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DEL DERECHO NATURAL EN SUS PRINCIPIOS COMUNES v EN 5US DIVERSAS RAMIFICACIONES, 6 BEA, SwWRSsoD BMA at Am DE Derecho natural y de gentes, pablico, politico, consti- tuctonal, y Principios de legistacion, POR El Le. Clonente CMunguia, Rectos pet Semimanio, Caxéxico ve LA Santa Ioiesia Careprat, Paovisoz ¥ VICABI0 GENERAL DEL Osigpano DE Micwoacan. TOME | MEXICO. 1849. PROLOGO, a iPon qué un libro mas en una materia sobre que se ha escrito hasta el fastidio? He aqui la prime- ra idea que se nos lia presentado al pensar en esta publicacion, y la que naturalmente debe ocurrir, & la vista del anuncio qne de ella hacemos, cual- quiera que se halle medianamente versado en ma- teria de Derecho. Creemos pues, que no debemos -dar un paso Antes de resolver esta dificultad previa, justificando la conveniencia y aun Ja necesidad que A nuestro juicio existe de un libro que merezca el nombre de elemental. Cuando se escribia mé- nos, acaso las exigencias de hk ensefianza estaban mas satisfechas; hoi que se escribe mas, casi faltan libros clementales para todas las ciencias. Esto po- dria parecer una paradoja, si !a presencia continua de una necesidad que aqueja a los colegios de ins- trnccion secundaria, no lo hiciese palpable. Hlubo tiempos en que la ciencia era tan sobria como la * sociedad, en que la primera se propagaba sin es- fuerzo, y la segunda marchaba sin violencia; pero Iv. este tiempo no es el nuestro. De un siglo a esta parte los conocimientos y las instituciones-han pa- sado por mil vicisitudes diversas: las tcorias politi- cas, las constituciones y Jas formas sociales se han estado disputando el namero de cambios; y mien- tras estas se multiplican, el buen sentido de los pueblos se menoscaba, las tradiciones se oscurecen, las ideas radicales se disminuyen y trastornan, y los pueblos parecen volver al caos, al grito no in- terrumpido de progreso. Vin estas circunstancias el deseo de una reforma social, que no puede obrar- se sino por medio de la educacion, convierte nues- tros ojos 4 los establecimientos pablicos, y concen- tra 1uestras esperauzas en la juventud que se for- ma en el estudio de las ciencias y en la practica de la moral. : Tratase pues de inculcarla los principios funda- mentales de la sociedad, y no teorias hipotéticas, cuya mejor cualidad consiste en que sean impracti- cables. Se necesita pues, un tratado elemental; pe- ro un tratado elemental, jcosa increible! es un desi- deratum priucipalmente para el estudio importan- tisimo de la ciencia politica: y es un desideratum, primero, porque es sumamente necesario; segundo, porque no le hai. Si hubo un tiempo en que cierto género de estu- dios era privative de un corto nimero de sabios, al presente no es asi: de hecho, la ciencia del gobier- no se ha querido hacer‘comun, porque comun tam- bien se ha hecho el derecho de gobernar. Las gra-

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