en pérdida, a menos que sea uno un profesional o sea contratado por el mismo
gobierno, de resto no. Mis hijos viven aquí, como no, ahorita están donde la abuela, son
pequeños todavía, tienen once y cuatro años.
La idea sería a medida que el tiempo vaya pasando y los estudios los vayan avanzan-
do, proveerles una buena educación, sin imponerles las cosas, porque tampoco hay que
imponerles lo que uno quiere.

48 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Aura Martínez
Registro testimonial: Geison García

Tengo veintisiete años viviendo en el pueblo. Lo que más recuerdo es como se ha por-
tado la gente de la comunidad conmigo, todas las experiencias que hemos vivido aquí
juntos, la gente ha sido bien, bien, amable, cariñosa; este qué te diría…respetuosa, to-
dos nos comunicamos muy bien, nos llevamos muy bien todos en la comunidad, tuve un
recibimiento muy chévere, desde el principio la gente se comunicó conmigo a pesar de
que yo venía de otro pueblo, cuando llegué fue bueno, cheverísimo, mejor imposible. Un
momento para compartir son las fiestas patronales, esas son fiestas que, vamos a supo-
ner, sacan al santo para las casas vecinas, tenemos la oportunidad de compartir todos
como familia ahí en ese momento, las misas son encantadoras, muy bien. Lo que más
se acostumbra, comer, vamos a suponer, bueno porque estas son fiestas ligeras, ligeras
quiero decir que la gente no hace ventas de comida, simplemente se llegó el día que es
de la misa, de compartir, de pasear al santo que es en la tarde y más nada, no hay venta,
lo que más a veces se hace son fiestas que si tú sabes… a veces se comparten juegos de
bolas criollas, la gente aprovecha de vender ahí sus empanadas y sus arepas.
Los niños pasan su rato, bueno, a veces algunos tienen sus bicicletas; a veces se van a
compartir a la cancha todos los muchachos, tanto adolescentes como niños; a veces se
reúnen en la cancha comparten y juegan, igual era en mi tiempo, así, igual, la costumbre
no se ha perdido.
Aquí se hace algo de las artesanías, vamos a suponer algunas veces hacen hamacas,
también, vamos a suponer, por aquí tenemos al señor que hace casitas, fachadas, hacen
cositas de arcilla.
Vine a Tara Tara porque yo vivía en el campo muy allá, verdad; entonces Dios me pre-
mió con unos trillizos y como vivía en una casa de bahareque, entonces tenia una casa
aquí, entonces yo me mudé para buscar la mejor comodidad.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 49


Mari Guadalupe Céspedes de Reyes (43 años)
Registro testimonial. Mauricio Rodríguez

Bueno, tú sabes que este pueblo tiene raíces ancestrales, ya que según las investigacio-
nes arqueológicas y paleontológicas, este lugar existe desde el comienzo del mundo. Sí,
aquí está el museo Taima Taima; sí, ahí hay una gran diversidad de fósiles, desde toda la
parte de Muaco, hasta donde están los petroglifos, escrituras en piedra de los indígenas
que habitaban esta región. Bueno, es un pueblo muy tranquilo, además yo trabajo a nivel
comunitario, soy catequista. Celebradora de la palabra en lo que respecta a ayudar en
la iglesia, ese es más o menos mi trabajo aquí. Aquí, hasta los momentos, convivimos
católicos y evangélicos. Nos las llevamos bien, hacemos compartires y por supuesto,
le rendimos a San Miguel Arcángel. Éste es un pueblo muy cultural, aunque no muy de
lleno en eso. Y hay gente que se encarga de mantener esa cultura del pueblo a nivel de
esta comunidad. Más que todo mantenemos las tradiciones religiosas. Ahora es que
estamos buscando esas raíces a nivel de patrimonio cultural, pero sí, tenemos nuestras
tradiciones y las mantenemos. Aunque se tiene que seguir cultivando, para poder trans-
mitirlo a nuestros hijos. Bueno, en eso estamos en la tradición del dulce de leche, esa
tradición viene desde la abuela de mi mamá que hacía también el dulce de leche para
vender y ayudar a la familia, entonces mi mamá también adquirió esa tradición junto con
mi papá porque él era chofer de camión y la cosa estaba difícil y fuerte. En mi infancia,
yo jugaba que si la muñeca, pero también trompos, metras, volantín y bueno, fue muy
especial y muy bonita, porque mi papá se esforzaba mucho para darnos todo. Bueno, en
la adolescencia, queda estudiar, porque éste es un pueblo que no tenía mucho que dar, ir
a la escuela, al liceo, y entre eso y la casa, se la va a uno el tiempo. Este pueblo ha evo-
lucionado bastante. Hay mejor situación económica, antes se tenía un carro y era para
trabajar, ahora uno es más libre con esas cosas, antes las cosas estaban más difíciles.
Tampoco había mucho entretenimiento entonces.
Ay, imagínese, uno vive enamorado toda la vida, de niño, de adolescente y luego para
empezar a formar parte de una familia. Pero esos enamoramientos siempre se recuer-

50 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
dan. Bueno, mi amor más importante, después del de mi madre, es el de mis hijos, por
supuesto y el de mi esposo. Tengo tres hijos, uno de 20, una de 15 y otro de 14. Me gus-
taría que mis hijos siguieran la tradición del dulce de leche, porque esa es una tradición
que ha sido parte de la cultura de una comunidad, de una familia, pero yo sé que al joven
no le gusta mucho echar paleta a la candela, porque se hacen en leña, en un fogón. Me
gustaría que mis hijos conocieran más de la cultura del lugar donde viven, claro, claro
que sí, porque si nosotros no conocemos lo que tenemos, entonces no lo aprendemos
a querer. Claro, que me gustaría que mis hijos aprendieran eso y que buscaran más y si
hay las herramientas, entonces vamos a que nos las brinden, porque así aprende uno
lo que no ha conocido todavía y aprenden nuestros hijos; es más, yo tengo un hijo en
la adolescencia que tiene 14 años y él como que se inclina a esa parte de arqueología
y paleontología, a través de todos estos descubrimientos que han pasado aquí, el bum
que hay ahorita en eso por la declaratoria como parque natural de Venezuela y entonces
él también hace sus descubrimientos, sale, se va como uno dice aquí, al monte y algo
trae, que si un diente de tiburón, que si un pedacito de piedra tallada, algo consigue y
entonces esa herramienta que dan en la parte cultural es importante tanto en los pue-
blos, como a nivel regional y nacional. Ésta es una zona muy turística, a la gente le gusta
venir aquí; tenemos la playa, tenemos el parque arqueológico, tenemos la parte donde
están los petroglifos, tenemos unas playas hermosas y limpias y a la gente le gusta el
clima y le gusta la gente de aquí. Entonces, claro que tenemos muchas cosas. La gente
aquí te sonríe, está alegre, te trata bien.Tú sabes, que como te dije, la sonrisa da fres-
cura, la sonrisa atrae y atender a la gente que en el trabajo diario, tal vez el estrés hace
que la gente se sienta que corre contra las agujas del reloj y encontrar una comunidad
donde se le presta la atención, donde una cara que tal vez tiene problemas, pero los
sabe sobrellevar. Eso le atrae a la gente y les baja un poco ese estrés que puedan llevar
encima. La gente de aquí es muy positiva, claro, hay que ser positivos 100% y hay que
echar pa’lante. El cambio más importante que hemos tenido es el descubrimiento de los
fósiles, del profesor José María Cruz, que también supo poner aquí su corazón y su amor
para que nos ayudara bastante.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 51


A nosotros nos preocupa porque los jóvenes, como te he dicho antes, están inclinán-
dose más a nuevos descubrimientos, tal vez las herramientas que se les han brindado
han sido pocas, no llega como debe de llegar una educación y los padres no se preocu-
pan o no nos preocupamos por que los hijos vayan más allá de una educación y de una
tradición, pero hay que empezar a trabajar en eso y sí es preocupante porque hay otras
cosas que para ellos son más importantes que la tradición, que la cultura y en eso tene-
mos parte tanto los padres como los gobiernos. Mi familia es importante también en ese
aspecto de los valores, son valores que se van inculcando y por eso te digo que la familia
es importante y los padres en el seno de esa familia, como educadores innatos y que los
hijos en nuestra parte, nosotros les damos esas raíces, hablándonos de nuestros antepa-
sados, lo que fueron, lo que lucharon por conservar lo que consideramos un patrimonio
cultural y familiar y entonces, yo creo que sí, que ellos tienen esa parte de esa tradición
y ese arraigo.

52 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Señora Enoe
Registro testimonial: Mauricio Rodríguez

El nombre de Tara Tara, bueno el nombre es porque aquí estaban los primeros poblado-
res que eran indígenas, entonces le pusieron ese nombre. Importante fue el descubri-
miento, por ese hecho es que somos reconocidos mundialmente, y por el profesor José
María Cruz y otros personajes, pero él fue el que dio la iniciativa, porque se vino para acá
y empezó a buscar y a indagar y consiguió los fósiles. De allí más que todo es la razón
de que seamos conocidos. Éste, mi pueblo, lo adoro, es un pueblo precioso y tenemos
un hogar, que eso no lo tiene cualquiera, además la tranquilidad que tenemos acá es
muy bonita y somos pueblo al fin y a al cabo y sufre uno del mal de otros y todos somos
como una familia. Anteriormente se jugaban muchas peleas de gallos aquí, cosa que yo
no recuerdo, pero mi abuela me contaba que mi abuelo era un jugador de gallos, eso se
ha perdido y los juegos de bolos. Lo que se mantiene todavía, son las celebraciones de
San Miguel Arcángel, que son el 29 de septiembre, durante una semana completa de ce-
lebración. San Miguel Arcángel, bueno, se debe a las creencias católicas que uno posee,
de toda la vida lo tengo yo entendido así. Bueno, son tradiciones que se van pasando de
generación en generación. Aquí están los evangélicos también, un grupo de evangélicos,
igual que los católicos, pero eso no nos divide, la religión es la religión y lo demás es
otra cosa. De hecho nosotros los católicos asistimos a sus cultos que son bien bonitos, y
compartimos. Éste es un lugar turístico y también hay muchas cosas muy bonitas, como
los fósiles y las playas. Lo único malo es la vía de entrada que está deteriorada. También
las minas de arcilla, todo eso para allá a donde tú extiendas la vista, es pura arcilla de
diversidad de colores, tienes la azul, la gris, la amarilla y para trabajar la artesanía, pero
tu sabes lo que dicen, que en casa de herrero, cuchillo de palo. Yo era estudiante hasta
tercer grado, porque aquí nada más daban hasta tercero, entonces te ibas a otro lugar
en donde sacabas hasta el sexto, bueno el año pasado ya establecieron el séptimo boliva-
riano y ahora tenemos hasta el séptimo, pero uno sacaba la educación era en otro lugar.
Nosotros jugábamos que si el palito mantequillero, que si el escondido, los trompos, el

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 53


palito mantequillero,uno agarraba cualquier palito y entonces lo escondía y entonces los
demás se quedaban en un sitio y entonces lo iban a buscar y el que lo encontraba salía
gritando ¡el palito mantequillero! Este pueblo ha mejorado, gracias a Dios; por ejemplo,
antes no teníamos las vías asfaltadas, no teníamos ninguna clase de servicio ni eléctrico
ni nada, agua por acueducto. Yo me siento parte del pueblo. Tengo 4 hijos, 12 nietos ya,
todos éstos son mis nietos. Me gustaría que mis hijos y nietos se vincularan más a este
pueblo, que conocieran más sobre las costumbres y tradiciones del pueblo, claro porque
esa sería una forma de que quisieran más a su pueblo, imagínate, si ellos no lo aprenden,
entonces ahí va quedando y va muriendo y se va perdiendo. Desde chiquiticos que les
gusta venir para acá, porque en la ciudad están como cohibidos, pero aquí ellos pueden
salir, hacer lo que quieran.

54 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Pedro Céspedes
Registro testimonia: Mauricio Rodríguez

Soy nacido y criado aquí en Tara Tara, toda una vida viviendo aquí; la gente chévere e in-
clusive trabajo aquí ahora, trabajamos aquí en el parque, en el museo y en Taima Taima.
Aquí se vive bien en general, aunque tú sabes que en caseríos pequeños siempre hay
problemas aunque sean pequeños, pero nunca han habido problemas mayores, todos
convivimos bien. Ahorita el pueblo, tiene como un auge. Hace poco, como 10 ó 5 años
atrás uno tenía que salir del pueblo para trabajar, ahora aquí hay una fuente de trabajo,
todo lo que es el museo y eso. También tenemos dos cooperativas que se encargan de
eso. El museo ha traído muchos beneficios al pueblo. Mira nosotros trabajamos en el
museo de 9 am a 5 pm, por ejemplo ayer atendimos unos estudiantes de la Universidad
del Zulia que vinieron a hacer unos talleres de pintura. Atendimos como 50 personas.
La tradición que más llama la atención es la quema de Judas del domingo de ramos. Ya
no la hay. También los juegos del volantín una vez al año. Que son como papagayos o
cometas. Bueno, en mi infancia, aquí había una escuela hasta tercer grado, después te-
níamos que irnos hasta la Aguada, que ahí se estudiaba hasta el sexto grado. Aquí había
una maestra de antaño que se llamaba Eva Manzano, que fue la que nos dio las primeras
letras. Lo que yo siempre he notado que para ese entonces en el segundo grado leía y
escribía y ahora al muchacho todavía en sexto grado le es difícil la lectura, no sé porqué
será. Debe ser por el sistema. Bueno, parece que es porque las maestras le metían guá-
ramo a uno, porque si uno no les daba la lección, uno no se iba de ahí hasta las 6 de la
tarde y el horario era de 8 a 12 y luego de 2 a 4 y si tú no dabas la lección tú no te ibas,
tú te quedabas ahí. Porque la maestra dormía ahí, ella no estaba esperando al taxi para
su casa, ella vivía en la misma escuela. Nosotros jugábamos trompos, casi lo mismo que
ahora, metras, volantín, no ha variado mucho. Antes les ponían hojillas a las colas del
volantín para romperle la cuerda al otro. Este pueblito ha mejorado, cuando yo nací en
este pueblo no había ni luz eléctrica, la luz llegó aquí en el año 60, si mal no recuerdo.
Aquí con toda la gente me siento bien, bueno tú sabes que a veces ocurren unas mini

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 55


diferencias, pero ya al otro día se le olvidan a uno, todos somos familia. Tengo como 8
hijos, la mayoría conviven por aquí cerca, no en el mismo municipio, pero sí cerca y nos
visitamos con frecuencia, han aprendido a querer y a identificarse con este pueblo, siem-
pre es bueno verlos matiecos, como le dicen aquí y todavía, esos muchachos quieren a
este pueblo como uno, son arraigados pues.

56 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Lara
Comunidad: 23 de Enero. Municipio Iribarren

Participantes de la comunidad
Neyda Mujica
Avelis Alvarado
Belkis Barragán
Dachel González
Inocencia Flores
Guillermina Vegas
Anarglé Noguera
Juan Chávez M.
Joel Flores
Rafael Puerta
Vidalina Rojas

Responsable:
Francisco César López Falcón
lara
Memorias de un fundador
Joel Flores

En busca de una casa


La toma
Fueron siete los primeros, la fecha no la recuerdo. Sí sé que fue en enero, después de la
caída de Pérez Jiménez.
Una tarde, de tardecita, más bien anocheciendo, yo me encontraba en la bodega de
los Gudiño, hablando entre palos de aguardiente. Esa bodega estaba al frente de donde
está ahora la licorería Valle Coche, en esa esquina, pero del lado de allá. De la bodega
para acá era un terrenón de tierra dura, piedras y cujizales, cercado por una cerca larga
de alambre, muy larga, que llegaba hasta Zamuro Vano. Pues, como les decía, yo estaba
en la bodega con otros del lugar. Varios tragos nos dimos celebrando la caída de Pérez
Jiménez. De pronto uno dice: “¿Quién de nosotros tiene casa propia?”. Nos miramos pero
nadie habló. Entonces ese mismo propuso: “pues vamos a tomarnos ese terreno y cada
uno escoge su parcela”. Todos estuvimos de acuerdo.
Al día siguiente siete invadieron. Yo no fui.

El convenio
Después de la toma, a los pocos días, se llevaron presos a los que invadieron y les tumba-
ron los ranchos. Cuando los soltaron volvieron a invadir y otra vez los pusieron presos.
Cuando los soltaron por segunda vez, hicieron un convenio con el Concejo Municipal y
la compañía dueña del terreno que era la compañía Velutini y Bergamín.
El Concejo mandó topógrafos a medir las parcelas. Cada parcela medía 8x42 metros.
La compañía le puso precio a cada parcela: siete mil bolívares. La manera de comprarla
fue pagando cinco bolívares semanales, con intereses para el que se atrasara. Yo me
atrasé varias veces, pero pagaba. Entonces, con ese convenio empezó a levantarse el

58 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
barrio. Yo por ese tiempo vivía cerca de aquí, detrás de la escuela Macario Yépez, con mi
mujer y dos hijas, en un rancho alquilado.

Las hormigas son más chiquitas y tienen su casa


Como a las dos semanas de hecho el convenio, me decidí a ocupar una parcela, que es
ésta donde hice mi casa. Conmigo entraron Inginio Camacho, Julián Villanueva y un se-
ñor Juan, de su apellido no me acuerdo.
A mí se me hizo fácil levantar los horcones de madera porque como yo trabajaba en
una hacienda de caña, ahí en el Valle del Turbio, cada tarde subía hasta mi rancho alqui-
lado unos palos que cortaba en el monte con el pienso de que cuando llegara la oportu-
nidad, construir mi propio rancho.
Después fui palero en el río y seguí juntando palos. Yo me decidí a juntar esos palos
porque un día Félix Pérez, mi compadre, me dijo: “Compadre es hora de que piense en
tener su casa propia, mire que las hormigas son más chiquitas y tienen su casa”. Eso no
lo olvido. Su consejo me dio mucho ánimo.

