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MANUAL DE PIADOSAS MEDITACIONES, EN DONDE NO SOLO SE MANIFIESTA LA NECESIDAD, QUE TODOS TENEMOS DE PRACTICAR LA ORACION MENTAL, Y EL MODO PARA HACER LOS EJEBCICIOS ESPIRITUALES ; SINO TAMBIEN COMO SE HAN DE PRACTICAR TODAS LAS VIRTUDES. ES OBRA DE SINGULAR PROVECHO Y DOCTRINA PARA TODO ESTADO de personas, asi eclesidsticas, como seculares ; y con especialidad para los que tienen cargo de almas. ANADIDO Y ENMENDADO CONSIDERABLEMENTE EN ESTA EDICION. CSacado a fax POR LOS PP. DE LA CASA DE LA CONGREGACION de la Mision de esta ciudad. CON SUPERIOR PERMISO. 2-0-0 BARCELONA: IMPRENTA DE SIERRA Y MARTI, enero d¢ 1832. Esta obra es propiedad de la casa de SIERRA Y MARTI, y 3¢ hallard cenal en su librerta plaza de S. Jaime. CENSURA DEL Rmo. P. FERNANDO GARCIA DE PALACIOS, de los Clérigos menores, predicador mayor de la real casa de la Petia de Calatayud, y de las del Esptritu Santo de Barcelona y MUY PODEROSO SENOR. Obedeciendo al mandato de V. Altesa, he lefdo con atencion y atili- dad mia, el libro: Manual de piadosas Meditaciones, con que desean en- sefiar la importante Prdctica de la oracion mental::: y demas virtudes los muy reverendos y venerables Padres de Ia Casa de la Congregacion de la Mision de la siempre Iustre ciudad de Barcelona; y habiendo si- do (por mi fortuna) testigo, por espacio de tres afios, de los frutos es- pirituales, que se cogen de la doctrina que ensefia el libro y su aposté- lica escuela; debo decir, que para venerarla yo como sdlida y segura, me basté ver, que sus autores eran aquellos venerables y doctos Padres de espfritu, que en la Metrépoli de aquel principado de Cataluiia han ganado tantas almas para Dios, y verla asimismo aprobada en su pri- mera impresion de dos doctisimas plumas de aquella ciudad. Por Io cual no haré mas, que arreglarme 4 su dictmen, asegurando 4 V. Alteza, que esta Prdctica es obra del agrado de Dios, utilfsima, para librar las almas de los lasos del comun enemigo, y medio para coseguir las virtu- des y alistarse de una vex en Ia vandera de la perfeccion. Y asf juzgo ha de ser de grandfsimo beneficio para las almas que la leyeren: sin que contenga cosa contratia 4 la fe catdlica, 4 la pureza de las costam- bres, ni 4 las regalfas de su Magestad; (Dios le guarde) con que V. A. se puede servir de conceder Ia licencia que para reimprimirla se solicita. Salvo; etc. En esta nueva casa del Espiritu Santo de Padres Clérigos me- nores de Madrid, hoy 24 de marzo de este afio de 1780. M. P. 8. Francisco Garcia de Palacios, de los Clérigos menores. APROBACI ON DEL M. R. P. Fr. JORGE RIOS, religioso Francisco descalzo de la provincia de san Juan Bautista de Valencia, Lector de -teologia, predicador misionista y procura- dor que fue por su provincia, en la ciria ‘Romana. Mindame el-Muy Ilustre Sr. D. José Romaguera, doctor y candnigo de Ia santa iglesia Catedral de Barcelona, vicario general, y oficial del Ilastrfsiino y Reverendisimo Sr. D. Fr. Benito de Sala, dignfsimo obis. po de dicha ciudad, diga mi sentir sobre el libro intitulado: Manual de piadosas Meditaciones, para todo género de personas y estados, que sacan 4 luz los Padres de Ja casa de la Mision de esta ciudad de Bar- celona, sobre lo cual digo: que segun la experiencia que tengo de la gran: virtud y perfeccion, que en dicha casa se profesa; este Manual es un vi- vo ejemplar, de lo que dichos Padres practican, y lo que cada uno de ellos es, pudiendo decir con Casiodoro: Habent hec sigillatim distributa praconium; conjuncta, miraculum. Amargamente Ioraha S. Bernardo el ver atder al estado eclesidstico con el fuego de la ambicion, solicito de las dignidades honorificas de Ja iglesia, sin que en él resplandeciese el zelo de Ja salvacion de las almas, por lo cual todo él se hacia contem~- tible & los ojos de Dios; mas ya el dia de hoy puede el Santo enjugar las lagrimas, 4 vista del zelo, que arde en el pecho de estos apostdli- cos varones, paes abnegados 4 toda pretension humana, sulo atienden & discurrir medios para la salvacion de las almas. Es su instituto el hacer misiones; y no pudiendo ejecutar su obligacion, 6 por Ia turbulencia de los tiempos, 6 por hallarse dichos Padres tan pocos en mimero, impa- ciente su zelo, nos da este Manual de piadosas Meditaciones, paraque en el interin, que no reauena su voz en los pilpitos, nos aprovechemos to- dos con los soberanos documentos y doctrina celestial, que en él se con- tiene, de la cual podemos decir lo que decia Bercorio: Est dulcis, sapi- da, et delicata; €3 denotat pinguedinem gratia © perfectionis. Lit. M. Es dulce en el estilo, sabrosa 4 la voluntad, y delicada al entendimiento, causando en el alma muchas medras, y mucho aumento en el espfritu; y todo denota la abundancia del zelo divino, que arde en los corazones de dichos Padres, y la gran perfeccion de vida que practican: Et deno- tat pinguedinem gratia, §& perfectionis. Es tambien el instituto de dichos Padres para Ia reformacion del estado eclesidstico: bien se ve el efecto en la siempre venerable conferencia eclesidstica, fundada en esta santa casa, pues componiéndose de lo mas grave del clero, como son dignida- des, candnigos, ciiras de parroquias, doctores, catedrdticos y gran nime- to de sacerdotes: para conocer el fruto, no hay mas, sino atender 4 la modestia, retiro y compostura exterior de los que la frecuentan, que en la realidad, sin agraviar 4 nadie, puedo decir, que esta santa conferen- cia es el ejemplar y modelo de donde todos debiamos aprender 4 com~- poner y arreglar nuestra vida. Estos son los frutos de esta santa casa; y si por los frutos se conoce el érbol, bien se deja entender lo mucho que importa la conservacion de este drbol , paraque no falte jamas la copiosa abundancia de tan soberanos frutos. Quien planté este drbol fue aquel esclarecido varon y siervo de Dios, el venerable Vicente de Paul cuyas admirables y herdicas virtudes copid en su alma aquel ejemplar, € idea de eclesigsticos el lustre D. Francisco de Sen-Just, y de Pagés, arce- diano mayor de esta insigne Catedral de Barcelona, que trajo este vista~ go & esta ciudad, que regado con su ejemplar vida y asistido con el afec~ to zelo y efectos del Ilustre canénigo Dr. Gerdénimo Enveja, pudieron radicarle para el logro de los abundantes frutos que se experimentan, y se espera expeiimentar mas copiosos. Y en drden al de este Manual de piadosas Meditaciones, digo, que lo he lefdo con particular atencion y macho provecho de mi alma; y hallo, que cada meditacion es un atrac- tivo 4 la virtud: cada ponderacion es una victoria contra los vicios; y cada sentencia, un triunfo de los placeres humanos, verificéndose lo que muy del intento dijo Vincencio Lirinense: (tom. 2, c. 24.) Tanta, nescio, qua rationum densitate ejus oratio conserta est, ut ad consensum sui, quos suadere non potest, impellat: cujus quot pene verba, tot sententia ; quod sensus, victoria. La doctrina es tan clara, Ilana y sdlida, que me parece no hay en toda ella un desliz contra Ia doctrina catdlica, sagrados cé- nones y santos padres de la iglesia, por lo cual me parece puede V. 8. dar la licencia que se pide, por el gran fruto, que de su lectura resul- tard en las almas. Sic sentio, salvo semper, etc. En Barcelona 30 abril de 1709. Fr. Jorge Rios. Die 30 aprilis 1709. Topprimatur. Romaguera, Vic. Gen. & Offic. ‘PROLOGO. | Davoro lector: 4 ta devocion ofreee la casa de la Congregacion de la mision de esta Exma. ciudad de Barcelona este ‘Manual de piadosas Meditaciones, no paraque solo las leas; mas prin- cipalmente paraque profundamente las consideres, rumfes y me- dites, destinando un buen rato cada dia para una de ellas, pera asf aprender la ciencia de los santos, y llegar 4 ser un per fecto cristiano. Movié el Espfrita Santo al profeta Jeremfas 4 decir en el cap. 12. Toda Ja tierra esté desolada; porque no hay quien considere en su corazon. Los datios, que manan de la falta de consideracion de las verdades de la santa fe, son bien patentes. Gran parte de los catélicos cristianos viven en el miserable esta- do del pecado mortal; otros van de pecados en pecados, cayendo y levantando; y sin embargo que no faltan un punto en creer todas las verdades de la fe, estas no les sirven de freno, ni les contienen dentro del santo temor, y amor tan debido 4 la infini- ta Magestad de Dios. Preguntando 4 cada uno: crees que has de morir en breve, y aun puede ser de repente, y que en ese punto has de dar cuenta 4 Dios? qué te espera, si mueres en pecado mortal, un infierno por toda una eternidad, con la privacion eterna de la gloria? qué Cristo por los pecados murié en una cruz? Te responderén todos y con verdad, que todo esto creen; y con toda esa fe, y con ser esas verdades tan poderosas de s{ para mover cualquier corazon; ellos por un pequeffo interés, honra 6 gusto, beben Ja maldad como agua. De donde puede nacer en un catdélico tan desatinado obrar? Nace de ser aquellas importantes verdades crefdas; mas no consideradas: que si lo fueran, lenarian el corazon cristiano de temor santo; de horror -al pecado; y de amor 4 Dios y 4 la virtud, y obrarian en é1 aquella mudanza, que describe el Apéstol ad Hebr. 4. Viva es la palabra de Dios y eficdz, y mas penetrante gue el cuchillo de dos filos; y Hega hasta la division del alma y el esptritu. Acuérdate, como dice el mismo Apéstol, ue va pasando la figura de este mundo; y en el tiempo, que Dios misericordiosamente te concede , no quieras tener ocioso, y en- terrado el talento de la fe, dejando de considerar seriamente sus verdades; paraque no te alcance la maldicion, que predijo el pro- feta Isafas, cap. 6, y cité el mismo Cristo en al cap. 13 de san Mateo: Oirdis con el oido, y no entenderéis; y viendo, veréisy no veréis. Mas sé solicito en avivar esta fe con la~meditacion, pe- netrando bien sus verdades, 4 cuyo fin te serviré un poco este libro. -Eo él hallardés un breve y facil metodo de examinar la con- ciencia para una confesion general, y modo de hacer el examen de la conciencia cada noche: meditaciones para el retiro de unos ejercicios espirituales, conforme al estilo, qe se ‘practica en esta casa: meditaciones sobre la vida y pasion de Cristo, sobre los sa- cramentos de la penitencia y eucaristfa, sobre los beneficios de Dios, sobre los nov{simos, sobre el pecado y vicios capitales: me- ditaciones para el estado sacerdotal, y para el estado religioso, y para personas de todos estados; y finalmente, meditaciones para todas las dominicas y fiestas principales del affo: de las cuales, si eres cra, podrés sacar reflexiones para dar sencilla, y utilmente pasto 4 tus ovejas. Todo esto te ofrecemos, devoto lector, con buena voluntad, y mas gustosos te dariamos la resolucion eficdz de practicar esta oracion mental, 6 meditacion cotidiana que tan- to importa, si estaviese en nuestra mano. El espfrita divino te la dé, como se lo rogamos, y se digne ser tu Maestro en este camino-de oracion; y ruega tif por nosotros. Vale. re creiiiiisiniieeeerees teers te INSTRUCCION FAMILIAR, PARA HACER UTILMENTE BB ORBQION MENTAL, O LA MEDITACION. 4010-92 00-00 § | De la necesidad y utilided de la oracion mental. 1k necesidad de Ia oracion mental es tan grande, que sin ella con » difcaltad se puede vivir cristianamente. Esta verdad esté bien en- seiiada por el Espiritu Santo por boca del profeta Jeremias: (12, 11.) No se vé en el mundo otra cosa mas, que desolaciones; porque no hay quien medite, ni haga reflexion. 3 La meditacion ayuda maravillosamente para encender en nues- tros corazones el fuego del amor divino, como lo experiments David cuando dijo: (Psal. 38, 4.) En mi meditacion arderd el fuego. - 3 Hace bienaventurados 4 aquellos, que se aptican 4 su ejercicio, diciendo el mismo Profeta: (Psal. 1.) Bienaventurado el varon, que me- ditard en |a ley del Seftor. 4 Ella es la ordinaria canal de las gracias que Dios nos hace, co- mo lo atestiguan los dottores de la iglesia, yn muestra la experiencia cotidiana. 5 Si queremos que Dios hable 4 nuestro corazon, y 4 nuestra alma, 8 necesario, que el corazon y el alma hablen reciprocamente 4 Dios: lo que se hace con el ejercicio de la oracion mental. 6 Los santos que veneramos ahora en el cielo, ordinariamente se ejercitaron mucho acd en Ia tierra en la oracion y en la meditacion de las cosas celestiales. El mismo Cristo Sefior nuestro para nuestro ejemplo y ensefianga gastaba en ella las noches enteras: y no se halla persona verdaderamente devota, que no atienda seriamente 4 este santo ¥ piado- 0 ejercicio. I 2 MANUAL 7 El demonio no ha sabido hallar medio mas eficds para impedir Ta salud del alma, que hacer odiosa la oracion mental, haciendo creer 4 muchos, que ella no es mas que para religiosos y para santos, y que es muy dificil y penosa: lo cual es falsfsimo, como muestra la experien- cia y aquf se probard luego. § I. Facilidad de ta oracion mental. Cada uno se debe persuadir, que la meditacion es muy fécil; y asi se experimenta cada dia, que cualquier persona de cualquier condicion, edad d-sexo, es capdz de hacerla con mucho provecho, si se aplica con diligencia y humildad. La gente del mundo y riatica y aun aquellos mis- mos qup no saben leer, la pueden hacer tambien como los hombres doc- tos y espirituales: y tal ves aquellos Ia hacen mejor que estos, porque como dice la Escritura: Dios se complace en la conversacion de los senci- Ios. (Proverb. 3, 33.) En efecto, qué otra cosa es meditar, sino hacer por los negocios del cielo y por el bien del alma, aquello mismo, que cada uno hace cada dia por los negocios del mundo y por el bien del cuerpo, esto es, ejercitar las tres potencias del alma, memoria, entendimiento y voluntad? Por ejemplo: el que tiene un pleito, primeramente aplica su memoria pro- curando acordarse de todo aquello que pertenece 4 sus razones; y para este efecto lee y relee muchas veces sus escrituras. 2. Aplica su enten- dimiento pensando y repensando, ahora en Jo que ha de decir 6 hacer con los procuradores, con los jueces, con Ja parte contraria, etc. ahora en proveerse de medios para vencer la causa, razonando y discurriendo s0- bre todas estas cosas y sacando conclusiones, etc. 3. Despues de haber asi bien pensado y discurrido, da campo 4 su voluntad. 1. Dejdndola cor- rer en diferentes pasiones y afecciones: ya de alegria por tener bien fundadas razones: ya de esperanza de vencer el pleito: ya de tristeza por haber dejado alguna formalidad: ya de temor de ser oprimido de al- guna cavilacion: ya de odio 4 la parte contraria y semejantes. 2. Hacienda reaoluciones, v. g. de remediar el defecto, de hacer observar tales forma- lidades, de valerse de los amigos, dineros, etc. Todo esto hace para ven- cer su pleito, tocante solaiente 4 bienes temporales. De la misma manera, el que quiere hacer la meditacion en drden al negocio de la salud de su alma, que es mas importante que todos los otros. 1. Debe imprimir en su memoria los puntos, que habré lefdo una 6 muchas veces en algun libro espiritual. 2. Debe aplicar su entendi- miento en ponderar ana tras otra las cosas, que habré leido: discurriendos DE PIADOSAS MEDITACIONES. 3 y sacando buenas y titiles conclusiones 6 resoluciones. Por ejemplo: si en un punto de Ia oracion ha considerado, que Jesucristo murié por nues- tros pecados, y que un solo pecado nos puede condenar , debe concluir: Inego un pecado mortal es un grande mal: luego se debe huir y aborre- cer mas que otro cualquier mal, etc. Otro ejemplo: si quiere meditae aquella espantosa condicion de la muerte, que es morir solo una vez: Statutum est hominibus semel mori, (Hzxbr. 9, 27.) procure penetrar bien esta verdad, tanto porque la insinua la fe por medio del Apéstol, cuanto porque la cotidiana experiencia nos la muestra. De esta verdad universal saque despues otra particular en érden 4 si, y concluya: que si la muer- te es un paso tan importante del cual pende una eternidad de bien 6 de mal, y que si yerra no admite correccion el error, es gran locura no procurar la mayor seguridad paraque se logre bien este paso. Finalmen- te, haga reflexion y vea, como se ha portado hasta ahora en esta parte, y si ha procurado esta mayor seguridad 6 no Ia ha procurado, con suma imprudencia. 3. Despues de haber hecho semejante discurso y razona. miento sobre un punto, deje correr la voluntad 4 varios afectos, 6 de temor del infierno, 6 de esperanza del paraiso, 6 de aborrecimiento al pe- cado, 6 de admiracion dcia la bondad de Dios, que tantos afios le ha es- perado y tan enormes pecados le ha sufrido, 6 de confusion de sf mismo, de alegria, en ver que Dios sea honrado, 6 de tristeza, de que sea ofen- dido, 6 de gracias por los beneficios recibidos y otros semejantes, 4 los cuales se siente el alma excitada del Espiritu Santo. Despues de los dichos afectos se viene 4 los propdsitos y resoluciones: v. g. de enmendarse de tal vicio, de practicar tal virtud, individuando los actos de apartar tal ocasion de pecar, de ejercitarse en tales, 6 tales obras de misericordia y semejantes, segun pide la propia necesidad. § Wl. Del método de la oracion. Aunque el hacer bien y con fruto Is oracion mental, depende mas del socorro divino, que de la industria humana, con todo porque seria tentar 4 Dios, y exponerse 4 muchos peligros ¢ ilusiones de! demonio, el contentarse de oir 4 Dios, sin querer obrar cosa alguna de su parte, los santos y maestros de la vida espiritual juzgan ser necesario, se coopere con Dios, no solamente ejercitando las tres potencias del alma, memoria, entendimiento y voluntad sobre algun punto de espiritu, como se dijo ar~ riba, sino tambien observando en esto algun érden y método. Por esto se propone aqu{ el siguiente, que es de san Francisco de Sales y uno de los mas ficiles y utiles. . 4 MANUAL METODO DE LA ORACION MENTAL. La oracion mental tiene tres partes, la preparacion: el cuerpo de la oracion 6 consideraciones, y Ia conclusion. La preparacion se hace con tres actos. Ponerse 4 Ia presencia de Dios. Pedir gracias para hacer bien Ia oracion. Ponerse en la memoria el asunto que se debe meditar. El cuerpo de la oracion se hace tambien con tres actos. Considerar el asunto que se ha propuesto. Ejercitarse en varios y piadosos afectos. Hacer firmes propdsitos y resoluciones. La conclusion asimismo se hace con tres actos. 1 Dar gracias 4 Dios de los buenos pensamientos que ha tenido en la oracion. 2 Ofrecer 4 Dios las resoluciones y propésitos que se han hecho. 3 Pedir gracia para ponerlas en ejecucion. wen wen EXPLICACION DEL DICHO M¥TODO. DE LA PRIMERA PARTE. - Esto es, de la preparacion y del primer acto de ella, que es la presencia de Dios. Puede uno ponerse 4 la presencia de Dios, representdndosele vivamen- te en uno de estos cuatro actos. 1 Considerdndole presente en todo lugar y en cualquier parte, pensando que est4 en nosotros y nosotros en él como una esponja en medio del mar. 2 Considerdndole en medio del propio corazon, donde mora por gra- cia como vida del alma. 3 Imagindndose que ve 4 Jesucristo en el cielo, que esté mirando 4 todos los hombres, y especialmente 4 quien le pide. 4 Figurdndose que le mira vecino 4 sf en forma humana y mages- tuosa; 6 bien presente en el Sant(simo Sacramento. Puesto ast en la presencia de Dios con alguna de dichas mgneras, se deben hacer estos tres actos. 1 De fe, creyendo firmemente que se halla delante de Dios. 3 De humildad, reputdéndose por indigno-de estar delante su divina Magestad. “ DE PIADOSAS MEDITACIONES. 5 3 De adoracion, adordndole por su soberano Seiior, postrdndose de- lante su divina Magestad , como haria un esclavo delante su Sefior: un reo delante su juez, como hizo el hijo prédigo delante de su padre; ¢ de otra manera segun pidiere el sujeto de la meditacion. : Del segundo acto, que es la invocacion. Para pedir 4 Dios gracia de hacer bien la oracion. 1 Se debe invocar el favor del Espiritu Santo con el corazon, 6 con el corazon y la boca juntamente, diciendo: Veni Sancte Spiritus , etc. t otra oracion semejante. 3 Se debe implorar Ja intercesion de la bienaventurada virgen Ma- rfa Seiiora nuestra, del Angel Custodio, de los santos abogados. 3 Para obtener mas facilmente lo que se pide, serd bien hacer un acto de desconfianza de sf mismo y de confianza en Dios; y un acto de indiferencia y de resignacion 4 Ja divina voluntad, protestando no que- rer otra cosa mas, que la gloria de Dios y su beneplacito. Del tercer acto, que es la representacion del asunto. La representacion del asunto 6 de la materia, que se debe meditar, se hace de dos maneras. . 1 Si el asunto uf objeto es visible 6 sensible, como el misterio de la Natividad de Cristo, y.demas de su vida y pasion, es menester imagi- “ narse presente en el lugar donde sucedié el misterio. Por ejemplo: en el establo de Bethlen,en el monte Calvario, etc. y ver y sentir todo aquello que en dichos lugares se obré. 2 Si el objeto, que se medita es invisible y de cosa no sujeta 4 sen- tidos, como son las virtudes y los vicios, bastar4 reducir 4 la memoria aquella virtad 6 aquel vicio, que propone meditar, reduciéndola 4 dos ¢ “tres puntos. Por ejemplo: 1 de la obligacion 6 necesidad de practicar- Ia Shhuirle: 2 cuales sean sus actos: 3 los medios, que pueden faci- litar su prdctica 6 su hufda. DE LA SEGUNDA PARTE. QUE ES CUERPO DE LA ORACION. De las consideraciones. Las consideraciones se pueden extender y dilatar de diferentes ma- neras. 1 Haciendo cuestiones € interrogaciones sobre el asunto, que se me- dita: v. g. diciendo 4 s{ mismo: Por qué es esto? Qué cosa es esta? Qué es esto? y semejantes; afiadiendo sus respuestas. De esta manera habré materia suficiente para entretenerse en la oracion. 1* 6 MANUAL - 2 Buscando antoridades, pasos, comparaciones, similes, ejemplos y semejantes pruebas, sacadas de las Escrituras sagradas, de los santos Padres, y de las histérias eclesidsticas. 3 Ponderando seriamente todas las palabras del paso, 6 punto que se ha tomado por meditar: como sobre aquellas palabras de san Pedro referidas por san Juan Evangelista (13, 6.) Serior, ti me lavas dé mé los pies? Como si dijera: Vos, Key del cielo y de la tierra: Vos, Monarca del mundo, etc. A mi, que soy un vil gusanillo de la tierra? Un misero y abominable pecador? etc. lavar? Qué es propio de esclavos y de los mas viles siervos, etc. los pies? Tan inmundos, sucios y hediondos? etc. 0 qué leccion! © qué ejemplo de humildad y de caridad! Rehusaré, pues, yo abajarme, humillarme y ocuparme en ejercicios y oficios bajos y humildes? - & Reflectiendo 4 si mismo, examindadose y diciendo consigo, crees tu esto? Tengo yo este vicio? Practico yo esta virtud? Tengo estos sen- timientos? Estoy yo dispuesto para hacer esto? y semejantes. Para mejor dilatar la consideracion, se debe saber, que cuando el asunto que se toma para meditar es sensible ¢ visible; como los asotes, 6 la crucifixion, etc. se debe hacer reflexion 4 todas las circunstancias del tiempo, del lugar, del fin, de Ja persona, del modo, etc. pensando en cada una de estas: Quis, quid, ubi, quibus auxiliis, cur, quomodo, wando, . $ Pongo ejemplo en la pasion: quién es el que padece? Jesucristo, Hijo de Dios, Ia Sabidurfa encarnada. Qué es lo que padece? Azotes, espinas, cruz, etc. Por qué? Por mis pecados, para redimirme, para salvarme, etc. Tambien se puede entretener con las personas, que entrevienen en el misterio: ya hablando con ellas y careando sus sentimientos con los nuestros: sus afectos y deseos con los nuestros: ya pregunténdolas, ya pensendo Jo que hacen, dicen ¢ piensan, S pueden hacer, decir y pensar. Cuando el asunto.es invisible 6 insensible; como una virtud, un vi- cio, un atributo 6 perfeccion divina; como la misericordia, la omnipoten- cia, etc. Las consideraciones se dilatan examinando Ia cosa. 1 En si inisma, buscando cual sea su naturaleza 6 definicion. Sus causas 6 necesidad. 3 Sus efectos. O bien siguiendo el método de san Francis- co de Sales acerca de las virtudes y los vicios. 1 Considerando, qué cosa sea aquella virtud 6 aquel vicio? Cudles sean sus diferencias, sus in- dicios, sus actos? etc. 3 Cudles sean sus efectos? 4 Por qué medios se pueden alcanzar 6 huir? De los afectos. Los afectos, que mas ordinariamente se hacen en Ia oracion, son los siguientes. DE PIADOSAS MEDITACIONES- 7 1 De amor de Dios. 2 De odio del pecado. 3 De deseo del paratso. 4 De temor del infierno. 5 De alegria. 6 De tristeza 6 de aversion por los vicios. 7 De esperanza en Dios. 8 De resignacion 4 su voluntad. g De adoracion. 10 De confusion de ef mismo. 11 De compasion de los dolores y pasion de Cristo. 12 De admiracion de la bondad de Dios. 13 De accion de gracias, etc. Estos afectos pueden excitarse de muchas maneras. 1 Por medio de coloquios, hablando con Dios, con alguna persona de la Santisima Trini- dad, con Jesucristo, con la Santisima Virgen, con los dngeles y santos, con el alma 6 cuerpo propio, con las personas que concurren en el - misterio, que se medita, 6 con otras criaturas, asi inanimadas, como animadas. 2 Por via de oraciones jaculatorias, diciendo muchas, 6 une sola muchas veces repetida, como aquella de san Agustin: Condzcate d ti, co- nézcame d mi: 6 aquella de san Francisco: Quién sois vos, Sefior, ¥ quién soy yo? 6 la otra: Dios mio, y todas las cosas! 3 Por medio de una afectuosa aplicacion de los cinco sentidos ima- ginando, que vé Iss cosas que se meditan, que las oye, toca, huele 6 usta. 8 4 Por via de aspiraciones y exclamaciones: Ah Seiior! O miseria! O ceguedad! Ah Dios! Ah cruel! Ah impio malvado! Qué haces? Ah mi- serable de mi! Qué he hecho? Por medio de actos exteriores de devocion; como hiriéndose el pe- cho, levantando los ojos al cielo, besando Ia tierra 6 el crucifijo, exten- diendo los brazos en cruz, si no est4 en presencia de otras personas. De las resoluciones. Las resoluciones y propdésitos se han de hacer acerca de las. princi- pales obligaciones que tenemos con Dios, con el prdjimo y con nosotros mismos: acerca de los pecados, de las malas inclinsciones que sentimos: de las pasiones que nos hacen mayor guerra: de las ocasiones que nos traen al pecado: de los impedimentos de nuestro provecho espiritual: de las virtudes que no tenemos, y que son mas convenientes 4 nuestro estado. Estos propdsitos en el principio han .de ser generales, por ejemplo: de servir y amar 4 Dios, de amar al projimo, de hacer penitencia, de padecer, de ser devoto y santo, etc. En el fin deben ser particulares, asi respeto del sugeto, como respeto de las circunstancias. Cuanto al sugeto, de enmendarse de tal y tal defecto: de ejercitar tal y tal virtud: de hoir tal _y tal ocasion de pecar: de quitar el impedimento del provecho espi- ritaal. Cuanto 4 Jas circunstancias, de hacer aquello 6 esto, en tal y tal tiempo: en tal dia, en tal lugar, en tal hora: acerca de tales y tales personas: en esta 6 en otra manera. El medio de formar bien estas resoluciones estd en observar estos 8 MANUAL tres puntos. 1 Hacer reflexion 4 as coses, que mas nos han movido y convencido, y sacar de esto buenas consecuencias. Por ejemplo: de haber considerado, que Dios nos sacé de la nada para hacernos aquello que somos; debemos concluir: luego estamos obligados 4 darle gracias todos Jos dias de nuestra vida por este beneficio: luego debemos humillarnos y confundirnos, viendo que nosotros mismos no somos otro que nada. Asi mismo de Ia consideracion de no haber sido criados, sino para Dios; sa- caremos: luego todos nuestros pensamientos, palabras y obras deben de ser enderezadas 4 Dios y no al mundo: no 4 los placeres, no 4 las cria- turas, etc. De haber bien ponderado, que Dios no quiere, que nos sir- vamos de las cosas de este mundo; sino en cuanto conducen 4 su mejor servicio, debemos inferir: Iuego debemos obedecerle en esto y en lo otro, etc. Luego debemos renunciar desde ahora aquella amistad, aquel compaiiero, aquella costumbre, ocasion, etc. . 3 Para ejecutar mejor estas resoluciones se han de escoger los medios mas oportuads; como rogar 4 Dios todos los dias por la mafiana y tarde: frecuentar los sacramentos, no pasar por aquella calle, mortificar los sen- tidos, negar su propia voluntad, etc. 3 Quitar los impedimentos, que embarazan Ia ejecucion de estas re- soluciones: v. g. Qué cosa me impide el que no atienda 4 hacer una vida devota? Qué no viva como buen cristiano! Cémo ejemplar Sacerdote? Son por ventura los respetos humanos, el qué dirdn, el miedo de ser bur- lado, el apego 4 alguna criatura, las malas compadiias, las tentaciones? etc. Pues quiero valerme de tales medios' para romper estos lasos y superar estas dificultades, acordéndome de lo que dice Cristo Sefior nuestro, que: Quien se avergonzard de mi delante de los hombres, yo me avergonzaré de & delante de mi Padre, etc. Se ha de notar, que el fruto principal de la oracion consiste princi- palmente en hacer tales propdaitos particulares, sin los cuales, 6 poco 6 ningun fruto se saca de la meditacion. Se debe mas advertir, que no es necesario, ni util hacer muchas re- soluciones en una oracion; basta por lo ordinario hacer dos 6 tres: asi que, una sola, que sea buena y bien hecha, ayuda mas, que muchas, menos importantes, y hechas superficialmente. . Las resoluciones, qué se hacen, es bien escribirlas acabada Ia ora- cion, notéadolas en pocas palabras juntamente con las razones y motivos que ‘se han tenido para hacerlas, como se eusefia prdcticamente al fin de las meditaciones. DE PIADOSAS MEDITACIONES. 9- DE LA TERCERA PARTE. QUE 3 LA CONCLUSION. Del hacimiento de gracias. 1 Seda gracias 4 Dios, de quien tuvimos los buenos pensamientos, las ilusteaciones y resoluciones; porque sucede bien 4 menudo, que por no rendirle las debidas gracias, la persona se vuelve indigna de recibir otras mercedes. 3 Paraque las gracias sean mas aceptas 4 Dios, se pueden convidar las criaturas todas, y especialmente Ia bienaventurada Virgen, los santos Angeles, y los bienaventurados del cielo, que nos ayuden 4 bendecir y agradecer 4 Dios. : . Del ofrecimiento. : . 1 Este acto, si se hace humildemente y con confianza, no es me- nos eficds, que el precedente para alcanzar de Dios nuevos dones y fa- vores: atento, que por él le ofrecemos coaas, las cuales no pueden serle sino gratisimas, pues son suyas y procedidas de su Magested. 2 Se le pueden ofrecer tambien la oracioned y buenas obras de los otros, y especialmente de los santos. . 3 Se puede dun rogar 4 Ia bienaventurada Virgen, al Angel de. la Guarda 6 4 otro. santo, que se dignen ofrecernos 4 Dios con todos los pensamientos, afectos y propésitos hechos en la oracion. : De la peticion. . . ' 1 Este acto, como el mas esencial de la oracion, debe ser hecho con mayor fervor y aplicacion. : 2 Para mover 4 Dios 4 conceder. aquello que se le pide, es bien re- presentarle los motivos por los cuales se juzga debe ser oido; y estos pueden ser: 1 Su bondad, misericordia, omnipotencia y los meritos de Jeaucristo. 2 Las promesas que ha hecho de oir nuestras oraciones y los preceptos, que nos ha dado para rogarle. 3 Nuestra confianza en su di- vioa Magestad y resignacion ¢ su voluntad. 4 Nuestra insuficiencia, mi- seria y necesidad. 5 La intercesion y los méritos de la beatisima virgen Maria, de nuestro Angel Custodio y de otros santos particulares de nuestra devocion. . 3 Se debe rogar por otros en general y en particular. Del ramillete espiritual. . Este ramillete (como le llama san Francisco de Sales) consiste en to- mar una oracion jaculatoria, acomodada 4 los afectos y resoluciones he- chas en Ia oracion, paraque sirva entre dia para renovar la memoria de las ilustraciones y buenos sentimientos tenidos en la misma oracion: 10 MANUAL por esto se debe repetir de cuando en cuando, particularmente al tocar el reloj 6 al comengar alguna obra. De la remota preparacion. De tal manera es necesaria esta preparacion, que sin ella es casi im- posible hacer bien la oracion. Consiste en prevenir el asunto 6 misterio, que se ha de meditar y en disponer el espiritu y el dnimo 4 la medi- tacion. El asunto se prepara, haciendo tres cosas. 1 Leyéndole atenta- mente, v. g. la tarde antes, tomarle bien de memoria y entenderle bien. 2 Previniendo 4 que tira y el fruto, que de él puede sacarse, que ha de ser la enmienda de alguna falta y el adquirir alguna virtud ; pues el que medita, se porta como el que se mira en una fuente, que no solo reco- noce sus manchas por medio de ella; sino que tambien las lava. 3 Dis- poniéaodole y dividiéndole en algunos puntos principales, como seria en dos: en las razones y motivos que nos pueden inducir 4 hacer tal cosa, y en los medios de que nos queremos servir para hacerla, Para disponer el daimo, asimismo son menester tres cosas: la prime- ra, recogimiento interior, ocupando entre dia su espfritu en buenos pen- samientos, y si es posible, sean conformes al asunto, que quiere meditar. 2 Recogimiento exterior, guardando riguroso silencio, teniendo los ojos modestos y haciendo todas sus acciones con quietud. 3 Pureza de inten- cion, renunciando cualquiera curiosidad, y vana satisfaccion y todo respe- to humano, protestando hacer oracion, no por gusto ni complacencia pro- pia, sino solo por gloria de Dios y por agradarle. No se ha dicho cosa alguna de la preparacion principal, que es fs pureza de Ia conciencia; por- que se supone, que el que tuviere la conciencia con pecado mortal no se atreverd acercarse 4 la Magestad divina, que primero no se purifique con una buena confesion, alomenos con un acto de contricion verdadera. Advertencia. Despues que ee habré hecho de nuestra parte todo lo dicho, debe per- suadirse el alma, que todas las reglas é instrucciones, poco 6 nada va- len sin Ja gracia de Dios; atendido, que toda la industria humana no es suficiente para concebir un buen pensamiento 6 deseo, si no sopla el sire suave del Espiritu Santo, cuyo es el don de saber orar, y él lo da, cuan- do y 4 quien le place. Y asf como seria tentar 4 Dios, y exponerse 4 las ilusiones del demonio (como ya esté dicho) si uno quisiese hacer oracion, sin cooperar con Dios con el ejercicio de las potencias del alma, ¢ sin la guia de un buen director ; asf sera presuncien, ¢ impiedad atribuir 4 su industria _y doctrina los buenos pensamientos y propdésitos, tenidos en la eracion. El que en ella hubiere hecho algun progreso, rinda las gracias & Dios, que es el autor; y se confunda reputdadose indigao. DE PIADOSAS MEDITACIONES. ir ADVERTENCIAS IMPORTANTES ACERCA DE LAS DIFICULTA- des, que se experimentan tal vez en la oracion. Si despues de haber comensado 4 practicar este santo ejercicio de hacer cada dia la oracion mental, te pareciere, que no haces en ella pro- greso alguno, sino que pierdes el tiempo; ten por firme, y sin duda, que esta es tentacion del demonio, el cual bajo este pretexto busca hacerla dejar. Resiste, pues, animosamente, y continua en hacerlo, confiando en el Seiior, que haciendo de tu parte aquellc, que debes, presto 6 tarde te enseiiaré 4 meditar, particularmente si con los Apdstoles le ruegas 4 me- nudo con humildad: Sefior, ensefiadnos como habemos de orar. Si te sientes indispuesto, 6 de cabeza 6 de estémago por la medita- cion larga, 6 por haber ejercitado con violencia los afectos, modera en adelante tu fervor, y pértate con discrecion y prudencia sin cansar su- perfluamente tu espiritu. Si sucediere, que no tienes gusto en la oracion, no pierdas el énimo: mas si esto procede de culpa tuya, como por no haber hecho Ia necesa- ria y debida preparacion, humillate delante de Dios conociendo tu falta y pidiéndole perdon. Si no es por culpa tuys, piensa que Dios lo permite para ensefiarte que semejantes gustos y consolaciones vienen de su sola liberalidad, y no de nuestra industria y diligencia: 6 bien para probarte y ver si haces la oracion puramente por su amor y para agradar 4 su Mogestad, 6 por tu propia satisfaccion. En el tiempo, pues, de tu desola- cion y sequedad, di i ti mismo: yo no he coménzado esta oracion por gusto y consolucion mia, sino puramente por amor de Dios; y asi tam- bien por su amor quiero acabarla, aunque no halle gusto ni consolacion alguna. ei te hallas inquieto y molestado de las distracciones, no dejes por 30 la meditacion ni te turbes; porque no siendo voluntarias no son pe- cado alguno. Busca con suavidad y tranquilidad de espfritu como despe- dirlas, y para divertir tu mente de ellas ponte 4 hacer algun coloquic con Dios, reconociendo que de ti no tienes cosa alguna y que por eso recurres 4 su favor. Ayudard tambien el tomar ocasion de las mismas dis - tracciones para humillarte mas y confundirte, confesaudo tu gran mise- ria; pues aun por un breve tiempo no sabes entretenerte con Dios. Finalmente, si quieres superar las dificultades que en fa oracion mental suelen suceder y hacerla de dia en dia mas provechosa, sirvete de los medios siguientes. 1 Hazte familiar la presencia de Dios, pensando que siempre te mira y en cualquier lugar, y que ve todos tus pensamientos, palabras y obras. 2 Repite entre dia oraciones jaculatorias. 3 Lee 4 menudo libros espiri- 1 MANUAL tuales. 4Frecuenta con gran devocion los sacramentos de Ia penitencia y Eucaristia. 5 Conversa siempre con personas devotas y verdaderamente espirituales. 6 Ten recogidos y refrenados los sentidos exteriores , espe- cialmente la lengua, diciendo el Apdstol Santiago, (3, 6.) que la lengua es una universidad de maldad, que inficiona todo nuestro cuerpo; y que es perfecto, el que no peca en el hablar. 7 Practica voluntariamente las obras de caridad y de penitencia. 8 Pon en ejecucion los buenos propé- sitos y santas inspiraciones, que tendrds en la oracion. g Lee de tiempo en tiempo la meditacion de la oracion mental, y témala tal vez por ma- teria de la meditacion. 10 Aprende bien el método de la oracion arri- ba puesto, y hazte con Ia prdctica familiares las reglas y enseilanzas que quedan dichas. BREVES INSTRUCCIONES PARA LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES. Yo levaré el alma é Ja soledad, y la hablaré al corazon. Osee 2. 14. 1 Puede cualquier hacer utilmente los ejercicios espirituales: el que es malo para hacerse bueno; y el que es bueno para llegar 4 ser mejor: ni hay hombre, aunque espiritual y docto, 6 aprovechado en la virtud, 4 quien no puedan ser utiles y aun tal vez necesarios. 2 Hacer estos ejercicios, no es otra cosa, que apartarse por algunos dias de los negocios y cuidados del mundo, retirdndose en alguna casa religiosa, para considerar con el silencio el estado interior de su alma, y reconocer Ja divina voluntad para seguirla, los propios vicios para corre- girlos, y ordenar la vida de tal modo, que no haya de desplacernos en Ja muerte. . 3 EI fin de hacerlos es diferente, segun el estado y necesidad de cada uno: el eclesidstico y el religioso los enderezan 4 vivir santamente en sus grados: el pdrroco, 4 gobernar bien sus ovejas: el padre de fami- lia, 4 mantener el temor de Dios en su casa: el soldado y el gentil hom- bre, 4 servir al sefior en su profesion. Algunos los eligen para quitar de sf algun vicio, 6 alcanzar alguna virtud: otros para examinar, y elegir un estado de vida, que sea seguro para su salvacion: por ejemplo, la reli- gion, etc. otros para disponerse 4 recibir dignamente los sagrados érdenes, 6 gobernar una iglesia, 6 administrar un oficio, que han alcanzado: otros finalinente para conseguir nuevo fervor en el servicio de Dios, 6 para Prepararse 4 una buena muerte: lo cual cualquiera debe establecer desde el primer dia y significarlo al director. 4 Los ordenandos suelen hacerlos por diez dias: 4 los otros bastan de ordinario cinco 6 seis, los cuales son ya suficientes para ganar la indul- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 13 gencia: puede con todo eso el prudente director determinar mas 6 menos, segan Ia necesidad y estado de quien los hace. 5 Las ocupaciones de este tiempo son diferentes. Parte de él se em- plea en orar y meditar, en que consiste la mayor fuerza de los ejercicios: parte en leer libros devotos y utiles: parte en prepararse. para la confe- sion general; (la cual nunca se deja, si el director no lo juzga de otra suerte) y parte en resar algunas oraciones vocales. Se debe estar en si- lencio, y retirado, porque la soledad y el retiro preparan el alma 4 la gracia, mas la divina Bondad pags bien presto y largamente el tedio, que tal. vex se siente en los primeros dias, con la consolacion interior y con Ia paz de la conciencia, que da en los uiltimos. 6 El director auele visitar al ejercitante dos veces al dia en su apo- sento, y entonces se le da cuenta de las meditaciones hechas y dé las luces recibidas en ellas, y se le muestran las resoluciones que se lran-es- crito: sedice aun, si se padece algun trabajo de cuerpo y de espfrifu; mas si se padeciesen escriipulos, se le manifiestan desde la primera visita: al entrar y salir del aposento, se hincan ambas rodillas en tierra para in- vocar el divino favor. . 7. Los medios para hacer bien estos ejercicios, despues de 1a diyina gracia, la coal se debe implorar de cont(nuo con fe y humildad, son: 1 Empesar con gran fervor y con vivo conocimiento de la necesidad, qae de ellos se tiene. » Hacerlos puramente por agradar 4 Dios, y nun- ca por algun fin 6 respeto humano. 3 Observar exactamente las cosas prescritas, y sobre todo hacer 4 sus horas la meditacion y lectura. 4 Des- cubrir sinceramente su conciencia al director , y sujetarse 4 él como al mismo Dios. 5 Tener siempre delante de los ojos la principal necesidad de so alma; como por ejemplo, de dejar tal pecado, de huir tal ocasion 6 tal compafifa: no se hace, emperé, algun voto 6 penitencia extraordina- ria, sin participarlo al director. : En el principio, antes de todo, se lee atentamente esta instruccion, el érden 6 empleo del dia, y método de la oracion mental, y se.vuelven 4 leer aun dos 6 tres veces en el curso de los mismos ejercicios; y si se halla alguna cosa, que no se entienda, ¢ se crea no poderla hacer, se ha- bla de ella con el director. En los tres primeros dias se aplica 4 conocer la gravedad del pecado, y 4 concebir dolor de él y propésito firme de no cometerlo jamas, y se dispone la confesion general para el tercer dia, Para comulgar despues 6 decir misa al cuarto, sino le pareciere mejor al director de otra manera; y despues se atiende 4 buscar el modo, para es- tablecerse en el bien comenzado. - 9 Mas porque esto no se puede hacer, sino se quita del hondo del corazon la raiz y la causa de los pecados, que son los malos hébitos, las malas inclinaciones, las pasiones-desordenadas y las ocasiones .préximas, 14 MANUAL que suelen hacer reincidir en los mismos pecados; es menester por esto tomar medios eficaces para servirse de ellos, despues de los ejercicios, entre los cuales uno de los mejores es, hacerse en escrito una regla de vida acomodada al propio estado, y un compendio de todas la resolucio- nes tomadas en las meditaciones, singularizando, lo mas que se pueda, el lugar, el tiempo y el modo de practicarlas. Este es el principal fruto de los ejercicios; y si no se hace, es casi como si se hayan hecho en vano. to Se procura en este tiempo hacer todas las acciones del dia, es- pecialmente las oraciones, los examenes, oficio divino, misa, etc. con la mayor devocion, que se pueda; y los sacerdotes es menester, que se ejer- citen en las ceremonias de 1a misa, siempre que se juzgére conveniente. Para la meditacion. 1 No se toma otro asunto, para meditar, que el sefialado por el di- rector. 2 Se leen antes los puntos muy de espacio y cou atencion; y para mayor facilidad, los principiantes pueden tener el libro abierto, leyendo juntamente y meditando. 3 El libro, que se lee para las meditaciones, por lo regular no con- tiene otra cosa que las consideraciones: cada cual, emperé, ha de sacar de ellas varios afectos; como por ejemplo: de dolor de sus pecados, de amor de Dios, de agradecimiento, de humildad, etc. y buenas resolucio- nes de mudar la vida: v.g. de hacer tal, 6 tal cosa. Se empieza con la preparacion, y se termina con la conclusion, como esté notado en el mé- todo y hoja estampada. ; 4 EI tiempo de la meditacion de ordinario es de una hora, si el di- rector no lo ordena de otra manera; y el que no la puede hacer toda ar- rodillado, haga por lo menos Ia preparacion y la conclusion. 5 Halldndose seco y combatido de distracciones, no debe desani- marse, y mucho menos dejar la oracion; mas se ayudard, ahora con le- vantar el corazon 4 Dios, ahora con actos interiores; como de humildad, de adoracion, de confianza en Dios, etc. ahora con actos exteriores de devocion, si esté solo; como darse golpes 4 los pechos, besar un crucifijo, etc. 6 Al finde la meditacion se escriben las resoluciones, que se han hecho, notando aun brevemente el modo y tiempo de practicarlas, y el motivo que se ha tenido de hacerlas. Para Ia lectura espiritual. 1 No se leen otros libros, que los sefalados por el director, ni aun otros capitulos. . 2 Se debe leer de espacio, con atencion y devucion , no por curiosi- dad 6 divertimiento, ni se pasa adelante, si primero no se ha eatendido DE PIADOSAS MEDITACIONES. 1g bien aquello que se ha lefdo: mejor es leer poco y con reflexion, que pasar muchas paginas 4 Ia ligera. 3 Despues de Ia lectura se hace advertencia brevemente 4 Jas cosas lefdas, para imprim{rselas mejor; y si se ha sacado alguna resolucion , se escribe jantamente con las de la meditacion. Algunas observaciones. 1 Por la mafiana luego de levantado y vestido, se compone decente- mente la cama, ai no es que haya quien lo haga. 3 Nose deje ver en la estanciad fuera de ella, con Ia toquilla de noche, 6 no del todo vestido: si es eclesidstico, sin sotana; ni se va por Ja casa con batas. 3 Estando en laestancia 6 caminando por casa, se hace el menor ru- mor, que sea posible. 4 Al partirse de la estancia para hallarse en algun ejercicio comun; como oir miss, hacer el examen de conciencia, ir al refectorio, etc. guér- dese silencio y modestia: yendo despues 4 la iglesia para dar gracias 4 Dios, se arrodilla, como Io hacen los de casa. § Encontréndose con alguno de casa 6 de fuera, que quisiese hablar, se debe escusar, y se guarda el discurso para despues de los ejercicios; si no fuese, que el negocio no sufriese dilacion, y entonces se obtiene li- cencia del director: lo mismo se observa con Jas cartas, que se reci- biesen. - an . 6 Con el director se habla solamente de cosas concernientes 4 los ejercicios, y no de las novedades del mundo, de negocios temporales , de ciencias, etc. ni con voz alta. : 7 Por Ja mafiana se levanta luego, que es avisado de quien tiene el eficio de dispertar, y 4 la noche no tome 4 mal, que le sea abierto el apo» sento de quien lo visita, para ver si esté apagada Ia luz. 8 No se va al aposento de los otros, ni se permite 4 alguno, que en- tre en el suyo, ni ninguno se asoms 4 Ia ventana. 9 No se escribe, ni se hace alguna’ sefial sobre libros 6 papeles es- tampados, imagenes, bufetes, paredes 6 ventanas, fuera de las cuales no se echa cosa alguna, ni se ensucian las paredes-con saliva, tinta, etc. 10 No se toma copia de cosa alguna sin el consentimiento del direc- tor. . 11 Los sacerdotes suelen decir misa, y los otros comulgarse, solo despues de hecha Ia confesion general. : 12 Uncuarto de hora despues del examen de conciencia y oracion de la noche, cuando se hace la sefial con la campana, se acuesta; habien- do primero apagado la lus lejos de la cama, por evitar todo peligro de fuego: asi como tambien Ia debe apagar todas las veces, que se parte del aposento. . : 16 : MANUAL 13 Acabados los ejercicios, se va con el director 4 Ia iglesia, para dar gracias 4 Dios de los beneficios recibidos y pedirle el don de la perseverancia, DIOS TE VE, DIOS TE OYE, DIOS TE HA DE JUZGAR. EMPLEO DEL DIA EN LOS BJERCICIOS ESPIRITUALES. A Homas. 5 ¥ media... vantarse. 6 y media... . Escribir las resoluciones y buenos pensamientos de Ja oracion; y esto se observa despues de otras oraciones mentales dei dia. Rezo de las horas candnicas, por quien esté obligado; y por los otros, reso de las de la Virgen u otra ora- cion vocal. Leccion espiritual en el libro sefialado por el director, hasta la misa. : 8 y media... . Oir, 6 celebrar misa; y despues exémen para la con- fesion general, 6 rezo del rosario y otras oraciones vo- cales. 9 ¥ media... . Oracion mental por una hora, y escribir las resolu- ciones, como arriba. Tle cece eee Exémen particular, comida, visita del director 6 con- ferencia con él. Despues media hora de descanso. “2. ....... Visperas y Completas. 2 y media... . Oracion mental por media hora, y escribir las reso- luciones. Leccion espiritual , exfmen para Ia confesion general, rezo de oraciones vocales, hewn ecnes Maitines y laudes para el dia siguiente. 5: ++ ++. .+ Oracion mental por una hora, y escribir las resolu- ciones, 7 gj. +++ «+ Exémen particular, cena, visita del director 6 sea con- . ferencia con él. 8 y tres cuartos, Exdémen general de todo el dia, con las acostumbra- das oraciones vocales, todos juntos en la iglesia 6 capilla; y vuelto 4 su aposento, leer los puntos de la oracion se- DE PIADOSAS MEDITACTIONES. 17 fialada para la maflana, y acostarse. Nota primero, que las horas destinadas para el exémen de Ia confesion general , despues de hecha, los uiltimos dias se pueden emplear en considerar y reconocer sus malas pasiones € inclinaciones, buscando medios para vencerlas en adelante, y tambien en hacer y ajustarse un reglamento de vida para adelante, segun su estado. Nota segundo, que en orden 4 las oraciones mentales, pertenece 4 la prudencia del director sefialarlas todas, 6 quitar alguna, segun Ia disposicion de quien hace los ejercicios. Nota tercero, que en los dias de ayuno se retardan media hora todos los ejercicios de la tarde. Nota. Porque en los ejercicios espirituales se hace ordinariamente confesion general 6 de toda su vida, ai nunca se hubiese hecho, ¢ alo- menos desde la ultima bien hecha, y de que se quedé con satisfaccion, siendo este el unico fin, que algunos tienen en retirarse 6 hacer los ejercicios, se pone aqui el siguiente interrogatorio, que servird al ex4men de la conciencia: y para facilitarle mas, se dispone en forma de didlogo, preguntando el confesor y respondiendo el penitente , como trae en sus doctrinas el insigne y celebrado misionero el padre Pedro de Calatayud de Ja compaiifa de Jesus, asegurando, que es este el modo mas expedito, breve y sdlido, para confesores y penitentes. EXAMEN DE LA CONFESION GENERAL, Y MODO PRACTICO DE HACERLA. Penitente. Padre: yo vengo 4 hacer confesion general de toda mi vi- da: (6 de diez afios, 6 cuatro, etc.) soy casado ha tantos afios: mi em- pleo es de mercader: tanto tiempo ha que no me he confesado. Confesor. Pregunto: has callado advertidamente y por verguenza al- gun pecado mortal en tus confesiones? P. Si Padre, desde nifio hasta hoy callé uno. C. Y pensabas en él cada vez, que ibas 4 confesar? P. Si Padre. Dird otro: No Padre, nunca me ha venido 4 la memoria, hasta ahora, que he leido este interrogatorio. C, Esto se ha de exaninar bien, si es, 6 no es asi: mas supuesto que sea verdad, que no te acordabas, mientras estabas 4 los pies del confesor, no por eso fueron malas las confesiones. Otro dird: padre unas veces pensaba y otras no. C. Eran las mas 6 las menos? P. La tercera parte. C. Cudntas veces al afio te confesabas, antes de la edad de comulgar? P. Unos afios con otros, 5 6 6 veces al afio, poco mas 6 menos. C. ¥ despues que empezaste 4 comul- gar? P. Tres afios una vez cada mes, 6 una sola al afio; 6 de tres 4 tres 3 18 MANUAL meses, discurro, que un affo con otro serian cuatro veces al aio. C. Has cumplido las penitencias impuestas por los canfesores? P. No Padre ; por tres afios, que vivi en mala amistad, no cuidé de eso: otro: unas diez veces lag he dejado. C. Examinabas con cuidado la conciencia cuando habias de confesarte? P. Era muy poco el tiempo, que ordinariamente gastaba en eso, - Sobre estas preguntas, como basas fundamentales, se va formando la confesion. . Primer mandamiento. Conf. Has consentido, 6 te has detenido voluntaria y advertidamen- te, dudando contra algun misterio de nuestra santa fé¢ P. Padre, yo me desconsuelo, que se me ofrezcan, y procuro desechar todas las dudas 6 pensamientos, que me vienen. C. Pues, no has pecado. Has desconfia- do de la misericordia de Dios? P. Si Padre, seis veces. C. Has hablado mal de Dios 6 de sus santos, diciendo: por vida de Dios: por vida de Cristo: voto & Cristo: sagrados y coronados, Voto d Dios: reniego de Dios y de los santos: maldita sea su justicia 6 su gobierno: por las entrafas de la Virgen, 6 por la cabeza de san Pedro, 6 cosa semejante? P. Si Padre , seis afios ha, tengo costumbre de hablar asf, y serdn entre unos modos y otros, y una semana con otra, cinco veces cada semana. U. Pues hermano mio, cinco horrendos pecados de blasfemia has hecho cada se- mana en todo ese tiempo. Nota, que sino ha habido costumbre , sino que ha sido tal cual vez, bastard decir lo que sea; por ejemplo, ocho veces al aito, 6 veinte veces en toda mi vida, conforme entienda 6 haya examina- do, C. Has usado de néminas, cédulas 6 ciertas palabras, para curar bru- tos, nifios 6 personas enfermas, que se teme (bien que ordinariamente sin fundamento ) estar hechizados? P. Si Padre. C. Nota, que si sabes alguna persona, que cure de este modo, la debes delatar al santo tribu- nal dela Inquisicion, so pena de pecado mortal, y de quedar excomul- gado si no la delatas. C. Has recibido el sacramento de Ia confirmacion, del érden, del matrimonio uf otro, estando en pecado mortal? Si Pa- dre: me ordené y me casé en pecado, y comulgué tantos affos con él. C. Cémo va de doctrina cristiana? Has ignorado por negligencia, 6 por vergiienza en aprender, oir, 6 preguntar los misterios de la fé y lo que es necesario para salvarte ; como son ef de la Santisima Trinidad, el de la Encarnacion, el Credo, entendiéndole en Ia substancia, el padre nuestro, los mandamientos de ta ley de Dios y de la santa madre Igle- sia, los sacramentos, y todo fo que es necesario para confesarse y comulgar bien, y para cumplir bien con el estado, oficio y empleo que tienes? P. Alguna omision he tenido en saber mis obligaciones, y le ruego me pregunte acerca de eso. DE PIADOSAS MEDITACIONES. 19 Segundo mandamiento. Conf. Has tenido costambre de jurar con mentira, 6 sin bastante re- flexa de lo que jurabas, 6 afirmando con juramento lo que dudabas? P. Si Padre.C. Con qué palabras jurabas? P. Padre, decia: en buena fé: como soy cristiano, etc. Eso no es juramento: dird otro: Padre decia: por esta cruz de Dios: los diablos me lleven: por Dios: juro d Dios, etc. Esto si, que es juramento (para averiguur pues el confesor , cuanta sea la costumbre de caer ast en este vicio, como d proporcion en otros, que se irdn declarando, puede preguntar de esta suerte:) C. Cudntos afios tuvis- te esta costumbre? P. Padre, diez afios. C. Y ese jurar con mentira, 6 en duda, 6 sin examinar bien la verdad , cudntas veces seria cada sema- na, 6 una semana con otra? P. Padre, una semana con otra, computan- do las semanas que no juraba, 6 era rara vez, con las que juraba mas & menudo , seria 4 cinco jurdmentos cada semana, poco mas 6 menos. La misma cuenta se puede hacer 4 proporcion un mes con otro , especialmen- te cuando la costumbre no es tan fuerte. P. Padre, dice otro: yo no puedo averiguar, cuanto tocardén 4 cada semana. C. Pues dime: ese ju- Yar con mentira era todos los dias? Todos, todos? P. No Padre. C. Se- rén Jos mas de ellos 6 los menos? P. Me inclino 4 que sérian los mas. Padre, dice otro: aun eso no puedo decir. C. Pues dime, pasdbanse al- gunce dias juntos en-blanco y sin jurar? P. Si Padre, ya se pasaban dos dias, ya los cuatro, ya los ocho en que no juraba, y luego vol- via 4 jurar. C. Hubo alguna enmienda por alguna temporada, v. g. por un mes 6 dos? P. No Padre. Otro dird: Si Padre, en el término de dies afios en diferentes temporadas , estuve unos tres meses sin pecar, y luego volvf 4 caer. Esto basta, sin haber mas que preguntar, ni decir, nies menester explicar la diversidad de la materia, 6 forma de los jura- mentos ; porque todos son de una especie, ni ir contando uno tras otro; porque seria nunca acabar: si solo hacer el computo prudencial como que- da explicado. C. Dime , juraste en falso con dafio de otro en su honra, vida 6 hacienda? P. Si Padre. C. Juraste sin 4nimo de cumplir lo que prome- tiste, v. g. casarte con N. castigar al hijo, no dar la mercaderia menos de tal precio, etc. P. Si Padre, por seis veces. C. Quebraste el juramen- to que hiciste de cumplir fielmente con el oficio de corregidor , magistra- do, jues, escribano, etc. 6 de ciertas leyes del arte, que profesas y estén en vigor? P. Por tantos aiios no cumpli con mi oficio en cosa gra- ve seis veces cada mes, unos meses con otros. C. Has sido causa, gue otro jurase en falso, u ocultase Ia verdad? P. Si Padre, en un pleito una vez, y otra en uo matrimonio, 20 " MANUAL C. Prometiste con juramento, ¢ hiciste voto de no cometer tal peca- do feo? ¢ de ir 4 tal santuario? 6 de entrar en religion? P. Tres aiios ha que hice el primero, y le quebré, recayendo tantas veces al afio en el mismo pecado feo. Ocho afios ha, que por pereza dejo de visitar tal santuario, teniendo bastante escriipulo de esta omision. C. Tuviste el vicio de maldecir 4 los domésticos, 6 4 otros, que te hayan injuriado? P. Padre, desde los doce afios de mi edad hasta los treinta maldije con impaciencia 4 los de casa, 6 al ganado, 6 al vien- to, etc. muchas veces al dia; por el espacio de tres afios, en diferentes tiempos eché plegarias de corazon 4 dos personas, con quienes estaba refiido, cuatro veces unas semanas con otras entre las dos personas; y 4 mas de lo dicho en estos diez y ocho ailos, habré tenido pendencias, Y prorrumpido en maldiciones, que no puedo averiguar, si siempre iban de corazon, aunque discurro, que si irian en aquel impetu de cé- lera, ya con uno, ya con otro, veinte veces cada afio. Tercer mandamiento. Conf. Tuviste vicio de trabajar 6 hacer trabajar en las fiestas, por codicia y sin verdadera necesidad, diciendo para contigo: esta ocasion no es de perder? Penit. Si Padre, por tres afios tuve este vicio, las mas de las fiestas cada afio. Otro dird: la cuarta parte de ellas. C. Pasaba de dos horas el tiempo, que se consumia en el trabajo? P. Padre, la ter- cera parte de las veces dichas, pasaria de dos horas , y las demas seria una hora i hora y media. C. Pues pecaste mortalmente todas las veces, que pasé de dos horas, por ser tiempo notable; y las demas pecaste ve- nialmente. C. Dejaste la misa algun dia de fiesta, 6 te pusiste voluntariamente 4 peligro de perderla? P. Si Padre, en diez afios, ocho veces cada ailo. C. Pues hermano sepas, que el ponerse uno en peligro de no oir misa es pecado mortal, aunque se oiga; como, y el estar divertido en ella por tiempo notable , como seria la tercera parte de la misa. - C. Abultaste achaque 4 titulo de noble, rico 6 delicado, paraque se te diese licencia de comer carne en cuaresma 6 dias prohibidos? O Ia comiste sin necesidad 6 por gula en esos dias? P. Si Padre, dos veces en-toda mi vida. Nota, que si en dia prohibido se come carne sin causa tres veces, se cometen tres pecados mortales , y lo mismo sucede comien- do huevos sin bula de la Cruzada en cuaresma, pecando cada vez, que se come de ellos. C. Quebrantaste ayunos sin causa 6 en duda de ella, sin deponer la duda? P. Si Padre, la mitad del afio he dejado de ayunar, pudiendo, y tres veces sin salir de la duda. C. Has dejado:de regar el oficio Divino 6 parte de él? P. Padre, seis veces. DE PIADOSAS MEDITACIONES. aL Cuarto mandamiento. Conf. Has tratado, hablado 6 respondido dsperamente 6 con cefio al padre, madre, suegra, amo 6 mayores? P. Por ocho aifos reapondi con mal modo 4 la madre viuda, al padre viejo, suegro, 6 madrastra, que tenia; tanto, que les hacia pasar una vida triste y amarga, 6 les daba ocasion de maldecir y exasperarse. C. Todos los dias? P. No Pa- dre. C. Un mes con otro, 6 una semana con otra, qué veces serian? P. No lo puedo decir. C. Se pasarian algunos dias en blanco? P. Si Padre, pasdbase ya la semana, ya los doce dias, que no refifamos; otras veces era cada dia y aun muchas veces al dia. C. Les has echado maldiciones en su presencia, bien que sin dnimo de que les alcanzdran? P. Si Padre, _ seis veces. Eso es pecado grave contra el respeto debido a los padres, etc. C. Has desobedecido al padre, madre, amo 6 superior, cuando te man- daban cosas de importancia, y tocantes 4 tu bien; como que no tratases con fulano, que no entrases en tal casa, que te aplicases al estudio u oficio, que no salieses de casa por la noche, que no fueses 4 Ia casa del juego, 6 4 la taberna, y frecuentases los sacramentos? P, Si Padre, por tantos afios 4 menudo les desobedecia en esas cosas. C. Pues todo este tiempo viviste en pecado. C. Te has descomedido con algun sacerdote, persona de gobierno, i hombre anciano y respetable? P. Si Padre, tan- tas veces. C. Has cuidado, de que tu familia sepa bien la doctrina cris- tiana, y de que viva honestamente , que no duerman juntos, ni en tu ca- ma tus nifios y nifias, cuando Ilegan 4 los 7, 9 6 12 afios? P. Padre, tanto tiempo he pasado en este descuido mortal. C. Te has aplicado 4 ganar de comer en tu empleo para alimentar 4 tu muger, hijos y padres? etc. P. No Padre, seis afios ha, que muy frecuentemente pierdo el tiempo en juegos y diversiones, dejando perder mi hacienda y perecer mi familia. 0. Pues hombre vives en pecado mortal. C. Has tenido al- un odio 4 tu muger, 6 Ia has mostrado desafecto con obras 6 palabras? B Si Padre, suelo mirarla con cefio, y 1a hablo con aspereza tres ailos ha. C. Y te has arrepentido algunas veces en ese tiempo de ese pecado? P.No Padre. C. Pues has vivido en continuo pecado mortal. C. Violen- taste d tu hijo 6 hija d tomar estado contra su voluntad? P. Si Padre, 6 no Padre. Quinto mandamiento. Conf. Has tratado mal de obra ¢ palabra 4 alguno? Penit. Si Padre, por tres veces di de palos 4 otro en diversos tiempos, y andgbamos ros- trituertos los ocho 6 doce dias, y luego nos haciamos amigos. C. Has vi- vido algun tiempo sin comunicar con algun pariente 6 vecino, con quien tuviste alguna rifla 6 desazon? P. Si Padre, seis afios ha, que no entro 2* 23 MANUAL en su casa, ni él en la mia, ni nos saludamos como Dios manda. C. So- lias allf dentro idear modos de hacer mal, complaciéndote de ello? P. Si Padre, frecuentemente. C. Y cuando se ofrecia hablar de esa persona murmurabas? P. Si Padre, decia: que era un sugeto de tal y tal pro- ceder: que era una infamia lo que conmigo habia usado; y otras cosas 4 este tono. C. Era eso muy 4 menudo? P. Padre, unos meses con otros, diez 6 doce veces al mes. C. Le echabas plegarias de corazon? P. Si Padre, los dos primeros afios, los mas de los dias, y despues acd, cin- co 6 seis veces al mes. C. A otros has deseado mal? P. Si Padre, & diferentes mas. C. Te solia durar mucho tiempo el escozor? P. Si Padre, con unos se me pasaba luego, con otros me duraba, ya un mes, medio _aiio, dos afios, ya mas y ya menos. C. Con cudntas personas, y entre estas, por cuanto tiempo te duraria el mal deseo? P. Padre, con seis; aunque con unos por mas tiempo, que con otros; pero computado todo el tiempo en que tuve mala voluntad 4 alguno de ellos, discurro, que Iegaria 4 componer el término de seis afios, en que continua 6 casi continuamente maldecia, y deseaba mal 4 uno ti otro. C. Los demas mo- vimientos de cdlera con unos y otros, que se te pasaban luego, serdn muchos al mes, un mes con otro? P. Padre, siete, poco mas 6 menos. C. Y en todas esas ocasiones les deseabas mal, 6 maldecias de corazon? P. Padre, no lo puedo averiguar: me acuso de ello, como haya sido delante de Dios. C. Te has deseado por despecho la muerte i otro mal grave? P. Si Padre, en tantas ocasiones en que me hallé desesperado y aburrido. C. Has tenido vicio de comer tierra, sal, barro, 6 beber con dafio grave de tu salud? P. Por cuatro aiios tuve este vicio, en que caia tantas veces, una semana con otra, y en el de beber hasta privarme en- teramente de razon, seis veces en toda mi vida. C. Usaste remedios, (6 los diste 6 aconsejaste ) para no concebir, para abortar 6 mal parir? P. Si Padre, una vez di i una muger una bebida para ese efecto, etc. Sexto mandamiento. En este mandamiento se pueden ir examinando: lo primero los pe~ cados de obra consumada: lo segundo los tocamientos: luego las pala~ bras, y por fin los pensamientos; con la advertencia de valerse siempre de los términos mas modestos , y del todo precisos para darse 4 enten- der, sin individuar ciertas menudencias, y modo, que suelen acompafiar los actos torpes, que ni es necesario para confesarse bien, ni pueden decirse sin gran confusion y vergiienza del que se confiesa, ¢ irreveren- cia al sacramento que se recibe. Y porque en los pecados contra este mandamiento se ha de hacer distincion de los que se cometieron por persona 6 con persona libre, 4 los otros, que fueron cometidos por per- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 33 sona, 6 con persona casada, 6 consagrada, 6 parienta, 6 de un mismo sexo; por esto, para proceder con mayor claridad, iré preguntando asi. Conf. Dime, cudndo eras nifio hiciste alguna picardia con otro nifio 6 nita? Penit. Si Padre, dormia con una hermanita, é hicimos el pe- cado tantas veces; y con otras tres muchachas vecinas, hice lo mismo, cinco veces entre las tres; y en Ia niffez no hubo otra cosa. C. Despues mas crecido, has tenido que ver con alguna, 6 algunas mugeres, vi- viendo en mala amistad con ellas? P, Padre, desde los quince afios hasta los veinte y cinco que me casé, he vivido enredado cun cinco, y. g. C. Eran casadas 6 solteras? P. Tres eran casadas y dos solteras. C. Con las casadas entre unas y otras, cudnto tiempo tuviste la mala amistad? P. Padre, con una cinco meses, un affo con otra, y con la otra nueve meses y medio: serd entre las tres, dos afios y dos meses y medio, poco mas 6 menos. C. Cortaste por alguna temporada esa comu- nicacion con alguna de ellas? P. Si Padre, estuve fuera un verano, y dos meses enfermo, que no las vi: bien que me quemaba de pensamien- tos. C. Y qué veces te veias con esas en su casa, 6 en otra parte, ca- yendo en la obra, en ese afio y nueve meses que quedan , quitados los dos meses de enfermedad y los tres de verano? P. Una semana con otra, (6 un mes con otro) serian v. g. cuatro veces. C. Con las dos sol- teras cudato tiempo duré la comunicacion? P. Dos aiios entre las dos, no contando cuatro meses, que hubo de suspension, por una ausencia que hice. C. Cugntas veces cafas con ellas en esos dos aifos, cada seina- na? P. Padre, Ilegaré 4 una vez cada dia, unos dias con otros. C Con otras mugeres has tenido costumbre de pecar aqui dos, alli cuatro peca- dos, ocho, diez, etc. hasta que te casaste? P. Si Padre, desde os quin- ce hasta los veinte y cinco, que me casé, he tenido de ese modo con muchas. C. Entre unas y ‘otras, & cudntas veces Ilegaria al mes? P. A tantas, v.g- ocho, poco mas 6 menos; porque, aunque alguno tf otro mes, 6 por no haber ocasion, 6 porque la conciencia me remordia, me Contuve, pero otros caia con mas frecuencia. C. Y de ese numero de ve- ces, cudatas seria con casadas y cudntas con solteras? P. Padre, la mitad con unas y la mitad con otras. Otro dird: la tercera 6 cuarta parte de veces con casada, y las demas con libre. : C. Y despues de casado? P. Desde los veinte y cinco affos que me casé, hasta ahora que tengo cuarenta, ha sido con menos frecuencia: seria la mitad, 6 la cuarta parte de las veces dichas, y las mas de ellas con casadas. C. Y ha habido algua amancebamiento con algunas de ellas, de quince 6 treinta dias, 6 de mas tiempo? P. Si Padre, con una ca- sada dos semanas, con otra tres, y con una soltera cuatro afios. C. Con esas dos casadas en las cinco semanas cudntas veces caiste? Y cudntas con [a soltera de los cuatro afios? P. Padre, con las primeras una veg: ah MANUAL cada dia, y con la soltera la tercera parte de cada un afio, poco mas 6 menos. . . C. Has ido solicitando 4 unas y 4 otras al mal, ya con palabras, ya con acciones? P. Si Padre, discurro que entre aquellas que logré, y las que no pude lograr de los quince 4 los veinte y cinco afios, entre casadas y solteras, seria dies veces al mes; sin contar ana parienta ca- sada, que la solicité veinte y cuatro veces; y despues de los veinte y cinco afios que me casé, hasta los cuarenta que tengo (quitados seis me- ses que he sido viudo, y no me cuidaba de estas cosas) habré sido dar ese escd4ndalo y ocasion de ruina cuatro veces al mes, poco mas 6 me- nos. Conf. Has tenido tocamientos con otras personas, con quienes no cafas de obra, y con las que has caido tambien, pero en tiempos en que no Ilegabas 4 la obra, sino que por algun accidente te quedabas en s0- los tocamientos? Nota, que los tocamientos que preceden 4 la obra, y © los que se siguen, como apéndices y complemento de ella, no es menester conferarlos, Porque ya se entienden en la misma obra que se confiesa; y por esto solamente se habla en esta pregunta de los tactos, en que no se pasa mas adelante. P. Si Padre, ese ha sido muy frecuente: entre casa- das y solteras, que no puedo sacarlas en limpio: seria cuando mancebo, tres 6 cuatro veces cada semana, y lo mismo despues de casado 4 poca diferencia. Otro dird conforme halle en su conciencia. C. Con tu consorte antes de casarte, tuviste comunicacion torpe? P. Si Padre, por un afio que la galanteé , la estuve tocando los mas de los dias, y caf con ella veinte veces, bien que en estas, paraque no quedase prefiada, derramé fuera, (nota, que esta circunstancia si ha su- cedido con otras , se debe explicar) y siempre me quedaba con el deleite 6 pensamiento, 4 mas de lo que daba 4 decir al pueblo 6 vecinos. C. Has Ilevado 4 otros 4 pecar, déndoles ese escéndalo? P. No Pa- dre, siempre he ido solo. Otro dird: cinco veces he sido causa, que otro viniera, y una vez de estas fué un casado al que descaminé. C. Has servido al amo, ama 6 amigo, Ilevando, trayendo recados, villetes, 6 regalos, 6 admitiendo en tu casa, como en depésito , la manceba 6 galan? P. Si Padre, por tanto tiempo, -y con tal frecuencia y estado de perso- nas. C. Pecaste con tu consorte por carta de inas; esto es, con excesos, 6 modos abominables, 6 por carta de menos, no pagando Ia deuda 4 que te obliga el matrimonio? P. Si Padre, lo primero, seré una ves la semana , por el término de diez afios; y lo seguudo , tantas veces al mes, por ticmpo de dos aiios. C. Has tenido costumbre de hablar deshonestamente, 6 referir cuen- tos deshonestos? P. Si Padre, desde los quince afios hasta los veinte y cinco que me casé, era muy ordinario, y dias de muchas veces, ya con DE PIADOSAS MRDITACIONES. 