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estará en el festival para presen- de su tierra.

Pero, también, un resultó, en fin, una road movie en


tarla. La carretera será la guinda producto yanqui hasta en sus de- medio de la destrucción. Eufori-
de un certamen obsesionado con fectos. Infectados tiene ritmo y zante, desinhibida, con marcha.
la destrucción definitiva, uno de tiene tensión. Pero obvia, por evi- Juvenil, en su planteamiento.
los temas recurrentes en esta edi- tar problemas, o por imposición Bien rodada. Pero demasiado eté- Los Pastor

CRÍTICA DE ÓPERA

El ‘rey’
Orfila
L'arbore di Diana
EL TEATRE
QUE T’ARRIBA
(Segundo reparto)
Autores: Vicent Martín i Soler, so-
bre libreto de Lorenzo Da Ponte.
Intérpretes: Ekaterina Lekhina
(Diana), Simón Orfila (Doristo),
Anna Nebot (Amore), Elena
Copons (Britomarte), Anna FINS AL 50% DE DESCOMPTE I
Tobella (Clizia), Gemma Coma- TRIA ELS ESPECTACLES QUAN VULGUIS
Alabert (Cloe); Andrew
Goodwin (Silvio), John McVeigh
(Endimione). Orquestra
Simfònica del Gran Teatre del
Liceu. Clave: Véronique Werklé.
Director: Harry Bicket
Lugar y fecha: Gran Teatre del
Liceu (6/X/2009)

ROGER ALIER
El segundo reparto de esta deli-
ciosa ópera de Martín i Soler,
que tanto en común tiene con el
lenguaje mozartiano (escuchán-
dola de nuevo uno se percata de
la influencia que ejerció sobre La
flauta mágica), contó con una so-
prano rusa (primer premio Ope-
ralia del año 2007) que cantó con
suficiencia el tremendo papel de
Diana, aunque en alguno de los
pasajes tuvo problemas con la ex-
trema agilidad que exigen algu-
nas frases, y mostró cierto grado
de vibrato incómodo.
El rey de la fiesta, por argumen-
to y por rendimiento vocal y escé-
nico, fue el bajo Simón Orfila en
el papel de Doristo, al que dio
una enorme agilidad y simpatía.
Medianillos los tenores del con-
junto, sobre todo Andrew Good-
win (Silvio); algo mejor John
McVeigh (Endimione).
Graciosa la figura del Amore,
aquí en boca de la soprano Ana
Nebot. En las tres ninfas, tres ca-
talanas de excelente nivel: Elena
Copons, Anna Tobella y Gemma
Coma-Alabert.
Escénicamente la obra mantu-
vo el excelente nivel de agilidad
teatral del primer reparto: sólo fa-
lló esta vez el perro, que se estro-
peó y tuvo menos protagonismo
que el primer día. La orquesta, ba-
jo la experta batuta de Harry Bic-
ket, fue una constante delicia.c  

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