Un terreno bravo
Después de nosotros, llegaron más. Pero unos no se atrevieron a construir su rancho:
había muchos cujizales y ése es un árbol muy duro de tumbar. Se despejaba el terreno
a puro machete.
¡Ah y el agua! No había agua cerca. La pluma pública queda lejos, por ahí cerca de la
escuela Macario Yépez. Lejos, pues. Y había que cargarla en latas mantequeras o traer
las latas en carrucha.
Los que agarraron sus parcelas y no construían, las negociaban. Hubo quienes se to-
maron dos y tres. Esto anduvo muy desorganizado.
Recuerdo que los de al lado mío hicieron una bodega y después la cambiaron por un
camión.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 59


Al fin tuvimos nuestra casa

Hice el rancho con mi mujer.


No tenía tiempo sino por las noches.
Yo llegaba de mi trabajo de la caña o de palero, comía y me iba con mi mujer para la
parcela, anocheciendo ya.
Levantamos cuatro horcones en cada esquina y dos en medio; arriba puse tres tirantes.
Después, amarraba la caña brava a los horcones y metía pedazos de caña brava entre la
caña brava amarrada a los horcones y las cubría con barro.
Barro y barro todas las noches.
Nos alumbrábamos con velas y lámparas de kerosén.
Después nos íbamos a descansar al rancho alquilado.
Tardamos como siete meses en mudarnos. En ese tiempo la vida por aquí era muy sana.
Al rancho le hice dos cuarticos, una cocina y una sala. En el patio construí la letrina.
Nos mudamos sin las puertas.

Las calles, la luz, el agua

El Concejo Municipal envió a los topógrafos a medir las parcelas y a marcar el trazado
de las calles. Marcaron por donde iban las calles y su ancho, pero no las hicieron. Eso
vino más tarde.
El primer servicio en llegar fue la luz eléctrica. La luz nos la pusieron como ocho meses
después de que ocupé el rancho con mi familia. Hasta ahí nos alumbrábamos con velas
y mechurrios.
Por la luz pagábamos cuatro bolívares mensuales.
Las instalaciones de la luz son las mismas de hace cuarenta y ocho años.
El agua no tardó en llegar.
Esos servicios los pusieron, creo, que fue en el gobierno de Eligio Anzola.
Gracias, digo yo, a Eliseo Terán, un vecino que era muy adeco, muy hablador y los

60 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
concejales y gobernadores le hacían caso. Después asfaltaron las calles. No recuerdo el
año, pero sí al gobernador Montes de Oca.
Con calles asfaltadas, el barrio fue otra cosa.

El conuco y la bodega

Veníamos del campo. Unos, como yo, de Duaca; otros, de El Tocuyo, de Carora, de
Curarigua, de Sanare. Es verdad que antes de mudarnos para acá, ya varios de nosotros
vivíamos por estos lados, pero seguíamos siendo campesinos.
Muchos sembraron en el patio. Hicieron su conuco, pues. Allí se sembraba yuca, le-
choza, limón, caña.
Nuestro terreno alcanzaba hasta el zanjón; más tarde llegaron otros y tuvimos que
ceder varios metros de la parte de atrás, la que daba para el zanjón.
Hoy la huerta ya no existe; pero muchas casas tienen mangos y limones en el poco
patio que les queda. Las casas fueron creciendo con la familia.
Después de la bodega de los Gudiño, en el barrio se establecieron otras; la más gran-
de fue Las Cuatro Vías, en la carrera 3 con calle 2. Esa bodega era del señor Polo Díaz
y la administraba el señor Campos. Después el señor Campos montó su propio negocio
cerca, muy cerca de allí, casi al frente. Ahí está todavía.
Frente a la bodega de los Gudiño pasaba la carretera de Tarabana, una carretera an-
gosta y de tierra que iba hasta Tarabana cerca de Tabure.
En las bodegas se compraba maíz pelao, café crudo en grano, azúcar, papelón y algu-
nos días, carne de res, de cochino y de chivo. También se vendía avena, crema de arroz,
Toddy, dulce de leche, de coco... y aguardiente que daba miedo. El cocuy tenía dos nom-
bres: uno el 56 y el otro el 55. Se probaba su calidad agitando la botella; si se formaba un
remolino era bueno. Yo nunca he sido bebedor; claro que me gusta echarme unos palitos,
pero bebedor y parrandero no.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 61


La Casa Comunal

Cuando Montes de Oca era gobernador, la señora Julia Yépez donó el terreno para la
casa comunal. Hacía falta: no teníamos dónde reunirnos. La casa se construyó en los
inicios de 1970. Era una casa para la comunidad.
Por ese tiempo venden el colegio Santo Ángel, que estaba donde ahora está el liceo
Federico Carmona. Las monjas no tenían para dónde irse. Un padre habló con la gober-
nación para que las hermanitas se mudaran a la Casa Comunal. Y se mudaron... y se
quedaron.
Sigue siendo la Casa Comunal pero compartida. Allí funciona una escuela y hogar de
cuidado diario para el barrio; también se dan cursos de manualidades y de cocina y de
repostería. Por las tardes y los fines de semana se hacen otros cursos.

Conejos y olicornios

Los domingos nos reuníamos varios vecinos y nos íbamos a cazar conejos por Santa
Elena, por El Manzano, al otro lado del río.
En ese tiempo Santa Elena, la urbanización, no tenía casas, sólo el trazado de las ca-
lles; lo demás era puro monte.
Cuando aparecía algún amigo con camioneta o un camioncito, entonces la cacería de
conejos era por la vía de Quíbor.
Los cazábamos con rolitos fuertes. Cada uno se llevaba lo que cazaba para su casa.
Por Semana Santa subíamos hasta el cerro El Manzano, a buscar olicornios, que son
adornos, abalorios de conchas marinas o de piedras, del tiempo de los indios. Ellos los
usaban como collares, pulseras. También como zarcillos. Nosotros los buscábamos es-
carbando en la tierra. Se los poníamos a los niños como un collar para protegerlos del
mal de ojo o para venderlos.
A mí me gustaba mucho cazar conejos. Y era un buen cazador. Ahora no: estoy viejo y
se acabaron los conejos de monte. Todo eso está muy poblado.

62 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Mis juegos de niña en el barrio
Neyda Mujica

Las rondas eran mis juegos preferidos. Las jugaba casi a diario, siempre en las noches y
los fines de semana, junto a mi vecina y amiga de toda la vida: María Virginia Briceño.
Alé limón, alé limón, el puente está caído..., arroz con leche, los pollitos y mesú fueron
nuestras rondas favoritas.
Cuando nos reuníamos con otros compañeros del barrio, jugábamos a loco escondi-
do, loco paralizado; policías y ladrones, la papa caliente... También hacíamos nuestros
propios juguetes como perinolas, trompos, papagayos. Todavía los muchachos hacen las
pelotas para jugar béisbol en la calle.
Eso fue en los años que van desde 1985 hasta 1989, aproximadamente.
Hoy es raro ver a los niños en estos juegos tranquilos y tradicionales.
Ahora vivimos rodeados de riesgos. Los medios de comunicación comercial como la
TV los influencia de una forma más agresiva, poco educativa. En el ambiente hay mucha
delincuencia y vicios. Esta situación obliga a cada familia a tomar muchísima precaución
con sus hijos.
Sería de gran interés en el barrio que se promoviera la actividad cultural para los ni-
ños, así ellos podrían compartir con su propia comunidad nuevas experiencias.
Mi amiga Belkis, compañera de este taller de creación literaria, me cuenta que ella
“jugaba todo de varón”. Mi mamá me daba esas pelas. Jugaba al palo encebao, subía
a chuco por el poste de luz. Jugaba en la calle con mis vecinos y amigos. El trompo, la
perinola, metras y volar papagayos, también eran juegos nuestros. Mis hermanos hacían
carros con tablas y rolineras. Con chapas de refrescos hacíamos panderetas, el fun-fun
o gurrufío. Y no faltaba el loco escondido, el avión, la rayuela.
“Antes eran más inocentes los niños” - advierte mi amiga Belkis - . “La TV no era tan
inmoral, no había tanta pornografía.”

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 63


Monte y culebras
Belkis Barragán

Mi padre, Víctor José Barragán, me cuenta que cuando llegó aquí en el año 1958 con su
esposa, María Cándida de Barragán y mi hermana mayor, Naileth Barragán, no habían
servicios públicos y estaban rodeados de monte y culebras.
Mi mamá recuerda que en el año 59, estando embarazada de mi hermano, fue a bus-
car azúcar en una vitrina; sintió calor y sacó la mano. Cuando mi papá revisó, estaba una
culebra enrollada.
Por esa época mi padre trabajaba en la Galletera el Ávila como operador de máquina
y su transporte era una bicicleta de reparto. Buscó un terreno aquí porque no tenía sufi-
ciente dinero para comprarse una casa.
Con el dinero que podía ahorrar, él fue comprando materiales. Mi tío Perucho, que era
albañil, lo ayudaba los fines de semana. Poco a poco hizo su primera pieza. Allí dormían,
comían. Después hizo otras piezas, siempre poco a poco, él y mi tío.
Mi papá también fue carpintero. Él mismo hizo las ventanas, las puertas, las sillas y
las mesas.
En el barrio no había bodega. La comida se compraba en un abasto que se llamaba
Piemonte y quedaba frente al Contriclub.
El agua se buscaba en tobos cerca de donde ahora está la licorería Valle Coche. En ese
tiempo se llamaba sector Tarabana y Zamuro Vano.
Pedro Gudiño ayudó a que cada familia tuviera su terreno.
Por su parcela cada familia pagaba 5 bolívares semanales a los Velutini-Bergamín.
Cuando mi papá terminó de pagar, le dieron la data de posesión y obtuvo el documento
de propiedad otorgado por el Registro Subalterno.
Las calles y las aceras se hicieron en el primer mandato de Caldera, creo que en el año
1972. Las cloacas las metió el I.N.A.V.I. en el año de 1975.
Mi padre a la edad de 77 años, todavía trabaja, es empleado de COINCA. Y en el año
2004 se gana una placa por su trabajo y responsabilidad.

64 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Un Charras
Vidalina Rojas

Antes vivía en Cruz Verde, por la vía de Tarabana, que pasaba por la calle de arriba.
No sé quién le dijo a Simón, mi esposo, que por aquí habían terrenos y entonces nos
vinimos.
Esto era un charrascal muy feo. Sólo habían cinco casas, que eran la del señor Juan
García, la de Lastenia, la de la familia López, la de Trina Guerrero, la de Hernán y la de
nosotros. Eran ranchos.
Poco a poco, mi marido y yo fuimos fabricando.
No había agua, ni luz, ni cloacas. Nos alumbrábamos con lámparas de gasoil.
El señor Ramón, no recuerdo su apellido, trabajaba en el INOS y en nombre de todos
hizo la petición del agua.
Antes buscábamos el agua en una pluma pública. La buscaba Simón porque yo estaba
embarazada y eso quedaba a que Pedrito Gudiño. Recuerdo que se hacía un pichacón.
El agua se traía en unas latas grandes de manteca o aceite. Simón hacía varios viajes
porque también la usaba para hacer la casa de bahareque.
La parcela nuestra la fuimos pagando poco a poco. Todos los lunes venía un señor a
cobrar y Simón le daba 5 bolívares semanales.
El único que entonces tenía bodega por aquí era Pedrito Gudiño; pero yo siempre com-
praba a que Pastor González en Cruz Verde porque llevaba cuenta con él.
Por la cuadra nuestra, la primera bodega fue la del señor Montilla y luego pusieron una
taguarita al frente de la casa, que vendía cambures y chucherías.
Mi hijo mayor nació aquí, en julio del 60. Cuando llegué aquí ya estaba embarazada.
Mi familia se levantó en este barrio. Somos fundadores.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 65


Hubo una vez un cine
Rafael Puerta

En 1959 existió un cine, el cual funcionaba en la cuadra donde hoy se encuentra la lico-
rería Valle Coche.
Películas como Rex Rider y Mauricio Rosales, con Pedro Infante, son unas de las que
más recuerda el señor Puerta.
Él cuenta que era un cine especial, entretenido y gratis, pero en ocasiones muy raras
cobraban medio (la cuarta parte de un bolívar): cuando no había dinero para pagar el
alquiler de la película.
Era una sala grande. Sólo estaba techada una parte; la zona de frente a la pantalla no
tenía techo. El cine era por la noche, temprano y lo dirigía y promocionaba el señor Pedro
Gudiño, “un aguerrido dirigente de A.D., que era el partido que hacía posible este cine”.
Duró poco, recuerda el señor Puerta. “Una noche en la sala hubo una pelea y creo que
hasta mataron a uno”.
Entonces por ese hecho violento lo cerraron y en su lugar instalaron un bingo llamado
Venga pa´dale. Lo dirigía uno que le decían Mano Chico.

66 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Monagas
Comunidades: Punta Punceres y Quiriquire

Participante de la comunidad Punta Punceres


Jacinto Rodríguez

Comunidad de Quiriquire
Jacinto Rodríguez.
Sra. Cessin
Argenia Yolanda Idrogo
Pedro Rodríguez

Colaboraron:
Geison García
Estrella Gomes
Luis Feijoo
Edgar González Argenia Yolanda Idrogo.

Responsable:
Estrella Gomes.

Sra. Cessin.

Pedro Rodríguez.
monagas
Punta Punceres

Jacinto Rodríguez
Registro testimonial: Estrella Gomes

La especialidad de nosotros es hacer cestones para echar ropa, porta bebé, cestas navi-
deñas, joyeros. Pura cestería, son famosas porque han recorrido toda Venezuela y parte
de Venezuela, la mercancía va hacia Cumaná y de Cumaná uno allí las vende y de ahí
salen pa’ fuera. En mi familia yo no soy el único que teje, yo tengo un hermano por allá
en el primer kiosco que se puede ver, donde venden comida, que también es artesano,
pero no más lleva como 10 años tejiendo, de mis hijos el negrito que usted ve allá, él
estudia y también trabaja la artesanía y el catirito que estaba ahorita acá también, los
otros todavía no han aprendío porque son muy pequeños.
En este pueblo toda la gente me trata muy bien, no puedo decir nada, la gente me
trata con mucho cariño, porque soy el artesano más viejo que está acá, ahorita todos lo
que están aquí, bueno casi todos, son aprendices; a muchos les he dado clases, se están
desarrollando, otros ya han salido a dar clases afuera. Otros van donde están los guaros
a ver clases. Ahorita a los muchachos ya no les estoy enseñado, ellos ya trabajan en la
calle, tienen como 18, 22 años; ellos compran la fibra como lo hago yo y bueno de eso
ellos viven, sin andarse preocupando, sin tener que echar pico y pala, tranquilos, salen
pa’ juera y se compran su ropa y su alimentación.
La fibra la conseguimos de allá por onde un lugar que le llaman Guabito, traen fibra
de botoncillo y de moriche; por lo menos yo, yo pido 20 bojotes, de botoncillo que es
más barato y eso tarda pa’ que llegue porque es demasiado lejos; el moriche no, porque
hay unos muchachos que ellos lo compran y pasan por aquí a venderlo. El botoncillo y
el moriche tienen que estar juntos, son las dos fibras trabajando juntas, una le da fuerza
al tejido y la otra hace el tejido, lo malo es que los materiales se consiguen lejos, porque
estos morichales no sirven, porque por aquí pasan cloacas de aguas negras y por eso

68 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
es que los traen de por allá de San Félix y de esos lados por allí. Dentro de este pueblo
tratamos de mantener esta tradición, no dejamos caer la cestería porque eso es lo que
dice el gobierno que no hay que dejarla caer, que tenía que salir pa’ delante porque si
uno la deja caer qué va a ser de Venezuela, qué va a ser de la artesanía, porque por lo
menos aquí la trabajamos con esos materiales que te dije, pero en el Táchira la trabajan
con Arapa en varias partes. Aquí también hay artesanos que trabajan con pura madera,
vienen camiones de madera, los vacían de ahí; de ahí sacan muñequitos, los escaparates,
las mesas, las sillas, todo eso.
Yo cuando empecé en este pueblo no tenía esposa, la primera mujer mía la hice en
Caracas, yo salí de aquí a la edad de los 18, en 1965 fue la primera vez que me enamo-
ré, e imagínese, ya tengo nietos y too; ya las hembras mías y lo hombres tan casaos
todos y bueno, ésta es ahora la familia que tengo acá. Yo conocí a mi esposa y eso fue
como un relámpago, yo viajaba po aquí y pa’llá, pero no llegamos a casarnos vivimos
en concubinato así como tengo a la señora mía ahorita, porque nunca me gustó eso del
matrimonio. Yo tengo en total con los que están regaos y estos, 18 hijos, bastantes, aquí
hay seis, menos 3 que se me han muerto, que perdí, con mi otra mujer perdí dos y con
esta he perdido uno.
Las tradiciones de acá, las fiestas artesanales, que son muy lindas, muy bellas, viene
gente de todas partes, se venden bastantes artesanías. Por cierto que se terminó hace
poco. La hacen allá en el pueblo, uno va e invita a los conjuntos a las minitecas, empie-
zan en noviembre, el 17, sigue 18 y termina el 19 y es hasta que el cuerpo aguante. Acá
también se hacen maratones, de bicicleta también y se hace mucho pique e’ carro. Es la
única tradición así que hay aquí. Las navidades son alegres, tranquilas, la gente es muy
tranquila y buena con las otras personas, no hay botellazos ni disparos, nada de eso.
Yo una vez trabajé con unos chinos y me enseñaron que uno tiene que pensar más que
lo que uno habla, porque sino se te olvidan las cosas y no te concentras. Por eso que
cuando yo hago artesanía le digo a los niños míos que no me molesten, que se vayan a
jugar, porque yo estoy concentrado. Me acuerdo yo a esa edad de pequeño, practicaba
bastante el béisbol, como a los 14 años también jugábamos el papagayo, haciendo

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 69


apuestas, el que le tumbaba el papagayo al otro, le pagaban, lo hacíamos con hojillas y
ganábamos plata, eran como 12 ó 15 papagayos en el aire, uno mismo lo fabricaba. Me
gustaría que la gente supiera que uno siempre tiene que visital a centros artesanales,
para conocer la gente y eso, porque si no los visitan ¿qué van a saber de artesanía? Y qué
bueno, éste es un pueblo es bastante desarrollado y es muy bonito.