25 hombres, ya con mugeres; mas desde que soy casado, es poco, serén dos 6 tres veces al mes, y sin intencion de provocar. C. Has lefdo li- bros deshonestos? Has escrito billetes amatorios? P. No Padre, 6 8i Padre , tantas veces. C. Te has alabado de haber tenido cosas feas con alguna persona? P. Si Padre, tantas veces: 6 no Padre. C. Tuviste con otros muchachos, 6 4 tus solas, y contigo mismo to- camientos feos y deleites, sirviéndote de tus propias manos, como de instromento para la maldad? P. Ah! Padre mio, este es mi atolladero. C. Pues vaya, que ha habido? P. Padre, en la edad de siete u ocho afios, un hermanito mas grande que yo me empezé 4 tocar, luego lo hi- ze yo con otros de la escuela; y de aquf me quedé 4 mf la mala cos- tumbre de ese maldito vicio. C. Con el hermano fue muchas veces? P. Si Padre, en dos aiios que dormimos juntos, seria tres 6 cuatro veces cada semana. C. Y con los otros muchachos, qué veces seria? P. Padre con uno cuatro, con otro seis, diez con otro; entre todos discurro, seria cincuenta y cinco veces, poco mas 6 menos. Dird otro: serian dos veces cada semana, entre unos y otros, en dos afios que anduve 4 la escuela. C. ¥ abriste los ojos 4 alguno, 6 algunos de ellos, pura ese vicio. P. Si Padre, 4 uno yo se lo ensefié. Otro dird:.no Padre, ya lo sabian hacer: ellos me lo ensefiaron. C. Hicisteis otra cosa mas fea alguna vez? P. Si Padre, cometimos sodomia tantas veces. C. Contigo mismo 4 tus solas has estado mucho tiempo en este pecado? P. Si Padre, desde los diez afios que comenzé , hasta los veinte y cinco, que me cas¢, Ilegaria 4 tres 6 cuatro veces por semana; porque aunque pasase los ocho 6 diez dias que no me cuidaba de eso, otros lo hacia ti.o veces al dia. C. Despues de casado has continuado en ese pecado? P. Padre, tanto como costum- bre, no; pero algunas veces que he estado ausente de mi muger, he vuelto 4 cometerlo; pienso, que un afio con otro, hasta los cuarenta que tengo, serén tres veces cada aio. C. Al ver mugeres, andando por las calles, caminos, iglesias, mi- rando 4 ventanas y puertas, 6 tratando con ellas en tu tienda, u otra parte solias mirarlas con curiosidad? Se te venian 4 menudo pensamien- tos malos? P. Padre, de los doce afios hasta los veinte y cinco, fue sin freno, y siempre con el pensamiento abierto; despues de casado, que me tomaron otros cuidados, né ha sido tanto, seria una vez en Ja sema- na. C. Solias, cuando se te ofrecian esas imaginaciones feas, apartarlas recurriendo 4 Dios, 4 la Virgen Santisima, 6 4 los santos? P. Padre, ra- ra vez. Esto de pensamientos, como es moralmente imposible al que ha vivido desenfrenadamente, y con apego d este vicio, decir el mimero, la cualidad ; ni si los consentia 6 no; basta que se explique en el modo di- cho, paraque entienda el prudente confesor el estado del alma del peni- tente. 36 MANUAL Séptimo mandamiento. Conf. Has quitado alguna cosa 4 otra persona contra su voluntad y derecho en materia grave? P. Si Padre, 4 mi.padre 6 4 mi tio, en re- petidas veces le habré hurtado tanta cantidad , v. g. trescientos doblones. C. En cuantas veces le quitaste todo eso? P. En sesenta, poco mas 6 menos. C. Y cada vez tomabas materia grave? P. Siempre Padre , menos en diez 6 doce, que solo tomé un real de plata 6 poco mas. C. A otras personas has hurtado alguna cosa, 6 sisando poco 4 poco d los amos, 6 quitando con medidas y pesos infieles, 6 echando mescla en las cosas usuales y comestibles, ¢ vendiéndolas con alguna tacha oculta? P. Si Padre, por seis afios he tenido ese vicio. C. Cudnto dafio habrds hecho en ese tiempo? P. Padre, cosa de trescientos ducados. Aguf se ha de ave- riguar , como arriba, las veces que damnificaria en materia grave, 6 si aunque quitase cosa leve, era con dnimo de continuar; porque cada vez seria pecado mortal. Asimismo si hay duefios ciertos damnificados , y otros inciertos, 6 que no se pueden hablar, para dirigirse en el modo de la res~ titucion. C, Has dejado culpablemente de pagar criados , oficiales, acree- dores, de cumplir Jas misas, ultimas voluntades u obras pias que estén 4 tu cargo? P. Si Padre, por tres afios. C. Pues todo ese tiempo has vivido en pecado mortal. C. Has diferido sin justa causa pagar lo que podias ¢ lo menos poco 4 poco y por partes? P. Si Padre, tanto tiem- po. C. Has recibido 6 comprado cosa, que sabias 6 debias presumir era hurtada? P. Si Padre, esto 6 lo otro. C. Has aconsejado el hurto 6 cooperado 4 él? P. Si Padre, tantas veces. C. Has causado dafio en las heredades? P. Si Padre, tanto y tantas veces; 6 no Padre. Octavo mandamiento. Conf. Has levantado algun testimonio falso? v. g. que F. cayé 6 ti caiste con F., que el otro hurts? etc. P. Si Padre, etc. C. Has jusgado mal del prdjimo, sin tener para ello fundamento, y creyendo fijamente, que era asi como tu pensabas? P. Padre, tanto como creer de fijo, que era como yo pensaba, no; porque me quedaba siempre con el recelo de si es, 6 no es. C. Pues eso no es juicio, sino sospecha temeraria, que es ordinariamente pecado venial. C. Has descubierto algun defecto grave y oculto de otro, tocante 4 su fama y honor? P. Si Padre, dije esto 6 lo otro, etc, que no se sabia, y por mi dicho quedé deshoorada la per- sona. C. Has murmurado de sacerdotes, de comunidades eclesidsticas 6 religiosas 6 de algun individuo de ellas? P. Si Padre. C. Has murmu- rado con especialidad de parientes 6 vecinos, que te hicieron algun da- fio, negaron 6 chuparon Ja hacienda? C. Has metido confusion entre amos, criados, amigos 6 parientes? C. Has murmurado de genios, v. g. DE PIADOSAS MEDITACIONES. 27 Fulano es un tonto es un tal, 6 cual: es menester tratarle con reserva. Fulano tiene muy larga la lengua, es de genio insufrible? P. Si Padre. Si ha habido costumbre, se dice el tiempo y la frecuencia de hablar; y si se siguid deshonra para con algunos, se verd el modo mas util de re+ pararla, inenos que la cosa estuviere ya dormida y sepultada; que en tal caso no hay mas que callar. Los pecados contra el nono y décimo mandamiento, no desear la mu- ger de otro, ni los bienes de otro, estdn sertalados en el sexto y séptimo mandamiento. : ADVERTENCIAS NOTABLES. 1 Cuando la confesion general no es de obligacion, (porque en las confesiones particulares no se callé cosa substancial por verguenza, ni hubo costombre fuerte, ui ocasion préxima de pecar mortalmente, mas antes se hizo en ella cuanto cada uno sabia, y podia de su parte, para hacerlas bien) sino de consejo: en estos casos asi el confesor como el penitente pueden proceder con menos fatiga y con menos reparo, aun~ que se olvide 6 se deje algo. 2 En cualquier especie de pecados, ver si ha habido costumbre 6 no. Sino ha habido costumbre, mas solo se ha cafdo algunas veces en aquel pecado, v. g. de comer carne en dia prohibido, facilmente veré quien se examina, que en toda su vida no habré sido sino tantas veces, y asi lo diré al confesor: padre, eso habrd sido en toda mi vida ocho ve- ces,v. g. Si ba sido mas, puede ir por afios, diciendo: padre, eso ha- brd sido cada afio desde los diez, v. g. hasta los cuarenta que tengo, quince veces poco mas 6 menos. Si ha habido costumbre , diga el tiempo que duré y la frecuencia de pecar. Por ejemplo: uno ha tenido cos- tumbre de jurar sin reparo, ni atencion si era con verdad 6 mentira; bas- tard que diga: padre esa costumbre me ha durado tantos aftos, 6 la tuve desde tal é tal edad, los mas de los dias juraba ast, y ast; 6 cuatro 6 cinco veces cada semana, poco mas 6 menos: 6 bien: un dia con otro, tres 6 cuatro veces al dia. Y no es menester decir mas, para confesarse bien de los pecados que ha hecho jurando. 3 Et que despues de haber hecho suficiente eximen de sus pecados, declara el estado de su vida, el tiempo y frecuencia, como queda dicho, que tuvo de caer en tal 6 tal pecado; si despues de confesado se le re- presenta u ofrece algun pecado de la misma especie, no tiene obligacion de volverlo 4 confesar. Pongo por ejemplo: confesé uno la costumbre de tocamientos feos, que tuvo por cinco afios con diversas personas solte- ras: despues en particular se le ofrece: ola, en tal viage, meson, en tal casa, lugar , etc. tuve tal tocamiento malo con fulana soltera; y luego vuelve al confesor , diciendo lo que se le ha acordado: esto no es menes- 38 MANUAL ter; porque el tal tocamiento aunque 4 dl no se Ie ofrecié cuando se examinaba, ni cuando se confesé, sin embargo vino entendido y con- fesado de por junto en la gruesa de la costumbre de tal vicio, que se completaba de aquel y otro, y otro acto in individuo, que confesd; y asi dejarlo sin pensar mas en él, que este alivio disfrutan los que se con- fiesan en el modo dicho, declarando el tiempo y frecuencia de pecar. 4 No es necesario el ir contando un pecado tras otro, especialmente si son muchos de una misma especie, como el que empieza una letania de culpas, diciendo: con otra, con otra, con otra, etc. porque es gas- tar inutilmente el tiempo, dar que merecer al confesor, y hacer deses- perar 4 los demas, que esperan para confesarse: basta decir el nimero de por junto 6 determinado si se sabe, v. g. entre unas mugeres y otras veinte veces, 6 por semanas si son muchas las culpas. Por ejemplo: En- tre unas ¥ otras, he caido dos 6 tres veces cada semana, y la mitad de estas con casadas , y la otra mitad con solteras , 6 la tercera é cuarta par- te, conforme habré examinado y juzgaré en su interior. 5 El Padre Juan Bautista Poza de la compafifa de Jesus dice en su practica de ayudar 4 bien morir, que de ordinario la primera aprehension, que uno hace del estado de su conciencia en cada especie de culpas, es la mas verdadera, y que si hecho un prudente moderado exdmen, se queda en perplejidad y duda, se atienda 4 la primera aprehension. Esta regla puede servir 4 aquellos especialmente, que, 6 por su rudeza 6 poca memoria, 6 confusion de entendimiento , 6 pusilanimidad, 6 escni- pulos, unas veces les parece el numero de culpas en aquella materia, grande, otras pequefio, otras mediano, otras entre mediano y grande, otras entre mediano y pequefio, sin atreverse 4 resolver ni uno ni otro. Digan, pues, segun su primera aprehension en este caso de perplejidad. 6 ELV. P. M. Fr. Luis de Granada en su doctrina dice: noes ne- cesario confesar los modos y maneras, como se tuvieron los pecados, mayormente en los sensuales. Basta declarar el ntimero y especie de ellos, con las circunstancias necesarias. Si el pecado fue de obra consu- mada; basta decir el nombre de la obra; es 4 saber, adulterio, simple fornicacion , incesto , sacrilegio, tantas veces, sin decir las menudencias, que suelen acompadar los tales torpes actos; como son tocamientos, am~- plexos y dsculos. Si de palabra, basta decir: dije tantas 6 por tantas ve- ces, palabras torpes , con intento de provocar 4 mal, sin expresar las pa- labras. Y si fue pecado de pensamiento, diga el mimero y el estado de la persona, sin decir lo que pensaba , como algunos hacen (con gran con- fusion y verguenza) sin ser necesario para el sacramento. Lo mismo serd en el sueiio deshonesto, en que se deleité, que no es menester diga lo que soilaba, si solo el ntimero y la especie. 7 Aunque es bueno confesarse de los pecados veniales, no es pero ne- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 29 cesario; y asi se pueden callar 6 decir, como el penitente quisiere: y culpas veniales se Haman, las que no quebraptan en materia grave al- guno de los diez mandamientos. Tales son las maldiciones ordinarias, y sin dnimo de que alcancen , entre parientes : los juramentos sin necesidad, Jas impaciencias, enfados, disimulos, competencias, porfias, mentiras, y otros semejantes , segun vemos se cometen entre los domésticos y co- nocidos , que aunque no tratan de perfeccion, son temerosos de Dios. Y para mayor noticia de la diferencia, que hay de Jas culpas veniales, se advierta, que en la soberbia, por excesivo y desbaratado, que sea el deseo de fama, honra y propia excelencia, no llegarf 4 haber pecado mortal, si el dicho deseo no es causa de despreciar las excomuniones, 6 deshonrar 4 otros gravemente , 6 poner las manos en aus padres, 6 que- brantar de otra manera notablemente con pensamiento, obra ¢ palabra alguno de los dies mandamientos. En la avaricia , por mas deseo que uno tenga de bienes agenos, si este afecto no le hace desear alguna cosa de valor por via de hurto, 6 medio injusto, no hay pecado mortal. En la Iujuria, por mas feos sentimientos, y movimientos que padesca, si no hay voluntad de ejecutar, 6 delectacion amorosa acerca de las culpas y especies, que se declararon en el sexto mandamiento, no hay pecado mortal. En la ira, por mas que uno se turbe, enfade y desagrade de otro, si no le desea algun gran mal, ¢ la privacion de algun gran bien, por ddio, 6 se complace de lo dicho, no hay pecado mortal. nla gu- Ja, por mas que uno desee y obtenga regalos y delicias, si no quebran- ta ayuno de obligacion, 6 se embriaga, 6 hace daiio notable en Ja salud corporal 6 espiritual, no hay pecado mortal. En Ja envidia, si no se ha- Ma deseo de mal grave al prdjimo, y descrédito de consideracion 6 cosa equivalente, no hay pecado mortal: lo cual es aun mas verdad en la emulaciou con que uno desea ser, 6 parecer mas que otro, si no se vale de medios injustos mortalmente. En la pereza, por mas flojo y remiso que uno sea, si no le hace dejar de oir misa en dia de fiesta, 6 cumplir con otras obligaciones graves puestas en la ley, y precepto de mucha consideracion, no hay pecado mortal. Lidmanse estas culpas mortales, por ser pasionea y apetitos, que ficilmente engafian 4 un hombre pa- aque tropieze en pecados graves, hasta caer en los enormes. Todo esto dice el P. Juan Bautista Poza de la compafifa de Jesus en au prdctica de ayudar 4 bien morir. Pero se debe advertir, que no por ser pecados veniales, se han de despreciar y cometer fécilmente; por- que quien asi hiciese poco caso de ellos, es cierto caeria bien presto en pecados graves, segon aquello del Ecles. 19, 1. Qui spernit modica, pau- Jatim decidet. Mas antes se han de procurar evitar con sumo cuidado, por la fidelidad, que se debe 4 Dios, la cual tanto mas se comprueba, cuanto se pone mayor diligencia en huir de culpas en af ligeras. 30 MANUAL 8 Muchos hay, los cuales parece se imaginan , que el confesarse no es otra cosa, que referir fielmente al sacerdote sus culpas, y que con esto ests hecho todo, y de aquf viene, que toda la diligencia para pre. venirse antes de Ia confesion, es aprender bastantemente la suma de los pecados, que se han cometido; y despues de confesados quedan satisfe- chos si pueden asegurarse de que ningun pecado se haya olvidado de confesar. Esto es un gravisimo y pernicioso error: si esta sola diligencia fuese bastante para hacer las paces con Dios, no seria el camino del cielo tan estrecho, como dice el Evangelio, sino mas ancho, que Ja pla- za. Qué gran fatiga es contarle 4 un confesor nuestras caidas, estando ya habituados desde. muy nifios 4 estas mismas diligencias? Por tanto es menester entender bien, que el confesarse propiamente es convertirse 4 Dios: y por eso, aunque es verdad, que el manifestar enteramente las culpas es cosa precisa, para que el sacerdote nos absuelva, todavia esta sola diligencia no basta, sino que se requiere de mas 4 mas un verdade- ro dolor de los pecados, y tal, que tenga estas tres condiciones. 1 Que sea sobrenatural. 2 Que sea sumo. 3 Que sea eficéz. Quiere decir, que de tal manera se ha de doler el penitente de sus culpas, que se resuelva de veras 4 no volver 4 ofender mas 4 Dios, en vingun tiempo, en nin- guna ocasion, ni por el amor & algun bien, ni por temor de algun mal: y esto com tal vigor y aprecio de Dios, que el alma por este acto, an~ tes que pecar, elegiria otro cualquier mal, que le pudiese acontecer, 6 por ser Dios una suma infinita bondad, digna de ser amada sobre todas las cosas, y el pecado un mal infinito, descubierto y conocido por la luz de la santa 1€; 6 porque el pecado priva el alma de la gloria celes- tial y eterna, y Ia condena al inferno, Si el que se confiesa no tiene en su corazon un dolor de esta suerte, por mas que se persuada de bue- na fé que lo tiene, despues de haber confesado, se quedaré con todos sus pecados: y aquella persuasion solo seré bastante 4 que no haya in- currido en un sacrilegio en su confesion; pero no servird para evitar el que, si asi muere, se vaya 4 los infiernos. Por esto, péngase todo cui- dado en ejercitarse en este arrepentimiento de sus culpas, valiéndose del acto de contricion, y consideraciones eficacisimas, que estén despues del siguiente exfmen. OTRO EXAMEN DE LA CONCIENCIA PARA LA CONFESION GENERAL. Quien quiera hacer la confesion general , debe enteramente hacer reflexion. 1 Si ha hecho Ia diligencia en sus confesiones del debido exdmen, 6 con riesgo de no hacerlas enteras. DE PIADOSAS MBDITACIONES. 31 2 Si he callade por vergiienza algun pecado mortal, y en cuantas confesiones: y habiéndolos despues confesado, si ha dicho lo que habia callado, y si ha vuelto 4 hacer las confesiones en tas cuales lo habia callado. - 3 Sise ba confesado sin dolor y arrepentimiento de sus pecados, 6 sin voluntad verdadera de no cometerlos mas. 4 Si se ha confesado, estando en ocasion prdéxima de pecar sin de- jarla, 6 teniendo hacienda agena y pudiendo restituirla, no la haya restituido, 6 teniendo alguna enemistad , no se ha reconciliado, sino que ba continuado en ella, negando la palabra 6 comunicacion con escén- dalo. § Si ha comulgado con las mismas indisposiciones, 6 ba recibido otro sacramento; como la confirmacion, orden, matrimonio, 6 extrema- uncion. Primer precepto: adorar y amar un solo Dios. Si ha dudado en cosas de Ja fé: si ha consentido en dudas: si vo- luntarismente se ha entretenido en ellas: si con curiosidad demasiada ha escudrifiado las razones de los misterios de 1a fé: si hablando con otros, los ha impugnado 6 puesto en duda, con riesgo de prevaricar él mismo uf otros: si ha sabido, 6 dejado de aprender los principales mis- terios de la fé. Si ha leido libros heréticos y contrarios 4 nuestra santa {€ catdlica, 6 buenas costumbres, 6 por otra causa prohibidos: si los ha tenido en su dominio, 6 los ha dejado 4 otros. : Si ha tratado con hereges, 6 ha frecuentado conversaciones de he- breos: si ha tenido por burla, 6 ha hablado licenciosamente de las cosas de Ia f€; si ha presumido salvarse , sin hacer penitencia; ¢ si ha tenido intencion de diferirla 4 la hora de la muerte, 6 si ha cometido pecados con esperanza del perdon 6 diciendo, ya me confesaré de ellos despues. Si por la multitud de sus pecados ha dexconfiado de Ia misericordia de Dios, 6 de poder enmendarse y dejar el pecado. Si ha amado 4 alguna criatura mas, 4 4 la igualdad de Dios. Si se ha quejado de Dios, 6 murmurado de su providencia. Si ha despreciado , 6 escarnecido las personas buenas, 6 si ha tenido édio & quien lo avisaba. Si por enfado 6 risa ha dejado las cosas del servicio de Dios, 4 les cusles era obligado; como oir la misa, adorar y rogar 4 Dios por Is mafiana y Ia noche, y en Jas gravisimas tentaciones y necesidades. Si ha recurrido al demonio, con expresa 6 t4cita invocacion: si se ha servido de vaoas observancias y supersticiones: si ha traido consigo bi- Uetes U otras cosas, para no ser ofendido de las armas, 6 por otro fin: 32 MANUAL si ha creido 4 suefios, 4 dias felices ¢ infelices, consultado adivinos, y tratado tal suerte de gente, por aprender sus sortilegios, hallar tesoros, ete. Si por algun fin malo 6 deshonesto ha usado de cosas sagradas , co- mo agua bendita, cera 6 ramos de olivo bendito, 6 palabras de la sa- grada Escritura, 6 de la misa. Si no ha revelado al santo oficio los brujos 6 brujas, blasfemadores y otros, como esté ordenado por su edicto. Segundo precepto: no jurar el nombre de Dios en vano. Si ha jurado el nombre de Dios en el juego, 6 en otras cosas vanas, con riesgo de jurar tanto lo verdadero como lo falso: y si ha tenido esto por costumbre. Si ha jurado lo que sabia 6 dudaba ser falso: si ha prometido con juramento lo que no queria cumplir, 6 ha jurado hacer cosas ilicitas y malas, 6 no ha cumplido las cosas buenas y licitas, que con juramento habia prometido: si ha hecho juramentos execratorios, deseando hacer mal 4 sf mismo 6 4 otros. Si ha blasfemado de Dios, de la Virgen Santisima, 6 de los santos: si ha hablado con poco respeto, 6 ha nombrado cosas indignas de ellos, como tambien con blasfemia heretical : si ha dicho con rabia sus nombres 6 usado de ellos en cosas burlescas , canciones, juegos, etc. Si ha cumplido los votos que ha hecho, en el tiempo, en el modo, y con las condiciones que debia, ¢ si los ha hecho inconsideradamente , 6 de cosas vanas é ilicitas. Tercer precepto: santificar las fiestas. — Si ha dejado de oir misa los domingos y fiestas mandadas, ¢ no la ha oido entera; si ha pasado parte de ella hablando, 6 durmiendo, ¢ voluntariamente divertido. Si ha estado con irreverencia en la iglesia, discurriendo de cosas va- nas, poco honestas, riendo 6 burlando: si ha mirado lascivamente, 6 hecho eeffales y otros actos indecentes. Si en dichos dias ha trabajado por algun tiempo notable, 6 hecho trabajar sin necesidad ¢ licencia: si ha gastado parte de ellos en juegos, bailes, en galanteos, y otros entretenimientos ilfcitos. Si ha dejado de confesar en el afio y comulgar en la Pascua, 6 si lo ha hecho sin las debidas disposiciones 6 por pura costumbre: si ha cumplido bien las penitencias impuestas por el confesor en las confesio- nes, y si ha buscado confesores faciles ¢ indoctos, DE PIADOSAS MEDITACIONES 33 Cuarto precepto: honrar padre y madre. Si ha injuriado 4 sus padres, 6 4 otros parientes: si les ha deseado la muerte, uf otros dafios graves: si con palabras injuriosas los ha ofendido 6 provocado 4 ira: si les ha amenazado 6 hablado con poco respeto. Si no los ha obedecido en cosas graves, pertenecientes 4 buenas cos- tumbres y gobierno de casa: si ha tratado casamiento sin su consejo. Si ha robado, 6 vendido cosas de casa en secreto, 6 en perjuicio de sus hermanos. Si en sus necesidades no los ha socorrido, pudiéndolo hacer, 6 le ha sabido mal de ayudarlos, 6 reconocerlos por ser pobres 6 defectuosos. Si estando enfermos no los ha visitado 6 socorrido: si ha procurado hacerles recibir los sacramentos: si ha impedido que hiciesen testamen- to, 6 si lo ha hecho hacer d su gusto, y despues de muertos no ha paga- do las deudas y mandas. Si siendo padre 6 madre de familia ha criado malamente los hijos, no instruyéndolos en cosas de Ia fe, no corrigi¢ndolos, ni castigéndoles cuando erraban: si los ha maldecido, 6 mostrado mas afecto 4 uno, que 4 otro: si los ha tenido en la cama con riesgo de ahogarlos, 6 de darles algun mal ejemplo. Si con palabras 6 ejemplos los ha inclinado al mal, como 4 Ja ven- ganza, horto, deshonestidad, blasfemia, juramento, 6 4 trabajar, y no oir misa en las fiestas: si ha incitado 4 sus criados 4 algunas cosas de estas. Quinto precepto: no matar. Si por algun tiempo ha tenido ddio al prdjimo: si ha querido ven- garse: si no ha querido reconciliarse, ni hablar con él, ni saludarle: si le ha deseado la muerte uf otro dafio; 6 si le ha dicho palabras in- Juriosas. Si ha querido, 6 procurado matar, 6 maltratar 4 alguna persona: si la ha muerto, ofendido 6 herido: si ha mandado, aconsejado 6 coopera- do 4la muerte, 6 grave dafio del prdjimo: si ha tenido gusto 6 alegria del dajio, y tristeza del bien ageno. Si rogado por el enemigo 4 reconciliarse con 1, no lo ha querido; y si de presente tiene enemistad alguna. Si se ha airado, impacientado 6 deseado mal 4 sf mismo, 6 4 otro. Si ha dado mal ejemplo con acciones 6 palabras, y si ha sido causa que los otros hayan pecado: si ha alabado, 6 ha aprobado los vicios y pecados de otros. Sexto precepto: no fornicar. ’ Si se ha entretenido voluntariamente con pensamientos de deshones- 3 34 MANUAL tidad , y deliciosos, sin voluntad de ponerlos en obra, 6 con deseo de efectuarlos, y de que especie eran. Si ha ido, 6 pasado por algun lugar por ver personas con fin malo; y si voluotariamente se ha puesto en riesgo de pecar. Si ha hablado, ti oido de buena gana conversar de cosa de deshones- tidad por pasatiempo, 6 4 fin de inclinar 4 otros 4 mal: si ha cantado canciones lascivas, leido libros impuros, 6 hécholos leer. Si ha compuesto canciones, sonetos, versos, 6 pintado figuras desho- nestas, 6 si ha tenido en casa cosas semejantes. Si ha provocado 4 otros al mal con alhagos, promesas, 6 persuadién- dolos, que no era grave pecado. Si se ha entretenido con yalanteos vanos, con fin, 6 sin fin de casa- miento: si ha mirado lascivamente, 6 hecho sefiales dirigidas al mal. Si ha tenido osculos, 6 ha tocado 4 sf mismo, 6 4 otros deshonesta- mente. Si ha consumado el pecado con persona libre, casada, parienta, con- sagrada 4 Dios con voto; si con virgen con Ia promesa de casamiento, 6 por fuerza: si ha continuado el pecado con alguna de estas: si se ha seguido algun parto, 6 lo ha abortado con bebida, u otra cosa: si ha caf- do en pecados mas graves, como de molicie, sodomia é bestialidad ; y si los ha confesado con individuacion: si de presente estd en ocasion pré- xima de alguno de dichos pecados, si los ha ensefiado 4 otros, 6 se ha gloriado, 6 alegrado de haberlos cometido. : En todos los sobredichos pecados debe el penitente declarar el estado, que profesaba, cuando los cometid, si era casado, ui ordenado de érdenes Sacros, 6 si habia hecho voto de castidad, 6 si los ha cometido en lugar sagrado. Si los casados han hecho cosas contra el uso del santo matrimonio. Séptimo precepto: no hurtar. Si ha deseado damnificar al prdjimo, hurténdole algo, bien que des- pues no lo haya hecho. Si ha hurtado cosa de otro, cuanto, y en cuantas ocasiones: si era consagrada, 6 en lugar sagrado: si habiéndola hallado se la ha retenido, sabiendo de quien era, 6 no ha querido hacer diligencia para saberlo. Si en el comprar 6 vender, 6 en otros contratos ha cometido injus- ticia alguna en calidad 6 cantidad de !a cosa: si ha dejado dineros, if otra casa con usura: si vendiendo al fiado, ha excedido el precio justo: si ha hecho alguna compafifa injusta, 6 si ha cometido simonia en beneficios, 6 en otras cosas sagradas. Si con engaiios, 6 pleitos injustos ha causado dafio al prdjimo: si ha DE PIADOSAS MBDITACIONES. : 35 engafiado al prdjimo con mercaderias; si ha sido cdinplice del hurto 6 dafio. Si pudiendo no ha hecho restitucion en los casos sobredichos, como tambien por los homicidios 6 heridas, etc. 4 que hubiese cooperado: si no ha pagado prontamente las deudas, pudiendo: si ha entretenido 6 retardado la paga 4 los trabajadores, criados, mercaderes 6 acreedores; y si ha satisfecho los dafivs, que han causado las tales dilaciones: si no ha pagado los legados, diezmos, 6 primicias, 6 ha defraudado, pa- géndolo. Si el criado no ha tenido cuidado de los bienes de su amo: si los ha dado 4 otros sin consentimiento: si le ha hurtado algo: si ha cumplido con su oficio y servicio, por lo cual era pagado. Si administrando bienes publicos, 6 de lugares pios, 6 de pupilos, no los ha administrado lealmente: si ha defraudado, 6 dejado perder dichos bienes por negligencia. Octavo precepto: no decir falsos testimonios. Si en el tribunal eclesidstico, civil 6 criminal ha jurado falso, 6 in- ducido 4 otros que lo hiciesen, y si ba sido con perjuicio: si ha culpado alguna persona injustamente, si se ha servido de escrituras ¢ instrumen- tos falsos, 6 si ha hecho instrumentos falsificados. . Si ha recibido dones por hacer jasticia, 6 no fa ha hecho por temor. 6 con esperanza de algun lucro: si ha defendido pleitos injustos, 6 los ha alargado en dafio de las partes. Si ha dicho mentiras en daiio de otro: si ha puesto discordias. Si ha murmurado del prdjimo infaméndole, diciendo algun defecto 6 pecado oculto: si ha hablado malamente de principes eclesidsticos 6 seculares, de religiosos, 6 de otras personas, y no ha restituido la fama. Si ha escuchado con gusto 4 quien hablaba mal, 6 murmuraba de otro: si ha hecho juicios temerarive, 6 interpretado acciones de otros en mala parte, 6 ha sospechado de ellos por indicios ligeros. Los pecados contra el nono y décimo mandamiento: No desear la muger de tu préjimo, ni codiciar los bienes agenos, estan seftalados en el sexto y séptimo mandamiento. Ademas de esto, se ha de examinar, si ha comido contra el manda- miento de la iglesia: si no ha ayunado, estando obligado: si ha come- tido exceso en la comida 6 bebida: en fin cada uno ha de examinar 4 sf mismo, sobre las obligaciones de su oficio y empleos , que ha tenido. Obligaciones generales de todos, y cualesquier cristiano para salvarse. « Esté obligado 4 creer todo aquello, que ensefia la santa iglesia ca- 36 MANUAL télica romana, como revelado por Dios; y particular, y distintamente lo que se contiene en el Credo; y de cuando en cuando debe hacer actos de fe, esperanza’ y de amor de Dios: por lo que estd obligado 4 aprender el modo de hacerlos. a Debe observar la ley santa de Dios y de la iglesia. 3 Es necesario huir todo pecado, y las ocasiones préximas de pecar. 4 Conviene recibir los santos sacramentos 4 su tiempo con las de- bidas disposiciones. 5 Encomendarnos 4 Dios por la mafiana y por la noche, y siempre que seamos acometidos de alguna tentacion de nuestros enemigos, mundo, demonio y carne. 6 Satisfacer 4 todas las obligaciones particulares del estado, y condi- cion en que cada uno se halla. Obligaciones particulares de padres y madres de familia, dcia sus hijos. 1 Deben alimentarlos y vestirlos segun su condicion, y hacerles aprender algun arte segun su posibilidad. Contra esto ordinariamente faltan los que estdn dados al vicio del juego y de tabernear: pecados de mucha consideracion en todos; pero especialmente en padres de fa- milia. s Estdn obligados 4 instruirlos, 6 hacerlos instruir en Ios princi- pales misterios de la fe, unidad y Trinidad de Dios, encarnacion y muer- te de nuestro Salvador: en los mandamientos de Dios y de la iglesia: en el modo de hacer oracion, y de recibir los santos sacramentos: en el modo de tratar civilmente con todos. . 3 Los deben corregir y castigar, cuando ofenden 4 Dios, ¢ al prdji- mo con palabras 6 con acciones, en la honra 6 en los bienes, y cuando observan que tratan con personas que los pueden descaminar y ensefiar la malicia, 6 los ponen en otras ocasiones de pecar; como de juegos, bailes, conversaciones y galanteos; y cuando las madres impiden 4 los padres castigar 4 sus hijos, hacen mal, y pecan. : 4 Deben darles buen ejemplo, no haciendo, ni diciendo cosa alguna en gu presencia que les pueda ensefiar 4 pecar; mas antes haciendo solo las que muevan 4 obrar bien. Estas mismas obligaciones tiene respectivamente un maestro con sus discfpulos, un amo con sus criados, y todo superior con sus suibditos. Obligaciones de hijos dcia sus padres. 1 Deben amarlos mas que 4 otra cualquiera cosa despues de Dios, co- mo-4 personas 4 las cuales estén mas obligados. . 2 Respetarlos, tenerlos en buen concepto, hablar de ellos con respe- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 37 to, soportar sus defectos, no hacer, ni decir cosa en su presencia que les pueda disgustar: no descubrir sus imperfecciones 4 otros fuera de casa, lamentandose y murmurando de ellos. 3 Estdn obligados 4 obedecerles prontos, y voluntariamente en todas aquellas cosas que no son pecaminosas: no hacer cosa de importancia sin au licencia; como casarse, hacer viages largos, contratos de consecuencia y cosas semejantes. 7 4 Asimiemo en sus necesidades, y particularmente en Ia vejez y en sus enfermedades, procurando no les falte nada en cuanto sea posible, quit4ndose el pan de la boca para dérselo, pues los padres asf lo hicie- ron con ellos cuando nijios. 5 Rogar por ellos, y satisfacer 4 los cargos de misas que hayan de- jado, y antes de morir, procurar que les sean administrados los santos sacramentos 4 tiempo debido. Obligasiones de los casados. 1 Sedeben amar mutuamente con un amor puro, constante y parti- cular; pero guardarse de zelos. 2 Deben buscar todos los medios de vivir en paz, que no haya que decir entre ellos; y as{ tendrén un parafso anticipado. 3 Guardarse fidelidad el uno al otro en el santo matrimonio; porque Ios adulterios les harian perder el alma, y destruir la familia. 4 Ayudarse el uno al otro 4 salvar sus almas con el buen ejemplo, y con soportarse en sus defectos. Obligaciones de los maridos dcia sus mugeres. 1 Deben amar 4 su muger como 4 si mismos, sin amar 4 otras mugeres. 3 La deben corregir, pero con palabras modestas; y jamas castigar- la, sino en caso de gravisimo pecado. 3 La deben proveer de todo lo necesario, as{ para comer, como para vestir, segun sus fuerzas 6 haberes, y segun su estado. 4 La deben respetar, tratindola con palabras amorosas y jamas se- veras, deshonestas é injuriosas. 5 No darle ocasion de zelos, andando 4 fuera de noche , 6 tratando con demasiada familiaridad con otras mugeres. Obligaciones de las mugeres dcia sus maridos. 1 Amar dnicamente 4 su marido, sin admitir otros amores. 3 Tenerles respeto, no respondiéndoles jamas atrevidamente, ni que- rer hacer cosa alguna contra el genio de ellos. . 3 * 38 MANUAL . 3 No admitir conversaciones en casa, de personas, que pueden oca~ sionar zelos 4 sus maridos. 4 No entrar en sus negocios ni criticar sus operaciones. Obedecerles en todo aquello, que no es contra la ley de Dios, y particularmente en lo que mira al santo matrimonio; de otra manera pecan gravemente. 6 Mostrar que tienen cuidado de sus personas, con prepararles Ia comida segun su gusto, en cuanto se puede, y tenerles Ja ropa blanca en buen érden, limpia y aseada. 7. Tener cuidado de los hijos chicos, de la policta de la casa, y de no dejar perder las cosas, alhajas, y provisiones que tanto cuestan 4 los maridos. 8 Finalmente, deben procurar conservar la paz con las suegras, re- conociéndolas por madres, y con los cufiados y cufiadas, haciendo cuan- to puedan por complacerles en todo lo que no es pecado; procurando obedecer mas presto que mandar, guardéndose de portarse como algunas ciertas mugeres que !levan consigo el espfritu de division, y con esto la destruccion de Iss casas en donde entran. Para los eclesidsticos. 1 Si se ha ordenado en pecado mortal, por interés 6 fines tempo- rales 6 sin tener vocacion: si sin tener titulo suficiente, sin dimisorias, no teniendo la edad necesaria, 6 siendo impedido con censura eclesids- tica. 3 Siha recibido 6 administrado algun Sacramento en pecado mor- tal: si ha ejercitado el érden en tal estado 6 teniendo alguna censura, 6 quizé caido en alguna irregularidad: si ha tratado con irreverencia las cosas sagradas: si ha celebrado en pecado mortal, 6 con duda de ello: si en la misa ha dejado palabras 6 ceremonias: si ha satisfecho 4 los cargos de misas. 3 Si sin causa legitima ha dejado de rezar el oficio divino, y si no ha hecho Ia correspondiente restitucion: si lo ha rezado con irreveren- cia y sin debida atencion, as{ publica como privadamente. 4 Si sin ser aprobado ha oido confesiones, 6 no teniendo facultad, ha absuelto de casos reservados, 6 4 quien estaba en ocasion prdxima, 6 enemistad. 5 Si ha faltado 4 la residencia, siendo obligado: si ha tenido mu- chos beneficios ; siendo uno de ellos suficiente para vivir, y no ha hecho Jimosnas de Io superfluo: si ha traido el hdbito, corona ¢ cabellos , segua la regla de Ia disciplina eclesidstica: si se ha entretenido en pasatiempos; como cazar, 6 negocios prohibidos por los sagrados cénones. 6 Si teniendo cura de alias, no ha instrnido d sus feligreses en las DE PIADOSAS MEDITACIONES. 39 cosas necesarias para Ja salud de Jas almas: si no Jes ha explicado el Evangelio: si no ha sido diligente en administrar los santos sacramen- tos 4 los sanos y enfermos: si no ha tenido cuidado de las cosas de Ia iglesia; y si ha dado escéndalo, ¢ mal ejemplo con sus procederes y acciones. : ACTO DE CONTRICION, QUE SE DEBE HACER A LOS PIES de un Crucifijo, antes de presentarse al confesor para hacer la confesion general. Aqui teneis, clementisimo Jesus mio, aqui teneis & vuestros sagra- dos pies la mas vil de vuestras criaturas, al pecador mas infame, des- conocido, ingrato, que no solo no he hecho cuenta alguna de vuestros inestimables inmensos beneficios; mas antes he profanado atrevido lo mas sagrado de vuestra precios(sima sangre. O cudnto temo, Juez supre- mo de mi alma, parecer en juicio en vuestro tribunal! Porque sé de cierto, que en él estoy delatado, y convencido por reo y deudor, no solo de diez mil talentos, como el siervo del Evangelio, sino de mucha ma- yor suma; pues es mayor el numero de mis pecados. Confieso, Dios mio, las deudas; pero bien sabeis Vos, que no tengo con que pagar, sino con lagrimas, llorando amargamente lo pasado, y pidiéndoos espera para lo venidero: patientiam habe in me. O si mis ojos se convirtiesen en dos rios, y mi cabeza en tantas fuentes de ldgrimas, cuantos son los cabellos, que en ella tengo, para Ilorar de dia y de noche las muchas y graves ofensas, que hice contra Vos! O si de aqui en adelante no supiera yo que cosa es ofensa vuestra! De las pasadas, Sefior, estoy sumamente pesaroso y arre- pentido, con propdsito firme de enmendarme. Pero si aun aquf quereis, que os pagne, no solo con l4grimas, sino tambien con tormentos; (como quisisteis pagase aquel mal siervo: Tradidit eum tortoribus) vengan en hora buena sobre mi dolores, enfermedades , afrentas, pobreza, y todas las demas calamidades y tormentos temporales, que fueren necesarios, para pagaros cabalmente, con tal que me libreis de los eternos. Venga en buena hora, ahora, ahora sobre mi Ja misma muerte: muera aqui 4 vues- tros pies de puro dolor y contricion este pecador: rémpase en el pecho este corazon: arrdnquense de Ja cara estos ojos: enmudezca en la boca esta lengua: ensordezcan estos oidos: queden tullidos estos pies y estas manos: sean cruelmente atormentados todos los miembros de este mi cuerpo, que fueron instrumentos de las ofensas que os hice, y acabe del todo aqui ini vida de puro dolor y sentimiento; porque ya no quiero mas vida, si con ella og hubiere de ofender. Nunca mas, Dios mio, nunca mas; antes quiero perder Ja vida, la salud, la honra, la hacienda, Ja casa, que volver 4 ser traidor 4 un Dios amoroso, que murié por mi en una 40 MANUAL cruz. Perdonadme por vuestra infinita clemencia, confortadme en estos buenos propdésitos, paraque guarddndolos perfectamente acabe la vida pre- sente, no como pecador entre agonfas, perplejidades, sobresaltos y re- mordimientos de conciencia, sino como justo, con una muerte preciosa en vuestros divinos ojos. Amen. Nota: que hecha la confesion general, despues de una razonable dili- gencia en el examen de los pecados, tal que parezca suficiente para tedu- cirlos todos 4 la memoria, y en efecto probablemente se juzgue , haberse acordado de todos, no es conveniente volver 4 pensar y repensar en ellos, singularmente habiéndose pasado algun tiempo que se hizo la confesion, y mucho menos cuando esto recae en persona de conciencia timorata, y que aborrece toda culpa grave; mas antes cuando le sobrevenga alguna co- ga, que no se acuerda de fijo de haberla dicho 6 bien explicado en la con- fesion general, puede resolverse, y persuadirse que si que la dijo, y que la confesé con los demas pecados. EI escrupuloso no debe jamas pensar en las confesiones hechas, ni en los pecados pasados en particular; antes tendrd escripulo de hacerlo, por el dafio que 4 sf mismo se puede hacer; y crea que no estd obligado 4 confesarse de ningun pecado pasado que Te sobrevenga 4 la memoria, si no es que sepa de cierto, y lo pueda ju- rar sobre los Evangelios que aquel pecado de que se acuerda era mortal, y que nunca lo habia confesado, ni en confesion general, ni en particular; y por fin sujétese al dictémen de su padre espiritual, obedeciéndole ciega- mente que esto le seré no solo util, mas aun meritorio. CONSIDERACIONES EFICACISIMAS PARA EJERCITARSE EL PECADOR A VERDADERA CONTRICION. 1 Diga de todo corazon: Pequé, Padre mio, contra vos, y en vuestra presencia. (Luce 15, 31.) ¥ cémo, mi Dios, me atrevo 4 Ilamaros Padre, cuando me reconozco indigno de Hamarme hijo vuestro? Porque por los muchos pecados y maldades que cometi contra vuestra divina Magestad, y 4 vista de vuestros ojos, degeneré 4 hijo del demonio. Ah miserable de mi! Y cémo fui tan ingrato, tan malvado, tan impio en érden 4 mi Dios, que ha sido siempre conmigo tan liberal, tan benigno y tan pia- doso 2 Pequé ofendiendo 4 mi Dios, Criador y Salvador mio: su inmensa bondad me dié el sér, y me ha conservado todos los momentos de mi vida; y yo al mismo tiempo le ofendia: Dios me tenia con la mano de su omnipotencia; y yo le ofendia: serviame de las criaturas para ul- trajarle, y de aquellas mismas que su divina bondad me dié , paraque mejor le sirviese; y no obstante este enorme desconocimiento mio, no me ha quitado 1a vida, como ha hecho con otros muchos: servime mal de DE PIADOSAS MEDITACIONES. 41 su divino concurso, sin el cual ni aun 1as culpas, con que le ofendi, pu- diera haber cometido. 3 Pequé contra Dios, que me amé siempre y aun me ama: olvidé, 4 quien jamas se olvida de mi: rasgué con mis manos al que me lleva escrito en las suyas: ofendile y no me ha castigado, pudiendo su divina justicia echarme al infierno en el mismo instante que le ofendia, como eché 4 otros muchos. 4 Pequé contra Dios, verdadero Pagre mio, en el mismo instante que me estaba mirando, estando conmigo y yo con él: trafame en sus en- traiias; y yo como vivora cruel, me esforzaba 4 roérselas y rasgarselas, para salir de ellas y vivir en mi licenciosa libertad: me tenia junto 4 sf para defenderme ; y yo le estaba cerca para agraviarle. 5 Pequé contra Dios, mi Sefor y mi Rey: en cada reino hay un so- lo legitimo Rey, y quien tratase de arrojarle del trono, para introducir y elevar 4 otro en su lugar 6 quisiese darle compafiero en el mando, co- meteria crimen de lesa Magestad, y se haria digno de un gravisimo cas- tigo; y yo, siendo verdad que en el mundo no hay mas que un solo Dios, Rey nuestro soberano, he ideado y formado tantos dioses en mi corazon, cuantas han sido las criaturas que amé, en desaire y perjuicio del amor y lealtad que por tantos titulos le debo, elevando sobre el mismo altar (co- mo los filisteos con la arca del testamento) al fdolo Dagon. 6 Pequé contra Dios, Redentor mio y esposo de mi alma, el cual con una infinidad de cruelisimos tormentos que padecid, y con el derra- mamiento de toda su sangre, rescaté y se desposé con mi alma; y yo la he vendido al demonio por un momento de lascivo y brutal deleite, prostituyéndome 4 toda infame criatura: mi Redentor pagé todas mis deudas con penas intolerables; y yo he sido tan duro y desapiadado, que “en vez de aligerarle la suma, se la he aumentado con nuevos pecados, provocdndole 4 sufrir nuevos dolores y penas, si fuese capaz de padecerlos. 7 O! como tiene razon mi Dios, para decirme lo que en el tiempo de su pasion dijo 4 las mugeres de Jerusalen: (Luce 23, 38.) Nolite flere super me, sed super vos ipsas flete: No lores por mi, ora por ti mismo; como si dijera: Aunque tengas razon de compadecerte de mis tormentos; mas justo es, que llores tus pecados que han sido la causa y son males mas para ser llorados, que mis penas. 8 Si entro en el huerto de Getsemanf, le veo entristecerse y sudar sangre, al acordarse de los dolores que habia de sufrir por mis culpas. Si prosigo considerando su pasion, hallo que todo cuanto padecié ha si- do por culpa mia. Yo fuf quien le escupié en su divino rostro, con mis palabras vanas y deshonestas: yo le até la venda 4 los ojos con olvidar- ime, que Dios me vefa: yo le di de bofetones con mis impaciencias: yo le araiié los cabellos, cuando con mis escdndalos di ocasion 4 mi prdjimo Ag MANUAL para que pecase: yo le tuve en menos que 4 Barrabas, cuantas veces le he abandonado por una vil criatura: la vanidad de mis galas le vistié- ron nuevamente de pirpura: mis ambiciosos pensamientos le han coro- nado de espinas: mi altivez y desvanecimiento le han puesto en la mano una cafia en vez de cetro: mis placeres y deleites sensuales le han dado 4 beber Ia hiel con el vinagre: mis descaminados pasos le han enclavado los pies, y mis malas obras las manos. Por ultimo yo le he crucificado de nuevo millares de millares de veces: he dado puntapies al Hijo de Dios, y he pisado con ultrage su preciosisima sangre. “Ahora, pues, si su muerte abrié los ojos del conocimiento 4 mu- chos de sus verdugos que se redujeron 4 Ia penitencia, (Luce 23, 48.) y se volvian, déndose golpes 4 los pechos: y si hizo que se estremeciese la tierra, desencajasen las piedras, dando unas con otras, y abriesen los se- pulcros; cudnto mas justo es que yo tema los amagos y amenazas de la divina justicia? Que mi corazon se rompa en pedazos con una contricion verdadera, y que se abra el sepulcro de mi conciencia, para que salgan de ella, por medio de una confesion general, los hediondos caddveres de mis culpas y pecados? to Pequé contra Dios, grand{simo y singularisimo bienhechor mio, cuya piadosa largueza me confirié el saludable cardcter en el santo hau- tismo, la gracia, Ia caridad, Ia esperanza, la fe con las otras virtudes y dones del Espiritu Santo; y yo con mis pecados me desvié y alejé de la verdadera senda, por la cual debia caminar, y andando por derrumbade- ro de pecados y culpas, tuve el nombre de vivo, siendo en Ia realidad muerto: soy cristiano; y mi vida es la misma que la de un gentil: perdé la divina gracia y los siete dones del Espiritu Santo, al cual con vileza eché de su casa, (que es mi corazon) alojando en ella al esp(ritu infer- nal, en lugar de tan divino espfritu. 11 Por iiltimo, pequé contra mi Dios, 4 quien debo amar mas que 4 todas las cosas por su incomparable belleza y bondad infinita; y heme enamorado de criaturas viles y sucias, Ilenas de miserias y fealdades. Ah, buen Dips! Y cémo me sobra la razon para deshacerme en Ilanto, y pa- ra hacer, que se me derrita el corazon con el dolor y la contricion. O! cudnto debo temer que si ahora me niego al Ilanto, habré despues de Ilo- rar, no con agua de Iégrimas que laven mis culpas; sino con Idgrimas de fuego que abrasarén 4 mi cuerpo y alma por una eternidad de siglos! 12 Ah! Quién, pues, dard légrimas 4 mis ojos que basten 4 limpiar- me de tantos pecados? Pude con mis enormidades y maldades infundir en mi corazon la dureza del mérmol; pero ya no puedo hacer que salte de mi corazon empedernido el agua de Ia contricion, si Vos, Dios mio, no le heris con la vara de una gracia particular. Dédmela, pues, Salvador mio, que os lo suplico y ruego por las entrafias de vuestra misericordia DE PIADOSAS MEDITACIONES. 43 y por el desempefio de vuestra palabra, que la disteis de oir y atender 4 Jos que os piden alguna cosa en vuestro nombre. Bien sé que no lo me- resco: habiendo sido hasta ahora otro hijo prédigo, digno de ser echa- do al fuego eterno; pero ya que reconozco y confieso mi culpa, y estoy pronto 4 satisfacer 4 vuestra divina justicia, no me desecheis , Sefior , ni me aparteis de vuestra presencia que os lo suplico por los méritos de vuestra preciosisima sangre que por mi derramasteis en el pat(bulo de la cruz: confio en vuestra bondad infinita, y espero que no me negaréis es- ta gracias y mas cuando Vos sabeis muy bien Jo mucho que ahora de ello necesito: mirad, Sefior, que estoy dispuesto, y resuelto de confesar todos mis pecados 4 los pies del confesor, lugarteniente vuestro, para conseguir con este medio la absolucion, que sin el dolor me seria imitil y aun da- fiosa. Concedédmelo, pues, Redentor mio: y ya que Vos quereis que yo tambien coopere en ello, yo consiento con Vos, y meconformo y os ofrez- zo estos actos de arrepentimiento y de contricion que tengo intencion de hacer, de lo mas intimo de mi corazon, en el tiempo mismo que mis labios pronuncian las palabras siguientes: Seiior mio Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, Criador y Redentor de mi alma, atrepiéntome de todo corazon de haberos ofendi- do, porque Vos sois mi Dios, y porque os amo sobre todas las cosas; y propongo firmemente de jamas ofenderos, y de huir todas las ocasiones de pecar: protesto asimismo, que quiero confesar enteramente mis pecados, y hacer la penitencia que me mandard el confesor : que restituiré la fama y la hacienda, si acaso la he quitado al prdjimo. A mas de esto, Sefior, por vuestro amor, perdono de todo corazon 4 los que de cualquier mane- ra me hayan ofendido; y os oftezco mi vida, mis obras, mis trabajos y penas, en satisfaccion de los pecados cometi en la vida pasada: de los cuales, as{ como yo os pido humildemente perdon, de la manera misma espero en vuestra bondad y misericordia infinita que me los perdonaréis, por los méritos de yuestra pasion, y que me daréis gracia, para poderme enmendar, y para perseverar en vuestro santo servicio: asi sea Dios mio. Amen. Puede tambien el ejercitante hacer antes, 6 despues de su confesion eneral la siguiente protestacion, de querer en adelante servir de veras d Dias, sacado del libro de la Instruccion 4 la Vida devota de S. Fran- cisco de Sales. PROTESTACION VERDADERA. Yo indignisimo cristiano, constituido, y puesto en la presencia del eterno Dios y de toda su corte celestial , habiendo considerado la in- 44 MANUAL mensa misericordia de su divina bondad para conmigo indignfsima y mi- serable criatura, que crié de nada, y conserva, sustenta, libra de tantos peligros y colma de tantos beneficios, mas sobre todo, habiendo conside- rado la incomprehensible dulzura y clemencia, con que este bonfsimo Dios me ha tan benignamente tolerado en mis maldades, inspirénodome tan frecuente y amigablemente , conviddndome 4 la enmienda, esperdn- dome con tanta paciencia al arrrepentimiento y penitencia hasta este afio, N. de mi vida, no obstante todas mis ingratitades, deslealtades € in- fidelidades, con las cuales, difiriendo mi conversion le he ofendido, me- nospreciando tan imprudentemente su gracia: despues de haber tambien considerado, que el dia de mi ssgrado bautismo fuf tan dichosa y santa- mente ofrecido y dedicado 4 mi Dios, para ser su hijo, y que contra la profesion, que entonces se hizo en mi nombre, tantas veces he profanado desdichada y detestablemente , y violado mi espiritu, aplicéndole y em- pledndole contra la divina Magestad: volviendo ahora en mi, postrado de corazon y de espiritu delante del trono de la justicia divina, me conoz- co, tengo y confieso por legitimamente convencido del crimen de lesa Magestad divina y culpable en la muerte y pasion de Jesucristo, por cau- sa de los pecados que he cometido, por los cuales ¢! murié y sufrié el tormento de la cruz; de manera, que soy consecutivamente digno de per- dicion y condenacion eterna. Pero volviéndome hécia el trono de Ia infinita misericordia de este mismo Dios eterno, despues de haber detestado de todo mi corazon y de todas mis fuerzas, las maldades de toda mi vida pasada; humildemen- te invoco y pido gracia, perdon y merced, con entera absolucion de mis pecados en virtud de la muerte y pasion de este mismo Sefior y Redentor de mi alma, en la cual estrivando, como en tinico fundamento de mi es- peranza, ofrezco otra vez, y renuevo la sagrada profesion de la fidelidad por mi parte hecha 4 mi Dios en mi bautismo; renunciando al diablo, mundo y carne, detestando sus malditas sugestiones, vanidades, concupis- cencias, por todo el tiempo de mi vida presente y toda la eternidad; y convirtiéndome 4 mi benigno y piadoso Dios, deseo, propongo, determino y resuelvo irrevocablemente servirle y amarle ahora y siempre, déndole para este fin, dedicdndole y consagrdndole mi espfritu, con todas sus fa- cultades: mi alina, con todas sus potencias: mi corazon, con todos sus afectos: mi cuerpo, con todos sus sentidos; protestando de nunca mas abusar de parte alguna de mi sér contra su voluntad divina y soberana Magestad, 4 Ja cual me sacrifico y ofrerco en espiritu, para serle entera- mente leal, obediente y fiel criatura, sin que jamas de esto me quiera desdecir ni arrepentir. Y si por sugestion de! enemigo, ¢ por alguna fla- queza hamana, me sucediere contravenir en algo 4 esta mi resolucion y ofrenda; desde ahora protesto y propongo, mediante la gracia del Espiritu DE PIADOSAS MEDITACIONES. 45 Santo, de levantarme al punto que lo conozca, convirtiéndome de nuevo 4 la misericordia divina, sin tardanza, ni dilacion alguna. Esta es mi voluntad y mi intencion, mi resolucion inviolable é irrevocable, la cual aptuebo y confirmo, sin reserva, ni excepcion, en Ia divina presencia de mi Dios, 4 la vista de la iglesia triunfante. Digndos, pues, 6 mi Dios eterno, todo poderoso y todo bueno, Padre, Hijo y Espiritu Santo, con- firmar en mi esta resolucion, y aceptar este mi sacrificio cordial é inte- rior, en olor de suavidad. Y como habeis sido servido de darme la ins- piracion y voluntad de hacerle, dadme tambien las fuersas y la gracia necesaria para perficionarle. 0 mi Dios! Vos sois mi Dios! Dios de mi corazon! Dios de mi alma! Dios de mi espfritu! Y por tal os reconozco, adoro ahora y por toda Ja eternidad. Viva Jesus. AVISOS PARA QUIEN DESEA HACER ELECCION DE ESTADO CON ACIERTO. El que desea elegir un nuevo estado de vida, debe primero antes de todo suplicar con mucha humildad 4 Dios nuestro Seffor le dé luz y gra- cia para no errar en un negocio, que es de suma importancia; y conside- tar seriamente, y con madura ponderacion los siguientes avisos. 1 Porque, como se suele decir, cualquiera en causa propia es ciego; el que desea proceder con seguridad en punto de eleccion , es necesario, que descubra enteramente su interior al director, declaréndole con indi- viduacion y sinceridad las propias inclinaciones, costumbres, pasiones, Propemsiones , 4 fin de que pueda darle el mas sano y acertado con- 0. “y Debe asfmismo sobre toda otra cosa purificar bien su intencion, proponiéndose por fin principal la gloria de Dios y los medios mas segu- ros para la salud de su alma, sin mirar ni tener respeto 4 su propia co- modidad, ni 4 las satisfaccioues del cuerpo. Para esto ayudardé mucho considerar el fin, para que ha sido criado de Dios, diciéndose 4 sf mismo: A qué fin estoy yo en el mundo! Cierto no 4 otro, que para buscar el reino de Dios, y su justicia y salvar mi alma. . 3 Serf aun muy util el pedirse 4 sf: si un amigo, 4 quien desease todo bien, viniese 4 mi, para una semejante empresa; qué consejo le da- sia? Si ahora hubiese de morir y se me concediese tiempo; qué resolu- cion tomaria? Cuando estaré para ser presentado al tribunal de Cristo, y habré de parecer en aquel formidable juicio; qué estado de vida qui- siera haber escogido? . 4 En el tiempo de la eleccion, serd bien recogerse intimamente en sf mismo, no admitiendo en su interior cosa alguna que no sea del cielo, y echando de sf todos y cualesquier pensamientos de la tierra. 46 MANUAL En todo este tiempo deberd darse mas de veras 4 la oracion, pa- ra pedir 4 Dios luz y gracia de conocer la divina voluntad, procuran- do ponerse en una total indiferencia, y muy lejos de todo humano in+ terés. 6 Con esta indiferencia examinard delante de Dios todas las razo- nes, por una y otra parte, admitiendo las que son del cielo y fundadas sobre las méximas del Evangelio, y dejando sin atender 4 las que sugie- rela tierra, el amor propio, la carne y sangre, y que vienen fundadas sobre la prudencia humana. Para no ser facilmente engafiado de su propio juicio serd bien es- criba las razones que por ambas partes se le ofrecen, 4 fin de poderlas examinar de nuevo con mayor ponderacion, y aun mostrarlas 4 su direc- tor, para que le dé sobre ellas su parecer. 8 En este tiempo debe tener el dniino quieto y tranquilo, no siendo conveniente deliberar cosa alguna, cuando el coragon estd turbado, y la mente agitada de varios pensamientos. g Hechas y observadas Jas sobredichas cosas, arrimese 4 las razo- nes, que delante de Dios juegard por mas fuertes y adlidas, creyeado pia- mente, que aquella sea la voluntad de Dios, y propongu cumplirla sin mas dilacion. : 10 Hecha la eleccion, péngase de nuevo en oracion, para exami- nar, si en hacerla ha procedido bien, y comunique al director los sen- timientos interiores de su alma, si se halla 6 no, confirmado en Ia toma- da resolucion. 11 Se podrd conocer, si la eleccion hecha sea buena y de Dios, de las siguientes seffales. 1 Si ha observado los sobredichos avisos, singular- mente aquel de la indiferencia, y del desapego de todo fin terreno y de todo humano interés. 2 Si en da veces que despues de la eleccion ha hecho oracion sobre ella, se halla en esta siempre mas inclinado y con- firmsdo. 3 Si el director concurre en el mismo parecer y sentimiento. 4 O particularmente si reconoce y ha averiguado, que aquel impulso in- terior, por el cual se siatis movido 4 tomar su resolucion, tiene el orf- gen de Dios: si su progreso, por donde se ha conservado, es asf mismo de Dios; y Dios mismo el término de sus deseos. Conocerd que el im- pulso tiene orfgen de Dios, si se observa que le vino, y comenzé, 6 en tiempo de la oracion mas fervorosa, é en Ia leccion mas devota, ui oyen- do algun sermon 6 conversacion santa y espiritual; 6 por haber frecuen- tado con mayor preparacion y cuidado el Sacramento divinisimo de la Eucaristia, 6 por haber emprendido alguaa devocion especial en obsequio de la Virgen santisima; porque todas estas ocasiones de oracion, leccion espiritual, frecuencia de sacramentos y otros ejereicios de piedad, son muy oportunos para que-el espiritu de Dios comunique al alma lug, ¢ impulso DE PLADOSAS MBDITACIONES. 47 para escoger un estado de vida que le sea mas agradable; y por consi- guiente, sentimientos que tienen este orfgen, llevan consigo 1a marca ydi- visa de ser de Dios. Asimismo el progreso conocera que va bien fundado, si 4 mas de ver que por algun tiempo le duran aquellos buenos deseos, re- para que cuanto mas fervorosamente se ha encomendado 4 Dios, cuanto mas de propdsito ha considerado lo que le importa salvarse, cuanto mas atentamente ha discurrido en el fin que desea, y en los medios para con- seguirle; tanto mas ha crecido en el fervor y ansias de lograrle: estos son indicios manifiestos que descubren con mayor claridad, haber sido di- vina aquella luz 6 inspiracion. Y por fin, si ve que el motivo principalisi- mo de resolverse y escoger aquel tenor santo de vida, ha sido, no el adquirir honra muodana con las ciencias, oo el librarse de estrechez y pobreza, no el habilitarse para empleos lustrosos y plausibles, mas sf el deseo de los bienes espirituales, el alejarse de los peligros del mundo, para asegurar mas la salvacion, el hacer penitencia de los pecados come- tidos 6 imitar los ejemplos de los santos, y seguir los consejos de Cristo, no quedard razon de dudar que el impulso haya sido de Dios; porque asi como un pez muerto puede mantenerse sobre las aguas, siguiendo la cor- riente del rio, pero no puede nadar contra el agua rompiendo la corrien- te; porque esto es propio de uu pez vivo y vigoroso: asf no puede nues- tra naturaleza corrompida, y mucho menos el demonio nuestro enemigo, dar aliento al alma, para caminar contra la corriente de las pasiones, y romperla 4 viva fuerza, emprendiendo un estado totalmente contrario 4 la carne y sangre. Estas grandes empresas solo pueden efectuarse 4 es-- fuerzos de la divina gracia que comunica el Espiritu Santo. Ni en esto cabe duda: porque si un solo pensamiento bueno que conduzca 4 la sal- vacion, no lo podemos tener, sino por gracia de Dios; quién podrd per- suadirse que nuestra naturaleza 6 el demonio, puedan inspirarnos una resolacion tan sublime, tan herdica, tan repugnante 4 nuestras malas in-- clinaciones, y que de solo una vez nos hace todos de Dios? Illi, qui ad- religionem accedit, non potest esse dubium., an propositum de ingressu reli- gionis in corde ejus exortum, sit & spiritu Dei, cujus est ducere hominem in terram rectam. (S. Thom. 3, s quest. ult. art. 10 ad 1.) Quien se gobierna por un motivo sobrenatural para escoger un estado de perfec- cion, no puede razonablemente dudar, que tal resolucion no provenga del espiritu de Dios. 1s Quien reconozca las sobredichas sefiales en la eleccion que ha hecho, resuelva ponerla cuanto antes en ejecucion, ofreci¢ndola 4 Dios, y suplicdndole, se digne bendecirla y confirmarla. Piense en los medios que pueden facilitarle su buen logro, y escribalos en el reglamento que hard antes de acabar sus ejercicios espirituales. 13 Si despues le vienen pensamientos contrarios que de nuevo le pou- 48 MANUAL gan en duda su determinada eleccion, échelos con diligencia, como ten- taciones del demonio, y no deje de proseguir en su resolucion. 14 Y 4 fin de que estos avisos se impriman mejor en el corazon y en la memoria, y se saque de ellos mayor fruto; ayudar4 mucho leerlos muchas veces con madura reflexion, singularmente en el tiempo que se habré de hacer Ia eleccion, juzgéndolos inspirados del mismo Dios para el acierto. ‘ REGLAS DE VIDA, QUE DEBEN OBSERVAR LAS PERSONAS ECLESLASTICAS. Incensum Domini, et panes Dei sui offerunt; et ideo Sancti erunt. Levit. 21, 6. 1 Levantarse cada dia despues de siete u ocho horas, lo mas, de descanso. a Acostumbrarse 4 dar luego, despues de haberse dispertado, el pri- mer pensamiento 4 Dios, diciendo por ejemplo: Jesus y Maria, os doy el corazon y el alma mia. 3 Luego de vestido, arrodillarse y hacer los cinco actos de la ma- fiana, y despues una 6 alomenos media hora de oracion mental. 4 Hecha la oracion, diré prima, tercia, sexta y nona, no con priesa, distrafdo y solo para satisfacer 4 la obligacion; sino con reverencia y devocion. 5 Celebrar, 6 no siendo sacerdote, ofr la santa misa, no por uso y costumbre, sino con la mayor reverencia y devocion que seré po- sible. - 6 Despues de la misa, 6 en otra hora de Ia majiana, leer arrodilla- do, y con la cabeza descubierta un capftulo del nuevo testamento, (el cual por eso cada uno debe tener) y al fin hacer tres actos. Primero, adorar las verdades que alli se contienen, ensefiadas por Cristo Sedor nuestro. Segundo, entrar en conocimiento vivo de lo que encierran. Ter- cero, proponer su practica y ejecucion. 7 Arreglar lo mas que sea posible las horas de sus empleos y otras acciones del dia, aun del comer y acostarse, y particularmente deter- minar Jos tiempos de aplicarse cada dia al estudio de la teologia moral, de la sagrada Escritura y otras cosas pertenecientes 4 los ecle- sidsticos. 