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David Alpuente
En vista de lo anterior, queremos sugerir un vocablo nuevo, que podría resultar apropiado para referirse
a las drogas cuya ingestión altera la mente y provoca estados de posesión extática y chamánica. En
griego, entheos significa literalmente 'dios [theos] adentro', y es una palabra que se utilizaba para
describir el estado en que uno se encuentra cuando está inspirado y poseído por el dios, que ha entrado
en su cuerpo. Se aplicaba a los trances proféticos, la pasión erótica y la creación artística, así como a
aquellos ritos religiosos en que los estados místicos eran experimentados al través de la ingestión de
sustancias que eran transustanciales con la deidad. En combinación con la raiz gen-, que denota la
acción de 'devenir', esta palabra compone el término que estamos proponiendo: enteógeno
Carl A. P. Ruck, Jeremy Bigwood, Danny Staples, Jonathan Ott y R. Gordon Wasson.
antesala
de otras vidas
(4g, 4h)
Subyace la impresión de que algo tan pequeño vaya a hacer efecto. No creo que hagan
nada. Pienso en mil motivos para ello. Algo nervioso, pero tranquilo, alcanzo a
escuchar la televisión del comedor. Es una noche fría.
23:45. Es posible que hasta dentro de un par de horas no sienta ningún efecto. Respiro
profundamente. Estoy alerta. Debo tranquilizarme. Es pronto. A ratos salgo al comedor.
No del todo solo en el cuarto: Laika, Linda, R.Gordon Wasson et. al. (La Búsqueda de
Perséfone)
Interiormente muy agitado. Hay que señalar las escasas horas dormidas hoy ( unas
cuatro ). Cena: mero, tomate frito, un vasito de vino, un poco de queso, pan, agua.
[…]
Y sin embargo la sensación de calidez me llenó ( estaba acurrucado bajo las sábanas ),
perdí conciencia de mi cuerpo - salvo las manos que las tenía bajo la cara - y vislumbré
una puerta. A su alrededor, tallados en su luz, todos los signos de los distintos dioses.
Fue un instante. Pero luego lloré, lloré. Sin palabras ni imágenes concretas. Pura
emoción. Lloré, lloré
La música, la música… Volví al baño tras un siglo: estaba inmerso en una cierta visión.
El cuarto de baño sin el neón bañado por una luz que no era de la noche ni era del día.
Era la luz de los sueños, de la infancia. Recuerdo una compañía…LUNAR
Esa parte de la experiencia fue la que recuerdo como más extática. Imposible explicar,
no consigo recordar. Acabó la música. Fui una vez más al baño (más risas: tuve que
tapar mi boca con la mano). Al volver al cuarto encendí la luz (apagada todo este
tiempo) para poner más música. Elegí a Berlioz (La Sinfonía Fantástica). Me costaba
mantenerme de pie
Con la luz encendida permanecí tumbado en la cama… ¡Entonces compartí el aire con
las paredes que respiraban y se movían como un tapiz ígneo! Lo bidimensional (fotos,
paredes, superficies) se tornaba tridimensional.
¿Qué pasará cuando esto acabe? Pensaba una y otra vez. No sólo estaba bajo los
efectos del hongo, sino también de toda una sabiduría. En ningún momento tuve miedo.
Todo estaba perfecto.
Ojeé un libro sobre hadas. Algunas ilustraciones estaban cargadas de significado.
Si cada persona del planeta tomara una vez (una sola vez) esta carne… Quería dar esa
buena nueva a todo el mundo.
En cierto momento (antes de esto) visité la parte oscura. Sin embargo tan sólo era un
decorado…
Apagué la luz, mientras la Misa se desarrollaba hasta terminar. Luego más canciones
[de Battiato], que me hacían ir integrando este cielo en la futura terrenalidad.
Cuando acabó encendí de nuevo la luz. La marea en las paredes se iba calmando. Ya la
experiencia iba censando. Habían pasado dos horas, que me parecieron siglos, sin
significado temporal. Pensaba: me llevaría toda la vida reconstruir, rescatar todo lo
aprendido esta noche. Una y otra vez
Empecé a prepararme para el regreso. Un algo de tristeza, pero sabedor de que debía
continuar.