70 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Quiriquire

Señora Cessin (86 años)


Registro testimonial: Estrella Gomes

Tengo 60 años viviendo en este pueblo. En este pueblo se desarrolló el primer pozo de
petróleo en año 1951, de allí la gente urbanizó el pueblo; primero unas pocas calles y de
allí fue creciendo el pueblo hasta los actuales momentos, que es un pueblo muy huma-
nitario, muy dado y de mucho temple. En cuanto a las tradiciones aquí se celebran los
actos culturales, la tradición más grande es la culebra, la rabilla, son como unas danzas,
como un mare mare, también el sebucán, la burriquita; se celebran muy bien los carna-
vales, son muy hermosos; se elige a la reina, participa todo el pueblo, cada calle pone
su adorno y tiene su reino, toda la comunidad está involucrada. Las fiestas patronales se
celebran en honor a la virgen de aquí que es la Virgen del Valle, que es nuestra patrona,
cada calle tiene su premio y el adorno que sea más elegante, más bonito, lo premian.
Hay muy pocas tradiciones que se han perdido, todavía sigue la misa de aguinaldos que
se celebra igual, sólo que ya no es de madrugada, sino de tarde, casi noche, debido a la
situación en que se encuentra el país porque hay muchos malandros.
Este pueblo se llama Quiriquire porque fue un indio que descubrió estas tierras, el
indio Quiriquigua.
Tenemos el liceo Juana Ramírez, programas culturales, las misiones; tenemos las
aguas termales, que son muy bonitas, muy naturales, atraen bastante turistas. Actual-
mente el pueblo no está tan tranquilo como antes, se ha generalizado mucho la droga,
cosa que antes no había, ya no hay ese estímulo que tenía antes el pueblo. No es el pue-
blo del ayer. Para la época en que yo llegué a este pueblo había bombas de gasolina, ba-
res, cine, porque yo llegue jovencita, porque yo no soy de aquí, yo nací en San Francisco
de Maturín, aquí vine a los 17 años y pues me enamoré aquí, de un magnate, fue amor a
primera vista, yo me quedaba aquí en casa de una tía y él tenía su negocio, era estudiado
de filosofía y letras, con él tuve tres hijos; la primera, Trinidad, que murió; Román, que

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 71


también murió y ésta que tengo al lado. Con él tuve seis meses de novia, fue muy rápido,
jajaja.
Han pasado cosas muy bonitas cuando es carnaval, el nombramiento de la princesa,
las carrozas preciosas, que las hacen aquí mismo; la virgen con sus adornos, sus acce-
sorios. La mayoría de las tradiciones son de aquí y la mayoría se conservan, otra tradi-
ción es la Semana Santa; el Gavilán, un sitio muy sabroso, muy agradable para pasarla
porque la gente es muy dada.
Entre los cuentos que tiene este pueblo, dicen que en el puente que queda detrás de
la iglesia sale un duende, otros dicen que por una calle sale la llorona, pero yo no creo en
eso porque yo creo en Dios.
Yo definiría a este pueblo como un lugar más o menos tranquilo, que es muy comu-
nicativo, muy familiar, que sabe entenderte y que a pesar de las diferencias, se saben
entender.
Antes aquí estaban los que cantaban aguinaldos, lo galerones, pero la mayoría están
muertos, pero hay muchachos que siguen la tradición y se ocupan de eso en las fiestas
patronales, que le cantan bastantes galerones a la Virgen, los componen ellos mismos.
Hay muchos jóvenes aquí que se caracterizan por sus ocurrencias, por sus chistes,
siempre son muy animados, sí hay bastantes jóvenes así.
El monumento de la entrada que está en el pueblo es en honor a nuestra patrona la
Virgen del Valle y al indio Quiriquigua, el que descubrió esta tierra y bueno, en el monu-
mento hay frutas que representan lo que nosotros cosechamos aquí como melón, piña,
yuca, patilla. Este pueblo, primordialmente, se sostiene de las actividades que tienen
que ver con el petróleo y de las cosechas.
Las mujeres hemos sido y somos, mujeres de mucho temple, hemos representado
cargos de gran importancia, por lo menos yo he sido prefecto, presidente del consejo,
juez accidental, coordinadora de la Fundación del Niño 15 años, he hecho un trabajo
comunitario, tengo más de 300 ahijados en este pueblo, jejeje, casi que soy madrina del
pueblo. Todas mis labores me han gustado y sobre todo porque he recibido mucho cariño
de la comunidad como el que yo les he dado a ellos.

72 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Tengo 5 nietos y tengo 10 bisnietos
Yo le hacía a mi hijo arroz con coco, majarete y mazamorra, mi hijo se desvivía por
esos dulces. Él siempre se antojaba. Acá se cocina de todo, hallaca, mondongo, lo que se
caza como la lapa, cují, cachicama, guara, guara que es un pez de río.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 73


Argenia Yolanda Idrogo
Registro testimonial: Estrella Gomes

Tengo 59 años, estamos aquí desde el año 40, entre idas y venidas; sí yo nací aquí pero
me fui luego a Maracay, pero aquí nació mi mamá, vivió mucho tiempo aquí y murió
aquí también, a raíz de ella es que estoy aquí yo, ella murió en el 2004 y mi padre en el
2003. Yo he trabajado afuera y he ayudado a mi padre en la agricultura aquí, porque él
sembraba y bueno, mi familia ha seguido con la tradición de la agricultura, por lo menos
mi hermana que vive acá, siembra, tiene su terrenito. La vida del agricultor es un poco
dura, porque usted sabe que el campo es duro con las personas y mi hermana ahorita
no está trabajando en eso. La faena comienza bien temprano en la mañana como a las
4 y terminamos como a las 3 ó a las 2, cuando el sol está ya tremendo, por lo general
sembramos yuca, maíz, caraota, pero cuando estaba mi papá sembrábamos de todo. Yo
tengo un terrenito allá abajo, pero necesito plata para poderlo trabajar, el terreno pa’ la
siembra tiene que sé plano para poderlo trabajar bien, meterle tractor para que se pueda
desplazar con facilidad.
Yo me enamoré como a los 14 años y bueno tengo un solo hijo, el papá de mi hijo es
portugués, él vive en Caracas; tengo 7 nietos y uno trabaja y vive aquí en Puerto Píritu.
Ahorita trabajo con una señora, porque antes trabajaba en Maracay, en un hotel de
Maracay, pero a raíz de la edad que tengo, no me van a poner a trabajar en cualquier
empresa y bueno hago trabajos en el hogar. Pero pienso retomar la agricultura. Para mí
sembrar es algo hermoso, tener ahí las cosas cerquita, antes yo tenía mis pimentones y
los tenía allí fresquitos y era divino y bueno uno le puede hasta regalar a la gente porque
son de uno ¿me entiende? Porque yo no voy a ir a comprar un kilo y lo voy a repartir, es
mentira, pero cuando uno tiene en abundancia, siembra, vende, regala. Yo aquí estoy
sola.
Cuando era pequeña viví bastante tiempo aquí y hacíamos muñequitos de barro y los
vestía con la concha del maíz y le ponía la barbita y el cabello con la barba del maíz, era
muy bonito y después íbamos a ponerlas a secar al sol en conuco de papá y exhibíamos

74 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
las más hermosas, también jugábamos con la zaranda, que es una taparita que se le
amarraba un hilito y uno lo jalaba y lo bailaba, era como el trompo, lo jugábamos las
niñas y los niños con su trompo. Yo tuve una infancia muy bonita. Y bueno recuerdo todas
esas fiestas, las fiestas patronales, la procesión de la Virgen, donde se hace comidas,
adornos y la gente goza mucho, es muy bonita, es la que más me gusta. Hay muchas
tradiciones que se han ido perdiendo, pero yo creo que ahorita se están rescatando, por
lo menos la música criolla, ahora la gente la oye más, la compra. Antes cantaban los
galerones los muchachos y eso.
Cuando termina el momento de la cosecha y nos toca recoger, en la tarde es para
descansar y conversar, todos hablamos, conversamos, eso ya es para descansar y nos
echamos los cuentos. Antes, yo me acuerdo, cuando la economía estaba mejor, que yo
con 500 bolívares vestía a mi hijo, le compraba la ropita para el 24 y el 31, eran otros
tiempos más hermosos y más pacíficos, aunque todavía son tranquilos y seguros.
Con parte de lo que se siembra en estas tierras se abastece el pueblo, también se ven-
den lo que se cosecha y bueno, está el ganado vacuno también, que se da en esta zona.
Me gustaría decirle que no olviden a este pueblo que está muy olvidado.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 75


Pedro Rodríguez
Registro testimonial: Estrella Gomes

La gente por aquí siempre tratamos de estar tranquilos, tratando de no estar para allá
ni para acá, de estar en el medio y no tener problemas con el gobierno ni problemas
con nadie. A los guerrilleros los metían allí en Miraflores, la finca, que la fundaron en los
tiempos de Acción Democrática, pero eso no trajo ningún problema y menos para acá,
porque acá siempre hemos vivido los campesinos, que siempre estamos peligrando,
pero gracias a Dios no tuvimos problema ni con el gobierno ni con la guerrilla. Aunque
nunca los gobiernos nos han ayudado, nos dejan a la voluntad de Dios, que trabajen
sin quieren trabajar, que coma cuando pueda comel y ya chico y así es mejor, si no lo
van a ayudar a uno, mejor que nos dejen quietos. Este lugar una parte es tranquila, pero
ahorita no porque ha venido mucha gente de afuera, mucho vagabundo, usted sabe…
Pero como yo de aquí no salgo, sólo salgo por allí a cuidar mis matas. Bueno, este pueblo
es muy tranquilo, casi nunca pasan cosas así, a veces que matan la gente. Se llevan la
gente, se pierde la gente, quizá serán comentarios o será realidad, pero yo no sé, yo no
visito vecino ni nadie.

76 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Nueva Esparta
Comunidades: Manzanillo, Puerto de Zaragoza
y La Asunción

Participantes de la comunidad de Manzanillo


Isaura Rodríguez
Silvino A. González
Pedro Maneiro y José Jesús.
Luis Suero
Marciana Gómez

Comunidad de Puerto Zaragoza


Luis González
Petra Maneibo
Prisciliano Matos

Petra Maneibo.

Comunidad de La Asunción
Carmen Jiménez
Facundo Armando Pacheco
Tomás Casorla
Pedro Maneiro y José Jesús

Prisciliano Matos.
Nueva Esparta
Manzanillo

Isaura Rodríguez
Registro testimonial: Estrella Gomes

He vivido casi toda la vida aquí, llegué a los 5 años. Nací en Caripito, estado Monagas,
me vine a Margarita por mi papá. He criado 9 muchachos, 4 hembras y 5 varones y tengo
26 nietos y un bisnieto. Ellos viven todos regaos en pueblos como: Aricacagua, San Félix.
Villarroel, cerca de la guardia, Pachaco, Cerro de San Rafael, Carúpano, Juan Griego; los
demás están en el pueblo y conmigo viven tres de mis hijos. Conocí a mi esposo cuando
él se dedicaba a pescar, ahorita tiene 4 años de muerto. Me gustaba ser compañera de
un pescador, yo me tenía que levantar a las cuatro de la mañana para poder hacer la
comida que mi marido se iba a llevar al trabajo y luego lo esperaba hasta que llegara a
las tres o cuatro de la tarde, que es la hora en la que él regresaba de su faena, cuando
regresaba recuerdo que lo que mi marido pescaba más era carite y jurel.
De las cosas buenas que recuerdo que lo distraían a uno eran las fiestas, la única fiesta
que yo miraba es la fiesta de San Agustín, era bonita, bien buena, no como las de ahora,
que casi no se pueden hacer porque hay mucha delincuencia en el pueblo, siempre hay
peleas y eso. Esas fiestas eran buenísimas, la gente amanecía bailando con el conjunto
de música que tocaba, todo en orden y tranquilidad, cosa que ahorita no se puede hacer,
ya no meten conjunto, no meten baile, no meten nada porque no se puede. Esta fiesta se
celebraba en el mismo pueblo, el 28 de agosto. Ahora casi nadie aparece por esa fiesta,
porque no hay conjunto musical, los vecinos no participan y no colaboran, hasta el mis-
mo pueblo se ha vuelto peligroso por la malandrá que hay, muchos muchachos se han
puesto a robar y se han buscado problemas, cogen los malos caminos, unos por vicio,
porque han agarrado malos caminos, pero también hay muchachos que sí trabajan y a
todos, los que han agarrado por malos caminos y los que han sabido comportarse bien,
a todos, los he visto crecer.

78 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Silvino Antonio González
Registro testimonial: Aquarela Padilla

Yo nací en un pueblecito, acá en Guayacán, en Pedro González. Sí es cerca, aquí esta vía
que va para allá. Yo tengo 56, aquí tengo cuarenta yyyyyyyyyy…, yo vine desde los cator-
ce, cuarenta y dos. Me vine porque me casé aquí. Tuve seis, se me murieron dos, tengo
cuatro. Yo tengo un hijo que vive por aquí arriba, allá.
Yo pesco, le meto a la agricultura, de todo. Uno sale en la mañana a pescar y cuando
cautiva bastante pescao viene temprano; pero cuando no, sigue buscando hasta lograr
conseguir. Lo más tarde es hasta las tres, tres y media. ¿Cuándo hay más pescao? Bue-
no eso no depende, porque eso es una aventura, la pesca es una aventura, uno ahorita
yo aquí y mañana fue y no jayó y pasa todo el día y no hay, hasta dos, tres días pasan y
nada, como hay veces que va y se puede coger y coger. No, no vamos solos, con otros
compañeros, ahorita nos vamos a pescar los mejillones, por aquí mismo por la costa, el
agua está clara y se ve todo. A pescar ahora, no, ya vine. No hallamos nada y nos vinimos
porque estábamos cansados y el mar está un poco picao.
Mis hijos trabajan, tengo uno que tiene veinte ocho años y es pintor, tengo uno peque-
ñito que tiene catorce años, está en la secundaria ahora, pasó para segundo año, la otra
se casó y vive con su marido y la otra también. Las casas de ellas están cerca de la mía,
juntas, la mía está adelante y las de ellas están atrás.
Aprendí la pesca, viendo a mi papá y mis tíos y me iba dando cuenta y aprendí a pes-
car; ahh tengo ocho nietos.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 79


Luis Suero
Registro testimonial: Aquarela Padilla

Tengo cuarenta años aquí, desde los veinte años estoy pescando. Aprendí por parte de
mi papá. Él, pescó toda su vida.
Nosotros vivimos en el pueblo acá, pero cuando vamos a pescar estamos aquí en la
madrugada. Hoy salimos a las diez de la noche y estamos llegando. Toda la noche pes-
cando, con alambre y broma, alambreando,uno lo echa con sardina y después lo saca
en la mañana.
Pescamos atún, un pescao que llaman cochina, pez espada. La buena pesca depende
del tiempo, cuando el tiempo está malo nos salimos, cuando hay mucha brisa, ahorita
está bien, ‘tá bueno. Hoy no salimos porque estábamos pescando anoche con los trenes,
pero no hayamos nada, lo echamos y luego vamos pegados del tren ahí, uno lo saca y va
viendo. Eso va en la suerte. Eso es un juego.
Yo tengo 5 hijos, ellos estudian, acá en la escuela. Los cuatro están estudiando, porque
el mayor también está pescando.
A mi mujer la conocí aquí también en la playa, jeje; el papá era pescador, la conocí
como a los quince años. Ella está trabajando, en casa de familia, por la plaza.

80 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Marciana Gómez
Registro testimonial: Aquarela Padilla

Aquí estoy desde que nací. Yo trabajé tren. La red que está en el mar para capturar el
pescado, para uno poder comer pescado. Es una red que echan afuera, uno la va jalando,
trabajamos a pulso, jalábamos veinte cabuyas, Mujeres y varios hombrecitos jejejeje. Un
trabajo duro, sí, nos terciábamos una cabuya por el pescuezo, una cabuya larga y empe-
zar a jalar, a pulso.Estuve en eso como veinte años, después me dejé de eso; después,me
puse a vender mejilloncitos, pescaditos, hasta que dejé de trabajar. Tengo catorce años
que no trabajo.Tengo siete hijos, ay de nietos me vas a enfermar la cabeza, no tengo
suma.
Después que me operé de mi vista no conozco la juventud que hay ahorita. Si no me
hubiera gustado no me hubiera quedado aquí, me hubiera ido por ahí pa’ Caracas, a
adonde sí fui siendo pequeña fue para Aruba. Buenísimo, fui con mi mamá. Tenía como
unos doce años. Allá fuimos porque mi mamá estaba buscando un personaje para tum-
bar un yacal, para fundamentar el pueblo sería. Y de ahí cuando veníamos a Margarita
estuvimos en Curazao seis días esperando transporte. Embarcación, tres días. Mi marío,
ése vino de por ahí de Chacopata, del otro lado de la costa, por la vía de Coche. Lo conocí
trabajando tren, aquí en el puerto, ahí nos enamoramos.
La playa porque fue donde uno trabajó, halando tren a pulso, ahorita no, puro motor.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 81


Puerto de Zaragoza

Luis González (80 años)


Registro testimonial: Estrella Gomes

Yo tengo aquí en este pueblo 56 años, yo me vine porque nosotros teníamos un barquito,
un botecito primeramente; aquí me enamoré, me casé en el 51. Aquí he trabajado en
cabotaje; bueno fui a comercio cuando no había el puente del Orinoco, de Guara a Tucu-
pita. Entonces no había carretera y las vías de comunicación eran marítimas. Era llevar
mercancía de aquí para Tucupita, a todo el bajo Orinoco y de allá traíamos el maíz, el
plátano y las demás verduras, queso. Lo que se presentara pues, como no había vías de
comunicación como le estoy diciendo; todo era marítimo, los carros no llegaban allá, no
había puente. Y éramos como especie de un serrucho, que llevábamos el cemento para
las construcciones, la piedra y de allá traíamos el maíz porque era lo que más se comía
aquí y era lo más rápido que había para traer. Bueno, antes yo vivía en mi casa allá en el
Valle, después que me casé me quedé aquí, como era más fácil para el trabajo.
Cuando me enamoré yo le dije a la mujer que yo la quería y ella aceptó, nos estábamos
viendo cada rato y todavía está viva; tuvimos 6, ya son unos hombres, ya se graduaron. Aquí
viven cuatro porque uno se fue para el Tigre, hizo su casa y se casó; y el otro vive en Juan
Griego también con su mujer y su hija; y los demás no se quieren enamorar, no han visto una
muchacha bonita, que les guste; pues. El pueblo ha cambiado bastante, no tenía todas estas
comodidades que tenemos nosotros aquí para sentarnos y hablar, no tenía este bulevar y el
turismo lo ha engrandecido, lo ha puesto a valer y a nosotros también, porque como estamos
viejos tenemos que tener un poquito de más aseo, porque no podemos estar con la misma
ropa con que íbamos a pescar. Oscurecíamos y amanecíamos con la misma ropa si era po-
sible y esto nos ha hecho que tengamos que asearnos, pues. Esto era tierra, a esto se le ha
hecho y a la gente le ha gustado, ha venido bastante gente porque le llama la atención.
Aquí la tradición es la fiesta de la Virgen del Valle, pasear a la Santa, aquí en el pueblo,
quien tenga su santa celebra sus días.