8 Rezar visperas y completas 4 su tiempo; como por ejemplo, 4 dos horas despues del medio dia. 9 Despues de visperas, 6 en otra hora determinada, hacer, alomenos por an cuarto de hora, leccion espiritual. DE PIADOSAS MEDITACIONES. 49 10 Si no estd obligado al coro, procurar (siempre que sea posible) decir maitines y laudes 4 Ia tarde para el dia siguiente. 11 Antes de acostarse, hacer atentamente el examen general de la conciencia con las acostumbradas preces, y despues leer los puntos de la oracion, que se ha de hacer Ja mafiana siguiente. 1a Elegir un buen director y confesarse con él una 6 dos veces en la semana, aunque no tenga cosa grave. 13 Vestir siempre modestamente y con vestido talar, evitando los colores y bizarrias mundanas, evar los cabellos, la barba y la corona con la decencia y modestia eclesidstica que conviene. 14 Estando en compafifa de otros, advertir de no decir ni hacer co- ga que pueda dar 4 ellos mal ejemplo, y acordarse que los eclesidsticos han de ser el ejemplo de los seglares. 15 Hir con gran diligencia las pléticas y aun Ja vista de las mu- geres, y mucho menos permitir, que entren en nuestros aposentos. 16 Hluir los juegos, principalmente de naipes y dados. 197 Huir siempre la compaiifa de sacerdotes mundanos , y poco ejem- plares; y al contrario, platicar con gusto con aquellos que verdadera- mente tienen espfritu eclesisstico. 18 Levantar frecuentemente entre dia Ia mente 4 Dios, principal- mente al toque del relox , con breves y fervorosas oraciones jaculatorias; como seria: primero morir , Seflor, que pecar. O Seftor, cudndo seré yo todo vuestro! © Sertor, cadndo pareceré ante Vos, y os verd! tg Hacer cada afio los ejercicios espirituales, si habita en lugar en donde haya comodidad. 20 Leer cada primer dia del mes esta regla de vida, y renovar el propésito de observarla cuanto ser4 posible. - Quicumque hanc regulam secuti fuerint pax super illos. Paul. ad Ga- Tat. cap. 6, num. 16. Breve memoria de aquello que debe hacer un eclesidstico cada dia. 1 Observar el empleo y la distribucion de las horas del dia, que se habré prescrito. 2 Hacer oracion mental, y la lectura espiritual. 3 Celebrar la santa misa, rezar el oficio divino, y otras oracioues suyas particulares. 4 Estudiar. 5 Hacer los acostumbrados exdmenes de conciencia: el particular dos veces al dia; esto es, antes de comer, sobre el librarse de algun vi- cio, 6 defecto particular, 6 sobre el adquirir alguna virtud; y el gene- ral 4 Ia noche, sobre todas las acciones del dia. 4 5° MANUAL Cada semana. 1 Confesarse 4 lo menos una vez. 2 Asistir 4 alguna exortacion 6 conferencia espiritual, particularmen- te en las que se trata de materias eclesidsticas, y propias del estado. 3 Ejercitarse en alguna obra de misericordia ; como visitar enfermos, encarcelados , ¢ instruir los ignorantes en las cosas pertenecientes al alma. Cada mes. 1 Leer esta regla de vida. Conferir con el propio director del estado del alma. Cada afio. 1 Hacer los ejercicios espirituales con la confesion anual. Leer las riibricas del misal y breviario, etc. En todo tiempo. 1 Huir lus malas compaiiias, el juego , la caza, y los negocios secu- lares. 3 Practicar actos de fé en las funciones, que ejercita: de esperanza en los trabajos, que acontecen; y de caridad para con Dios, y el proji- mo. 3 Hacerse familiar el ejercicio de la presencia de Dios. 4 Acordarse del buen ejemplo, que esté obligado 4 dar 4 los segla- res, y tener siempre 4 la memoria lo que se dice en el evangelio de Jesucristo, primero y eterno sacerdote: bend omnia fecit, para imitarle en hacer bien, y perfectamente todas sus acciones. Nota de algunos libros espirituales muy provechosos & los eclesidsticos. Para la meditacion. El Manual de pisdosas meditaciones. Las meditaciones del Padre Luis de Granada, y del Padre maestro Avila. Para la leccion espiritual. La Biblia, 6 alomenos el nuevo Testamento. Instruccion de sacerdotes del Padre Molina. Las obras del Padre-Granada, especialmente Guia de pecadores, y el Memorial. Tomés 4 Kempis de la imitacion de Cristo. Las obras de san Francisco de Sales. Bjercicio de perfeccion del Padre Rodrigues. Erario de la vida cristiana. DE PIADOSAS MEDITACIONES. gr Cinco actos que se han de hacer d la mafiana luego de levantado. 1 Postrado 4 Ia presencia de Dios, adorarle por tu Sefior, Criador y Redentor , al cual todo honor es debido, y de quien todo bien depende. 2 Dale gracias de todos los beneficios recibidos de su mano, y par- ticularmente de haberte criado, conservado la noche pasada, Hamado 4 penitencia y al estado sacerdotal, si eres sacerdote. 3 Pidele humildemente perdon de los pecados cometidos por lo pa- sado, arrepintiéadote de ellos por su amor, y proponiendo de no ofen- derle mas, mediante su gracia. 4 Ofrecerle todo aquello que pensards, dirds y hards hoy, y en to- do el tiempo de tu vida, protestando de hacerlo todo 4 honra y gloria suya. : % Pidele por los méritos de Cristo Seffor nuestro las gracias, que te son necesarias, tanto para huir el mal como para hacer el bien, y en particular pidele gracia de pasar este dia santamente y sin pecado. Exdmen de conciencia y oraciones por la noche. 1 Ponte & la presencia de Dios, adérale y dale gracias de todos los beneficios recibidos de él, y en particular de aquellos que te ha hecho hoy. * Pidele gracia de conocer los pecados que has cometido hoy para aborrecerlos. Piensa en los pecados que has hecho hoy con pensamientos, pa- labras, obras y omisiones, deteniéndote particularmente en aquellos, 4 los cuales eres mas inclinado, y en los cuales fueres acostumbrado caer mas frecuentemente. 4 Excitate al arrepentimiento de haber ofendido 4 Dios, consideran- do por esto su infinita bondad, y la hediondez del pecado: pidele hu- mildemente perdon, y propon de no ofenderle mas, mediante su divina racia. 8 5 Procura de ponerte en el estado, en el cual quisieras ser hallado en la hora de tu muerte; y pues en ese punto extremo de muerte qui- sieras haber siempre huido el pecado, haber observado la ley de Dios, y practicado la virtud y las obras buenas: ahora pues, propon de hacerlo en lo porvenir. Despues es bueno el decir el confiteor, las letanias de la Virgen, el de profundis por los muertos, el Angele Dei, etc. REGLA DE VIDA, 6 PUNTOS QUE SE HAN DE OBSERVAR PARA ORDENAR BIEN LA VIDA. 1 Levantarse todos los dias un poco temptano y d hora cierta, la cual es menester determinar, segun el estado y disposicion propia, y $3 MANUAL nunca dejar de levantarse 4 aquella hora que se habra propuesto, sin conocida necesidad uf otra justa causa. 2 Luego de dispierto dar el primer pensamiento 4 Dios, diciendo por ejemplo: Jesus y Marfa, os doy el corazon y el alma mia. 3 Cuando esté vestido ponerse de rodillas, y hacer los cinco actos del ejercicio de Ia mafiana; y despues media hora 6 por lo menos un cuarto de hora de oracion mental, proveyéndose para este efecto de un libro de_meditaciones. 4 Oir todos los dias devotamente Ia santa misa, y si es posible 4 hora cierta y determinada. 5 Ordenar las horas de sus empleos, negocios, estudios, etc. como tambien la hora de la comida, del reposo y de la cena. 6 Leer cada dia despues de la comida, 6 en otra hora mas cémoda algun libro espiritual de los infrascritos 6 semejantes. 7 Levantar ¢ menudo entre dia la mente 4 Dios con alguna oracion Jaculatoria : particularmente al dar el relox, como serd: antes morir, Se- fior , que ofenderos. 8 Elegir un buen confesor, y confesarse con él cada ocho 6 quince dias, y comulgar aun, segun su parecer. 9 Procurar emplear bien los domingos y fiestas, con oir sermones, los divinos oficios, etc. to Huir con gran diligencia las malas compafifas, y las ocasiones de pecar, singularmente aquellas, que otras veces nos han hecho caer. t1 Cuando es atrabajado de alguna tentacion ¢ afliccion, recurrir 4 Dios, y 4 la Virgen Santfsima con alguna oracion jaculatoria, como: miradme Dios mio, y habed misericordia de mt. Psal. 24, 16; 6 bien: Virgen Santisima, socorred d este miserable, i otras semejantes. 12 Estando enfermo, recibir lo mas presto que se pueda, los santos eacramentos y resignarse enteramente 4 la voluntad de Dios. 13 A la noche antes de acostarse , hacer el examen de Ia conciencia y despues rezar las letanias de la Virgen Santisima, y el de profundis, y leer el sujeto de la oracion mental, que se ha de meditar la majiana siguiente. 14 Hacer cada afio la confesion general de aquel afio, y aun los ejercicios espirituales, si para ello hay comodidad. 15 Volver 4 leer cada principio de mes esta regla de vida, exami- ndndose sila ba observado: y si en esto ha faltado, proponer el obser- varla mejor en adelante. + Nota de los libros espirituales mas utiles. . El Manual de piadosas meditaciones. Para la mation Padre Nepueu, reflexiones cristianas. EI P. Luis de la Puente. DK PIADOSAS MEDITACIONES. 53 ae 4 la vida Devota. oe obras del Padre Luis de Granada, par- Para Ia Tectura esp! md ticularmente la Guia de pecedores, el Memorial. ‘Las vidas de los santos. Tomds de Kempis. Las obras del Padre maestro Avila. Ad te de luce vigilo. Psalm. 63. BREVE EJERCICIO PARA LA MANANA. 1 Pongdmonos 4 la presencia de Dios. Yo creo mi Dios, que estais aqui presente, que me ois y veis todo To que hay mas secreto en mi corazon: por tanto deseo estar delante de Vos con toda la humildad, y el respeto que debo 4 vuestra divina pre- sencia; no siendo yo sino polvo y ceniza, y que de m{ mismo no tengo, sino la nada y el pecado. 2 Adoremos d Dios, y démosle gracias por todos los beneficios. Gran Dios, yo os adoro y reconozco por mi Criador, y por mi s0- berano Sefior. Rindome con todo mi corazon al poder absoluta, que te- neis sobre m{, y acepto humildemente todos los bienes y los males, que ser4 de vuestro agrado enviarme hoy. Os doy gracias de todos los beneficios que he recibido de vuestra in- finita bondad, y principalmente de haberme criado y puesto en el mun- do , de haberme redimido por Jesucristo vuestro hijo, de haberme hecho hijo de vuestra Iglesia catdlica, y conservado la vida hasta ahora para hacer penitencia, y trabajar por mi salvacion. 3 Humillémonos delante de Dios, y piddmosle perdon de todos nuestros pecados. Dics mio, os pido humildemente perdon de todos los pecados que he cometido en todo el tiempo de mi vida: tengu de ellos un sumo do- Jor, porque os desagradan 4 Vos, y porque Vos sois infinitamente bue- no: los detesto por amor de Vos, y hago una firme resolucion de no volver 4 cometerlos, de hacer penitencia de ellos, y de evitar en el dia de hoy todas las ocasiones de pecar, ayudado de vuestra gracia. 4 Ofrezcamos d Dios todo lo que harémos y todo lo que padecerémos en el dia de hoy. Dios mio, yo 08 ofrezco y consagro todos mis pensamientos, pala- bras y acciones del presente dia. Bendecid, mi Dios, todo lo que haré 4* 54 MANUAL y padeceré en él, para que en todas las cosas no busque sino vuestra gloria, y el cumplimiento de vuestra santisima voluntad. 5 Pidamos 4 Dios las gracias necesarias para pasar el dia presente sin pecado. Acabad, Dios mio, por vuestra gracia lo que habeis empezado por vuestra misericordia. Basta ya , Sefior, de pecados, basta ya de ofenderos, concededme, que nunca mas me aparte de Vos por la culpa, y particu- larmente en el dia de hoy: hoy Dios mio, alomenos hoy no permitais, que os ofenda mas; antes si veis, que ingrato y desconocido y rebelde, he de faltar 4 la fidelidad prometida, quitadme ahora en este momento la vida, pues que mas quiero morir, que pecar. Ante judicium interroga te ipsum. Eccles. 18. EXAMEN GENERAL PARA LA NOCHE. 1 Pongdmonos d la presencia de Dios, y démosle gracias de todos los be- neficios que nos ha hecho, particularmente hoy. Yo creo, mi Dios, que estais aqui presente. Os adoro y reconozco por mi Criador y mi soberano Sefior, 4 quien debo todo lo que tengo, y todo Io que soy: os doy gracias por todas las que he recibido de vuestra infinita bondad, y principalmente de haberme puesto en el mundo: ha- berme redimido por Jesucristo, vuestro hijo: haberme hecho hijo de vuestra Iglesia catdlica, y haberme conservado hasta ahora la vida para hacer penitencia, y trabajar por mi salvacion. 2 Piddmosle gracia de conocer nuestros pecados para detestarlos. Confieso mi Dios, que os he ofendido mucho; pero yo soy ciego y no puedo por mi mismo conocer mis pecados: alumbrad mi espfritu pa- ra que los conogca, y dadme gracia para aborrecerlos. 3 Pensemos en los pecados que habemos hecho hoy de pensamiento, pala- bra, obra y omision; particularmente en los 4 que somos mas inclinados, y en las faltas cometidas contra las resoluciones hechas esta mafiana en Ia oracion. Aqui se ha de parar el tiempo de un miserere, 6 mas 6 menos, con- forme 4 su condicion, examinando las culpas de aquel dia. 4 Excitémonos al dolor de haber ofendido 4 Dios, y piddmosle humilde- mente perdon, proponiendo con su santa gracia no ofenderle jamas. Mi Dios, yo tengo un sumo dolor de haberos ofendido, porque sois infinitamente bueno, detesto, por amor de Vos, todos los pecados que DE PIADOSAS MEDITACIONES. 55 he cometido en toda mi vida, particolarmente hoy: 03 pido humilde- mente el perdon, y propongo firmemente de confesarlos sin tardanza , hacer penitencia de ellos, y no volver 4 pecar, ayudado de vuestra di- vina gracia. . § Pongdmonos en el estado en que quisi¢ramos hallarnos en la hora de la muerte. Que seré de mi, mi Dios, si me veo obligado 4 comparecer esta no- che en el tribunal de vuestra justicia? Yo merezco el infierno: toda mi vida no ha sido otra cosa sino una continuacion de iogratitudes y peca~ dos. Mi nico refugio es 4 vuestra misericordia: yo os la pido por Jesu- cristo mi Salvador; y con la esperanza de alcanzarla de vuestra infinita bondad, me riando humildemente 4 morir ea el tiempo y en el modo, que vuestra providencia tiene determinado: sf, sf, Dios mio, os hago de corazon el sacrificio de mi vida, quiero morir en satisfaccion de los agra- vios que he hecho 4 vuestra suprema Magestad: quiero morir para no ofenderos mas, para poseeros y amaros eternamente. © mi Jesus, que moristeis por m{! Acordaos de vuestra muerte 4 Ia hora de la mia: y rxecibid mi espfritu, y haced por vuestra gracia, que yo muera en vues- tro amor. Hecho esto se debe decir el Confiteor Deo, etc. ¥. Misereatur, etc. ¥. Indulgentiam, etc. ¥. Dignare Domine nocte ista. %. Sine peccato nos custodire. ¥. Miserere nostri Domine. %. Miserere nostri. ¥. Fiat misericordia tua Domine super nos. Be Quemadmodum speravimus in te. ¥. Domine, exaudi orationem meam. . Et clamor meus ad te veniat. ¥ ~ Dominus vobiscum. %. Et cum spiritu tuo. OREMUS. Visita, quesumus Domine, habitationem istam, et omnes insidias inimici ab ea longé repelle, Angeli tui Sancti habitent in ea, qui nos in pace custodiant, et benedictio tua sit super nos semper. Respice , quesumus Domine, super hanc familiam tuam, pro qua Dominus noster Jesus-Christus non dubitavit manibus tradi nocentium, et Crucis subire tormentum. Qui tecum vivit, et regnat in secula secu- lorum. Amen. Kyrie eleyeon, Christe eleyson, Fili Redemptor mundi Deus, Mi- Kyrie eleyson , Christe audi nos, serere nobis. Christe exaudi nos. Spiritus Sancte Deus, Miserere nobis. Pater de Coelis Deus, Miserere no- Sancta Trinitas unus Deus, Mise- bis. rere nobis. 56 MANUAL Sancta Maria, Ora pro nobis. Rosa Mystica, ora. Sancta Dei Genitrix, ora. Turris Davidica, ora, Sancta Virgo Virginum, ora. Turris Eburnea, ora. Mater Christi, ora. Domus Aurea, ora. later Divinee Gratis, ora. Foederis Arca, ora. Mater Purissima, ora. Janua Ceeli, ora. Mater Castissima, ora. Stella Matutina, ora. Mater Inviolata, ora. Salus Infirmorum, ora. Mater Intemerata, ora. Refugium Peccatorum, ora, Mater Immaculata, ora. Consolatrix Afflictoram, ora. Mater Amabilis, ora, Auvxilium Christianorum, ora. Mater Admirsbilis, ora. Regina Angelorum, ora. Mater Creatoris, ora. Regina Patriarcharum, ora. Mater Salvatoris, ora. Regina Prophetarum, ora. Virgo Prudentissima, ora. Regina Apostolorum, ora. Virgo Veneranda, ora. Regina Martyram, ora. Virgo Preedicanda, ora. Regina Confessorum, ora. Virgo Potens, ora, Regina Virginum, ora. Virgo Clemens, ora. Regina Sanctorum omnium, ora. Virgo Fidelis, ora. Agnus Dei, qui tollis peccata Speculum Justitix, ora. . mundi, Parce nobis Domine. Sedes Sapientize, ora. Agnus Dei, qui tollis peccata Causa nostree letitiz, ora. mundi, Exaudi nos Domine. | Vas Spirituale, ora, Agnus Dei, qui tollis peccata Vas Honorabile, ora. mundi, Miserere nobis. Vas insigne devotionis, ora. ¥. Ora pro nobis Sancta Dei Genitrix. &. Ut digni efficiamur promissionibus Christi. OREMUS. Concede nos famulos tuos, quesumus Domine Deus, perpetud men- tis, et corporis sanitate gaudere, et gloriosd Beate Marie semper Vir- ginis intercessione & preesenti liberari tristitia, et xterna perfrui letitia. _ _ Sanctissimze Genitricis tus Sponsi, quesumus Domine, meritis ad- juvemur: ut quod possibilitas nostra non obtinet , ejus nobis intercessio- ne donetur. Oui vivis, et regnas in secula seculorum. Amen. Angele Dei, qui custos es mei, me tibi commissum pietate superna nocte illumina, custodi, rege, et guberna. &. Amen. . Psalm. De profundis clamavi ad te, Domine: Domine, exaudi vo- cem meam. Fiant aures tue intendentes: in vocem deprecationis mem. Si iniquitates observaveris, Domine: Domine, quis sustinebit? Quia "DE PIADOSAS MEDITACIONES. 57 apad te propitiatio est: et propter legem tam sustinui te, Domine. Sus- tinuit anima mea in verbo ejus: speravit anima mea in Domino. A cus- todia matutina usque ad noctem: speret Israé! in Domino. Quia apud Dominum misericordia: et copiosa apud eum redemptio. Et ipse redimet Israél: ex omnibus iniquitatibus ejus. Requiem xternam dona eis, Domi- ne: et lux perpetus luceat eis. ¥. 4 porta inferi. %. Erue Domine animas corum. ¥. Requiescant in pace. %. Amen. ¥. Domine exaudi orationem meam. 3. Et clamor meus ad te veniat. ¥. Dominus vobiscum. %. Et cum spiritu tuo. OREMUS. Dens veniz largitor, et humane salutis amator, quesumus clemen- tiam tuam, ut nostra congregationis fratres, propinquos, et benefactores, qui ex hoc seculo transierunt, Beata Maria semper Virgine intercedente cam omnibus Sancti tuis, ad perpetue beatitudinis consortium pervenire concedas. Per Christum Dominum nostrum. Amen. ¥. Requiem aternam dona eis, Domine. %. Et lux perpetua luceat eis. %. Requiescant in pace. %. Amen. 7 Leido el punto de la meditacion para el dia siguiente, se dird el himno. Maria Mater gratie, Dulcis parens clementiz, Tu vos ab hoste protege, Et mortis hora suscipe. Jesu tibi sit gloria, Qui natus es de Virgine, Cum Patre, et almo Spiritn In sempiterna secula. Amen. Antes de empezar la oracion mental, se ha de implorar la gracia del Es- plritu Santo, con la antifona, verso y oracion siguiente: y esto . se observard en todas las meditaciones. Veni Sancte Spiritus, reple tuorum corda fidelium, et tui amoris in eis ignem accende. w. Emitte Spiritum tuum, et creabuntur. %. Et renovabis faciem terra. OREMUS. Deus, qui corda fidelium Sancti Spiritus illustratione docuisti: da nobis in eodem Spiritu recta sapere, et de ejus semper consolatione gau- dere. Per Christum Dominum nostrum. Amen. 58 SHEE dt MEDITACION DE-LOS BJERCICIOS ESPIRITUALES, CUANTO IMPORTA HACERLOS BIEN. 0 DEO-O-0-0 PARTE I. LA PREPARACION. Antes de la oracion apareja tu alma, y no seas como el hombre que tien- ta é Dios. Eccles. 18. 1 Pongdmonos dé la presencia de Dios, creyendo firmemente que estdé ahl presente, y en todo lugar nos estd mirando. Y. creo firmemente Dios mio, que por razon de vuestra inmensidad estais en todo lugar: que estais aquf delante de mf, dentro de mi, en medio de mi corazon, viendo los mas ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poderme esconder de vuestros divinos ojos. 2 Humillémonos delante su divina Magestad, y adorémosle postrados en tierra con el cuerpo y con el esptritu , reconociéndonos indignos de estar ante su divino acatamiento. Quién soy yo, Dios mio, delante de Vos? Ah, miserable de mi! que bien veo soy un puro nada; y con todo me atrevo 4 ponerme en vues- tra divina presencia? Perdonadme Sefior el arrojo; que bien veis la suma necesidad que tengo de Vos. Aqu{ vengo como enfermo al médico, para que me saneis: como pecador al santo, para que me santifiqueis; y como pobre y mendigo al rico; paraque me lleneis de vuestros divinos dones. DE PIADOSAS MEDITACIONES. 59 Qs adoro Dios mio, con el mayor rendimiento, por mi unico soberano Sefor, confesando con toda verdad, que no soy digno de estos inesti- mables beneficios. : 1 Piddmosle gracia, para hacer bien esta oracion, puramente por su glo- ria, y por nuestra salud, suplicando para este fin la intercesion de la Virgen Santlsima, de nuestro santo Angel de Guarda y de los santos, & quienes tenemos particular devocion. Suplicoos, Dios mio, me deis gracia para hacer fructuosamente esta meditacion, para gloria vuestra y bien de mi alma. Dadme santos cono- cimientos en el entendimiento, y fervorosos afectos en la voluntad. Dad- me, que deseche con diligencia las distracciones de cosas malas ¢ imper- tinentes, y que esté siempre atento 4 lo que debo considerar , haciendo que tome resoluciones prdcticas de lo que mas me importa. Y para este mismo fin os ruego 4 Vos, Virgen Santisima, madre y amparo de peca- dores, Angel de mi guarda y Santos de mi devocion, que intercedais por mf, y me alcanceis estas gracias, para sacar mucho fruto de esta oracion. 3 Representémonos el objeto de esta meditacion, que es de hacer bien los ejercicios espirituales. Aqui se detendré un poco, imagindndose que estd con el Sefior en el desierto, para honrar su retiro y ejercicios de cuarenta dias, y propondré ejecutar lo que Dios le dard 4 conocer en la oracion, y pensard singular- mente en el fruto que pretende sacar de ella. PARTE IL. CUERPO DE LA ORACION 6 LAS CONSIDERACIONES. Abridme , Seftor , los ojos y consideraré las maravillas de vuestra ley. Psalm. 118. PUNTO I. Considera los motivos que te pueden inducir 4 hacer bien estos ejer- cicios espirituales. 1 Dijo san Vicente de Pavl, (bien experimentado en esta materia) que entre todos los medios que Dios ha puesto en manos de los hombres, para remediar los deadrdenes de su vida, no hay otro de mas eficacia, y de quien se vean efectos mas sensibles, mas frecuen- 60 MANUAL tes y mas admirables que el de los ejercicios espirituales: y que si los pecadores no se corrigen con este remedio, milagros son menester para convertirles. Piensa la honra grande que recibes en hacerlos, pues en ellos has de tratar 4 solas con el sumo Dios, orando ti y respondi¢ndote Dios con santas inspiraciones; y esta grande honra te hace Dios por so- la su bondad: él es, el que te llama y convida 4 hacerlos, para Ilenarte de bienes: pues si has venido 4 hacerlos de tu voluntad, Dios te ha mo- vido con sus santas inspiraciones; y si vienes enviado de tus padres, 6 de quien tiene cuidado de ti, 6 de tu prelado, Dios se ha valido de ese ro- deo, y con su oculta mano te ha guiado 4 los ejercicios. 3 Piensa que una de las mayores misericordias que Dios puede hacer 4 una alma, es darle ocasion de hacer los ejercicios, por los grandes bienes espirituales que de ellos se sacan. 4 Si los condenados del infierno hubiesen hecho bien unos ejercicios espirituales, es crefble que 4 lo menos gran parte de ellos se habrian salvado, por el desengafio y nueva vida que habrian sa- cado de ellos. 5 Debes temer que si malogras estos ejercicios, por no hacerlos bien, sea esta Ja ultima gracia que Dios te conceda, y por ta ingratitud te desampare. Considera pues que Dios y los cortesanos del cielo estén esperando 4 ver, como te aprovechas de estos ejercicios; y de otra parte los demonios procuran que los malogres. Animate 4 una cui- dadosa aplicacion en estos dias. Dios mio, no permitais que yo malogre esta oportunidad! En el fin de cada punto que habrds considerado, te pue~ des decir & th mismo: crees tb esto? Estoy yo bien convencido de estas ver- dades? Y lo mismo hards en todas las otras meditaciones. Punto II. Considera, qué cosa sea hacer Jos ejercicios espirituales. No es otra cosa, (dejé escrito de su mano el referido san Vicente) que desembarazarse por algunos dias de todos los negocios y ocupaciones temporales, para seriamente aplicarse 4 conocer bien su interior, y exa- minar el estado de su conciencia: 4 meditar, contemplar, orar, y con esto preparar su alma, para purificarse de todos sus pecados, malos habi- tos y afectos desordenados, 4 fin de llenarse del deseo de las virtudes, buscar y conocer la voluntad de Dios; y habiéndola conocido, rendirse & ella, conformarse con ella, unirse 4 ella; y de esta manera caminar, ade- lantarse, y finalmente llegar 41a perfeccion propia de su estado; lo que todo se hace con la asistencia de un director , que en todo guia el ejer- citante, proponiéndole las meditaciones y lecciones de los beneficios re- cibidos de Dios; de los novisimos, de los pecados y vicios, de las virtudes que mas le importan, y disponiéndole para una buena confesion general. 3 Y revolviendo el ejercitante estas verdades, le penetran el intimo de su alma, y vé lo que antes no veta, y luego entra en deseos de una en- tera conversion. A vista de esto, no debes estrafiar que estos ejercicios sean de todos tan alabados y jusgados por utilfsimos: que ellos para DE PIADOSAS MEDITACIONES, 61 tantos hayan sido principio de una grande santidad; pues por ellos unos pasan de la mala vida 4 Ja buena, y aun se ponen en la préctica de la oracion mental y devocion: otros que ya vivian bien, van conociendo sus malas inclinacioues, y mortificdndolas se adelantan en el camino espiri- tual: otros aciertan elegir con prudencia el estado de vida, 4 que Dios les llama: y todos por fin con ellos se preparan para una buena muerte. Pero qué infelicidad seria para t(, que ahora empiezas estos ejercicios, si de donde tantos han sacado tanto bien, ti no lo sacases por no coo- perar de tu parte! Esta consideracion te haga diligente y aplicado en estos dias. Aqut puedes considerar como y en los demas puntos: Tienes tu estos sentimientos? Hago yo de estas verdades el concepto que se me~ recen? : Punto IIL Considera los medios, de que te puedes valer, para ha- cer bien y con fruto estos ejercicios. Entra en fervorosos deseos de apro- vechar 4 tu alma con ellos. 2 En estos dias de ejercicios procura apartar de tu imaginacion todos aquellos cuidados del mundo que te puedan dis- traer de la atencion d tu alma. 3 En Jas meditaciones y lecciones que hards , est4 atento y vigilante, rumiando de espacio las verdades para asentarlas en tu corazon. 4 Serds exacto en guardar el drden del dia que tu director te prescribe, en las meditaciones, lecciones, exdmenes, etc. haciéndolo todo en el tiempo y forma que te fuere sefialado; porque Dios bendice esta obediencia. 5 Haz mucho aprecio de los avisos y doc- trinas que te diere tu director, como si te los diese Dios, en cuyo lugar esté, y ponlos en ejecucion. 6 En estos dias procura entrar en tf 4 co- nocer tus pasiones, para ver donde estd la mayor necesidad de tu alma. 7 Con toda verdad y lisura manifiesta tu corazon 4 tu director, manifes- téndole tos mas ordinarias faltas y aun el bien que haces; y en las me- ditaciones, dile cémo te has habido, y que fruto has sacado de ellas; y cree que con esta manifestacion huird el diablo, y ti hallards el remedio en tu director. 8 Al fin de los ejercicios formards una regla de vida, conforme 4 tu estado, para vivir segun ella en adelante; y esto sea el fru- to de los ejercicios. Ejecuta pues con gran confianza en Dios, estos me- dios, y verds buen logro de tus ejercicios. Dios mio, que por sola vuestra bondad me habeis llamado 4 estos ejercicios, ella os mueva 4 asistirme para aplicar estos medios! Aqué preguntate d tt mismo: tengo yo deseo verdadero de hacer esto? Estoy bien resuelto d ejecutarlo? Y pdrate un poco 4 escuchar lo que te dird Dios en el corazon, disponiéndote primero como Samuel, diciéndole: Hablad Seiior; pues estf oyendo vuestro indig- nisimo siervo. Recibe con humildad las inspiraciones santas que te diere, y Procura practicarlas con puntualidad y perseverancia. 63 MANUAL PARTE Il. LA CONCLUSION. 1 Demos gracias 4 Dios de los buenos pensamientos y afectos que se ha dignado comunicarnos en esta meditacion. Os doy gracias Dios mio, de la paciencia que habeis tenido, y mer- ced que me habeis hecho, en sufrirme en vuestra presencia en esta me- ditacion, y aun de los buenos pensamientos, afectos y resoluciones que me habeis comunicado en ella; pues todo lo miro como venido de Vos, de quien desciende todo bien. 2 Ofrezcdmosle las resoluciones que habemos hecho en union de los mé- ritos de Cristo nuestro Seftor. Os ofrezco Sedior, las resoluciones hechas en esta meditacion en union de los méritos de Jesucristo Seffor nuestro vuestro hijo; para que as{ os sean agradables, y las preserveis de las asechanzas de los enemigos malignos. 3 Piddmosle gracia de ponerlas en ejecucion, suplicando para este fin la intercesion de la Virgen Santisima, del santo Angel de Guarda y de los santos de nuestra devocion. Os suplico, bien mio, me deis gracia para ponerlas en ejecucion y ser fiel, en lo que he resuelto en vuestra presencia: para cuyo fin os su- plico a Vos, Virgen Santisima, madre y amparo de pecadores, Angel de mi Guarda, y santos de mi devocion que intercedais por mf y me alcan- ceis esta gracia. Acabada Ia oracion, es bueno hacer un poco de examen sobre ella , pa- ra ver como nos hemos portado, y tenerla mejor otra vez, y despues escribir Jas resoluciones (que se procurard sean prdcticas, bajando d lo particular cuanto se pueda) en la forma siguiente u otra semejante. Resolucion prdctica. En la meditacion sobre los ejercicios espirituales he conocido que ellos son el medio mas oportuno para reformar las costumbres, hacién- dose bien: por lo que he resuelto aplicarme 4 practicar con exactitud to- dos los avisos que 4 este fin he lefdo y se me han dado, superando ani- mosamente las dificultades que se me pueden ofrecer, 6 de confusion en descubrirme enteramente 4 mi director, 6 de pereza en dedicar todo el tiempo sefialado 4 la oracion, 6 de tedio en observar el debido recogimien- to, silencio y modestia, y otras semejantes. DE PIADOSA8 MEDITACIONES. 63 Otra resolucion. : Porque el fin principal de los ejercicios es, no solamente purgar al alma de pecados y volverla 4 la gracia de Dios, sino aun dar remedio 4 las malas inclinaciones, refrenar las pasiones desordenadas, y ponerse en el estado, en que quisiera ser hallado en Ia hora de Ja muerte: por tan- to he resuelto emplear mas tiempo en la oracion, comulgar con maz fre- cuencia, tener mas leccion espiritual , hacer mas penitencia, como que son medios para conseguir este fin. Otra, Los ejercicios se han instituido para convertirme, y no para discur- rir; para reformarme y no para estudiar: propongo pues por fin particu- lar en ellos, aspirar 4 una mas perfecta observancia de las reglas de mi estado: d mas sfocera caridad con el prdjimo, humandndome con N. que es contra mi genio: 4 mas profunda humildad, recibiendo con paciencia el aviso: 4 mayor mortificacion, absteniéndome de aquella palabra, de squella diversion, de aquel sainete, etc. Despues se puede hacer el ramillete espiritual que consiste en algun afecto bueno, sacado de la oracion que entre dia se repite; como una ora- cion jaculatoria, 6 afectuosa aspiracion é Dios, cuando da el relox para dispertar en nuestro corazon aquella buena disposicion que tuvimos en tiempo de la oracion: como por ejemplo, en esta meditacion de hacer bien los ejercicios espirituales podrtase tomar por ramillete espiritual esta ja- culatoria. Aspiracion jaculatoria Dios mio, quiero aplicarme todo 4 Vos, y al bien de mi alma en estos dias y lograr esta ocasion. Otra. Dadme fuerzas Seffor, para humillarme tanto por amor vuestro, cuan- to he conocido en esta oracion me importa. Otra. Infeliz de mi, estoy en este retiro con un espiritu distraido y un co- razon inmortificado. En las demas meditaciones se hace la misma preparacion antes, y la misma conclusion despues que estdn puestas en esta primera meditacion. 64 MANUAL MEDITACIONES DE LOS BENEFICIOS DE DIOS. DEL BENEFICIO DE LA CREACION. 1 Considera en este beneficio de Ia creacion, 1 Que algunos afios hé no tenias sér alguno, mas eras un puro nada y menos que un grano de arena; y Dios sin necesitar de t/, te sacé de la nada, y por sola su bondad te did el sér. = Te did el sér nobilfsimo de criatura racional, superior 4 todo lo que hay en este mundo. 3 Te dié un cuerpo habilitado con los cinco sentidos exteriores de vista, oido, olfato, gusto y tacto; y de los cuatro interiores, de sentido comun, imaginativa, cogitativa y rememora- tiva, con los cuales puedes percibir todo lo de acd, y tener dentro de tf sus semejanzas. 4 Te ha dado una alma que es substancia espiritual y seme- jante 4 los dngeles, dotada de tres potencias; esto es, de entendimiento para conocer fo de este mundo, y lo que estd fuera de él; de memoria, para acordarte de lo que antes habias conocido; y de voluntad para amar y aborrecer con libre alvedr(o. 5 A tu alma ha hecho Dios capsz de la divina gracia que es una expresa participacion del sér de Dios, y capa de las virtudes infusas y dones del Espiritu Santo. Piensa que todo esto eres, y toda esta soberanfa te ha dado Dios con sola la creacion; y que de todo has vivido muy ignorante 6 poco advertido, pues has vivido, no conforme 4 la alteza de la razon, mas 4 1a bajeza de tus apetitos brutales, O cuén corrrido estarias, si penetrases bien este punto! 2 En este beneficio de fa creacion considera el fin que Dios ha te- nido en criarte, y 4 qué fin te ha ordenado; y verds que en esto te ha hecho mas merced, que en toda aquella nobleza que te did: pues te ha criado para conocer, amar y servir 4 la infinita Magestad del mismo Dios en esta vida, y despues en el cielo conocer claramente su infinita bondad y gozarla con un abismo de deleites por toda la eternidad. Quiéo explicaré, ni aun entenderd la honra y provecho de yue Dios ha hecho merced al hombre, con este alto fin, para que le ha criado? En es- te mundo, ef que llega 4 tener en el palacio de un Rey (que en substancia es un gusano como los demas) un oficio de servirle, se tiene por tan hon- rado que hasta sus descendientes se honran de ello despues de muchas centurias. Pues con Ia infinita distancia de Dios 4 un Rey , qué honra de- be estimarse ser criado para servir 4 ese gran Dios, y despues’ gozarlo para siempre? Pondera bien el fin para que eres criado, y no te cabrd el corazon en el pecho, por la buena fortuna que te ha cabido con ese be- neficio de la creacion. Que los mas altos serafines no se hallen dignos de amar y servir 4 ese gran Dios; y ti para eso hayas sido criado? No sé cémo puedes pensar ni ocuparte en otra cosa. DE PIADOSAS MEDITACIONES. 65 3 Considera, cuanto ha tenido que sufrir Dios contigo sobre este beneficio de tu creacion ; pues ha habido de hacer la cuenta por ta con- tinua ingratitad, como que hubiese echado 4 la calle todo Io que te ha dado. Si bien te examinas, hallarés, que pocas veces, y estas con harta imperfeccion, has usado de estos sentidos y potencias para ser- vir & Dios: y Io que no se puede contar sin horror, que inoumerables veces te has valido de todo eso para ofender 4 ta amabilisimo Criador mortalmente, y casi 4 1a continua, venialmente. Paes qué ha sacado Dios de criarte , sino formar un cruel enemigo suyo? Parece, que ya es tiempo, que levantes los ojos al cielo para reconocer 4 tu Criador, y darle gracias de lo que te ha dado en este beneficio, y de la paciencia en sufrir tu ingratitnd y luego los bajes con el publicano, hiriendo tu pecho con mucha contricion y deseos de hacer penitencia, por el abuso de todo ti por lo pasado. Todo te debias 4 Dios en esos afios pasados, y habiendo faltado tanto 4 esa deuda, mira cuanto mas te debes todo 4 Dios por el tiempo que te queda. Ofrécete, pues, ahora 4 tu Criador con corazon contrito y agradecido; y resuelve con eficacia de no usar en adelante: de tus sentidos y potencias, cuerpo y alma, sino segun su volun- tad y servicio. Criador amoroso, asistidme con nueva gracia, para ejecatar esta resolucion ! Conclusion , la misma de la meditacion antecedente. Resolucion prdctica. En Ia meditacion sobre el beneficio de la creacion y su fin, he vis- to, que el tinico principio de aquello que soy, es la voluntad divina, que liberalmente se complaci¢ , dejadas otras tantas criaturas, que nunca serdn , escogerme: de que he sacado, que soy de solo Dios, y en rigor de justicia todo enteramente de Dios: por lo que he resuelto sacrificarme todo en obsequio de Dios, cumpliendo sus divinos preceptos en particu- lar el de no entrar en tal casa, de dejar tales compafieros, de retirar- me en casa 4 tal hora, y no salir mas de noche por gusto, etc. Otra. Dios me ha hecho 4 su imagen y semejanza: faciamus hominem ad imaginem,, et similitudinem nostram: luego debo corresponder 4 mi ori- ginal: luego debo evitar con sumo cuidado todo pecado: 90, pues, le ofrezco al Sefior muy de veras ; y para lograrlo, comulgar de ocho 4 ocho dias, levantando 4 menudo el corazon 4 Dios y diciendo con eficacia y espiritu: Seftor, primero morir que pecar. Otra. Examinaré con atencion mis pensamientos, mis palabras y obras, : 5 66 MANUAL para ver si van ordenados 4 mi tiltimo fin, y si son segun las obligacio- nes de mi profesion; y 4 todas las tentaciones que me querrdn diver- tir de mi fin, resuelvo hacerlas esta respuesta dentro de mi: andad alld Iéjos de mi corazon, que no ha sido criado para servir ¢ vosotros; mas ai 4 mi Dios y Sefior, 4 quien nunca jams abandonaré. Aspiracion jaculatoria 6 ramillete. Ah, si yo me conociese bien; cudn poco caso haria de mi mismo, de mi nacimiento y calidad! En lugar de desvanecerme pensaria en lo que fui antes de ser. . Otra. O mi Dios! Destruid en mf este corazon soberbio y ambicioso, que ee complace en las grandezas mundanas, y dadme otro nuevo, que nada mas huya que la vana estimacion. Otra. © mundo engafiador! Yo renuncio de corazon 4 tus sensuales méximas, y falea libertad. Sf, Dios mio, quiero ser unicamente vuestro: recibid las Iaves de mi corazon, paraque nada entre en él sin Vueatro consen- timiento. MEDITACION DEL BENEFICIO DE LA CONSERVACION. 1 Considera, que Dios, no solo te ha dado el adr que tienes, sino que de continuo te lo conserva, lo que no es menor beneficio que el ha- bértelo dado la primera vez; porque conservdndote el sér primero que te did , se puede decir, que cada momento lo produce de nuevo: y asi, si tanto le estés obligado por baberte en un instante sacado de:la nada; endnto mas deudor le serfs por conservarte de continuo, y darte en cierto modo tantas veces el sér, cuantos son los momentos pasados y venideros de toda tu vida? Ciertamente, que como no hay momento al~ guno en que Dios no se acuerde de ti, haciéndote beneficios, y Hensn- dote de bendiciones: asi no habria de haber momento, en que no te acordases de él, rindiéndole nuevas gracias y bendiciéndole en sus mi- serivordias. 2 Considera, cuénto ha hecho Dios para tu conservacion? Cudntos bienes en Ja tierra? Cuéntas plantas? Cudntos animales? Cudntos frutos? Caégntos metales? Anda discurriendo por todas las cosas, de que Dios ha enriquecido este mundo, y verés, que todas las ha criado para tu servicio, el cielo con los planetas: el aire con lag aves: mares y rios con los peces: la tierra con los animales, frutos, flores, piedras precio- sas y otras delicias innumerables. Y no te parece que considerando esto DE PIADOSAS MEDITACIONES. 67 el santo Profeta, tuviese razon de exclamar: (Psalm. 28.) Qué cosa es el hombre, Sefior, qué méritos tiene para que tengais aun especial memo- ria de él, y le hagais tan singulares gracias y favores, habiéndole he- cho poco menos que los éngeles, coronado de gloria, y constitvido sobre las obras de vuestras manos? No te parece que aun mas razon tuvo el Apéstol , cuando espantado de haber el Seiior destinado para nuestro servicio y conservacion los mismos angeles, los lamé siervos nuestros? (Hebr. 1, 14.) Mas ay de ti, cudnta menos razon tienes, viviendo tan descuidado delante de tantos testigos y dispertadores, cuantos son aquellos soberanos espiritus, y estas cosas visibles! 3 Considera, que todos los males de que te ha librado Dios, son tantas gracias , tantas finezas de su divina bondad hécia ti. Este mundo no es mas que un abismo de miserias y calamidades: apenas hallarés una familia que sea esenta de ellas. Cudntas personas afligidas y atraba- jadas se ven, quien de calentura, quien de gota, quien de pobreza; otras de persecuciones, ddios y males semejantes; no es pues, gran be- neficio de Dios que te haya librado, sino de todos, alomenos de muchos tan graves que cada dia ves, y hallas en los demas? Advierte tambien, que todos los males de esta vida son ocasionados del pecado, y que ha- biendo tu provocado tantas veces Ia ira de Dios, es suma misericordia el no haberte castigado. (Thren. 3, 22.) Misericordiosisiino Dios mio , ya que me habeis hecho tantas misericordias, hacedme aun esta, que sepa en adelante reconocerlas. 7 Resolucion prdctica. En esta meditacion sobre el beneficio de la conservacion he conoci- do mi suma ingratitud para con Dios, 4 quien despues de tantas finezas styas para conmigo, le he vuelto tantas veces las espaldas con tan repe- tidos pecados, provocando su justa indignacion contra mi. Ya, Dios mio, estoy convencido de sumamente ingrato 4 vuestros divinos favores; y si remedio tienen mis execrables descuidos, como me lo asegura vuestra infinita clemencia, ofrézcoos mi Dios, entero mi corazon, para que dis- pongais de él 4 medida de vuestro gusto, y en obsequio de vuestra div na Magestad , no salir nunca de casa sin pedir primero. vuestra bendi- cion y gracia para no ofenderos. Otra. He conocido Ja suma continua dependencia que tengo de Dios, en el sér, el cual perderia en un instante que dejase de conservarle Dios; Y con todo esto atreverme 4 ofenderle? Es la temeridad mas loca, que puede caber en criatura racional. Seffor, ya resuelvo entrar en cuentas conmigo para no tenerlas con Vos: y supuesto el subir tal escalera, el 68 MANUAL pasar por tal calle, el tratar con tal persona, ha sido todo el principio de mi desvarfo, propongo con vuestra gracia evitar del todo estos pasos, renovando cada dia esta séria voluntad. Aspiracion jaculatoria. Dios mio, ya que por vuestra bondad me conservais la vida del cuerpo, conservadme tambien la del alma, y no permitais que os ofen- da jams. MEDITACION DEL BENEFICIO DE LA REDENCION. 1 Considera, que siendo el pecado del hombre de gravedad infinita, no podia ser perdonado segun justicia, sino con satisfaccion infinita, fa cual no podian dar todos los hombres; y asf todos habian de incurrir la condenacion eterna. Y aunque Dios, dejdndolos condenar 4 todos, no habria perdido un punto de su bienaventuranza: por solo su infinito amor, quiso que su Hijo se hiciese hombre, y como hombre padecid y satisfizo , y como Dios dié valor infinito 4 su satisfaccion por los peca- dos de los hombres. Y bien que con un solo acto de Cristo quedaban to- dos perdonados, quiso dar superabundantisima satisfaccion, para mani- festar su amor infinito, viviendo treinta y tres afios en este mundo con pobreza y penitencia, y acabando su vida, abofeteado, escupido, azo- tado, coronado de espinas, crucificado entre ladrones, y muerto con las mayores penas y afrentas; y todo esto lo sufrié con un amor y deseo de nuestra salvacion, mayor que sus penas. Qué sientes, 6 alma, 4 vista de estas consideraciones , 4 vista de este beneficio de beneficios? Si no te sientes movida hécia Dios, bien te puedes confundir, y reputarte por ciega, dura, ingrata y sin juicio. 2 Considera la honra grande para Dios, y provecho para el hom- bre, que resulté de esta redencion del género humano, y que tanto te puede mover 4 admirar y alabar 4 Dios, y darle gracias. Todo cuanto ha hecho Dios, no hace conocer tanto la excelenca de su sér, como es- ta sola primorosa obra de Ia redencion. En ella se vé la infinidad de su Justicia, en tomar entera satisfaccion de una ofensa infinita; la infinidad de su misericordia y caridad , en pagar por el hombre tanta satisfaccion, la infinidad de su sabidurfa, en hallar tan exquisito ¢ inopinado modo: y simbolizado tantos millares de aiios antes con tantas sombras y figu- ras: la infinidad de su poder y providencia , en reducirlo todo 4 ejecucion en tiempo oportuno, y con tanto primor. Aqui se vé una admirable conveniencia de remedios eficaces para sanar las enferinedades espiritua- les y malas inclinaciones, que el pecado ocasioné al hombre. De otra Parte considera que con la redencion queda el hombre perdonado, libre DE PIADOSAS MEDITACIONES. 69 del inferno, santificado, amigo ¢ hijo de Dios, y con derecho claro 4 la eterna gloria, si no lo pierde por su culpa. Pétate 4 considerar , quien debe ser este gran Dios, de quien ha salido esa soberana obra. Suspén- dete todo en admirar sus infinitas perfecciones. Mira despues, si ese gran Dios, en el peligro de perder su divinidad, podia hacer mas por sf, de lo que ha hecho por ti, y por buscar tu salvacion? Qué gracias bastardn para agradecerlo? Ea, enciéndete en sus alabanzas, Ilamando para estas 4 todas las criaturas: ddte todo por suyo, ya que tan 4 su cos- ta te ha comprado. ; 3 Considera ahora, qué aprecio has hecho por toda tu vida de este estupendo beneficio de la redencion? Cémo te has aprovechado de los sacramentos , que son los caiios por donde se comunica su fruto? Qué ca- so has hecho de los ejemplos de las virtudes de tu Redentor, que son la triaca del veneno de tus vicios? O cudnta seria tu infelicidad , si todo esto no hubieses logrado! Y cudnto mayor seria, si 4 Dios, muerto por tf, le hubieses ofendido con culpas graves! O, y qué penas bastarian para tu castigo! Bien dijo san Agustin, que merece que se fabrique otro infierno, para quien con Ia culpa mortal derrama la sangre que Cristo vertié. Quieres saber de dénde viene esta ingratitud y malogro? Viene de no meditarse con frecuencia y por largos ratos este beneficio de la redencion, sus partes y circunstancias. O qué descomedimiento, que no te hayas dignado meditar con frecuencia tan estupendo beneficio que Dios te ha hecho, que tanto le ha costado, y en que ha empleado lo fino de sus atributos! Vuelve sobre t{ ahora, alma ingrata, y paga con amor tanto amor, abraza las penas y penitencias, para honrar la pasion de tu Redentor; y para cumplir esto, resuelve con eficacia el meditar séria y frecuentemente este beneficio. : Resolucion prdctica. En esta meditacion sobre el beneficio de la redencion he considera- do los medios que me ha dejado el Redentor, para aprovecharme de su preciosisima sangre, con tanto amor y tan 4 sn costa por m{derramada, instituyendo los santos sacramentos , que son los conductos por donde se comunica 4 las almas; por lo que he resuelto recibir indispensablemen- te cada quince dias los de la penitencia y comunion, disponiéndome 4 ellos con Ia mayor diligencia posible. Aspiracion jaculatoria. Imprimid , Sefior, en mi alma Jos dolores, con que os habeis dig- nado de redimirla, para meditarlos continuamente, y esforsarme 4 pa- decer por vuestro amor. 5* go MANUAL MEDITACION DEL BENEFICIO DE LA VOCACION A wa FE carTdLica. 1 Considera, que ninguna cosa aprovecharia el inestimable beneficio de la redencion, si no fuese acompaiiado con este de la vocacion 4 la verdadera fé y de la justificacion, por medio de la cual has sido hecho verdadero hijo de la iglesia catélica y vivo miembro de Cristo, cabeza de ella, Y qué aprovecha al enfermo y Ilagado, el haber en. el mundo medicinas eficaces y bélsamos poderosos para curar su mal, si no se le aplican? As{ la sangre de nuestro Salvador, derramada para curar las _ heridas de nuestro corazon, que son los pecados , poco 6 nada aprovecha ales almas, quienes por estar fuera de la iglesia, no les es aplicada por el bautismo y demas sacramentos. 2 Considera, que ninguno puede pa- sar de las tinieblas de Ia infidelidad 4 la Iuz de la verdad catélica, si por especial gracia del Sefior no es llamado, como la verdad misma lo afirmd. (Joan. 6, 44.) Porque asf como la piedra por su natural inclina- cion, siempre va 4 lo bajo, ni puede subir & lo alto, sin ayuda extrin- seca de quien la Jevanta: asi la naturaleza humana, que corrompida del pecado, siempre se va tras del amor de las cosas terrenas, no puede le- vantar 6u corazon al amor de las cosas celestiales, si no la atrae la ma- no del omnipotente Dios, debajo de cuya mano has de estar humilde, si quieres perseverar en esta santa fé y salvarte: (Ad Rom. 11, 39.) Esta firme en la fé: no te ensoberbezcas; mas teme. 2 Considera, cuantos millares, no solo de hombres, pero de nacio- nes enteras, desde el principio del mundo, y despues de la venida de Cristo, y aun en nuestros dias, por justos juicios de Dios, y por sus pecados, no han alcanzado esta vocacion, absolutamente necesaria para salvarse , sino que se han quedado en su infidelidad, y por consiguiente se han condenado y se condenan cada dia! Qué habria sido de ti, si hu- bieras nacido entre paganos? Si como ellos hubieras adorado dioses de piedra y de madera? Si hubieras tenido padres hereges, deudos y pa- tria, donde no resplandece Ia luz de la f€? No te habrias tambien per- dido como ellos? Cudntas gracias, pues, debes dar 4 Dios, que tras tan- ta muchedumbre de réprobos y condenados, te haya hecho el favor de contarte en el niimero de los hijos de la iglesia romana! Te haya criado y alimentado con la leche de la doctrina apostélica, apacentado con sus Propias carnes, y embriagado, digémoslo asf, con su sangre sacratisima ? Qué por medio del bautismo te haya hecho renacer hijo de Dios, y he~ redero de la vida eterna? Y qué seria, si en lugar de darle gracias, no cesdras de ofenderle continuamente, y despreciarle con tus pecados? Ah, Sefior, no permitais tal ingratitud! DE PIADOSAS MEDITACIONES. 71 3 Considera, cuantos millares de cristianos, despues de haber sido libres de sus pecados, y de la condenacion eterna, por medio del san» to bautismo, despues de haber recuperado 1a divina gracia y la amis- tad de Dios, han miserablemente caido, 6 en la heregfa 6 en otros grandes pecados, de los cuales no habiendo salido, naufragaron infelis- mente en el mismo puerto, y se han condenado: y ti cudntas veces has recaido en las faltas y pecados; y no obstante, Dios te ha concedido tiempo y comodidad para volver 4 su divina Magestad, por medio de la penitencia? Cudnta paciencia ha tenido contigo, sufriéndote cuando cometias pecados tan enormes, continuando los afios enteros sumergido en el lodo de tanta maldad sin pensar en enmendarte; antes procurando hacer caer 4 muchos otros con tu mal ejemplo, y pésimos consejos? En medio de tantos pecados, tantas veces te ha llamado 4 penitencia, dén- dote continuas inspiraciones para reducirte 4 su amistad, cuando no-ha- cias otro mas que ofenderle y provocarle 4 indignacion. Finalmente ha hecho contigo, como con otro Ldsaro hediondo: con voces tan altas te ha reducido 4 Ia vida de Ia gracia. Es, pues, razonable, que comien- ces una veg 4 servirle de veras, y que dando mano 4 todo aquello que puede hacerte perder de nuevo su gracia, digas con el Profeta: yo dijes ahora empiezo. Psalm. 76. MEDITACION DE LOS BENEFICIOS PARTICULARES. 1 Considera, ademas de los beneficios comunes 4 todos, cuantos otros particulares has recibido de Dios, no concedidos 4 otros, aunque fieles, asi de naturaleza, como de fortuna y de gracia: estos son, que antes de nacer, no te ahogases en el vientre de tu madre: que no na- cieses de padres infaines , ilegftimos, infectos de algun mal hereditario, Iadrones , vagabundos y otros semejantes, que con su mal ejemplo crian Ios hijos con la leche de Ja iniquidad , dejdndoles herederos de sus mal- dades asi del cuerpo como del alma; pero al contrario, has tenido pa- dres piadogos y cuidadosos, los cuales, desde los aiios mas tiernos te han encaminado por Ja mas derecha senda de Ia piedad cristiana, por sf mismos y por los buenos maestros, en cuyas manos te han puesto pa- a que te instruyesen asien letras, como en buenas costumbres, y por medio de su buena ensefianza te librases de compafifas escandalosas, que son el contagio de la juventud, y echan al abismo de Ja maldad 4 aque- Ios con quienes se acompafian: todos beueficios verdaderamente singu- lares, de los cuales ordinariamente los hombres no se acuerdan ; pero de ellos te pediré Dios particular cuenta, si no sabes reconocerlos. 3 Considera los otros beneficios mas particulares de gracia, que has recibido de Dios en Ia edad crecida; y hallardés que el haber tenido co- 72 MANUAL modidad de oir 4 menudo la palabra de Dios en los sermones, y otros coloquios espirituales: el haber empleado los afios mas peligrosos de la juventud en las escuelas 6 colegios, en compafifa de personas pias y bien acostumbradas: en lugares, donde tenias frecuente uso de los sacramen- tos, el ejercicio de la oracion, y de otras obras de piedad: donde el ejemplo de los buenos estimula poderosamente 4 Ia devocion: donde no te han faltado santos y prudentes directores , que con sus paternales do- cumentos te han detenido, para que no cayeses en el precipicio, al que tantas veces te habrian Ilevado tus mismas pasiones: donde finalmente has tenido la comodidad de ejercitarte en obras buenas, asi en piiblico, como privadamente, y aprender todo aquello que era necesario para perficionarte en una vida verdaderamente civil y cristiana: todos estos beneficios y otros muchos son gracias particulares, que Dios te ha he- cho, los cuales debes mirar como principios de tu salud; porque de la buena 6 mala educacion de la juventud, depende toda la vida, buena 6 mala; y por consiguiente la condenacion 6 salvacion eterna. Cudntas gracias, pues, debes dar 4 Dios, y cudn solfcito debes ser en corres- ponderle? © qué gtandes estimulos son estos, para mejorar siempre mas tu vida, y no desviarte jamas del recto camino de tu salvacion! 3 Considera 1os otros beneficios mas escondidos y estraordinarios, que en un modo tan particular tal vez habrds recibido de Dios. Tal se- tia, si nacido de padres hereges 6 ensefiado de malos maestros, no obs- tante hubieses sido Ilamado é ilustrado de Dios con la luz de la fé y religion cristiana, y te hubiese dado gracia para perseverar, aunque aban- donado de tus padres, perseguido y privado de tu herencia paterna, (fa- vor verdaderamente singular, y que se concede 4 pocos) y aun si el Se- fior te hubiese librado de la compajifa escandalosa, lo cual muy en bre- ve te hubiera Ilevado al precipicio: si te hubiese hecho gracia de librar- te de algun pecado, en que hubieras miserablemente continuado por mu- chos aiiog: si mientras estabas en tal pecado, te hubiese librado de al- gun peligro de la vida, como de naufragio 6 semejante: si te hubiese dado fuerzas para resistir 4 alguna grave tentacion, que te habria pre- cipitado en el infierno: cudntos de estos y mucho mayores beneficios hallarias haberte Dios concedido, si de veras lo considerases con el san- to Profeta Rey todos los aiios de tu vida? Quién sabe de cuantas oca- siones de pecar, de cuantos peligros, asi del alma como del cuerpo te ha librado? nantes veces ha roto los lazos, que te tenian prevenidos los enemigos? Cudntas veces ha deshecho sus trampas? Cudntas ha atado las manos al demonio para que no desfogase contra t{ su ira? Por qué, pues, no le dards gracias de continuo por estos ocultos beneficios, ya que con el Profeta le ruegas te perdone los pecados ocultos? Por tanto, Sefior, os doy las gracias que 4 Vos son debidas, por todos los beneficios de vues- tra liberal y poderosa mano recibidos. DE PIADOSAS MEDITACIONES, 73 Resolucion prdctica. En esta meditacion sobre los beneficios particulares he considerado la largueza, la alteza y la continuacion de 1a divina beneficencia para conmigo, para acabar de rendirme 4 su amor; y viendo que tantas ofen- sas maias no han detenido 4 Dios de hacerme tanto bien, he quedado su- mamente confuso de ver que tanto bien como Dios me ha hecho y hace, no me haya tenido 4 mf para no disgustarle: por esto he resuelto 4 en- tregarme de veras todo 4 su amor y en el ejercicio santo de la medita- cion de sus inmensos favores, en que gastaré cada dia un rato para agra- decérselos. ; Aspiracion jaculatoria. : Sefior, pues no puedo amaros sin vos, afiadid 4 todos vuestros be- neficios, este que serd el cumplimiento de todos, el dén de vuestro di- vino amor. MEDITACIONES DEL PECADO. De la gravedad del pecado por parte de Dios. 1 Considera por una parte, que Dios con ser una substancia simpli- cfsima, es tal su eminencia, que encierra en sf infinitas perfecciones que le hacen infinitamente amable. Basta que en el cielo le vea el alma al descubierto para quedar tan absorta de aquella hermosura que no puede dejar de amarle: y con ser Dios capdz de amar infinitamente, todo su amor ha menester para amar su infinita hermosura. De esto resulta que por ‘su hermosura y bondad, le deben todos sumo respeto, amor y obe- diencia en lo que manda; y que por ningun trabajo, dafio, ni por Ja muer- te misma, deje ninguno de obedecerle, respetarle y amarle. De otra par- te considera, qué cosa eres delante de este sumo Dios entre la multitud de sus criaturas? Apenas eres un granito de arena: eres un gusanillo fla- co, pobre y necesitado. Pues cuando tii cometiste culpa mortal , esto e8, pensaste, hablaste, obraste u omitiste algo contra la ley de esta infinita Magestad, perdiéndole el amor, respeto U obediencia, 6 por mejor decirlo, despreciando su infinita grandeza y autoridad; qué tal fue la gravedad de esta culpa? Si en este mundo el agravio hecho al caballero, al titulado, al Rey, va creciendo al paso de Ia autoridad del ofendido y vileza del ofen- sor; siendo Dios infinitamente mayor, y tii un gusanillo, adénde Ilegaré tu ofensa! Pensabas tu esto cuando pecabas? Dirds que no. Pues piénsalo bien shora para Ilorarlo con grande sentimiento. 2 Considera algunas circunstancias de tus pecados, para mas conocer su gravedad. Cuando tii pecabas, bien que fuese en medio de la noche y 74 . MANUAL dentro de una honda cueva, allf estaba Dios presente, all vela tu pecado en tu alma y en tu cuerpo. Visto de otro hombre no habrias osado pecar; y no hiciste caso de la vista de Dios. O suma desvergiienza! En tu peca- do hubiste de hacer alguna accion, y para ella fue preciso el concurso de Dios, como causa universal: y allf obligaste 4 Dios 4 servirte en tu cul- pa. O desacato horrendo! Cuando pecabas estaba alli Dios contigo con todo su infinito poder: para quitarte la vida, no necesitaba de mas que de un solo querer, y con gran facilidad te pudo pasar del actual pecado al in- fierno, donde tiempo hé que estarias ardiendo; y con todo eso pasaste adelante 4 cometer el pecado. Dime, de dénde sacabas tanta osadia? Tan- to dnimo? Mira alma ingrata, descomedida , qué modos tan injuriosos y ofensivos de aquella dignisima Magestad acompaiiaban tu pecado! No le- vantes los ojos 4 ese tu Dios en cuya presencia estés, mas cifbrete de vergiienza, confusion y contricion , como el publicano, (Luc. 18, 13.)y dile con él: Sefior, sed propicio d este grande pecador. 3 Considera otra circunstancia de tu pecado, que muy mucho te ha- r4 ver el sumo desprecio que hiciste de la divina Magestad. Cuando Dios te preguntard: por qué cometiste un tan gran mal como es el pecado mor- tal; acaso podrds responder que por hacer un gran servicio 4 otro Dios, tan bueno como él; 6 por ser tut Sefior del mundo, 6 por otra cosa de gran- disima importancia? No por cierto; mas serds convencido de haber ofen- dido su infinita bondad por un gustillo leve y momentaneo, por un poco de interés, por un airecillo de honra, y 4 las veces sin tanto motivo. Y Cristo te podrd replicar: en menos me estimaste que Judas: en mas tu- viste un nada que se te antojé que toda mi infinita hermosura; y esto no fue una U otra vez, mas por ese nada ¢ casi nada, cometias los peca- dos 4 montones. Mira alma ciega, 4 qué desprecio tan profundo abatiste 4 tu Dios! Confiindete y tente por aborrecido de Dios, de los angeles y de los santos: asémbrate que la tierra te sustente, y halles piedad en las criaturas para continuar 4 vivir: y ya que en esto no hay otro remedio que dolerte y hacer penitencia, embravécete contra ti mismo, como reo de lesa Magestad divina; Ilora con gran sentimiento esas traiciones para llegar 4 tener un coraron verdaderamente contrito y humillado, el cual Dios no despreciard. Resolucion. En esta meditacion sobre la gravedad del pecado por parte de Dios, he conocido que pecando, hice 4 Dios todo el mal que le puede hacer una criatura, que es no obedecerle y despreciarle: de que he sacado afec- tos de compuncion y dolor, detestando millares de veces mis culpas y- Proponiendo morir primero que volver 4 pecar: Esto os pido Dios mio con todo fervor, y resuelvo solicitar cada dia de vuestra divina clemen- DE PIADOSAS MEDSTACIONES, 75 cia esta gracia, haciendo con la mayor eficacia el acto de contricion, y correr luego al bafio de la penitencia si por algun accidente me viese en tan miserable estado. Otra, Quiero reparar en estos ejercicios, y por medio de una exacta confe- sion general de todas mis culpas passdas, con el mas vivo dolor que me sea posible, la falta de contricion que he tenido en mis antecedentes confesiones. : Ramillete. © mi dolce Jesus, qué tal debia de ser vuestro sentimiento, cuando veiais que mi corazon acariciaba al verdugo que os puso en la cruz! 7 Otra. ; O si pudiese, Dios mio, deshacer con acerb(sima muerte los arrojos infames de mi vida pasada! Querria Sefior antes morir , que vivir como he hecho hasta aqui. MEDITACION DE LA GRAVEDAD DEL PECADO POR PARTE DE CRISTO, MUERTO POR EL. 1 Considera y conoce Ia gravedad del pecado mortal y la ofensa que con él se hizo & Bion, por la satisfaccion que exigid para perdonarlo. Los angeles y justos todos, que ha habido y habrd hasta el fin del mundo no eran capaces de satisfacer de rigor de justicia por un solo pecado mortal; porque su malicia es infinita, y los méritos de aquellos finitos y limita- dos. Y no queriendo Dios aplacarse sino con una satisfaccion proporcio- nada 4 la injaria, por un efecto de la caridad con que nos amé desde la eternidad, nos did 4 su unigénito Hijo, paraque tomando nuestra natura- leza, y cargando sobre sf todos nuestros pecados, saliese fiador de ellos, y pagase 4 la divina justicia la deuda que habiamos contrahido. 3 Considera al Hijo de Dios humanado y cargado de los pecados de los hombres, hecho el blanco de la indignacion divina. No parece hombre, sino un gusano vil, es el oprobio de los hombres y el deshecho de la ple- be; es reputado como leproso, humillado y herido por la mano de Dios. Parece que le desconoce el Eterno Padre, y que no ve en él al Hijo ama~ do objeto de sus complacencias; sino 4 un reo de todos los delitos que to- m6 4 su cuenta satisfacer. Y asf le entrega al poder de sus verdugos, que le escupen, abofetean, cargan de cadenas, calumnian, azotan, sentencian 4 muerte, y se la dan en efecto en un piiblico patibulo y en medio de dos ladrones. Ora al Padre, clama desde la cruz, y lo desampara. Y solo despues de derramada hasta Ja ultima gota de su sangre y consumado el sacrificio de su vida, logra templar la ira de Dios y desarmar su mano levantada. , 76 MANUAL 3 Considera el estado 4 que han reducido los pecados 4 Jesucristo, y por ahfconocers la injuria infinita que hicieron 4 Dios, y la malicia que en sf contienen. Y no creas que solo los pecados que cometieron los hombres antes de Ia pasion del Sefior fueron la causa de sus afrentas, tor- mentos y muerte. Los tuyos concurrieron tambien 4 crucificar 4 tu Cria- dor. Y no contento con haberle dado la muerte una sola vez, se la has dado otras tantas cuantas han sido las veces que has cometido pecado mortal, crucificando en t{ mismo al Hijo de Dios, deshonrdndole , pisén- dole y derramando como cosa vil su sangre preciosisima, con que se se- Ilé el nuevo Testamento. Horrorfzate 4 vista de esto, y conociendo por * este cuadro Ia malicia del pecado mortal, aborrécelo de todo corazon, y haz firmes resoluciones de huirlo, y de morir antes que cometerlo otra vez. Acuérdate de tu Fiador tan atormentado por ti; agradécele su fine- Za, y no quieras exponerle 4 nuevos martitios cometiendo nuevos pe- cados. Resolucion. Si Dios aborrecié tanto al pecado, que mas presto quiso muriese Je- sucristo en una cruz, como infame entre ladrones, que dejarle sin castigo; qué tal ser4 el odio, le debo tener yo por este motivo? Quiero de hoy en adelante habituarme 4 cobrarle horror, diciendo muchas veces al dia y como por jaculatoria ordinaria: No, no, Dios mio, tanto como pecar, no, Primero morir que pecar. Ramillete. Detesto Seiior, abomino y maldigo & todos mis pecados en comun y en particular. Sefior, si aqu{ de un Iado estuviese el pecado, y de otro el infierno, y yo me viese obligado 4 escoger al uno 6 al otro; al inflerno escogeria y no al pecado. MEDITACION DE LA FEALDAD DEL PECADO POR PARTE DBL DEMONIO. 1 Considera cuan grande sea la fealdad del pecado por parte del de- monio: es tan grande que no hay cosa en este mundo, de que mas guste este espfritu maligno: lo que se conoce por tres diferentes razones. La primera, porque él no se cuida ni de oro, ni de plata, ni de otra cosa que haya en el mundo; pero solo busca Ia perdicion de las almas: y asf como dijo aquel Rey de Sodoma: (Gen. 14, 31.) Ddme almas, y lo de- mas quédese para tf; asimismo aquel infernal enemigo por una sola alma, y para hacerla caer en la culpa, todo lo ofrece; y ai por desgracia puede coger algunas en este infeliz estado, dice san Anselmo que hace juego y entretenimiento de ellas, como lo hace un nifio con una avecilla, que DE PIADOSAS MEDITACIONES. 7 habiéndols atado con un hilo, toma gusto en darle alguna libertad para volver 4 tenerla mas estrechamente en el puflo. Ay cudntas veces con sus gustos y passtiempos, por falta de conocimiento , son los pobres pecado- res entretenimiento de un enemigo tan cruel! - a Considera otra razon que te hard conocer cuanto gusta el demo- nio del pecado; y es porque nunca se cansa de solicitar ¢ instigar 4 los hombres, por medio de sus continuas sugestiones para que le cometan. Ya son mas de seis mil afios que 4 esto solo atiende con todo cuidado, in- ventando cada dia nuevas maneras de tentar: cuantos mas hace caer en Ia red de! pecado con sus sugestiones, tanto mas atrevido se muestra pa- ra tentarnos, estando en esto tan ocupado, que nunca reposa, nunca duer- me ni p4ra segun Io de Isafas. (29, 90.) Por el contrario, ti, viviendo tal vez enredado en culpas, duermes descuidado como si no tuvieras enemi- gos, ni hubiese para ti lazos. (Psalm. 