NEUQUEN, 9 de Octubre de 2009.- Y VISTOS: El presente expediente caratulado “Sobisch, Jorge Omar s/ Infracción Art. 248 del CPP y C”, expediente 1287, A. 2009, del registro de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal.- Efectuado sorteo por Secretaría para determinar el orden de emisión de votos, resultó que en primer término debe expedirse el Dr. Luis María Fernandez, quien dijo: CONSIDERANDO: En las presentes actuaciones los Defensores de Jorge Omar Sobisch, a fs. 13 recusan a los Jueces de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal, Dres. Héctor Rimaro, Walter Richard Trincheri y Daniel Gustavo Varessio para entender en la recusación a su vez efectuada en relación al juez de Instrucción Alfredo Elosu Larrumbe. En lo sustancial fundan su petición en que los jueces mencionados ya actuaron en esta causa al resolver la petición de recusación formulada por la parte querellante con respecto a la actuación del Dr. Benavides, titular del Juzgado de Instrucción Nro. 5, y la solicitud de ser tenidos como parte en este proceso. Que lo antedicho fue resuelto en el auto interlocutorio de fs. 175/182. Consideran que en dicha resolución ya han adelantado opinión por lo que no corresponde que intervengan en la recusación que efectuaran los letrados Cancela de la persona del Dr.Elosu Larrumbe. Señalan que el Dr. Trincheri, “luego de analizar la investigación llevada a cabo por la Fiscalía, -la que tachó de anómala, laxa, miope y carente de objetividad- y por ende el comportamiento del entonces juez recusado, aconseja que se inicie investigación penal respecto del accionar reprochado por la parte querellante a nuestro asistido, en tanto del mismo requerimiento de instrucción surgen elementos para (al menos) investigar si el accionar reprochado a los comisarios Salazar y Soto se originó en una orden suya”. Varessio siguió dicha tesitura adhiriendo a lo expuesto por el juez de primer voto. Lo mismo expresan respecto del juez Rimaro. Expresan que “ya tiene dicho nuestro más alto tribunal que no existe excepción alguna a la censura que significa a la intervención de los jueces en cualquier modo o instancia en un mismo proceso, si ya lo han hecho con anterioridad”. Citan para sostener su posición diversa jurisprudencia de la Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación. Los señores jueces recusados confeccionaron los correspondientes informes establecidos en el artículo 53, primer párrafo, segunda parte del CPPC, los tres jueces no aceptan la recusación. Realizada la audiencia dispuesta de acuerdo a lo establecido en el artículo 53 del CPPC, conforme surge del acta que antecede, el Dr. Ricardo Cancela, mantuvo su posición, renovando sus argumentos. El señor Fiscal Rómulo Patti, y los querellantes Ricardo Mendaña y Gustavo Palmieri, por los fundamentos por ellos expresados informaron pronunciándose por el rechazo de la recusación, requiriendo el Dr. Palmieri que el recusante sea condenado en costas. No escapa a este Vocal que desde la previsión a través del art. 75, inc. 22 de la Constitución Nacional, de pactos internacionales con rango constitucional, ya no resulta procedente el referirse a causales de inhibición y recusación taxativas, como las prevén los Códigos, sino que existe un nuevo posicionamiento respecto a la consideración de la garantía de la imparcialidad de los jueces. Sin perjuicio de ello, cabe traer a colación lo sostenido por nuestro máximo tribunal nacional, en reciente fallo, citando jurisprudencia de tribunales extranjeros e internacionales en el sentido que: “10) Que "la exigencia de juez imparcial o neutral, correlato en el concreto proceso de la independencia que se predica del juez en tanto que miembro del Poder Judicial, es la primera garantía de todo ciudadano justiciable" (Sentencia 69/2001 del Tribunal Constitucional de España en Pleno, del 17 de marzo de 2001, BOE, núm. 83, pág. 981 [1004], voto del magistrado García Manzano). Mas, sin desmerecer en absoluto el inestimable valor de esta garantía, cabe destacar “como ya se afirmó y tal como lo indica la propia Cámara de Casación a fs. 123.502” que según conocida jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos la imparcialidad personal de un magistrado se presume (casos Le Compte, Van Leuven y De Meyere del 23 de junio de 1981; Piersack del 1° de octubre de 1982; De Cubber del 26 de octubre de 1984; Hauschildt del 24 de mayo de 1989)”. (CSJN, T. 639. XLII. Telleldín, Carlos Alberto y otros s/ rec. de casación, 27/05/09). Los recusantes, centran su embate, como ya lo reseñara, en una argumento de de tipo genérico consistente en que si los jueces actuaron en un mismo proceso con anterioridad no