82 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Petra de Gómez (53 años)
Registro testimonial: Estrella Gomes

Cuando yo era pequeña vendía con mi mamá maíz en un Comando de la Guardia Nacio-
nal, uno que está por aquí y también iba al pueblo de Guayacán a vender ropa con mi
mamá. Yo nací aquí en la playa. Yo tengo un hermano mayor que cuando era pequeño se
fue para Puerto La Cruz, estaba con una señora y pilaban maíz, después cuando ya fue
grande se puso a vender pescado; se vino para acá a vender mercancía y después se fue
otra vez a vender pescado, ahora se volvió a venir para acá a beber. Yo tengo cinco hijos y
seis nietos. Yo conocí a mi compañero cuando iba con mi mamá a Guayacán, lo conocí,
hace un poco de años, el primer hijo mío tiene treinta años.
Aquí se celebra la fiesta de San Pedro que es en marzo y cuando es la fiesta de la Virgen, el
8, se le hace una misa a la Virgen del Carmen, que tenemos una Virgen allá en aquella capilli-
ta. Hacen misa nada más porque a la gente no le gusta recoger para hacer fiesta. Cuando era
joven sí hacían bastante, las de San Pedro, eran bien buenas, uno iba y bailaba bastante.
Yo tengo una hija que se graduó en la Misión Ribas y con otras compañeras hicieron
una cooperativa y trabajan en Porlamar en un hotel, en un restaurante. Tengo uno que fue
a la universidad; el otro no quiso estudiar, llegó hasta cuarto año, vive con su mujer. Los
otros dos pescan, tienen un bote cada uno y van a pescar.
Tengo años trabajando, yo empecé a vender las empanadas a real, las vendía en Puer-
to Cruz, antes venía mucha gente ahí, cuando hacían bastantes eventos de la Belmont,
entonces nosotros nos íbamos para allá a vender las empanadas, después me vine para
acá frente al Comando y estoy ahorita aquí. Ya a las cuatro de la mañana estoy parada
para hacer los guisados, termino de trabajar como a las cinco, seis de la tarde, después
me pongo a sancochar el cazón, los guisos ya los hago a la mañana. Los pescados son
de mi esposo que pesca con los hijos míos.
El pueblo no ha cambiado tanto, pero ahorita hay rísor, hay hoteles, viene mucha gente
para acá para la playa. Lo malo es que aquí la Alcaldía no se da cuenta mucho del pueblo
ni nada, la gente gobernante lo único que quiere es llegar a coger la silla y sentarse.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 83


Prisciliano Mata Moreno
Registro testimonial: Aquarela Padilla

Tú sabes que se me presentó un aire, una cosa aquí (señalando el pecho), me llevaron
allá a La Asunción, no había visto una cosa tan buena como esa, mucha categoría, no le
estoy hablando; los hijos míos inquietos porque yo tengo ocho, ocho hijos y ya tú ves que
aquí no hay ninguno.
Bueno, ese cuento de mi vida es largo porque yo voy para 92 años aquí en este lugar,
nací en Carito y aquí me ven ustedes. Yo trabajé en las compañías petroleras, trabajé como
capitán de barco, trabajé en vías terrestres. Yo hice un mundo en mi vida, pero lo más im-
portante que yo he hecho fue trabajar aquí en el pozo séptico que se hizo en Santa Rosa,
en los pilones; ahí llegamos a trabajar hasta diez seiscientos diez pies de profundidad; yo
de perforador y después jefe de la gente que trabaja, de seis o cinco que trabajábamos en
conjunto con la perforación. Eso es lo más peligroso que tiene la compañía. Estuve 18 ó
19 días en el hospital de Santomé por candela y por humo que recibí de la fuerza del gas y
todavía yo no he visto un bolívar que me hayan dado a mí, teniendo ya casi 92 años.
Yo tengo un hermano que es médico, el doctor Mata Moreno; en cualquier parte que
usted me busque me consigue en este pueblo. Yo he sido muy trabajador, no he peleado
con nadie, lo que me gustó fue trabajar en la vida y enseñar a los hijos míos a que respe-
ten los géneros.
Bueno yo tengo una historia que es muy vieja, era un barco cargado de pasajeros, un
barco de lujo, pues, eso fue hace más de cien años yo creo. Se hundió en lo hondo de la
mar; los restos de la osamenta cuando bucearon después estaban; estarán los huesos
en la profundidad, pero todo lo demás estará destruido todo.
Yo tengo ahí instrumentos, yo no soy poeta, yo lo que soy es un elemento alegre en la
vida, pero me tocó esta cosa (refiriéndose a la enfermedad) y tengo que estar tranquilito
ahora. Si quiere le saco un instrumento para que ustedes vean que no es mentira lo que
les estoy diciendo.Yo aprendí por alegre, porque la vida mía era alegre, lo más triste que
yo tengo ahorita es que se me murió mi señora hace 26 años.

84 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Me enamoré trabajando, porque tenía una mujer que era mujer, yo tenía guardia de
tres a once y a las once ahí estaba mi aparato con comida y todo para ir a trabajar; des-
pués de mi mamá, mi mujer. Ella era de aquí, una señora en la esquina ahí donde está la
bodega, ahí era donde estaba la mamá.
Cuando era joven la mar pasaba por ahí por la puerta de la casa, la marea roja. ¿Us-
tedes han oído nombrar las aguamalas? ¡Ah! bueno esas las limpiábamos nosotros y las
íbamos a botar allá abajo; ahora el gobierno está cobrando el frente, el lindero mío aquí,
yo tengo aquí en mis documentos -orillas del mar-, sin embargo todo eso lo están cobran-
do ellos, imagínese pues. Mis pensiones todavía no las he visto. Pero yo muy contento en
la vida porque yo adquirí esto cuando el gobierno de Isaías Medina Angarita, que no es
ayer. Nos alegraron comprándole unas casas a los trabajadores, a los que retiraban y yo
les dije: -coño mi hermano qué voy a hacer yo con esta casa si yo soy de Pedro González,
yo tengo mi gente allá, yo lo que quiero es que ustedes me den cualquier cosa-, me die-
ron 16.000 bolívares, compré esta joya, esta casa. ¿En cuánto crees tú que yo compré
para aquella época? Fueron 15.000 bolívares; dando 10.000 bolívares y quedándole
debiendo 5.000 bolívares por un año; al año me llegó a pagar. Después volví a trabajar
en la compañía.
Mi trabajo ahí, ay no mija, eso es horroroso, yo vi gente escuartizada, ahí en esa vaina.
Ese trabajo es muy peligroso, el americano que vino a apagar la candela del pozo por
poco no se lo lleva la presión del gas para arriba, porque el otro americano lo aguantó por
la camisa. El chorro de gas y de petróleo cruzaba allá la carretera. Del Tigre nos vinimos
para acá al territorio éste.
Yo nací, ahí donde está una hermana que se llama Charito. Tuve 8 hermanos, una par-
te vive aquí, los hijos sí están regados, están en Los Teques, en Maracaibo; pero lo más
lindo y bello que tengo es una hembra, una hija mayor que esa sí me quiere, de verdad,
de corazón, se llama Choncha; tiene una hija muy inteligentísima, porque ella con su
esposo llamado Pulido tuvieron una hija y esa señorita que está ahorita ganando plata,
se ha graduado de doctora en este diciembre; esa es una mujer para ser presidente de la
República.Y aquí estoy, bajo médicos y vainas pero estoy. Estoy viendo si me pongo bue-

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 85


no para cantarle al pueblo, porque a mí me gusta cantarle al pueblo y tocarle. Tocando
maracas, tocando cuatro, tocando guitarra. Muchas veces nos reunimos cinco o seis y
le cantamos al pueblo. Canto con un señor de aquí arriba del Chispero que llaman, ahí
hay como tres o cuatro guitarristas y bandolinistas. Varios de Zaragoza también cantan
conmigo, pero han muerto y la mayor parte.
Eso sí yo he hecho todo, fui gallero, pero eso sí, respeto para todo el mundo. Usted po-
ne un gallo y otro gallo, entonces comienzan a pelear los dos y a hacer apuestas, jamás
les hice maldad a los gallos, hoy me duele muchísimo, pero ya me retiré de eso ya.
Yo nunca he tenido gallo, pero la gente me daban gallos para yo jugarlos porque cono-
cían el respeto mío con los animales.¿Si quieren les busco la guitarra también? Ustedes
no saben cuánto tiempo tiene esta guitarra, ésta es una joya para mí. Ahora voy a sacar
las maracas, esta guitarra tiene más de 55 años conmigo.
Éste es un alimento para los riñones especial (refiriéndose a una bebida embotellada),
el guarapo de caña. Yo he molido hasta seis botellas con esta mano, se le mete la caña
(al trapiche) entonces él se la lleva y entonces la saca. El guarapo de caña sirve para
muchas cosas, el guarapo es una cosa delicadísima para uno trabajarlo porque uno no
puede ningún objetivo que tenga olor seco porque lo echa a perder. Buenísimo, para el
cuerpo es inmejorable, yo no vendo eso, venderé todo menos eso. Si usted quiere sacar
licor se saca, usted hace un hervido de guarapo, lo mete a la candela, después lo pasa
a otra parte. Yo les voy a enseñar algo que yo tengo particularmente ahí para que usted
vea, éstas son botellas que yo guardo para tener el guarapo, ahí lo tengo tres o cuatro
días, no se pone fuerte porque está colao mio y está limpiao mío.
También trabajé en barco cargando pasajeros de aquí, de Juan Griego a La Guaira;
cuando la María Rosario, Félix González, cuando esa gente, tan joven que murió el com-
pai Félix, buena gente. Trabajar en un barco era saber enfrentársele a la mar, un barco
más o menos como para cien pasajeros y caminaba, salíamos de aquí a las 10 de la
mañana y a las cuatro de la tarde estábamos ahí en La Guaira. Yo estuve poquito tiempo,
porque yo lo hice porque se había enfermado uno de los que estaba a bordo y yo tuve que
coger el cargo. Yo servía para todo.

86 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Lo último que hecho es trabajar por aquí, no para inventar sino para yo comer, aquí
a cualquier amigo que llegara yo le brindaba. Tengo dos carajitas, carajo paracen dos
cuaimas, muchachas malas, jodías desde chiquitas, la mamá se las quisiera comer, no
señor -¿Para qué las pariste? Esas están allá arriba, se llama Liliana, si ustedes van para
el pueblo pregunten por allá arriba. Pero a mí me parte el alma cuando yo la veo entre
mis brazos. Liliana se llama la mamá.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 87


La Asunción

Carmen Jiménez (69 años)


Registro testimonial: Aquarela Padilla

Mi vida aquí... Ahhh, primeramente fui pobre, ahora voy por la mitad.Ahora voy bajando.
Voy camino a ver la Virgen del Valle; la vi, pero no la he visto bien. Aquí en La Asunción
estuve como hasta los 22 años, bueno yo estoy viviendo en Porlamar, en el barrio Los Co-
cos, por allá por el INCE y el liceo Luisa Cáceres, pero vengo ahora a hacer una diligencia,
a buscar una partida de nacimiento
Cuando viví aquí, bueno no era como ahorita, ahorita baila el billete, en aquel tiempo
se hacían las tres comidas y ahorita las que se hacen son dos, tanto de rico como de
pobre.
Mi mamá era muy pobre, ella hacía su majarete, sus empanadas, y ya últimamente
salía a vender los majaretes y después nos íbamos a esos pueblecitos que hacen esas
fiestesitas por ahí, así como la fiesta del Valle; salíamos a vender con un canasto de pan,
salíamos por ahí por Coche a vender pan, cuando había fiesta. Después de eso ya tuve
hijos, me quitaron todo eso.Tuve 6, ya yo los vendí a todos, jeje. Ésta es nieta.
Tengo como 22 nietos. Aquí en La Asunción hay como 8, pero los demás están por allá
en Porlamar.
Ya después que yo tuve mi primera hija, ya yo me pegué a la plancha y a la batea, a
lavar. Sí, yo vivía aquí en el barrio Castillo, siempre ahí, hasta que me casé.
De joven, bueno las mismas cosas, trabajé en casa de familia, muy poco vivía así de em-
pleo, como hay ahorita mujeres que barren, hombres que barren, ahorita se está viendo eso,
antes muy poco se veía barredores, de bedel pues en las escuelas, pero se vivía mejor.
Yo conocí a mi esposo en la venta de pan, porque él es de por allá de Coche, pero tam-
bién pasó que él se enamoró aquí de una muchacha, yo era la que le hacía las cartas a la
muchacha porque él no sabía leer, de la noche a la mañana la muchacha se fue con otro,
entonces se quedó atacándome a mí hasta que caí.

88 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Todavía estoy con él.. Y yo lo boto y lo boto y vete de aquí, ¿pero dónde va encontrar
una mujer como yo? las de ahorita no son más que puro maquillaje, fiesta, baile y no
entiende la obligación de un hombre. Yo estoy aquí haciéndole este favor a una comadre,
estoy pendiente porque él iba a cocinar, porque él es muy tragón, a él no hay comida que
lo llene, entonces cuando a mí me toca salir, él cocina, no sé cuando vuelva porque de
aquí me voy al Valle a ver la Virgen, porque yo la vi y no la vi, porque usted sabe que el día
de la Virgen no se ve la Virgen bien, porque esa es una cola que entra y no la ve así y con
la misma lo sacan pa’ fuera. Ahora está mejor de uno verla.
Sí, eso fue lo que yo le dije a un pastor ahí, que como hay evangélicos que no creen en
los santos y a uno no le quita nada eso, porque esa es una devoción que ya uno tiene. Yo
le digo a los evangélicos: -¿usted ve esa Virgen que está alumbrada ahí?, es lo que dice
que yo soy católica.
Bueno tú sabes que ahorita las Pascuas no son las Pascuas de antes, por cierto ahí
está uno que es el principal sinvergüenza de las diversiones, de las parrandas, creo que
ya se ha dejao de eso. Antes sacaban sus diversiones, sacaban su goza, porque ahorita
desde que llegaron esos aparatos de música se acabó todo.
La Asunción está mejor que la que yo dejé, porque se le ve más o menos algo hecho,
no está como antes, aquí hay casas que yo no conozco.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 89


Facundo Armando Pacheco Bello (Fotógrafo)
Registro testimonial: Aquarela Padilla

Soy de Caracas, aquí llegué ahhh cuando me casé, ya ni me acuerdo de esa vaina, eso
fue en el 66.
Esposa: 67 pero nos casamos en el 66.
Él: Yo había llegado antes, o sea que yo me fundé aquí en Margarita, no en esta casa
en otra casa más allá, después fue que me mudé, mi papá, fue en el 29.
Esposa: pero no aquí, en Caracas
Él: yo soy caraqueño, (mostrando una fotografía) mi papá es el que está en el medio,
eso fue en la esquina de La Bolsa, que esa es la avenida Baralt ahorita. El que está al lado
es el hermano de él, que él es fotógrafo, eran dos hermanos, uno fotógrafo y otro pintor,
mi papá era muy buen pintor, él empezó a trabajar creo que fue antes del 29.
Él: Yo empecé a trabajar en fotografía desde los doce años en Caracas, en La Pastora,
entonces mi papá me ponía a barrer para que yo aprendiera, él me decía -no toque, vea-,
porque él era muy jodío, entonces pusieron un estudio fotográfico en la esquina de la
avenida Baralt, yo iba para allá también a ver, entonces me gustaba la fotografía, chico.
En La Pastora había un señor que se llamaba Oscar Martínez, yo le tenía mucho cariño,
él era jefe de Cartografía Nacional que estaba en Caño Amarillo, entonces me consiguió
un trabajo ahí de fotógrafo, en el año 47 cuando la Junta Militar de Gobierno, cuando
Pérez Jiménez; estuve trabajando ahí como tres, cuatro años, me puse de guerrillero y
vaina y me botaron, entonces me fui para Mérida, en Mérida estuve tres años trabajando
fotografía: estudio, modelaje, foto artística. Estaba un muchacho: no te vayas y llorando,
bueno me vine otra vez para Caracas, a casa de mi mamá en Catia, entonces cuando
supieron que yo estaba en Caracas me mandaron a buscar otra vez en cartografía y me
pusieron como aerofotógrafo, eso fue en el 59, después de Pérez Jiménez, era con las
Fuerzas Aéreas, estaba con los militares; después me vine para Margarita; me enamoré
y me casé con esta señora, en el año 66. Yo recorrí toda Venezuela, éste es el país más
bello del mundo. Nosotros salíamos a volar, si el tiempo estaba así como está ahorita,

90 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
trabajábamos, si estaba muy nublado no; en Canaima estábamos hasta quince días es-
perando, antes era en la propia carretera donde tú aterrizabas. Trabajé mucho tiempo en
eso, en la Cartografía Nacional, cuando Pérez Jiménez; yo era muy bueno como fotógra-
fo, hubieron cursos a Panamá, para Estados Unidos, a lo cual no me mandaron porque
yo no hablaba el inglés, me invitó el comandante del ejército (yo le tenía mucho cariño),
me dio tristeza pues, me dijo:-¡cónchale, es para que fueras a estudiar! hubiera podido
aprender geografía, era una cosa buena porque tú sales de eso, te botan, tú puedes tra-
bajar en una universidad local.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 91