75, 6.) Alumbrad, Sefior, mi alma con vuestra gracia, y despertadme con tiempo, para que reconocido y de- sasido de tantos lazos, no me coja la muerte desprevenido. 3 Considera que Ia tercera razon 6 seiial con que se conoce, cuanto gusta el demonio del pecado , es porque nuaca se halla harto de él: por- que si bien estos malignos espiritus han precipitado hasta ahora & infini- tos millares de hombres, y aun precipitan con el pecado al abismo de la - impiedad ; con todo no est4 aun contenta ni satisfecha su rabiosa ham- bre, antes, segun dice san Pedro: (1 Petr. 5, 8.) Anda siempre al rede- dor, buscando 4 quien tragar, como lo experimenté aquel infelfz monge, de quien se refiere en las vidas de los padres, que no cesé por cuarenta afios continuos de tentarle hasta haberle hecho miserablemente caer; y como dice Job: (40, 18.) Absorverd el rio; y tiene confianza, que entre el Jordén en su boca. Su boca es el infierno: el rio que entra en él, son Ios pecadores, los cuales como arrebatados torrentes, corren con grande {m- petu a engolfarse en el abismo infernal. Finalmente piensa que cuanto se alegran los Angeles rebeldes de la caida de los hombres en el pecado; por el contrario Dios y los dngeles buenos sumamente se alegran de Ia con- version de los pecadores, y hacen gran fiesta cuando un pecador se con- vierte 4 penitencia. (Luc. 15, 7.) S: por tanto este gozo 4 Dios y 4 los angeles, y arrepentido de tus culpas pide perdon al Sedor, diciendo con David: ‘len misericordia, Dios mio, de mt, conforme tu gran misericordia. Psalm. 50. MEDITACION DE LA FEALDAD DEL PECADO POR SUS EFECTOS. 1 Considera que tu alma hecha 4 imdgen y semejanza de Dios, mien- tras persevera en la gracia y amistad suya, es tan bells y adornada de 78 MANUAL tantos dones espirituales que su Criador se complace grandemente de ha- bitar en ella: pero si una vez viene 4 consentir en un pecado mortal, llega 4 ser luego tan fea y abominable, que si el pecador mismo pudiese verla, no podria sin horror mirarla; porque no solo estd privada de mu- chos bienes, sino que est4 tambien oprimida de muchos males. En cuanto 4 los bienes. 1 Dios se aparta de ella. 2 Queda privada de su gracia y amistad. 3 De la familiaridad del Espiritu Santo. § De la participacion de los méritoa de Cristo. 5 De la paternal providencia de Dios. 6 De las virtudes infusas, y de los dones del Espfrita Santo. 7 De la comunicacion de los bienes de la iglesia. 8 De la pas y seguridad de la conciencia. g Del mérito y fruto de las buenas obras y de 1a misma vida eterna. O qué bie- nes tan soberanos, si los considerases cuando los pierdes! a Counsidera, cuantos males causa el consentir en el pecado. 1 Priva al hombre de la divina gracia. s Merece el odio é ira de Dios. 3 Ensucia al alma con feisimas manchas. 4 La hace heredera de la eterna condena- cion. 5 La borra del libro de la vida, yla hace esclava del demonio. 6 La ocasiona el remordimiento de la conciencia. 7 La expone al peligro de caer en mayores pecados. 8 La necesita 4 Ilorarlos, confesarlos con ver- giienza y satisfacer por ellos con penitencias. g Hace al hombre semejan- ~ te 4 los jumentos, segun lo del Salmo 48. Peor y mas feo que los mis- mos demonios. No obstante (¢ cosa horrible!) creyendo tui por fe estas verdades, caes tan fécilmente en el pecado mortal, cuyo nombre solo tanto tedebia horrorizar, cuanto si cayese del cielo un rayo, 6 el infierno se abriese para tragarte. : 3 Considera que Dios tambien es ofendido del pecado venial, aunque no tan gravemente que por él te prive de su gracia; y por eso, quien quiera servir 4 Dios, debe huirle por los efectos siguientes. 1 Porque te obliga 4 satisfacer por ellos, 6 en esta vida den el purgatorio. 3 Porque mancha y obscurece la hermosura del alma. 3 Porque entibia el fervor de la caridad, como el agua apaga Ia Hama. 4 Porque debilita la fuerza del. alma. 5 La retarda Ia entrada en el cielo. 6 Dispone para el pecado- mortal. 7 Pone impedimento para la nueva gracia. 8 Impide la devocion en el orar, el adelantarse en la vida espiritual y el amar 4 Dios perfecta- mente. g Finalmente disgusta & Dios y 4 sus santos éngeles. De donde se infiere, el no ser Ifcito cometer un solo pecado venial, aunque hubiese esperanza de convertir todo el mundo. Por esto san Agustin dice: que no hay pecado tan pequefio, que despreciado no se haga grande. San Gerdni- ino afirma: que en los pecados ligeros, no tanto se debe considerar su pe- quefies , cuanto la grandezs de Dios 4 quien ofenden. San Gregorio es- cribe: que los pecados veniales son tal vez mas peligrosos que los mor- tales; porque la gravedad y fealdad de estos facilmente se conocen, y de aquellos no; asf muchas gotas pequefias que entran por un ahujero de una DE PIADOSAS MEDITACIONES. 79 nave, si se desprecian, bastan para sumergirla. Y santa Teresa, santa Marfa Magdalena de Paszis, las dos bienaventuradas Catalina de Sena y de Gé- nova, y otros santos dijeron: que mas presto hubieran padecido todas las penas de los condenados y mil infiernos, que cometer un pecado venial. O cusnta obligacion tienes de evitar semejantes culpas leves, por no caer en las graves! Resolucion. Conocidos los dafios que causa el pecado al alma, que en suma son Ja eterna condenacion; que es decir, quedar uno privado para siempre del sumo biea y condensdo 4 sumo mal: resuelvo resistir con suma gene- rosidad 4 toda suerte de tentacion , aun cuando me fuese preciso dar mil vidas, si las tuviera: y porque un abismo llama 4 otro abismo, y el pe- cado que no se borra por la penitencia, es tentacion para cometer otro pecado, como dice san Gregorio Papa: Peccatum, quod per penitentiam non deletur, suo pondere ad aliud trahit: resuelvo tambien irme luego 4 confesar , si por mi infelicidad (que no permita Dios) me viese algun dia cafdo en alguno. Ramillete. Seijor, pues el mal que he hecho, no tiene otro remedio que detes- tarle: dignéos hacer dos fueates de Idgrimas en mis ojos, para que dig- nameante lo More. : MEDITACION DE LOS SIETE PECADOS CAPITALES EN GENERAL. 1 Considera las razones que te obligan 4 pelear de continuo contra los siete vicios capitales. 1 Ellos son como otras tantas cabezas, las cuales una ves cortadas, el cuerpo de los otros .vicios necesariamente perece. Son los siete demonios que el Salvador sacé del cuerpo de la Magdalena, los cuales echados fuera del corazon, salen tambien todos los demas. Son los siete enemigos del pueblo de Israél, los cuales rendidos, facilmente gozaremos de la tierra de promision que es el cielo. 2 Se Ila- man mortales , porque ordinariamente dan la muerte al alma: y si biea por la poquedad de la materia, 6 por falta de advertencia 6 deliberacion, son tal vez veniales; no obstante deben temerse mucho, porque ordina- riamente inducen al hombre 4 los mortales. Todas las transgresiones de los preceptos de Dios 6 de Ia iglesia, proceden de estos vicios, como los rios de Ia fuente, los pimpollos de Ia raiz y los efectos de la: causa. Por ejemplo: la avaricia hace traspasar el séptimo y el décimo: Ia lujuria, el sexto y nono: la pereza, el primero y el tercero: la transgresion del se- gundo, quinto y octavo, ordinariamente suele proceder de la ira 6 de la 80 MANUAL envidia 6 de la gula.. Los preceptos de Ia iglesia se quebrantan de ordi- nario, 6 por pereza 6 por gula: la soberbia es el principio general , no solamente de los pecados de comision y de omision, contra todos los mandamientos, sino tambien de los otros seis vicios capitales. Si quieres pues, como fiel vasallo y obediente hijo, guardar los preceptos de Dios y de [a iglesia, como es necesario para salvarte, es menester desarraigar de tu alma estas malditas rafces. 3 Considera que no hay alguno que no deba temer este maldito sep- tenario, siendo. asi, que todos Ilevamos desde el vientre de la madre el amor propio que es la sementera; porque cualquiera que peca, lo hace por amor y deseo desordenado de uno de estos bienes, util y deleitable. Si es por amor 6 deseo de deleites, hé af la lujuria, la gula y pereza: ai de riquezas i honra, aqui esta la soberbia y la avaricia: procede tam- bien la ira, de ser uno impedido de gozar aquello que ama y desea: la envidia, por poseer otro aquello que tal vez uno pretende, 6 por verle preferido 4 sf mismo. Teme pues y cautélate de esta infernal hidra, pa- fraque no te dé la muerte con alguna de sus siete cabezas: toma de con- tiuuo las armas de la mortificacion, y d{ con san Bernardo: Caiga este armado: caiga y sea destrutdo el hombre viejo, despreciador de Dios, cui- dadoso de st mismo, amador del mundo, siervo del diablo. Cap. 7. Meditat. 3 Considera los medios para vencer, 6 4 lo menos reprimir estos sie- te monstruos. 1 Hacer algunas veces al siio las meditaciones siguientes; porque considerando en particular la fealdad de estos vicios y daiios que causan, y sus remedios puede el hombre mas fécilmente librarse de ellos. 2 Enel principio de cada una de las dichas meditaciones, pedir gracias 4 Dios para convencerte bien de la necesidad que hay de combatir conti- nuamente contra dichos vicios, persuadiéndote que es grande soberbia creer que estds sin soberbia, sin avaricia, sin envidia, etc. 3 Despues de haber bien ponderado Ia naturaleza, los actos y los efectos de cada vicio, haz reflexion y reconoce si te hallas culpable en pensamientos, palabras, obras y omisiones, exciténdote 4 contricion y 4 confusion , por verte es- clavo de estos enemigos de Dios, y 4 una generosa resolucion de librarte de ellos, valiéndote de medios propios para este fin. 4 Y porque estos siete vicios son como otras tantas cabesas de hidra, que cortadas vuel- ven 4 renacer, si el Hércules celestial no les aplica el fuego de su divina gracia; ru¢gale humilde, se digne de tal manera encender el fuego de su santo amor en tu corason, que con él queden estos renuevos del todo consumidos, DE PIADOSAS MEDITACIONES. 81 MEDITACION DE LA SOBERBIA. 1 Considera, que la soberbia es de su naturaleza pecado grave, vi- cio tan detestable, que David lo llama grandisimo pecado, y san Agus- tin lo juzga por el peor de todos: y con razon; porque 1 este vicio fue causa de la caida de los 4ngeles rebeldes, los cuales Megaron 4 ser de- monios por haber consentido en un solo pensamiento de soberbia. Fue el origen de todas las miserias é infelicidades humanas en nuestros pri- meros padres, por haber comido del srbol vedado , movidos del espirita de la soberbia, y de una vana curiosidad de saber el bien y el mal. (Gen. 3, 5.) La soberbia es una carcoma que roe, y hace perder el fruto de las buenas obras. Por eso decia el Hijo de Dios, que el hacer acciones buenas para ser estimado de los hombres, no merece recom- pensacion en el cielo. 3 Los soberbios son aborrecidos de todos; por- que no quieren ceder 4 ninguno, ni saben tener paz con nadie. 4 Dios sumamente aborrece 4 los soberbios, como se vé en los fariseos tantas veces malditos y reprobados de Cristo en su santo Evangelio, y les re- serva para la otra vida rigurosisimos castigos: dadle otros tantos tor- menios , cuanto ha sido arrogante, dice de Babilonia, que es figura del alma soberbia. (Apocal. 18, 7.) Y otra vez: el que se ensalza, serd hu- millado. (Luc. 14, 11.) Por esto humillate, para que no caigan sobre ti los castigos y maldiciones de Dios contra los soberbios. - 2 Considera, qué cosa es la soberbia: es una buena opinion de si mismo 6 un deseo desordenado de gloria mundana. Ocho son las sefiales para conocer si uno es tocado de este vicio. 1 Gloriarse de lo que tiene, como si no lo tuviese de Dios, 6 de Io que no tiene 6 de cosas, que merecen vituperio; y esto se Hama arrogancia. 2 Desear ser visto de los hombres para ser alabado, y alegratse de agradarles 6 de ser esti- mado de ellos; y esto es vanagloria. 3 Alabarse 4 sf mismo, vendién- dose por aquello que no es 6 engrandeciendo lo que es, y descubriendo sin necesidad aquello que debia callar; y esto es jactancia. 4 Tener deseo desordenado de cargos y dignidades; y es ambicion. 5 Emprender cosas, que exceden las propias fuerzas y su capacidad; y se llama pre- suncion. 6 Mostrar, que es aquello, que no es 6 hacer obras buenas en presencia de otros, para ser estimado; y es hipocresia. 7 Estar amar- telado en su propio juicio, y preferir su parecer al ageno, no queriendo ceder 4 cualquier que sea; y esto es obstinacion. Finalmente el des- Precio de los otros, asi iguales como superiores. Estas son las sefiales de la soberbia, y la principal entre todas, si siendo tan soberbio, co- mo eres, ninguna de estas reconocieras en tf. 3 Para desarraigar de tu alma este vicio, el Primer medio es con- 8s MANUAL siderar , que la soberbia es madre de los demas vicios, (Eccli. 10, 15.) y por esto Dios la castigé tanto en Luzbel, en nuestros primeros pa- dres, en Faraon, Nabucodonosor, Amén, Herodes y otros. 2 Haz fre- cuentes actos de f€ sobre esta verdad, que no tienes cosa alguna de ti mismo; mas que lo has recibido todo de Dios, el cual te pedird estre- chisima cuenta de ello. 3 Entérate bien de tus miseriay, asi de cuerpo como de alma, pasadas, presentes y venideras. En cuanto al cuerpo, has sido una asqueros{sima materia, eres un saco leno de inmundicia, y de suciedad; y un dia serds reducido 4 corrupcion, y 4 comida de gusanos vilfsimos. En cuanto al alma, has sido, y aun quizd eres es- clavo del demonio; y no sabes si te hallards algun dia en el nimero de los condenados: por tanto debes tener escondido lo que te puede con- ciliar estimacion, en todas tus acciones dirigir tu intencion 4 solo Dios; Ultimamente pensar 4 menudo en la homildad de nuestro Redentor: aprended de ml, que soy manso y humilde de corazon. ( Matth. 11, 39.) O cuén adelantado se hallaria tu espiritu, ai aprendieses bien de tu di- vino maestro Jesus tan importante leccion! MEDITACION DE LA AVARICIA. 1 Considers Ja razon, porque debes abominar el pecado de la avari- cia. San Pablo dice, que los avarientos nunca poseerén el cielo. (Co- rinth. 1, 16, 0.) Jesucristo en san Marcos y en san Lucas, dice ser mas fécil, que“un camello pase por un agujero de una aguja, que en- trar en el cielo una persona rica y avarienta. El Espiritu Santo por el Eclesidstico dice, que no hay cosa peor, ni mas impfa, que el avarien- to y su codicia: (Eccli. 10, g.) y dd la razon; porque por un pufiado de tierra vende su alma al demonio, usando de mil engaiios en el ven- der y comprar, de mil perjuicios , rapifias, violencias, pleitos, homici- dios y otros desafueros para enriquecerse; de manera, que el infelig nunca estdé contento con sus riquezas; cuanto mas tiene, tanto mas de- sea tener, sirviéndole su codicia como de verdugo, para atormentarle incesantemente con inquietud , temores y pensamientos para alcansarlas, para acrecentarlas y para no perderlas. Acaba en fin infelizmente la vi- da, como sucedié al del Evangelio, el cual cuando mas confiaba en sus riquezas, oyé Ia voz de Dios, que le dijo: necio, en qué piensas? Esta noche morirds ;y lo que has alegado de quien serd? © vicio detestable! © infelices avarientos! Y qué les aprovecharén sus riquezas, que con tanto cuidado amontonan, si por ellas, perdiendo [a gracia y la gloria, que tanto valen, se han de hallar en la muerte con las manos vacfas! Durmieron su suefio, y nada hallaron en sus manos. Psalm. 75. 2 Considera, qué cosa sea avaricia: ¢3 un deseo desordensdo de ri- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 83 quezas. Se peca con’ él. 1 Cuando injustamente se desean los bienes de otros. 2 Cuando se retienen contra Ia voluntad del legftimo dueiio. 3 Cuando no se hace limosna 4 los pobres, cuando Ia justicia ¢ Ia cari- dad lo piden. 4 Cuando por sobrado deseo de -enriquecer, el hombre quebranta los mandamientos de Dios 6 de Ja iglesia. 5 Cuando el que hizo voto de pobreza, se hace propietario, dando 6 recibiendo algo sin licencia del superior. 6 Cuando en las buenas obras, que se hacen , se tiene por fin priocipal el lucro temporal; de manera, que si este falta, aquellas se desprecian. No permitais, Sefior, que jams caigamos en im- Piedad tan grave. 3 Sfrvete de los medios siguientes para librarte de la maldita peste de la avaricia. 1 Piensa, que los avaros son aborrecidos de Dios y de Jos hombres. 2 Que la avaricis es orfgen de infinitos desastres: la codj- cia, dice el Apéstol, es ratz de todos los males. 3 Piensa, que nacis- te desnudo al mundo, y desnudo has de salir de él: y por esto seas li- beral con los pobres, que son miembros de Jesucristo, el cual reputa hecho 4 s{, lo que se hace al mas minimo de los hombres. 4 Acuér- date, que el Salvador, duefio y Sefior del universo, se hizo pobre por tu amor. O buen Jesus, que para ensefiarme el desprecio de las rique- gas, nacisteis en un establo, y moristeis por m{ en una cruz: desarrai- gad de mi corazon todo afecto 4 las riquezas y bience de la tierra, y hacedme esta gracia, que me alegre de que me falte alguna cosa, y me goce de las ocasiones de imitar vuestra pobreza, y que romie 4 menu- do, para provecho de mi alma, aquella tan formidable sentencia de vuestro santo Evangelio: qué aprovecha al hombre ganar todo et mundo, con detrimento de su alma? MEDITACION DE LA LUJURIA. t Considera el horror, que debes tener al vicio abominable de la Yujuria. 1 Desagrada de tal manera 4 Cristo Sefior nuestro, que si bien permitié en su persona tantas afrentas , blasfemias y baldones, no per- mitio jam4s el ser notado de menos honesto. 2 Este vicio hace al hom- bre estdlido, y en todo semejante 4 las bestias, ni hay otro, que lo, ha- ga mas indigno de recibir la santa comunion, por cuanto inficiona al cuerpo y al alma: al cuerpo con as enfermedades sobre manera peli- grosas é infames que le causa, y por los castigos severos de Dios, que le ocasiond, como se vid en el diluvio, en el fuego de Sodoma, y en otros ejemplos que tenemos en la sagrada Escritura: al alma, despojén- dola de la gracia y demas dones del Espiritu Santo, y dejdndola tal, que muy dificultosamente se levanta, por ser este vicio el mas pegajoso de todos, como lo ensefia santo Tomas: y dé la razon; porque este 84 MANUAL apetito és insaciable. De donde nace, que ningun vicio acarrea’ mas al- mas al infierno, como el de la impuridad. O Serior , no permitais, que por un tan sucio, y abominable deleite, resvale mi alma 4 un estado tan miserable! 2 Considera, que la lujuria es un deleite desordenado de la carne. Se peca con el pensamiento. 1 Siendo el hombre negligente en desechar Jas imaginaciones sticias. 2 Si voluntariamente se entretiene en pensa- inientos deshonestos , aunque sin voluntad de efectuarlos; y mucho mas con énimo de ejecutarlos. Con las palabras se peca, hablando deshones- tamente, 6 gustando de oir 4 quien las habla: con Ja vista, mirando 6 leyendo cosas impuras sin necesidad: con el gusto y con el olfato, co- miendo vf oliendo cosas que provocan 4 lujuria: con el tacto, tocando cosas, que excitan la concupiscencia de la carne. Con las obras se peca 6 consigo solo 6 con los otros: si los dos que pecan son libres, es for- nicacion: si entrambos, 6 uno de los dos es cavado, es adulterio: si pariente , es incesto: si religioso 6 consagrado 4 Dios con voto de cas- tidad , es sacrilegio: si es del mismo sexo, es sodomfa, como tambien, si siendo de diferente sexo se pervierte el orden establecido por Dios para la generacion. Finalmente, se peca tambien con bestialidad. abominacion! © vicio infame, en qué mar de iniquidades, multiplicadas sin nimero, viven sumergidos los miserables impuros! 3 Sirvete de los remedios siguientes para librarte de este vicio. El primero es considerar la suma locura de los deshonestos, los cuales por un placer momenténeo se empefian en tantas miserias. 0 momento, cuén caro cuestas! Por un breve placer, mil dolores! Por un momenténeo deleite , infierno eterno! 2 Huir las ocasiones, tanto interiores, cuanto exteriores de la lujuria. Las interiores son la soberbia que suele ser castigada de Dios, permitiendo 1a caida en este vicio: la ira, que ca- lienta la sangre, y enciende Ia fujuria: la ociosidad, que es la madre de todos los vicios , especialmente de este. Las exteriores son, las con- versaciones con personas de otro sexo, leer libros deshonestos, vestir con vanidad y blandamente. 3 La guarda de los sentidos, y en_parti- cular de los ojos, scordéndonos, que un solo mirar fue causa del adal- terio de David, y que uno solo puede ser tambien 4 nosotros causa de la eterna condenacion. 4 Resistir varonilmente 4 las tentaciones, al punto que se sienten: porque asi como la serpiente entra fécilmente con todo el cuerpo, donde mete Ia cabeza; asf si nosotros demos la mas mfnima entrada 4 la tentacion, se apoderard de tal manera de nuestro corazon, que no podrémos echarla, segun dice san Gregorio. Por esto siendo asaltado de esta tentacion, luego invoca al divino favor, y df: mas presto la muerte, que pecar en presencia de mi Dios. 5 Frecuentar con firme f€ y con suma reverencia el Sant{simo Sacramento del altar, DE PIADOSAS MEDITACIONES. 85 recurriendo 4 nuestro Angel de Guarda, y teniendo una verdadera devo- cion 4 Is benditisima Virgen Madre de pureza. 6 Finalmente, mortifi- car nuestro cuerpo, imitando 4 los santos, que con este medio se pre- servaron de la impuresa. MEDITACION DE LA GULA. 1 Considera, cuanto debe sborrecerse el vicio de la gula. 1 Cristo Sefior auestro te advierte muy expresamente en el Evangelio, que la huyas: guardad, que vuestros corazones no sean gravados de la comida demasiada y de la embriaguez, y os sobrevenga repentina desdicha. ¥ otra vez dié au maldicion 4 los golosos: ay de vosotros, que comeis de- masiado! Tiempo vendrd, que rabiareis de hambre. 2 Este vicio hace al hombre estipido; arruina la salud y abrevia la vida: hace al alma in- capaz de razon, indigno de las consolaciones celestiales ¢ inhdbil para Tas cosas del servicio de Dios. 3 Es como imposible , que el goloso pue- da ser jamds casto, siendo la deshonestidad compafiera inseparable de la gula. 4 Ordinariamente esté muy sugeto 4 la ira. 5 Dios castiga severa- mente este vicio, aun en esta vida, como lo hizo con nuestros primeros padres, por haber comido del fruto vedado, echéndolos vergonzosamen- te del paraiso terrenal. El pueblo de Israel, apenas hubo comido la carne, cuando la ira de Dios vino sobre ellos é hizo estrafia matanza. Un Profeta, por haber comido contra el érden de’ Dios, fue muerto por on leon. En fin serén los golosos en el infierno sobremanera ator- mentados. El rico Epulén pidié una gota de agua para refrescar la len- gua y no la alcanzé, y semejante sequedad nos ha de caber, si no sa- bemos dar de mano 4 las golosinas. ~ 2 Considera, que la gula es un deseo desordenado, y excesivo de comer y beber. Se peca. 1 Si se anticipa el tiempo, como hizo Jona- tds hijo de Saul. 2 Si se buscan comidas 6 bebidas delicadas y exqui- sitas como los israelitas. 3 Si se guisan loy manjares, aun comunes, con extraordinarios sainetes , como hicieron los hijos de Heli. 4 Si se exce- de en la cantidad, como los sodomitas. 5 Si se come con demasiada sensualidad, aunque sean comidas viles-y groseras , como Esat{ gus len- tejas. 6 Si se comen viandas prohibidas, 6 por Ia iglesia 6 por la regla 6 por el voto. 7 Si fuera de tiempo 6 de lugar 6 mas 4 menudo de) que es necesario. 8 Si pierde la paciencia, cuando las viandas no estén bien sazonadas y de gusto, 6 cuando falta alguna cosa. Examinate sobre to- de esto; y hallards por ventura, que apenas comes 6 bebes sin alguna ~ culpa. . 3 Usa de los siguientes medios para. vencer y refeenar la guls. 1 Pensando en los ayunos y abstinencia, que hiso Cristo Sefior nuestro, y 6* 86 MANUAL en la hiel y vinagre, que gusts por nuestro amor. 2 Engafando la hambre y Ia sed con santas ocupaciones, que diviertan la imaginacion del comer y beber. 4 Regulando, si es posible, las horas de nuestra re- feccion, y huyendo de los banquetes y toda ocasion de hacer excesos. 4 Cuando fueres tentado de Gula, medita la respuesta, que hizo Cristo al demonio: el hombre no vive solo de pan, sino de la palabra de Dios; esto es, del gusto que siente en oir su santa palabra, y en hacer su divina voluntad. Finalmente piensa, que este cuerpo que regalas con tanto cuidado, serf bien presto comido de gusanos, como ya lo dijo Tsafas, 14, 11. MEDITACION DE LA IRA. 1 Considera la necesidad que tienes de refrenar la cdlera. 1 Cris- to Seffor nuestro dice: que quien se aira contra su hermano, serd reo de su juicio; esto es, que seré luego acusado en el tribunal de Dios, el cual toma venganga de los que se embravecen, y quieren vengarse 3 por lo que se Tiama Dios de las vengangas. 3 La ira turba la ragon del hombre, como decia Catén, y lo hace indigno de las consolaciones del Espiritu Santo, el cual no reposa, sino en fas almas pacfficas y humil- des, como dice la Escritura. 3 No hay cosa mas dafiosa 4 sf mismo € intolerable 4 los otros, que un hombre airado: todos le aborrecen y huyen su conversacion, siendo su casa un pequefio infierno, donde no se oye otro, que blasfemias, rabias y rencillas, cosas todas propias de mugercillas y espiritus livianos, donde por el contrario el paciente, di- ce el sdbio, es mejor que el fuerte; y el que domina su dnimo, es mas digno de alabanza, que el que vence ciudades y reinos, y como 4 tal todos le quieren y le veneran. Razon es, pues, que estés Iéjos de tods ira; y si acaso tal vez te desmandas, depon la ira antes que se ponga el sol, como nos aconseja el Apéstol. 2 Considera, que la ira es un apetito desordenado de vengansa. Cae en ella. 1 Quien concibe ddio contra el prdjimo, deseandole mal, ale- gréndose de sus dafios, y hablando mal de él. s Quien no quiere per- donar los agravios; mas propone vengarse, negando entretanto la co- municacion 4 quien lo agravid. 3 Quien se deja llevar de la impacien- cia, de donde nacen muchos pecados. 1 Para con Dios, quejindose con irreverencia de él. 2 Para con el prdjimo: haciéndose molesto , inquieto, enojoso y obstinado. 3 Para con Jas bestias y otras criaturas, indig- ndndose contra ellas, hiriéndolas por rabia. 4 Contra sf mismo, desedn- dose la muerte, enojdndose de que viva, por los males ocurrentes , hi- riéndose , etc. disparates tan contrarios, y opuestos 4 la razon, que no se pudiera esperar otro tanto de los mismos bratos. DE PIADOSAS MEDITACIONES. 87 - 3 Vilete de ‘los remedios siguientes para no airarte. 1 Piensa, que la ira no Heva consigo provecho ninguno, pero dafia macho al alma, y al cuerpo. 2 Tén por fijo, que Dios se portard contigo, como ti te portéres con el préjimo; y asi, si no perdonas 4 quien te ofende, ni él tampoco te perdonaré tus pecados. 3 Procura resistir vivamente 4 los primeros movimientos de Ia ira; porque de una centella despreciada nace tal vez un grande incendio, no haciendo, ni diciendo palabras, - cuando te sientas incitado 4 ira; mas recibiendo todo el mal que se te hiciere, como enviado de Dios para ejercicio y prueba de tu paciencia. Tén, en fin, siempre fija en la memoria la pasion de Jesucristo nuestro bien, acorddndote de las grandes injurias y agravios, que por amor tu- yo padecié. San Eleazaro preguntado, cémo podia sufrir los desprecios, que le hacian? Respondis: yo me acuerdo de la tolerancia y paciencia de mi Salvador. Y cémo podrias sin verguenza y atrevimiento Iamar- te cristiano, si profesando ser tal, no cuidases cada dia de aprender es- ta saludable leccion, que te ensefié, de ser dulce, y manso de corazon? MEDITACION DE LA ENVIDIA. t Considera los motivos para detestar el vicio de la envidia. 1 La muerte vino al mundo por la envidia del demonio, como dice el s4- bio: de donde los envidiosos son hijos y secuaces del espfritu maligno; y aun san Jugn Criséstomo los juzga peores; porque los demonios no envidian 4 los otros demonios; mas los hombres envidiosos persiguen & otros hombres como perros rabiosos. 2 La envidia es un pecado tanto mas grave, cuanto mas derechamente es opuesto 4 la caridad, que es la reina de las virtudes. 3 De esta nacen los ddios, las maldiciones, Jas trafciones , las guerras, siendo la peste de las familias, de las con- gregaciones, de los reinos, y como noté san Cipriano, rafz de todos los males. De aquf se sigue, que los envidiows son castigados severamente de Dios. Cain por envidia maté 4 su hermano Abél, y Dios permitié que se desesperase: Datdn y Abirdn tuvieron envidia de Moisés, y la tierra los tragé vivos: los judios tuvieron envidia 4 Cristo, y los infeli- ces murieron impenitentes: y cada dia, como vemos, permite Dios, que Ja envidia sea verdugo del envidioso, porque diseca los huesos, quita las fuerzas, y como serpiente siempre lo roe. 4 Ni cesaré de roerles, aun en los infiernos, donde los envidiosos serén cruelmente atormenta- dos de su misma envidia, y rabiardn desesperados de verse eternamente privados de la gloria de los bienaventurados, los cuales por el contrario estarén eternamente en el cielo, gozando cada uno de la gloria del otro, como de la propia. Vive ti, pues, tambien sin envidia acé en la tierra, para gozar del sosiego y dulaura, que gozan los santos alld en el cielo. 88 MANUAL 2 Considera, que la envidia es una tristeza del bien del otro, en cuanto obscurece y disminuye el nuestro. Es de cuatro maneras. 1 De bienes exteriores , como del cuerpo, 6 de fortuna. 2 De bienes intelec- tuales, como ciencias, ingenio, etc. 3 De bienes espirituales y de la virtud. 4 De la caridad, y de las gracias gratis datas; y es pecado con- tra el Espiritu Santo, semejante al de Lucifer, que envidiando el esta- do de gracia en que estaba el primer padre Addn, le paré lazos para hacerle pecar. Las sefiales de la envidia son. 1 Alegrarse del mal del prdjimo. 2 Entristecerse de su bien. 3 Tener disgusto de que sea alaba- do. 4 Disminuir las alabanzas, que se le dén. 5 Decir mal de él. 6. Aborrecerle, porque se adelanta en prosperidad. Ah miserable de ti, cudntas veces has caido en este vicio tan diabdlico! Dadme gracia, Se- fior, paraque en adelante, siguiendo el consejo de vuestro Apéstol, no sea codicioso de gloria vana. - 3 Considera {os medios , para huir la envidia. El primero es rogar 4 menudo 4 Dios por aquellos, hacia los cuales te sientes tocado de en- vidia , y desechar luego al principio los movimientos de este vicio, que de ordinario no proceden de otra cosa, sino de soberbia. 2 Deseando a tu prdjimo todo aquel bien, que qnisieras para tf, como lo practicé Moisés cuando dijo: pluguiese 4 Dios , que todos fuesen profetas. 3 Acos- tumbrarte 4 hablar bien de todos. 4 Finalmente tener una santa envi- dia de adelantarte ¢ todos en la practica de las virtudes y obras bue- nas, no por vanidad, sino por puro deseo de agradar 4 Dios, y para aprovechar siempre mas en su santo amor. MEDITACION DE LA PEREZA. 1 Considera Ia obligacion, que todos los cristianos tienen de huir el vicio de la pereza. 1 La ociosidad es la madre de todos los vicios, por lo que el Espiritu Santo nos amonesta: que el que ama el ocio, se- rd lleno de miserias, y de necesidud, particularmente en 1as cosas espi- rituales y pertenecientes al alma. 2 Los santos, y las almas justas alaban, y aman Dios incesantemente alld en el cielo, y el que quie- re tener despues de esta vida tan feliz suerte, debe trabajar continua- mente en su santo servicio acé en Ja tierra. 3 Asi como el ave ha nae cido para volar, y el pez para nadar; asi el hombre fue criado para trabajar y para obrar bien, tanto mas, que el tiempo de Ia vida es muy breve, y por esto no se debe perder momento alguno, imitando ¢ la hormiga, la cual trabaja en el verano, para tener con que vivir en el invierno, ensefdndote con su ejemplo 4 adquirir virtudes, y buenas obras mientras vivieres, para que 4 la hora de la muerte no te halles desnudo y privado de merecimientos, y quizs leno de malas obras, DE PIADOSAS MEDITACIONES. . 89 que de ordinario nacen de este vicio, con el sentimiento de no tener mas tiempo para restaurar Io perdido. © cudnto les duele al presente 4 los condenados su pasada pereza, y cudnto el tiempo perdido los atormenta! 2 Considera, qué cosa es pereza, y en cuantos modos se peca en ella. Es ana tristeza desordenada, y un tedio fastidioso de los ejercicios vir- tuosos y loables. Se peca en ella de varias maneras. 1 Por sobrado temor de las dificultades que acompaiian la virtud y las obras buenas. » Por pusilanimidad, escondiendo por eso los talentos, y no descubriéndose 4 su tiempo. 3 Por desmayo en hacer las buenas acciones, haciéndolas con repugnancia, por salir de Ia obligacion por costumbre, y mas por nece- sidad que por voluntad, y por fines bajos y viles. 4 Por inconstancia en Jas obras buenas, dejéndolas facilmente, 6 varidndolas por tedio y no Ile- vdndolas al cabo. 5 Por desconfiar de superar las dificultades que se en- cuentran en el bien obrar. 6 Por Ia distraccion y divertimiento 4 varias cosas para alivio del tedio, y por semejantes irreverencias, por las cuales, qué mucho que enojada la soberana Magestad de Dios empieze 4 echar de su boca al tibio y perezoso? 3 Piensa los medios propios para desarraigar de t{ el maldito vicio de la pereza. 1 Considera seriamente como en el punto de la muerte querrias haber empleado el tiempo: Vendrd la noche, dice san Juan, cuando no tendrémos mas tiempo de obrar; y esta noche no es otra, segun Jos santos, que 1a hora de la muerte. 2 Haz & menudo reflexion sobre la estrecha cuenta que en aque! punto habrdés de dar 4 Dios, tanto de toda palabra ociosa, como de todo momento de tiempo empleado 6 perdido ociosamente. 3 Huir Ia compafiia de los perezosos y ociosos, platicar con aquellos que emplean bien el tiempo, y que obran con diligencia y fer- vor. 4 Frecuentar con devocion los sacramentos y especialmente el de Ia Eucaristia ; porque es manjar que fortifica, y de grande animo para | superar las dificultades que se encuentran en el camino de la virtud y en el ejercicio de as buenas obras. 5 Acordarse de un sin numero de per- sonas, sunque flacas y delicadas, lag cuales trabajaron los veinte, treinta y cincuenta aiios en el servicio de Dios; y de otras, las cuales aun de pre- gente ves obrar para el servicio de Dios sin cansarse. 6 Confundiéndote de hacer menos por la virtud y por el parafso de lo que hacen los sol- dados, los mercaderes, los cortesanos y otras personas del mundo, para alcanzar un poco de hacienda ¢ de honra, que en substancia no es sino vanidad y humo. No alhagues, pues, demasiado 4 tu cuerpo; mas aborré-- celo santamente. Un aiio solo empleado en el servicio de Dios vale mas que muchos pasados con tibiesa. 99 MANUAL MEDITACION DEL PECADO VENIAL. . 1 Considera los motivos, por los cuales debes tener en horror al pe- cado venial. 1 Desagrada d Dios, el cual debe ser amado sobre todas las cosas, siendo infinitamente amable; y de tal manera le dé disgusto que por ordinario castiga los pecados, aun los mas ligeros, en esta vida con enfermedades, aflicciones, desolaciones y permitiendo caidas en otros pe- cados; y en 1a otra vida, con las Hamas ardent{simas del _purgatorio. 2 Dispone para el mortal, segun lo del Espiritu Santo en el Eclesidstico: (1g, 1.) El que desprecia lo poco, vendrd a caer; y por consiguiente para la eterna condenacion: por este dicen los teologos que estds obligado & tener mas horror 4 tus pecados veniales, que 4 todos los pecados mortales del resto de los hombres, y afisden con san Agustin, que habrias de de- jar reducir todo el mundo 4 su nada con todos los hoinbres y todos los dn- eles, antes que cometer un solo pecado venial; porque los mayores ma- ies de todas las criaturas no tienen comparacion con el menor mal y ofen- sa del Criador. 3 Es grande ingratitud ofender 4 Dios tan 4 menudo y tan fécilmente como se ofende con los pecados veniales. Si amando de ve- ras 4 una criatura, se usa toda diligencia por no hacer accion, aunque mi- nima que la pueda ofender; cémo Sefior, no me abstendrd de ofenderos con pecados veniales 4 Vos, suma Bondad de quien he recibido y de con- tinvo recibo tantos beneficios! - 2 Considera, que apenas pasa dia que no cometas muchos pecados ve- niales, 6 por malicia 6 fragilidad , 6 por inadvertencia con pensamientos vanos, inutiles, de aversiones al prdjimo 6 semejantes: con palabras ocio- sas, soberbias, libres, dsperas y tal vez contrarias 4 la verdad : con accio- - nes, haciendo muchas que son ligeramente malas, en comer, en beber, en acostarse y levantarse: en las plazas y calles, en Ia iglesia misma con in- modestias, posturas indecentes, mirar curioso; 6 sea haciendo las obras buenas con precipitacion, con tibieza, fuera de lugar y de tiempo: con omisiones , faltando 4 la obediencia de las santas inspiraciones 6 4 otra cosa debida. Y quién es que pueda contar los muchos que cometes? 3 Considera los medios para preservarte cuanto serd posible de cal- pas veniales. 1 Todas las mafianas al levantarte haz un firme propdsito de no admitir culpa venial advertidamente; y 4 la noche, imponte alguna penitencia por las cometidas en el discorso del dia. s Procura evitar to- das las ocasiones de semejantes faltas, singularmente 1a inmortificacion de los sentidos , la pérdida del tiempo, las conversaciones escusadas y se~ mejantes. 3 Ejercftate 4 menudo en los actos virtuosos, opuestos 4 las faltas veniales, de las cuales con mas frecuencia eres Hlevado. 4 Piensa que 4 la hora de la muerte habrds de dar estrecha cuenta de cosas muy DE PIADOSAS MEDITACIONES. gt menudas, diciendo el Salvador, que aun de una palabra ociosa se te hard cargo. Finalmente hacer reflexion que estés de continuo 4 la presencia de Dios. O qué medio tan eficdz es este bien considerado, para no des- mandarte en algun descuido, aunque liviano! . Resolucion. Atendido que es de fe, que por mas venial que sea un pecado, no po- dré jamas entrar con él en el reino de los cielos; porque como dice san Juan: (Apoc. 21.) Ninguna cosa manchada entrardé en el celestial reino; y que ni el estar Meno de merecimientos me puede servir para eso, por- que con todos mis merecimientos y santidad adquirida, si al salir de esta vida, lleva mi alma la mancha de un solo pecado venial que no haya bor- rado por la penitencia, este solo serd embarazo para mi bienaventuranza y posesion de Dios, siendo necesario que mi alma, aunque justa, aunque santa, aunque predestinada y digna de Dios, quede separada de su Ma- gestad, hasta que se purgue ese pecado: he resuelto evitarlos con sumo cuidado, particularmente aquellos que se cometen por malicia, con refle- xion y designio formado, contra los remordimientos de la misma concien- cia; y para esto, cortar ciertas conversaciones, ¢ que mi inclinacion me lleva, prohibirme ciertos desahogos que parecen inocentes, rendir mi jui- cio, ahogar los sentimiéntos de mi corazon, pesar mis palabras, cautivar mis ojos, mortificar mis sentidos, etc. Ramillete. Dadme, Dios mio, una conciencia tierna y delicada que se espante de la sombra misma del pecado, y formad en mf otra estrecha y severa que nada se permita, ni nada se perdone. MEDITACION DE LA BREVEDAD DE LA VIDA HUMANA. 1 Considera cuan breve sea la vida del hombre: raras veces sucede que Hegue 4 la edad de setenta ui ochenta aijos. El profeta David dice que nuestros aiios son setenta, y los mas robustos Ilegan 4 ochenta; y lo, que se vive mas, es dolor y trabajo. 1 Si haces cuenta exacta de tu vida, quitado el tiempo de la infancia y del suefio, hallards que es brevisima; porque el tiempo de la infancia y puericia, es mas presto vida de bestias que de hombres; porque en ella no se obra, ni se hace cosa digna de un hombre: el tiempo de dormir debe ser mas presto en cuenta de Ia muer- te que de Ia vida; porque entonces no hay el uso de los sentidos, ni de Ja razon: de donde dijo bien un poeta, que el suefio es imdgen perfecta de Ia muerte: luego si el hombre da al suefio siete u ocho horas, se va con eso Ia tercera parte de la vida; de manera que aunque viviese ochen- 9 MANUAL ta afios, su vida seré siempre muy breve. En qué juicio pues cabe no aprovecharlo, siendo tan poco el tiempo que es propio de racionales? a Considera cuan breve es la vida, si se coteja con Ja eternidad. El sébio dice, que el mas largo término de 1a vida del hombre es cien afios: cien afios comparados con la eternidad, son menos que una gota de agua comparada con todo el mar: porque si toda la tierra, comparada con el cielo, no es mas que un punto; asf todo el tiempo de nuestra vida es un momento, comparado con Ia eternidad: por esto los condenados en el in- fierno , atendiendo 4 la eternidad de sus penas, conocen esta verdad y dicen como asegura él: De qué nos sirvié nuestra soberbia, 6 la vanidad de nuestras riquezas? Todo ha pasado exactamente, como el correo que cor- re la posta, é como el navio que d velas llenas corta las aguas sin dejar vestigio de su camino; y como la ave, que con las alas trepa el aire, dela cual, cuando ha pasado, no queda sefal: asi nosotros, apenas nacidos, dejamos de ser, sin poder mostrar sefial alguna de virtud. 3 Considera, por que causa la sabiduria increada ordend que la vida del hombre fuese tan breve. 1 Porque no siendo otra cosa la vida pre- sente que una continua guerra, un destierro y un agregado de todas las amiserias, no nos sea tan sensible, si nos libra presto para Ilevarnos al cie- lo, que es patria nuestra. 2 Para mostrarte el amor grande que te tiene; pues no te puede sufrir mucho tiempo lejos de su divioa Majestad. 3 Por- que mas gustoso desprecies la vida presente y aspires continuamente 4 la eternidad. Cudn desatinados son aquellos que para entregarse 4 gustos que tan poco duran, aventuran Ja eternidad ! MEDITACION DE LA INCERTIDUMBRE DE LA VIDA HUMANA, 1 Considera que aquel poco tiempo que vives, seria inas tolerable, si de él tuvieses certitud, si supieses que tu vida ha de durar cincuenta, sesenta 6 setenta afios; pero esto es incierto. El hombre (dice el Sibio) no sabe su fin: pues ast como el pez es prendido con el anzuelo, el ave con la red; ast el hombre es asaltado de la muerte, cuando menos piensa, no habiendo cosa mas cierta que el morir, ni menos cierta que su hora: de donde nace que la muerte del hombre se compara 4 un ladron, que de noche cuando menos se piensa, todo lo hurta: y su vida al heno que aunque verde y recien nacido, luego se seca: 4 una flor que aunque her- mosa por la mafiana, se marchita por la tarde; y en el segundo libro de los Reyes, 4 la agua de un rio que siempre corre y nunca péra; y como bien lo exprimié un docto contemplativo 4 las campanillas que aparecen en el agua cuando lIlueve, de las cuales algunas apenas formadas desapa- Fecen, otras duran algo mas, pero 4 poco rato se deshacen: as{ sucede 4 DE PIADOSAS MRDITACIONES. 93 los hombres. Algunos son ahogados en el vientre de su madre, otros mue- ren en Ia infancia, otros en Ia flor de la juventud, otros en la edad varo- nil, otros en la vejez: quien muere de muerte repentina, quien de calen- tura, quien de apoplejia , quien por accidente se anega, quien 4 violencia de un hierro 6 de otro instrumento; quien de larga, quien de breve en- fermedad viene 4 consumirse: y sin saber, ni el cémo, ni el cuando, vas apresurado 4 tu fin: tan poco fundada como esfb, va la vida humana, sobre que levantas tantas torres de viento. 3 Considera la razones, por Ias cuales Dios quiso que el fin de la vida te faese oculto. 1 Porque muchos estando ciertos de vivir larga vida, quizé dilatarian el hacer penitencia para la vejez, y se desmandarian con gran libertad en graves pecados; donde por el contrario su incertidumbre estimula 4 muchos al arrepeatimiento. 2 Y si por el contrario supiesen que han de vivir poco, dejarian de hacer muchas obras buenas para la salud del prdjimo, por atender solamente 4 la propia y vivirian muy contristados. 3 Siel enfermo supiese que su enfermedad no es la ultima, no recibiria Ios sacramentos, no recurriria 4 los Santos, y poco cuidaria de hacer otras obras buenas; mas porque estd dudoso, se confiesa con gran diligencia, y tal vez generalmente ofrece votos 4 la Magestad divi- na, se encomienda 4 los Santos, y hace distribuir 4 los pobres largas li- mosnas. 0 suma bondad de Dios! Qué de gracias os debo por las dulces trazas de vuestra sabidurfa, asegurando mi salvacion con esta incertitud! 3 Siendo el fin de nuestra vida tan incierto, piensa, cuan grande sea la temeridad del hombre que vive con tanta seguridad y negligencia, y acuérdate de las palabras que tantas veces repitié Cristo: Velad y estad aparejados, que no sabeis cuando ha de venir el Hijo del hombre. Y para mejor entenderlas, considera, por que razon en las fortalezas se hacen guardas y centinelas continuas; sin duda por no saberse Ia hora del asal- to, pues 4 saberse tomarian los soldadus algun alivio y reposo. Estando pues ti en la misma incertidumbre del tiempo de la muerte; por qué no estar4s asi velando? Cierto que tu alma es mas preciosa que todas las ciudades y fortalezas del mundo; y si se considera el precio con que fue redimida, ni menos cede 4 los dngeles. Ademas de esto, los enemigos del alma son muchos muy poderosos y astutos, y de continuo te estén acechando ; todo va, en que te halles bien prevenido en el punto que Ile- gard la muerte, por no ser semejante 4 las Virgenes necias, que viniendo de improviso el esposo y halldndolas desprevenidas de buenas obras, las cerré las puertas del cielo. No sea asf, Sefior; mas dadme gracia, que previniéndome en tiempo, no haya de oir de vuestra boca: En verdad os digo, no os conozco. 94 MANUAL MEDITACION DE LA FRAGILIDAD DE LA VIDA’ HUMANA. 1 Considera, que tu vida, no solo es breve é incierta, mas tambien esti expuesta 4 muchos peligros que la vuelven mas frdgil que el vidrio. Basta un hedor pestilenfe, un aire inficionado, un rayo de sol muy ar- diente, un gran frio, para quitarte la vida, no solo siendo nifio tierno, ai- no aun en la edad mas robusta. Y si pides por la causa de Ja muerte de este 6 del otro, luego te respondergn : porque ha bebido uo jarro de agua fria con mucho apetito, 6 un poco de vino muy generoso: que el otro murié de temor, y el otro de una mordedura de serpiente 6 de arafia, etc. 2 Considera 4 este propdsito aquellas palabras de Esaias: Ei hombre es heno, y toda su gloria es semejante 6 la flor de un prado; si el heno se seca, luego cae la flor, porque soplé el Esptritu del Seftor. Hoy verds un moro vivo, fresco y gracioso; y mafiana apenas lo conocerds; tanto se habrd mudado de rostro por i calentura. Hoy camina un caballero, y pasea todo regocijado y alegre: mafiana lo verds triste y abatido por otro accidente de enfermedad; y qué firmesa, dice san Ambrosio sobre las dichss palabras, puedes hallar en una carne sujeta 4 tantos accidentes? inguna. . 7 Considera, que la misma fragilidad que se vé en el cuerpo, se ha- a tambien en el alma: por esto dice san Pablo: Que Hevamos un tesoro de gracia en vasos de barro: y 4 la verdad se hallan tantos peligros en esta vida y ocasiones de caer: ef mundo, el demonio y la carne tienen tantos lazos, redes y celadas, para hacer presa de tu alma, que el real Profeta no supo explicarlos sino con el nombre de Uavia: Lloverdn sobre los pecadores lazos. San Antonio descubriéndolos un dia, exclamé: O Se- flor, quién podrd huir y escaparse de tantos lazos! Y de af es que tan- tas almas se pierden: y Io peor es, que ni aun en el cielo se hallé segu- ridad, pues cayé de él Lucifer con tantos millares de dngeles. Cayeron tambien en el parafso Addn y Eva, y para siempre fueron de él dester- rados. En Ja misma compafiia y escuela de Cristo, no se escapé Judas de condenarse. Ejemplos todos para espantarte, y para ensefiarte que por santo que sea el lugar y Ia religion’ donde alguno por ventura se halla, no esta del todo segura su alina,.por ser tan grande su fragilidad. 3 Considera, que Dios ha querido que la vida humana fuese tan fré- gil, paraque el hombre haciendo reflexion sobre esta verdad, temblase de si mismo, dejase los vicios, y se enmendase, ya que entre el pecador y el infierno no hay de por medio mas que su frdgil vida, que hoy florece y tal vez maiiana se secaré. Para mejor entender esto, imagina, qué temor tendria un hombre que se hallase pendiente de un hilo sobre uo profun- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 95 disimo hoyo; qué no haria para librarse de aquel peligro? Cualquiera que esta en pecudo mortal, se halla en mayor peligro; porque si cortasen el hilo de la vida, caeria infaliblemente en el profundisimo abismo del in- fierno entre las llamas eternas, de las cuales nunca saldré. Quién, pues, en el peligro tan inminente se atreverd 4 sumergirse en placeres infa- mes, darse buen tiempo y quebrantar Ja divina ley? MEDITACION DE LA INCONSTANCIA DE LA VIDA HUMANA. 1 Considera, que la vida humana entre las otras miserias tiene esta, que es estar muy sujeta 4 Ja inconstancia y mutacion: que por eso dice Job: El hombre que nacié de muger, vive poco tiempo, ¥ lo poco que vive, esté Ileno de muchas miserias: nace como la flor; y luego se marchita ¥ desvanece como la sombra, y nunca en un mismo estado permanece: por- que hoy est4 sano, mafiana enfermo, ahora alegre, y de af un poco me- Tancdlico, ya quieto, ya turbado, ya resuelto y determinado, ya en otro momento timido y dudoso: hoy le gusta una cosa, mafiana le desplace, se vé llorar, y casi en un mismo tiempo refr: en suma, cuantas son las modansas y accidentes de su vida, otras tantas son sus variedades: ni la luna muda tantas veces su aspecto como el hombre su dnimo, ahora le sucedan las cosas présperas, shora adversas: por esto san Felipe Neri so- lia decir al Seiior: Mi Dios, no os fieis de mt, porque os seré traidor si me dejais; y por esto la santa iglesia nuestra madre esté siempre rogando por sus hijos: Que entre las mundanas variedades allt estén fijos nuestros corazones, donde estdn los verdaderos gozos. 2 Considera, que cuanto mayores y mas estimadas son las cosas del mundo, tanto mas claramente se nos descubre Ia inconstancia y mutabi- lidad de ellas. Comenzé su monarquia en los asirios, y bien presto pasd 4 los persas, y de estos d los lacedemonios y despues d los romanos, y finalmente 4 los alemanes: que si los imperios, reinos y monarqufas, en que consisten las primeras soberanas dignidades del mundo, tantas veces han sido trasladadas 4 diversas manos; qué cosa podrd haber estable acd bajo? O como Io dijo bien san Juan, que todo lo que hay en el mundo, es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de Ia vida y del mundo que pasa con todas sus concupiscencias! Quién, pues, no querré salir de él? Y quién querrd fundar en él sus esperanzas? 3 Considera, que esta inconstancia principalmente se vé en el trata- miento que hicieron los judios 4 Cristo Salvador nuestro en Ia solemne entrada en Jerusalén; porque en el misino dia, en que por la maiiana fue con universal aplauso recibido del pueblo triunfante, fue por Ia tarde de todos dejado y abandonado, y de ai 4 cinco dias fue 4 su instancia 96 MANUAL : crucificado: mudanza verdaderamente estrafia é improvisa, & quien son semejantes , las-que cada dia se experimentan en las cértes del mundo. Aprende de aqui, cuan poca firmeza tienen Jas honras y dignidades que te ofrece; y no fiando de sus alhagos, pon toda tu confiansa en solo Dios que no se muda, y cuya amistad es fiel, asi en las adversidades como en las prosperidades. MEDITACION DE LA MULTITUD DE LAS MISERIAS DE LA VIDA HUMANA. 1 Considera, que por breve que sea el curso de nuestra vida, breves y momenténeos los placeres de acd bajo; con todo parece muy larga por las innumerables miserias de que estd lena: y quién puede explicar el combate interior 4 que esté sujeto el miserable hombre? Cudntas veces es asaltado 6 de temor, 6 de dolor, 6 de melancolia, sin saber muy 4 me- nudo la causa; de manera que puede decir con Job: Por qué, 6 Dios mio me habeis hecho contrario é Vos? Y he Ilegado d ser insoportable d mi mismo? 3 Considera cuantos trabajos, cuantas fatigas es necesario sufrir para sustentarnos: las aves y los otros animales se buscan el sustento sin sudor: el hombre solamente debe padecer para socorrer 4 su propia ne~ cesidad, viniéndole bien lo del Salmista, gue sus afios son semejantes 4 los de la arafa: porque asi como la arafia continuamente se desentraiia en tejer sus telas para vivir; asi el hombre se fatiga dia y noche para su sustento: y si alguno se halla exento de tal cuidado, no es emperé libre de otras tantas miserias, 4 que todos estén sujetos; como son las enfer- medades, las guerras, los terremotos, la peste y semejantes, en las cua- les Firm aprovecharia para tu humildad, conocerte de verdad mise- rable! 2 Considera las miserias 4 que estd sujeta toda edad : qué cosa es el hombre en su infancia, sino una pequefia bestia, privada de razon, bajo la apariencia y figura humana? Qué cosa es en Ia juventud, sino un caballo indémito y desenfrenado? Qué en la vejéz, sino una sentina de toda suer- te de enfermedad y miseria? Con razon dijo el Eclesidstico, no ser pe- quefia ocupacion , la que naciendo fue dada al hombre, sino un yugo bien pesado que ha de llevar desde el primer dia que nacié, hasta que la tierra, madre comun lo reciba en Ia sepultura: de donde nace que no hay hombre por rico y poderoso que ses, el cual viva contento en su es- -tado, aconteciéndole lo que al enfermo, que volviéndose de un lado 4 otro, no halla el descanso que busca, por nacer su congoja de dentro de si: asimismo en cualquiera estado que viva el hombre, lleva con su mis- “ ma vida la pesadumbre: Qué muerte habrd que se iguale, decia santa Te- resa, d mi vida lastimera, que muero, porque no muero? DE PIADOSAS MEDITACIONES. 97 3 Considera el fin, por el cual Dios ha sembrado esta vida de tan- tas amarguras, y fue para desasirte de todo Io de acd bajo, y despertar en ti amor de lo eterno. Por esto consideréndote como sumido en las amargas aguas del rio de esta babilonia del mundo, debes Ilorar con los israelitas tu destierro; y acorddndote de las dulces aguas de aquel cau- daloso rio que embriaga los bienaventurados, anhelar como sediento ciervo 4 ellas, como lo hacia el santo David. Sin propdsito , pues , seria, dice san Agustin, buscar bienes terrenos, envueltos en tantas miserias, cuands tenemos un Dios que solo basta para satisfacer cumplidamente nuestros deseos. Que no hay hombre por rico que sea, que viva con- tento en su estado. Cugntos emperadores han dejado los imperios? Cudn- tos principes han renunciado sus principados? Cudntos prelados las pre- lacfas? Cree cada uno 4 modo de los enfermos, que de un lado & otro se vuelven, de hallar mas en este puesto que en el otro la quietud; pero no Ia halla, ni se puede hallar en las cosas de acd bajo; porque nuestro corason es crisdo para cosas mas altas, como dijo san Agustin: hichstenos, Seftor, para tl, y estd inguieto nuestro corazon, hasta que descanse en ti. MEDITACION DE LA MUERTE. 1 Considera que es cierto que has de morir, pero incierto el lugar, la hora y el modo, pues puedes morir de repente, 6 de la larga enfer- medad. En esto te has de ver, esto te est aguardando, esto te va al~ cansando. Crees tii esto? Me responderds que si. Vives temblando, sos- pechoso de esta hora, y siempre prepardndote , paraque no te coja la muerte desprevenido? Me responderds que no. Pues que fé es la tuya en esta parte? Qué embelesamiento padeces, creyendo todo lo dicho, no teniendo un solo instante seguro, y con todo eso vivir descuidado? Es quiz4, porque esperas vivir muchos afioa? Pues yo te digo que aunque asi sea, cuanto seré mas larga tu vida, tanto peor serd para t{ cuan- do llegue tu muerte, en la cual tendrds mayor carga de culpas, mas congojas, mas temores y mas peligros. © fé poco avivada de la muerte, y sus circunstancias, qué engafios y errores tan perjudiciales ocasionas 4 los mortales! Procura avivar tu {¢ y rumiar de espacio en tu muerte y sus circunstancias: mirala de cerca, y tendrd4s la vida desengafiada. 2 Considera que cuando Iegaré la hora de tu muerte, tu alma y cuerpo se hallarén cercados de la mayor tribulacion que jamés habrén sentido. To cuerpo estaré sin fuerzas, los sentidos no acertardn 4 hacer su oficio, Ja respiracion cansada, Ia calentura, la sed, los dolores y otros accidentes te atormentarén. Tu alma estard penada por dejar los amigos, parientea, bienes y deleites de acé: sospechosa de su salvacion, 7 98 MANUAL sabiendo que ha perdido la gracia, ¢ ignorando ai la’ recobré: temero- ga 4 vista de la eternidad felis 6 infeliz, donde en breve ha de entrar. »y entre qué angustias te has de hallar cogido un dia! Piensa bien que esto ser4, que en esto te has de ver y quizd bien presto. Por fin Ilegada ya Ia ayonia de la muerte, te pondrdén en la mano una vela bendita, con cuya luz aunque escasa, descubrirds la vanidad de todo lo de acé, el malogro de los aiios de tu vida, y cuanto te importaba el haber prevenido este lance inevitable; y asaltado de la ultima opresion, desampararé el alma tu cuerpo, quedando este feo y hediondo. Remira- te con frecuencia en ese espejo de tu propia muerte, y te serd princi- pio de establecer y proseguir una nueva y santa vida. 3 Considera, que siendo la muerte inevitable y pendiendo de ella tu salvacion 6 condenacion, pide la prudencia que desde ahora empie- ees y nunca ceses de aparejarte, para acertar 4 morir una muerte san- ta. La alma mia, (decia san Hilarion puesto en el paso de la muerte), sal de ese cuerpo; qué temes? Has servido & Dios por espacio de sesenta @fios, y aun temes salir de esta vida? Donde se ve que san Hilarion, bien que se hallase acosado de temores, de angustias y flaquezas, be- bié santamente ese amargo cdliz de la muerte, con la penitente y santa vida de setenta aiios; esto es, que con esa larga vida gastada en el camino espiritual, se hallaba en la hora de su muerte abastado de paciencia, para sufrir los dolores y agonias: de conformidad y resigna- cion, para rendirse 4 lo que Dios hacia y quisiese hacer de él: de penitencia, para desterrar las culpas, y ser diestro en resistir 4 las ten- taciones del enemigo, y de mucho amor de Dios, para desear ser desa- tado del cuerpo, é irse & juntar con Cristo. Piensa tu, que en aquella hora nada de este mundo te podré valer, aunque seas rico, honrado, rey 6 papa, solo te podré valer el haber adquirido aquellas virtudes. ree, que si no te aplicas con eficacia y sin intermision 4 poseerlas, cuando estés sano, no las tendrds en la hora de tu muerte. Resuelve, pues, empezar una vida nueva, arreglando las horas del dia, y aspican- do 4 conseguir aquellas virtudes, para lograr una muerte feliz, que te sea paso para la eterna gloria. Resolucion. En esta meditacion de la muerte me ha dado Dios 4 conocer que el vivir me importa poco; pero me importa infinito el vivir bien, el vivir eantamente, para morir de la misma manera; por lo que he resuel- to arreglar bien mi vida en estos ejercicios, haciendo mi reglamento de las acciones diarias en sus tiempos, como se prescribe en el principio de este Manual, procurando que todas estas sean una continua disposi- cion, para bien morir; y asimismo ne meterme jamds eu la cama, sin DE PIADOSAS MEDITACIONES. 99 considerarme en el trance siempre formidable de la muerte, ensaydndo- me muchas veces 4 morir, para aprender 4 morir bien una ves. Ramillete. Haced , Dios mio, que de hoy en adelante Ia consideracion de Ia muerte sea la ordinaria ocupacion de mi espiritu. MEDITACION DE LA MUERTE DE LOS JUSTOS.- 1 Considera , que la muerte si bien en sf misma es terrible y smar- » no obstante es dulce, suave y aun deseada de los justos, por ser ella el fin de las miserias de esta vida, y principio de las felicidades- eternas de Ia gloria; y as{ dicen con el real Profeta: como el ciervo se- diento desea la fuente de las aguas, ast mi alma desea unirse con Vos, 6 Dios mio; y con san Pablo: deseo salir de este cuerpo y unirme con Cristo. 2 Considera, que de esto no se signe que los justos y almas piss» no teman naturalmente Ia muerte, habiéndola temido el mismo lesucristo en cuanto hombre; pero su temor es muy diferente del de los pecadores: estos temen, porque 4 vista de sus grandes culpas tienen poca esperanza de salvarse; al contrario los justos temen por la misma flaqueza dela naturalesa, la cual se turba al acercarse 4 1a muerte ; mas porque por otra parte esperan con gran conflanza la bienaventuranza eterna, se alegran segun Ia parte superior; y asf alegrdndose temen, y temen con Ia misma alegria, El glorioso san Martin 4 la hora de la muerte dijo al demonio: qué buscas agut, bestia cruel? No hallards en mi que reprehender ; y espero ser recibido en el seno de Abrahan; y san Ambrosio: no temo el morir; porque tenemos un buen Seftor. Pues pro- cora té ahora imitar 4 los justos en sus virtudes, para asegurar con es- to el ser semejante 4 ellos en la muerte. 2 Considera, que 4 las almas justas los trabajos, dolores y fatigas que padecen, les son muy dulces y Ievaderos. 1 Por el ansia que tie- nen de padecer por sv amado Jesus, y satisfacer por las penas debidas por sus pecados; y aunque el demonio 4 quien ellas vencieron en vida paeda atemorizarlas; pero luego son consoladas y confortadas con la asistencia de los angeles y santos sus devotos, y especialmente con la proteccion y amparo de la reina de los dngeles Marfa Santisima. 2 Por- que el testimonio de la buena conciencia y la confianza en la divina misericordia les ocasionan tanta paz, quietud y sosiego, que desvaneci- do todo temor, comienaan 4 gozar algun resabio de !a bienaventuranea eterna, pudiendo muy, bien decir: tanta es Ia gloria que espero, que en las penas me deleito. © qué engaiio padecea los mortales! Todos jurgan que su muerte serd como Ia de los justos, mas no quieren dejar en vi- 100 MANUAL da los regalos, los. deleites y pasatiempos. 6 que tremenda sentencia! Cual es la vida, asf es él fin. 3 Considera, que los justos no se entristecen por verse apartar de todas las cosas de la tierra, porque estas las renunciarun en vida, 6 usa- ron de ellas sin apego del corazon, para tenerle mas desocupado para unirse con Dios. Ni se turban, porque el alma se haya de separar del cuerpo; porque en esta vida le miraron como una cércel, de la cual entonces se librarén para gozar de una libertad eterna en la gloria. Ni tampoco les contrista el ver, que el cuerpo ha de quedar feo, asquero- so y reducido 4 polvo, porque creen que 4 su tiempo resucitard hermo- 80, resplandeciente y glorioso: tambien, porque habi¢ndose despojado de todas las cosas para seguir 4 Cristo desnudo, humildes se alegran que el cuerpo que es tierra, vuelva 4 la misma tierra de donde nacid. Por esto san Francisco quiso morir desnudo, extendido sobre Ia tierra; y san Antonio deseé que su cuerpo despues de muerto, fuese entregsdo 4 los perros paraque le comiesen. O cudntas gracias debes dar al Altisimo, que con tan celestial doctrina te abre los ojos del alma, paraque te dispon- gas para una buena muerte, dichosa y feliz como la de los justos! MEDITACION DEL JUICIO PARTICULAR. 1 Considera, que es de {¢ que en acabando de morir, seré presen- tada tu alma en el tribunal de Cristo, para ser juzgada sobre toda la serie de tu vids, en pensamientos, palabras, obras y omisiones : donde se ha de decidir, si_has de arder en el infierno 6 reinar en el cielo por toda la eternidad. © punto terrible! Mas ciertamente has de pasar por aqui. Lo que en aquel tribunal te causard mas horror, seré la verdad qe alli reina desnuda. En este mundo, si 4 la muger que ocultamente ‘alté & su honor: al otro, que hurts: al ministro que se dejé cohechar : al eclesidstico que vive indignamente , se les dijesen 4 su cara estas fal- tas, seria esto causa de enemistades y ddios implacables, naciendo todo de no poderse sufrir la verdad, por cuyo fia los malos Ia ocultan y opri- men con mentiras, ficciones 6 con otros pecados. Pues cudl quedards en aquel tribunal , cuando 4 tu vista manifieste el juez Cristo Ja verdad de toda tu vida, Ilegado ya el caso de haber de pronunciar la sentencia ul- tima, y proporcionar las penas 4 todos tus delitos grandes y pequeiios? O cugata es tu necesidad en vivir tan olvidado de esta extrema apre- tura, de la cual no puedes escapar ! - 3 Considera, que en este mundo la mayor parte de las maldades no se puede averiguar por estar oculta la conciencia, donde los malos las tienen escritas; mas en aquel tribunal las conciencias estén manifiestas Y Por esto manifiestas todas las maldades grandes y pequefias: asf dice DE PIADOSAS MEDITACIONES. . tor san Bernardo, ti mismo con tu conciencia serds acusador y juez de tu vida. Finjamos, dice el Santo, que todos, hasta el mismo Jesucristo, ca- Hasen ; finjamos que todos te quisiesen y pudiesen abonar, y dar por santo: sin embargo en fuerza de la verdad y de tu conciencia manifies- ta, té mismo clamards contra tf, y dirds que eres malo y que mereces ‘el infierno. De quién, dime, podr4s esperar que alli te sea abogado, si tui mismo serds para t{ un severo fiscal? Qué despecho concebirds contra tf, viendo que con tu mala vida fuiste el mayor enemigo de tf mismo? De nadie te podr4s quejar , sino de ti: pues verds que allf no te hacen cargo, sino de lo que con tus pensamientos, palabras, obras y omisio- nes, pusiste en tu proceso. O fuego de la verdad, como abrasards en el jnicio & la alma pecadora! Allf Ia verdad te descubriré bien claramente la obligacion que tenias de amar y servir 4 Dios, que te favorecié con tantos beneficios, Ia enormidad del pecado, la hermosura de la virtud , Y quedards asombrado, que teniendo Iumbre de fé, hayas vivido como si no Ia tuvieses. Por cudnto no quisieras entonces haber cometido algun pecado? Procura pues, desde ahora poner cobro en las cosas de tu alma, antes de comparecer en la presencia del divino Juez. 3 Considera, que lo que en esta vida mas te deleita, en aquel tri- bunal te dard mas pena, y te serd de mayor enbarazo. Lo que en esta vida te puede mas deleitar, es Ja autoridad de mandos, proveer empleos seculares 6 eclesidsticos, dineros , faustos, comidas y libertad de vida; y todo esto alld te serd tormento, cuando verds que muy por menor, y caso por caso te van examinando, como administraste.justicia, si nom- braste para los empleos 4 los mas dignos, si guardabas el dinero, si lo gastabas yen qué: si tuviste sobrada familia, fausto y comida: si fal- taste 4 socorrer 4 los pobres. Sin duda que entonces sentirds que tener poco y cuidar de ti solo era lo mejor. Y si tui eres sacerdote, religioso, padre de familias 6 cualquier otro, ssimismo por menor te ird el jueg sacando tus obligaciones, y como Ins cumpliste. Y si alli el Juez te ha- Ila convencido, con rostro y vor terrible pronuaciard contra t{ la sen- tencia irrevocable: vé maldito de mi Padre al fuego eterno; y luego te hallarés entre las ufias de los gavilanes del infierno, que te arrebatardn y Ilevarén 4 aquel fuego que siempre arde y jamds se apaga. O triste de ti, qué espanto y desesperacion ser4 la tuya! Vuelve sobre ti, que aun puedes escapar de esta suma desdicha. Resuélvete pues, 4 componer- te con el Juez por lo pasado.con una buena confesion general y satisfa- eerle con penitencia; y por lo venidero asienta una vida nueva y bien arreglada , con que vivas desengafiado, y tus pensamientos, palabras y obras sean tales, que de ellas te puedaa alegrar cuando serds juzgado. * 103 MANUAL Resolucion. - Ensefidndome la fé que la divina misericordia , de que tanto necesi- to, y sobre la cual debo principalmente establecer mi confianza, no ten- dra parte alguna en el juicio, que hardé Dios de m{ en la hora de mi muerte y que solo su justicia Divina presidird en él; resuelvo suplicar cada dia 4 su divina Magestad, que no espere para juzgarme, 4 que lle- gue el ultimo dia de mi vida, sino que me Juzgue en esta , donde sus jui- cios son paternales y Ilenos de miserivordia y salvacion; y para dispo- nerme 4 este juicio, haré cada noche antes de acostarme el mas riguroso y severo exdémen de mi vida, citéndome 4 mi mismo al tribunal de mi conciencia, y condendndome 4 una particular y proporcionada peniten- cia que cumpliré sin falta, por las culpas diarias que hubiere hallado haber cometido. Ramillete. Sefior, tened paciencia para conmigo, que os ofrezco satisfacer tan enteramente mis deudas cuanto mi fragilidad pudiere suftir. MEDITACION DEL INFIERNO. 