lo podrían hacer nuevamente en el futuro. Entiendo que ello constituye una generalización y una incorrecta interpretación de los fallos de la CSJN citados. Al respecto, cabe hacer notar, que en los fallos “Dieser…”, “Llerena”, y “Jara”, se trató de casos en que los jueces en cuestión habían intervenido en la etapa de investigación preliminar, ya sea como Tribunal de Alzada para resolver apelaciones, (Jara) o en el caso “Llerena…” como juez de instrucción, y por ende no podían hacerlo ya sea en la etapa de juicio (Llerena), o en su caso como Tribunal de Alzada para revisar una sentencia condenatoria (Dieser). El Procurador General de la Nación en “Dieser…” cuyos fundamentos comparte y hace suyos sus términos y conclusiones la CSJN, es claro al respecto, debiendo rescatarse el siguiente párrafo: “Esto, teniendo en cuenta que es probable conjeturar quien debió emitir un juicio de verosimilitud podría quedar psíquicamente condicionado para emitir un juicio de certeza, pues no debe descartarse la permeabilidad entre los distintos grados de conocimiento y los difusos límites intelectivos entre la probabilidad y la certeza”. (CSJN 8/8/06, “Recurso de hecho deducido por la defensa de María Graciela Dieser, en la causa Dieser María Graciela y Fraticelli, Carlos Andrés s/ Homicidio Calificado por el Vínculo y por Alevosía; causa 120/02). Tal es la interpretación correcta, y que la Corte se está refiriendo a la prohibición de intervenir en ambas etapas, es decir en la de investigación penal preparatoria y la de juicio, también se desprende del siguiente párrafo en que el Procurador resume la posición: “En suma, a mi entender, las consideraciones hasta aquí vertidas, encuentran asideros – mutatis mutante- en la doctrina sentada recientemente por el tribunal en la causa L.486.XXXVI, in re Llerena, Horacio Luis s/abuso de armas y lesiones (arts. 104 y 89 CP) –causa 3221-“, rta. El 17/5/2005, y en los criterios que dieron base a la Acordada 23/05. Expte. 2815/00 –Adm.Gral-“1/11/05 a cuyos términos me remito y doy en el presente por reproducidos en razón de brevedad” (Dieser...).- He subrayado la referencia a la Acordada en cuestión, pues de aquí se desprende con claridad meridiana el quid del asunto a decidir. En efecto, dicha acordada, fue generada por el dictado del fallo “Llerena…” antes aludido, adoptando medidas urgentes para evitar la nulidad de procesos en trámite, esclareciendo en debida forma la inteligencia y límites de dicha sentencia. Debe rescatarse de la Acordada lo señalado en el sentido que en el fallo “Llerena…” la Corte entiende que se ha precisado “el alcance de la garantía del juez imparcial en el marco de un proceso penal”. Se expresa en ella que: “Con arreglo a lo decidido en dicho asunto se ha definido un nuevo contorno de la cláusula examinada, al incorporar con rango de Ley Fundamental el principio con arreglo al cual no satisfacen el estándar mínimo en materia de imparcialidad del tribunal las reglas procesales que autorizan un procedimiento en el cual el juez que, en una primera etapa, tuvo a su cargo la investigación preparatoria sobre los hechos sometidos a su conocimiento, la producción de pruebas y la resolución -de inequívoca naturaleza incriminadora- sobre la eficacia de los elementos reunidos durante dicha instrucción para sostener los cargos inicialmente formulados al imputado; y que, además, aquellas disposiciones ordenen que ese mismo magistrado sea también quien juzgue, en definitiva, sobre la responsabilidad penal de aquél”. Más adelante se dice en la Acordada: “Que los fundamentos que sostienen esa conclusión y el carácter del contenido reconocido a la garantía de imparcialidad en cuanto postula la objetividad de la jurisdicción, como fue enfatizado en el pronunciamiento, extienden el impedimento constitucional para condenar o absolver al órgano que por constituir el tribunal de alzada del magistrado a cargo de la instrucción, tenía entre sus competencias la de revisar la legalidad de las medidas tomadas u ordenadas por el juez que llevó a cabo la investigación previa al debate. No puede haber dudas razonables de que el órgano jurisdiccional que es tribunal de alzada del magistrado de instrucción carece objetivamente de imparcialidad para juzgar, pues como fue subrayado en el fallo al remitir a las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Procedimiento Penal (cons. 17 del voto mayoritario; cons. 32 del voto del Juez Petracchi; cons. 6° del voto de los Jueces Belluscio y Argibay)) no puede cumplir tal atribución “quien haya intervenido anteriormente, de cualquier modo, o en otra función o en otra instancia de la misma causa”. En virtud de tales consideraciones, se