Tomás Casorla
Registro testimonial: Aquarela Padilla

Tengo 60 años viviendo aquí, bueno tú sabes que la juventud margariteña no es lo mismo
que la juventud caraqueña, nosotros no teníamos esa soltura, ni teníamos televisor, ni te-
níamos nada, aquí estábamos aislados como isla que es, nosotros teníamos juegos muy
diferentes a los caraqueños, al central, nosotros jugábamos con tuzas, con pedazos de
palo. Aquí se vivía de la agricultura, no había empresa, no había zona franca, en tiempos
de sequía teníamos que volar de aquí, muchos emigraron, los que nos quedamos aquí
éramos los que no teníamos con qué irnos. Nosotros no tuvimos infancia prácticamente,
porque el niño desde muy temprana edad tenía que trabajar, tenía que participar en el ho-
gar con algo, buscar la leña, buscar el agua porque no teníamos el agua dentro de la casa,
no teníamos baño con poceta, nada, monte y vamos a ver cómo hacemos, esa era nuestra
juventud. Las cuestiones de muchachos igualitas a las de ahorita, lo que pasa es que antes
nos cuereaban cuando hacíamos las cosas malas y ahorita no se puede. El muchacho de
ahorita es más terrible que el de antes, porque antes uno estaba jugando y lo castigaban
y ya no lo volvíamos a hacer, ahorita ni los tocan y hacen lo que les da la gana, consumen
drogas, hacen de todo, antes aquí no se conseguían drogas; un muchacho que se tomaba
un palo de ron si lo llegaban a descubrir, aguanta pues, la paliza era grande; ahora lo llevan
los padres a la fiesta y le ofrecen el ron, para que fueran hombres, dicen ellos. A las madres
no les importan que las hijas salgan a fiestas a las once de la noche y vuelvan al amanecer,
antes esos viejos no dormían. Nosotros tuvimos una juventud muy diferente a los mucha-
chos de ahora. Y con los matrimonios igualito, ahorita a cualquiera le importa poco y por
una braveza se divorcia, antes era muy distinto, ahí luchaban, luchaban, luchaban y se
mantenían, casi nadie se casaba, ahorita eso es un pan caliente, hasta negocio es.
La Asunción tiene de fundada, ponle, cuatrocientos diez, la edad de la iglesia.
Yo estoy jubilado, fui educador, soy escultor ceramista, buscando una novia, no la en-
cuentro, la novia ideal, a mí no me importa que sean bonitas, sino que tengan bonito el
corazón, que sean amables.Tengo cuatro hijos. ellos viven acá.

92 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Yo quedé huérfano muy chiquito, mis abuelos me trajeron para acá, yo vivía en Atamo,
caserío Espinoza, me vine a los seis años. Por allá tenía que caminar un kilómetro para
coger agua con un taparo, me sentaban en un camino a esperar los pescados porque ya
la arepa estaba lista y si no venía había que comerse la seca. Yo vivía con mi abuela, mi
mamá y todos mis tíos se fueron de la casa, yo vivía en un rancho de paja con mi abuela,
mi abuela se vino con nosotros. Viste que historia tan triste.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 93


Pedro Maneiro (68 años) y José Jesús (65 años)
Registro testimonial: Aquarela Padilla

La juventud de uno fue jugando como muchacho, no es como es ahorita, ahorita hay
mucho malandraje, mucho robo, antes era todo sano, antes tú salías tarde en la noche y
nadie te hacía nada, ahora tú no puedes salir de tu casa porque te asaltan, te roban, te
matan. Yo aquí toda la vida, aquí nací yo y aquí muero.
Esto está muy diferente, antes usted podía salir por ahí como te estoy diciendo y nadie
se me metía contigo, se respetaba, todo tranquilo. Ahorita y que la mariguana, la droga,
ahorita hacen tantas cosas que hasta te matan; ahorita uno no puede salir de su casa
como antes.
La Semana Santa, desde le domingo de ramos empiezan las procesiones hasta el
sábado de gloria, el sábado santo, hacen aquí el encuentro allá abajo y viene gente de
muchas partes aquí a Margarita, desde el domingo de ramos hasta el sábado santo,
antes era sábado de gloria ahora es sábado santo, empieza a las doce de la noche para
amanecer el domingo. Aquí hacen un velorio, velorio de cruz que llaman, de décimas,
cantan ahí en el Copey.
Todos mis hijos, se murieron toditos. Él sí tiene hijos (refiriéndose a José).
José Jesús.
Tengo dos hijos. Mira yo te digo, la juventud nuestra la pasamos con juegos de toda
clase, que ahorita no sé porqué no los rescatan.
Pedro: antes había el volador, el trompo, las metras.
José: esa tradición se perdió por la delincuencia, los muchachos no quieren estudiar.
Nosotros estudiamos seis años.
Pedro: antes era que se estudiaba, antes sí estudiabas tú.
José: había respeto hacia los profesores.
Pedro: Si hacíamos una travesura, ah sus papás lo castigaban
José: travesuras como, bueno, que si meter la mano en la mata, decirle una grosería
a una persona mayor.

94 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Pedro: le decían al papá de uno y el papá le pegaba a uno. Si te mandaban a hacer un
mandado a ti y alguien te daba plata, te decían: -¿de dónde sacó esa plata? -me la dio
ella. No, hablaban con ella –mira no le des plata a mi hijo-
José: antes no se ganaba tanto. Se conseguían por ejemplo cinco bolívares, por decir-
te algo no, te decían: -¿a dónde lo conseguiste?, tenías que decirle.
Pedro: y tú para enamorar a una muchacha antes, tenía que estar con papá al lado, no
podías tocarla ni nada hasta que no se case.
José: Las fiestas eran buenas, mira nosotros recorrimos toda Margarita en fiestas, en
Punta de Piedra, en Juan Griego, Tacarigua, La Guardia, Juan Bautista, Pampatar y uno
podía ir con toda tranquilidad.
Pedro: habían comparsas, en diciembre habían diversiones, la vaca, diversiones, que
iban cantando por ahí con aguinaldo y eso, salían por ahí de casa en casa, te parabas
con una banderita, tú te parabas a bailar ahí, entonces el dueño de la casa te pagaba a
ti para que tú bailaras.
Pedro: los que no estudian no es porque no hay liceo, liceos hay. José, sí hay, lo que
pasa es que hay una política que tenemos encima, esto está corrompido todito, yo creo
que está corrompida la educación.
José: a mi esposa la conocí, fue un proceso, uno pasaba y le echaba broma sanamen-
te, sin vulgaridades. Las relaciones las establecíamos. Vente en la tarde por aquí para
que tú veas el derroche de los carajitos, yo no sé cómo es eso, no sé cómo los padres
aceptan. Conocí a mi esposa hace cuarenta años, me casé por civil y por la iglesia
Pedro: vivir en La Asunción es maravilloso.
José: al menos una de las partes más tranquila, usted debe ver por la prensa cuántos
muertos diarios hay.
Pedro: aquí nadie les va a faltar el respeto a ustedes, pero en Porlamar, más allá sí le
faltan el respeto.
José: aquí hay sus muertos pero no tantos, está más o menos controlado.
Nosotros somos jubilados.
José: yo fui secretario del liceo Risquez de La Asunción durante muchos años.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 95


Pedro: yo trabajé en la panadería San Juan Bosco. 25 años, tres meses y seis días tra-
bajé ahí, antes de eso, bueno haciendo ahí cosas, como maestro de obra ahí, que antes
ganaba una pendejada uno y eso te valía, ahorita ganas más y la plata no te vale nada.
José: mi papá era comerciante, mi mamá era costurera. Yo empecé a trabajar a los 22
años, en el liceo Risquez
José: mi compañera trabajaba de maestra. Mis hijos todos trabajan. Yo tengo 65
años.

96 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
Sucre
Comunidades: Chacaracual, Río Caribe, Agua Dulce y
Tunapuy

Participantes y testimonios de la comunidad de Chacaracual


Eugenia María Subero
Luis Ventura Roque
Rosa de Quijada
Estello Tubán
Carmen Rojo
Carmen Otilia Rodríguez
Carmen Rojo.

Comunidad de Río Caribe


España Bello

Comunidad de Agua Dulce


Rosa Marín
Benjamín Guerra
José Antonio González

Comunidad de Tunapuy
Pedro García
Onelis García

José Antonio González.


Colaboradores:
Caín Marín. Sucre.
Circuito Liceísta de las Letras:
Karen Díaz, Estrella Gomes, Aquarela Padilla,
Edgar González, Andrés Perdomo Saleh.

Rosa Marín.
sucre
Comunidad de Río Caribe

España Bello (75 años)

Yo soy nacionalizada aquí. Me vine a los 26 años, a Yaguaraparo, que Yaguaraparo y Río
Caribe antes eran una misma parroquia, un mismo municipio. Ahí pertenecía esto. Nací
en Yaguaraparo. Bueno tengo 75 años.
La receta mía es que yo me paro en esa puerta y a todo el mundo saludo, aquí tú ves a
todo el mundo entrando y saliendo, ésta es una casa... aquí todo el mundo viene a buscar
algo y no es porque yo sea muy buena, sino porque la casa es muy linda, jajajaja.
Ahorita vino un viejito, ¿tú lo viste? Se deja a la señora y se viene para acá. Y yo el do-
mingo no voy a misa y tiene que venir el señor para acá y llega la señora y yo soy como la
señora Corazón. Todo el mundo viene a contarme sus penas.
Eso sí te digo yo. Ahorita a la gente no le gusta escuchar. Es que a mí me gusta escu-
char a la gente. Eso es un apostolado. ¿Y tú porque te vas? (Porque tengo que comer, mi
amor querido...)
Cuando estaba copei aquí en la parroquia... con ese que se acaban de instalar. Este
William Lara se llama. ¿Tú sabes cual es Pedro Pablo no? Que es un líder copeyano muy
famoso. Entonces esto decían que era el comando de Pedro Pablo porque la casa ésta
siempre ha sido verde.. jajajaja. Yo no. No estoy con este gobierno pero yo hablo con los
que están en el gobierno y hablo con los que están en la oposición. Ese señora vino pa’
que yo hablara por la hija de ella... porque yo siempre voy por la línea del medio. No, yo
no soy fanática. Para nada. A esta edad. A los 75 años, con un fanatismo, perder una
amistad por política. No vale la pena.
La gente viene a hablarme en lo bueno y en lo malo. El dolor. Porque tú sabes que la
gente se acuerda de santa bárbara cuando llueve. Sí. Este señor que está allá tenía una
hija que estaba estudiando 4to año de colegio universitario y venía pa’ acá pa’ una tesis y
chocó con un camión y la mató. La primera hija de él y otro señor que era del movimiento

98 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA
de este gobierno y tiene una hija que está pa’ graduarse y no le dan el puesto, entonces
viene otra que no es y sí se lo dan. Y también la señora.. ella no es de aquí pero ella es la
directora de la Universidad Abierta y el marido sí vive aquí. ¿Tú sabes lo que es que un
24 de diciembre se vayan a comprar y hayan 10 muertos en un accidente, entre ellos la
ahijada de la hija mía. Y ahora el día de San Miguel, que es patrón de aquí, el magüelo
29, el 24 se murieron 5, de un pueblo, de una familia. De un pueblo tan pequeño. Se mu-
rieron el papá, la esposa. Chocó con otro loco que vino por Casanay. Ay mira, yo fui a ese
entierro y me desmayé. Entonces eso es lo que más me ha impactado a mí, pues. Pero la
alegría es que han habido muchos eventos que han sido buenos, pues. Yo recuerdo que
cuando estaba muchacha, a los 50 años del doctor Figalo. Yo me acuerdo que eso fue
una cosa grandísima, 50 años profesional, como médico.
Venía gente de todas partes, los discursos. Había aquí un sacerdote que se llamaba
Eduardo Morales Vásquez, que trabajó allá en Caracas, que fue un orador de maravilla.
De los sacerdotes el mejor. Una vez fueron a meter cuento de él allá en el obispal y le di-
jimos ¿cómo meternos con él? Ese es una campada de oro. Eduardo Morales Vásquez.
En ese acontecimiento se celebraba los 50 años profesionales, de médico. Las bodas
de oro profesionales. Él trabajó aquí toda la vida sin cobrar como le paso a Arriendes, ¿no
has ido pa’ allá pa’ la alcaldía? Bueno ahí al lado. 50 años de profesional, de médico...
Pase mijo.
Yo era deportista. Aquella de la foto soy yo… bueno, yo hice de todo. Trabajé como
académica. En aquella época yo me fui pa’ Cumaná con aquel poco de hombres en un
camión.
Jugábamos Volibol, jugábamos sofbol que era de mujeres, jugábamos con la de bac-
kles.. que cada uno coje su..... éramos unidas.
Yo no tuve una profesión así, porque me daba como temor irme pa’ Caracas, porque
la hermana mía era maestra y gana muy poco, entonces me vine y me empleé primero
en el Ministerio de Agricultura y Cría, en la... cómo se llamaba.. Unidad agrícola que tra-
bajaban aquí. La eliminaron y me buscaron escuela pa’ Puerto Santo, después cuando
era el nombramiento la hermana mía no quiso, porque hubo dos maestras que... aquella

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 99


cosa era un escándalo. Entonces, no me mandaron. Me quedé cesante. Entonces me
conseguí el señor Arturo Hernández, me trajo a esa agencia de ventas, pero como era en
aquella época de Pérez Jiménez, no quiso que yo trabajara y me eliminaron la oficina.
Después de que yo vi la cosa mala busqué y trabajé como ecónoma. Primero trabajé
en... 41:38... pero yo no soy ninguna maravilla pero yo estoy en todas partes, colaboro.
En todos los grupos. En los grupos religiosos. Tuvimos una bonita época. Era una época
muy bonita.
No, yo creo que eso ha sido la perdición. El televisor. Claro porque uno se sentaba en
la puerta a conversar. Tú estás ahorita y está la gente así... como ida. Y bueno… Venían
los muchachos en vacaciones y salían los muchachos sanamente... ah mijo ven. ¿Cómo
se llama el señor que me iba a comprar el libro ese de Río Caribe ayer y hoy? ¿Dónde lo
puedo conseguir? Uno que trabaja ahí que él lo hizo. Es de Carúpano. Uhmm. Que él hizo
un libro... bueno.
Al tiempo yo conocí tanta gente joven y conocí a un señor muy serio y gordo y bueno...
jajaja. Porque uno en realidad no se enamoraba, sino gustaba de él y uno le iba a pedir y
si estaba bien enamorao lo aceptaba. Los amores eran de lejos. No había esas cosas y yo
en aquella época me encantaba andar con muchachos pero nada... me casé con Oscar
que era un muchacho bien serio. Que para esa época era perfecto. En la época de Pérez
Jiménez, desde como el 58, pero era jugador.. Le gustaba mucho jugar. Yo pa’ salir de
esta casa tuve que hablar con el señor. Esta casa era de los... ¿tú has oído hablar de los
Arismendi?. Ellos hicieron el Sebucán, San Agustín… Esta casa es muy bella. Sí bueno,
pagando a varias partes la compré yo hace 50 años.
Esta casa la hicieron en 1922, o sea la reconstruyeron.
Hay que admirar de la mujer riocaribeña sus habilidades, su optimismo... ya eso no se
ve mucho en esta última generación, pero antes sí. Había mucho líder, sobre todo en la
parte religiosa y en la política también, habían partidos aquí habían bastante listas y activa
en todo. A mí nunca me ha gustado meterme de lleno pero.. Bueno. Muy trabajadoras.
No, que va es que ahora la gente es muy cómoda. Una niña de 16 iba a trabajar y man-
tenía a la familia. Y la mayor le iba dando a la otra. Aquí la mayor parte de la gente se

100 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


fue para Caracas y estas casas se quedaron así, 15 abuelitas con un... De maestras tenía
una casa, pero también la gente, aquí lo más que estudiaban era comercio y la primera
tanda que se fue tenían, tanteaban, 2 ó 3 meses... tenía muchos representantes con
cargos altos. Por ejemplo el doctor Hidalgo fue Ministro de Sanidad, eso en los gobier-
nos anteriores, ese señor que vivía en aquella casa. El doctor Díaz se casó con una que
estaba ahí, fue presidente del Tribunal Supremo de Justicia y somos muy colaboradores
y entonces ese poco e’ gente se fueron pa’ Caracas y no veían a la mujer, entonces se
sentaban me acuerdo yo, que era en la... las primeras máquinas.. Ahorita no se me viene
a la mente... la que era como una máquina de escribir.. Bueno no me acuerdo. Aquí las
mujeres eran muy emprendedoras, aquí se fueron mujeres muy valiosas que trabajaban
pa’ sacar a su familia de aquí.
Y bastantes mujeres se sacrificaban a no casarse pa’ no dejar a la familia sola. Yo ten-
go varias que no se fueron para no dejar a la familia sola. Yo también, a mí me querían
mandar a estudiar el bachillerato pero no quise ir para no dejar a la familia sola. Para
que mi hermana no tuviera tanto gasto... eso era por allá por Yaguaraparo y yo vivía en
aquella casa que está por la esquina.
Mi esposo era un hombre muy serio... pero la gente le tenía aprecio. Él me dejaba que
hiciera todo. Él era jugador y todo, pero me dio sobre todo, la libertad, luz verde, jajaja.
Bueno será como una máquina de retroceso, jajajaja... bueno retroceso. Ahí veces
que estoy optimista.... soy como una máquina de retroceso. En la salud y en mi modo
de ser.... yo voy muy campante, después retrocedo. Es que tú ves que soy así abierta con
todo el mundo.
Vengan pa’ que vean la casa, es que no hay nada más bonito que una bella educación
La señora que trabaja aquí se llama Emilia, este patio que está atrás es de los Pietri.
Ely Bravo se casó con una Pietri y uno ve el terreno, pues.
Yo tenía todo esto pero se lo han dado a los Pietri... pero entonces él llegó y se lo pidió
y está todo ahí. Mira, si tú ves, todo esto era una casa bellísima… con los muebles más
bellos. Pero, mira lo que quedó. Esto era de los Pietri. Todo de los Pietri. De Alicia Pietri.
Pero todo se lo tumbaron... Hasta allá llegaba el pie de la casa.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 101