1 Considera, que el infierno es un lugar en el centro de la tierra, donde Dios castiga 4 los malos. Tres penas padecen los condenados en él, esto es, pena de dafio, de sentido y del gusano de la conciencis. La primera se llama pena de dafio, por el inexplicable dafio que padece el condenado, perdiendo por toda la eternidad el ver y gozar del bien in- finito que es Dios. Esta pena es la mayor de todas, bien que ti ahora ni lo entiendes ni lo sientes, porque tu alma estando aun en el cuerpo, y siendo aun viadora, no siente Ia falta de ver 4 Dios, mas arrancada de las carnes, es tal la inclinacion al sumo Bien para que fué criada, que un monte desprendido del cielo no tendria tanta inclinacion 4 caer 4 la tierra, cuanta siente el alma separada el no ver y gozar de Dios. Puedes rastrear lo vivo de esta pena, considerando si ti perdieses cien doblones, qué pena tendrias? Pues cusl la tendrias si perdieses dies mil doblones? Si un poderoso mayorazgo? Si una gran monarqufa? Perderias el juicio de sentimiento. Pues siendo Dios bien infinito, en cuya com- paracion todos aquellos bienes no tienen ser de bien, perdiéndolo tui para siempre, adénde Iegard el dolor y pena de tu alma? O Dios mi- sericordioso, poned en nuestra consideracion un peso recto pata pesar esta pérdida, y no aventurar el gozar de Vos por los bienes caducos ! 2 Considera, que 4 Ia pena de dafio tan penetrante se afiade la pe- na de sentido, que consiste en todas aquellas penas de que son capaces los sentido exteriores € interiores del cuerpo, [as cuales causa el fuego DE PIADOSAS MEDITACIONES. 10g del infierno mucho mas activo que el de acd, al cual ha Dios criado pa- ra dar intensamente tormentos 4 los condenados. Imagina, que estuvie- se aqui tendido uno con una calentura ardiente, y con bascas de cora- gon, con agudo dolor de cabesa, de ojos, de oidos, de muelas y dien- tes, de ciatica, de piedra, de gota, etc. y tras eso nadie le remediase, antes le dijesen malas palabras y diesen de palos: dime, quién tendria corazon para mirar un hombre tan atormentado? Pues cree que todo ese tormento es casi nada, comparado con Io que tii habrds de sufrir con la pena de sentido si caes en el infierno. A mas de esta pena, ser4 la del gosano de la conciencia, que consiste en un despecho y rabia que tendr& el condenado contra si mismo, acordéndose que creia que habia infierno, que podia fdcilmente escapar de él, que se lo avisaban predi- cadores y confesores, y que por cosas momentdneas pve perdié vo- luntariamente la gloria, y se obligé 4 tantas penas. esto se querria olvidar y 20 podré jamés. Este conocimiento es el gusano que le dar& eternamente tan recias mordeduras, y le obligaria 4 despedazarse 4 bo- cados, si le fuese permitido. Piensa ti seriamente si caes en el infier- no, cudn insufrible estards por toda una eternidad ! 3 Considers , que aunque estas tres penas son comunes é todos los condenados, mas Ia sabidurfa, poder y justicia Divina, tasa su mas y sa menos, conforme fueron los pecados mas 6 menos, y fue mayor 6 menor su gravedad , de suerte que el desorden del pecador tenga su par- ticular castigo ; porque escrito est4: cuanto se glorifics y deleité, tanto le da de tormento y Ilanto. © qué buen recuerdo es este para los que po- co reparan en el mfmero y malicia de sus pecados! Piensa tii ahora, que mientras ti estdés meditando estas penas, las estarén padeciendo muchos que ti en este mundo los viste reir, holgar y saltar. Piensa tam- bien, que segun justicia afios hé que habias de estar padeciéndolas, y te libré la sola bondad Divina, y quité no te has por este beneficio humi- Mado 4 Dios y dédole gracias. Acuérdate que aun no sabes si caerds 6 no en ellas, y siendo tan espantosas , aunque fuese menester para esca- parlas dejarlo todo ¢ irte 4 un desierto, lo debias aceptar. Mira, cuan obligado estar4s 4 vivir siquiera léjos del pecado mortal, que es el que solo las causa 4 los condenados. Mas no lo fies de una voluntad firme de no pecar, que esta presto se muda; sino de establecer una vida santa con cotidianas meditaciones y lecciones, para cobrar tal temor de Dios, que nunca mas le ofendas, y asf seas libre de tantas penas. Resolucion. | He conocido que Dios infinitamente bueno en sus misericordias, im- penetrable en sus juicios y formidable en sus castigos, podia afios ha ha- berme precipitado 4 este abismo de males irremisibles, como ha hecho 104 MANUAL con tantos, que de mucho no le han dado tanta ocasion: de que he co- nocido por una parte, que tantas veces me ha sacado misericordiosa- mente del infierno, cuantos son los instantes en que he vivido en peca- do mortal ; y por otra, que debo huir con toda solicitud del primer pe- cado mortal, como del mismo infierno. Resuelvo, pues, aplicarme con sumo estudio 4 la prdctica de esta determinacion, y porque el mayor y mas ordinario peligro de ofender 4 Dios, es dar tales pasos, frecuentar aquella casa, entender en tales tratos, etc. desde ahora quiero cortar por lo vivo de mis desordenados afectos, que me llevan 4 tanto mal. Ramillete. Dadme gracia, Seffor, de Morar aqui con los penitentes, para no llo- rar despues siempre con los condenados. MEDITACION DE LA GLORIA DEL PARA{SO. 1 Considera , que por el Ultimo articulo del Credo creemos que 4 los que mueren en gracia, da Dios la gloria eterna: esta es tan soberana que si bien la creemos, mas no podemos entenderla; porque escrito esté, que: ni el ojo vid, ni el oido oyd, ni el corazon del hombre comprehendisé lo que Dios tiene preparado para los que le temen; y no es de estrafiar, siendo un premio magnifico, que quiere dar 4 sus hijos aquel Sefior que es infinitamente sdbio, bueno y poderoso. Consiste la gloria esencial, en que entrando el alma santa en el cielo, y perdiendo su entendimiento la virtud dela fé, recibe otra virtud, que Ilaman lumbre de gloria, con la cual ve dentro de sf y claramente la infinita hermosura de Dios, y luego la voluntad se abrasa en un intens{simo amor de aquel sumo Bien, de que resulta al alma aquel gozo, deleite y contentamiento, que no se puede explicar, sin tener necesidad, ni facultad para desear otra cosa, por tener alli todo el bien. Mas, qué gozo serd el del alma d la pri- mera entrada, siendo el bien que consigue tan grande, y siendo para ello tan nuevo! Pues sabe, que ese mismo grande gozo es el que tiene el alma despues, y el que tendrd para siempre , sin variarse jamés ni aque- He vista de su entendimiento, ni aquel afecto de su voluntad, ni el de- leite que resulta; porque esto quiere decir gloria eterna; esto es, que se goza toda junta sin variarse. Ahora ti ten tus deseos y operaciones por malogradas, si no van 4 parar 4 conseguir tanto bien. - 2 Considera, qué admiracion ocuparé al alma 4 la primera entrada en la gloria, y cuan de corazon se deshard en dar gracias 4 su amado Dios, por haberla criado para tanto bien, como es esta gloria esencial, Ja cual corresponde 4 la caridad 6 amor que tiene el alma 4 Dios, no dejando aun de darle gracias por Ia gloria accidental, que consiste en DE PIADOSAS MEDITACIONES. 105 otros particulares gozos que Haman laureolas, y corresponden 4 las otras virtudes fuera de Ia caridad, de que estd adornada el alma! Considera aun, que 4 mas de esta gloria del alma, ha de tener el bienaventurado la gloria del cuerpo, despues de Ja universal resurreccion. Ese cuerpo serd cual conviene al alma gloriosa , resplandeciente, 4gil para ir en un punto de una parte 4 otra: sutil, que penetrara por medio de cualquier cuerpo: sin necesidad de abertura , é impasible que jamdés padeceré da- fio, cansancio ni incomodidad. Los ojos, aunque no pueden ver el sér de Dios, verén las hermosuras de Ia humanidad de Cristo, de la Vir- gen y demas santos: asfmismo los demas sentidos tendrdn toda satisfac- cion. O vida verdaderamente bienaventurada! Alaba & Dios que por su bondad ha comunicado tan soberanos bienes 4 los que le han servido. Dale gracias porque te tiene aparejado tan grande premio: entra en efi- caces deseos de conseguirlo. 3. Considera, el lugar donde se comunica esta inmensa gloria; este es el cielo empireo, superior 4 los demas cielos, tan hermoso y dilata- do, que no hay acé cosa con que poderle comparar. Considera Ia hon- ra de vivir entre aquellos gloriosos cortesanos: considera Ia seguridad que tienen allé, de que nunca tendré fin su alto estado. Es posible, que prometiendo Dios tantos y tales bienes por toda la eternidad , vayan Jos hombres perdidos por los bienes caducos, y breves de este mundo! Y por Io que tan poco es y dura, renuncien pecando su bienaventuran- za! Entra ahora en ti, y mira cuanto has faltado en esto, por no con- siderar este premio: procura en adelante considerarlo con frecuencia, y animado de tan feliz vida, cuida solo de conseguirla. Desprecia todos los gustos, bienes y honras de acd: sufre todos los trabajos que se te ofrez- can: suspira siempre por aquella patria. Fija en tu corazon esta verdad: como yo llegue al cielo, sea lo que sea de lo demas, yo tendré eter- namente todo contento. Persevera hasta la muerte en esto, y asf Iega- réa 4 Ia gloria y corona eterna. Resolucion. En la meditacion de la gloria me he convencido de 1a magnitad del premio que tiene Dios aparejado 4 los que le aman y sirven; y siendo necesario para alcanszarle, este amor y servicio, he resuelto dedicarme enteramente al servicio de Dios, en la exacta observancia de sus divinos preceptos, aspirar cada dia 4 tan feliz término, suspirar por tan desea- ble patria, despegar mi corazon de las cosas terrenas, del gusto, de la vanidad, del deleite, animarme al sufrimiento, Ievando con paciencia por amor de Dios tal trabajo, tal pérdida, tal injuria, tal palabra, tal Contragenio , tal desatencion , etc. como que son escalones por donde su- biré 4 mi eterno descanso. : 108 MANUAL seguridad de la’ vida eterna. Pues paraque las almas mas se alienten & la frecuencia de este soberano sacramento, deben considerar: lo prime- ro, lo que tiene declarado el santo concilio de Trentos esto es, que el que despues del bautismo cometid algun pecado grave, no puede sal- varse sin la confesion, que es la medicina ‘instituida, para curar las dolencias del alma; porque ast como muchos enfermos mueren por no Hamar en tiempo debido al médico corporal, y no recibir con tiempo Jas medicinas para curar su dolencia; asi mueren muchos espiritualmen- te, por no acudir en tiempo debido al médico espiritual , que es el con- fesor. 3 La confesion bien hecha Mena el alma de bienes celestiales, y Ja limpia de todos los pecados, en cuanto 4 la culpa, por enormes y graves que sean, muda Ia pena eterna en temporal, y de enemiga de Dios, que era el alma por el pecado, la hace amiga y esposa suya ama- bilisima, dejéndola templo vivo del Espiritu Santo, adornada con su gracia y dones celestiales, y restituyéndole la paz interior que perdié, ee halla fortalecida para no volver al pecado, aunque contra ella se con- jure todo el infierno. Quién seré, pues, el negligente, tibio y peresoso, que deje de frecuentar esta oficina divina, en donde tantos blenes halla el alma? Si tanto se trabaja y padece por la salud del cuerpo, cudnta diligencia debes poner por lo que sin comparacion es mas, que es la del alma? ; . % Considera, que la confesion es un sacramento instituido por Cris- to Sefior nuestro para perdonar los pecados cometidos despues del bau- tismo; pero paraque aciertes 4 obrar como se debe en un negocio tan grave, debes advertir estas cinco condiciones, que la deben acompafiar; esto es, el exdmen de la conciencia, dolor de los pecados cometidos, firme propésito de la enmienda , declarar todos los pecados al confesor, y voluntad eficéz de satisfacer 4 Dios y al prdjimo, como el confesor lo ordengre. Considera mas los peligros de errar este negocio de tanta im~ portancia. 1 Si vas 4 este sacramento sin la debida preparacion, incon- sideradamente y por costumbre. 3 Si vas con sola la memoria de los pecados, sin procurar excitar la voluntad al dolor, y arrepentimiento de ellos. 3 Si no pones la diligencia debida, no solo en huir de las culpas, sino en evitar las ocasiones préximas de ellas. 4 Si no dijeres al confesor todas las culpas que no estén legftimamente confesadas , explicando todas aquellas circunstancias, que mudan de especie al pecado. 5 Si Ilegases & los pies del confesor 4 referir pecados de otros y 4 escusar los propios. Y ultimamente , si injustamente rehusases el admitir la penitencia, que el confesor te impone, 6 no quisieses restituir , ( pudiendo) 6 la hacien- da 6 la honra, que injustamente quitaste al prdjimo, O si tus confesiones las midieses con este nivel, cudntas quizé hallarias mal hechas! Bendi- to sea Dios que te subministra tanta luz sin merecerla, DE PIADOSAS MEDITACIONES. 109 3 Considera, que para acertar 4 hacer una buena confesion, debes usar de estos medios. 1 Considera, que puede ser sea aquella la ultima confesion de Ia vida. 2 Piensa si en las confesiones pasadas has cometi- do algun defecto esencial para su integridad; y si hallares haber falta- do, remedialo haciendo una confesion general. 3 Antes de confesarte, prepdrate bien rogando 4 Dios te dé luz para conocer tus culpas, detes- tarlas y declararlas. todas al’ confesor. 4 Si es posible busca un corifesor, que sea docto y santo, y estd 4 él sujeto, como si fuese el mismo Cris- to. 5 Miéntras te da la absolucion, no pienses en otro, sino'en hacer actos de contricion y propésitos de la enmienda. 6 Despues de haberte confesado, da con humilde rendimiento gracias 4 su Magestad divina del beneficio de la absolucion ; porque si un reo es agradecido al prin- cipe que le perdond la pena de muerte merecida por sus delitos; te- niendo ti por tus culpas merecida la pena eterna del infierno, -y per- donSndote su Magestad divina con tanta benignidad, cugnto mas debes estar agradecido toda la vida, sirviéndole, am&ndole y proponiendo de morir millares de muertes, antes que ofenderle ! : MEDITACION DEL EXAMEN DE LA CONCIENCIA PARA CONFESARSE BIEN. 1 Considera Ia infelicidad grande de muchas almas, que Itegan al confesonario sin examinar y Ievar bien sabido, lo que han de decir al confesor. Piensan muchos ignorantes, que con solo imaginar el dia que se han de confesar, cumplen con su obligacion, y es engafio manifiesto: pues con solo esto se exponen 4 hacer la confesion sacrilega , dejando de confesar muchos pecados mortales. O qué de inconvenientes se siguen de no examinar bien Ja conciencia, antes de confesarse! 1 Convierten en pestilencial veneno la triaca magna que Dios dejé instituida, para curar las dolencias del alma. s Si ahora por negligencia se deja el exdmen necesario para confesar enteramente todos los pecados, despues en Ia hora de la muerte y dia del juicio, el mismo Sefior los examinard to- dos por menudo, y pediré estrecha cuenta de todos ellos, como dice por ua Profeta: yo iré escudrifiando é Jerusalén esto es, al alma) con hachas encendidas. 3 Se pone el pecador en evidente peligro de no tener contri- cion de sus culpas; porque mal podré arrepentirse de ellas, cuando no pensé dntes, cuales y cuantas eran. La Magdalena, primero conocié la fealdad de sus culpas, despues se arrepintié de ellas, y luego corrié 4 Javarse 4 Ja fuente de la gracia, Cristo Sevior nuestro. Lo mismo en sombra y figura le sucedié al Prédigo, y al santo rey Kzechias. 0 be- nignisimo Sefior! Dad luz 4 mi entendimiento, para examinar bien mi conciencia, y poder hacer muchos actos de contricion, para asegurar 1f0 MANUAL con esto la gracia y amistad vuestea en Ia confesion. 2 Considera mas el modo de examinar tu conciencia, que debe ser, haciendo un diligente escrutinio de todos los pecados, 4 fin de poderlos decir todos al confesor, imitando 4 aquella muger del Evangelio, que habiendo perdido una dracma, revolvid toda Ia casa, y solicita y cui- dadosa , no paré hasta que Ia hallé. Debes imitar tambien al santo rey David, que considerando las ofensas que contra Dios cometié, dice , que Ioraba machas noches y barria su espfritu. Debes, pues, considerar la pérdida de tu alma por tus culpas, que fue de Ia mas preciosa dracma de la gracia, y de la amistad mas apreciable de Dios; y ast para hallar estas culpas, debes revolver todo tu interior sin dejar rincon ningano, que no escudrifies, apartando trastos de cuidados 4 un lado; y recogida toda la inotundicia de las culpas, con Iégrimas y arrepentimiento , arrd- jala 4 los pies del confesor. Este cuidado debe ser diligente, no perezoso, ni dos mas dos menos, como solemos decir; porque si por un negocio de intereses temporales se pone tanto cuidado en las cuentas, que no se queda partida alguna sin contar ; qué cuidado debes poner en el mayor de los negocios, que es el de la salvacion, en que salga bien ajustada la cuenta, como la tiene Dios en el libro de tu cenciencia? O ceguedad de los mortales , que todo el tiempo emplean en discurrir sobre sus ca- ducos intereses, sin que hallen, ni un dia, ni una hora de tiempo, pars pensar en los intereses del alma! 3 Considera los medios de que te puedes valer para conocer mas fécilmente la gravedad , y nuimero de tus culpas, 1 Pide 4 Dios de to- do corazon te asista con su divina lus para conocerlas, y di con el cie- 0 del Evangelio: ayudadme, Sefor, d ver: 6 con el santo Job: mani- fistadme el nimero de mis iniquidades, desvergilenzas , pecados y delitos, contra Vos cometidos. s Considera los lugares en donde has estado, les personas con quienes has comunicado, y los negocios que entre manos has Ilevado. 3 Discurriendo sobre los mandamientos de Ia ley de Dios, haciendo séria reflexion, en lo que sobre cada uno de ellos has cometi- do: mira cuantos pensamientos has consentido, 6 advertidamente entre- tenido, sin desecharlos: cuantas palabras 6 de juramentos 6 votos 6 murmuraciones 6 de cosas lascivas y sensuales, y cuantas veces con la obra has faltado en cada uno de los mandamientos, diciéndolo todo con claridad y distincion al confesor. 4 Desocfpate de negocios mundanos, paraque logres el tiempo necesario para este negocio divino. 5 Todas las noches antes de acostarte, examina la conciencia: pues de examinarte de tarde en tarde se sigue el olvido de las culpas, y quias se seguiré el hallarte burlado en el dia de la cuenta. No lo permita el Sefior por sa infinita misericordia. Dale gracias, que con tan copiosa luz te sdoctrina. DE PIADOSAS MEDITACIONES. wn MEDITACION DE LA OBLIGACION DE EXPLICAR LOS PECADOS EN LA CONFESION. 1 Considera, que habiendo Cristo Sefior nuestro dado d los apdsto- Tes y 4 los sacerdotes sus sucesores, la potestad de absolver los pecados, ha asimismo obligado 4 los penitentes 4 explicarlos en la confesion; porque ningun jues puede rectamente jurgar una causa, si antes no tie- ne conocimiento de los méritos de ella: cuyo conocimiento no puede te- ner el confesor en el tribunal del confesonario, si no se lo administra el penitente , declardndole sus pecados. 2 Considera, que la obligacion de’ confesar todos los pecados enteramente es tan inviolable y absoluta, que en ninguna manera puede uno salvarse, si pudiendo confesarse, no se confiesa ; y asi no hay medio, 6 bien confesarse 6 condenarse. Para es- to es necesario, que el penitente expela de si la vergiienza y repugnan- cia, que tiene de confesarae, y para hacerlo ficilmente, debe decirse 4 sf mismo: no tuviste vergiiensa de pecar y ahora has de tener vergiien- rade confesarte? No tuviste vergiienza de mancharte y te has de aver- gongar de lavarte en Ia confesion? Qué serd mas terrible, el decir tus pecados 4 un hombre solo, 6 publicarlos ante todo el mundo? Lo cier- to es, que si ahora no los revelo 4 uno,en el dia de Ja cuenta se pu- blicarén delante todo el universo, como dice Dios por un Profeta: ya revelaré tus obscenidades en tu cara, y tu desnudéz ante todas lus gentes. © condenados del infierno, y cémo publicariais de plaza en plaza vues- tros pecados, que en Ia confesion callasteis, si os fuese permitido para remedio de vuestro dafio! aoe 3 Considera, que Ia confesion es una acusacion secreta de todos los pecados hecha al confesor, 4 fin de alcanzar de elloa 1a absolucion. Lidmase acusacion y no excusacion: para dar 4 entender, que mal ha- cen los que en veg de acusarse, se escusan al confesor. Dicese acusacion de los propios pecados y no de los agenos, paraque entiendas, que al confesonario no se va 4 descubrir faltas agenas, ni 4 murmurar de al- guno, sino 4 acusarse de los pecados propios. 2 Esta acusacion ha de ser voluntaria, no violenta, ni por temor de descomunion 6 por temor de Ia muerte, como les sucede 4 algunos desventurados, que no se con- fesarian jamés, sino fuese 6 por temor que no los descomulguen 6 por temor de la muerte. La confesion del sano, sana es, (dice san Agustin;) la del enfermo, enferma: la del moribundo, peligrosa. 3 Se dice Ia con- fesion secrete; porque.el confesor no puede (aunque le echasen 4 una caldera ardiendo) descubrir 4 persona humana pecado alguno, oido en confesion. 4 Se dice confesion de todos los pecados; para dar 4 entender, que si voluntariamente , por vergiiensa 6 malicia callé algun pecado gra- 1s MANUAL ve, no queda absuelto de ninguno de los que confesé; antes bien tiene uno mas, que es, el haber hecho confesion sacrflega. © inefable bondad de Dios, y cémo resplandece vuestra misericordia infinita en este admi- rable sacramento de la penitencia! Llimase sacramento de la misericor- dia de Dios. 3 Considera los medios de que te puedes valer, para asegurar una buena confesion. 1 Pide 4 Dios gracias para saberte explicar bien, y que no permita quedes engafiado en negocio tan importante para el alma. ¢ Al arrojarte 4 los pies del confesor, hag un acto de viva fé , consideran- do, que estds 4 los pies de Jesucristo, el cual no ignora toda la série de tus culpas; y por eso debes hablar con el confesor con aquella con- fianza , humildad y reverencia, como si hablases con el mismo Jesucristo, cuya persona representa el confesor. Y asf, cuando el demonio te tenta- re para callar algun pecado, considera, que Jesucristo lo sabe, y que su Magestad divina quiere que el conocimiento de él pase por aquel tribu- nal, so pena de agenciar una maldicion eterna, si se ocultare. 3 Al em- pezar la confesion, empieza por aquellos pecados, que te ocasionan ma- yor confusion y vergiienza; porque de esta suerte, vencido el demonio, se lograré 4 pesar suyo el acierto en la confesion, y podrés esperar ciertamente de Divs la gracia para arrepentirte de corazon, y que del confesonario saldrés perdonado. O dicha y felicidad grande de las almas buenas, que 4 tan poca costa compran el inestimable tesero de la gra- cia! O infelicidad de los malos, que por no padecer un poquito de ver- giienea, pierden la inapreciable prenda de la gloria! MEDITACION DE LA CONTRICION. 1 Considera 1 Ia infinita misericordia de Dios, que siendo el peca- dor por el pecado mortal merecedor de las penas eternas del infierno, por solo arrepentirse debidamente , se las perdona todas. 2 Que este ar- repentimiento es tan necesario, que sin él no se alcanzard perdon ni salvacion. 3 Que la contricion es dolor sobrenatural de haber pecado, con propésito eficde de no pecar mas. Esta es en dos maneras: la una es perfecta, la cual perdona ya los pecados antes de confesarlos, cuyo motive es Dios solo, digno por sf mismo de ser infinitamente amado y respetado: la otra imperfecta, que se llama atricion, y no alcansa el perdon, sino. con la absolucion del sacerdote, ministro del sacramento de la penitencia. Los ‘motivos de esta atricion son el temor del infierno, Ia fealdad 6 disonancia del pecado, la pérdida de la gracia y de la gloria. Para exvitarse 4 atricion , considera sériamente cuantos beneficios gene- rales y particulares has recibido de Dios: cuan feamente has borrado de tu alma su imdgen con tus pecados, que si te pudicses ver, verias un. DE PIADOSAS MEDITACIONES. 113 monstruo el mas horrendo: qué diferencia va de reinar eternamente con Dios con tanta gloria y dones, 4 ser un tizon del infierno entre demonios? Con estas sérias consideraciones te humillards 4 Dios, detestards tus cul- pas y mudards Ia vida; mas no te contentes de Ia atricion, sino procura la contricion que asegurarés mejor la gracia y amistad de Dios. 2 Considera, que la contricion perfecta es el dolor propio de los hijos de Dios, originado de Ia caridad 6 amor de Dios, y por esto va junto con la gracia santificante. Es esta contricion un dolor de los pecados, no por los motivos interesados de la atricion, sino pur ser injurioso 4 Dios, por ser quien es, por ser Dios de infinita magestad, bondad, hermosura, Bien samo y un piélago de infinitas perfecciones; y dejando 4 parte lo que Dios puede dar de premio ¢ castigo, por su sumo sér merece ser incesantemen- te amado de todas las criaturas. Ya sabes, cuantas asperezas han ejercita- do todos los Santos penitentes, cuantos dolores atroces han suftido tantos millones de mértires; pues todo eso que en si parece mucho, respecto de Jo que Dios merece, es casi nada, y asi lo reputé Cristo en el Evange- lio cuando dijo: Cuando hubiereis hecho todas las cosas que os son man- dadas, decid: somos siervos imitiles. Mira ti ahora, como debias haber amado 4 ese gran Dios con amor infinito, si de ello fueses capéz: mira siquiera, como habias de haber empleado ese amor tan limitado en ese Bien sumo, y ni eso has hecho, mas has lIlegado 4 ser tan infelfz que has muchas veces despreciado, deshonrado y tenido en menos ese Bien infi- nito, que un deleite, honra 6 interés vil; qué sentimiento, qué dolor, qué quebranto ha de herir 4 tu corazon, acordéndote de tantas injurias con- tra Dios! Pdrate muy de espacio en esta consideracion, hasta que merez- cas un dolor intenso y semejante al que tuvieron los Santos penitentes, 6 los que han muerto con Ia contricion de sus pecados. 3 Considera, que para sospechar es, que muchisimas confesiones sean nulas por falta de dolor de los pecados; pues si este no Ilega & aquel grado que Cristo ha tasado, por mas que digan con Ia boca el acto de contricion, y se den golpes 4 los pechos, se vuelven 4 sus casas con los pecados en sus almas: esto nace, de que Dios no les da este dolor, por- que ellos ni lo buscan, ni se disponen para recibirlo. Cudntos son los que para confesarse piensan un poco en sus pecados, van 4 los pies del confesor, y acabada [a relacion de ellos, y aceptada la penitencia, enton- ces se excitan 4 dolor sin hacer mas diligencia para tenerle? Cosa tan im- portante y en que va la salvacion, se ha de fiar 4 tanta negligencia? Si para coger trigo, vino 6 hacer bien los oficios 6 negocios, no se hiciese mas diligencia, todo saldria mal y perecerian todos de hambre. Ti pues, cuan- do has de confesarte, el dia antecedente 6 la misma majiana, gasta un buen rato en considerar profundamente Ia infinita bondad de Dios, sus bene- ficios, su sagrada pasion sufrida por tus pecados, la multitud y gravedad 8 11g MANUAL de ellos, asf presentes como de toda la vida, y asi se enternecerd tu cora- zon; y Dios, vista tu buena disposicion, te dard el verdadero arrepenti- miento, y con él hars tu confesion; y de esta manera serd mas segura que si te arrepintieses solo despues de confesados los pecados. Procura aun acostumbrarte 4 frecuentar los actos de contricion que valen mucho en vida, y se te hardn fciles 4 la hora de la muerte. Resolucion. En esta meditacion de la contricion he visto como cosa indubitable - que Dios ni quiere ni debe perdonar los pecados, ni dentro ni fuera de la confesion si no hay dolor y arrepentimiento de ellos: aqui no hay mas remedio, el Seiior que es duefio de su gracia, lo ha dispuesto asf: de que he sacado por resolucion que no me Ilegaré jamas al sacramento de la penitencia, sin haberme excitado antes con sumo cuidado al dolor de mis culpas, haciéndome asimismo frecuente el uso de actos de contricion que practicaré alomenos, tres veces al dia. Ramillete. Sefior, sed propicio 4 este grande pecador. MEDITACION DEL PROPOSITO FIRME DE NO PECAR MAS. 1 Considera, que el propésito de la enmienda esté embebido en el acto de contricion, el cual no puede ser perfecto si no lleva el propdsito eficéz de la enmienda; y asi esté advertido. 1 Que el que se confiesa sin este propésito, hace la confesion sacrilega, y no queda absuelto de sus culpas, por ser necesario para el acierto de Ia absolucion. 2 Este firme propésito es un antidoto para preservarnos de todos los pecados; y asi quien le tuviere, estard muy léjos de cometerlos. 3 Las recaidas de los pecados no nacen de otro, sino de Ia flojedad y tibieza con que se hacen los propésitos de la enmienda; y esto deben reparar los que confiesan mas 4 menudo y particularmente eclesidsticos que tan soberbios, tan Hlenos de mundo son al fin del mes como lo eran al principio: tanto frecuentan la murmuracion despues de Ia confesion como antes; y asf de los demas pecados & que son inclinados; y por esto se ve tan poco aprovechamien- to espiritual en tales almas. O cudn digno es de Horarse, que asf malo- gren la preciosisima sangre de nuestro Redentor Jesucristo que 4 las almas se reparte en el confesonario! - a Considera, que el propésito de la enmienda no es otra cosa que una voluntad eficdz, resuelta y determinada de no ofender jamas 4 Dios mediante su gracia. Este propdsito ha de ser no para un dia, un mes, ni DE PIADOSAS MEDITACIONES. 115 un ailo, sino que ha de ser para toda la vida; porque no siendo de esta suerte, no es propdsito el que se hace sino veleidad: al modo de los pro- pésitos de los condenados: proponian Ia enmienda de sus vicios, porque temian el condenarse; pero como aquellos propdésitos no los pusieron por obra, se condenaron sin remedio: proponian de perdonar y no perdo- naban: proponian apartarse del vicio deshonesto y jamas lo cumplian: proponian restituir, y jamas les vino bien el cumplirlo; y asi Horan aho- ra eternamente Ia veleidad de sus propdsitos, sin que tengan remedio. Pues td que le tienes, aplicale 4 tu alma; y siempre que te confieses, propon firme y eficdzmente de primero morir mil veces, antes que ofen- der 4 Dios; y en las ocasiones, acuérdate de esta palabra, que has dado 4 su Magestad divina. 3 Considera los medios que en adelante te pueden ayudar, paraque sean eficaces tus propdsitos. 1 Huye de aquellas ocasiones que fueron causa de ta precipicio. 2 Ten gran confianza en Ja asistencia de Dios, que no falta al que cor humildad y confianza la pide, y podrds decir con el Apéatol : Quien me apartard del amor de mi Seftor Jesucristo? Al contrario, debes siempre desconfiar de ti mismo; porque el confiar en tus fuerzas es acto de soberbia que amenaza Ia ruina. San Pedro, por haber confiado de si, mas de lo que debiera, desamparé 4 su Maestro, y le negé por tres veces, afirmando con juramento que no le conocia. 3 Renueva muy 4 menudo el propésito de la enmienda de tus culpas, especialmente cuando te has de acostar, cuande te levantas por la mafiana y siempre que oyes tocar el relox. 4 Cuando te vieres combatido de alguna tentacion di aque- las palabras del santo rey David: He jurado y establecido en mi corazon Ja observancia de vuestra santlsima ley. O si le dieses de esta suerte al enemigo comun con las puertas 4 la cara; cugn confuso y avergonzado huiria de ti! Qué asistencia de la divina gracia se te prometiera, y cudn glorioso quedarias con el triunfo! MEDITACION DE COMO DEBEMOS HUIR LAS OCASIONES DEL PECADO. 1 Considera de cuanta importancia sea el huir las ocasiones que in- ducen 4 la culpa. 1 Es maxima asentada entre los fildsofos, que quien quita la causa, quita el efecto que proviene de ella. Apagado el fuego, se extingue el calor; sec4ndose Ia fuente, cesa de correr el rio; y no quitan- do la causa, en vano se procuran impedir los efectos. Para curar bien una dolencia, procura el médico curar la rafz de donde proviene; asi el que no quita la ocasion, en vano trabaja para evitar el pecado. 2 En la guer- ra espiritual contra los vicios, squel vence mas gloriosamente que huye con mayor diligencia. El sébio dice: Que ef que ama el peligro, perecerd en 116 MANUAL él: el que toca la pez, quedaré manchado con ella; y el que toca el fue- 89, experimentard sus incendios. De la misma suerte, el que voluntaria- mente se pone en la ocasion del pecado, es moralmente imposible que deje de salir manchado. La ocasion hace el ladron, dice una proverbio vulgar; y es tan verdadero, como Ja experiencia lo ha manifestado de mu- chos que no teniendo intencion de pecar, les precipité la ocasion en que se hallaron y no supieron huir. O Sefior benignisimo, libradme de Iss ocasiones del pecado, y dadme gracia para huirlas con valor por vuestro santisimo amor! a Considera, que nuestro capital enemigo el demonio no cesa un pun- to de armar lazos 4 las almas, buscéndolas infinitas ocasiones para pre- cipitarlas. 1 Hace el demonio que no se recaten en frecuentar conversa- ciones con gente de diferente sexo: al principio procara que sean hones- tas, despues entremezcla alguna chanza: de aquf viene 4 los juegos de manos; y de estos 4 derramar toda su malicia y encender el fuego de la sensualidad. O 4 cudntos ha perdido de esta suerte! Cugnta ganancia saca en los figones, en las casas de juego, en los festines, en los bailes y en los concursos! s A cudntos ha perdido por leer libros de comedias y otros profanos! A cudntos por la destemplanza en el comer, y beber! A cudntos por la ociosidad que es la maestra de grandes maldades! 3 A cudntos religiosos saca con leves ocasiones del retiro de sus celdas, y pone en infinitas ocasiones con el trato de los seglares! Bien tenemos cada uno porque temer, y mas si nos acordamos que no somos mas santos que David, ni mas sébios que Salomén, ni mas fuertes que Sanson, los cuales puestos en la ocasion experimentaron su ruina. 3 Considera los medios que te pueden aprovechar mucho para huir del pecado. 1 Tén grande y cordial devocion al Angel de tu Guarda, im- plorando muchas veces al dia su favor, y est4 muy atento 4 sus inspira- ciones para ponerlas en ejecucion. s Lleva muy impreso en tu corazon el documento que da Cristo nuestro bien, de sacarnos los ojos, cortarnos las manos y los pies; esto es, que mortifiquemos los ojos que son las venta- nas, por donde entra la muerte al alma: refrenes los pies que no dén paso alguno, que no sea para la mayor honra y gloria de Dios y utili- dad de tu alma; y asf de los demas sentidos, tirdndoles siempre del fre- fo paraque por ninguno de ellos sea Dios ofendido. Y esté advertido que el meterte en las ocasiones, pensando que saldrés libre, es un temerario pensar ; y si te pareciere que es sobrado trabajo el ejecutar lo que se ha dicho, considera el trabajo intolerable de las penas del infierno, 4 que estdn destinados por una eternidad los condenados, por no haberse que- rido sujetar en esta vida 4 Ia observancia de estos documentos. DE PIADOSAS MEDITACIONES. . gz Resolucion. . En esta meditacion de como debemos huir las ocasiones del pecado, he reconocido por experiencia, que.las mas. de las veces que he sido infiel 4 Dios ha sido por el descuido y negligencia en huir los peligros, verifi- c&ndose en mi el adagio comun: que la ocasion me ha hecho ladron. Por lo que he resuelto evitar con diligencia los conocidos riesgos, no entrar en tal casa, no comunicar con tal persona, no jugar con fulano, no enten- der en tal negocio, no intervenir en tal conversacion que sea arriesgada para hacerme caer en pecados. Ramillete. Prevenidme Sefior, con vuestra soberana lus, para conocer los peli- gros de ofenderos y dadme fuerzas en mi alma para evitarlos. - MEDITACION DE LA SATISFACCION, PARTE INTEGRAL . DE LA CONFESION. 1 Conasidera los motivos que tienes de satisfacer 4 Dios por medio de la penitencia impuesta por el confesor. 1 Siendo esta penitencia, como es parte integral de la confesion, no puedes voluntariamente, 6 por negli- encia omitirla sin pecado, y por esto es mas satisfactoria que las otras obras hechas de voluntad y por eleccion propia; porque por su medio se alcanza la remision de la pena temporal debida por noestras culpas, en virtud del sacramento, y como dicen los tedlogos ex opere operato. 2 Es cosa justa que habiendo ofendido 4 Dios, le dés satisfaccion Ievando la pena; pues como dice san Bernardo, lo malo no puede quedar sin casti- go; y ast, si no te castigas en esta vida con la penitencia, serds de Dios infaliblemente castigado en la otra. 3 Considera, que cuando la peniten- cia se admite con gusto, es sefial evidente de la contricion de las culpas; pues como dice san Gregorio Papa: cuando es grande el dolor de las cul- , poco 6 nada se siente la penitencia. Digno de llorar es (dice san Bernardino de Sena) el ver algunos penitentes cargados de muchas cul- pas, buscando confesores blandos, que dan poca penitencia : estos, dice el Santo, no tienen mas contricion que el diablo. © desventurado de tf, si eres tal, y cémo se conoce el poco dolor que tienes de tus pecados en la poca safisfaccion que das 4 Dios de tu persona! Pues no escapardés de los rigores de su divina justicia. 2 Considera la obligacion que de justicia tienes de satisfacer al pré- jimo en lo que le hubieres damnificado, 6 ya sea en la hacienda 6 en la fama y reputacion, levantdndole algun falso testimonio, 6 descubrien- d alguna falta secreta, aunque fuese verdadera: No se ferdona el pecado, 118 . MANUAL (dice san Agustin) si no se restituye lo que se ha quitado. Esta es una obligacion tan preciosa que aunque el confesor, 6 por descuido 6 por ig- norancia no la imponga al penitente, no por eso deja de estar atenido 4 ella: de suerte, que en esto no hay medio, 6 restituir, (si puede) 6 con- denarse; y no se cumple con decirle al confesor, no puedo; porque aun- que el confesor le diga, yo te absuelvo; no queda absuelto, si pudiendo restituir, no restituyd; y cuantas veces pudo restituir, y se acordé de su obligacion y no restituyé , tantos pecados mortales cometid, por la in- justa retencion en materia grave. Nise cumple con hacer decir misas, habiendo duefio propio 6 heredero legitimo de aquel cuya era la hacien- da, sino que se ha de restituir al propio duefio cuya es. O santo Dios, y cugntos se han condenado por no padecer en esta vida un poco de inco- modidad en restituir! s Considera los medios que pueden ayudar para cumplir bien y con presteza la penitencia. 1 Considera la gravedad de tus culpas, y que me- reciendo un infierno por ellas, te lo conmuta Dios por tan poca cosa. 2 Considera la infinita grandeza de Dios 4 quien has ofendido, que si bien lo consideras, se te harén dulces y suaves las penitencias. Qué pe- cados cometié san Juan Bautista? Por cierto no sabemos alguno. Qué pecados cometié el santo profeta Jeremias? Todos fueron santificados en el vientre de su madre, y se sentenciaron toda la vida 4 una tan aspera penitencia, como nos refiere la Escritura sagrada; sin duda por conside- rar la grandeza de Dios y lo excelso de su gloria que no se consigue haciendo una vida holgazana. 3 Debes tener presente en drden 4 la res~ titucion, que si n0 se puede hacer toda junta, estés obligado 4 hacerla en partes, y poco 4 poco como se pudiere. 4 Debes considerar en drden 4 la restitucion de la fama que la justicia milita por parte de los damni- ficados, y que lo que no quieres para t/, no lo has de querer para el pré- jimo; y que te esté mucho mejor el padecer un poco de rubor en esta vi- da, que una eterna afrenta en Ia otra. Piensa bien en este punto, que ¢8 bien importante para el alma. MEDITACION DE LA CONFESION GENERAL. 1 Considera, que Ia confesion general es necesaria 4 todos aquellos que en las confesiones pasadas faltaron en algun requisito esencial para el valor de ella; y esto puede suceder de muchas maneras. 1 Cuando el penitente no tuvo suficiente dolor de sus pecados, y se conoce que no lo tuvo; si en lugar de acusarse de sus pecados, procuré escusarlos y mino- rarlos, atribuyéndolos no 4 su malicia, sino 4 su fragilidad, 4 su juven- tad, 4 las ocasiones; 6 si rehusdé sin causa la penitencia que le did el confeaor. 2 Cuando no tuvo firme propdaito de la enmienda, como lo ha- DE PIADOSAS MEDITACIONES. t1g cen aquellos que aunque dicen con Ia boca que se enmendarén, no obs- tante conservan en su corazon un técito y secreto deseo de volver 4 pe- car; y aquellos que no tuvieron firme propésito de apartarse de las oca- siones del pecado, ni de restituir pudiendo la hacienda 6 la reputacion que quitaron, 6 de perdonar les injurias y reconciliarse con sus enemi- gos. 3 Cuando maliciogamente callé algun pecado grave en las confesiones pasadas, 6 por no haber dicho el niimero de ellos por falta de ex4men, 6 si de propésito dijo mas de lo que habia cometido. 4 Cuando siendo el penitente ignorante buscé confesor ignorante, y tenia su conciencia en- redada, de suerte que el confesor no era capéz de juzgarla. En estos y otros casos, en que son invélidas las confesiones, estén obligados los pe- nitentes 4 renovarlas con una confesion general. © cudnto cuidado es me- nester poner para no errar en un negocio tan grave que no importa me- nos que, 6 la salvacion 6 condenacion eterna! 2 Considera los grandes bienes que agencian las almas con Ia con- fesion general, aun aquellas que no tienen necesidad de hacerla. 1 Por- que considerando Ia gravedad de sus culpas en general y en particular cada una de ellas, se excita mas facilmente 4 tener nuevo dolor y con- tricion de todas. 2 Aquella confusion y vergiienza que le ocasiona el de- citlas, le sirve de minorarle las penas del purgatorio que por ellas mere- cia. 3 La humildad y demas virtudes que en Ia confesion se practican, mueven 4 Dios para concederle muchos dones, mucha gracia y fortaleza para resistir y vencer al demonio. 4 Con el conocimiento claro que el confesor tiene del estado de la conciencia del penitente, le aplica mejor los temedios necesarios para curar su dolencia, y le da preservativos con- venientes para que no recaiga y empeore mas de lo que antes estaba. 5 Una confesion general bien hecha ocasiona en el alma Ia paz interior de que no gozaba: acalla los remordimientos de la conciencia que le ator- mentaban, de manera, que un hombre no se turba cuando oye hablar de la muerte, come y duerme con sosiego, y tiene una seguridad moral de que habiendo hecho lo que pudo de su parte, Dios le ha concedido su divina gracia. Hay dicha y felicidad que en esta vida pueda igualarse con esta? Pues quién serd tan flojo y negligente, que deje de confesarse generalmente, y mas si conoce que necesita de hacerlo? 3 Considera los medios que pueden facilitar 4 hacer confesion gene- ral. 1 Es procurar examinar bien la conciencia, y ver si en las confesio- nes pasadas falté alguna cosa esencial para su integridad; y hallando ha- ber cometido alguna falta esencial, acrepentirse de corazon, con firme propésito de remediar el daffo con una confesion general. Y ai 4 alguno Je pareciere que se confess bien, tema no le engafie el amor propio, y este le ciegue paraque deje por negligencia, y por vano temor 6 por res~ petos humanos, un negocio tan grave y de tanta importancia, y tal ves 130 ; MANUAL necesario. 9 Debes resistir con valor 4 las teataciones del demonio que para desviar al alma de uo tan grande bien, suele ponerle delante, 6 la dificultad de acordarse de todos los pecados de la vida pasada, 6 Ia ver- giienza en confesarlos, 6 el vano temor de Ia penitencia, que le dardn por ellos. 3 Considera lo que quisieras hacer en Ia hora de la muerte! como quisieras entdnces ajustar bien tus cuentas para poder comparecer en la presencia del tremendo juez; pues siendo enténces tan contingen- te el poderlo hacer ahora que tienes tiempo, salud y oportunidad, ajuste este partido. Quién serd tan mentecato que deje lo cierto por !o incierto? No permita Dios que nadie dilate para entonces tan importante negocio. Resolucion. He conocido la suma importancia de hacer mi confesion general, por las machas imperfecciones de mis ordinarias confesiones y defectos quisé harto substanciales en explicarme, humillarme y arrepentirme: tantas escusas que alegaba para no desprenderme de mis afectos peligrosos, tanto quererme justificar, tanto acusar de severas y rfgidas las justas correcciones de mi confesor, tantas disputas con él para inclinarle 4 condescender con mi gusto. O cuda poca satisfaccion me dan en esta oca- sion estos infelices partos de mi amor propio! Resvelvo, pues, abrir en- . teramente mi pecho al director, rogarle, que corte, que disponga, que mande; que aparejado estoy 4 recibir la medicina que me convenga, por amarga que sea. Esto mismo le suplicaré en mis particulares confesiones de aquf adelante, y me esforzaré 4 cumplirlo, con la gracia de Dios, y aun hacer cada afio mi confesion anual. Ramillete. Dame gracia, Seffor, para decir sola y simplemente en mis confesio- nes; lo que es menester para hacer conocer mis pecados con la mayor sinceridad y dolor que sea posible. MEDITACION DEL HUJO PRODIGO. 1 Un hombre tenia dos hijos, y el mas mozo le dijo: padre, dame la porcion de los bienes que me pertenece; y divididles los _bienes. Considera, que en esta division de bienes que hizo este padre, se significa la division de bienes, as{ naturales, como sobrenaturales que Dios hace entre los hombres, paraque con ellos, bien empleados, Ileguen 4 la eterna gloria. Este hijo mas mozo que se fué tan Iéjos, y lo disipé todo entre mugeres, significa 4 los mas de los hombres, que, 6 viven con rotura de concien- cia en pecados graves, y en especial deshonestos, 6 si son religiosos, ecle- sidsticos, 6 Ilamados de Dios para una vida virtuosa, viven con tibieza DE PIADOSAS MEDITACIONES. 1s1 espiritual , Henos de faltas ¢ imperfecciones, sin corresponder 4 su es- tado, vocacion é inspiraciones de Dios. O cudnta paciencia es Ia de este Sefior en estarse mirando un continuo desperdicio y prodigalidad de sus dones tan preciosos, y que tanto le costeron de merecer para nosotros! Entra ahora en t(, y mira cual ha sido tu vida hasta ahora, como has empleado los sentidos del cuerpo, las potencias del alma, y como te has aprovechado de los avieos que has oido, y de as inspiraciones divi- nas: mira si has afeado tu alma con culpas graves despreciando 4 tu Dios, 6 si has ido mas presto perdiendo en el camino de la virtud, que geanando: si algo de esto hallas en ti, pdatrate delante de tu celestial Padre confeséndote, no solo por siervo iniitil, mas aun por nocivo. 2 Despues de disipados todos los bienes, hubo en aquella region una grande hambre, y comenzé d padecer necesidad. Considera, que este Prédigo , gastados todos sus bienes, se acogié 4 un ciudadano de aque- Mla region, y este le puso 4 apacentar cerdos, y ni aun de las bellotas, que aquellos comian, podia 1 comer é su satisfaccion. En esto simboli- sa este Prddigo al pecador, que por la culpa se sparta de Dios y se artima 4 sus enemigos, mundo, demonio y carne; ¢ al tibio, que por cumplir gustillos y darse 4 libertad falsa, disgusta ¢ Dios y da gusto 4 sus enemigos en pecados veniales voluntarios. Todos estos no pueden lo- grar todos los gustillos que pretenden y padecen en sus almas grande miseria ; porque han de vivir sin paz interior, y con la inquietud que continuamente les ocasiona su conciencia con los remordimientos de su vi- da mala 6 tibia. Piensa, que todos los gustos ilfcitos, graves 6 leves, dan al cuerpo una momentdnea satisfaccion , mas no Ilegan al alma, an- tes la afligen; porque los gustos y satisfacciones de ella, no pueden na~ cer sino de vivir segun razon, y conforme 4 lo que Dios le manda. Mi- ra td ahora, si te has apartado de Dios por la culpa, ¢ si has vivido, disgusténdole con vida tibia, y cual has quedado en tu interior sin paz y con remordimientos, y procura buscar 4 Dios con vida santa y fervo- rosa, y hallard4s la paz y quietud de ta conciencia. 3 Déole el hijo: Padre, pecado he contra el cielo y contra Vos: ya no soy digno de ser Wamado hijo vuestro. Considera 1a infinita bondad de Dios en este retorno del Prddigo 4 su casa; pues como si Dios fuese el interesado 6 necesitase del que se aparté de él, Ie busca primero con el santo pensamiento ¢ inspiraciones, paraque el pecador ¢ el tibio, venga con humildad 4 pedirle su gracia, 6 el fervor espiritual; y luego hace de esto tanta fiesta, como si ganase para si algo, que antes no tenia. Despierta 4 alabar tanta misericordia y no*la malogres: dale gracias que te haya visitado con su santa inspiracion; y si hasta ahora has vivido en Ia culpa, corre con humildad y contricion ¢ pedirle perdon , ofrecién- dole empezar una vida verdaderamente cristiana; mas si has vivido en r3a MANUAL tibieza y faltas veniales voluntarias, avergiiénsate de haber faltado 4 tu vocacion y estado, y de no haber aprovechado tanta oportunidad , como has tenido de servir 4 Dios y crecer en las virtudes. Humillate de cora- zon delante de tu buen Padre, que de nuevo te llama, y pidele la gra- cia de un nuevo fervor, ofreciendo de tu parte el evitar faltas volunta- rias, ejercitar con mag aplicacion la meditacion, leccion, exémen y de- mas actos de piedad, y apartarte de las ocasiones de disipacion. . : Resolucion. He conocido y lo experimento bien, que no bay miseria mas seme- jante 4 la del hijo Prédigo, que la mia, despues que me aparté de Dios, y perdi mi primer fervor; pero hallo con ventajas dispuesta la misericor- dia Divina, para abrazarme como 4 otro Prédigo , que he sido, de sus gracias, habiéndome concedido con tanto amor y clemencia, el perdon de diez mil talentos malogrados, solo con recurrir 4 él con hamildad y dolor. Resuelvo quedarme aqui en su casa, en su amistad y gracia, sin dejarme jamd4s engafiar de Ia libertad falsa, de las sugestiones del diablo, ni de los alhagos de la sensualidad. : : Ramillete. Sefior, si alguna vez abusando de mi libertad intentare salirme de Vos, cerradme Ks camino con las espinas de tantas tribulaciones, que me obliguen 4 volver luego atrés. MEDITACIONES DEL SANTISIMO SACRAMENTO. MEDITACION DE LA INSTITUCION DEL SANTISIMO SACRAMENTO. 1 Tomad y comed: este es mi cuerpo. Bebed todos: esta es mi sangre del nuevo Testamento, que se derramard para muchos en remision de los pecados. Considera, que fue tan grande el amor de Cristo para con los hombres, que cuando estaba para ser tan maltratado y muerto de ellos, y teniendo presentes los ultrages y sacrilegios, que en-adelante habia de sufrit sacramentado; sin embargo instituyd este augustisimo Sacramento, - y se obligé 4 ponerse debajo de las especies de pan y vino, siempre que Tos sacerdotes consagrasen esfa materia. Picnsa un rato, antes de co- mulgar 6 celebrar , este exceso de amor para contigo, creyendo, que cuando el sacerdote acaba de pronunciar las palabras sobre el pan, 80 substancia se convierte en el solo cuerpo de Cristo en fuerza de las pa- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 133 labras; si bien por la natural conexion estén con el cuerpo, la sangre, alma y divinidad: que pronunciadas las palabras sobre el cali, la subs- tancia del vino queda convertida en sola la sangre de Cristo; bien, que con ella estén tambien el cuerpo, alma y divinidad; y que al recibir tu este Sacramento, se aumenta la gracia, y te da derecho 4 Ios avxilios para crecer en virtud; y que persevera el mismo Cristo, que esté en el cielo, en el pan y vino consagrados, hasta que se corrompan las espe- cies. Todo esto te ha de Menar de admiraciones de tal dén y tal dig- nacion de Cristo: te has antes de reconocer , si estés en gracia, por no comulgar como Jedas: quien es este Sefior, que ha de entrar en ti y quien eres td: te has de ejercitar en actos de f€, esperanza, caridad, humildad y devocion, para recibirle menos indecentemente. Deténte, pues, 4 la larga en estos afectos antes de recibirle. : 3 No beberé mas de este fruto de vid, hasta aquel dia cuando le be- ba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre. Considera, que con estas palabras quiso Cristo significar , que este santisimo Sacramento, 4 mas de significar y causar Ja gracia, y representar su sagrada pasion y muer- te, es tambien representacion de la gloria que esperamos, cuando se nos dard en el cielo claramente visto, y con sumo gozo el mismo, que aho- ra se nos da en este Sacramento escondido, y con gran mérito. Aqui debes avivar Ia fé de aquella eterna gloria, de la cual recibes aqui tan soberana prenda, mirando al cielo como 4 tu patria, y 4 este mundo con sus gustos, haberes y honras, como lugar de destierro. Entra en de- seos eficaces de despreciar este mundo, de irte varonilmente mortifican- do y apartando de ti las desordenadas aficiones que te tienen preso, y No te dejan unir con este divino Sefior, que con tanto amor, y con la admirable traza de esta institucion te busca, y te quiere unir consigo en espiritu, y asi aseguras la gloria. O amoroso Jesus, que personal- mente entrais dentro de mi, dadme vuestra divina bendicion , Henadme de estos santos deseos, para de dia en dia quedar mas unido con Vos! 3 Y rezadoun himno, salieron al monte Olivete. Considera , que ins- tituido este soberano Sacramento, y comulgados los updstoles les ensefia Cristo 4 alabar y dar gracias; y esto te ensefia aun 4 tf, despues de haberle recibido. Mas qué gracias serdn dignas para un Dios hecho hom- bre, que por sf mismo entra 4 honrar tu interior; que te representa su afrentosa pasion y muerte, padecida por ti; que te acuerda la eterna gloria que tiene preparada para ti: que te da su gracia y te ofrece sus auzilios paraque crezcas en espiritu? De ahi puedes conocer, qué desco- medimiento seria, si le dieses gracias con tibiesa y poco espiritu; y cuanto peor seria, si te detuvieses poco con ta Dios, que acabas de re- cibir. Procura, pues, por un breve rato penetrar bien este beneficio de la sagrada comunion , paraque del intimo de tu espiritu adores 4 tu Re- 134 MANUAL dentor, le agradescas esta merced, que te representa sus principales be- neficios, le ames y alabes con pureza de corazon, y hagas ante este Sefior una solemne protesta de vivir atento 4 la verdadera enmienda de tu vida. Si asi lo practicas, logrards el fin por el cual Cristo se ha que- dado entre nosotros sacramentado, y de comunion en comunion te irds mudando en Cristo. Resolucion. Considerada Ja grandeza del dén, que se encierra en la Eucaristia, y el amoroso afecto con que se me comunica el Sefior tan repetidas veces, he quedado pasmado de tan excesiva liberalidad y fineza, y confuso por wi ingratitud é insensibilidad, en hacer de él el debido aprecio. Por tanto, he resuelto ofrecerme todo 4 Cristo en recompensa de su inesti- mable amor para conmigo, y vaciar mi corason de todo afecto terreno, particularmente la ambicion, etc. paraque esté gustoso en mi alma. Ramillete. Afiadid, Sefior, 4 tan grandes favores este de darme un nuevo espi- ritu y un nuevo corazon para estimarlos, y corresponder como debo 4 tanta dignacion. MEDITACION DE LA EXCELENCIA DEL SANT{SIMO SACRAMENTO DEL ALTAR. - 1 Considera en esta meditacion lo admirable de esta obra celestial y divina; porque aunque es verdad, que todas las obras de Dios son admirables; pero esta del sant{fsimo Sacramento es la suma de todas sus obras: aquf (dice san Agustin) deposits Dios su omnipotencia: siendo omnipotente no pudo dar mas: aqut deposits su sabiduria infinita : siendo sapientisimo no supo dar mas; y aqui hizo el empefio de au infinito amor: siendo rigutsimo , no tuvo mas que dar. Y asi como de cosa tan admira- ble, quiso que desde el principio del mundo hasta su institucion hubiese muchas sombras y figuras, como fueron el érbol de la vida, la fuente de cristalinas aguas, el pan y vino que ofrecié Melchisedech, los panes de la proposicion, el pan ceniciento de Elias, el cordero pascual, el mand y otras muchas. Por esto aun introdujo en el nuevo Testamento una tan grande variedad de excelentes nombres con que se apellida: Ilf- mase pan vivo, Ilémase pan de vida, Ilémase verdadera bebida, 1lémase carne y sangre, Ilfmase Eucaristia y comunion, cuerpo de Cristo, célis, vistico y sacrificio, y por antonomasia se llama el misterio de la fé, asf por haberle Dios ilustrado con estupendos milagros, como tambien por ser el mismoSacramento milagro sobre todos los milagros de Dios, DE PIADOSAS MEDITACIONES. “os 48g segun lo dijo santo Tomés de Aquino. Cuénto, pues, nuestra fé habia de avivarse , cuando estamos en las iglesias y para comblgar? s Para mejor conocer lo admirable de este Sacramento, considera, que en él se contiene la divinidad , que es la fuente de todas Iss gracias. Y asf en este divino Sacramento, no solo resplandece la omnipotencia y sabiduria de Dios, su infinito amor y sus divinos dones; sino que re- side toda la plenitud de la divinidad, que ea el manantial y origen de todas las gracias. Se contiene tambien en la Eucaristfa el alma de Cris- to Sefior nuestro, que en perfeccion, gracia y santidad, excede infinita- mente 4 cuantas criaturas ha criado Dios. Se contiene su cuerpo santisimo organizado por el Espfritu Santo en las purisimas entrafias de la reina de los Angeles Maria Santisima, el mas perfecto y hermoso entre los hijos de los hombres. Se contiene su preciosfsima sangre, que primero derra- m6 por nosotros en Ja Circuncision, y despues en el tremendo marti- sio de su pasion sacrosanta. Si los angeles, querubines y serafines mas puros asisten con profundisima humildad, reverencia y temor, en la presencia de Jesus sacramentado, cantando aquel divino Triségio Santo, Santo, Santo; cémo se atrevers 4 estar descompuesto ¢ indevoto, un gu- sano de la tierra? Y cémo no temblaré el hombre sujeto 4 tantas mise- tias y pecados, al abrirse el sagrario, cuando estd para recibirlo real- mente? - 3 Considera las maravillas y milagros estupendos, que en este so- berano Sacramento se encierran. Luego que el sacerdote consagra la hos- tia, aquella substancia de pan que antes habia, queda convertida en car- ne de Cristo Sefior nuestro; y luego que consagra el vino, queda la subetancia de vino convertida en su sangre; y en uno y otro, todo Cris- to, el cual se halla en cada especie tan alto y tan poderoso, como est4 en el cielo. Otro milagro es, que dividiéodose la hostia, no se divide el cuerpo de Cristo; antes bien queda todo Cristo en toda la hostia, y en cualquiera parte de ella por minima que sea. Otro milagro es el estér los accidentes sin sugeto: otro, el estér el cuerpo de Cristo en infinitos lugares, sin faltar del cielo. Y por ultimo, en este altisimo Sacramento halla el alma un compendio de todas las maravillas de Dios. O bien in- finito de nuestras almas! De dénde hemos merecido tal fineza de amor? Quiénes son los hombres, que asf los beneficiais? Nosotros sumamente ingratos para Vos; y Vos sumamente benéfico, liberal y amoroso con los hombres. Alaben, Sefior, los 4ngeles y todas las criaturss vuestra bondad é infinita munificencia. 126 MANUAL MEDITACION DE LAS CAUSAS, PORQUE INSTITUYO CRISTO ESTE SACRAMENTO. 1 Considera, que muchas fueron las causas, que. tuvo Cristo Sefior nuestro para instituir en su iglesia este altisimo y soberano Sacramento. La primera y principal fue, para ostentar el excesivo amor que tuvo, y tiene 4 los hombres. Antes que tuviesemos sér, ya nos amaba Dios: antes de nuestras buenas obras, ya Dios desde la eternidad nos amaba. Para manifestarnos, pues, este excesivo amor, did Dios 4 su Hijo al mundo, unié su divinidad 4 la humanidad de Cristo Sefior nuestro, pa- decid su Magestad divina por espacio de treinta y tres aiios infinitos tra- bajos y penas por los hombres; y no déndose aun por satisfecho su amor, viendo que se Ilegaba ya el fin de su vida, entonces solté los di- ques de su amor, instituyendo este alt(simo Sacramento, en que nos dié no solo su humanidad santisima, sino su divinidad con todos los tesoros de su gracia. O beneficio de beneficios! © amor de amores! Sea por eternidades de siglos engrandecida , Sefior, vuestra infinita bonded. 2 Considera el tiempo de su institucion; y fue cuando los hombres trataban de prenderle para quitarle Ia vida: cuando un Judas trataba de venderle: cuando sabia que Pedro le habia de negar, y que los demas discfpulos con vergonzosa fuga le habian de desamparar: entonces fue, cuando Jesucristo manifests 4 todos las mayores fuerzas de su amor, dando su sacratisimo cuerpo en comida y su sangre en bebida. O fine- zas de un Dios amante! Considera tambien como otra causa de su ins- titucion fue el querer dejar 4 su esposa la iglesia un recuerdo patente de su muerte y pasion; porque este altisimo Sacramento es un memo- rial de la vida, pasion y muerte de Jesucristo: por eso dejé Jesucristo encargado d sus sacerdotes, que siempre que consagrasen , hiciesen con- memoracion de su vida y muerte sacrosanta : haced esto en memoria mia. Tambien le instituyé para consuelo de su esposa la iglesia santa, y de todos sus hijos, paraque participando todos de este pan celestial y di- vino, queddsemos con estrechisima union unidos, como miembros mis- ticos del cuerpo mistico, 4 su cabeza que es Cristo, y Con esta union comunicarnos sus dones y favores y gracias celestiales, y atraernos con mas eficacia al conocimiento y al amor de su divinidad. O ingratitud, y vileza ouestra, pagar tantas finezas con tantos agravios! 3 Ademas de lo dicho, muchas otras fueron Jas causas de su insti- tucion. 1 Para conservar en nosotros Ia vida espiritual del alma por me- dio de este pan celestial, el cual da vigor y fuerzas al espiritu, con un soberano modo mas excelente, que el que obra en el cuerpo la comida material ; porque esta muchas veces enflaquece y debilita el cuerpo, en- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 127 gendra en 1 pésimos humores, y tal vez ocasiona Ia muerte; pero aquel pan celestial y divino, (4 quien dignamente le recibe) aumenta el espi- ritu, fortalece las virtudes, da vigor contra todos los demonios, alum- bra el entendimiento para el conocimiento de las cosas celestiales y di- vinas, € inflama la voluntad para amar aquel sumo Bien, que es sobre todo bien, y siempre, en cuanto es de su parte, comunica la mejor vi- da de la gracia. 2 Paraque en la iglesia santa hubiese un eficacisimo Sa- cramento, para aplacar los enojos de Dios y quitarle el azote de las manos, que tan justamente por nuestros pecados merecemos. 3 En fin, institayé este Sacramento, paraque los fieles 4 vista de él ejercitésemos Jas tres virtudes teologales de fé, esperanza y caridad: la fé, porque tiendo este Sacramento misterig de fé, debemos creer en él otro de lo que ven nuestros ojos, y otro de lo que gusta el paladar, sin meternos en querer escudrifiar tan altos secretos, sino cautivar nuestro entendi+ miento en obsequio de la fé: la esperanza; porque debemos esperar, que recibiendo dignamente este altisimo Sacramento, se nos da con él una prenda cierta y segura de la eterna bienaventuranga: la caridad; porque siendo este soberano Seffor todo caridad y amor, debemos todos convertirnos en amor y caridad en su Magestad divina. O-bien infinito de mi alma! © dulzura de mi corazon! Dadme gracia, paraque sea agradecido, y viva y muera abrasado en el fuego de vuestro divino. amor. MEDITACION DE COMO SE HAN DE PREPARAR LAS ALMAS PARA LA SAGRADA COMUNION. 1 Considera, que si para morar Dios en el tabernéculo, y despues en el templo de Jerusalen exigia de los israelitas que se preparasen, con aquellas enérgicas palabras: apardate, 6 Israel, para recibir d tu Seftor, porque yo vendré y habitard en medio de tt: y si Marta solo por hos- pedar en su casa 4 Jesucristo, andaba tan solicita, que todo Je parecia poco para obsequiarle, cugnto mayor debe ser el cuidado del cristiano en aparejarse cuando trata de recibir en sus entrafias al mismo Rey y Criador del universo? Pruébese el hombre d st mismo, dice san Pablo, y Udguese despues d comer de aquel pan, y heber de aquel sagrado cd- liz. s Considera, que esta prueba consiste en preparar tu alma. 1 Con una buena confesion acompafiada de un dolor sumo de tus pecados y Fropésito firme de la enmienda. 2 Si reconoces haber tenido algun en- fado, 6 palabras de sentimiento con tu prdjimo, no. llegues al altar an- tes de reconciliarte con él, como Jo manda el mismo Seiior por estas palabras: cuando Ilegares d ofrecer tus dones en el altar, y allfte acors dares que tuviste algun encuentro con tu hermano, no ofrezcas dichos do. 138 MANUAL nes antes de reconciliarte con él; y reconciliado vuelve, que tu ofrenda seré dé Dios muy agradable. 3 Debes ir limpio y desnudo de todos los afectos desordenados. para unirte mas estrechamente con su Magestad divina por medio de la comunion. 