acuerda adoptar las medidas para evitar que los jueces que han intervenido en las apelaciones en la etapa de instrucción, intervengan luego constituyendo los tribunales de juicio. En nuestro ámbito provincial tales medidas fueron la creación de la Cámara de Apelaciones en lo Penal con competencia Provincial, por ley Nro. 2500 cuyos jueces en esta tramitación se encuentran cuestionados. Al término “juzgar” utilizado en la reglas de Mallorca, la acordada está interpretándolo como el “enjuiciamiento” en que se dicta una sentencia absolutoria o condenatoria, no se desprende otro sentido de la interpretación integral del texto. Es así que al hacer alusión en el fallo “Dieser…”, a esta acordada, la misma integra la doctrina del fallo, y tal es la inteligencia que debe dársele a las sentencias antes aludidas, en el sentido que los jueces que intervienen en cualquier función en la etapa de instrucción, luego están impedidos para intervenir en la etapa de juicio, debiendo desecharse la inteligencia que pretende darle el recusante en el sentido que los jueces de los tribunales de apelaciones, quienes en la etapa de instrucción hayan emitido opinión en cumplimiento de funciones específicas de su oficio, se vean impedidos de hacerlo nuevamente en la misma etapa, ante incidencias a las que se deban avocar, ya que en esta etapa en que nos encontramos en el terreno de las probabilidades y no en los de las certezas, no resulta trascendente en lo que hace a la afectación de la garantía del juez imparcial, que los Tribunales de Alzada en el mismo proceso y en la misma etapa –la de instrucción o penal preparatoria-, hayan intervenido y emitido opinión, lo que seguramente lo harán en forma reiterada de acuerdo a la avocación que los convoque, ante las incidencias probables que se susciten, ya que tal opinión es siempre provisoria, y revocable por un acto de contrario imperio, cuando así corresponda. De hacerse lugar a lo pretendido por el recusante, ello importaría posibilitar luego, el que a su vez, el mismo o la contraparte recusara a los jueces que hoy integramos el tribunal para resolver esta cuestión, al habernos expedido en un determinado sentido que no le fuera conveniente a sus intereses, pudiendo entrarse en el presente trámite en una cadena de recusaciones que no tendría fin. Es así que corresponde, no hacer lugar a la recusación planteada. En cuanto a la solicitud de condenación en costas que efectúan los querellantes, debe ser rechazada por cuanto en absoluto puede ser tenida por maliciosa la presentación de los defensores de Jorge Omar Sobisch, la cual se encuentra enmarcada en el legítimo ejercicio de la garantía de defensa en juicio. Así voto.- A su turno, el Dr. Héctor Dedominichi, dijo: Compartir los fundamentos vertidos por el Sr. vocal preopinante y la resolución que propicia, razones por las que me manifiesto en el mismo sentido. Es mi voto. A su turno, el Dr. Mario Rodríguez Gómez, dijo: Comparto la conclusión a la que arriba el Dr. Luis Fernández, al rechazar la reacusación planteada a los jueces que integran la Cámara de Apelaciones en lo Criminal. Sin embargo disiento en parte de los considerándos, concretamente cuando señala que el único obstáculo de un juez que intervino en la etapa de instrucción, es hacerlo en la etapa de juicio ya que por las funciones específicas de su oficio, se mueven en el terreno de las posibilidades y no de certeza. Considero que de acuerdo a los nuevos estándares fijados a partir de la incorporación de los Pactos Internacionales al Bloque Constitucional y la jurisprudencia de la CSJN en los fallos citados, la premisa para evaluar la imparcialidad y posibilidad de recusación, es cuando a una de las partes le genere dudas razonables acerca de su imparcialidad en el hecho concreto, independientemente de la incidencia que deba resolver o la etapa procesal en que se encuentre. En el incidente a dirimir considero que no es razonable el temor de sospecha planteado por la defensa sobre los jueces de Cámara para resolver la recusación al juez instructor, por no guardar relación con las otras intervenciones de ese Tribunal de alzada. Es mi voto. Por todo lo expuesto, disposiciones legales, doctrina y jurisprudencia citadas, esta Cámara de Apelaciones en lo Criminal, RESUELVE: I. HO HACER LUGAR la recusación planteada por los Dres. Ricardo Cancela y Laura Cancela respecto a los Dres. Walter Richard Trinchera, Héctor Guillermo Rimaro y Daniel Gustavo Varessio, Jueces de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal con Competencia Provincia de esta ciudad, sin costas. II. Regístrese, notifíquese, y continúe la tramitación del presente con los mencionados magistrados.