Bajen, bajen... Aquí comían las vacas y los caballos antes cuando esa gente... y toma-
ban agua.
Eso pasa con la sucesión. Que aquí está uno y no es de nadie. ¿Cuánta casa no se
ha perdío aquí por eso?... yo te voy a enseñar una casa que está en líos ahorita. Yo creo
que esa casa la irá a coger la alcaldía, porque mire.... aquí todo es abogados, regis-
tros. Esta casa era bellísima… pero después son de muchos y no es de nadie…mira los
cariaquitos…
Los muchachos ahorita no leen. No tratan de saber la historia de su pueblo… Ellos no
le dan valor a nada ahorita, es importante que sepan su origen, sus costumbres…
Lo que impactó a este pueblo fue la creciente del río Nibarda, se salieron los muertos
del cementerio pero no hubo ninguna tragedia humana. Pero ahora sí. Ha habido dos
veces. Hace como 4 años se murió una con un niñito y fue a salir al morro. Como a los 3
días la rescataron, por una creciente... llegó el río y se metió en todas las casas.
¿Ah, sí? Pues mire, éste es el cariaquito... y el morado también, anteriormente aquí
se daba eso pa’ el paludismo... sí. Aquí venían artistas. Artistas buenos y ahí filmaron y
prepararon la casa cuando no se había caído. Esa era la medicina de antes... pero aquello
se fue y trajeron ahora una pastilla pa’ todo.
Los juegos que me gustaban jugar era el cuarto oscuro. Ajá. Que la gente tenía que
adivinar quién era. Le ponen una sábana, apagaban la luz y entonces uno tocaba así. Y
estaba con el coso ese puesto y gritaba y era una emoción. A cualquier edad se jugaba
Desde pequeñas hasta... como la gente no tenía distracción, siempre buscaba algo que
hacer. De pequeña jugaba la vieja... ese había que agacharse e ir brincando. El Cuarto
oscuro se jugaba en la sala de la familia. Iban varios. Hombres y mujeres. Pero no me
acuerdo de cómo se hacía. Era joven. Pero eso sí me acuerdo de cuarto oscuro, nada más
que era pa’ adivinar quién era. La primera vez que lo jugué tenía doce.
Parece mentira, tuve muchos admiradores pero uno sentía como miedo que me hicie-
ran algo... no. Me gustaban amores de vista, pero como yo era huérfana y tenía un cuñao,
yo no quería darle que sentir nada. Yo siempre andaba con los muchachos y les hablaba,
pero, tranquilidad y conciencia, jajaja.

102 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


Ahora, era aparente moderna y no me he puesto pantalón... entonces decían España
toma, fuma.. Éste, lo que me falta es que diga groserías y que me ponga pantalón. Yo
salía con los muchachos en bicicleta y me respetaban. Fíjate, cuando la pelota yo me
iba para allá, pero no querían que fuera sola, entonces la hermana mía no quiso que yo
jugara y me mandó para casa de la hermana de Salvador Acosta. Yo tengo una carta de
la hermana, se llama Aguasanta y la otra se llama Ana. Yo tengo por ahí la carta de él.
Lo que se produce aquí es el cacao. Pero ya cuando mi época ya esa gente empezó
a... síu, pero bueno, ese era el comercio. El cacao. Allá en la plaza Sucre, si uno tenía
que mandar una diligencia pa’ Carúpano, esa salía en los camiones de cacao. ¿Verdad,
mijo? Eso ya pa los años 60 (España). Venía cacao de todas partes. Éste era un puerto
internacional. De la firma Boulton. Venía toda esa gente. Vapores, venia el café y los fru-
tos menores...
Aquí habían 4 alambiques. Churupan, Mauraco donde estaba el señor éste. Ahí habían
2 alambiques... y eso lo mandaban pa’ Ciudad Bolívar. Aquí había mucho alambique.
En Puerto Santo. ¿Qué más? Sí, cacao, café, los frutos menores. La gente era muy labo-
riosa, hacían dulces.. Ahorita ya no mucho por la situación. Pero eso se había eliminao
cuando llegaron los chocolates, las cosas así. Melcocha te iba a decir yo. ¿Tú has hecho
melcocha?
Y en la mayor parte de adentro la gente compraba ropa hecha. Costureras. Antes había
varias sastrerías, zapaterías. Sí. Uno mandaba a acomodar esos zapatos. Sí, aquí habían
2 ó 3 zapaterías. Varias sastrerías...
Si yo lo veo. No te digo que el otro día estaba viendo la misa cuando llegó la hija mía y
después me llamó la muchacha..
Es que tú sabes que yo soy como el camaleón. Veo un ratico a los del gobierno y otro
a los de la oposición, jajaja.
Mira, el otro día puse yo el canal 8 y vi a mi amigo Claudio Cedeño que cumplía 50
años en el periodismo. ¿Tú has oído hablar de Claudio? No tiene más de 50, tiene 90 de
vida.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 103


Chacaracual

Eugenia Maria Subero


Registro testimonial: Estrella Gomes

Yo vivo en este pueblo, Chacaracual, he vivido toda mi vida, o sea, 63 años aquí. Cuando
yo era pequeñita me iba a mi escuela, ayudaba a mi mamá a barrer, a fregar, jugaba
muñequitas, la comidita y las hacíamos con trapo, las muñecas. Aquí siempre se han
celebrado las fiestas el 16 de junio, que es el día de la Virgen del Carmen, en estas fiestas
se hacen las misas con el padre, se buscan las minitecas para bailar toda la noche en la
plaza y bueno, todavía bailo; aunque antes las fiestas eran mejores, no existía tanta sin-
vergüenzura y nada que ver, la marihuana; ahora es puro malandro, antes no, tú podías
dormir en cualquier lado y nadie te hacía nada. Estas fiestas duran tres días, 16, 17 y
18, hasta que el cuerpo aguante.
Aquí tengo a mi familia, tuve siete hijos pero me quedaron cinco, dos varones y tres
hembras. A mi esposo que también era nativo de aquí, pero se murió, lo conocí aquí
mismo.
Bueno, ahora yo en este pueblo no hago casi nada, dejo que mis hijas me mantengan,
dos trabajan en esta posada de Mimijhon y tengo una que vive en Anaco que me ayuda,
me manda plata, pero también tengo mi pensión, pero casi no me alcanza, cuando voy a
Carúpano, no puedo comprar casi nada.
Cuando era joven nos convidábamos ahí en el pueblo, yo hacía arepas, molía café,
maíz; no como los jóvenes de ahorita, que viven de lo que sus papás hacen, no van a
estudiá, se la pasan paseando por ahí; bueno mis hijas sí trataron de estudiar, pero no
siguieron porque no tenían las maneras, llegaron a cuarto, algo así, pero luego tuvieron
que trabajar. Me acuerdo que a los muchachos así, vagabundos, les contaban cuentos de
aparecidos pa’ asustarlos, pero ya no y bueno no me acuerdo bien de cuáles eran.

104 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


Luis Ventura Roque

Bueno, yo me llamo como dice en la cédula, Luis Ventura Roque. Yo aquí en el pueblo
cosecho cacao y cuando era joven hacía lo mismo. En el trabajo del cacao uno tiene que
sembrar, cuidar lo que siembra. También trabajo con el maíz. Bueno, uno empieza en la
mañana como a las 5 y termina en la tarde como a eso de las tres o cuatro. Yo nací en
este pueblo, ahora tengo 65 años. Tengo aquí sólo cuatro hijos y bueno, nietos tengo sie-
te. Este pueblo es muy tranquilo, nunca pasa nada, es tranquilo demás. Yo me casé con
mi esposa cuando yo tenía 28 años y ella tenía 16; la conocí aquí mismo, ella estudiaba,
yo trabajaba y bueno, nos enamoramos a primera vista, así. En este pueblo se celebra el
día de la Virgen del Carmen, se adorna todo, se echan cohetes, uno se echa sus palos,
se hace la procesión, se baila con la miniteca y dura tres días. Y bueno en diciembre se
cantan aguinaldos, se arregla al niño y se hacen los nacimientos.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 105


Rosa de Quijada

Tengo 62 años, siempre he estado aquí, nací aquí, sólo estuve viviendo un tiempo en
Santa Isabel con mi esposo, que él me llevó para allá y bueno de allí tuve a mis dos hi-
jos mayores; luego mi abuela y mi mamá me dieron este ranchito y bueno, nos vinimos
para acá; tengo 48 años casada con mi esposo, lo conocí porque él vivía en Santa Isabel
que no es muy lejos de por aquí y él venía cuando habían entierros y eso; lo vi y bueno
nos enamoramos y entonces me casé luego de que tuvimos nuestra tercera hija, porque
bueno, tuve dos años separada de él por problemas que tuvimos y eso y bueno, luego
él me volvió a buscar y entonces fue cuando salí embarazada de la tercera hija hembra,
luego los varones y fuimos a Yaguarapal y no casamos y tengo 6 nietos. Vivo aquí en este
caserío que es muy tranquilo y siempre me ha gustado y mis hijos me han hecho cosas
para yo vender y eso y bueno, seguimos aquí. Cuando yo era joven estudié poco porque
en ese entonces no había grado, casi nadie estudiaba, llegué a segundo grado; después
me dediqué a mi casa a mi familia, ellos iban a la hacienda a moler café y yo me quedaba
acá y así me acostumbré y bueno de niña yo jugaba bastante, jugaba metras, jugaba al
trompo, a la pelota al fondo de la casa, aprendí a montar bicicleta, salía en bicicleta a
pasear a un puente y ahí fue donde yo más me enamoré de mi esposo, porque él también
iba por allá con las muchachas. Aquí no sé qué pasa, si hay alguna pelea o algún alboroto
yo no salgo de mi casa yo me quedo aquí tranquilita, porque no me gusta ventilar los
chismes.
Aquí se celebra la fiesta de la Virgen del Carmen, que se ponen en la plaza las mini-
tecas y uno va a ver los bailes, a ver los juegos que se hacen; los bailes le hacen a las
muchachas prácticas de joropo y eso, también hacen obras, yo tengo una nieta aquí que
le gusta bastante hacer esas cosas y ella va, le gusta muchas esas tradiciones. Éste es
un pueblo muy bonito y la gente es muy solidaria. El 29 de mayo aquí celebran los años
que cumple el caserío y se hacen fiestas y todo es muy bonito, eso fue cuando vinieron al
pueblo a pintarlo una gente de Cumaná con el señor Juvenal Ravelo hizo esos murales y
eso. Este pueblo cumplió el año pasado 315 años de ser fundado.

106 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


Estello Tubán

Yo he vivido toda mi vida acá y tengo 57 años. En este pueblo nos dedicamos a la agri-
cultura, a sembrar yuca, maíz, cacao; nosotros nos levantamos como a las siete de la
mañana, vamos a la siembra y nos regresamos como a las once, ya casi ya de medio día.
Ahí estamos pendientes de las huertas y eso. Mi infancia la pasé trabajando sembrando,
eso me lo enseñó mi papá, también criábamos gallinas, patos, cochinos. Aquí se hacen
sus fiestitas y se ponen minitecas y la gente baila, se celebra el día de Santa Eduviges y
de José Gregorio, se celebra más o menos en octubre, por el 29, por ahí el de la Virgen y
el de José Gregorio es en agosto. En este pueblo pusieron la luz cuando Leoni imagínese
y bueno, el pueblo ha cambiado, antes era sólo un caminito y ha ido creciendo. Este pue-
blo está fundado como desde que estaba Leoni, Rómulo Betancourt, por ahí. Mis padres
también eran de aquí pero ellos murieron, mis hermanos ahora somos tres hembras y un
varón, porque éramos siete pero uno desapareció y hasta la fecha no se ha sabido nada.
De este pueblo no he salido casi nunca, sólo una vez salí por aquí cerca de trabajar, fui a
Bolívar también, pero ahora trabajo aquí y lo que siembro es casi todo para comer uno
y mantenerse. En este pueblo ya las cosas no son tan tranquilas, a pesar de que es muy
pequeño hay mucho malandro y delincuencia.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 107


Carmen Rojo (62 años)
Registro testimonial: Estrella Gomes

Yo no me crié en este pueblo pero sí venía para acá; me gustaba sembrar la matica de
cacao, la matica de guanábana, la de banano, que ustedes la dicen cambur y bueno de
aquí me iba pa’ mi colegio otra vez en el Morro y allá entonces vivía de la pesca. Yo nací
acá pero me crié en el Morro y regresé acá hace como 3 años para cuidar a mi mamá. La
vida en el Morro era pura pesca, cuando no había pesca eso era nada y todavía, ahorita,
sigue la pesca, están las cavas, la maquinaria pesquera, comprar en producto y van a Ca-
rúpano y lo venden, antes no se veía eso, antes traían un bote de pescado, lo zumbaban
en la orilla y lo vendían a las personas que iban a comprar o si no, cada quien agarraba
su cuchillo y un bojote e iban a escalá, yo también iba a escalá jijiji, escalar es cuando
uno coge el pescado, lo hace lonja, lo lavo, le echa sal, lo vuelve a lavar y lo tira al sol a
secar y bueno, uno lo vendía por arroba que eran como 11 kilos y medio ó 12, no como
ahora que se vende por kilos. Nosotros no teníamos hora para trabajar, ahí no existía
hora, nosotros fueramos allí a la hora en la que llegaba el pescado, así fueran las cuatro
de la mañana nosotros estábamos ahí, quizá llegaban a las ocho, todo dependía de a
que hora llegaban los botes y bueno, unos iban a las cavas, otros a trabajar ese pescado
y si era cosa de pasar todo el día y parte de la noche, lo pasábamos; el asunto era de
acomodar ese pescado para que no se fuese a perder. Los pescadores salían unos a las
2 de de la tarde como algunos a las 4, eso depende de la luna, si hay oscurana, porque
eso tiene que ver, hay veces que hay cuarto menguante y hay oscurana, entonces se
aprovecha que el agua hierve, cuando el agua tiene muchos peces adentro hierve, es muy
bonito es como una luz luminosa que hay en el fondo y bueno, uno sabe que hay peces,
entonces uno dice que el agua hierve, se ve muy bonito, a mí me encanta la pesca, mis
padres, bueno mi tía se dedicaban a eso, por eso yo me crié así. La mujer del pescador,
hay algunas que van con ellos y otras no, otras se quedan esperando a que él llegue para
arreglar el pescado y tenerle lista su comida, limpiar la cochinada, uno la mujer del pes-
cador tiene que estar pendiente de todo eso. Cuando yo era pequeña aparte de trabajar

108 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


en todo esto, yo jugaba pelota, jajaja, yo era un macho, jugaba trompo, jugaba metras,
esos eran mis juegos, siempre jugaba con los varones; bueno, antes se podía hacer, nos
convidaban a un poco de muchachas y muchachos a jugar pelota, como todo eso era
libre, correteábamos, nos bañábamos.
Yo soy casada, conocí a mi marido en el Morro, lo conocí porque iba a la casa, visitaba
mucho a mi familia, a su papá que era el marido de mi tía; tengo 10 hijos y nietos, uffff,
como 23 ó 24 nietos y todos viven en el Morro; unos son carpinteros y hacen barcos otro
trabaja en el policlínico y es paramédico, otra trabaja en Caracas, allí por Lagoven; otra
es costurera y también da clases. Ahora estoy con mi mamá aquí en esta casa y no tengo
casi animales aquí, sólo gallinas y mis maticas, que si yuca, naranja, limón y eso. Yo dejo
que me mantengan mis hijos, me mandan mi platica y eso, a veces mando a tumbar
cacao y luego lo vendo y así vamos. Toda mi familia es muy unida en ese sentido, si a
alguno le falta algo, los demás tratamos de dárselo y eso y en navidad nos tratamos de
reunir; las navidades aquí son muy divertidas, tocan tambor, se baila, se pone el arbolito
y bueno, la comida divina, por lo menos la hallaca uno no la hace pequeña uno la hace
bien grande, con carne de cochino y la envolvemos en hojas de plátano, de cambur, pero
aquí no son muy complicadas, no se les echa huevo, ni embutidos, nada de eso, se le
pone sus ciruelas pasas, un picantito.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 109


Carmen Otilia Rodríguez
Registro testimonial: Estrella Gomes

Yo tengo 78 años de edad, trabajando todo el tiempo, trabajando aquí en la casa, primero
estaba metida en una cooperativa de siembra de legumbres también, pero me torcí el
brazo y no pude seguir. Aquí todo el mundo vive trabajando en su casa.
Este pueblo vive de la siembra, nosotros no, porque no tenemos tierras. Él, cuando
estaba bueno que trabajaba echando machete y ganado el día y mis hijos que están por
ahí por fuera que son los que me ayudan, están en Guatire, en Petare, por ahí en Caracas,
en Maturín.
Mi familia es de aquí igual que yo, porque después que ellos crecieron hicieron su
familia por ahí, me quedan nada más que tres hermanos.
Aquí se celebra el 26 de julio el día de la Virgen del Carmen, la patrona del caserío, se
hace la fiesta, bailes. Aquí está la iglesia evangélica y la iglesia católica, aquí la gente se
casa por la iglesia, por civil, también se van con los hombres (jajaja). Pero antes no, antes
era la vida muy tranquila, las mujeres se casaban a su debido tiempo; algunos dicen que
eso ha cambiado por la televisión, pura gente acostándose y besándose, haciendo cosas
mal hechas.
Yo tuve catorce hijos, aquí tengo cuatro nada más. ¿Cómo crié catorce hijos? Bueno
mi’ja trabajando, entre él y yo (refiriéndose a su esposo) echando machete por ahí y lim-
piando monte en las haciendas ajenas, sembrando conuco y yo aquí en la casa lavando,
planchando, cosiendo, haciendo todos los oficios de la casa.
Este negocio mío, esto es de mi cabeza, que yo he trabajado, yo he hecho muchos
cursos.
El licor de cacao, eso tiene un proceso, eso tienes que tostar el cacao que sacas de las
matas, nosotros compramos el cacao por kilo, se tuesta, se pasa por una máquina, se
le quitan las conchitas, se pasa por una máquina eléctrica y se hace la pasta, después
sí se prepara, la pones en almíbar; ese es el dulce. Se vende mucho en temporada. El
licor se pone a curtir con las pepas del cacao tostado en una jarra, se deja quince días,