4 Siendo Dios Ja misma purega, de- bes ir 4 recibirle con un ddio grande & toda deshonestidad; porque na- da valen lag buenas obras sin la virtud de la castidad, como dice san Gregorio. - 3 Considera despues de todo esto la alteza del divino Sefior, que has de recibir, que es un Dios eterno, intmenso, infinito é incomprensi- ble, cuya magestad y grandesa no pueden comprender Jos cielos y la tierra, y en cuya presencia tiemblan las mayores potestades del cielo ; es Jesucristo, el hijo del Eterno Padre segun la Divinidad , y de Maria Santisima segun la Humanidad, que esté sentado 4 Ia diestra de Dios, y ha de jusgar al universo. Piensa ahora quién eres ti? Un gusano vil de la tierra, un. miserable pecador , un ingrato 4 los beneficios de Dios, on disipador de sus gracias, un prédigo desatento. Pues si el Bautista no se creia merecedor de desatar la correa del calgado de Cristo; si san Pedro al ver al Sefior obrando un milagro se tenia por indigno de estar en su presencia; ;qué deberds tii sentir de ti mismo viéndote tan vil y miserable como eres, convidado 4 sentarte en la mesa del Rey de los cielos? Confi¢sate con la mas profunda humildad iodigno de este favor. Pero viendo por otra parte tu debilidad, y que si no comes de ese pan de vida, morirgs eternamente, acércate con fé viva, con una firme ea- peranza, y con ardiente caridad 4 este Dios de amor, y con el mas pro- fundo respeto recibelo, abrdzalo en tu corazon, y arréjate confiado en sus brazos. O bien de mi vida! asistidme con vuestra gracia, paraque puro y limpio de toda culpa, y adornado de la vestidura nupcial de la gracia y de todas Jas virtudes coma esa cena sacramental, y despues la cena de la vida eterna eu la gloria, Resolucion. Me he cenfundido de mi miseria, y avergonzado de haber sacado tan poco fruto hasta ahora de esta divina Mesa, quedando siempre el mismo, siempre colérico, siempre vano, siempre flojo en los ejercicios de piedad, y flaco en Jas ordinarias tentaciones: he propuesto disponerme en ade- lante con mayor estudio de virtud y ejercicio de mortificacion para co- mulgar, no contenténdome de confesar solamente mis culpas, y aborre- cerlas, sino considerando alomenos por un cuarto de hora la magestad y bondad del Sefior, antes de recibirle, y despues entretenerme por un competente espacio de tiempo 4 darle gracias, y 4 pedirle mercedes, particolarmente esta, que fomente en mi alma su divino amor. DE PIADOSAS MEDITACIONES. 189 Ramillete. Haced, Sefior, que arda mi alma en vuestro divino amor. PREPARACION PRACTICA PARA LA SAGRADA COMUNION. Se advierte que la siguiente Preparacion es una devota reflexion de Jo que cada uno naturalmente pensaria, si meditase sobre los puntos pa- ra ella propuestos: por lo que debe hacerse, no por modo de oracion vo- cal, sino d manera de meditacion , y discurso del entendimiento, y ejerci- eto de la voluntad , que se difunde en los tiernos afectos, que se ven es- critos, procurando enternecerse suavemente y sin fuerza con ellos; y ast seré tan fructuosa ¥ util, como probaré la experiencia. 1 Contritio de peccatis et negligentiis, et confessio pramittenda. Arrepentirse de los pecados y faltas, y confesarse. Intentio rectificanda. Purificar la intencion. Christi Passio memoranda. Acordarse de Ia Pasion de Cristo nuestro Seffor. Amor excitandus. Excitar el amor. Humilitas procuranda. Procurar la humildad. Suffragia Sanctorum requirenda. Implorar la proteccion de los Santos, one Ow 1 Contritio de peccatis, etc. Ah Redentor amoros{simo de mi alma! que con infinita clemencia os dignais convidarme d la participacion imestimable de vuestra grandeza, y 4 la union mas {ntima con vuestra Magestad soberana en el augusto Sacramento del altar: qué haré, Dios mio, mi maestro, mi guia, que me hallo confuso y en el mayor con- flicto de mi corazon? Porque si penetrado del conocimiento profundo de mi suma vileza, me apartoy retiro de Vos, veo que es renunciar 4 \a vida: si atrevido me Ilego 4 vuestro altar, senténdome 4 vuestra me- sa divina sin vestidora decente, incurro infelis en la muerte, y muerte tan fatal y funesta, como es Ia eterna. O Dios, y qué angustias son es- tas! Mas qué tengo de hacer, dulce Jesus mio, Padre amantfsimo de misericordias , sino levantarme como otro prddigo del cieno de mis mi- serias, y echarme 4 vuestros sagrados pies, confesando sinceramente mis calpas, y pidiéndoos humildemente perdon? Surgam, et ibo ad Patrem meum. S{, Dios mio amabilisimo, esto ejecuto ahora alentado del co- nocimiento de vuestra inmensa bondad : Ia circunstancia de Padre mio, que lo sois, por mi grande ventura, benignisimo, me da confianza de ser admitido: ella me alienta 4 esperar seguramente el perdon: d{goos pues, Sefior, que pequé contra Vos, y en vuestra Divina presencia: “9 130 MANUAL Pater, peccavi in celum, et coram te. Confiésome reo de innumerables maldades, deudor no solo de diez mil talentos, como el siervo del Evan- gelio, sino de inmensas sumas, que ni pagar, ni contar puedo. O Dios mio! Jam non sum dignus vocari filius tuus. Bien veo que no merezco el nombre de hijo; mas qué remedio pueden tener tantos males, sino vuestra piedad, vuestra clemencia? Sois Padre , y esto me da confianza para arrojar todas mis maldades en el inmenso fuego de vuestro divino amor. O si mis ojos se convirtiesen en dos rios, y mi cabeza en tantas fuentes de Id4grimas, cuantos son los cabellos, que en ella tengo, para Iorar siempre de dia y de noche mis desconciertos y desvarios! Quis dabit capiti meo aquam, et oculis meis fontem lacryma- tum, et plorabo die ac nocte? Arrepentido estoy, mi buen Jesus; me pesa de todo corazon de haberos ofendido, pésame mi Dios, de haber pecado: nunca mas culpas, nunca mas ofensas, nunca mas apartarme de Vos: Ne permittas me separari & te. 2 Intentio rectificanda. Deseo, Dios mio, igualar en la disposicion 4 los mas fervorosos Santos, 4 los mismos serafines abrasados en vuestro amor, y alentado con la confianza de vuestras inmengas misericordias, sumido en el mas profundo abismo de mi indignidad, me llego 4 vuestra divina mesa, desnudo, Sefior, del interés tan justo, como razonable de satisfacer 4 mi hambre, y dar cobro 4 mis perdidas fuerzas, y solamen- te movido del fin mas noble y puro de daros gusto: esta es, Dios mio, mi principal pretension, vuestra mayor gloria, vuestro ensalzamiento, ‘vuestra alabanza: ofrezcoos pues, Sefior, esta Comunion santa en honra de vuestra Magestad soberana, que venero y adoro con rendido supremo culto, en honra tambien de la sacratfsima Humanidad de mi Sefior Jesu- cristo, en memoria de su sacratisima vida, pasion y muerte, y demas sagrados misterios de la redencion, en veneracion de la gloriosisina virgen Maria, del Angel de mi Guarda, y de todos los Santos. Ofréscola en accion de gracias por todos los dones, asi de gracia, como de gloria, que con tanta magnificencia disteis 4 mi Reina y Sefora la santisima Virgen y demas santos de vuestra celestial cérte, y no menos en reco- nocimiento de todos los beneficios, que yo y todos los fieles misericor- diosamente recibimos de vuestra inmensa largueza. Ofréacola, Seiior, en satisfaccion abundantisima de todos mis pecados y de todos los del mundo, para conseguir de vuestra infinita misericordia las virtudes ne- cesarias 4 mi eterna salud, la humildad, continencia, temor santo, cari- dad, paciencia, etc. Ofrézcola por la conservacion, y exaltacion de nues- tra santa iglesia catdlica, por la salud del sumo Pontifice, de todos los prelados y clero, por la paz, union y concordia entre los principes cristianos, extirpacion de heregfas, conversion de infieles, y por todos los pecadores y demas hombres del mundo, y por las benditas almas DE PIADOSAS MEDITACIONES. 150 del ‘purgatorio, y finalmente la oftezco por todos aquellos fines, que Vos sabeis son de vuestro mayor agrado. : 3 Christi Passio memoranda. Y volviendo los ojos 4 Vos, mi amabi- lisimo Redentor, & Vos, que en el sacrificio de la misa sois la mas agradable victima, que jamas se pudo- ofrecer al Eterno Padre: 4 Vos, que tanto os complaceis, en que nos acordemos del amargo céliz, que bebisteis por nuestro amor: 4 Vos, digo, os la ofrezco tambien, Seiior, y muy expresamente, en memoria de vuestra henditfsima pasion y muerte: en memoria de la mortal agonia, que padecisteis en el huerto: de los cordeles, sogas y cadenas, con que fuisteis cruelmente atado; de Iss puiiadas, pescozones, siicias salivas y escarnios, con que fuisteis tan indignamente ultrajado: de los azotes, con que fue vuestra inocente car- ne tasgada: de las penetrantes espinas, con que fue vuestra santisima cabeza inhomanamente taladrada: de la crus, suplicio entonces el mas afrentoso, en que quisisteis ser con agudos clavos crucificado y muerto (6 vida mia!) con inaudito, imponderable, incomprensible dolor y tormento. 4 Amor excitandus. O finesa de incomparable amor! O amor mio, por mi amor tan sumamente afligido! Cémo corresponderé, tinico bien mio, 4 tanto amor? Ea, Jesus mio, si amor con amor se paga, haced que o3 ame perfectamente, y que penetren hasta lo {ntimo de mis hue- sos log rayos de vuestro inmenso amor: d4meos yo, Dios mio, dmeos con toda mi alma, con todas mis fuerzas, sobre todas las cosas, y mas que 4 mi. Transportadme todo en Vos, 6 buen Jesus, alegria de mi corazon, cumplimiento de mis deseos, centro profundisimo de mi alma, sumo objeto de mi voluntad. No piense, Seiior, no atienda, ni procure otra cosa, que anegarme en el inmenso pi¢lago de vuestro divino amor. Este es mi deseo, amado mio: recibid mi afecto, y recibidme 4 mf, como & cosa propia, que ya no quisiera tener vida, ni espiritu, ni alma, sino en Vos, 4 quien todo me entrego, é intimamente me uno con abrazo de tieraisimo amor. § Humilitas procuranda. Mas quién soy yo, Sefior, que asi me atre- yo 4 amaros, & Hegarme 4 voestro tremendo altar, 4 recibir este divino bocado, & poner la boca en la Ilaga de vuestro smorosisimo costado? Ah miserable de mi! Bien veo, Dios mio, que no soy otro que un va- so de hediondez y corrupcion, hijo del demonio, heredero del infierno. por mi nacimiento: bien conozco que soy inhabil para todo lo bueno, y solo poderoso para todo lo malo: es, Seflor, patente mi miseria, soy ciego en mis consejos, vano en mis obras, impuro en mis apetitos, des- variado en mis deseos, y finalmente en todas las cosas pequefio, y solo en la presuncion grande. Pues cémo una tan vil, y ssquerosa criatura osar4 Hegar 4 un Dios de magestad tan excelsa? Mas, 6 benignisimo 139 MANUAL Jesus mio, acorddéos de vuestra inmensa indecible benignidad : acordéos que no desechasteis jamas 4 los mas miserables, que acudian 4 Vos. Vos acudian los leprosos, y extendiendo vuestra bendita mano, los lim- piabais: & Vos venian lus ciegos, 4 Vos los sordos, & Vos los paraliti- cos, ¢ Vos los mismos endemoniados, 4 Vos por fin acudian todos los monstruos racionales, y 4 ninguno de ellos os negasteis. Esto es, Dios mio, lo que me alienta: el conocimiento de vuestra experimentada cle- mencia me esfuerza para presentarme con el mayor rendimiento 4 Vos. 6 Suffragia Sanctorum requirenda. A vuestro trono acudo protegido del favor de los santos, vuestros amigos mas {ntimos, y mis fidelisimos abogados: acudo, Sefior, revestido de sus altos merecimientos, de sus ex- celentes virtudes, de su caridad, humildad, mansedumbre y puresa, que suele robar vuestros mas tiernos carifios. Ex verdad que es vestido pos- tizo, vestido prestado de su grande benignidad; pero qué he de hacer, Dios mio? Es preciso que los pobres vivan, y vistan de limoanas y préstamos: que no se desdefien de acodir 4 los ricos para remediar sus necesidades: suplan pues ellos, Sefior, lo que me falta, y otorgadme por sus grandes méritos lo que desmerece mi suma indignidad. Ea, santos del cielo mis amantisimos protectores, conozca yo ahora vuestra podero- sisima proteccion, mostrad que sois tales en el acatamiento divino, ofre- ced por mi vuestro mérito, paraque yo logre por él Megarme con el di- vino aparejo 4 la mesa divina, y meresca gozar los suaves efectos de una santa Comunion. Amen. MEDITACION DE LA HONRA, QUE RECIBE EL HOMBRE COMULGANDO. 1 Considera, que el hombre que comulga, es mas feliz y dichoso que todos los dngeles del cielo; pues siendo el comulgar negado 4 los Sngeles, es concedido 4 solos los hombres: y si los dngeles fuesen capa- ces de envidia, de nada la tendrian, sino de ver comulgar 4 los hom- bres. Los éngeles gozan continuamente de la presencia y vista clara de Dios, le sirven y aman con ferventisimo amor; pero el recibirle, tocarle, y Hevarle dentro de sf sacramentado, solo 4 los hombres se concede solos los hombres son Ilamados 4 esta divina mesa, y svlos ellos comen este dulé{simo bocado. O dicha felicisima de los hombres! Criados de Dios se Ilaman los dngeles; pero los hombres, despues que comulgan, no los Hama Jeaucristo Sefior nuestro siervos, ni criados, sino amigos = No os llamaré siervos, sino amigos, é intimamente unidos con su Ma- gestad divina, como lo esta el sello en Ia cera. O si avivases la fe, y cugn poco caso harias de Iss cosas caducas, y terrenas! Es cierto que solo atenderias 4 las cosas celestiales y divinas, olvidando totalmente las DE PIAOSAS MEDITADCIONES. 133 terrenas, diciendo con el Apéstol: todo lo reputo como estiércol vil, por gozar de mi Sefior Jesucristo. 3 Considera, que en la sagrada Comunion hospedamos en nuestras almss al mismo Jesucristo, Hijo de Dios: qué dicha nuestra fuera, si mereciésemos la honra de hospedarle por sola una ves en nuestra casa? Qué honra fue tan crecida la de Marta, por haberle bospedado una s0- Ia ves en la suya? Paes qué tiene que ver aquella honorificencia, con la que le recibes tui comulgando? 1 Aqui le recibes, no mortal y viador, sino glorioso € inmortal; no pasible, sino impasible y triunfador de la muerte. 3 El alma, comulgando, es templo del Espiritu Santo y trono de la santisima Trinidad: es relicario preciosfsimo del cuerpo y sangre de nuestro Redentor Jesucristo: y si el trono del Espfritu Santo, el tem- plo de la Sentisima Trinidad, son templo y trono de pureza y santidad; qué saatidad y poreza ha de tener el alma, paraque sea digno trono y templo, donde habite Dios sacramentado? Si el relicario, donde se con- serva el Sacramento, es de ordinario de oro 6 plata y adornado. de preciosisimas piedras; qué oro de caridad, qué plata de fe y esperanza, y qué piedras de excelentes virtudes deben brillar y resplandecer en el alma del que comulga, para ser digno relicario, donde su Magestad di- vina se deposite sacramentado? 3 Considera, que el alma, que comulga dignamente, se puede en algun modo decir madre del mismo Dios, esposa amante de Jesucristo, porque engendra y produce espiritualmente en sf al mismo Cristo; y asfmismo es de él reengendrada, por la mudansa que hace de! alma, transforméndola toda en sf, como D dijo Dios 4 san Agustin: no me mudards en tl; mas bi te mudards en mi. © cémo debe imitar ef*alma 4 la Virgen Santisima en sus virtudes, para Hegar 4 gorar de esta di- cha! Cuén humilde y casta debe ser! Y cudn amante de su Dios debe manifestarse! 3 El alma, que dignamente comulga, queda hecha hija del Excelso: queda hecha un Dios por gracia y participacion. Conoce pues 6 cristiano, tu dignidad, (decia san Leon Papa) y despues de he- eho participante de la divina naturalesa, (por medio de la Comunion) no te enyilezcas, volviendo al trato imitil de las criaturas: pues aunque Iss tengas todas, nada tienes sin Dios; y con Dios todo lo tienes. MEDITACION DE LOS EFECTOS Y FRUTOS DE ESTE SaNTis1MO SACRAMENTO. t Considera, que Dios en el Sacramento es todo fuego, como decia an Juan Crisdéstomo: pues qué ha de hacer el fuego, sino arder, encen- der y abrasar? Yo (dice Cristo Seitor nuestro) vine d poner fuego en la tierra; y qué quiero, sino que.el mundo todo arda en vivas ? Lue- g* 136 : MANUAL go, si el alma que comulga, recibe fuego, fuego debe respirar por todas sus potencies. Cuando nos apartamos de esta mesa celestial, debemos respirar fuego del divino amor, con que nos hagamos terribles y for- midables al mismo demonio, decia san Juan Criséstomo: las palabras de Isafas eran fuego flamante , desde que el Serafin le calded los labios con el carbon encendido, figura del santisimo Sacramento del altar. Pues qué tales han de ser las palabras, los pensamientos y las obras de los que comulgan, sino obras, pensemientos y palabras del Divino amor? Se conoceré en el alma del que comulga este efecto del Sacramento, si en vez de pronunciar palabras de amores profanos, pronuncia palabras del divino amor: si en vez de pronunciar palabras de murmuracion, profiere palabras de caridad, con que vuelve por el honor del prdjimo; y asfmismo, si solo admite pensamientos celestiales y se ejercita en obras de buen ejemplo, aborreciendo las malas. O Seiior, dadme gracia paraque este efecto resplandezca en mis pensamientos, palabras y obras. 2 Considera, que el que comulga pone sus labios en el sacrosanto costado de Cristo Sefior nuestro, trayendo 4 si su sangre preciosisima, haciéndose participante de todas lag virtudes, gracias y suavidades de aquella fuente de la divina gracia. Recibe el alma en este Sacramento un antidoto preservativo contra todas las concupiscencias carnales, un remedio eficés contra las culpas, alivio para tolerar los trabajos, con- suelo en las aflicciones, gracia para crecer y perseverar en las virtu- des, y un odio contra todo lo malo, y un deseo eficds para ejercitarse en todo lo bueno: recibe el que comulga aumento en la fe, en la espe- ranza_ y en la caridad, para ejercitarse muy 4 menudo en fervorosisi- mog@tos de estas nobilisimas virtudes. © qué dicha y felicidad! Si econsiderdsemos la grandesa de este tesoro, que alcanza el alma comul- gando dignamente; quién temeria los trabajos y diligencias, por difici- les que fuesen para lograrle y poseerle? 3 Considera, que en Ia sagrada Comunion se borren los pecados veniales, se minoran y abrevian las penas del purgatorio, y el alma, por medio de lsComunion, es el terror de los demonios; y tiltima- mente por la Comunion va el alma recogida en su interior , abstra de las turbulencias del mundo, y unida siempre con su Dios y Seior, pudiendo decir con el Apéstol: vivo yo, mas no yo; porque Cristo vive en mi, como 8i dijera: vivo yo la vida de Jesucristo, no soy ya el que antes era; pues si antes era todo para el mundo, ahora soy todo para Dios; porque si Dios tiene todas sus delicias con los hijos de los hom- bres, cs denda de justicia, que Ios hombres tengan todas sus delicias con Dios. O cudnta es nuestra obligacion de ser agradecidos & nuestro ~ Dios y Sefior! Cugntas almas, que ‘viven entre hereges € infieles, lo eerian mas que tu, si tuviesen la oportunidad que tii tienes, para fre- DE PIADO8A&S MEDITACIONES. 135 cuentar esta divina mesa? © como confundirdn estas en el dia de la cuenta tu flojedad y tibieza! ane : MEDITACION DE LA INTENCION QUE HA DE TENER | . EL QUE COMULGA. . 1 Considera, que es articulo de fe, que nada se esconde 4 la suma perspicacia de Dios, sunque sea el ‘mas oculto pensamiento del hombre; y ast debemos temer mucho e] no Hegar 4 la sagrada Comunion con aquella rectitad de intencion que quiere Dios que lleguemos. -Y asf Ile- gar 4 comulgar, porque ve 4 este, 6 4 la otra, que comolga; es inten- cion torcida : Hegar 4 comulgar porque Ie tengan por santo,es no g0- Yo intencion dafiada, sino declarada hipocresfa, cuyo vicio es abominable & los ojos de Dios, y contra quien ha ejecutado Dios gravisimos casti- gos, como lo refiere Ja Escritora sagrada: ‘egar 4 comulgar para sentir Jas consolaciones espirituales, es llegar vestido de amor propio, de que debemos ir totalmente desnudos, si queremos comulgar con fruto: ir 4 comulgar paraque de esa suerte consiga-mejor sus conveniencies tempo- rales, es buscar 4 si, no buscar d Dios. De semejantes almas no hay que esperar cosa buena por mas que comulguea, porque son almas sin humilded, sin oracion, sin espiritu, y son las- que dijo san Pablo :-bus- can sus propias cosas, no las de Jesucristo. Lfbrenos el Sefior por su infiaita clemencia , de Megar 4 comulgar con tan torcidas intenciones. - 2 Considera, que puede tener uno recta intencion comulgando. 1 Si comulga para alcanzar Ia remision dé las penas debidas: por Jos peca- dos, preservarse de ellos y perseverar en la divina gracia.. 2 Cuando Hegamos 4 comulgar, paraque su Maygestad divina nos libre de’ algun mal, de alguna tentacion 6 afliccion que padecemos. 3°Cuando vamos con deseo de recibir algun dén, ¢ favor de la mano de. Dies, si nos conviene. 4 Guando comulgamos en hacimiento de ‘gracias por algun fa- vor que habemos recibido, 6 le recibieron. otros. g Cuando comulga- mos para socorrer d algunos, 6 sea 4 los vivos en sus necesidades, 6 los difuntos en sus penas. 6 Para alabar 6 glorificar 4 Dios, 6 4 sus santos. Finalmente, cuando vamos 4. comulgar cou deseos de unirnos mas esttechamente por amor con su Magestad soberana, que es to que Dios desea de nosotros: ‘Mis:delicias son estdr con los‘ hijos de los -hom- bres. Bendito sea Dios, y glorificado por eternidades de siglos en sus misericordias ; que tantos caminos nos manifiesta, paraque con recta in- tencion Io recibamos. ' a . - 3 Considera, que el alma, que desea agradar 4 Dios, y experimen- tar los frutas y efectos de tan altos sacramentos debe: 1 Atender 4 los fines, que tuvo Jesucristo Sefior nuestro cuando -le instituyé; como 136 . MANUAL fueron, el dejar en su iglesia un memorial de su pasion sacrosanta. Vamos pues 4 comulgar con vivas ansias de estampar en nuestros co- razones esta pasion sagrada para su imitacion. ¢ Paraque conozcamos que asf como la comida corporal conserva Ia vida del cuerpo, asi con esta comida espiritual se mantiene Ja vida del alma: el que come este pan, (dice Jesucristo ) vivird eternamente. Y si no comeis la carne del Hijo del Hombre, no tendreis vida en oosotros. 3 Paraque entendamos que el que comulga, queda transfigurado en Cristo, y Cristo en dl; quedando asf leno del espiritu de Cristo, para vivir con Is misma hu- mildad , caridad, obediencia, pobreza, mortificacion, puresa y deseos de padecer, como vivié Jesucristo. Pues qué vida mas felis y dichosa se puede desear que esta? Dadme gracia, Sefior, que asf la Hegue & gosar unido con Vos. , - MEDITACION DE LO QUE DEBE HACER EL ALMA EN RL TIEMPO DE LA COMUNION. 1 Considera, que Ia mafiana en que te determinas & comulgar, de- bes en cuanto sea posible, desocuparte de todos los negocios terrenos y emplear tu consideracion en los que pretendes hacer. Nadie puede servir d dos sefores, dice Jesucristo Sefior nuestro: y asf ¢s necesario apartar el pensamiento de Jo terreno, paraque pueda el alma cumplic bien con el negocio celestial. 2 Debes considerar , que para comulgar hien, te has primero de confesar bien; y asf debes examinar ta con- ciencia, y Mevar bien estudiado 10 que has de decir al confesor , y pro- curar excitar tu interior 4 1a contricion de tus culpas. 3 Mientras te encaminas 4 la iglesia, debes contemplar que vas 4 buscar al que ama nuestras almas: y ssf debes llevar tus potencias y sentidos recogides, ycada paso que des, ha de ser con un acto de amor de Dios, y un de-~ seo ardiente de Hegar 4 la presencia del enamoredo de tu alma. O si lo Licieses asf, cémo experimentarias un copios{simo fruto de tus oo- imuniones! Can qué agrado y- benevolencia te recibiria el Sefior de lo criado! . 3 Gonsidera. 1 Que al Megar 4 Ia iglesia, entras, no en casa de al- gun principe 6 rey de la tierra, sino en Ja casa del mismo Dios, en donde asiste con toda su Magestad. 2 Mira, que apenas entras, expe- rimentes ya sus favores ; pues con una gota de agua bendita, que tomas, te perdona los pecados veniales doliéndote de ellos. 3 Saluda 4 Jesus sa~ cramentado con profunda reverencia, 4 la Virgen santisima, 4 los san- tos dngeles y demas santos de Ia iglesia, suplicandoles te asistan, pa- raque con Ia debida pureza Iegues 4 recibir 4 su divina Magested. 4 Despues de haber confesado tus culpas, tecdgete interiormente an ratico DE PIADOSAS MRDITACIONES. 137 & considerar Ia alteza del Sefior, que has de recibir y tu vileza é in- dignidad. Considera, que aquel divino Sefor es vida para los que le reciben bien, y es muerte para los que le reciben mal: teme un mal suceso en la Comunion por tu mala disposicion, pide gracia 4 su’ Ma- gestad divina, paraque no te suceda el comer up juicio de Dios, en cuenta de comer pan de vida eterna. . 3 Considera. 1 Que oyes Ie voz del dulcisimo Esposo, que te Is- ma diciendo: venid 4 mé todos los que trabajais, y os hallais carga- dos con el peso de las cosas de la tierra; que en mi hallaréis el mayor alivio. Dale gracias por este Ilamamiento y di con humildad: aunque sea (Dios mio) polvo y cenisa, Hegaré 4 vuestra divina presencia, pa- aque me mandeis lo que fuere de vuestro agrado y dispongais de mi Jo que fuere de vuestro mayor servicio. 2 Procura ejercitarte en. muchos actos de humildad, en actos fervorosos de viva fe, en actos encendidos de caridad y amor de Dios, y de firme y constante esperanza, para- que de esta suerte prevenido puedas llegar 4 las arag del altar 4 reci- bir la mas segura prenda de Ia gloria, Jesus sacramentado. 3 Pide nue- vamente 4 Marfa santfsima te ssista y patrocine con su santfsimo Hi- jo, y lo mismo debes hacer con los santos angeles y santos de aquella ‘ighesia; y asegtirate, que de su clemencia y piedad ciertamente puedes esperar lo-harén. Ojalé hicieras ti Io que de tu parte. te toca! . MEDITACION DEL HACIMIENTO DE GRACIAS QUE DEBEMOS HACER DESPUES DE LA COMUNION. 1 Considera, que despues de haber recibido la sagrada Comunion, debes retirarte, en cuanto te fuere posible, adonde menos. estorbo te poedan hacer las criaturas para el cumplimiento, que debes 4 tu Cria- dor: allf pues interiormente recogido contempla. 1 Que dentro de tu alma tienes al mismo Cristo sacramentado, Dios y Hombre verdadero. 2 Que 4 tu rededor asisten millares de angeles, que viendo la digna- cion con que se comunica 4 les hombres, le estén cantando: Santo, San- to, Santo; y que le adoran y reverencian con profundisima humildad, y 4 tf te estén convidando, paraque hagas lo mismo por el beneficio incomprensible, que acabas de recibir. © con cudnta humildad le de- bes adorar! Con cuéata reverencia le debes tratar! A’ un sacerdote, que con alguna apresuracion le trataba en la misa, dijo el padre maestro ila: trate bien 4 aquel Seftor, que ha recibido: mire que es hijo de Suencs padres: palabras con que le dejé aterrado. 3 Considera, que el Q~ has recibido, es segun la divinidad Hijo del Eterno Padre, y segun te-tmanidad es Hijo de Ja gran reina de los cielos Marfa santiaima, 138 - MANUAL Bien puedes aterrarte de no tratarle-con el debido amor, humildad y reverencia, que pide tan gran Sefior. : ae 2 Considera, que halldndote en posesion de los mss ricos tesoros del cielo, debes entrar en lo interior de tu alma; y ast con una vista sencilla y actode fe fervoroso. 1 Df 4 aquel Sefior sacramentado: ha- lado he al que ama mi alma: téngole, y no le dejaré. O bien mio, con- suelo de mi alma, slegrfa de los dngeles y regocijo de los cielos! De dénde merecf yo tan gran favor, que venga 4 aposentarse en mi al- ma mi Dios, mi Sefior y miCriador? 2 Di con el Profeta: qué podré yo rétribuir d mi Dios, por lo mucho que me retribuye d mf? Haéllome vacio de todo bien, sumamente pobre; solo rico de miserias y leno de culpas: no obstante, Sefior, 08 doy. infinitas gracias por el incompara- ble beneficio que me habeis hecho, en cuya recompensa os ofrezco & Vos mismo , os ofresco la suma liberalidad y el infinito amor, que en este Sacramento manifestais 4 las almas; y de lo mio os ofrezco mi al- ma con sus potencias, mi cuerpo con todos sus sentidos, y todo me ofresco 4 Vos: dadme gracia, paraque 4 solo Vos ame, 4 Vos solo sir- va, y viva siempre en el empleo de vuestra santisima voluntad. 3 Considera, que habiendo recibido al Seftor de lo criado, has de procurar con todo cuidado: lo primero, de no escupir, que no pase un buen rato despues de la Comunion, y 3i fuere posible tomar primero un traguito de agua con que se purifique la boca. 2 Cuida de no ponerte en pldticas y conversaciones despues de haber comulgado: pues aunque no comulgéras, es irreverencia grande el ponerse el hombre & conver- sar en el templo de Dios. Pues que serd halldmdose su alma actualmen- te templo, donde asiste el santisimo Sacramento? 3 Procura despues de haber comulgado de no sentarte, que no pase un buen rato de haci- miento de gracias, salvo si la necesidad 6 flaquesa no lo pudiere tole- rar. 4 Huye como de pestilencia de imitar 4 aquellos, que 4 breve ra- to, que han comulgado, Inego.se vuelven 4 sus casas, se van 4 diver- tirse, sin que oi en sus palabras, ni en sus obras, se les conozca que han comulgado. 5 Pide 4 su Magestad divina, Ilene tu alma de su di- vino amor y temor, y que te comunique su gracia pata ejercitarte en las virtudes propias de tu estado. Propon firmemente de servirle y amar- le, y nunca jamas con su divina gracia ofenderle. ACCION DE GRACIAS PRACTICA PARA DESPUES DE LA SAGRADA COMUNION. Se advierte, que la siguiente accion de gracias es una devota refle- sion de lo que cada uno naturalmente pensaria, si meditase sobre % Puntos para ella dispuestos: por lo que debe hacerse, no por modo dr0a- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 139 cion vocal sino'd manera de meditacion 6 discurso del entendimiento, ¥ ejercicio de la voluntad, que se difunde en los tiernos afectos, que se ven escritos, procurando entretenerse suavemente y. sin fuerza con ellos; y asi serd tan fructuosa y util, como lo probard la experiencia. 1 Christus hospes usmiliter amplexandus. Abrazar humildemente 4 Cristo huésped. 2 Beneficium visitationis ipsius attent? considerandum. Considerar atentamente el beneficio de su visita. 3 Infinita erga me ejusdem bonitas, et henignitas admiranda. Admirar su infinita bondad y benignidad hécia mi. 4 Imparitas ad gratiarum actiones dignd illi reddendas agnoscenda. Conocer Ja improporcion para darle las debidas gracias. - 5 Deo Patri ejus Filius dilectus offerendus. Ofrecer 4 Dios Padre su dilectisimo Hijo. 6 Thtum, quod in se est, Sanctissima Trinitati et B. v. Maria consecrandum. Consagrar 4 la Sant(sima Trinidad y 4 la B. V. Maria, todo cuanto soy. . 7 Necessitates propria et proximi, Christo Domino reverenter aperienda. Representar con respeto 4 Jesucristo las necesidades propias y agenas. 1 Christus hospes, etc. © amantisimo Jesus _mio, Dios-de mi cora- zon, que os habeis dignado entrar en mi alma y convidaros Vos mis- mo para ser mi amigo, mi confidente, mi hudsped; permitidme Seiior primeramente, que con la mas profunda humildad, postrado 4 vuestros divinos pies, os dé un abrazo amoroso , en sefial de lo que estimo vues tra dignacion benignisima: si, si, Dios mio, si, que aprecio esta amo- rosisima fineza, y quisiera testificarla con obras, que fuesen manifiestas pruebas de mi rendida atencion y reconocimiento. Pero, Sefior, cémo hnésped venis? Céino convidado? Cémo forastero? Atended, Sefior, que Jos huéspedes miran Ia casa y lo que hay en ella, como cosa prestadat entran sf, pero no para quedarse, mas antes para ausentarse y dejarlat estén no mas que de paso. Pues no ha de ser asi, Sefior, vuestra veni- da 4 mi corazon; no Dios mio, no os habeis de ausentar de mi, no quiero consideraros como huésped, sino como duefio, como principe y absoluto Setior, y como tal habeis de hacer eterna morada en mi alma: si, Dios mio, si, que os habeis de quedar conmigo para siempre: non dinittam te, nisi benedixeris mihi: no.os dejaré partir, certaré 1a puer- ta & todos fos demas gustos, paraque Vos lo tengais de estaros solo conmigo y .yo con Vos. Con Vos, Sefior, han de ser mis delicias, con 1§0 / MANUAL Vus mis regalos, con Vos mis dulces entretenimientos. Aqu{ me postras ré 4 vuestros sageados pies: aqu{ los besaré humildemente, y como la Magdalena los regaré con Idgrimas de ternura y amor: aqui estaré es- cuchando vuestras divinss palabras: aqu{ recibiré con humildad vuestros saludables avisos: aqui me animaré § poner por obra vuestros consejos y preceptos: aqui os regalaré como otra Marta solicita, sin turbarme, sin divertirme, atendiendo solo al cumplimiento de vuestra santisima voluntad. Ea, Sefior, disponed de mf: mandadme lo que querais; que apare- jado y pronto est mi corason 4 obedeceros: paratum cor meum, Deus, paratum cor meum. Bien cierto estoy y seguro, que ayudado de vues- tra divinagracia en que confio, ni las espadas, ni las cruces, ni las saetas, ni los fuegos, ni todos los tormentos de los tiranos, me podrdn se- parar de vuestro divino amor. Este es, Dios mio, mi buen propésito, esta mi firme resolucion, este mi deseo, mi anhelo, mis ansias: no per- mitais, SeGor, que dejen de tener su cumplimiento debido y cabalisi- ma perfeccion. 2 Beneficium visitationis , etc. Pero, Sefior, pues es tanta vuestra be- nigaisima dignacion , permitidme os diga algo, aunque soy polvo y ceni- za, y por esto indignisimo aun de estar en vuestra divins presencia: es posible, Dios mio, que hayais puesto los ojos sobre esta vilfsima cria- tura vuestra? Qué habeis visto en mf, que os haya empefiado 4 visi- tarme en vuestra misma persona? El Rey de cielo y tierra, el Monar- ca sobre todos los monarcas, emperadores y reyes, el mismo Dios, in- creado, inmenso, eterno, infinito, venir personalmente 4 casa del mini- mo de sus esclavos! Seffor, si algo queriais de mi, no bastaba un reca- do, un toque, una inspiracion? sefiores de este mundo asi lo prac- tican: no van ellos mismos 4 las casas de los pobres, no entran 4 casa de sus criados; mandan, ordenan, disponen, y esto basta para verse lue- go obedecidos. Pues, qué os ha movido, Dios mio, 4 hacerme tan ines- perada merced, 4 honrarme con tan itnponderable favor? 7 3 Infinita erga me ejusdem bonitas, etc. © bondad inmensa! O be- nignidad infinita! O dignacion inexplicable de mi Redentor! No, Dios mio, no: bien cierto es, que no habeis visto cosa en mi, ni mérito, ni virtud, ni prenda, que os convidase 4 este exceso de amor. Bien léjos estaba y estoy, de merecer tan incomparable fineza: bien conocido teo- go, que no solo merecia, mas antes era indignisimo de tan soberana inestimable visita: no os podia mover 4 venir 4 m{, nada de lo que hay en mi. Qué hay en mf, Sefior, que no sea asco, fealdad, inmun- dicia ? Qué hay en mf, Dios mio, que no sea pecado? Brevi vivens tem- pore, muitis sum repletus miseriis. Una sentina soy , un lodaser podrido de todas las heces del mundo, mas apto para provocar 4 vémito, y DE PIADOSAS MEDITACIONRS. 141 obligaros al desvfo, que para atraeros ¢ inclinaros 4 mf. Vuestra sola bondad inefable, vuestra sola clemencia indecible, vuestro amor inmen- 80 hécia mf, es el que tinicamente os ha traido 4 mi: hac fuit sum- me charitatis tue suprema exuberantia, S{, s{, sf, Jesus mio amantisi- mo, 4 vuestra infinita clemencia, 4 vuestra misericordia infinita se debe solamente este inefable exceso de caridad: asf lo creo, asf lo considero, y asi lo confieso. 4 Imparitas ad gratiarum actiones, etc. Pues qué recompensa, Se- fior, qué retribucion , qué accion de gracias seré bastante para tan sobe- rana dignacion? Quid retribuam Domino pro omnibus, que retribuit mihi? Qué caudales, qué tesoro, qué fondos bastarén , Dios mio, 4 pagar tan excesiva fineza! Ah miserable de mi! No hay, Sefior, en mi haberes, no hay bienes, ni hay virtud, ni espfritu para satisfacer, ni prenda mayor que la misma gloria: debo confesar mi pobreza; sf, sf, Dios mio, que me veo pobre, pobrisimo, imposibilitado 4 daros una condig- na retribucion: es menester que vaya 4 pedir limosna 4 los ricos, que acoda 4 los santos y santas del cielo, 4 la reina de los dngeles Maria santisima, 6 4 Vos mismo Seftor, que sois solo riquisimo y suficiente 4 dasros Ia satisfaccion debida: pues esto es, Dios mio, lo que os oftez- co em paga, esto es lo que os presento: el amor ardent(simo de los se- rafines, y demas angeles, la fe de los patriarcas, la esperanza de los profetas, las misiones de los apéstoles, las persecuciones, tormentos y sangre de los mértires, las penitencias de los confesores, la pureza y castidad de las virgenes, las virtudes todas, y méritos imponderables de Marfa santisima: y qué mas? 5 Deo Patri ejus, etc. Os ofrezco, Dios mio, vuestro Unigénito, vuestro amantisimo Hijo, vuestro amabilisimo Jesus, mi Criador, mi Redentor, mi consuelo. Aqui teneis, Eterno Padre, la prenda mas ama- da de mi corazon: aqui teneis al amado de mi alma: aqui teneis 4 Je- sus: sf, sf, Dios mio, 4 Jesus os presento, aqui esté: veis aqui la ale- ria de los dngeles, la hermosura de los cielos, el contento y gozo de los bienaventurados, veis aqui aquel Sefor, aquel Hijo amado vuestro, en quien siempre os habeis complacido: veisle aqu{ inmortal, glorioso, impasible, triunfador de la muerte, y del infierno: veisle squ{ rubrica- do con cinco hermosfsimas rosas, las Ilagas quiero decir, con que her- mosea y adorna sv sacratisimo cuerpo: aqui le teneis, Eterno Padre, recibidle en satisfaccion mia, mirad sus Ilagas, mirad su sangre bendi- tisima: atended al tesoro ininenso de sus méritos, que son infinitos, al caudal inagotable de sus virtudes, que son divinas, 4 su satinfaccion, que no puede ger mayor: no tengo, ni hay cosa mas apreciable, que daros: este es el fondo, esta la paga, que os ofrezco en protestacion de agradecimiento. 142 MANUAL 6 Tetum, quod in se est, etc. Y si quereis, Sefor, algun -fruto de mi propia cosecha, si quereis alguna cosa de mi, aqui estoy, Dios mio, todo me dejo 4 vuestra divina disposicion: aqui teneis 4 mi alma con sus potencias, 4 mi espiritu con sus facultades, 4 mi cuerpo con sus sentidos: aqui teneis entero mi corazon, aquf os le dedico, aqui os le consagro, ya no es mio, sino vuestro: ya no usaré de él, sino para co- sas de vuestro servicio: aceptad, Sefior, esta pequefia ofrenda, que os la hago de lo {ntimo del alma: limpiadle Vos mas y mas: purificadle Vos mas y mas: lavadme, Sefior, mas y mas, con: la sangre de vues- tro amabilisimo Jesus: y si es menester tambien agua de penitencia, de contricion y dolor de mis culpas; aqui estén mis ojos hechos dos fuen- tes de copiosas amargas ldgrimas, aqui Iloro mis desvarios, aqui os pi- do rendido, humillado y postrado el perdon: ‘perdonadme, Dios mio, por vuestro amor, perdonadme por ser quien sois: nunca mas pecar, Sefior, nunca mas ofenderos, nunca mas apartarme de Vos. Aqui os doy tambien mis pensamientos y afectos, os sacrifico mis palabras y mis obras, las manos, los pies, los pasos y demas movimientos, dirigi¢n- dolo todo 4 vuestro mayor servicio, 41a mayor honra y gloria vuestra, las acciones, singularmente de este dia; de forma, que no quiero vivir, pensar, hablar, ni obrar, sino en Vos, con Vos y por Vos, que sois dignisimo de ser amado y servido sobre todas las cosas. 7 Necessitates propria, etc. Pero, Sefior, para cumplir todas estas promesas, bien conoceis Vos mi flaqueza, y cuanto necesito de vuestrz gracia, ausilios y asistencia. Vos sabeis, Sefior , que me falta humildad, que ni aun conozco esta importantfsima virtud; y que mas aun que el inismo demonio estoy Ileno de vanidad y soberbia. Vos sabeis que me falta paciencia, que frecuentemente me turbo, que ni una leve palabra, un aviso, una cara menos agradable sé Hevar con disimulo y sufri- miento. Vos sabeis cuan Iéjos estoy de tener aquella caridad con el prdjimo, que me manda vuestra santisima ley: cuantas veces me enojo, cuan 4 menudo murmuro de unos y otros, y aun masen mi mismo, admitiendo prolijas secretas interlocuciones en mi corazon. Vos sabeis, Dios mio, mi tibieza, mi flojedad y descuido, en las cosas de vuestro servicio, cuan poco me aplico, cuan poco me ayudo, Ias distracciones que admito, las ocasiones que busco, las escusas que imagino, mi disi- pacion , mi sensualidad, mi desahogo: las tentaciunes tambien, que pa- dezco, el descuido en apartarlas, el olvido de recurrir prontamente 4 vuestra poderosa proteccion. Vos sabeis finalmente los males, las necesi- dades, asi corporales como espirituales de todos mis prdjimos , sus in- mensos trabajos, sus aflicciones , sus desconsuelos, su inclinacion vehe- mente al vicio: tanto pecado, Seffor, tanto desconcierto, tanto odio, tanta injusticia, tanta brutalidad , tantos juramentos, maldiciones , blss- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 143 femias , tanta perdicion de almas, la extrema malignidad, que anega al el mundo todo: maledictum, et mendacium, et homicidium, et furtum, et adulterium , inundaverunt. Q Dios mio, y que males tan deplorables son estos! Cuén dignos de perpetuo Ilanto, y de que se acuda 4 Vos para implorar su remedio. Todo lo sabeis, Sefior, nada ignorais: Ad om- nia scientem Joquor : pues socorrednos, Dios mio, ayudadnos, dadnos la mano, compadeceos de tantas miserias, como caben en mf, y en todos: esto 08 pido, esto os ruego y suplico rendidamente: aqui estoy, pobre y desnudo 4 vuestras puertas, implorando vuestra divina clemencia. Dadme humildad , concededme pureza en el cuerpo y en el alma, tro- cad mi tibieza en fervor, inflamad mi corazon en amor vuestro, alum- brad mis tinieblas, elevadme con Vos al cielo, donde tenga como otro san Pablo, mi conversacion, tanto, que ya no haga caso de cosas cadu- cas, las desprecie, las olvide: Vos solamente seais mi eterna dulzura, Vos mi contento, Vos mis delicias, mi centro, mi quietud y descanso interminable. Y esto mismo os ruego tambien, Sefior, por mis herma- nos, por todos mis préjimos, rediimidos con vuestra preciosisima san- gre: por todos aquellos singularmente, que se han encomendado, ¢ yo he ofrecido el fruto de mis sacrificios y oraciones, asi vivos como difuntos. Ea, Seiior, con Vos me quedo aqui 4 vuestros sagrados pies, que humildemente adoro: dadme vuestra santa bendicion: muera yo aqui, Sefior, muera de amor vuestro, muera améndoos, estiméndoos , alabén+ doos 4 Vos, Dios mio, 4 Vos, vida de mi alma, 4 Vos, mi Criador y benignisimo Redentor. Vuelvo otra vez, y quisiera infinitas, 4 sacri- ficarme todo 4 vuestro amor y servicio, 4 ofreceros mis sentidos, poten- cias, micuerpo y alma: no dé paso alguno, no haga accion, no diga palabra, no tenga pensamiento, ni afecto, singularmente en este dia, sino en vuestro y por vuestro amor. Asi sea, Dios mio, asi sea para siempre, por toda la eternidad; para mientras Dios serd Dios. MEDITACION DE LA FRECUENTE COMUNION. 1 Considera, que tu vida no es otra cosa, como decia el santo Job, que una guerra continua con el demonio; y como dice san Pedro: ef enemigo anda continuamente dando vueltas, buscando d quien tragar. Pues quién vid jamas que el soldado deje las armas para pelear? Mien- tras Jonatés estuvo armado, no se atrevié Trifon 4 embestirle; mas lue- © que se desarméd, quedé prisionero y muerto. Asi le sucede al alma, que deja los ejercicios espirituales y se retira de las buenas obras, que son las armas contra el demonio, que 4 poca costa suya queda vencida por su contrario. En grande aprension pone al demonio una alma que 146 MANUAL frecuenta 4 menudo Ia confesion, y 1a sagrada Comunion: por la con- fesion la mira limpia de culpas, agraciada con el adorno de la divina gracia, y amiga de Dios: por la Comunion Is reconoce Ilena de fe, de esperanza y caridad; y juntameote con el adorno de la puresa, humil- dad, temor santo de Dios y demas virtudes, que son las armas formi- dables contra el infierno; y no obstante que la embiste, procurando apartarla de tan santo ejercicio, pero teme mucho el quedar vencido, como de ordinario lo queda. Anfmate pues 4 frecuentar esta celestial mesa, si quieres triunfar, no solo de tus pasiones, sino de todo el in- fierno. s Considera, que en aquel primer siglo de Is iglesia habia tants san- tidad entre los cristianos, y fueron muy pocas las almas, que se conde- naron, porque entonces los fieles comulgaban todos los dias: vivian to- dos en suma pas y hermandad: lo propio era comun 4 todos, y lo co- mun era propio de cada uno, despues se fue en ellos resfriando la cari- dad , dejaron la comunion cotidiana: con que pudo el demonio introdu- cir en ellos la codicia, Ia soberbia, Ia ira, el fraude y el engafio con los demas vicios, hasta poner al mundo y 4 la cristiandad en el infe- Itz estado, que al presente experimentamos. © qué consuelo seria para la santa iglesia, si los fieles se aplicasen 4 resucitar aquellos fervores de aquellos primitivos hijos! Qué flojedad y tibiesa es la tuya? Qué sue- fio es el que te oprime? Si deseas tu salvacion y la mayor honra y glo- ria de Dios, animate 4 la frecuente confesion: desecha de tf la flojedad y tibieza, y no pierdas por tan poca cosa infinitos tesoros, que logras con su frecuencia. 3 Considera los muchos bienes, que goza el alma, que frecuenta Ia Comunion, de todos Ios cuales se priva por dilatarla de tarde en tarde. 1 En el alma del que comulga 4 menudo, hacen poco asiento las cul- pas. 2 Se hace formidable contra todos los demonios. 3 Es una fortisi- ma torre contra todos los vicios. 4 Es su alma una oficina y depésito, donde se conservan las virtudes. 5 Es el jardin ameno de las delicias de Dios. 6 Con Ia frecuente Comunion aumenta los merecimientos de la iglesia. 7 Mueve 4 Dios, paraque comunique muchos dones y gracias 4 los demas fieles. 8 Alivia las penas 4 las benditas almas del purgato- rio. g Detiene el brazo de Ia divina Justicia, paraque no’ castigue al mundo, como lo tiene merecido. 10 Alegra 4 los 4ngeles del cielo, ac- menta el gozo accidental 4 los santos, y da gloria y contento 4 toda la beatisima Trinidad. No ensordezcas pues 4 la voz de ta benign{si- mo amante Dios, que te llama, diciendo: venid 4 mé todos los que trae bajais, que yo os aliviard. DE PIADOSAS MEDITACIONES. © 145 MEDITACION DE CUAN GRAN MAL SEA COMULGAR EN PECADO MORTAL. 1 Considera la enormidad de este pecado: ella es tal, que no se puede con el entendimiento bastantemente comprender, y causa hor- ror solo el pensarla; porque si es gravisimo sacrilegio rasgar las imdge- nes de los santos 6 de un crucifijo, y pisarlas, escopir dentro de un cSlis consagrado, etc. considera, cudn enorme exceso seré recibir al mis- mo Cristo en pecado mortal, sposentar en un pecho siicio el Cordero purfsimo y sin mancilla. Esto es ultrajar, no 4 los santos, mas al Santo de los santos; no 4 la figura, mas al figurado: es hacer desprecio, no del céliz, sf de la misma sangre precios(sima, que el mismo Cristo der- ram6 por nosotros en la cruz. En fin , esto se puede lamar el mayor de’ todos los sacrilegios: pues no es injuriar las cosas sagradas, mas al Se- fior, que las hace sagradas. 3 Los santos laman 4 este pecado: crimen lease Majestatis Divine; y dicen, que es semejante al de el alevoso Ju- das, y como el que cometieron los hebreos crucificando 4 Cristo, y aun en cierta manera es mayor; pues si los hebreos lo crucificaron, fue, no conociéndole por verdadero Dios, y esto hicieron viviendo este Sefior en carne pasible; mas ahora los cristianos que comulgan en pecado mortal, le conocen y le confiesan por su Sefior, y cometen esta enormidad , reinando en el cielo, glorieso é impasible. Exceso es este para pasmar al cielo, 4 Ia tierra y al mismo infierno. O dulcfsimo Jesus, cual debe de ser vaestro disgusto, viendoos ofender en aquello, en que nos dejastes una tan estrafia prenda de vuestro fino amor! En verdad, que lleva mar- ca de condenado, quien se atreve 4 maldad tan execrable. s Considera los males, que causa en el alma la Comunion ea peca- do mortal. 1 Este pan de vida se le convierte en veneno, que causa la muerte espiritual del alma, y aun tal vez la del cuerpo, diciendo el Apéstol, que muchos en sa tiempo enfermaban por esto y sun morian. 2 Fl que asi comulga, come y bebe la sentencia de su condenacion , di- ce el mismo san Pablo: quien le come y bebe indignamente, come y bebe el juicio contra st mismo, y se hace reo del cuerpo y sangre de Je- sucristo; de manera, que el que comete tal enormidad, no ha menester proceso, ya est4 convencido por reo, ya tiene promulgada sentencia con- tra si mismo. 3 Puede en algun modo decirse que este atrevimiento de cormulgar en mal estado, ata las manos 4 Ia misericordia de Dios, para- que no perdone los pecados del que asi comulga; porque en los tribunsles de la justicia temporal, aun de pecados atroces cometidos contra perso- nas particulares, se alcansa perdon, 6 por intercesores, 6 con dinero; mas en cuanto 4 los delitos cometidos contra la persona del principe, ni 10 146 - MANUAL valen stiplicas, ni aprovechan dineros, solo el castigo tiene lugar. Eso mismo debe con verdad temer el que es tan desalmado, que pone sus sacrflegas manos en la misma persona de Jesucristo , recibiéndole en pe- cado mortal. O Sefior, no permitais jamas que alguno de nosotros se atreva 4 cometer tal enormidad ! Mas haced, que mil veces muramos, antes que lleguemos 4 recibir este pan de vida, estando muertos 4 la gracia; y ayudadnos con vuestra divina asistencia pata limpiar primero noestras almas, como nos aconseja el Apéstol: prudbese el hombre d si mismo: y asi coma de aquel pan y beba del cdliz. 3 Considera, quienes son los que indignamente comulgan, paraque tui no seas uno de ellos. 1 Son todos aquellos, que por un poco de ver- giienza, que sienten en. manifestar los pecados mas graves, hacen la confesion sacrflega; y sin embargo se acercan al santfsimo Sacramento con conciencias manchedas. Temen 4 un hombre, que es el confesor, y no temen 4 Dios, que por tan gran maldad puede hacer abrir la tierra, paraque los trague vivos. s Comulgan aun indignamente , los que hacen sus confesiones sin verdadero dolor y firme propdsito de enmendarse. Siempre estén confesando, y siempre vuelven al vdmito de los pecados misinos, no haciendo diligencia alguna para desartaigar los malos hébi- tos que han contraido pecando, ni alejéndose de las ocasiones, que les hicieron caer. 3 Todos aquellos que se acercan 4 Io sagrada mesa del al- tar para recibir al mansfsimo Cordero, llenos de ddio implacable contra ‘aquellos, que los han ofendido: y asf como quien metiese un sano li- cor en un vaso envenenado, le haria adquirir las calidades del veneno; asi se puede decir que convierten estos en dafio de sus almas la santa Comunion , 4 causa de recibirla con el tdsigo del ddio. Paraque pues este pan de vida no sea para tf comida de muerte, limpia con diligen- cia tu alma de todo pecado mortal: haz una buena y entera confeaion, con verdadero dolor y firme propésito de enmendar tus costumbres : quita aun de tu corazon toda aversion y ddio; y de esta manera este divino manjar serd para tu alma pan de vida eterna: quien come este pany vivird eternamente. MEDITACIONES DE LA VIDA DE CRISTO SENOR - NUESTRO. MEDITACION ‘DE LA ENCARNACION DEL HNO DE DIOS EN LAS ENTRAWAS DE MARA SANTfSIMA. 1 Considera el infeliz estado de eterna condenacion, en que habia caido. todo el linage de Adan por aquella primera culpa. Crece Ia ofen- DE PIADOSAS: MEDITACIONES. 147 sa conforme Ia dignidad del ofendido, y siendo el pecado del hombre. ofensa de la iufinita magestad de Dios, trajo.consigo gravedad infinita, que pedia castigo infinito, y solo podia remitirse en rigor de justicia - con satisfaccion de persona infinita, que no se hallaba en todos los én- geles y hombres; y estos por consiguiente habian necesariamente de perecer eternamente. Considera mas, que corriendo los afios, estaba el mundo Ileno de idoletrfas y tan contaminado con todo género de peca- dos, que causa horror pensarlo. A mal pues tan desesperado y en tiempo tan perdido, ocurrié la infinite caridad de Dios. con la encarna- cion de su Unigénito para reparo superabundante de Ia caida del peca- do original y de los actuales de todos los hombres, 4 quienes quedase posible y aun fécil su eterna salvacion, disfrutando la infinita satisfac- cion del Hijo de Dios hecho hombre, recibiendo los santos sacramentos, que son los cafios por donde ella se comunica 4 los hombres, para per- don y preservacion de los pecados. Qué admiracion ocuparia 4 los es- piritus angélicos, cuando Dios les revels este misterio, mirando la dig- nacion de aquella suma Magestad , en querer por s{ misma remediar al hombre tan perdido, ssqueroso ¢ indigno! Cuan sbsortos quedarian, viendo el empleo de los infinitos atributos divinos en aque! diseiio pri- moroso, con que Dios ofendido se satisfacia de leno, y la masa inficio- nada del linage humano se restablecia en Ia filiacion adoptiva de Dios! Cudn suspensos fos tendria que la alteza de los dngeles apdstatas por un pecado haya perecido sin remedio por toda la eternidad; y la huma- na bajesa haya logrado ton soberano Reparador! Y. ti que eres tan in-: teressdo, te hallas ocupado de estos pasmos, de estas admiraciones? Has seriamente considerado el estado de eterna condenacion, que por tu li- nage merecias? Has profundamente penetrado. lo que por tu bien ha Dios obrado en esa encarnacion? Temo, que apenas de paso Jo habras mirado. O ingratitud detestable! Considera pues y penetra de espacio y con frecuencia este misterio, y sentirés arder tu corazon en Dios. 2 Considera, que antes de formar Dios al primer Adan terreno , le Preparé un paraiso terreno de deleites donde colocarle: asi antes de formar al segundo Adan celestial, le preparé an paraiso celestial y es-' piritual donde colocarle, que fué Marfa Santisima. La preservd de la calpa original, la Ilendé de todas las gracias y la doté de tanta belleza: espiritual , que despues de Dios no se puede pensar.cosa igual. A esta pues dichosa Virgen,.Ilegada ya 4 edad competente fae -enviado. de Dios el Arcangel san Gabriel: saluddéla, alabé su plenitud de gracia, su pri-' vanza con Dios, su exeelencia sobre todas las mogeres, y notificdle ou. eleccion para madre del Unigénito de Dios. Como la Virgen era tan de veras humilde, se tarbé con esas alabanzas, queriéndolas todas para Dios, de quien lo reconocia todo: como era tan.casta, reparé en aceptar esa- 148 MANUAL dignidad por no menoscabar su castidad ; mas asegurada por el Arcangel de todo riesgo, respondidé: hé aquf la esclava del Seftor: hdgase en mi segun tu palabra. Quién entenderé 4 qué grado Ilegarian les virtades de la Virgen en este paso? Su humildad, su csridad, su resignacion, su devocion, su zelo de la honra de Dios y de las almas? Mira tu los me- dios, con que Ia Virgen merecié ser digno tdlamo del Hijo de Dios: aprende tu esta leccion santa, y procura poseer y ejercitar con fervor esas virtudes, paraque Dios more gustoso en tu alma. 3 Considera, que dado el consentimiento por la Virgen, el Padre, el Hijo y el Espiritu Santo, formaron un cuerpecito de la sangre de la Virgen, criaron una alma adornada sobre manera de gracia y doaes, que infuodieron en aquel cuerpecito, y 4 esta humanidad se unid per- sonalmente solo el Hijo de Dios; y asf quedé el Hijo de Dios hecho hombre por obra del Espiritu Santo; porque por ser obra de tanto amor se-atribuye al divino espiritu. Considera , que el alma de Cristo luego f- j6 su vista en la divina esencia, quedando bienaveoturada segun su por cion superior. Con aquella vista te merecié el perdon de tas pecados, alli te vid, te amd, y te quiso salvar, y que gozases ti y los demas hoa bres, de la honra de tal hermano y Redentor. Mira cudn obligado estés 4 no olvidar, 4 amar, 4 servir de veras 4 este amador tuyo. Considers aun que Jesus con aquella vista descubrié su vida pobre, sus perseci- ciones, sus asotes, espinas, crus y muerte afrentosa; y todo: lo acep- té gustoso por librarte del infierno y abrirte las puertas del cielo. Pues cémo td, siendo el culpado , osards quejarte de las penas, de las huni- Ilaciones , de las tentaciones y enfermedades? Ea, animate al ejercico de las virtudes, 4 imitar 4 tu Redentor, y logrards el frato de su encat- nacion por toda la eternidad. : MEDITACION DEL NACIMIENTO DE CRISTO EN BELEN. t Fué Marla Santisima con san José su esposo desde Nazareth é Belén para empadronarse, segun el edicto del emperador César Auguste. Considera, como habiéndose publicado el edicto del emperador Cét Augusto, paraque todas las cabezas de las familias se empadronsses (0 la ciudad que les tocaba; habiendo de ir san José 4 la ciudad de Beko, hizo Marfa Sautisima este viage en compsfifa de su santo esposo; obstante, que su pobresa era grande y el frio en lo mas riguroso del invierno. Considera: 1 La pronta obediencia de la Reina de los cielos al. mandato del rey de la tierra; y aprende con su ejemplo 4 no repug- nar .4 los mandatos de tes superiores, por inconvenientes, que se intet- pengan. 2 No te-desdefies de acompafiar en espiritu y servir 4 estos santos peregrinos, con toda la atencion y cuidado de tu alma: y note DE PIADOSAS MEDITACIONES. 149 parezca puerilidad (dice el serdfico doctor san Buenaventura) el sujetar- te, ya § hablar 4 la Virgen, ya al santo José, y preguntarles: cémo les va del trabajo del camino, y ofrecerte para cuanto pudiere ser de su alivio; porque grandes siervos de Dios han sacado grandes frutos de esta consideracion. Pideles te admitan en su compaiifa, y oirds la pl4- tica y conversacion mas divina, que jamas se oyé en el mundo. 3 Habiendo llegado 4 Belén, no pudieron hallar posada entre los pa- rientes y conocidos. Considera, como al cabo de los cinco dias de cami- no Ilegaron los devotos peregrinos 4 Ia ciudad de Belén, ya puesto el sol: empezé san José 4 ir de casa en casa buscando albergue; pero ni en posadas, ni en mesones, ni en las casas de los conocidos, ni de los mas cercanos de su familia, hallaron posada; antes bien fueron de to- dos con desgracia y desprecios despedidos. Llegaron 4 la casa del regis- tro 6 padron piblico, en donde se escribieron, y pagaron el fisco y tributo real, con que salieron de este cuidado. Volvid el santo José 4 hacer diligencia por otras posadas, y de todas con gran desprecio fue- ron despedidos, admirdndose los dngelea de Ja ineensible dureza de los hombres , y juntamente de la modestia, paciencia, resignacion y hu- mildad de su Reina y Sefiora. Considera, como determinaron (ya de noche) salirse fuera de la ciudad, albergarse en una cueva 6 gruta, que solia ser albergue de ganado: halldronla desocupada, porque era el pa- Jacio Real, que el Eterno Padre tenia destinado para el nacimiento de su Unigénito. 6 cuén alegre estaria la Reina de los angeles con la préc- tice de tan extremada pobreza! © mundo engafiador, que asi despreciag 4 los buenos y albergas 4 los malos! © pobresa tan amada en los ojos de Dios, cuanto despreciada de los hombres! . . 3 Parié la Seriora é su Hijo primogénito, le envolvid en los pafiales, y reclind en el pesebre. Considera, como Maria y José, entraron al prevenido hospicio de la cueva, despedidos de los hospicios y piedad natural de los hombres: hincéronse entrambos de rodillas, y dieron gra- cias al Altisimo por aquel beneficio, que no ignoraban era dispuesto por los ocultos juicios de la eterna sabidurfa. Limpiaron la cueva lo me- jor que pudieron, ayudéndoles sin duda los santos Angeles: luego pre- vinieron alguna camilla con la ropa que traian, en un pesebre, para depoaitar en él al Rey de los cielos; y Maria Santisima puesta en ele- vacion altisima de todas sus potencias y sentidos, al Hegar la hora de la media noche, en el afio de la creacion del mundo, que dice nuestra madre la Iglesia, dié al mundo al Unigénito del Padre y suyo. Reci- biéndole en sus manos los mas supremos serafines, y poni¢ndole en los brazos de su madre Virgen, le adoré con toda Ia cérte celestial, y en- vuelto en’ pobres pafiales, le reclind en el pesebre. O alteza incompren- sible de los. juicios de. Dios! Dios, y en un establo de bestias? 10 150 MANUAL wién no se asombra! Y quién dejard de quedar cautivo de su amor! llega 4 adorarle y darle tiernos dsculos, regando sus pies con ligrimas, y alividndole del frio con encendidos actos de su divino amor. MEDITACION DE COMO LOS PASTORES VINIERON : 4 ADORAR AL NINO JESUS. - 1 Dijo eb dngel d los pastores: os anuncio un grande gox0; y 4, que ha nacido hoy para vosotros el Salvador del mundo. Considers, como despues que los cortessnos del cielo celebraron el nacimiento de nuestro Redentor , fueron muchos de ellos despachados, paraque por diversas partes del mundo evangelizasen las dichosas nuevas , 4 los que segon la voluntad divina estaban dispuestos para oirlas: unos fueron 4 anuncist 4 los reyes Magos su felicisimo nacimiento: otros fueron despachados al limbo 4 dar las alegres nuevas 4 los santos Padres: otros 4 su prima santa Isabel , 4 san Juan, y & Zacar(as au padre: otros & Simeon y 4 Ana la profetisa, y otros 4 los pastores: y segun fueron pocos, 4 quit- nes se manifesté, se conoce claro el infeliz estado, que tenia el mundo, cuando nacié nuestro Redentor en él: y en mas infeliz estado debemos considerarle en el dia de hoy; pues teniendo tanta lus de estos miste- tios, y tan continuados avxilios y repetidos avisos, por la mayor pst- te se halla en los mortales un formidable olvido de estos sacramentos; y siendo muchos los que solo atienden 4 las convenienciss mundanss; pocos son los que atienden 4 estos beneficios divinos para el agradeci- miento. Dadme.gracia, Sefior, paraque sea del niimero de estos pocs, para corresponder segun mi obligacion 4 las finezas de amor que habeis ussdo conmigo. 3 Esta serial os doy: hallaréis al Infante envuelto en paitales Puesto en un pesebre. Considera: 1 Como & estas palabras del santo Aa gel sobrevino gran muchedumbre de celestial milicia, que Iendndoles de clerided, con dulclsimas voces cantaron: gloria en las alturas & Dios,y Paz en la tierra d los hombres de buena voluntad; y desapareciendo, de Jaron 4 los pastores Ilenos de divina luz, inflamados y fervorosos, co deseo uniforme de lograr la felicidad, y Hegar 4 reconocer con sus 008 el altisimo misterio, que habian percibido con sus oidos. s Consider la sinceridad y pureza de estos santos pastores: pues no pareciendo muy & propésito para hallar 4 Dios, ni proporcionadas con los ojos de la cat- . Ne las sefias que les did el angel, no se metieron con especulaciotts, sino que cautivando su entendimiento € inflamada su voluntad, con V- vas ansias se partieron 4 Belén, 4 ver y adorar al recien nacido Dios. Q letrados de este mundo, qué bienes sacais para las almas de vuestni® metafisicas especulaciones! Amad & Dios con puresa y sinceridad d¢ DE PIADOSAS MEDITACIONES. 151 corazon como los pastores, si.quereis gozar de los divinos favores. 3 Partieron luego d la cueva, y hallaron 4 Marla, & José y al In- fante reclinado en el pesebre. Considera, como al Ilegar estos pobrecitos y felicfsimos hombres 4 Ia cueva, pusieron admirados los ojos en el niffo Dios y en su purisima Madre. © cuén ilustrados quedarian sus enten~ dimientos con Ja vista del divino Verbo! Qué raudales de su gracia des- pediria 4 aquellos sencillos corazones! Cuan elevados quedarian y Ilenos de ciencia divina de los misterios de la encarnacion y redencion del linage humano! Considera, como postrados en tierra adoraron al Ver- bo homanado, no ya como hombres risticos é ignorantes, sino como sabios y prudentes: le alabaron, confesaron y engrandecieron por ver- dadero Dios y Hombre, Reparador y Redentor del linage humano. Cé- mo observaria Maria Santisima en su corazon todas estas cosas! Qué palabras tan dulces y divinas les diria! Pero qué no les diria, si era el Organo del Espiritu Santo, y Ia lengua del infante Dios recien nacido? Alaba ti las maravillas de Dios, y dé con el Evangelio: confi¢sote Eter- no Padre; porque tan altos y divinos misterios los ocultaste & los sdbios y¥ prudentes de este mundo, y los revelaste & los pobrecillos, sencillos, Pdroulos y humildes. MEDITACION DE LA CIRCUNCISION DEL NINO JESUS. 1 Cumplidos los ocho dias del nacimiento de Jesus, trataron sus Pa- dres de circuncidarle. Considera, como la circuncision en aquella ley. antigua era el sacramento instituido para borrar la culpa original , como ahora lo es el bautismo en Ia ley de Gracia: y aunque el nito Dios, como supremo Legislador, estaba exento de esta ley y era por natura- lesa impecable; como vino al mundo, no 4 destruir la ley, sino & dar complemento 4 ella, quiso sujetarse al golpe sangriento de la circunci- sion, como ensay4adose desde nifio tierno 4 derramar su preciosisima tangre por todos los pecadores, que despues con mas abundancia habia de derramar en el &rbol de Ja cras. 1 Considera, que siendo asi que el ministro de la circuncision podia ser cualquiera, aunque no fuese sacer-. dote; Ia gran Reina y Sefiora juntamente con su esposo san José, qui-: sieron por la dignidad del Niffo, que fuese el sacerdote de la Sinagoga de Belén el que le circuncidase, para cuyo fin, con toda la reverencia posible le presentaron. © Princesa divioa, prevenid vuestro corazon, que mas herido quedar& con el golpe sangriento, que vuestro Hijo san- tisimo! 2 El nifio fue llamado Jesus, el cual nombre le dié el Angel, antes que fuese concebido. Considera, como Ilegé el sacerdote 4 la cueva del nacimiento, donde el Verbo homianado en los brazosde su madre Vir- 152 MANUAL . gen le esperaba: y como dice un alma contemplativa, el horror del lu- ~ gar humilde admiré y desazoné al sacerdote, aunque despues viendo la ermosura del Nifio y Ia modestia de la Madre, y reverencia con que le recibié , le compelié 4 mudar el rigor en devocion, afecto y venera- cion particular al Nifio y 4 la Madre. Quién duda, que si todos, espe- . cialmente los sacerdotes, atendiésemos & Dios y 4 su Medre purisima, que aquel horror, que ahora nos causan los hospitales y casas de los pobrecitos, se nos convertiria en un gozo grande y en vivos deseos de asistir en ellos, para alivio de los pobres y dolientes? 2 Considera, co- mo en los mismos brazos de Marfa Santisima se ejecuté el sacramento de la circuncision , siendo ella el altar sagrado, en que se comensaron & cumplir las verdades figuradas en los antiguos sacrificios , ofreciendo este nuevo y matutino en sus brazos, paraque en todo fuese acepto al Eter- po Padre. 3 Considera el dolor del sagrado Nifio, que penctraba el co- razon de la Madre y tambien del esposo san José, que derramando muchas lagrimas , daria 4 Dios las gracias por aquella sangre derramada en beneficio de los hombres. Imitalos, compadécete del nifio Dios, y mas de ti mismo, que eres la causa de tanto dolor. 3 _Y pusieron al nifto Dios el nombre de Jesus. Considera, como des- pues de circuncidado el nifio Dios, pregunté el sacerdote: qué nombre querian ponerle? Y la gran Reina juntamente con su Esposo, se enco- gieron humildes; y es de creer, que los dos 4 una pronunciarian tan di- vino nombre, como era Jesus. De aqui entender&s la reverencia , con que debes pronunciarle: pues si al oirle se postran hasta los demonios ene- migos, qué hards tv, que te preciasde amigo? O Jesus dulcisimo, gran dicha seria, si pudiese estampar vuestro nombre en mi corazon! s Nota el cuidado con que Maria Santisima recogié la sangre en limpios lien- zos, y la sagrada reliquia del Prepucio, que guardaria toda su vida, hasta dejarla vinculada en la iglesia: paraque-entiendas la reverencia, que debes tener 4 las sagradas reliquiss, y & todo lo que pertenece al culto divino. 