A las 4 am ya estaba en un estado normal de conciencia. Aún había algo en mis ojos.
Antes, en la cama aún, sentí vaciarme. Algo como un líquido salió de mis oídos.
Regresaba al cuerpo después de haber estado sumergido en el amnios de mi cielo
Fue entonces cuando sentí algo de temor. Tenía el estómago vacío (había llegado a
sentir en algunos momentos una sensación de náusea pero totalmente controlable) y
dolor de cabeza (achacable a lo poco dormido). El insomnio amenazaba. Normal. Luego
largas horas de tedio hasta las siete de la mañana. Tomé valeriana, calenté el cuarto y
me dormí.
00:005h. Como en anteriores experiencias llego hasta aquí con sueño acumulado,
cansancio
00:30. Pesadez en los dedos.
Hace unas semanas, al ir a dormir por la mañana después del trabajo [en el horno] comí
un hongo de tamaño mediano y algunos muy pequeñitos (brotes arrancados junto al pie
de sus hermanos). Pensé que no conciliaría el sueño, pero me dormí… A la hora (9 am)
me desperté, sacudido por la subida…. Dominó la sensación sensual, con imágenes de
carácter más o menos sexual. Recordé haber tomado una cápsula de kava-kava [por un
tratamiento natural tras la muerte de mi hermano] (unos 20 g de kavalactonas). Parece
ser que el principio activo es un IMAO [inhibidor de la enzima responsable de la
degradación de ciertos neurotransmisores, lo que potencia los efectos]. La experiencia
se prolongó durante una hora.
00:35h ¿primeros efectos? Muy suaves, sólo si me concentro. Dejo de escribir. Voy a
mirar el fuego.
Las primeras imágenes han comenzado a bailar bajo los párpados. Desfile de todos los
colores, cada uno como una bolita de anís. Caen, se vierten…me acompañarán toda la
experiencia, casi hasta hartarme
Me había propuesto consagrar esta experiencia a evocar a mi hermano, tenía ese firme
propósito, e iba recordándomelo a mi mismo según iban sucediéndose los estados.
Quería de alguna manera dirigir la experiencia… Creo que esto, o tal vez la mayor
cantidad ingerida, condicionó cierta confusión, o por lo menos no se siguió el mismo
camino que en la anterior experiencia. Esperaba que se repitiese exactamente igual
Lo adelanto ya: esta vez estuvo ausente la mística. Estuve más dirigido hacía adentro
mismo, no hacía el exterior. No me disolví si no que me concentré. Dominó, como digo,
la confusión. También pudo condicionar esto el enorme cansancio, que notaba en mis
ojos, pues se cerraban como buscando el sueño. Pero siempre el anís multicolor,
cayendo, llenando huecos
La música de alguna manera lograba otorgar cierto orden, si bien parecía hecha ex
professo para acompañar a los pensamientos y visiones que me asaltaban
Contemplé por la ventana el suelo mojado (llovía) y los árboles cargados de gemas (el
mismo anís reluciente). Entonces salí afuera. El cielo cubierto negaba la oscuridad a la
noche, que era lo que buscaba. Me quedé frente a un arbusto lleno de flores. Bebí el
agua sobre ellas. Luego vi el arbusto respirar y crecer. Estaba cansado y necesitaba
tumbarme, pero todo estaba mojado. Así que regresé al cuarto
Continué con Stravinsky (antes fueron su Petruska, Bartok y el Prelude: Song of the
Skulls de King Crimson): El Pájaro de Fuego y más tarde Rachmaninov. Los
pensamientos, imágenes, sueños, giraban alrededor mío, hacía adentro, no hacía afuera.
No había expansión, si no una caída en un vórtice, un torbellino hacia dentro de mi
mismo
Luego de volver a mirar por la ventana, puse algo de jazz. El caos suyo acompañaba al
mío, el ritmo frenético, latino, movía mi cuerpo. Como un actor representaba las
complejas historias que tenían lugar bajo mis párpados. Tenía una espada, que me abría
el paso a los frutos anteriores de cada cosa: un pezón, un vientre, un cuerpo, el planeta
entero. Cuando llegaba hasta él, lo cogía y me lo llevaba a la boca
Valencia, 21 de julio
poRTAda: ejemplares P. cubensis
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