110 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


un mes y después se cuela, se le echa el almíbar y se prepara la mezcla. De aquí se han
hecho exposiciones en Río Caribe, yo he ido y he llevado el licor de cacao, el ponche y las
pelotitas. El ponche de cacao lleva leche condensada, se bate en una batidora. El licor
de cacao va nada más de la jarra donde se tiene al envase en el que se va a preparar y a
embotellar. A mí me gusta más el ponche crema.
Mis hijos no estudiaron porque antes no habían los estudios de ahorita, la facilidad
para estudiar, pero sin embargo, ellos se defienden con lo que aprendieron, se fueron
por ahí a trabajar, unos salieron de sexto y estudiaron primer año y después no pudieron
estudiar más porque la situación de uno era más crítica. No como ahorita, el que no es-
tudia es porque no quiere estudiar. Hay un liceo allá arriba que cubre todos los grados,
desde bachillerato hasta la primaria.
Cuando vienen por ahí los cursos yo me meto, de repostería, de conservación de
alimentos, de costura. El curso de costura lo hice por allá por la vía de Río Caribe y los
otros cursos, viene gente a hacerlos aquí, a dictarlos aquí; ahorita están haciendo uno de
chinchorro, pero como yo sé tejer, yo no fui.
Fíjese en Chávez, él cuando estudió fue de alpargatas y lo rechazaron y la pobre vieja
haciendo araña le compró sus cholitas y volvió pa’ la escuela. Ese fue pobre y sus padres
también, el periódico lo dice, un periódico que nos trajeron a nosotros cuando estábamos
estudiando, yo lo estuve leyendo y, ay mire, eso sí daba gusto de leer. Y él soñaba, él soña-
ba que él iba a ser; qué fue lo primero que fue él, soñaba que iba a ser comandante.
Y tengo otro aquí, yo tengo uno que compré en Maturín que es el almanaque (refi-
riéndose a un afiche con la imagen del Presidente) y tengo uno vestido de verde, tengo
uno con espada y con una señora como que es, yo tengo varios en la casa. Fíjate que las
primeritas que estudiamos en la misión por aquí y esas que estaban dando clases, no
tuvieron nunca una franela que darle a uno; ahora cuando me dieron el certificado de
sexto fue cuando me trajeron una franela, yo les dije: -y para qué me trajeron eso-. Yo ahí
duré un año.
Él siempre dice que una persona no debe firmar con las huellas, salían en la televisión
esos viejitos, chica, estudiando, saliendo de sexto, eso fue bello. Ahorita fue que se fun-

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 111


damentó esa misión. Lo que pasa es que muchos le echan la culpa a él, pero él no tiene
culpa, él manda pa’ que hagan y la gente se lo coge; además él no es hombre egoísta,
la cosa de él es meterle la mano a la gente, allá aquellos que lo traicionan, que de Dios
tengan su recompensa.

112 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


Tunapuy

Pedro García y Onelis García


Registro testimonial: Aquarela Padilla

Pedro: Tengo años sufriendo de la vista, tengo cataratas y desprendimiento de retina.


Veo un 30 % y uso gotas de por vida porque sufro de la vista. Yo estoy acostumbrado a
caminar por aquí, porque ya conozco aquí ya; pero más lejos sí tiene que venir una per-
sona conmigo.
Yo conozco esto aquí porque estoy en mi pueblo. Esto por aquí es tranquilo, sí habrá
por ahí quien consume la marihuana, la piedra, pero es tranquilo. Aquí hay baile, fiesta
en la calle, no hay.
Tengo 77 años, aquí en Tunapuy, el municipio Libertador, desde carajito estoy aquí. Yo
he recorrido Valencia, Maracay, en La Guaira estuve un tiempo también.
Nací el 22 de febrero del año 1929. Yo trabajo desde los ocho años como agricultor.
Trabajé toda la vida, hasta cuando pude trabajar.
Onelis: La vida del agricultor que no es tomada en cuenta, o sea valorada, porque el
agricultor llega a viejo y en verdad no goza de unas prestaciones, de nada. Pierden su
juventud prácticamente en un campo trabajando. También hay la discriminación, porque
tú sabes que una persona oliendo a monte no es igual a una persona que esté encorba-
tada. Si va a un ambulatorio un agricultor con una picada de culebra y va otro que va
encorbatado con un dolorcito de cabeza; el primero que atiende es a esa persona, porque
tú sabes, la presencia física. La discriminación es lo que se ha maximizado.
Pedro: Cien campesinos van a hablar con el gobernador del estado y no hablan, y van
un solo hombre y cierran la puerta y lo meten pa’ allá.
Onelis: No sólo cien sino hasta doscientos campesinos van a hablar con el gobernador
y llegan a las cinco y se vienen y no hablan; pero si va una persona de los magnates del
pueblo, una sola persona enseguida le abren las puertas, mas a los doscientos no se las
abren, esos son doscientos votos. Es decir, el pobre donde vale es cuando va a votar; ahí

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 113


es tomado en cuenta igualito. El status económico de la persona es lo que hace valer a
uno; si tú tienes menos, menos vales; si tienes más, más vales. Si una prostituta que en
una clase con más o menos lana, no es prostituta esa está en “liberación femenina”; pero
una prostituta de la clase pobre es una prostituta, sucia, y en todo es así.
Onelis: Mi papá tuvo catorce en cuatro mujeres, nietos tiene como cincuenta, pero
la mayoría ha desertado de aquí por motivos económicos. Aquí vida económica no hay,
aquí se encuentra es en la política; pero en la política no han tenido vida, nosotros no
hemos tenido beneficio con ningún gobierno, no con este que sí ha dado, pero nosotros
no hemos sido beneficiados para nada.
Pedro: Trabajé como agricultor hasta el año 92, en enero, que me operaron de catara-
tas, entonces me llevaron para Carúpano por un desprendimiento de retina que tenía, pero
aquí no operan en ninguna parte, nada más que en Caracas, nada más; me trasladé a Cara-
cas a casa de los hijos míos, me llevaron al hospital, me vieron ahí, me pusieron una cinta
en el ojo; desde entonces me pongo una gota a las siete de la mañana y otra a las siete de
la noche. Voy a Caracas todos los años al hospital Risques a chequearme el ojo.
Onelis: Él fue operado de cataratas, él quedó normal después de eso, pero después
obtuvo un desprendimiento de retina en el año 92, entonces le dijeron que eso no lo ope-
raban ni en Carúpano ni en Cumaná, tuvo que trasladarse a Caracas, pero cuando fue ya
tenía el ojo izquierdo con la retina seca. También le encontraron la tensión del ojo alta.
Pedro: Cuando yo era joven era un chico galán y yo te decía a ti por lo menos: -mi amor-
y tú te enamorabas de mí, eso es todo. Tuve primero dos mujeres antes de casarme, a
una le hice uno y la otra dos hijos. Después me gustó esa mujer, en ese tiempo yo no sé
qué tenía pero las mujeres me buscaban. Me casé en el año 53 en el mes de diciembre,
yo tenía 24 años y 22 tenía la esposa mía.
Onelis: Él tuvo varias compañeras, pero una sola esposa.
Pedro: Tuvimos seis hijos, tuvimos unos morochos y se murieron; cinco hembras y un
varón.
Onelis: La última mujer donde él tuvo su familia fue mi mamá, entonces él tenía a su
esposa más a mi mamá, tenía a las dos. Cuando una paría la otra salía embarazada. Pero

114 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


sucedió que mi mamá lo abandonó y se fue con otro, tenía yo 11 años en aquel entonces
y éramos cinco hermanos en total; cuatro varones más yo que soy la mayor. Bueno en-
tonces ella se fue y lo dejó, hace treinta y cuatro años, en 1962.
Bueno porque hay hombres que tienen de hasta cuatro y cinco mujeres, yo conocí a
un señor que era compadre mío, que vivía en la calle Bolívar que vivía con su esposa y su
compañera y ellas se trataban.
Onelis: Yo recuerdo que las hijas de la esposa de él son mucho mayores que yo, yo
nací en el 51 y tengo 54 años y la hija mayor de la esposa tiene 54. Porque la esposa fue
primero que mi mamá.
Pedro: Estando yo joven por lo menos, con veintipico de años y tú vienes aquí y te digo
algo y tú te enamoras de mí, por tus gustos. Así fueron las mujeres que yo tuve.
Aquí en el año 34 el viento acabó con todo, eso lo cuentan los viejos de antes, yo tenía
cinco años, no recuerdo mucho, eso me lo cuenta la familia. Esos palos enormes caídos
en el suelo. Después un tiempo en que llovió mucho, se cayó el puente que comunica
de Carúpano a Güiria.Yo crecí trabajando en los montes, sembraba el ñame, la yuca, el
ocumo chino los sembraba aquí en los bajos que son tierras húmedas.
Onelis: Éste es el chino, cuando uno lo sancocha se pone azulito, esto se da en tierra
húmeda y también se da en los cerros.
Pedro: Así yo trabajaba, me mantenía a mí y mantenía a las mujeres. Antes un bolívar
de pescado, cerquita de aquí, mandaba al hijo mío a buscar un bolívar de pescado y le
daban tres ruedas de carite y una de ñapa. Ahora no venden ni cinco mil bolívares de
carite porque el kilo cuesta quince mil bolívares.
Onelis: Mi papá me mandaba a comprar dos bolívares de carne de res, en el año 68.
También que en la vida de antes no había drogadicción, eso era una vida tranquila, date
cuenta que mi mamá nos dejó a nosotros abandonados, ella se fue con el marido y no-
sotros nos quedamos solos. Prácticamente yo fui quien ayudé a mis hermanos, yo era
quien hacía la comida, les lavaba; bueno mis hermanos eran unos muchachos tranquilos,
no había ese mundo negro que hay ahorita. Cuando yo vine del campo aquí al pueblo,
yo subía por ahí sola, pero ahora no se puede hacer eso, ahora la muchacha sube y la

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 115


esperan y la violan, ya este mundo ha cambiado mucho. También como dice la Biblia:
que cuando la tierra se llene de toda iniquidad vendrá entonces nuestro señor Jesucristo
a acabar con toda la maldad. Eso lo dice la Biblia, muchos no lo creen pero yo sí lo creo.
Yo no soy cristiana, te digo porque uno tiene que adherirse a las leyes de Jesucristo para
estar en eso, pero yo sí creo en él.
Onelis: Aquí las tradiciones que se conservan son la fiesta de San Juan, la fiesta de Santa
Sofía, el 24 de junio la de San Juan. Acá sacan a San Juan a la calle, ponen miniteca.
Pedro: Tú sales a la calle aquí con tus amigos, con tus primos, con tu novio, con tu
esposo, sales a bailar.
Pedro: Antes era mejor que ahorita.
Onelis: Antes había mucha decencia para el baile, antes tú ibas con tus hermanos y
llegaba alguien a sacarte a bailar, él tenía que pedirle permiso a tu hermano, a tu papá.
Pedro: En un bar, ya no existen esos bares.
Onelis: Ya no, pero todavía existen, sí, está El Recreo, está La Esperanza, El Manantial
que queda un poco distante del pueblo.
Pedro: Ahí va la gente a bailar, hay decencia, música grata, tienen esos boleritos que
bailaban antes y joropo zapateao.
Pedro: A mí me gustaba mucho el bolero, me gustaba Jaramillo, Los terrícolas, cómo
es que dice la canción (a Onelis)
Onelis: “que mi mal no tiene cura, que entregado al vicio estoy, ustedes no saben que
una mujer maldita y traicionera derrotó mi corazón; pero qué sabe la gente del dolor que
hay en mi alma, no saben cuál es mi pena si todos tienen su amor. Yo no lo tengo, que me
lo quitó un amigo, me ha traicionado el destino, mala suerte tengo yo”.
Pedro: A mí me gustaban los casettes de José Luis Perales, muchos cantantes, Julio
Iglesias.
Onelis: Yo pienso que el gobierno a aquellas personas que no les ha hecho llegar las
manos de él (haciendo referencia al actual Presidente de Venezuela), que ha ayudado a
muchas personas. Porque tú sabes que los políticos trabajan y agarran para los de ellos,
y si uno no está ahí metido, uno no gana nada.

116 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


Onelis: Mis hijos ya están grandes, por lo menos la mayor tiene 25 años, la segunda
tiene 21, el otro tiene 19 y el último tiene 17 años. Éste que está ahí es un nieto (hacien-
do referencia a un niño que se encuentra en una cuna dentro de la casa de Pedro). Por
lo menos los últimos tres hijos están trabajando, la mayor se graduó d bachiller ya hace
ocho años, la segunda tiene cinco años que se graduó.
Pedro: Bueno yo trabajé en Maracay construcción y trabajé también en el portuario, pe-
ro tú sabes que anteriormente ese seguro no lo pagaban, ese seguro se lo agarraban.
Onelis: Ahora fue que con el Presidente Chávez se descubrieron muchas anomalías
que estaban ocurriendo.
Pedro: Éstas son unas muchachas simpáticas, si yo tuviera veinte años, ay carajo.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 117


Agua Dulce

Rosa Marín
Registro testimonial: Aquarela Padilla

Yo tengo cincuenta y cuatro años viviendo aquí. Bueno yo estaba con mi mamá y me
enamoré y me vine. Bueno él era de aquí e iba a Vuelta Larga. Después me vine para acá
con él, él se murió, no tuve hijos con él. Luego viví así como estoy aquí, metida dentro de
un cocina, cuidando animales.
Esto lo llaman aquí Agua Dulce, más abajo El Paraíso, por allá Medina. Para mí este
pueblo siempre ha sido igual porque la pensión siquiera me ha llegado a mí, jamás, yo
tengo 79 años. Esto era un pueblo, aquí vivían varias personas cuando yo llegué, pero la
mayoría se han muerto. Yo conozco a toda esta gente por aquí.
Yo me paro a primera hora de la mañana y eso es trajinando aquí y trajinando allá,
pero eso sí, aquí en mi casa, porque esta pierna mira como la tengo, esta pierna tiene
cuarenta y seis años así; yo estuve en Caracas tres meses y me mandaron un tratamien-
to. También sufro de la vista, fui a Caracas a operarme pero no me pude operar.
Yo a las cuatro ya estoy despierta pero a las cinco salgo para afuera. Esto por aquí
es tranquilo, aquí los muchachos tomando pero no pelean ni nada, se ponen a hablar
tomando Pajuí, ese licor lo hacen en la vía pa’ Irapa.
Allá lo que yo hacía era sembrar café en todas esas haciendas. El cacao lo tumban, lue-
go lo tuestan y se muele y se hace la pelota y se hace el dulce. La maraca si está roja es
porque está madura, esto se abre, luego se ponen a secar las semillas, entonces uno aga-
rra el grano y lo tuesta. Después que se seca el grano se abre, lo pelan y sacan el cacao,
eso es lo que se muele después. Si el sol está caliente y el cacao es así en cantidad son
tres días, después eso lo ponen a curtir. Lo muelen luego con papelón, clavo y canela.
Yo tengo cincuenta años criando animales aquí, pero allá fuera criaba que si la res, que
si los pavos. Ahorita sí ya no crío tanto animales porque ya yo no. Esos son los únicos que
tengo (refiriéndose a un cochino) es grande y esa lo que tiene son once meses, éste otro

118 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


tiene un año y ahora es que eso está echando cuerpo. La abuela de ella, esa la mató un
hijo mío, mire eso era un animalón.
Yo me acuesto como a las siete, eso sí, no a dormir, me quedo ahí tranquilita en la
cama, despierta estoy hasta las diez, hasta las once de la noche que agarro mi sueño;
pero a las cuatro ya yo estoy despierta. Hace poco que estuve como tres meses en esa
cama, ay no, porque no podía pararme porque se me reventaron las varices, entonces yo
no podía caminar.
En la playa es que se ve todo, en los días santos y los días de diciembre se celebra.
Pero años atrás que venía la Semana Santa nosotros nos íbamos desde el lunes, de ahí
de la iglesia a Las Uvas era una locha y de la iglesia a Guayabero era media, cuando uno
iba llevaba de todo para Río Caribe, ahorita eso no se puede hacer.
Los hijas mías están en Caracas, los varones sí los tengo aquí; para estos días deben
venir. Nosotros aquí no nos tiramos los unos a los otros, los vecinos pues.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 119


Benjamín Guerra
Registro testimonial: Aquarela Padilla

Tengo noventa años en Agua Dulce. Yo nací aquí mismo abajo, ahí crecí, me casé y tuve
cinco varones, cinco hembras, tres murieron; y mi esposa hace un año. Yo compré un
terreno, esto aquí lo compré también, ese terreno lo vendí a 30 bolívares hace cuarenta
años, lo vendí porque la comunidad me lo pidió. Allí trabajaba yo desde la siete de la ma-
ñana hasta las cuatro de la tarde, ganaba dos bolívares por día. Después me enfermé de
las piernas y no pude trabajar más; los hijos son los que me ayudan ahora, salieron bue-
nos. Dos de ellos están en Caracas, hembra y varón; los otros dos están en San Félix.
Conocí a mi esposa cuando ella era pequeña, como de quince años, tuvimos un hijo.
Yo vendí mi casa y compré otra, ésta que tiene cuarenta y pico de años.
Estos gallos que están aquí van a la gallera, yo trabajé en eso cuando estaba bueno.
Preparaba a los gallos, los alimentaba, recogía tiempo de pelea, tardaba como quince
días en prepararlo.
Yo creo que las cosas aquí han cambiado, han cambiado por el gobierno, ellos han
ayudado mucho al pobre, a ese hombre lo quieren mucho.