3 Considera la humildad de aquel divino Sefior, que quiso admitir en si la forma de pecador, siendo por naturaleza la misma san- tidad: paraque te confundas, que siendo pecador , quieres ser tenido por santo. Recibid en sf el intensfsimo dolor, que como hombre verdadero sintié en la circuncision: paraque no escuses ti el padecer trabajos por su Magestad divina, en correspondencia de los muchos que padecié por tf. : MEDITACION DE LA ADORACION DE LOS REYES ‘MAGOS. : . 1 Guiados los tres reyes Magos de una estrella, vinieron ¢ udorar al. Dios recien nacido, diciendo: vimos su estrella en el Oriente, y veni- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 153 mos & adorarle. Considera , como ilustrados los entendimientos de estoe tres reyes del misterio del nacimiento del Nifio Dios, y noticiosos muy de antemano de la profecia de Baladn, que dijo: Nacerfa una estrella de Jacob, que serfa para sefalar al que nacia para reinar eternamente en la casa de Jacob: luego que la vieron, se pusieron en camino para verle y adorarle: previnieron los tres dones que Ilevarle, oro, incienso y mirra, y con ellos iban asistidos de una sinceridad grande, de un.telo fervoroso, y de un ardiente amor. 2 Considera, como desapareci¢ndoseles 1a estre- Ia que los guiabs, entraron por Jerusalén, pidiendo por el recien naci- do Rey de los judfos en la misma cérte.de Herodes. De aqui aprende & corresponder 4 las inspiraciones divinas como ellos, y 4 no reparar, ni en trabajos, ni en respetos humanos, por buscar 4 Dios; que asf serd ‘Dios tu guia, como lo fue de los Magos. ‘ oo - 2 Legaron 4 Belén, adoraron al nifto Dios, y abriendo sus tesoros , le ofrecieron oro, incienso y mirra. Considera, como habiendo Herodes con . cavilosa malicia examinado 4 los reyes Magos, y dicholes, le avisasen del lugar del nacimiento, porque queria tambien ir 4 adorar al recien nacido Rey : ellos se partieron, guidndolos. la estrella hasta la cueva de Belén. O solapacion diabdlica, si solo te hubieras quedado en Herodes, no hu- biera tantos hipdcritas en el mundo, qne pretextando santidad en Io ex~ terior, tiene el corazon leno de veneno! 2 Considera 4 los santos Magos . admirados 4 la puerta de la cueva de Belén de ver los resplaudores que despedia aquel sagrado Niifo, y Jas luces de santidad que manifestaba su santisima Madre. Sin duda entrarian con sumo respeto, y hechos sus ojos fuentes de copiosfsimas ldgrimas. Postrdronse 4 los pies de su Dios y Seiior y adordronle con intimo afecto de su corason, y con herdicos ac- tos de ferviente caridad ofrecieron sus dones, y con ellos todas sus po- tencias y sentidos. O si tui los imitases, ofreciendo 4 su Magestad divina el oro purisimo de la observancia de su santisima ley, el incienso de odo- riferas virtudes, y la mirra de un desasimiento grande de las cosas tem- porales y amor intenso 4 las celestiales! Y si eres religioso, el oro de la pobreza, el oloroso incienso de Ia castidad, y la mirra de la mortifica- cion y obediencia. : : ‘ 3 Fueron avisades en suefios los reyes Magos, que no volviesen 6 He- rodes; por otro camino se volviéron & sus tierras. Considera, como des- pues que estos santos Reyes ofrecieron sus doues al recien nacido Dios que habian venido 4 adorar, ¢ instrnidos (como se puede piamente creer ) de todo por Ia Reina de los Angeles, trataron con su bendicion y licencia, de volverse 4 sus tierras. O qué de ligrimas derramarian-de sus ojos! Cémo, si les fuera posible, se quedarian toda la vida para servir 4 aque- Ila gran Seitora, y al Dios de todo lo criado! 2 Considera, como avisados por un dngel que no volviésen 4 Herodes, tomaron otro camino para sus 154 MANUAL tierras, quedando Herodes Heno de confusion, y discurriendo el medio que tomaria para quitar Ia vida al Nifio Dios. Bien dijo David, que un abismo llama 4 otro; esto es, un pecado 4 otro pecado: y esto sucede 4 muchos pecadores ambiciosos, como Herodes, solapados como Herodes, que llega 4 tanto su maticia, que cara 4 cara Iss quieren apostar contra Dios; pero -al fin quedan burlados como Herodes, y malditos de Dios como Herodes. MEDITACION DE LA PRESENTACION DEL NINO JESUS BN EL TEMPLO. 1 Cumplidos tos dias de la Purificacion de Marta, segun la ley de Moisés, etc. Considera, como estando Marfa Santisima bien noticiosa de la ley de Levitico, que disponia se tuviese por inmunda la muger que paria hijo, hasta que al cabo de los cuarenta dias iba al templo 4 purificarse; y la otra ley del Exodo, en que madaba Dios Ie sacrificasen y ofreciesen los primogénitos: no ignoraba tampoco que esta ley no la obligaba, por ser concebida en gracia y haber sido Ia concepcion de su Hijo santisimo por obra del Espiritu Santo, y ser el Supremo Legislador, y como tal exento de ella; no obstante, Ia homild(sima Sefiora quiso sujetarse 4 su cumplimiento, y pasar por lo que las demas mugeres pasaban: paraque entiendas, que no solo te has de sujetar al cumplimiento de lo que estés por obligacion atenido, sinv 4 ejecutar muchas obras buenas de superero- acion 6 voluntarias. 2 Nota, que este ida al templo no la hizo Maria jantisima sin licencia de su santo Esposo José: para que aprendas de su humilde rendimiento, 4 no hacer cosa alguna por buena que te parex- ca, sin la licencia de tu superior 6 director; que con esto afiansas el no errar. 2 Llevaron é Jesus é Jerusalén para presentarle al Sefor en el tem- plo. Considera, como Marfa Santisima, en Hegando & Jerusalén, hizo la prevencion de un par de Tortolillas, que era el tributo que pagaban en et templo las mugeres pobres. O qué ejemplo te da Maria Santisima para- que en tu trato no te quieras igualar con los ricos, sino que te moderes segun el estado pobre en que Dios te ha puesto! Ofrecié Tértolas, que es animalillo que siempre gime: paraque ‘entiendas que los gemidos de tu corazon han de ser para llorar tus pecados y aplacar los enojos de Dias. 2 Considera, como entré Maria Santisima en el templo, y con humildad profundisima se puso con su infante Jesus en el lugar en donde esperaban las otras mugeres necesitadas de purificacion : y estimando tanto su vir- ginal pureza, que sates de la encarnacion del Verbo quiso saber, cémo habia de ser aquella concepcion, sin detrimento de ella; ahgra no pare- ce, hace capo de no eer tenida ni por Virgen, ni pot limpia de Ia culpa. O DE PIADOSAS MEDITACIONES. 155 humildad profunda, con que quiso asemejarse 4 aquel Sefior que en sus brazos Ievaba! Paraque entiendas que debes procurar el goze de todas las virtudes; pero no debes buscar la gloria humana, de que te tengan por Santo, antes debes encubrirlas, para asegurarlas mejor. 3 Lilegado Simeon al templo, y tomando al nifio Dios en sus brazos, dijo: Ahora, Seftor, despedirds 6 tu siervo, segun tu palabra, en paz, etc. Considera, como habiendo prometido el Espiritu Santo al santo Simeon, (que era Varon justo y temeroso de Dios) que no moriria que no viese al Cristo del Seiior; con especial mocion divina se fué al templo, y cono- cid al verdadero Mesias y Redentor del mundo en los brazos de su Ma- dre, y tom&ndole en los suyos, dijo gozoso aque! cdntico de Nunc dimit- tis, etc. Contempla la fidelidad de Dios en sus promesas, y la suma libe- ralidad con que se porta con los que le sirven; pues no solo le vid con aus ojos, si, que le recibid en sus brazos y le restrifié en su pecho. Imi- tale tui en la virtud y santidad, y verds y gozards de aquel sumo Bien que es Ia alegria de los angeles. 2 Considera, que vuelto Simeon 4 la Madre le profetizé , como su Hijo santisimo habia de padecer grandes trabajos y contradicciones en el mundo, y que su dnima purisima de ells habia de ser traspasada con cuchillo de dolor. © amor grande de Marfa! Los tra- bajos habian de ser de Jesus, las contradicciones contra Jesus; pero los tormentos del alma habian de ser de la Madre: paraque entiendas que serés fino amante de Jesus, si cada culpa que comete el mundo contra su divina Magestad, es un cuchillo de dolor que atraviesa tu alma. MEDITACION DE LA FUGA DEL NINO JESUS A EGIPTO CON 8U MADRE Y SAN Joar. 1 El Angel del Sertor aparecié en suerios d José, y le dijo, etc. Con- sidera, como viendo Herodes que los Reyes Magos no habian vuelto ¢ noticiarle del lugar, en donde habia nacido el Rey de los judfos, temero- so de perder el reino, determind la accion mas bérbara que: pudo caber en corazon humano, que fue quitar la vida.4 todos los niiiosde Belén y sy contorno, jurgando que entre ellos encontraria el autor de Ia:vida. 6 bondad de Dios, y lo que pervierte el corazon humano una pasion desor- denada! Mira si reina alguna dentro de ti, y mortificala luego. para no caer en algun precipicio. 2 Considera las asechanzas que Herodes traz6 para quitar la vida 4 Jesus luego que nacid, significativas de las que ar- ma el demonio contra las alias, luego que vé nacidos algunos propésitos de servir & Dios. Qué dificultades les propone! De qué amigos se vale para disuadirlos del bien! A cuantas hace volver atrés del bien comenza- do! 3 Considera, que 4 Herodes le salieron en vano todas sus trazas, y en todo quedé burlado. Confia siempre en Dios, que es fidelfsimo para los 156 / MANUAL que le sirven y jamas desampara 4 los suyos; y con esta confiansa queda- ré el demonio burlado, y tu alma triunfante de sus astucias. 2 Dijo el Angel d José: toma al Nitto y 4 la Madre; y huye 6 Egipto. Considera la: fuerte prueba que hace Dios de la fé, de la obediencia y de la resignacion del patriarca san José: 4 la media noche le despierta el Angel, le manda que tome al Nifio y 4 la Madre, y que huya presto & Egipto; y el Santo, sin réplica alguna, sin reparar en la hora incémoda, sin discurrir en inconvenientes, obedece puntualisimo al mandato de Dios por un Angel. © si ti obedecieses puntual 4 las inspiraciones divinas, como san José! O si considerases que los mandatos de tus superiores son mandatos de Dios; cémo arrojarias de tf la tibieza, la flojedad y peresa, y obedecerias ciegamente, sin dar lugar al discurso para el reparo de in- vonvenientes! O cuan agradable serfas 4 los ojos de Dios! 2 Considera, como el santo José desperté 4 su amabilfsima Esposa, y esta 4 su dilecté- simo Hijo, y le diria: Hé agutla esclava del Sefor: hdgase en mi segun tu palabra; y al punto recogiendo sus pobres halajuelas, se pusieron en camino, sin mas prevencion que dejarse en manos de la providencia divi- na. Procura tu imitarlos en la fe, en Ia esperanza y en Ia caridad com Dios; pues por librarle de las asechanzas de los hombres, se expusieran 4 tan inmensos trabajos. Y estards en Egipto, hasta que yo te avise. Considera los inmensos trabajos que los Santos peregrinos padecieron por el camino; pues en se- senta leguas de despoblado, que anduvieron por los arenales que llaman los autores de Bethsabé, se deja 4 la ponderacion el hambre, la sed, la fatiga y demas inclemencias del invierno que padecieron: permitiéndolo asi el Sefior para mayor’ mérito de los caminantes, y paraque 4 vista de sus trabajos te confundas tui de ver lo poco que por Dios padeces, y el cuidado que pones en ir siempre huyendo de la cruz. s Considera, como al entcar los devotos peregrinos en la tierra poblada de Egipto, quiso el Eterno Padre honrar ¢ su Hijo santisimo, y manifestar el fin por que le habia Iamado; que fue para beneficiar 4 aquellos idélatras, sacéodo- los de Jas tinieblas de la muerte en que yacian. O ai el dulce Jesus obra- se esto mismo en tu corazon, que arrojase de él aquellos idolos ¢ afectos desordenados que te impiden el que more gustoso en tu alma! Ruégasela con eficacia, y propon detestar todos los afectos que te impiden su divi- RO amor. - MEDITACION DE LA VUELTA DEL NINO JESUS DE EGIPTO A NAZARETH. 1 El Angel del Seftor hablé en suefios al santo José, y le dijo: tome al Nifio y 6 la Madre, vete d tierra de Israel, Considera las obras DE PIADOSAS MEDITACIONES. 157 admirables, en que se emplearon Jesus, Maria y José, en los siete silos: que estuvieron desterrados en Egipto, que fue en convertir muchas almas al servicio de Dios, en hacer 4 tos prdjimos los bienes que podian, y ejex- citarse en altisimos y herdicos actos de todas las virtudes. Mira ti en que has empleado, no siete, sino muchas septenas de afios, y hallarés que todo tn empleo ha sido en las cosas de la tierra; y si tal ver has queri- do entrar en el camino de la virtud, todo se te ha ido en tejer y des- tejer, sin dar un paso adelante: punto que debieras-Iorarle con Isgrimas de sangre. 2 Nota, como estando José dormido, se le aparecié el Angel del Sefior, y le dijo: Que tomase al Nifio y d la Madre, y se volviese 4 Ja tierra de Israel; y es cierto, que al dar esta noticia 4 su Esposa y al Nifio Dios, responderfa la Madre: Aquf estd la Esclava del Seftor: citm- Pplase su santa voluntad; y el Nido Jesus responderia : Cuimplase en todo la voluntad de mi Eterno Padre. Paraque entiendas, que aunque estés muy gozoso en el cumplimiento de las obras buenas, debes estar siempre con una indiferencia de 4nimo grande para dejarlas, y obrar lo que Dios te mandére y fuere de su voluntad. 2 Dijo el Angel d José: ya murié Herodes y los que con A procura- ban la muerte del Nifio. Considera, como toda la vida de Jesus y Maria, fue una continua cruz, y siempre entretejida de continuados trabajos: sa- lian ahora de los trabajos de Egipto, y entraban en otros que se les ofrecian en tan prolongado camino, como desde Egipto 4 Nazareth; y aprende, que si quieres gozar de su compafiia en el cielo, les has de acom- pafiar en esta vida en los trabajos y tribulaciones: y asi como el Angel Je dijo 4 José que estuviese en Egipto hasta que le avisase; asf debes ti portarte en los trabajos, enfermedades y tribulaciones, diciendo: Aqut quiero permanecer , husta que Dios fuere servido y dispusiere otra cosa; que de esta suerte imitards 4 estos caminantes. 2 Nota lo que el Angel dijo al santo José, que era ya muerto Herodes y los que perseguian al Nisio Dios: y como dicen muchos Santos, Herodes murié' rabiando, comi- do de gusanos; y es cierto, que los demas Ilevarian aun en esta vida, su merecido castigo: asf se porta Dios con los perseguidores de la virtud y santidad. Dadme, Sefior, gracia, paraque venere vuestros divinos juicios, Y que obrando virtudes, os ame y sirva como es de mi obligacion. 3 Sabiendo san José que Archélao reinaba en lugar de Herodes su Padre, temiendo que con el reino no hubiese heredado su crueldad, temié el ir alld. Considera, que como es muy ordinario el verse en los hijos las malas inclinaciones de los padres, temié justamente san José, que al acer- carse con el Nifio Dios 4 Jerusalén, no fuese que Archélao le quisiese quitar Ia vida, como habia procurado el Padre. O cudnto es de temer que hereden los hijos las malas acciones de los Padres! Y lo mismo es de una. republica y de una comunidad: si las acciones de los superiores y de los 158 MANUAL ancianos no son reformadas, que los demas las imiten, y se pierds en breve tiempo el edificio espiritual. ¢ Nota, que estos temores y sobresal- tos del sento José eran, porque tenia de parte de Dios encomendada Ia custodia del Nifio Jesus y.de su Madre purisima: por esto eran gus cui- dados y temores. Mira, pues, tu, qué cuidados tienes de no perder al Dios de tu alma! Qué temores te oprimen de perder su divina gracia? Esté advertido, que ningun cuidado es superflao, que ningun temor es so- brado; porque siempre has de vivir con este temor y cuidado. MEDITACION DE COMO EL NINO JESUS SE QUEDO EN JERUSALEN, Y SUS PADRES LE HALLARON BN MEDIO DE LOS DOCTORES EN RL TRMPLO. 1 Siendo Jesus de edad de doce afios, subié con sus Padres desde Na- zareth & Jerusalén. Considera, como esta subida de Nazareth 4 Jerosaléa 4 visitar el templo santo de Dios, fue con especial mocion del Espirito Santo, paraque aquel Dios humanado comenzase 4 esparcir su divina doc- trina, y manifestarse verdadero Mesfas prometido en la ley. A este fin subié el Verbo encarnado con sus Padres: conoce.de aqui el elo que es- te Sefior tiene de la salud de las almas, y que 4 au tiempo no falta ea: darles lus, inspirarlas y Hamarlas. Déle gracias por esta finezs, y pidele te envie un rayo de su divina lus, para ilustrar tu entendimieanto, y que te comunique un selo grande de Ia salvacion de las almas. 3 Considers, como para darse 4 conocer, se junté con los sdbios y doctores de la ley, p3ra oirlos, preguatirles y responderles 4 sus preguntas; pero con gran- de serenidad de rostro, con profundisima humildad, y sin jactancia al- guoa de su sabidurfa, aunque con suma admiracioa de aquellos sfbios. O qué ejemplo te da Jesus de manifestar respectivamente tus taleatos! (esto es, eu tiempo debido, con humildad, sin arrogancia, ni desprecio de los demas) Vea cada uno como se porta, y conocerd, si imita d no 4 Jesus. . 8 Quedése el Nimo Jesus en Jerusalén, y sus Padres no lo conocie- ron. Considera, que volviendo de Jerusalén Maria y José con otros mu- chos parientes y conocidos, se quedé Jesus en la ciudad, sin advertirlo sus Padres; y andando estos todo aquel dia, pensando que atrés ¢ ade- lante iba su santfsimo Hijo con los parientes 6 conocidos, n0 viendolo la noche, lo buscaron entre toda Ja comitiva, y no halléndole, se volvi¢- ron 4 Jerusalén, buscéndolo. O qué cuchillo fue -este para aquellos dos enamorados corazones! Verse privados de gustos, de honras y riquesas, pasdbanlo gustosos; mas de 1a compaiiia de Jesus, apenes lo podian Ilevar. No comerian ni dormirian: todo serfa Morar, buscar y enviar clamores 4 Dios. Confiindete ti de lo poco que aprecias 4 Dios: cuan poco te DE PIADOSAS MEDITACIONES. 159 conmueve el recibir 4 Jesus sacramentado, ni antes ni despues: cuan po- co se te va el pensamiento y afecto 4 Jesus, pues pasas horag sin acor- darte, y tal vez dentro de las iglesias, donde personalmente asiste. O Vir- gen santisima! O Santo Patriarca! Alcanzadme un poquito de estos vues- tros deseos y ansias para buscar 4 Jesus, y vivir unido con Jesus. 3 Despues de tres dias le hallaron en el templo en medio de los doc- tores. Considera, lo que en aquellos tres dias pasaria por el corazon de 1a afligida Madre, cuén solicita irfa por aquellas calles de Jerusalén, pre- guntando 4 unos y otros, si habian visto al que amaba su alma? Y dén- dole alguno algunas seilas de haberle visto, 6 pasar por la calle 6 pedir alguna limosna, significéndole la modestia del Niffo y la belleza de sus facciones; cuan enardecido quedaria el corazon de aquella divina Palo- ma? Quién duda, que san José irfa 4 Belén 4 ver si acéso hubiese ido 4 visitar la cueva, que fue el palacio de su nacimiento? Y viendo 1a Ma- dre que volvia sin el Nido; quién podré ponderar los suspiros y las 14- grimas de eatrambos? No se desconsuelen !as almas, 4 quienes Dios po- ne en estas desolaciones iuteriores, dén una y otra vuelta por las calles de sus sentidos y potencias, y discurran, si por alguna culpa suya sucede aquel desamparo de Dios: procuren la enmienda, y confien el hallarle con presteza. 3 Considera, como 4 los tres dias le hallaron en el templo disputendo con los doctores de la ley; y quej4ndose amorosamente la Madre, de que asi lo hubiese hecho con ellos, les respondié el Niiio: Pues no sabeis que me conviene cumplir con la voluntad de mi Eterno Pa- dre? Paraque entiendas que los llamamientos de Dios se deben antepo- ner 4 la voluntad, al querer y 4 las conveniencias de los Padres. MEDITACION DE COMO VUELVE EL NINO JESUS CON SUS PADRES DE JERUSALEN 4 NAZARETH. . 1 El nirio Jesus iba creciendo en la edad. Considera estas palabras del sagrado Evangelista, en que te dice: como halldndose el nifio Jesus en Nazareth con sus Padres, iba creciendo en Ia edad, y en la robustez corporal. Podis su Magestad divina haber venido al mundo en el Ileno de Ia edad varonil; y no quiso sino sujetarse voluntariamente 4 pasar por la variedad de las edades del hombre, y & los menoscabos, que ellas en si Hevan: sujetése 4 estar nueve meses en el talamo virginal de su pu- risima Madre: 4 nacer, y 4 necesitar de ser Hevado en agenos brazos: 4 ser alimentado con trabajo ageno, el que alimenta 4 todas Jas criatu- ras, hasta que ya en la edad robusta podia ganarse por st el sustento: quiso santificar con esto la variedad de tiempos de nuestra vida: asi es- te divino Seftor se complacié de pasar por todas estes: edades, para satis- facer & aquellas culpas que tu cometiste en elles. Dadme , Sefior, gracia 160 : MANUAL paraque arregle mis acciones, y sujete este miserable cnerpo, de suerte, que jamas recalcitre contra el espiritu. 2 Jesus crecia en sabidurla y gracia delante de Dios, y de los hom- bres. Considera, como al ir creciendo el infante Jesus en la edad, dice tambien el Evangelista que crecia en sabiduria y gracia. Debes entender, que extrinsecamente 4 proporcion de 1a edad crecia la sabiduria, y se au- mentaba en Jesus la gracia; pero no intrinsecamente, por estar aquella Humanidad sant{sima unida con el Verbo, cnya gracia y sabiduria ‘era incapaz de aumento. O si en ti se verificase, que al paso que creces en la edad, crecieses tambien en la gracia y en Ia verdadera sabiduria, que es el amor y temor de Dios! Grande infelicidad es la nuestra! El uno se glorfa, que ha veinte afios que se ordend de Sacerdote: el otro, que ha treinta aifos que es Religioso. Pues preguntémonos shora respectiva- mente, cuantos grados de gracia has aumentado en tantos afios? Cusn- tas virtudes has adquirido? O Santo Dios, y qué respuesta habrémos de dar tan disonante 4 los afios de Cristo, que con !a edad crecia en Ia sa- bidurfa y gracia! 3 Crecia en sabiduria y gracia delante de Dios y de los hombres. Considera, que no solo el nifio Dios crecia para af en sabiduria y gra- cia, sino delante de los hombres; porque eu empleo era el ejecutar en todo la voluntad de su Eterno Padre, aplicando todo el cuidado de su Humanidad santisima en el cumplimiento de ella, y juntamente en doc- trinar y ensefiar 4 los hombres el camino del cielo, hablandoles siempre palabras de vida eterna, y ejecutando con ellos obras nacidas de la fragua de su divino amor. Mira ahora ti en qué has empleado los afios de te” niiés, y asimismo de tu juventad y edad varonil: ha sido en cumplir la voluntad de Dios 6 la tuya? Ha sido en buscar su gloria, 6 en buscar tus conveniencias? Ha sido en amarle, 6 en ofenderle? Mira ahora el em- pleo de tus afios en érden 4 los prdjimos: cuantas veces los has escan- dalizado? Cuan pocas les has edificado? Y conociéndote culpado, procurs de redimir el tiempo perdido, ajustando tu vida 4 la mayor honra y gloria de Dios y utilidad de tus préjimos. MEDITACION DE LOS EJEMPLOS DE JESUS DESDE LOS Dock aNos Hasta A TREINTA. 1 El nifto Dios estaba sujeto é sus Padres. Considera, como el sa- grado Evangelista compendié -en breves palabras la vida de nuestro Sal- vador Jesus, diciendo: Que en todo estaba sujeto & la voluntad de sus Padres. Considera la alteza de la Persona divina, que es Jesus, sujeta al cumplimiento de Ja voluntad de la Madre, y de un pobre carpintero que era José, su Padre putativo; y confiindase tu soberbia, que siendo polvo DE PIADOSAS MEDITACIONES. 164 y cenisa, te averguenzas, no solo de obedecer 4 otros hombres que es- t4n en lugar de Dios, aino que aun repugnas, y te afrentas de sujetar- te 4 su santisima ley. 2 Considera, en qué ministerios estaba sujeto: en ayudar y aliviar 4 su Padre putativo, ya arrastrando algon lefio, ya ayudéndole 4 aserrar los maderos y tablas, ya con el cepillo 4 pulir- las, con grande admiracion de los dngeles, y asombro de sus padres, que conocian bien Ja alteza y dignidad de su divina Persona: y asdin- brate ti de ta altives, y soberbia, que siendo un vil gusanillo de la tierra, te parece afrenta de tu grandeza el sujetarte 4 servir 4 un en- fermo, y el ayudar 4 levantar un pobrecito, si le ves caidoen una ca- He. © confusion grande de los mortales! 2 Considera, que nuestro Salvador Jesus, desde Ia edad de doce afios hasta los treinta, escondié los infinitos tesoros de sus admirables obras, y con un profundisimo silencio se ocupé en obrar todo aquello, paraque fue destinado por su Eterno Padre, verificdndose de este sobe- rano Seiior lo que dice el Evangelio: que empezé 4 hacer, y despues 6 ensefiar ; ensefiando con esto su Magestad divina 4 los maestros de su iglesia: que el que hiciere y enseflare, serd grande en el reino de los cielos, Nota mas, que Jesucristo obré primero lo que ensefié; y si noso- tros queremos ensefiar con provecho propio y fruto de las almas, debe- mos primero obrar. Dies y ocho afios se ejercité Jesucristo, antes de salir 4 predicar, en Ia oracion y ejercicio de las virtudes; y como tan gran Maestro nos ensefié lo que deben hacer los ministros de Dios. Fate , fate, et non parlate, dijo en su lenguage el santo fray Gil com- pafiero de gan Francisco, 4 unos estudiantes, que le hablaban del amor de Dios; paraque se entienda, que el mayor fruto, que pueden los mi- nistros de Dios hacer en Jas almas, consiste, en que primero se ejer- citen en Ia oracion y ejercicio de las virtudes, 4 imitacion de Cristo Se- for nuestro. 3. Considera: 1 Como nuestro Salvador Jesus dispondria en sus san- tos Padres los ejercicios interiores y exteriores: y aunque suponemos que el alma de Marfa Santisima, como mas ilustrada que la de san Jo- sé 0 esposo, estaria siempre elevada en altfsiina contemplacion: no obs- tante, asi de dia, como de noche, tendrian sus horas destinadas para vacar 4 la oracion, y ejercicios espirituales. Pues qué cielo se igualaria con aquella santa casa de Nasareth? Qué oracion tan elevada seria la de Marfa y José? O quién fuese participante de ‘un rayo de aquella divina lus, que ilustraba sus entendimientos para imitarlos! 2 Nota, la altf- sima oracion del dulce Jesus: qué Idgrimas derramaria por nuestros pe- cados, viendo Ia gravedad de ellos? Cudntas veces se ofreceria en sacri- ficio al Eterno Padre por nosotros? Cugntas. veces nos alcanzaria el per- don? © Dios eterno! Yo entonces estaba ya en vuestro entendimiento 7 aa . 163 MANUAL divino, ya mis pecados los teniais presentes , ya los llorabais y meal- canzabais el perdon. De dénde merect este favor? Dadme , Sefior, gra- cia, paraque 4 imitacion vuestra emplee mis pensamientos en Vos, pa- ra la mayor honra y gloria vuestra, y salud de mi alma. MEDITACION DE LA PREDICACION DE SAN JUAN BAUTISTA, EN LAS RIBERAS DEL JORDAN. 1 Vivia san Juan en el desierto: su vestido era una piel de camello, y su comida era langostas y miel silvestre. Considera, como el Precur- sor de Cristo, desde la edad muy tierna ; (que segun dicen algunos san- tos, que era de cuatro aiios) se fué al desierto 4 hacer penitencia y entregarse del todo 4 Dios: acompafiemos en espfritu 4 este tierno Ni- fio, no para excitar la curiosidad, sino paraque veamos lo que obré ls Divina gracia en él para apreciarle, y para alabar las maravillas de Dios. Qué frios padeceria en el invierno? Qué calores en el verano? Qué hambre? Qué horroz de las fieras del desierto? O poder de la Divina gracia! Todas estas dificultades y trabajos pasd este Nifio asistido de ella. a Nota, por qué pecados se condené este Santo los treinta afios de su edad 4 una tan dspera penitencia? Fué desde el vientre de sx Madre santificado en gracia; (como dicen algunos) confirmado en ella, con Is presencia del Verbo encarnado. Pues qué pecados cometié? © confusion tuya, que estando tal vez Ileno de culpas, aun no sabes, qué cosa es penitencia! Te parece que con rezar un rosario , y ese con poca atencion y teverencia, tienes ya todo el negocio andado para satisfacer 4 la Di- vina Justicia? O qué engafic tan manifiesto! % Fue hecha la palabra de Dios sobre san Juan, y vino é las ribe- ras del Jorddn predicando el hautismo de la penitencia, en remision de los pecados. Considera, como estando san Juan en el Ileno de sus peni- tencias, sustentando su vida con raices, miel silvestre y langostas, le aparecié sin duda el Divino Espiritu, mandéndole salir del desierto 4 predicar penitencia, y disponer los caminos del Seiior, anunciando 4 todos su venida y la grandeza de su Persona, diciendo: el que viene en pés de mi, os bautizard en el Esphitu Santo; y yo nosoy digno de desatar Ja ligadura de su calzado. O qué bella disposicion para un pre- dicador Apostdlico, penitencia, mortificacion y oracion! Esta asegara Ja abundancia del fruto. 2 Considera, como dejé el desierto, siguiendo Ja inspiracion de Dios, vestido de pieles de camello, el rostro macilen- to, el semblante grave y modesto, el énimo invencible y grande, in- flamado en la caridad de Dios y del prdjimo, y sus palabras rayos, que abrasaban los corazones de todos: apacible para los mansos , amable para los humildes, terrible para los soberbios, horrible para los demo- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 163 nios, y tal predicador, cual necesitaba el pueblo obstinado en sus mal- dades. O Dios misericordioso, bien veis cuan perdido esté el dia de hoy el mundo, y cuan Ileno de vicios! Hacednos con vuestra gracia dig- nos obreros para el cultivo de tantas almas perdidas. 3 Predicaba san Juan d la muchedumbre de las turbas, que concur- rian & 4, ¥ les decia: haced penitencia; porque se acerca el reino de des cielos. Considera, que Ia perfeccion cristiana no consiste solamente en la contemplacion, por medio de Ia cual atendemos 4 nuestra propia salad, sino tambien en el ejercicio del selo, con que nos empleamos en la salud de nuestros prdjimos: asf lo practicé san Juan de dr- Gen de Dios, y asf lo practicé el mayor predicador Jesucristo. 2 Con- sidera el estilo que usé san Juan para convertir £ los pecadores: decia- les, que hiciesen penitencia, y luego les proponia el premio, que les espera en el cielo: 4 otros les proponia los peligros de Ia vida, dicien- do: que la segur estaba ya 4 In raiz de los drboles, que son los hom- bres: 4 otros les daba fuertes reprensiones, Mam4ndoles generacion de vivoras; y juntando sus palabras con lo inculpable de su vida y buen ejemplo, convertia 4 Dios infinitos pecedores: paraque se entien- da el modo de predicar., que han de tener los. predicadores evangélicos, y que deben juntar la doctrina con lo inculpable de Ia vida y el boen ejemplo. . : MEDITACION DE COMO JESUCRISTO FUE A SER BAUTIZADO . POR SAN JUAN. 1 Vino Jesus desde Nazareth al Jorddn, para ser bautizado de san Jwan. Considera, como determinando nuestro Salvador Jesus dar princi- pio 4 su predicacion, y darse 4 conocer al mundo por verdadero Me- sfas, se despidié de su santisima Madre, para ir al Jordén 4 ser pri- mero bautizado por san Joan. Quién podré explicar el dolor de Hijo y Madre por esta ansencia corporal? Pero con qué rendimiento se suje- taria la Madre, paraque se compliese 1a voluntad divina? Y con qué alegria dejaria el. Hijo 1a amable compafifa de la Madre, por cumplir Ia voluntad de su Eterno Padre? Paraque entiendas, que debes antepo- ner la voluntad de Dios y de tus superiores, 4 12s consolaciones que en el retiro y soledad, se perciben , por mas que tu natural se incline & ellas. 2 Nota, que nuestro Salvador Jesus se partid para el Jordén, solo y sin compafiia humana, sin llevar consigo mas recdmara, que Ja suma pobreza y desabrigo. O confusion de los ricos de este mundo, cudn lé- jos estén de imitar 4 Jesus en Ja pobreza. y desnudéz, que tanto amé en esta vida! 3 Considera, que el que por naturaleza era impecable, quiso ser bautizado como los demés, que eran pecadores: paraque te 164 MANUAL” " desengafes, que sin la pureza del alma es vana toda virtud y santidad; porque esta es la basa, donde se asientan las virtudes y donde descansa ios. . 2 Con profunda. humildad y reverencia rehusaba san Juanel bauti- zar & Cristo; y su Magestad le dijo: déjame ahora. hacer le que deseo; ast conviene cumplir toda justicia. Considera, como el Redentor de la vida encaminé sus pases hécia el Jordén, derramando sin duda sus anti- . guas misericordias en cuerpos y almas de muchos necesitados, por don- de pasaba. s Nota, como Ilegado al Jord4n, se faé entre los ores 4 pedirle el bautismo 4 san Juan; y conociéndole el santo Precursor, postrado 4 sus pies le dijo: yo he de ser bautizado por tl; ¥ ti viene? 4 pedirme el bautismo? Qué seria ver & estos dos grandes maestros de humildad. contender entre si, no por la honra, que tanto arrastra 4 los mortales, sino por la abjecion y el abatimiento? 3 Considera, como vencié el autor de la humildad Jesucristo, y as{ fue bautizado por san Juan, y con este acto de humildad merecié de justicia para nosotros es te beneficio tan grande del bautismo, con que sali¢semos de la jurisdic- cion de Satands, y queddsemos reengendrados en el_nuevo sér espiritual, y sobrenatural de hijos adoptivos de Dios. O incomparable beneficio! Seamos agradecidos 4 tan grande bienhechor. 3 Bautizado el Salvador, descendié el Esptritu Santo en forma de paloma sobre él, y se oyé una voz del Padre, que dijo: este es mi Hi- Jo amado, en quien tengo mi agrado y complacencia. Considera, como es- ta voz del cielo la oyeron muchos de los circunstantes, que no desme- recieron tan admirable favor: y fue sin duda, como un desempeiio del Padre volviendo por el crédito de su Hijo, y recompensdadole la obra de humillarse al bautismo, que servia al remedio de los pecados, de que el Verbo humanado estaba libre, pues era impecable. 2 Nota, que el bajar el Espiritu Santo en forma de paloma y no de otra ave, fue darnos 4 entender, cuan gustoso descansa en los que gozan las propie- dades de la paloma: esta gime en lugar de cantar, no hiere conel pi- co, no tiene udas pre robar lo ageno, y.cria los hijos de otros como si fuesen propios. Gime tf, pues, y lora tus pecados: no damnifiques al prdjimo con Ia lengua, ni con las manos: no habite en tf, ni Is ira, ni Ja venganga: acude al remedio de las necesidades espirituales y tem: porales de tus prdjimos, que de esta suerte serd tu alma gustoso descan- so del divino Espiritu. MEDITACION DE LA VOCACION DE LOS PRIMEROS CINCO D1sCfPULOS. . 1 Estando san Juan con sus discfpulos, vis al Salvador del mundo, DE PIADOSAS MEDITACIONES. 165 yx les dijo: veis at al cordero de Dios, que quita los pecados del mundo. Considera el cuidado de san Juan en cumplir con la obligacion de su ofi- cio, que era dar 4 conocer al mundo al Mesias, paraque todos le reci- ban por tal, y asf dijo: veis agui al cordero de Dios. © si asi como qui- sieras, que todas las criaturas se hiciesen lenguas para publicar tus ala- banzas, ti te convirtieses en lenguas para dar 4 conocer 4 Jesus, para- que de todos fuese amado y servido! s Considera como viendo el Se- fior 4 dos discfpulos de Juan, que le seguian, les dijo: Qué buscais? Y respondieron ellos: que dénde tenia su morada? Venid, y la vereis, dijo el divino Maestro: y con esto los llevé consigo, y estuvieron con ‘I aquel dia, y despues le siguieron como discipulos suyos.O cuanto im- porta oir y poner por obra las divinas inspiraciones! No les importé menos 4 san Andrés y su compafiero, que a ser los primeros discipulos del apostolado. s Andrés, uno de los dos disctpulos, fud 4 buscar 6 su hermano Si- mon, y le dijo: hemos hallado al Mestas; y lo llevé 4 Cristo. Conside- ra, como san Andrés, movido de apostdlico zelo, fué 4 dar noticia 4 su hermano de haber hallado el Tesoro escondido; esto es, el Mesfas pro- metido en la ley. El fuego produce fuego; y quien tiene 4 Jesus en el corazon, como verdadero amante, desea que todo el mundo le conos- gay ame: mira cuales son los deseos de tu corazon, y conocer4s, si es, 6 no, posesion de Jesus. 2 Considera, que luego que el Salvador vid & Simon, le dijo: de hoy en adelante te llamards Cephas, que quie- re decir Pedro. O con cudnto fervor siguié Pedro Jesus! Resuelve ti de acreditarte verdadero discfpulo de Jesus, de buscar con fervor de es- piritu 4 su Magestad soberana; esto es, de hacer fervorosamente las obras buenas, dejando 4 un lado las ocupaciones terrenas, y con {ntimo afecto de ta corazon unirte con Jesus. Despues hallé el divino Maestro d Felipe, y le dijo: sigueme; y Felipe, hallando 4 Nathanael, dijo: hallémos d Jesus hijo de José de Nazareth. Considera, como entrando el divino Maestro en Galilea, Ila- mé 4 Felipe, y con sola una palabra, que dijo, sfgueme, al instante, sin mas réplica, siguid al divino lHamamiento. 6 qué dificultades hallas tui en obedecer 4 Jos Ilamamientos de Dios! Reparas en dejar la vani- dad, por el qué dirdn; y este vil respeto te ensordece 4 fas voces de Dios: te parece cosa fuerte el trocar los deleites mundanos por una vida, que te parece triste y melancélica, y asi desprecias las voces, que te da Dios sin merecerlo. 2 Nota, como luego san Felipe fué 4 buscar 4 Na- thanael; y refiriéndole lo que Je habia pasado con el divino Maestro, le respondié: acdso de Nazareth puede salir alguna cosa buena? Y cuando el divino Maestro le vid venir, dijo 4 los demds: mirad d este que vie~ ne, que es verdadero israelita, en quien no se halla dolo, ni engaito: 1 166 MANUAL paraque entiendas, que has de minorar Jas faltas de tus prdjimos, y echar 4 la mejor parte lo que oirés, que dicen contra t(, sin acrimi- narles jamas. MEDITACION, COMO JESUCRISTO SENOR NUESTRO EMPEZ6 SU PREDICACION. 1 Dejando Jesus la ciudad de Nazareth, fué é la de Cafarnaum. Considera, como el Redentor de la vida, con estos cinco discfpulos, que fueron los primeros fundamentos para la fabrica de la nueva iglesia, en- trd predicando y bautizando piblicamente por la provincia de Galilea, habiendo dejado laciudad de Nazareth, y fue ensefiar 4 los predicadores apostdlicos la desnudez y desasimiento de afectos terrenos con que de- ben portarse en la predicacion evangélica. 2 Nota, que Jesucristo co- menzé su predicacion por Galilea, cuya gente en concepto de los jero- solimitanos, era vil, pobre y despreciable: para darnos 4 entender, que los predicadores del santo Evangelio no deben desdefiarse de predicar su doctrina & los pobrecitos y desvalidos, antes bien deben poner su co- nato en buscar 4 estos; pues de ordinario se promete mas copioso el fruto, que en las cértes de los grandes sefiores, como se vid en Galilea, que los pueblos enteros iban en seguimiento de su Magestad divina. 2 El tema que tomé Jesuctisto, fue: haced penitencia; porque se acerca el reino de los cielos. Considera el asombro, que causaria 4 los galileos la novedad de tan célebre Predicador: la hermosura de su tos- tro era el imdn atractivo de sus coragones: lo sondro de su vos, quien les suspendia sus almas: la eficacia de sus palabras, dardos,, que atra- vesaban sus corazones; y el ejemplo y santidad del Predicador era el argumento mas fuerte, que convencia sus eatendimientos, y obligaba a detestar los vicios, y seguir Ia virtud. Hacednos, Sefior, con vuestra gra- cia tales, que nuestras voces, palabras, obras y santidad de vida, sean Saetas, que inflamen los corazones de todos en vuestro divino amor. 2 Nota: haced penitencia, (decia) porque se acerca el reino de los cielos: paraque entiendas, que la penitencia es la Ilave que abre las puertas del cielo 4 todos los pecadores; un verdadero dolor, ua propésito firme, y una confesion entera de las culpas, nos asegura el ingreso en el reino de logs cielos: y esto no puede tardar, pues vemos Ia contingencia de nuestra vida. 3 Iba el Seftor por toda la provincia de Galilea, enseflando en las sinagogas, y curando las enfermedades. Considera el copioso fruto del divino Predicador: pues como dice el Evangelista, concurrian muchas turbas 4 oirle, no solo de Galilea, sino de las provincias de Decépoli, de Jerusalen, de Judea y de toda la Siria. O divinas palabras! Haced DE PIADOSAS MEDITACIONES. 167 penitencia! No usé el divino Maestro de ficciones, de discursos sutiles, ni de lenguage afectado y mundano, sino-de verdades sdlidas, de dis- cursos acomodados 4 todo oyente, y de lenguage Ilano, que todos le pudiesen percibir y aprovecharse. O santo Dios! De qué sirve en eb pulpito el lenguage afectado y el discurso remontado? Solo el poco fruto, que con él se hace, puede decir de qué sirve. s Nota, que nues- tro Salvador Jesus no solo predicaba en todos los lugares de Galilea, sino que en todos curaba los enfermos y remediaba todas las necesida- des: paraque entiendas, que se une muy bien la. predicacion Apéstolica con el visitar Jos hospitales, y consolar los enfermos en sus trabajos, y con procorar el remedio de las necesidades de los demds afligidos. MEDITACION DE COMO JESUCRISTO VOLVIO 4 NAZARETH, Y LO QUE LE SUCEDIG EN ESTA CIUDAD. 1 Habiendo Jesus entrado en la Sinagoga de Nazareth, leyé una profecia de Isalas, y cerrando el libro, dijo: hoy se cumple esta profe- cla. Considera, como el Redentor de la vida, habiendo venido al mun- do para Maestro universal de él, quiso ir desde Cafarnaum & predicar & Nazareth., en donde se habia criado, aunque sabia el poco fruto que habia de hacer en aquellos obstinados corazones, asi para justificar mas su causa, como para alicionar 4 los predicadores de su iglesia; pues co- mo fue revelado 4 santa Br(gida, no deben cesar jamas los predicadores de predicar con zelo la divina patabra; pues aunque ninguno se convier- ta, no les faltaré el premio de Dios. 2 Considera, que explicandoles el Sefior Ia profecia de Isaias, que dice: El esptritu del Seflor sobre mi, es- te meenvié & evangelizar 6 los pobrecillos, etc. todos estaban admira- dos de oir al divino Predicador, y aténitos de ver la gracia y sabidurfa, con que hablaba; y en esto se quedaron, sin que ninguno se convirtiese: paraque entiendan los predicadores, qae no deben desconsolarse por el poco fruto que experimentan , cuando de su parte hacen lo que pueden, asi en el estudio, como en la santidad dela vida. ‘2 De dénde le vino d éste la sabidurta? No es este el Hijo de José? Considera, como 4 vista de la grande sabiduria, y celestial doctrina que oian los de Nazareth de la boca del divino Jesus, en vez de aprovechar- se de ella, comenzaron 4 examinarle su nacimiento, y !a bajeza de sus Padres. De donde (decian) le vino 4 este el saber? No es hijo de aquel pobre carpintero José? © vileza de la condicion humana! Toda la mira de los seguidores del mundo la-ponen en lo fantastico de sus coloridos, olsidados de que todos somos iguales, pues todos somos tierra al nacer, tierra al vivir y tierra al morir. Por eso les dijo el Sefior: quia me diréis esta semejanza: médico, curate d tt mismo; y asi se puede decir 168 MANUAL 4 estos linajados : cairaos & vototros mismos : no sois hijos de la tierra, nietos de la tierra, y. bisnietos de 1a tierra? Pues pensémoslo todos bien, y antes de despreciar 4 los demas, curémonos, si podemos de esta vi- leza de que fuimos criados. 3 Indignados los de Nazareth contra el Predicador de la vida, le Hevaron & la eminencia de un monte para precipitarle; pero el Seftor se partié, pasando por medio de ellos. Considera, como Cristo Sefior nues- tro predica las verdades 4 los de Nazareth sin -reboro alguno; y ellos en vez de dar gracias 4 Dios por haberles deparado quien asi los desen- gailase, se escandalizaron é indignaron de oirle. © cudntas veces les su- cede este caso 4 los predicadores evangélicos! Predican con zelo de Dios las verdades divinas, tocando 4 muchos en lo vivo de sus vicios; pero como estén tan connaturalizados con ellos, en ves de enmendarse, agu- gan sus lenguas contra Dios en e! predicador de la verdad. 2 Nota, que no por eso dejé Jesucristo de desengafiarlos, aunque sabia que su ma- licia habia de querer precipitarle de la eminencia de un monte, de cu- yas manos se libré con su poder: paraque con esto quedasen aliciona- dos todos los predicadores apostdlicos 4 no amilanarse, por mucho que los oyentes los amedrenten , cuando ven que conviene asi 4 la gloria de Dios; que Dios les asistiré , aunque sea 4 costa de milagros. MEDITACION DE LA ELECCION DE LOS DOCE APOSTOLES. 1 FViéndose el Seftor circuido de un numeroso gentlo, se retird d la eminencia de un monte, en donde pasé la noche en oracion. Considera, como viendo el divino Maestro el copioso fruto, que resultaba de la pre- dicacion evang¢lica, determiné formar obreros de su mano, que criados con la leche de su doctrina, y caldeados en el fuego de su divino amor, fuesen excelentes operarios y maestros de la iglesia: para eate tan gra- ve negocio acudié al retiro de Jas criaturas; esto es, 4 la eminencia de un monte 4 orar, y tratar con gu Eterno Padre sobre los que para es- te ministerio habia de elegir. O qué admirable doctrina ensefla con es- ta accion el divino maestro Jesus 4 toda su iglesia! De la eleccion de un Ministro depende, 6 la salvacion, 6 la perdicion de muchas almas, 6 Iz paz, 6 1a perturbacion de una republica. Ojald, que sus electores, desnudos de toda pasion, imitasen 4 Jesucristo, acudiendo 4 la oracion para el feliz acierto de las elecciones! © cémo estaria la iglesia de Dios bien gobernada! Lo cierto es, que las prelacias y los oficios, no se verian de tantos vicios acompafiadas. 2 Luego que amanecié el dia, llamé é sus disctpulos, y entre ellos es- cogid doce, d quienes di¢ el titulo de Apéstoles. Considera, como estando enterado el Sefior de Ia voluntad y beneplacito de su Eterno Padre, lue- DE PIADOGAS MEDITACIONES. 169 go al punto Ia puso en ejecucion: con lo cual quiso enseflarnos que no debemos ser tardos en ejecutarla. Considera, que aunque entre tantos discfpolos de Jesucristo habria muchos de grande espizitu y zelo de la honra de Dios; no obstante esto, no nos dicen los Evangelistas, que al- guno de ellos hiciese diligencia alguna para el ministerio del apostolado, ni tampoco que alguno manifestase sentimiento por no haberle elegido: no solo para confusion de los que revuelven al mundo, para salir con sus pretensiones, y si no salen con ello, aguzan sus lenguas contra los elec- tores y electos; sino tambien paraque los que se reconocen .con prendas, esperen con humildad y resignacion lo que de ellos dispusieren los mi- nistros de 1a iglesia que ocupan el lugar de Jesucristo. 3 Considera, que el Sefior escogié 4 estos doce en lo mas eminente del monte para Prelados de su iglesia: para significar que los superiores y todos los que ensefian 4 los otros, deben serles superiores en la cien= cia de las cosas divinas, deben excederles en la santidad de la vida, y en el desasimiento de todo lo terreno. 2 Nota, que 4 estos doce did el Sefior el titulo de Apéstoles; que quiere decir nuncios 6 mensageros de Dios: porque este nombre les acordase la humanidad con que habian de portarse, y la obediencia con que siempre habian de estar rendidos, y que entendiesen, que cuanto eran y podian, todo lo debian atribuir, no 4 sus méritos, sino al poder de la divina gracia que dimanaba de aquel Sefior que los enviaba. 3 Nota, que entre estos doce eligié 4 un Judas, que aunque en algun tiempo fue bueno, pero despues olvidado de su vo- cacion, vino 4 ser el peor y mas sacrflego de todos los hombres: paraque nadie se asegure con la eminencia ‘del puesto, y paraque temas que si no cumplieres con la obligacion que debes, te puede desamparar Dios, y llegar 4 ser semejante a Judas. O Sefior, no lo permitais por ser quien sois! MEDITACION DE UN MANCEBO RICO QUE PIDIO A JESUCRISTO CONSBJO PARA 8U SALVACION. 1 Un mancebo rico pidié & Jesucristo: qué podia hacer para alcanzar la vida eterna? Y el Sefior le respondié: que guardase los diez manda- mientos de la ley. Considera los buenos deseos con que este jéven legé 4 su Magestad divina 4 pedirle lo que debia hacer para salvarse. Quién no pensdra que este mancebo venia con resolucion de ejecutar lo que el divioo Maestro le ordenase? Pero como aquel divino Sol de justicia des- cubre hasta los 4tomos mas leves de los coragones, conocié que su per- feccion consistia solo en deseos, y no en obras. O qué bien dijo el Es- piritu Santo: Que los deseos matan al perezoso! Y es cierto que no hablé de los deseos malos de cosas malas; porque estos ya se supone que qui- 170 MANUAL tan la vida al alma; sino de los deseos buenos que jamas ponemos en ejecucion. O 4 cuéntos se nos pasa la vida en buenos deseos! Deseo ser santo, (decimos) deseo ser pobre, deseo ser casto; y jamas nos resolve- mos, ni ponemos los inedios. 2 Nota, que Jesucristo le dijo: Que si que- ria entrar en la gloria, guardase los diez mandamientos. No le dijo, que guardase este, 6 aquel mandamiento, sino todos: paraque entiendas, que por mas casto que seas, si eres vengativo, te condenarda sin remedio; y ast debes discurrir por los demas. - 3 Despues que el Seftor le declaré los mandamientos de la divina ley, dijo el jéven: todo esto lo he observado desde mi juventud ; qué me queda mas por hacer? Considera la arrogancia, con que en sentir de san Agus- tin, este mancebo responde al divino Maestro, diciendo que desde nitio habia observado los mandamientos: ya le parecia que habia Iegado 4 los Spices de la perfeccion; y ea cierto que la conocia poco. O 4 cuantas al- mas mal fundadas sucede esto! Toda virtud que no se funda en humildad, es hipocresia y no virtud; y asi debes estar siempre advertido, que por inucho que trabajes en la vitia del Seiior, y por mucho que te paresca te desvelas en la observancia de Ja divina ley, siempre debes creer y es- tar persuadido que no has hecho nada, y que eres siervo inutil y sin provecho. Esta gracia la conseguirds, si vives amartelado en el conoci- miento de tu nada: ruega pues al divino Maestro, te la comunique, ps- raque jamas tenga parte en ti la soberbia. 3 Respondié el Seftor: vé, y vende todo cuanto tienes, y da su precio & los pobres. Al oir esto, se fue el jdven de su presencia muy triste. Con- sidera, cuan presto volvid este jéven las espaldas 4 Jesucristo: era hom- bre rico, pues como advierte el texto: Tenia muchas posesiones, y lo pa- saba con ostentacion y fausto en au casa; y aunque tenia muchos deseos de salvarse, pero queria que fuese sin perder todas sus conveniencias tem- porales. Ojalé , que esta infelicidad no sucediese 4 tantos como 5 en el mundo! Hay tnuchos que se manifestan devotos y pios, frecuen- tan las iglesias, se alegran de que les dén buenos consejos; pero si les repugnan 4 sus intereses y codicias terrenas, vuelven las espaldas 4 todo to bueno, y dan 4 entender que su corazon mas le tienen en las rique- as terrenas que aman, que en aquel divino tesoro, que es Dios, 4 quien dicen desean amar. ¢ Nota, que asi que el divino Sefior le dijo, que vendiese todo Io que tenia, y lo diese 4 los pobres, se volvid triste y afligido 4 su casa: en lo cual se denotan aquellos que sirven 4 Dios con alegria, mientras que todo les sucede prdsperamente ; mas asf que expe- rimentan algun trabajo, 6 en la salud 6 en la honra 6 en Ja hacienda, luego se entibian, entristecen y vuelven atrésen el servicio de Dios. Aqui pondera bien, si tu eres tal, DE PIADOSAS MEDITACIOQNES. 191 MEDITACION DE LO QUE PASO & LOS DISCIPULOS CON | JesucRIsTO, DESPUES QUE EL MANCEBO RICO 8E FUE. 7 1 Luego que el mozo rico se fue, dijo el divino Maestro 4 sus dis- cipulos: O cudn dificil es, que un rico entre en el cielol Mas facil es que pase un camello por el ahujero de una ahuja, que el que entre un rico en el cielo. Considera, cuanta sea la ceguedad de los mortales: pues si es- ta sentencia la hubiese proferido alguno de los siete sabios de la Grecia 6 algun Saloméa, podriamos decir que era sentencia de ua hombre, su- jeto al engafio 6 4 la temeridad: pero habiéndola proferido el mismo Jesucristo, verdad diving, en quien no cabe temeridad, ni engafio, gran desgracia es que hayan por la mayor parte de ir tan ciegos los hombres por las riquezas mundanas, que no reparen el exponer su honra d tan- tos peligros, y aun su vida, y lo que mas es, su alma. 2 Considera, cuan universal es este dafio: pues por una parte nos dice el sagrado Texto: Que todos buscan su propio interés; por otra: Que los que pretenden ha- cerse ricos, caen en el lazo del diablo. A vista de esto, Mora la perdicion de tantas almas, y pidele 4 Dios, te dé luz para desasir tu corazon de todo lo terreno, y que solo atiendas 4 lo celestial. 2 Dijéronle los disctpulos: quién, pues, podrd ser salvo? Y el divino Maestro les dijo: Esto es imposible d los hombres, mas no d Dios. Consi- dera, como esta respuesta fue ratificacion de lo que antecedentemente tenia dicho; porque como los mundanos tienen tan ocupado su corazon en los haberes de la tierra, y sus pensamientos son tan continuos en dis- currir trazas para adquirirlos, no dejan en su corazon lugar, paraque Dios more en ellos, ni en sus pensamientos dejan resquicio alguno, por donde pueda entrarles la luz del desengafio; y asi como connaturaliza- dos con estos afanes, imposibilitan su remedio; y asi dijo Jesucristo, que esto es imposible 4 los hombres. 2 Nota, que el Sefior dijo: & Dios uo le es imposible: y quiso decir, que si los ricos cooperasen 4 Ia luz que Dios les da, se salvarian sin duda; porque cada pobre que Ilega 4 su puerta, es un mensagero que Dios le envia, paraque le haga participan- te de lo mucho que le sobra; y asi usando bien de las riquezas, puede con ellas comprar el reino de los cielos y salvarse. O Sefior, dad 4 estos tales un rayo de vuestra divina luz, paraque no picrdan sus almas que tanto 03 costaron! 3 Pedro dijo al Seftor: mirad, que todo lo hemos dejado; qué serd de nosotros? Y el Seftor les dijo: en verdad os digo, que os asentaréis sobre doce sillas en el cielo, y juzgaréis las doce tribus de Isradl; y cualquiera que todo lo dejdére por mi amor, recibird en este mundo ciento por uno, ¥ en el otro la vida eterna. Considera, que aunque lo que san Pedro y los 173 MANUAL demas dise{pulos dejaron, fue poco; pero con esto poco dejaron todas las aficiones 4 todo lo terreno: paraque entiendas que la perfeccion no con- siste en dejar mucho, sino en aquel desnudarte de todos los afectos ter- renos. 3 Nota, que los Apdstoles, junto con los afectos, dejaron su pro- pio querer, que es lo mas que se puede dejar, y le sujetaron 4 Ia volun- tad del divino Maestro; de suerte, que cada uno podia decir: Yo ya no soy yo, ni soy mio: y esta desnudéz la pagé Dios en esta vida, de tal suerte, que de pobres pescadores los sublimé 4 prfncipes de su igle- sia; y en Ia gloria, despues de Cristo, y Maria Santisima, son los jueces superiores. O qué grande conauelo para los que totalmente se dedicaron & Dios, negéndose 4 sf mismos con todos los afectos de la tierra! O qué pobres tan ricos! MEDITACION DE LA HIGUERA INFRUCTUOSA, QUE MALDIJO CRISTO 8ENOR NUESTRO. 1 Habiéndose salido una mafiana el Redentor de la vida de Betha- nia, y manifestando tener hambre, encamindse hdcia una higuera, y ha- Mandela sin fruto y lena de hojas, la maldijo; y al instante se secd. Considera, como nuestro Salvador Jesus quiso tomar sobre s{ nuestras miserias, y experimentarlas en si mismo; y asf manifestando ahora el padecer hambre, se encaminé 4 una higuera para remediarla con su fruto. O hambre de Jesus, y cémo confunde los desérdenes de tu gula! O cuan mal haces en quejarte, cuando te falta algo para tu sustento! Lo cierto es, que tu poca mortificacion y falta de consideracion, te hacen prorumpir en quejas contra el mismo Dios. 2 Nota, que en esta ‘higue- ra solo halld el Sefior una pomposidad grande de hojas y nada de fruto, y por eso la maldijo; sin duda para alicionar 4 los predicadores de su iglesia, que cuando todo se Jes va en hojarasca de frases remontadas, sin nada de fruto para las almas, merecen Ia maldicion eterna de Dios. Ha- Nanse las almas hambrientas de doctrina: van & oir 4 un predicador que dicen afamado; y despues de oido, se quedan en ayunas las almas, co- mo lo estaban antes. O tiempos tan deplorables, los que alcanzamos! 2 Les disctpulos, viendo este milagro, se espantaron sobremanera, ¥ decian: cémo tan presto se secé el drbol? Considera el espanto y la ad- miracion de los discfpulos 4 vista del prodigio: significando en esto 4 muchos pecadores, que oyendo un prodigio de doctrina 4 un predicador, se contentan solo con Ja admiracion, sin tratar de convertirse; 6 4 aque- Ilos, que oyendo que un amigo suyo se quedé muerto de repente, dicen: Cémo es posible, si hoy estaba sano y bueno! Y no consideran que les puede suceder lo mismo 4 ellos. 2 Nota, que el Texto dice: Que no era tiempo de higos; y no obstante Ilevé el castigo de una maldicion de Dios, DE PIADOSAS MEDITACIONRS. 193 sin que le valiese esta causa: pues tampoco era tiempo que la Vara de Aaron (que estaba seca) produjese flores y frutos 4 un tiempo; y no obs- tante los produjo, por cumplir con Ja voluntad de Dios, que lo quiso asi: paraque entiendas que no hallards escusa alguna de no servir & Dios, y cumplir su santa voluntad. No serd escusa decir: no es ahora tiempo oportano, no me dejan las ocupaciones que tengo; porque para servir & Dios y hacer su santa voluntad, ninguna ocupacion ni tiempo lo impide. 3 Habiendo entrado Jesus en el templo, le circuyeron los principes de Jos sacerdotes y ancianos del pueblo, y le dijeron: en qué potestad haces estas cosas? Considera, cuanta sea la soberbia humana que llega 4 que- rer escudrifiar el poder de Dios, y los fines que tiene en sus rect(simas Operaciones y disposiciones. Vefan los priacipes de los sacerdotes y an- ianos del pueblo, las: maravillas que obraba y la admirable doctrina que ensefiaba; y le dicen: En qué potestad haces esto? Y quién te ha dado este poder? Cuantas veces sucede, que los pecadares queremos haberlas con- tra Dios, en lo que su Magestad divina dispone, 6 permite? unos nos que- Jamos porque Ilueve mucho: otros, porque no Ilueve: otros, porque pos envia la guerra, ia hambré, las enfermedades 6 trabajos; y todo es de- satinar los hombres, siendo rectésimas y justisimas las obras de su provi- dencia divina. s Nota, que el Salvador respondié de tal manera & los ju- dios, que los dejé confusos y avergonaados. O Seftor, qué serd de mi, cuan- do en el dia de la cuenta me pregunteis: por qué cometiste este, ¢ equel pecado? Si Dios preguntére, quién pedrd responderle? dice Job. Dadme gracia, Sefior, para llorar mis culpas, para temer vuestros juicios, y para vivir conforme en todo con vuestra santisima voluntad. MEDITACIONES DE LA PASION DE JESUCRISTO SENOR NUESTRO. MEDITACION DE LA PASION DE JESUS EN GENERAL. 1 Considera, que si deseas aprovechar en el camino de la perfeccion, debes entrar y caminar por el verdadero camino, Jesucristo, y por la verdadera puerta que es su Magestad soberana: quien se aleja de este ca- mino, y quien no entra por esta puerta, sepa que vd muy descaminado del camino de la perfeccion. Y asi las almas contemplativas no deben ja- mas perder de vista la vida, pasion y muerte de Jesucristo Sefior nuestro, pues en ella hallardn los mas eficaces motivos para levantarse sobre sf mismas, y Hegar 4 los viltimos Spices del amor y union con Dios nuestro Sefior, el’ cual 4 este fin nos convida 4 la consideracion de su pasion sa- 176 MANUAL crosanta, y nos pide con afectuosas voces nuestra atencion y vista, di- ciendo: O vosotros que sois viandantes, considerad y ved, si hay dolor co- mo mi dolor! Lastima es, que muera el justo Jesus, y no haya quien en su corason lo considere. Desiertos estén los caminos de: Sion, y por eso Iloran; porque no hay quien venga 4 la solemnidad. O dulce Jesus, alum- brad con vuestra divina palabra mi entendiimiento, paraque no me apar~ te de Vos, y de continuo medite vuestra sagrada pasion! a Considera, que el alma que se ejercita en meditar la pasion de Jesus, no debe contentarse con meditar solamente los dolores que pade- cid en su cuerpo y alma santisima; sino que ha de procurar, como dice el Apéstol, sentir en si mismo aquellos dolores y penas que siente, y con- templa en Jesucristo Seiior nuestro; de suerte, que les penas y dolores de Jesus, no los ha de mirar como agenos, sino como propios. Muchos san- tos, como el patriarca Serdfico, santa Catalina de Sena, santa Magdalena de Paszis y otros siervos de Dios que ejercitaron este modo de meditar Ja pasion de Jesus, sintieron en su alma y en su cuerpo raros efectos, fa- voreciéndoles Dios, en que experimentasen muy vivamente aquellos do- lores que padecié su Magestad soberana. De aqui resulta tambien el ejer- citarse el alma 4 varios afectos interiores; ya de compasion, ya de amor, ya de compuncion y dolor de sus culpas, y de las de todo el mundo, ya de hacimiento de gracias por el incomparable beneficio de la redencion, ya de asombro y admiracion por la grandeza de la persona que padece, ya de confusion propia, considerando Ja vileza de los viles gusanillos de la tierra, por quienes padece, ya de caridad para con Dios y el prdjimo, viendo la infinita caridad, con que el dulce Jesus se ofrece # padecer por Jos mismos, por cuyas manos padece, ya de imitacion y deseos de pade- cer por Jesus, y de negarse totalinente 4 sf mismo, por cumplir en todo la divina voluntad: con cuyos afectos exclama el alma con Ia Esposa de Jos cantares: Mi amado para mt, y yo para él; y con san Psblo trocada en otra: Vivo yo, ya:no yo: mas Cristo vive en mt. 3 Considers, que la regla mas facil para meditar con provecho la pasion de Jesucristo, y que deben observar especialmente los principian- tes, son estos tres puntos: Quién es el que padece? Qué es lo que pade- ce? Y por quién padece? En érden 4 lo primero, el que padece, es.no solo Hombre, sino Hijo Unigénito de Dios: Dios con el Padre, y con et Esp(ritu Santo, Crisdor de cielo y tierra, sin necesidad de cristura algu- na: con ciencia infinita, de que muchos pecadores habian de corresponder con infinitos agravios 4 las inmensas finesas de su amor, y de otros mu- chos que de pura malicia no recibirian, ni se aprovecharian del precio in- finito de su sangre. Cuanto 4 lo segundo, los tormentos, penas, agonfas morttales que padecié el Sefior, no tienen comparacion; porque sus dolo- tes, penas y tormentos, dicen los tedlogos y los Santos, que fueron los DE PIADOSAS MEDITACIONES. 195 mayores que se han padecido, y se pueden padecer én esta vida, confor- me lo ya referido de Jeremias: O vosotros que sois caminantes, etc. de suerte, que de solo imaginarlos y pensar en ellos, sudé en el huerto sudor de sangre con tanta copia y abundancia, que corria hasta la tierra. Cuanto 4 lo tercero, padecid por unos viles gusanillos de la tierra, por unos ingratos y desconocidos, por los mismos que le crucificaban y ator- mentabap. O infinite caridad de Jesus! O amor infinito para con los hombres, que en tiempo, en que los hombres se manifestaron tan crue- les para Vos, os manifestais mas benigno y amoroso con ellos! O Dios mio, no permitais que viva con la infame nota de ingrato! Desde luego os doy gracias por el beneficio de Ja redencion: me ofrezco 4 padecer ~ ‘por vuestro santisimo amor, y 4 procurar en todo cumplir vuestra divi- na voluntad. Resolucion. Convencido de los grandes bienes que resultan al alma de la fre- cuente meditacion de la pasion del Sefior, como, y que no debo conten- tarme de meditarla especulativamente, sino que he de procurar sentir en mf aquellos dolores que contemplo en Jesucristo: resuelvo, no pasar dia algono sin meditar algun poco en esta sagrada pasion y ofrecer alguna particular mortificacion; como privarme de cierta diversion, aunque Iicita, de cierto bocado sabroso, ayunar alguna ver, especialmente los viernes, etc. Ramillete. : No, Dios mio, yo no sé nada, ni quiero saber nada en adelante, sino 4 Jesus crucificado. . MEDITACION DEL LAVATORIO DE LOS PIES. : Joann. 13. 1 Habiendo Jesucristo antes de la institucion del santisimo Sacramento acabado de cenar, y sabiendo que habia venido del Padre, y que habia de volver d él, se levanta de la mesa, deja sus vestiduras, se ciie una toalla, Y¥ pone agua en una vacta para lavar los pies de sus disctpulos. Considera, quien es aquel que hace un oficio tan bajo, y el mas servil de todos, que es Hijo de Dios, enviado de Dios acd 4 la tierra: un Dios que pro- cede de Dios, que ha criado el Universo, el cual olvidado para decirlo asi, de su Magestad soberana, emprende con espantosa humildad un tal oficio, como un vilisimo esclavo, sin ser ayudado de alguno, deja la cena, y se levanta de la mesa, toma una toalla, y con ella se cifie, ruega al amo de casa que le dé una fuente, se pone de rodillas 4 los pies sucios de sns disctpulos para limpidrselos , y no deja cosa alguna perteneciente @ tal funcion, todo para enseffarte el sumo aprecio, en que has de tener 176 MANUAL la humildad para ejercitar gustoso los oficios en que fueres emplesdo; aunque sean serviles y trabajosos. 2 Cristo llegé 6 Simon Pedro, el cual, repugnando, dijo: cémo, Seftor, Vos quereis lavarme los pies? No lo permitiré jamas. Pero Jesus respondié: si yo no te lavo, tui no tendras parte conmigo. Entonces replicé Pedro: si asi es, Seftor, lavad, no solamente los pies, pero tambien la cabeza y ma- nos. Considera, cuan aténitos y pasmados quedarian los Apéstoles, cuan- do vieron 4 sus pies 4 su Dios y Sefior, 4 cuyo nombre se arrodilla todo el mundo. Es creible, que en viéndole postrarse y arrodillarse 4 las plan- tas, ya del uno, ya del otro, lavarles las inmundiciss, enjugarles los pies y besarlos con extraordinario afecto; es creible, digo, que no podrian contener el Ilanto, y que derramarian abundantfsimas Iégrimas. ¢ Piensa lo que dicen algunos Padres, que el Sefior comenzé por Judas, paraque con este ejemplo de tan profunda humildad, se moviese 4 penitencia, y noso- tros aprendiésemos el modo, con que debemos portarnos con nuestros ene- migos; imitando en esto 4 los médicos, lus cuales teniendo muchos enfer- mos que curar, comienzan por los mas agravados y necesitados. O cosa de eapanto, ver la Magestad de Dios postrada & Jos pies de su capital enemigo, el cual, aun despues de esto, ‘tiene el corazon tan duro y obs- tinado, que no quiere arrepentirse! 3 Nota, que san Pedro, como tan hu- milde, no pudiendo sufrir tal abatimiento en su Maestro, todo admira- do exclamé: O Sefor, Vos que sois el Criador del cielo y de la tierra, verdadero Hijo de Dios, igual 4 vuestro Eterno Padre, fuente y origen de toda limpieza y santidad, venis d mé para lavarme los pies? A ml que soy un pobre pescador, y un miserable pecador? No lo permitiré jamas. Se vé bien, que la reverencia le movié 4 decirlo asf; porque siendo advertido, que no obedeciendo ofeuderia 4 Dios, se ofrecié luego para ser lavado, aun en todo el cuerpo. Procura pues una suma reverencia & so divina Magestad, en lo que te manda, paraque obedeciendo 4 sus divinos quereres, te haga digno como 4 san Pedro, de sus divinos favores. 