120 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


José Antonio González
Registro testimonial: Aquarela Padilla

Tengo ochenta años. Ahorita estaba tumbando cacao, limpio la planta con el machete.
En este saco llevo son unos potes de aceite para limpiar paraparas, así se aleja la plaga.
Ahora que llegue a mi casa voy a descansar, a bañarme, descansar para mañana. Maña-
na voy a juyar la maraca del cacao para sacarle el grano, después lo pongo a secar, luego
se le vende al comercio; eso yo lo hago con los hijos míos.
Yo le canto al galerón, en décimas, dice así:

“ésta era una mujer que tenía once hijos y una hija
pero la historia decía viene el muerto simpatía”

Tengo que ocuparme ahorita, yo cantaba galerón, cantaba velorio. Se invitaban a to-
dos los cantores y nos poníamos ahí a cantar hasta a amanecer. Aquí estaba uno que
llamaban Marcos Campos que él cantaba pero cayó en cama y murió hace poco. Antes,
cuando había diversión y uno salía por ahí a cantar galerón, a cantar aguinaldo, pero
como ya eso se acabó.
Yo no me casé nunca, pero sí me enamoré, cuando a uno le gusta una mujer, le simpa-
tiza pues y la conquista y nos gustamos los dos.
Uno en su infancia jugaba las escondidas -vamos a jugar escondidos por ahí- cuando
uno era muchacho, uno se escondía en la mata de mango, se quedaba agachado ahí.
Otro era el sancocho, era que uno buscaba pescado y ponía a las muchachas a hacer
sancocho y ellas nos ponían a trabajar con unos pedazos de palo como los conuqueros;
para uno pasar el rato.
Yo en una parte tengo cinco hijos y en otra parte tengo cuatro.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 121


Táchira
Comunidad: Palmira

Participantes y testimonios de la comunidad de Palmira


José del Carmen Torres
Ismelda Ramírez
Álvaro Yánez
Aquilino Contreras
Alipio Becerra
Lenis Ramírez
Carlos Alí Rodríguez
Sixto Guerrero.

Registro testimonial:
Moisés Cárdenas.
táchira
Palmira

José del Carmen Torres

Yo recuerdo que Palmira no era como ahorita. Todo era parque, era una plaza, sabana
no más. Palmira pequeñitooooo. Por la calle principal no pasaba carros, era un peñasco.
Bajaba por aquí en la plaza una toma de agua. La iglesia estaba cerca de una toma de
agua. No estaba el colegio Padre Fría, había un samán famoso.
Ese samán está ubicado… ahh acá mismo, dentro de la plaza, en aquel entonces no
era plaza, como lo es ahorita. La escuela estaba en la esquina donde es ahorita la radio
comunitaria. La escuela estaba dirigida por el maestro Elías Maldonado.
Recuerdo que había un señor llamado Natalio Álvarez que le decían mocho y otro que
recuerdo, Ramón Zambrano, él era artesano.
Yo me he dedicado desde los 11 años a la música, te podrás imaginar cuánto tiempo
tengo. Aquí salió la primera banda de Palmira de Táchira, por allá en el año 42, bajo
la dirección del maestro Joaquín Yánez, la dirigió por largo tiempo. Luego él creó la
banda Corazón de Jesús, bajo el maestro Rafael Antonio Sarmiento, en el año 53, si
no me equivoco.
Hay un cuento, aquí en Palmira, una vez, en el barrio de la estación, a unas cuadras
subiendo del cementerio, le decían el barrio El Infierno. Porque dicen que salía el diablo
con algunas mujeres. Pedro Moreno y su hermana que eran brujas.
Una vez hace bastante tiempo, no me había casado yo todavía, un compañero y a mí nos
asustaron en un ceibo alto por donde está la curva para el abejal. Esa vez veníamos como
a las 11 de la noche por ahí cuando vimos un burro grandísimo blanquito, blanquito; que
será lo que tiene esa vaina. Uy ala, pegamos la carrera. Era grande, allí dicen que había
plata.
Palmira ha crecido, era un casquito de 3 cuadras. Soy músico, me he dedicado desde
los 11 años y te podrás imaginar que este pueblo ya no es el mismo.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 123


Yo he estado en muchos espectáculos, síiii y muchos. No joda, aquí en Táchira por
todos los rincones, en Mérida, Trujillo, en el estado Apure, luego me mandaron pa’ Bari-
nas, me mandaron pa’ y muchos lugares más. En Palmira hay una escuela de música, se
llama escuela Santa Cecilia, yo soy el fundador de la escuela y de la banda.

124 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


Ismelda Ramírez

Vivo en el Abejal. Este municipio se dedica a la artesanía, yo soy artesana en el Abejal


haciendo cestas, artículos, papeleros, revisteros, sombreros. También había una señora
Anita, bueno ella vivió toda la vida en el Abejal, pueees éste, cómo decirle, ésta hizo
canasticos estando ciega. Ya tiene como 2 años que murió. Bueno, ahorita se están
haciendo cosas para tener el corredor de los artesanos, para atraer a turistas. ¿Me en-
tiendes? de aquí se llevan artículos para Peribeca. Y bueno, pero no es como antes.
Te voy a contar un cuento, una vez, en el puente de la Cuchara se dicen que asustan,
que en la madrugada sale un hombre de blanco. Una vez estaba haciendo una visita a un
señor. Para ir a la flautela, por ahí había muchichísimas matas. Mi mamá me decía que
llegáramos tempranito. Pero se nos hizo tarde. Uy cuando llegando al puente me detuve.
Mi prima me dijo qué te pasa. Yo le dije es que este hombre no me deja pasar. ¿Cuál
hombre? Ése, es que no lo ves. Era blanco. Uy, cuando salimos asustados.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 125


III

Yo llegué aquí en mi 1942, Palmira es el pueblo más tranquilo del Táchira, con unas cos-
tumbres rarísimas. No había culturalmente instituciones, sólo una escuela unitaria hasta
3º grado de varones y 3º grado de hembras. En una venida de Rómulo Bentancourt, se
le pidió que construyeran la escuela. Se logró el asfaltado de las calles. Me recuerdo que
toda la juventud de Palmira, de aquel entonces, iban a estudiar a Táriba. Palmira ha sido
tranquila, oíste. Ha sido un pueblo, tranquilo. Los paseos eran para una casa de los Po-
rras; en Patiecitos unas de las pocas casas, íbamos para allá pa´ hacer hervidos.
Aquí, había un hombre que se dedicó a la mejor voluntad del pueblo. Se llamabaaaa,
cómo es que se llamaba, ala, ahh, no me acuerdo. Ya, sí se llamaba Eduardo Colmenares.
Hizo bastante por este pueblo, luchaba y conseguía todo.
Aquí la costumbre, la más simpática es en diciembre. En el mes de diciembre, eso es
bellísimo. Yo no sé dónde saca la gente para prepararse para hacer los disfraces. Usted
sabe que los disfraces son costosos, deben prepararse para reunir los realitos. Los dis-
frazados de Palmira son unos de los pocos pueblos del Táchira. Yo llegué aquí en el año
40 y ya se disfrazaba; imagínese desde cuándo se disfrazaban.
Otra costumbre es la paradura del niño, pero ya no hay eso. Este pueblo era muy reli-
gioso. Recuerdo que yo llegué en la época del padre Frías, un español. Uyy, qué padre...
preparaba todas las cosas, colaboraba con la gente.
Otra cosa, aquí había una cervecería. Pero de pronto desapareció. Le daba trabajo a la
gente de Palmira. Se vendía mucho en esa cervecería. Todo el mundo le decía cervecería
los Andes. Esa fue obra de Eduardo Colmenares. Una de las cosas que yo escuché por-
que se cerró la cervecería, dicen que el gerente era muy bondadoso. A todo el mundo le
regalaba. Cómo sería que una vez, la cervecería colinda con los terrenos de la casa. Una
vez, toda el agua sucia se venía para acá. Yo fui hablar con él. Yo fui sin pleito con nada,
bueno, hablamos y resolvimos el problema. Cómo sería, que en la tarde tenía enfrente
de la casa como 20 cajas, jajajajajaja. Ese hombre era bueno pero como dueño, nada y
bueno, qué otra cosa que recuerde. No, pues más nada.

126 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


Álvaro Yánez

Recién llegado hace mucho años, una vez montando la bodega, se me cayeron unos
armarios, había gente y todos se asustaron. Todo el bloque se vino pa´ bajo. La gente de
la comunidad vino a ayudar a limpiar, fue bonito la ayuda comunitaria.
A nivel deportivo, a los muchachos les gusta mucho como el fútbol de salón, figuran
mucho.
Umm, otra historia que recuerdeee… La afición de trotar. Teníamos fiebre a correr en
aquella época, una manada de grupos, era emocionante, fuerte ese impulso y emoción,
era bonito. Todos recuerdan esas caminatas.
Las caminatas a casa del padre, era un colorido gigante. Fuimos como 10 personas,
era una fiesta. Un río humano, la llegada, algo fabuloso. Las caminatas a casa del padre
son todos los años. Se celebra, que yo recuerde, desde hace 15 años más o menos; es
bonita, se respira ambiente de montaña, la gente colabora mucho dando agua, dando
dulces, es bonita. Es una fiesta. Es exigente a los atletas, son 22 kilometros de subida,
subimos 800 metros a nivel del mar a 2.200, es exigente pero es bonita. Es calidad.
La hospitalidad ya no es como antes que todos eran hospitalarios. Tal vez la inseguri-
dad. Los mayores están desapareciendo.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 127


V

Bueno, yo recuerdo los juegos del trompo. Aquí mismito cerquita donde Isidro. Se hacían
hervidos. Después de la vuelta al trompo. Ah, una de nuestras costumbres desde hace
tiempo, los disfrazados, aquí en Patiecitos es de hace tiempo. Bueno, antes se repartían
muchas tarjetas navideñas y se intercambiaban hallacas. Hoy día también bueno, pero
no como antes que eso era muchísimo. Eso es lo que yo recuerdo.
Patiecitos era un caserío, las calles de barro gredo. Yo llegué aquí en el 62, que yo
recuerde, la gente era chévere. ¿Qué es chévere? Bueno, hospitalario, buenos vecinos,
sociables, solidarios. ¿Cómo eran los diciembres? Se limpiaban estos terrenos, se hacía
hervío pa’ toda la gente, venía mucha gente.
Por aquí no había calles, la única calle es ésta, la principal. ¿Cuando se fundó la línea?
Bueno desde los años 40, tengo 32 años manejando.
Se decía que se decía Patiecitos porque era el patio que venían las brujas a bailar en
las noches. Venían a bailar aquí. Ese era el dilema de mucha gente.
La casa de la curva trae muchos cuentos, dicen que nadie puede vivir allí. Al final no
se sabe qué es, pero no sé qué sucede en esa casa. Pero algo debe pasar, ni la venden, ni
nada. Quizás hay alguna guaca. ¿Qué es una guaca? Es como una botija que se sacaba
para el páramo para llevar cosas.

128 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


Aquilino Contreras

Los disfrazados de Palmira. Aquí mismito donde estábamos, hacen unas camarotas
que suenan fuertísimo como un trueno, la gente festeja, come pasteles, masato, miche
y bueno, toda una fiesta. Los chinos se disfrazan. Recuerdo una historia de espantos,
bueno pues que yo sepa ay, sí, una vez pasando por el puente vía a la laguna, uy Dios mío
válgame Dios, me asustaron una vez, yo vi un niño chiquitico y yo le dije compadre qué
será eso, era un niño, qué cosa tan horrible, no sé, no me detuve. Pegamos un carrerón
que llegamos a la toma de agua. Me provocó pegarme una bla de chimú para pasar la
vaina qué cosa tan horrible, Alá.
Antes aquí era más frío, pa’ rriba, para Palo Grande que siempre es frío. Antes salía a
la cinco y con abrigo. Ahora no, sale sol, llueve, sale sol, llueve, qué cosa tan, rara, Alá.
No sabemos qué hacer.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 129


Prof. Alipio Becerra

Bueno hijo, yo le voy a contar algo de historia de acá de Palmira; sucede que desde que
llegaron los españoles a estas tierras, algunos comentan que hay una tradición que data
de los años mil ochocientos cincuenta, más o menos; pues es la misa de gallo o misa de
aguinaldo donde se organizaban fiestas como preparación a la celebración del nacimien-
to del niño Jesús. Acá en el municipio Guásimos, se conserva aún esta tradición como
desde hace ciento cincuenta años. Bueno, hasta donde puedo recordar, en estas fiestas
participan trece comunidades como el Abejal, Pueblo Chiquito, Toico, Belén, Patiecitos,
La laguna y entre otras que no me acuerdo.
Muchos recordamos los tiempos de nuestra infancia y estas fiestas en la Plaza Bolívar
con las comparsas, caramelos, las bandas musicales, carrozas, programas, reparto de
bebidas típicas, pólvora, recámaras y los disfraces tradicionales, que en aquel tiempo
eran elaborados con ropas anchas y rellenos de hojas secas de guineo y musgos. Eran
tiempos bonitos, qué bueno; ya no volverán pero aún se conservan algunas cosas.
Yo le diría que es compromiso de los habitantes de este municipio, conservar estas
tradiciones para que en el futuro esta tradición tenga renombre nacional y qué bueno,
en nuestro país hay mucha cultura que debemos rescatar.

130 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


Lenis Ramírez

Ajá, yo sé algunas cosas de Palmira. Quizás le han dicho que soy uno de los organizado-
res de las fiestas de aguinaldos. Yo animaba por mucho tiempo las festividades decem-
brinas de Palmira. Bueno representaba a la comunidad de Gramalote, ya que era vecino
del sector y participaba como capitán organizador.
Bueno aparte de parrandear (jajajaja) organizarla; como le decía, era capitán de las
fiestas, nos levantábamos muy de tempranito para estar temprano en la misa. Pues co-
menzaban a las cuatro de la mañana. Luego salíamos de la misa y de ahí comenzaba la
fiesta de cada aldea. La nuestra, por ejemplo, con disfrazados, comparsas música hasta
el mediodía, que íbamos para donde el padre Frías para entregarle unas gallinas y un
sobre con real de la gente de la comunidad como colaboración para la iglesia y luego en
la plaza, prendíamos la pólvora y después jugábamos al palo ensebado, la bola de fuego,
la cuchara y el toro candela. Juegos de aquella época. Ah ya que me acuerdo, después
como a las ocho de la noche, los vecinos se partían las fulanas piñatas con caramelos,
juguetes, avispas de congolito para las personas más cansonas.
Ya no estoy a cargo pues estoy ya más viejo, ya no es como antes que uno podía estar
en todas partes pero ayudaré en lo que pueda; lo que si se que ahora le toca a los jóve-
nes y seguirlas. Claro ya no se realizan como antes, pero de que siguen siendo buenas..
siguen.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 131


Carlos Alí Rodríguez

Ah ya. Estas fiestas son costumbres viejas. Desde que tengo idea y lo demás, cuenta,
vienen desde hace muchísimo tiempo por allá desde hace cien años. Hasta ahorita se
siguen celebrando.
Sí porque eso antes era un despelote. Unos por un lado y otros también. Pero como
desde hace dos años, con ayuda de algunos vecinos, nos unimos para que las demás
aldeas se unieran todas y así hacer unas mejores fiestas. La idea de la fundación nace
con la inquietud de contar con una institución que nos represente y fomente la cultura y
el folclor de nuestro municipio Guásimos. Como desde hace dos años con la idea de José
Porras, Cecar Cano y otros que ni me acuerdo. Ese día hablamos con el antiguo párroco
Antonio Herman, quien me dijo “ Carlos sigue adelante, tú hiciste lo que yo no logré,
reunir a las trece capitanías , les deseo lo mejor.” Bueno desde aquel día le pedí a Dios la
ayuda y hasta el sol de hoy seguimos unidos para hacer de estas fiestas, las mejores.
Bueno, mijo, que sigan adelante, que haga historia. Usted sabe que aquí lo que mas
nos gusta son los disfrazados y queremos que llegue muchísima gente de muchas partes
y que seamos conocidos a nivel nacional y porqué no, internacional, jajajaja.
Claro todo es posible, lo que pasa es que todo es constancia y paciencia, me va a de-
cir usted tan Joven, yo tengo en esto muchísimo tiempo. Mire mis canas mijo. Aquí hay
bastantes cosas por hacer.
Yo les digo a ustedes los jóvenes, que la cultura es muy bonita, que las fiestas debemos
cuidarlas y que nada se ha perdido, que lo que tenemos que hacer es cuidar nuestra
historia.

132 LA COMUNIDAD Y SU ESCRITURA


Sixto Guerrero

Bueno eso fue hace mucho tiempo, dicen que fue porque un grupo de muchachos por
allá en el año sesenta, un día un grupo de jóvenes se reunieron en el seminario a jugar
fútbol, ese día cayó un palo de agua grandísimo, entonces se llenaron de barro y no le
pararon pelotas a la vaina. Entonces cuando escampó se metieron todos a la piscina
(jájaja ) y cuál sería la sorpresa que llegaron un viaje de curas y de policías de Palmi-
ra. Los muchachos salieron corriendo de esa piscina, algunos escaparon asustados y
quienes no pudieron correr, por miedo, los llevaron presos. Bueno al rato después los
sacaron. Según lo que me han contado que al otro día, después todos los que estaban
allí, todos estaban formando bochinche, hablando lo sucedido a la gente de la cuadra.
Como esa calle no tenía nombre, un muchacho que ni me acuerdo quién fue, quien le
colocó el nombre a la cuadra pues él gritó y dijo todos ustedes son los alegres y alguien
dijo “los alegres” y él dijo -sí los alegres y como la cuadra no tenía nombre, sino era la
calle 2, pues desde ese día se llamó los Alegres.
Claro que no voy a saber, si vivo aquí desde hace mucho años, estas fiestas nacieron
por un grupo de vecinos quienes nos reunimos y nos decidimos unirnos a otros sectores
para formar la parranda, la quema de pólvora, el alumbrado de las calles y el popular
baile de la cuadra. Siempre nos recuerdan por los alegres, por eso es que la gente e este
sector siempre está alegre.

UNA Y MUCHAS VIDAS EN LA PALABRA 133


ÍNDICE

7 Bolívar

27 Falcón

57 Lara

67 Monagas

77 Nueva Esparta

97 Sucre

122 Táchira

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