3 Habiendo Jesus acabado de lavar los pies d los Apéstoles, les dijo: si yo, que soy vuestro Senior y Maestro, he lavade d vosotros los pies, asi vosotros debeis tambien lavaros los unos d los otros. Yo os he dado ejem- plo, paraque hagais lo que yo he hecho. Considera, que quiso Cristo lavat los pies 4 sus Apéstoles, no tanto para quitarles la inmundicia que no ensucia al alma, cuanto para ensefiarte: 1 Que debes aparejarte para Ia - santa Comunion con Idgrimas, y con-el agua de Ia penitencia, como lo explica san Cipriano, y con un diligente examen de la cunciencia, remi- réndola toda desde la cabeza hasta los pies. 2 Para darte ejemplo de humildad , paraque no te desdejies de servir, aun en los oficios mas vi- les 4 aquellos que te son inferiores, y que son menos que tu: paraque nos perdonemos de buena gana las mutuas ofensas que tal ves ocerien DE PIADOSAS MEDITACIONES. 197 aun entre personas religiosas y pias. Haslo pues asi, y seras su ver- dadero discfpulo. 7 La Meditacion de la institucion del santtsimo Sacramento se hallard pag? 123. MEDITACION DE COMO DIO EL SENOR A CONOCER EN LA CRNA, QUIEN ERA EL TRAIDOR QUE HABIA DE ENTREGARLE. 1 Cenando el Seftor con sus discipulos, se turbé y dijo: uno de voso- tros me ha de entregar: y ellos Ienos de temor y espanto, le dijeron: acdso soy yo, Serior, él que os ha de entregar? Muchas cosas debes con- siderar en este paso: lo uno, la prudencia, mansedumbre y caridad del divino Maestro: y lo otro, la profunda humildad de los discipulos. Uno de vosotros, dijo el divino Maestro, ain decir quien era; paraque no quedase sonroseado y afrentado aquel discipulo traidor, y paraque 4 vista de la caridad de su Maestro, se moviese 4 conocer su pecado y arrepentirse de 1; pero su malicia fue tan crecida, que mas se obstina- ba, al paso que su divino Maestro mas le favorec Dios misericor- dioso, tened compasion de mi flaqueza, y no permitais que haga en mi asiento la culpa! Considera mas, la profunda humildad de los demas apéstoles: ninguno hizo juicio de otro, que habia de ser el traidor: ca- da uno se miré 4 sf mismo, y conocié que si Dios le dejaba de su mano, podia arrojarse 4 cometer tan eatupendo sacrilegio. De que debes sacar gran doctrina para freno de tus juicios. Jamas te asegures en esta vida, aunghe te peresca que eres santo. Conoce tu fragilidad ; y aunque veas algunas acciones menos rectas en los demas, no las censures. Teate siempre por el peor del mundo, y no te olvides de lo que decia san Fe- lipe Neri: Seftor, si en el dia de hoy me dejais de vuestra mano, al ins- tante os entregaré, 2 Viendo san Pedro 4 san Juan recostado en el pecho del divino Maestro, le pidis, supiese de él, quien era el gus le habia de entregar? Y el Sertor lo manifests, diciendo: aquel d quien yo diere un bocado de ~ pan, es el que me ha de entregar; y ddndole d Judas, entré en él el demonio, y luego se salié fuera para ejecutar su traicion. 0 almas, y cuénto importa resistir 4 Ja tentacion 4 los principios de ella, para no quedar precipitado en el abismo como Judas! El despreciar los primeros ausilios de Dios, obliga 4 su Magestad divina 4 no comunicar otros ma- yores, y asi viene el alma 4 hallarse casi necesitada 4 pecar. Advierte el Evangelista , que era de noche cuando esto sucedid; y no sin parti- cular misterio: sin duda, para ensefiarte 4 que tus obras deben ejecutar- se, no en tinieblas, sino en las luces de 1a divina presencia: no en las timicblas de la hipocresfa como Judas, sino con las lucea de la verdad, 13 178 MANUAL y sinceridad columbina; pues al vfltimo permite Dios que todo se des- cubra y sepa con las luces de su equidad y justicia. Alaba é Dios en sus alt(simas providencias, y ruégale, te dé un corazon décil y sencillo para recibir sus ausilios; un corazon puro y casto, para recibir los favo- res de su diviuo pecho. ~ 3 Habiendo salido Judas del cendculo, dijo el Sefior d los suyos: ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. O cuda diferentes son los juicios de Dios de los juicios de los hombres! De ordinario los hombres ponen su felicidad en las riquezas , prosperi- dades y honras mundanas, por estas trabajan, se fatigan, atraviesan los mares y viven martirizados, y al ultimo lo pierden todo, y tal ves la mayor riqueza’, que es la gloria. Cuan al contratio Jesucristo, es su glo- ria la pobreza, los trabajos, las aflicciones, la cruz y la muerte. © qué bien conocia el Apdatol que este es el empleo del alma enamorada de Jesus, cuando decia: d nosotros conviene gloriarnos en la cruz de nues- tro Sertor Jesucristo! © dulce Jesus, no quiero deleites, riquezas, ni con- tentos en esta vida! Deseo, Sefior, imitaros por el camino verdadero de la cruz: por él quiero caminar segun fuere vuestra santisima volanted. MEDITACION: PARTESE EL SENOR AL HUERTO DE GETSEMAN{ CON sU8 DISCfPULOS. 1 Salié el divino Jesus del cendculo en compania de sus discipulos, encaminando sus pasos hdcia el huerto de Getsemant, que estaba é la otra Parte del torrente Cedron, y 4 la entrada del huerto les dijo: esperadme, Ly sentaos agut, mientras yo me alejo un poco dla oracion, y orad tam- bien vosotros, paraque no entreis en tentacion. Considera el ardiente de- seo, con que el buen Jesus iba al huerto, para dar principio 4 la re- dencion humana: los deseos y ansias tan vivas, que en su pecho ardian, de padecer por el hombre, ejecutando en todo la voluntad de su Eter- no Padre. O Dios amabilisino, qué descargo, 6 qué disculpa pretende- rén los mortales de haber olvidado su propia y eterna salvacion , cuan- do Jesus se la procuré con tanto cuidado y desvelo! Y si ninguno de los mortales tiene escusa de su olvido y estulticia, mucho menos la ten- dran en el juicio los hijos de la iglesia, que tienen fé de estos sacra- mentos, y menos entre todos, los sacerdotes y religiosos, obligados no solo 4 procurar su salvacion, mas aun su perfeccion. _ % Considera, como el divino Maestro, dejando 4 los ocho apéstoles juntos , Hams & san Pedro, & san Juan y 4 Santiago, y con los tres se retirdé de los demas 4 otro puesto, donde no podia ser visto ni oido de ellos. Aqui levanté el Sefior los ojos al Eterno Padre, le confesd, y le hablé como acostumbraba ; y en su interior hizo una oracion y peti- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 179 cion en cumplimiento de la profecta de Zacar{as, dando licencia & Ia muerte, paraque Ilegase al inocentisimo y sin pecado, y mandando 4 la espada de la justicia divina, que descargase sobre el Pastor, y sobre el Varon que estaba unido con el mismo Dios , y ejecutase con é1 todo su rigor , hasta quitarle la vida. Para esto se oftecié el dulcisimo Jesus al Padre, en satisfaccion de su justicia por el rescate de todo el linage humano. © caridad inmensa de nuestro Redentor! © bondad suma, y cémo satisfaremos 4 tantas finezas de amor! 3 Considera, como 4 vista de esta resolucion de su Magestad divina comenzé Cristo luego 4 congojarse, y sentie grandes angustias, y con ellas dijo 4 los tres apdstoles: triste estdé mi alma hasta la muerte. Did lugar el Sefior, paraque esta tristeza Iegase 4 lo sumo natural y mila- groso, segun toda Ia condicion pasible de su humanidad santisima; y no solo se entristecié en Ia porcion inferior, por natural apetito de la vida, sino tambien por Ia parte, con que miraba la reprobacion de tantos por quienes habia de morir, y la conocia en los juicios y de- cretos inescrutables de la’ divina justicia. © dulcisimo Jesus, y lo qué os cuesta mi salvacion! O dureza y villanfa mia, y cudn poco cuido de lo que tanto me importa! Cuén poco me muevo al agradecimiento de tan fino padecer! MEDITACION DE LA ORACION Y AGONiA DE CRISTO EN EL HUERTO. 1 Por tres veces oré el divino Maestro en el huerto, diciendo: Pu- dre mio, si es posible, pase de mf este cdliz, sin que le beba; mas no se haga mi voluntad , sino la vuestra. Considera la postura del Salvador en esta oracion triplicada, que fue puestas sus rodillas en tierra postra- do hasta tocar el rostro en ella; aliciongndote en la reverencia, con que debes asistir 4 la oracion, y Ja perseverancia, que debes tener en ella. Nuestro Salvador Jesus ord cada vez por espacio de una hora; y hi piensas aprovechar mucho con tomar la oracion & traguillos? O qué engafio padeces! En esta oracion propuso Cristo nuestro bien sus tor- raentos, su sangre preciosisima y su muerte al Eterno Padre, ofrecién- dola de su parte por todos los mortales, como precio superabundantisi- mo para todos: y de parte del Jinage humano presenté todos los peca- dos, infidelidades, ingratitudes y desprecios, que los malos habian de hacer para malograr su afrentosa pasion y muerte; y aunque el morir por los amigos y predestinados, era agradable y como apetecible pa- ra nuestro Salvador; pero morir y padecer por la parte de los répro- bos, era muy amargo y penoso; pore de parte de ellos no habia ra- fon para sufrir el Sefior la muerte. O bondad inefable de nuestro Dios, 180 MANUAL : y Sefior! Aqui debe anegarse tu entendimiento en la profundidad de los juicios de Dios, y rogarle, te dé gracia, paraque seas del nimero de los amigos. 7 2 Bor dos veces se levanté el Seftor de la oracion, y viendo que sus disctpulos dormian,, los reprehendié, diciendo: no pudisteis velar una ho- ra conmigo? Velad y orad, paraque no entreis en tentacion; que mis ene- migos y los vuestros, no duermen como vosotros. Considera el cuidado del vigilantisimo Pastor en drden 4 sus ovejas: aqui did forma & los prelados de su iglesia del cuidado y gobierno, que han de tener de sus ovejas; porque si para cuidar de ellas dejé Cristo Sefior nuestro la ora- cion, que tanto importaba, dicho se esté lo que deben hacer los prela- dos, posponiendo otros negocios ¢ intereses, 4 la salud de sus siibditos. Consideren los prelados y los subditos, la vigilancia del demonio en perderlos & todos. Vigilancia pide el dulce Jesus 4 Pedro y 4 los demas. Vela tui en todo tiempo, en toda hora y en todo instante, paraque en ningun tiempo tenga en tf parte la tentacion. 3 Enesta oracion entré el divino Jesus en agonias mortales, tanto, que abriéndose todos sus poros, comenzé d sudar sangre con tanta abun- dancia, que llegé & regar la tierra. Luego vino un dngel del Altkimo, que le consolé y conforté. Considera atentamente esta agonia y ansias mortales de nuestro Salvador Jesus, y los efectos que obraron, tan pe- nosos en su santisimo cuerpo, que le obligaron 4 tan copioso y san- guinolento sudor. © qué pena y martirio padeceria su Magestad sobera- na! O dulce Jesus, qui¢n sino mis pecados son Ia causa de tan crecido dolor! Pues qué tales serian los sentimientos de su d4nima santisima? Pe- Teaban en su interior, por una parte Ia caridad y el amor 4 los hom- bres; por otra la villania y maldades de los hombres, que habian de malograr el fruto de su pasion:.y conociendo tanto niimero de réprobes, en quienes no habian de aprovechar tantas finezas de amor; este mis- mo amor y obstinacion de los malos, le ocasionaron las angustias mor- tales, hasta Ilegar 4 sudar sangre, y parecer necesitado de que el Angel del Sefior le confortéra. O bien infinito de mi alma, en qué os podré, Sefior, aliviar en tanta pena! Si mi corazon es de algun provecho, aquf le teneis, Sefior. O qué dicha fuera la mia, si pudiera aliviar vuestros trabajos! Ya que mis pecados son Ja causa de vuestra agonfa, los detes- to de todo corason, y propongo, por daros gusto, de nunca mas come- terlos MEDITACION DE LA TRAICION DE JUDAS. 1 En el interin que los soldados venian d prender al Redentor de la vida, se ilegé el dulce Jesus d los suyos, y les dijo: bien podeis dormir y descansar, que ya llegé la hora, en que vereis al Hijo del hombre en- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 181 tregado dé manos de les pecadores; pero basta: levantaos, y vamos, que ya estd cerca el que me ha de entregar, porque me tiene ya vendido. Considera, como habiendo el Seiior salido del cengculo con sus discfpu- Jos, estaba Judas muy atento, considerando hécia donde encaminaba sus pasos; y viendo que se eocaminaba al monte Olivete, en donde sabia que solia orar, se fué quedando poco 4 poco, sin que los demas apds- toles lo advirtiesen, y cuando los perdié de vista, volvid las espaldas y se volvid 4 la ciudad para poner en ejecucion la maldad, que en su pe- cho tenia fraguada de entregar 4 su Maestro. Llevaba gran sobresalto, turbacion y zozobra, testigos todos de su depravada conciencia. O dis- cipulo traidor, cémo asi has puesto en olvido los favores, que de tu Maestro recibiste? Cémo tan presto has olvidado los carifios y favores de su santisima Madre? Mas ay de mf, cudn olvidado ¢ ingrato he sido 4 Jos divinos beneficios cuando pequé? 3 FViniendo el traidor Judas por capitan y Adalid de los soldados, venian dé prender al Seftor, se acercé y saludé é su Maestro, dicien~ do: Dios te salve Maestro; y le abrazé y dié dsculo de falsa paz en su rostro; y el divino Maestro le dijo: amigo 4 qué veniste? Considera la inmensa benignidad del divino Maestro, y la gran perversidad del dis- cipulo traidor. Luego que se aparté de Ia compaiiia de los demas, se fué presuroso y turbulento 4 Ios pontéfices , que los hallé consultando como les cumpliria Judas lo prometido.de entregar en sus manos 4 Jesus Nazareno. Didles cueota como lo dejaba con sus discfpulos en el monte Olivete, que le parecia la mejor ocasion para prenderle aquella noche, como fuesen con cautela prevenidos, paraque no se les fuese de entre manos con las artes y maiias qne sabia. El dsculo de falsa paz fue la sefial que les did, paraque no errasen el golpe. Recibid el mansisimo Cordero 4 aquel sacrflego traidor con suma benignidad y amor. O Dios mio, enamorado de las almas, si con tanto carifio recibfs 4 vuestro ma- yor enemigo, con cudnto amor y benevolencia recibireis 4 las almas vuestras amigas, y que solo tratan de serviros y daros gusto! Hacedme tal por vuestra infinita misericordia. 3 Dijo mas el divino Jesus d las turbas: d quién buscais? A Jesus Nazareno, respondieron. Pues Yo soy , dijo el Sefior: d cuya voz cayeron todos de espaldas en tierra, experimentando por cierto la grande fuerza de esta divina palabra Ego sum; y habiéndoles dado licencia para levan- tarse, les dijo: si me buscais d mt, dejad ir libres d estos gue estdn en mi companita. Considera, no solo la fuerza y poder de la divina pa- labra, sino tambien la voluntad con que el Seiior se entregé 4 las ma- nos de los que venian 4 prenderle, pudiendo quitarles 4 todos la vida con solo el aliento de su sant/sima boca, Considera tambien Ia manse- dumbre con que les recibe Jesus; y conoce, que si una palabra suya 12) 183 MANUAL Ego sum, dicha con amor, cauaé tan terribles efectos en aquellos malos hombres; qué ser4, cuando en el dia de Ia mayor justicia vindicativa se oiga la vog del justo Juez, que diga: Yo soy Jesus, é quien por un bre- ve deleite vendisteis: Yo soy Jesus, d quien con vuestras culpas prendis- teis y crucificasteis? Y ese pensamiento te sirva de acuerdo para ejecutar sus preceptos, y obedecer 4 sus divinas palabras. MEDITACION DE LA PRISION DE JESUCRISTO. 1 Considera, como habiendo el Sefior dado licencia 4 aquellos mi- nistros de Satands paraque hiciesen aprehension de su divina Magestad, diciéndoles: esta es uestra hora, y el poder de las tinieblas; como lo- bos feroces se arrojaron & aquel mansfsimo Cordero: quien le asia fuer- temente de sus cabellos, quien de su santisima barba, quien le daba un golpe 4 pufio cerrado: quien con la hasta de su lanza: unos le es- cupian en gu santisimo y venerable rostro: otros le daban de puntilla- gos: otros burlaban, y escarnecian sus milagros y divina persona; € indignados de que con su divina palabra los hubiese por entonces derri- bado en tierra, le derriban tambien 4 él, multiplicando las puiiadas -y golpes. Teniéndole pues de esta suerte, le ataron con fuertes cordeles sus manos con rigor excesivo: 4 los cordeles afiadieron algunas cadenas, que desde el cuello le rodeaban el cuerpo, temerosos de que no se les escapase de las manos. O dulce y amoroso Jesus, qué trabajos son estos, bien de mi alma! Conozco que mis pecados son los cordeles, que os maltratap, y mis yerros las cadenas que os aprisionan. © cémo me pe- sa de haber pecado! Os amo, bien mio, sobre todas las cosas. 2 Considera, como uno de los ministros, que mas temerariamente se arrojaron 4 prenderle, fue un criado del Pontffice, Namado Malco; y san Pedro, viendo asi maltratar 4 su Maestro, le embistié con un ter- ciado, y le derribé una oreja al suelo. Reprendidle el Sefior, dicien- do: vuelve la espada & su lugar: quieres impedir que beba el cdliz que me dié mi Padre? Luego tomé el Sefior la oreja de Malco, y se la restituyé sana y sin lesion alguna. O divino y soberano Maestro, y qué doctrina ensefiais en esta accion! Reprende 4 Pedro su accion vengativa, paraque viva I¢jos de tf todo espfritu de venganza: cura la oreja de Malco, para ensefiarte 4 volver bien por mal. Tambien te ali- ciona 4 obedecer en todo 4 Ia voluntad divina; y con su paciencia en tan estupendos trabajos, 4 no turbarte en los que Dios te envia, sino reci- birlos con amor, como dédiva amorosa de su santisima mano. O si reci- bieses la lug que te da el divino Maestro con su ejemplo, para imitarle . como 4 discipulo suyo! De qué sirve gloriarte de discfpulo suyo, si tus obras son tan desemejantes 4 las suyas? DE PIADOSAS MIRDITACIONES. 183 3 Considera, como viendo los discipulos el espectéculo del rabioso furor, que aquellos infernales ministros ejecutaban en su Magestad so- berana, Ilenos de temor y cobardia, se entregaron 4 la fuga, dejando solo 4 su Maestro en un diluvio de penas, y en un mar inmenso de congojas. Qué haceis, discfpulos sagrados? No dejasteis 4 vuestro Maes- tro, cuando le visteis entre los aplauzos del dia, que entré triunfante en Jerusalen; y shora le dejais entre las ignomiuiosas afrentas, y con- jas mortales del huerto en manos de cruclisimos sayones? O almas devotas de Jesus! Las que nos preciamos de amantes suyas, demos una vuelta 4 nuestro interior: miremos el gozo, que tenemos en tiempo de Ia prosperidad: consideremos, si estamos gozosos en el tiempo de la tri- bulacion. Qué propdsitos de perseverar, cuando el viento viene en popa! Qué flojedad y tibiesa, cuando sopla contrario! © amor propio, y cémo te manifiestas! No en vano dijo el Sefior: velad y orad, paraque no en- treis en tentacion. Qué habia de resultar de tanto dormir de los apés- toles? Y qué puede resultar de tanto suefio, como hay en tantas almas sofiolientes? Consideremos aquella sentencia del Salvador: muchos son - tos llamados , y pocos los escogidos; paraque vivamos siempre vigilantes y con temor. MEDITACION DE COMO CRISTO FUE LLEVADO & casa DE ANAS. 1 LHlevaron d Jesus 4 casa de Ands, el cual le pregunté de su doc- trina y de sus discipulos; y él le respondié: pregunta d aquellos que me han oido: Yo he hablado piiblicamente en el templo y en la sinagoga. Considera, como el mansisimo Jesus atado y preso, fud Ilevado desde el huerto 41a casa del pontifice Ands por aquel turbulento escuadron de soldados, que (como dice santa Brigida) cada uno de ellos teaia en sa pecho una legion de demonios, que ocultamente Jos irritaban y pron vocaban, paraque impia y sscrilegamente tratéran al Sefor de la Ma- gestad. O qué injurias, blasfemias y oprobios le dijeron ! Cusntas veces Te derribaron 4 tierra! Cugntos puntillazos y pufiadas le dieron! Cadn- tos golpes con los remates de las cadenas y sogas, con que iba atado, descargaron en aquel cuerpo santisimo! © dolce Jesus mio, si es cierto que yo soy el culpado y Vos el inocente, cémo descarga sobre Vos el castigo, que yo merezco! 2 Con esta ignominia Hegé el Redentor de la vida 4 la presencia de Ands, que con imperiosa autoridad le pregnaté por sus discfpulos, y qué doctrina era la que ensefiaba y predicaba. Todo esto era 4 fin de ealumoiarle la respuesta; pero habiendo el Sefior respondido, diciendo: Yo he predicado en piiblico en las sinagogas y en el templo, donde con- 184 MANUAL curren los judtos: preguntales d ellos, que ellos dardn razon de la doc- trina que yo les he ensefiado: y con haber sido esta respuesta tan lena de sabiduria, y tan conveniente 4 la pregunta; con todo eso, uno de los ministros, que asistian al Pontifice, con formidable audacia levanté la mano, y did una terrible bofetada en el rostro del Salvador, y jun- to con herirle, le’ reprendié, diciendo: asi respondes al Pontifice? Di- ce san Vicente Ferrer, que este infernal ministro tenia la mano arma- da con una manopla de hierro, y que rebentando en sangre la boca del Salvador, le derribé 4 tierra con Ia violencia del golpe. O espectéculo de nueva admiracion para los espiritus soberanos! Como de solo oirle, pueden y deben temblar las columnas del cielo, y todo el firmamento estremecerse! : 3 Considera atentamente Ia paciencia de nuestro Salvador con ta res- puesta, que dié al sacrilego ministro: si yo he hablado mal, da testimo~ nio, y di en qué estd el mal que me atribuyes; y si hablé como debiu, por qué me has herido? Con esta humilde y henigna respuesta, que dié su Magestad al sacrflego siervo, quedé confuso en su meldad; pero ni esta confusion, nila que pudo recibir el Pontifice, de que en su presencia se cometiese tal crimen y desacato, le movié 4 él, ni & los judfos, para re- primirse en algo contra el Autor de la vida. GO alma, y qué cargo se te hard en el dia de la cuenta, por lo mucho que sientes, te turbas y te quejas, habiendo cometido tantos pecados, de las injurias propias, siendo asi, que siendo, como eres culpada, no pueden ser iguales 4 las que recibié nuestro Salvador Jesus, ni quien te las hace mas malo, que aque- Nos infernales ministros? MEDITACION DE COMO LLEVAN AL REDENTOR DE LA VIDA DE CasA DB ANAS A LA DE CasPAS. 1 Entonces llevaron al Sefior d casa de Caifds, Principe de los Sa- cerdotes, donde los escribas y ancianos estaban congregados: y viendo el Pontifice que él no respondia d los falsos testimonios, le dijo: te con- juro por Dios vivo, que nos digas, si eres Hijo de Dios? Respondié Cristo: Yo soy. Callé el Salvador 4 las injurias, que le imponian; por- que no merecian respuesta, por no dar ocasion 4 aquellos pérfidos y obstinados de caer en pecados mas graves, y para darte ejemplo de su- frir con paciencia 1s injurias y calumnias, particularmente cuando eres inocente; pues estas te hacen mas grato ¢ Dios.. Mas por qué tambien no calla el Solvador conjurado por Caifés, puen sabia, que por sa respuesta seria mas cruelmente tratado? Esto hiso para engeflarte que cuando asi lo pide la honra de Dios, debes, aun con peligro de Ia vida, decir libremente la verdad. Aprende esta leccioa de un tan aobe- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 18 5 rano Maestro, para no ser de los que merecen Ia nota de perros mudos. 3 En verdad os digo, (aitade Cristo) vereis al Hijo del Hombre senta- do é la derecha de Ja virtud de Dios. Lo cual oyendo Caifds, rasgé los ves- tidos, y dijo: ha blasfemado; y todos gritaron: reo es de muerte. Piensa que el Redentor afiadié las dichas palabras: 1 Paraque Ia confesion desu divinidad fuese mas clara y manifiesta; como si quisiese decir: aunque ahora me veis abatido y despreciado, tiempo vendré, en que me vereis asentado 4 la diestra de la Magestad de Dios, juzgar los vivos y los muertos. 2 Paraque aterrados con la memoria de los novisimos, desistie- sen del mal comenzado. 3 Nota la paciencia del Sedor, sintiendo pro- nanciar sentencia de muerte contra su Magestad, autor de Ja verdadera vida. Aprende que es propio del mundo condenar 4 los inocentes, y & aquellos que dicen la verdad; ¢ imita 4 Cristo nuestro Sefior, haciéndo- te sordo 4 los dichos de los mundanos y de los perseguidores. 3. Entonces aquellos que tenian d Jesus, le escupian d la cara: ¥ le eubrieron el rostro; y ddndole pufiadas y bofetadas le decian: profetiza, quién es el que te hirié? Considera, que uno de los mas graves castigos que un padre podia dar 4 un hijo en el viejo testamento, era escupirle al rostro, y quedaba el hijo tan afrentado, que en muchos dias no se atre- via d parecer delante de alguno. Pues qué confusion padecerfa aquel man- sisimo Cordero con tan asquerosas salivas de aquellos Sayones inferna- Tes? Qué afrenta y qué escarnio, aquel rostro, que es la alegria de los dageles, y el regocijo de los cielos, y el mas hermoso entre los hijos de loa hombres? O malicia de nuestras culpas! Cubriéronle los ojos & aquel divino Sefior, y as{ cubierto le escupian, abofeteaban y daban fuertes pufiadas; y como dice san Gerdnimo, hasta el dia del juicio no se sabré Jo mucho que el Sefior padecié en casa de Caifds. O ceguedad de los mortales, que quisieran 4 Dios sin vista, paraque no viera sus maldades! O bien de noestras almas, y cudn bien desempefiais 4 vuestro Profeta, que dijo: Quedard harto de oprobios! MEDITACION DE LAS TRES NEGACIONES DE 8AN PEDRO. . 1 Estando Pedro fuera en el atrio, le pregunté la criada portera y otros: si era de los discfpulos de Cristo? Y él dijo hasta tercera vez que no le conocia. Considera, como en el corazon de Pedro combatié el temor de Ia muerte con el amor del Maestro: el amor le estimulaba 4 seguir 4 Cristo, el temor le obligaba 4 esconderse: pero en fin excedié tanto el temor, que el amor cedié, y asi vino 4 negar 4 Cristo. Vea puesel que esta en pie, que no caiga: porque si cae el Principe de los Apdstoles, que habia de sustentar y confirmar A los compaiieros; qué serd de los 186 MANUAL otros? Si la columna de la iglesia tiembla 4 la voz de una mugercilla; qué haria & la prueba de tormentos, y 4 la vista de tiranos? Y de aquf aprendamos, como debe resistirse 4 los priacipios de la tentacion, para- que no se siga Ia caida. San Pedro se habia antes gloriado que nunca se escandalisaria: despues se durmid ea el huerto contra el consejo del Se- fior: finalmente le negé tres veces con juramento. Lo mismo acontece 4 quien descuidado flaqaea en Ia oracion y presume de af mismo. 2 Y luego canté de nuevo el gallo; y volvidndose ef Salvador, miré é Pedro. Considera, cuan grande fuese la amargura y afliccion de Cristo viéndose vendido de Judas, abandonado de los disc{pulos, y ahora tan fea~ mente negado del principal de ellos: sin duda que tuvo mas sentimienta de esta _negacion que de todos los oprobios y tormentos. Consideraba (decia Cristo) 4 Ja diestra, y miraba, y no habia quien me conociese. Qué maravilla, que 4 la siniestra donde estén los enemigos, no se halle quien conozca & Cristo, si Pedro, qe estdé 4 la derecha le niega? s Piensa, que el canto del gallo, movido el Seffor 4 misericordia, buscé 4 Pedro con los ojos, y hallado, hablé tacitamente con él: asf Pedro me niegas? Dénde esté tu fe? Dénde el amor que me debes? Dénde aquella gran promesa de nunca dejarme? Asf agradecee ¢ tu Salvador? A aquel, que de pobre pescador que eras, te ha hecho principe de todo su pueblo? O con cuinta razon puede decir lo mismo el Sefior 4 cualquiera, que con pecados le ofende! 3 Acorddndose Pedro de lo que le habia dicho el Seftor, salido fuera lloré amargamente. Considera, que as{ como es propio de la nieve derre- tirse al rayo del sol; asf 4 la vista de Cristo se deshizo en lagrimas el helado corazon de Pedro; de donde parece que diria: Seffor, qué quereis que yo haga? Aprende, que ninguno debe desesperar, si sucediere que viviendo bien, venga tal ves 4 caer por fragilidad en alguna culpa; antes debe luego con verdaderas Idgrimas de contricion recurrir 4 Dios y ro- garle que se digne volver los ojos de su infinita misericordia sobre su mi- serable alma; y dejando los lugares y compafifa de aquellos que le han dado ocasion de pecar, imitar 4 san Pedro, el cual salid fuera de la casa de Caifsis, siendo cosa dificil conservar Ia santidad é inocencia, y vivir sin pecado entre los malos y pecadores. MEDITACION DE LA DESESPERACION DE JUDAS. 1 Viendo Judas que su Maestro estaba condenado 4 muerte, movido de penitencia, restituyé los dineros , diciendo: pecada he entregando la sangre del Justo. Considera, como viendo el disctpulo traidor las iajurias, blasfemias y baldones que su santo Maestro padecia, y que quedaba sen- tenciado 4 muerte, siendo él la causa de todo, y acordéndose de los mi- DE PIADQSAS MEDITACIONES. 187 lagros que le habia visto obrar, de los grandes beneficios que de su ma- no habia recibido, del sentimiento tan crecido, que habia ocasionado 4 su santisima Madre, y de la piedad, mansedumbre y caridad, con que habia solicitado su remedio; y poniéndose delante tantos sacrilegios y maldades juntas, como habia cometido, y atizando el fuego Satands le psecipité en un caos impenetrable y desesperacion irremediable. O Santo Dios, y 4 qué estado conduce Satands 4 una alma, por no hacer caso al Principio de la tentacion! Poco 4 poco entré el demonio en Judas, hasta que le precipité al abismo de 1a desesperacion; y poco 4 poco entra en Jas almas, hasta precipitarlas al profundo de Ja iniquidad. 3 Los principes de los sacerdotes respondieron 4 Judas: qué se nos dd nosotros? Hubieras tt mirado lo que hacias. Considera los fines tan di- ferentes de los dos Apdstoles san Pedro y Judas: san Pedro Mord, é hizo penitencia y se salvd; Judas, aunque se arrepintié y restituyd, se condend: san Pedro se retird 4 Ilorar, dejando la compafiia de los malos; Judas se Hegé 4 ellos, confesando sus culpas 4 los mismos cémplices del delito. Pues qué consejos le habian de dar? Qué exortaciones le habian de ha- cer? O Seiior, dadme verdadero dolor de mis culpas, como 4 san Pedro, y libradme de imitar 4 Judas en su confesion y arrepentimiento, hacién- dome gracia de que busque el verdadero remedio de sola vuestra infinita misericordia y bonded! Entonces arrojando el dinero en el templo, se ahorcd, echdndose un Jazo al cuello. Considera el fin miserable de este desventurado, como pu- diendo estar en los cielos glorificado, y en la iglesia (como los demas Apéstoles) venerado, estd su alma en lo mas profundo de los infiernos ardiendo, y su nombre en la tierra abominado; que esto ganan los que por intereses venden 4 Cristo con el pecado. O cudnta verdad es la que dice san Juan Criséstomo, que el demonio facilita los pecados al cometer- los, escondiendo su gravedad 4 los hombres con sus astucias y mentiras; y despues al arrepentirse se los pinta tan enormes, que les hace desespe- rar de la misericordia divina! Asf lo hizo con Judas: le persuadiria que con el dinero serfa rico, acomodado y honrado; pero al verle caido: qué has hecho desdichado? (le diria) A tu Maestro vendiste, y has puesto en ese estado? A tu Dios? A tu Criador y Salvador? No hay para ti reme- dio. O cuénto debes tii temer, viendo 4 un discipulo y Apdstol de Cristo, precipitado de la mas alta dignidad de Ia iglesia al abismo mas profun- do de la miseria! Escarmienta en cabeza agena, teniendo grande cui- dado de no dar entrada en el corazon 4 deseo alguno malo; y por lo que Hiasta aqui has pecado, lHoroso y humillado, acude 4 los pies de Cristo, que sin duda serds perdonado. 188 MANUAL MEDITACION DE COMO EL REDENTOR DE LA VIDA FUE LLEVADO AL PRETORIO DE PILATOS. 1 Luego por la mafiana mandé todo el Concilio, que llevasen d Jesus Nazareno 4 la presencia de Pilatos. Considera, como estando Ja ciudad de Jerusalén Ilena de gente que habia concurrido 4 1a celebracion de la pas- cua, y corriendo el rumor de la prision de Jesus Nazareno, concurrié gran tumulto de gente, los cuales estaban divididos en opiniones : unos decian: muera este mal hombre y embustero, que tenia engaiiado 4 todo el mun- do: otros decian que sus obras no eran tan malas, porque hacia muchas buenas 4 todos: otros, de los que habian crefdo , se afligian y lloraban; y toda Ia ciudad estaba confusa y alterada; y no menos lo estaba Luci- fer y sus demonios, viendo Ia invencible paciencia del Redentor de la vida. O alma devota, acompafia 4 Jesus por las calles de Jerusalen, y en compafiia de los dngeles que le asistian, y de su santisima Madre, pos- trada en tierra adora al Dios de la Magestad, y dale honra, gloria y re- verencia, diciendo : Santo, Santo, Santo! 2 Saliendo Pilatos fuera de su pretorio, les dijo d los judtos que Ile- vaban & Jesus: qué acusaciones teneis contra este Hombre? Respondieron ellos: si este no fuese malhechor, no le trajéramos d tu tribunal. Considera la execrable supersticion de los judfos: no entraron en el pretorio de Pi- latos, pareciéndoles que por ser gentil, quedaban inmundos, para celebrar la pascua; y no reparaban en el horrendo sacrilegio, que contra el Hijo de Dios cometian: asf suelen hacer los hipdcritas, viven llenos de mal- dades, y se ostentan zelosos de una ridiculez. Si no fuese malhechor, dijeron, no te lo trajéramos asf; que fue decir: nosotros tenemos averi- guadas sus maldades, y somos tan atentos 4 la justicia que 4 no ser fa- cineroso, no procediéramos contra él. A todas estas blasfemias callaba el inocentisimo Sefior, como un manso corderillo. Aprende tu esta doc- trina silenciosa del divino Maestro Jesus. O qué confusion tuya es, cuan- do por una palabrita te inquietas y pierdes toda la pas interior! O miseria! 3 Acusaron & Jesus, diciendo: habemos hallado d este, que pervertia nuestra gente, y prohibia que se pagase el tributo al Cesar, y quiere alzarse con el reino. Considera el infeliz estado, 4 que Ilegaron los ju- dios, y el estado miserable, 4 que llega una alma, 4 quien Dios por su culpa desampara. O envidia diabdlica, y lo qué obraste en los judios! O infernal ambicion, y cémo los precipitaste! Eran las obras de los ju- dios contrarias 4 las de Jesucristo: el séquito que tenia su doctrina, era grande; y de aqui nacié en ellos un infierno de envidia y un abismo de ambicion. No dejé de conocer Pilatos su rabioso furor, y asi fue con DE PIADOSAS MEDITACIONES. 189 tiento en condenarle. Aqui es donde debes quedar anegado, adorando los altisimos secretos de la providencia de Dios. Dios, y como reo! Dios, y Hevado de juez en juez! Dios, y maniatado! O pecado, y 4 qué obligaste 4 Dios! O pecadores, y lo qué debemos 4 Dios! MEDITACION DE COMO CRISTO SENOR NUESTRO FUE EXAMINADO EN RL TRIBUNAL DE PILATOS. 1 Entrando Pilatos con Jesus al pretorio, le pregunté: eres td rey de les judtos? Respondidle el Seftor: mi reino no es de este mundo; por- que silo fuera, me defendieran mis vasallos, paraque no fuera entregado 6 los judles; mas ahura no tengo aguf reino. Luego tii Rey eres, (replicé Pilatos) pues tienes reino? Tu dices, que yo soy Rey, dijo el Seftor. Con- sidera en este paso la benignidad, mansedumbre y paciencia de nuestro Salvador Jesus: aprende en su doctrina 4 quebrantar tu soberbia. No respondié el dulce Jesus 4 los judfos que le injuriaron con tan horrorosas blasfemias; porque cabilosamente y con malicia le preguntaban; y res- ponde 4 Pilatos; porque con sinceridad y sin malicia le interrogaba. Diéle Dios luz para conocer su inocencia, y juntamente creer, que algun tacramento se encerraba en aquel hombre. sise hubiese aprovechado de esta luz; y cémo hubiera recibido otros auxilios mayores para su salva- cion! Cuidado pues en cooperar tui 4 los primeros, si quieres ser capaz de otros mayores.” 2 ‘Yo vine al mundo (prosigue el Seftor) para dar testimonio de la verdad. Y Pilatos dijo: qué cosa es verdad? Y sin esperar respuesta, salié fuera, y dijo d los judfos: Yo no hallo causa alguna para sentenciar 6 muerte d este Hombre, Considera, que aunque las causas de muerte que. alegaban los jud{os contra Cristo, eran falsas; pero bien podemos alegar en este tribunal algunas verdaderas; yom por una parte el ser Jesucris- to, como era, Justo, Santo, Inocente, Hombre y Dios, que tomé sobre sf todas nuestras culpas, para satisfacer por ellas al Eterno Padre; y por la otra, Ia suma malicia de nuestras culpas, y la suma ¢ infinita cari- dad de este Sefior. Conoce estas dos causas, y desnuddndote de tu pro- pio amor, da sentencia; pero contra quién? Contra el Inocente, ¢ contra el reo? Contra el Justo y Santo, 6 contra el pecador? Pide su divina gracia al Altisimo, para acertar 4 sentenciar bien. 3 Entonces dijo Pilatos d Jesus: no respondes? No oyes cudntas acusaciones alegan estos contra tf? A todo esto callaba Jesus con gran maravilla y asombro de Pilatos. Considera la turbacion grande de Pila- tos, con las respuestas que le dié el Redentor de Ja vida, y su admira- cion y asombro 4 vista de su profund/simo silencio, y si ti te precias de discipulo de Jesus, bien tienes de que maravillarte; mejor dijera, mucho, 190 MANUAL por que Ilorar, al considerar tan silencioso 4 nuestro amabilisimo Jesus 4 vista de tantos falsos testimonios que le oponian, siendo asi, que tu no puedes sufrir una palabrita que te digan, sin inquietarte y perder toda la paz interior. O si te acabases de desengaflar y conocer que no puedes ser verdadero cristiano, ni discipulo de tan gran Maestro, sino por la imitacion de su Magestad suberana! MEDITACION DE COMO PILATOS REMITIO 4 HERODES LA : CAUSA Y PERSONA DE NUESTRO SALVADOR JESUS. : 1 Sabiendo Pilatos que Jesus era galileo, lo remitis d Herodes que era Rey de aquella provincia, el cual se alegré mucho, porque deseaba ver- le obrar algun milagro. Considera 1a calidad del Juez, 4 quien iba remi- tido el dulce Jesus: este fue el que mandé degollar 4 sanJuan Bautista: el que con piblico escéndalo estabs amancebado con Ia muger de su her- mano; y fue hijo del otro Herodes que mandé degollar 4 los nifios ino- centes. Con las calidades de tan malvado juez, bien agradables 4 los ju- dios, Ilevaban estos al Redentor de la vida con la ignominia que se deja entender, y confiados en la mala calidad de Herodes, que le sentencia- ria 4 muerte, como ellos deseaban. Acompaiiaba la Reina de los angeles 4 su Hijo santisimo, viendo los horribles golpes que le daban, y oyendo las blasfemia que le decian, y diversidad de pareceres del pueblo amoti- nado. O qu¢ afrentas padecié aquel divino Sefior! Qué dolores sentiria la gran Reina de los cielos! Acompafia 4 Hijo y Madre con todo e¥tafecto de tu corazon, y aprende 4 resignarte 4 la voluntad de Dios en las afren- tas é injurias. que permite tal vez que padezcas de los hombres. 2 Comenzé Herodes é hacer varias preguntas al Redentor de la vida; pero el Seftor no le respondié palabra; y los principes de los sacerdotes constantemente le acusaban. Considers, como habiendo Ilegado el mansi- simo Cordero 4 Ia presencia del homicida y advltero juez, le recibié con risa y escarnio, juzgéndole por encantador y magico; y con este formi- dable error le comenzé 4 examinar y hacerle diversas preguntas, pea- sando que con ellas le provocaria para hacer alguna cosa maravillosa, como lo deseaba; pero el Maestro de la sabiduria no le respondié pala- bra, estando siempre con severidad hamilde en presencia del indignisimo juez. Los principes de los sacerdotes le acusaban en la presencia de He- trodes, como hicieron en el pretorio de Pilatos; pero tampoco respondié palabra 4 estas calumaias. O grende! O poderoso del mundo! O prela- dos, y qué silencio tan misterioso! Biea indicativo del castigo que les es- pera 4 muchos; esto es, de que no oigan jamas quien les diga la verdad para su desengafio. Indignisimo era Herodes y los principes de los sacer- dotes por su soberbia, de oir las palabras de vida eterna de la boca det DE PIADOSAS MEDIPACIONES, 1g! Salvador, y por eso no les respondi¢, ni les habld; dé ndonos 4 entender que para ser dignos de oir sus divinas palabras, es menester primero dis- ponernos con la debida humildad. - 3 Entonces Herodes con toda su cérte hizo burla y escarnio de Jesus: y vistiéndole una vestidura blanca, como & loco, lo remitié 4 Pilatos; y é Pilatos_se hicieron amigos, siendo antes enemigos. Considera, como in- dignado Herodes de la mansedumbre y silencio del Redentor de la vida, le mandé vestir con una vestidura blanca, con que sefialaban 4 los que habian perdido el seso: con esta mofa y desprecio le volvié 4 remitir 4 Pilatos, pero en nuestro Salvador esta vestidura fue simbolo y testimo- nio de gu inocencia y puresa, ordenfndolo la oculta providencia del Al- tisimo, paraque estos ministros de maidad, con las obras que no cono- cian, testificesen la verdad, que pretendian obscurecer en Jas maravillas que de malicia ocultaban, y que habia obrado el Salvador. O Dios y Sedor de la Magestad! Qué bien se cumplié aqui lo que dijo David: Yo soy gusano y.no soy hombre: soy.el oprobio de los hombres, y el des- precio del pueblo! Acdgele ti en tu corazon, adordndole con los angeles, y con Maria santisima, con toda reverencia y amor. MEDITACION DE COMO EL SALVADOR DEL MUNDO FUE PosPuEsto 4 BARRABAs. 1 Habiendo Pilatos convocado los principes de los sacerdotes y pueblo, les dijo: yo no hallo en este Hombre causa alguna, para sentenciarle d muerte, como tampoco Ia hallé Herodes. Considera el turbulento estrépito, con que segunda vez presentaron 4 Jesus Nazareno 4 Pilatos , clamando todos, le sentenciase 4 muerte de crus. Pero Pilatos, conociendo bien su inocencia y la-mortal envidia de los judfos, sintié mucho que Herodes se le hubiese vuelto 4 enviar; y asi, procurd por diversos caminos apla- car 4 los judios, y ver si le podia librar la vida: mas los humanos respe- tos le acobardaron. 2 Considera, que por otra parte le dijo la muger: Que’ tienes tui que ver con ese hombre justo? Déjale; que por su causa he teni- do hoy algunas visiones. Todo eato era por induccion de Lucifer , (como sienten algunos contemplativos) para estorbar la redencion del mundo que temia se verificase por aquel que sospechaba verdadero Mesias, 4 vista de tan estupenda mansedumbre y paciencia en tan horrible torbe- Ilino de injurias y baldones, como padecié. Quién hay que no se asom- bre @ vista de los inescrutables juicios de Dios, el cual de la misma ma- licia de Lucifer que instigé 4 los sacerdotes para sentenciarle 4 muer- te, saca la redencion del linage humano! Adoremos y agradescamos su altisima providencia. 2 Era costumbre por la solemnidad de la pascua dar libertad d un 192 MANUAL preso: y estdndolo Barrabds hombre facineroso, les dijo Pilatos: 6 quiérs de los dos quereis que libre, d Barrabds, 6 d Jesus que se llama Cristo? Ellos respondieron: danos libre d Barrabds. O alma enamorada de Jesus, considera la alteza y benignidad del Sefior, y la vilesa del hombre infa- me, con quien es comparado. El inocente con el culpado! La santidad con la maldad! El Hijo de Dios con Barrabés! Y aborreciendo la ino- cencia, la santidad y al Hijode Dios, se escoge la maldad! Se pide 4 Barrabés! O bendito seais Sedior, y cémo en esta eleccion, aunque hecha con tanta malicia, estaba encerrado el sacramento de nuestra redencion! Alaben los angeles, y todas las criaturas vuestra bondad infinita, que por tales caminos nos remediasteis. Entonces Pilatos , viendo al pueblo tan amotinado, les dijo: pues qué haré de Jesus Nazareno? Y ellos respondieron: cruciftcalo. idera - Ia ceguedad estultisima de Pilatos, de los principes de los sacerdotes y. del amotinado pueblo. Pilatos pide consejo 4 un pueblo enemigo de Je- sus, y abrasado de envidia contra su Magestad Soberana: 4 mas de esto se lava las manos, confesindose inocente en la muerte de Jesus y con- den4ndole actualmente 4 ella; y los sacerdotes y el pueblo dicen que sa sangre Ilueva sobre ellos y sus hijos. O ciegos, pérfidos y sacrilegos! Tan poco pesa Ia sangre del Cordero, que lava los pecados del mundo? O cuén justo es el castigo que padeceis! O sacerdotes, y qué cargo se nos haré de esta divina sangre que cada dia bebemos en las aras del altar! Esta es la Iuvia celestial que todos los dias Ilueve en nuestras almas. Cémo fractifica? Cae sobre piedras de culpas, sobre espinas de pasiones? O dulce Jesus, y qué serd de nosotros, si no procuramos estar limpios de toda culpa para recibirla! MEDITACION DE COMO FUE AZOTADO NUESTRO SALVADOR JESUS POR MANDADO DE PILATOS. 1 Habiendo Pilatos por tres veces dicho d los judéos que no halla- ba causa alguna en Jesus para sentenciarle 4 muerte, y voceando ellos, que fuese crucificado; lo entregs & manos de los soldados, parague d su voluntad la azotasen. Considera con tierno afecto de tu alma este tan doloroso y sanguinolento paso de los azotes; pero cual serd el alma, que lo considerdre, que no quede deshecha de amor y dolor? De amor, vien- do 4 un Dios hombre, que con inmenso amor ofrece todos los miem—- bros, y artérias de su sagrado cuerpo para derramar toda la sangre por los hombres: de dolor, considerando que nuestras culpas obligaron & Dios 4 la ejecucion de una justicia en su santisimo Hijo, nunca jamas vis- ta, ni oida en el mundo. Qué admiracion causaria 4 loa angeles que co- nocian bien la alteza de su Persona; el verle deanudo 4 la vergiiensa, y DE PIADOSAS MEDITACTONES. 193 amarrado 4 una columna, expuesto 4 Ia fatiga de Lucifer y sus ministros! No estraGes, diga el Profeta que los dngeles de pas Horaban amargamen- te; lo que debes estrafiar, es la dureza de tu corason, pues aun no lloras, ni te enterneces 4 vista de tal espectéculo. - s Considera con san Buenaventura, como intimado el drden para asotar al Sefior de la Magestad, los judfos le desnudaron con grande fu- tia de sus vestiduras, dej4ndole asf 4 la vergiiensa en solos pafios menores de la honestidad : tomando luego sus santisimas manos, se las ataron fuertemente 4 una columna, estribando con los pies en la misma colum- na: loego comenzé la mas horrenda tragedia que jamas se oyd en los siglos. Eotraron dos sayones con unos ramales de cordeles retorcidos, y descargaron tantos azotes sobre aquel santisimo cuerpo, cuanto sus fuer- as pudieron bastar. Dejéronse de cansados, dejando sumamente entu- mecido aquel santisimo cuerpo: entraron otros dos de refresco con unas correas 6 riendas dur(simas, con que rebentdndole todos aquellos tumores, corrié Ia sangre, hasta rebalsarse en Ia tierra. Eatraron los terceros con unos nervios de animales, y descargaron tales agotes, que por partes se descabrian muchos huesos y costillas de las espaldas, y costados del Sal- vador. O bien infinito de nuestras almas, quién creyera tan poca huma- nidad en los hombres! O caridad incomprensible y sin medida, de noestro Dios y Sefior! O paciencia nunca vista, ni imaginada entre los hijos de Adén! O miserables de nosotros, que con nuestras impuresas habemos sido Is causa de tantos y tan crueles azotes! 3 Considera, cufn lastimado quedaria el cuerpo de Jesus despues de ejecutada tan cruel sentencia! Qué dolor le causarian tantas y tan gran- des Mags, que serfan mas sensibles con el frio que hacia! Considera aun Ia confusion que estaba padeciendo en medio de tan crueles enemigos, quienes no solo no se compadecian de su tormento; mas es de creer que le estaban mofando y burlando. Penetra bien este dolor y confusion de tu Redentor, y al mismo tiempo su gran paciencia, humildad y caridad, paraque te resuelvas 4 ejercitar estas virtudes en las ocasiones que se te pueden ofrecer, de dolores en tu cuerpo, afrentas en tu estimacion, co- mociendo que serén mucho menores que los de Cristo, cuando tii por tus pecados, tantas veces has merecido los del infierno. MEDITACION DE LA CORONACION DE ESPINAS. a 1 Habiendo los soldados desnudado d nuestro Salvador Jesus, le vis- tieron de purpura; y habiendo formado una corona de espinas, se la pusie- ron en la cabeza. Considera, como luego que el Salvador Jesus se vistid sus vestiduras despues de los arotes, fueron los judfos 4 Pilatos, y le di- jerom: este seductor y engafiador del pueblo ha querido con sus embus- 13 194 MANUAL tes, y vanidad que le tuvieran todos por Rey de los judios; y paraque se humille su soberbia, queremos que permitas, le pongamos las insignias reales que merece au fantasia. Consintié Pilatos en la demanda inicua de los judios; y as{, desnudando al Seiior de sus vestiduras, que por estar pegadas 4 las Ilagas Je arrancabun con ellas pedazos de carne, le vistie- ron una ropa de piirpura muy lacerada y manchada para irrision de to- dos: pusieron tambien en su sagrada cabeza un seto muy tejido de jua- cos espinosos, con puntas muy agudas y fuertes que le penetraban hasta el casco, otras hasta los ofdos, y otras hasta los ojos; y por esto fue uno de los mayores tormentos que padecié su Magestad soberana en su pa- sion sacrosanta. O dulce Jesus mio, y qué tormentos son estos! Qué tales son y han sido las vanidades de los mortales! Qué tales mis pease mientos, que tal castigo han merecido en vuestra cabesa divina! 0 dul- ce Jesus, detesto cuantos he consentido por sugestion del maligno espiti- tu, y renuncio de corazon 4 todas sus pompas y vanidades. 9 Pusieron una caita en la mano del Salvador, y postrdndose delan- te, le escarnecian, diciendo: Dios te salve, Rey de los judtos; y escupitn- dole en el rostro, le herian la cabeza con la catia de su mano. Considers, como con toda esta ignominia armaron Rey de burlas los pérfidos judios al que por naturaleza, y por todos titulos era Rey de reyes, y Sedor de sefiores: juntéronse luego todos los dela milicia, y todos con desmedids irrision y mofa le Henaron de blasfemias; porque unos bincada la rodi- Ua Ie decian: Dios te salve, Rey de los judios: otros aiiadian bofetsdas, golpes y salivas: otros tomaban la cafia de su mano, y ddndole fuertes golpes, le hincaban mas las espinas; y todos le decian infinitas conti melias, administradas del demonio por medio de su furor diabslico. 0 Bien de nuestras almas, quién pudo obligar 4 tu grandeza.paraque ' humilléras, siendo verdadero y poderoso Dios en tu sér, y en tusobrts 4 padecer tan inauditos tormentos, oprobios y blasfemias! Pero quit 6 Bien infinito, dejé de desobligarte entre todos los hombres, paraque hicieras, ni padecieras por ellos! Quién tal penséra, si no conoci¢rams tu Bondad infinita! 3 En este trage, ura presents Pilatos é Jesus al pueblo, dicien- do: Ecce-Homo: feat Hombre: yo no hallo causa alguna pares" tenciarle d muerte; pero los pontifices y el pueblo clamaron: crucificals, cruciffcalo. Considera, camo pareciéndole 4 Pilatos que un espectéculo tan lastimoso como era Jesus Nazareno, maoveria y confundiria los cors- zones de aquel ingrato pueblo, le sacé d una ventana 4 vista de todo d - pueblo, y les diju: veis aqui el Hombre, que teneis por vuestro enemi- g03 qué mas puedo hacer, que castigarle con tanto rigor y severid: Ya no tendreis que temerle; no hallo yo en él causa de muerte. 0 exe crable maldad de los judfos! O ira implacable! Todos clamaron: crucifi- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 195 ealo , crucificalo. Hallése presente Marfa santisima 4 este expectéculo, san Juan y las Marfas, que le acompafiaban. Qué dolor serfa el.suyo! Pos- trése esta santa compafifa en tierra, y adoraron al Dios de la Magestad con profundisima reverencia. Imita ti 4 la Reina de los angeles, y adora 4 este Sefior : estampa en tu corazon tan lamentable figora que servi- ria de dispertador 4 tu tibieza, y paraque en adelante no le ultrajes con ean culpas, antes bien puntualmente le obedezcas , como 4 tu Rey y iT. MEDITACION DE OTRAS ACUSACIONES DE LOS JUDIOS CONTRA EL REDENTOR DE LA VIDA. t A las voces de los pontifices, que pedian le crucificase , respondié Pilatos: tomadle vosotros, y crucificadle, Respondieron ellos: segun nues- tra ley debe morir; porque se hizo Hijo de Dios. Considera, como esta ré- plica de tan obstinados hombres puso en mayor miedo 4 Pilatos; porque hizo concepto que podia ser verdad, que Jesus era Hijo de Dios en la forma que el sentia de Ia divinidad: y habi¢ndose retirado a solas con Jesus, le pregunté, quién era? y viendo que callaba, le dijo: no sabes que tengo poder para crucificarte 6 darte por libre? Entonces le dijo el Seiior: no tuvieras tu potestad alguna contra mi, si de lo alto no te fue- ra concedido: por esto el que me entregé 4 ti, cometié mayor pecado. No Ilegé 4 conocer Pilatos esta misteriosa verdad, porque no lo mere- cid; aunque se atemorizé mucho con lo que oyé: y no obstante le senten- ei6 4 muerte. O cudntos jueces imitan d Pilatos, y atropellan con las leyes por el temor de los hombres! O cudntos pecadores le imitan: ate- moriganse de oir las amenazas divinas; pero no dejan de proseguir en el mal! No tendré escusa Pilatos en el tribunal de Dios, ni estos la ten- drén en el dia de la cuenta. 2 Considera mas aquel misterioso silencio del Salvador, que fue pa- ta dar 4 entender 4 Pilatos que no era digno de oir su divina palabra, puesto que antecedentemente la habia despreciado. Habiale dicho que su reino no era de este mundo: y no hizo caso de esta respuesta, ni tam- poco le hizo de otros muchos auxilios que Dios le envid. No es bueno tomar el pan de los hijos, y echarlo d los perroz, (Matth. 15.) dijo el Se- fior en otra ocasion; y aqui se verificé en Pilatos, y se ve ejecutado en todas Jas almas que desprecian los auxilios y luz que Dios les envia pa- ra su aprovechamiento. Aprende ti tambien del silencio de Jesus & ca- Mar, caando no conviene hablar; pues muchas veces, aunque sea hablar de Dios, es mejor el silencio que el hablar. O alma parlera, cierra en adelante la puerta de tu boca paraque no entre la vanidad, la soberbia y propia estimacion. : 196 MANUAL 3 Desde aguella hora procuraba Pilates librarle de la muerte; mas los judtos voceaban: si libras d este Hombre, no eres amigo del César. Entonces Pilatos, mostrdndoles é Jesus, les dijo: ved al vuestro Rey, y ellos dijeron: no tenemos otro Rey fuera del César. Considera en este punto el empeiio de Pilatos en defender al Sefior de Ia Magestad, por conocer su inocencia; y por ultimo, por respetos humanos le sentencié & muerte. O cugntas almas imitan 4 Pilatos, defendiendo la verdad, mien- tras no se atraviesa de por medio algun inconveniente propio de honra 6 interés de cosa temporal! Considera mas la perversidad de los judion no tenemos, dicen, mas Rey que al César. Aquf pregiintate 4 tf miano: quién es tu Rey? Es Jesus, 6 el dinero? Es Jesus, 6 la honra, ¢ puesto que deseas? Es Jesus, 6 tu apetito sensual? Es Jesus, ¢ el ardor de la vengancilla que te abrasa? O dulce Jesus, quiero mortificar mis apetitos, paraque Vos seais solo mi Rey! MEDITACION DE COMO EL REDENTOR DE LA VIDA FUE CONDENADO 4 MUERTE. 1 Viendo Pilatos que nada aprovechaba con el pueblo, sino que an- tes se tumultuaba mas, se lavé las manos, diciendo: inocente me hallo en la sangre de este Justo, vosotros os lo vereis. Considera Ia malicia de este amotinado pueblo contra el Redentor del mundo, habiéndole Pilates tantas veces manifestado su inocencia. A estos perseguidores de Jesas imitan aquellos, que ni se sujetan 4 la razon, ni se rinden & los conse- jos buenos que les dan. 2 Considera la infelicidad de Pilatos: qué dili- gencias no hizo para librar de la muerte al dulce Jesus: cudntas ves manifesté en piiblico su inocencia; y no obstante le sentencié 4 moerte, jusgando que con lavarse Jas manos, se eximia de un tan gravisimo s- crilegio. O cudntos imitadores tiene Pilatos en esta vida! Cudntos ante- ponen los respetos humanos 4 Ia honra y gloria de Dios, como Pilates! CuSntos se persuaden que para satisfacer 4 Dios, y quitar los malos de- jos de sus culpas pasadas, basta lavarse las manos! Procura tui darte 4 penitencia y abnegacion, si no quieres quedar burlado. 2 Oyendo el pueblo amotinado, que Pilatos nombré sangre del Jatt, & une voz clamaron todos: su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuest0! hijos. Considera el abismo de maldad, 4 que se atroja una alina dessa parada de Ia divina gracia. No niegan los judfos que Jesus sga Hombre Justo; mas era tanta su malicia, que 4 trueque de salir con au intento, no xeparan en obligarse 4 sf mismos y 4 sus descendientes, 4 ona tet rible maldicion. Su sangre venga sobre nosotros, y sobre nuestros hijot bien experimentan los infelices los efectos de esta, maldicion, que se zon. O si los hombres considerasen los dejos tan amargos que lleva c- DE PIADOSAS MEDITACIONES. 197 sigo el pecado; es cierto, no se atreverian con tanta facilidad 4 cometer- le} O si considerasen los fines tan horribles de 1a culpa, que es el fue- go eterno del infierno; y cémo huirian de ella, sujeténdose 4 morir pri- mero, antes que cometerla! 3 Queriendo Pilatos satisfacer al pueblo, condescendié con su peticion, sentenciado & muerte al Redentor de la vida. Considera la inconstancia de este inicuo jues: conocia que en Jesus Nazareno no habia culpa alguna: no ignoraba la envidia, rabia y furor de los judios: determindse 4 de- fenderle, y 4 no sentenciarle ; despues le condend, y seatencid. O cémo representa aqui Pilatos la inconstancia de muchos en el bien obrar! Cudntos empiezan con fervor el camino de la virtud, y con muchos pro- pésitos de perseverar en él; y 4 breves dias ya se resfriaron en los pro- pésitos, y se desvanecié Ia virtud! Sé firme en el camino, del Serior, dice el Espirita Santo. 2 Considera, con cuanta mansedumbre, humildad y paciencia, oyé el Autor de la vida la sentencia del juez, como si se hallase reo de aquellos delitos que falsamente le imponian. O confusion taya, cudntas veces rehusas el padecer la pena (aunque sea leve) que por culpas graves que has cometido, mereces! O amor propio, y cémo llevas arrastrando al precipicio! MEDITACION DE COMO EL SALVADOR LLEVO LA CRUZ A CUESTAS HASTA EL CALVARIO. 1 Despues de leida la sentencia, tomaron los judtos d Jesus, y le Ie- waren para ser crucificado; y ét salié, levando la cruz, al lugar del: Cal- vario. Considera, como intimada Ia sentencia de muerte, desnudaron al Sefior de la vestidura de Rey de burlas que le pusieron, y le vistieron de Jas propias, paraque fuese mas conocido de todos; porque no era fa- cil conocerle por el rostro, por estar tan desfigurado y feo, que apenas parecia hombre; luego aquellos sayones cargaron sobre sus delicados hombros Ia pesada cruz, en que habia de ser crucificado. O con cuanto amor la recibié el dulce Jesus! Cémo le diria: O crnz deseada de mi alma, prevenida y hallada de mis deseos, ven 4 mi, amada mia, para- que me recibas en tus brazos y en ellos, como en altar sagrado, reciba mi Eterno Padre el sacrificio de la eterna reconciliacion con el linage hu- mano! Si ti te precias de discfpulo de Jesus, recibe con alegria la cruz . que su Magestad te envia. Pero ay dolor, que quisieras una cruz suave, gustosa y de poca pena! Una palabrita de reprension no puedes sufrir: un mandato de poce gusto de tus superiores no puedes tolerar: una enfer- medad leve te perturba. O santo Dios; qué sera de ti? 2 Por el camino violentaron d Simon‘ Cireneo, paraque ayudase é Uevar la cruz dé nuestro Salvador Jesus. Considera, como viendo los ju- 13 198 MANUAL dios, que el Redentor de la vida iba tan desfallecido, que parecia habia de espirar 4 cada paso que daba, porque las caidas que did, fueron re~ petidas, los palos, gelees y pufiadas que recibié, fueron sin mimero: obligaron & Simon Cireneo, que venia & la ciudad, 4 que Ilevase la crus parte del camino, sin tocarla ellos, porque se afrentaban de llegar 4 ella, como instrumento de castigo de un hombre, 4 quien ajusticiaban por mal- hechor insigne. 2 Nota, que aunque Simon Cireneo Ilevé la crus, mas fue contra su voluntad; paraque entiendas que para Ilevar gustoso la crus, es necesario violentarte 4 ti mismo, 4 la naturalezs y 4 la carne que son contrarias al espiritu. Imagina tambien que la Reina de los fogeles iba muy cerca de su santisimo Hijo, acompaiandole al Calvario. 0 qué do- lores y penas padeceria aquella mansisima Paloma! O si le hubiera sido licito el tomar 1a crus, y aliviar 4 su santisimo Hijo en tanta pena y dolor! 3. Volviéndose el dulce Jesus é algunas mugeres que lloraban, les di- Jo: hijas de Jerusulén, no lloreis sobre mt, mas llorad sobre vosotras mis- ‘mas, y sobre euestros hijos: porque si esto se hace en leo verde; qué se hard en el seco? Considera, que el Redentor de 1a vida no reprobd, antes en algun modo aprobé, las Idgrimas derramadas por sv pasion san- tisima, y como Maestro de Ia verdad, en lo que Jas hablé, quiso ense- fiarnos 4 todos el modo como hemos de Ilorar su pasion sacrosanta, di- ciendo: Horad sobre vuestros pecados, y de vuestros hijos, lo que yo padezco; y no por los mios que no los tengo, ni ¢s posible: y si el com- padeceros de mi es bueno y justo; mas quiero que Iloreis vaestras cul- pas, que mis penas padecidas por ellas, y con este modo de Ilorar pasa- 14 sobre vosotres, y sobre vuestros hijos, el precio de mi sangre que este ciego pueblo ignora. Ojald aprendieses con esta doctrina 4 sentir y Morar Ia pasion del Redentor, como se debe! Considera la acerbidad de sus tormentos, y conocerds la gravedad de tus culpas para saberiss Norar. MEDITACION DE COMO EL SENOR FUE CRUCIFICADO SN EL MONTE CALVARIO. 1 Habiendo el Seftor llegado al lugar del Caloario, allt le crucifica- ron. Considera, como habiendo Hegado nuestro verdadero Isaac hijo del Eterno Padre, al monte del sacrificio, tan fatigado, que apenas podia alentar , le quitaron 1a corona de su santisima cabeza para guitare la tuinica inconsiftil, renovando todas sus Iagas, y dejéadole snudo 4 a verguensa, en presencia de tan amotinado pueblo; y no fue el menor sentimiento de sa Magestad divina, el verse asi en presencia de sa santisima Madre, que amortecida de dolor la miraba bien cerca O DE PIADOSAS MEDITACIONES. 199 qvé confasion de la vanidad humana ser4 aquella desnudez del Reden- tor de Ia vida! Y qué confusion para mi la desnudez de mi Dios y Se- ior, por mi amor tan desollado, Ilagado y descortesado; y yo apetecien- do delicias y regalos! Dadme, Jesus mio, una centella de este divino amor, para con desnudes amaros. 3 Considera, como aquellos sayones iban disponiendo Ia crus, en que nuestro Redentor habia de ser clavado: y para hacer los barrenos, mandaron al Criador del universo con imperiosa soberbia, se tendiese en ella; y el Maestro de la humildad obedecié sin resistencia. Sefialaron Jos shujeros los verdugos, no iguales al sagrado cuerpo, sino mas largos paraque despues al tiempo de clavarle, tirando con fuertes cordeles de sus mufiecas y pies, le desencajasen todos los huesos ‘de su santisimo cuerpo, como su diabdlica malicia les habia dictado. Clavaron en la cruz aquel santisimo cuerpo; y para redoblar los clavos, volvieron la cruz, cogiendo debsjo contra Ia tierra (como dicen algunos contemplativos ) al mismo Sefior crucificado. O cruelded inaudita! Contempla 4 solas tan ve- erable misterio, pondérale, y pesa bien todas sus circunstancias; y ha- Iar4s motivos eficaces para aborrecer al pecado, las vanidades, la co- dicia y los deleites sensuales, como causa de tanto padecer el Autor de la vida. 3. Considera, como despues de haber clavado aquel sagrado cuerpo en la crus, Ia levantaron en alto, y de golpe la dejaron caer en el ahujero, donde se habia de enarbolar, quedando nuestra verdadera salud y vida en el aire, pendiente del sagrado madero, 4 vista de innumera- ble pueblo de diversas gentes y naciones. Renovése al espectdculo Ia vo- ceria del pueblo con mayores gritos y confusion. Los judios blasfemaban: los compasivos se lamentaban: los estrangeros se admiraban; y otros no Je podian mirar por el dolor: unos le Ilamaban justo, y otros pondera- ban el escarmiento en cabeza agena; y toda esta variedad de juicios eran ssetas penetrantes para el corazon de Ia afligidisima Madre. Considera la mucha sangre que aquel sagrado cuerpo derramaba, pues con el peso de él y el golpe de Ia crus, se estremecié y rompieron mas las Ilagas de las manos y pies sagrados. O si tu la recibieses en tu corazon puri- ficado de todas sus manchas, cdémo te apagaria la sed de los mundanos deleites! Resolucion. A vista del mas trégico y lastimoso espectaculo de mi Sedor en la eruz, desnudo, descortezado y traspasado de parte 4 parte en las manos y pies, escarnecido y oprobiado de sus enemigos, con los ojos Henos de L4grimas, con Ia cara palida, derramando Ia sangre por todos los hom- bres, he concluido que sino hay dolor semejante al suyo, tampoco hay Gureza semejante 4 la mia: sino mudo de estilo, quiero decir, si me 200 MANUAL quedo tan frio, como hasta ahora, en su servicio, enfaddndome de cualquiera menuda observancia, de cualquier leve trabajo, de la mas li- viana palabra, etc. Esta pasada dureza Iloro 4 los pies de la crus, de- seando que sean mis ojos dos fuentes de ldgrimas: y no convinieodo que el siervo y esclavo sea mejor tratado que el Seffor, resuelvo, n0 s0- lo contemplar al Sefior en la cruz, sino Hevar esa misma crus y llevar- la perfectamente, no quejéndome en tal tribulacion, no volviendo atrés en tal pena, venciendo la repugnancia que siento en tal ejercicio, s- friendo por amor de Dios tal descortesfa, afrenta, etc. Ramillete. : Seffor, quitadme desde ahora la vida, si no he de vivir todo pat Vos, que habeis muerto por mf, segun lo manda el Apéstol: Les que viven ya no vivan para st, sino para aquel Seftor que por ellos murit. 2 Cor. 5. MEDITACION DE LOS DOS LADRONES QUE CRUCIFICARON CON CRISTO sENOR NUESTRO. 1 Crucificaron con Jesus d dos ladrones, uno d la diestra, ¥ ore 6 Ja siniestra, Considera, que luego que crucificaron al Redentor dea vi- da, crucificaron tambien 4 dos facinerosos ladrones, poniendo al woo & su mano derecha, y al otro 4 la izquierda, dando 4 su Magestad dirint el lugar del medio, como 4 quien reputaban por principal malhechor. Contempla por una parte Ia execrable impiedad de los judfos, buscando cuantos medios pudieron pensar para deshonrar al Autor de la vide J asi sobre las afrentas pasadas, le ponen ahora en medio de dos ladrones, paraque todos le tengan por tal. Por otra parte considera Ia profundis- ma humildad de nuestro Salvador Jesus, en querer ser reputado pot dron: paraque entiendas que siendo ti verdadero malhechor y lai, cuando con tus culpas has dado muerte al alma, y hurtando 4 Dios & gloria que tinicamente se le debe, no debes repugnar el padecer con gtr to las injurias y trabajos que su Magestad te envia. O inefable carded de mi divino Maestro! Cudn obligado me tiene tu doctrina, ta enseitt” za y tu ejemplo! a 2 Pusieron 4 Jesus en medio. Considera , quan diferentes son los J" cios de Dios de los juicios de los hombres; juzyaron los hombres que !t mayor deshonra de Cristo habia de consistir en crucificarle en medio dos ladrones; y su altisima providencia dispuso: 1 Que él solo, por me dio de la cruz, fuese venerado y glorificado en todo el universo. * Di+ puso que muriendo entre ladrones, satisfaciese por todos. 3 Did © esto 4 conocer que 4 nadie excluye de la salud, por malo que.% DE PIADOSAS MEDITACIONES. sor 4 Did & entender, que en el dia del juicio final ser& el Juez de buenos, figurados en el buen ladron, y de malos, significados en el malo. O astucias de los mortales{ O cabilaciones de los pecadores contra Dios! Sia advertir que esté escrito: no hay sabidurfa, no hay potencia, no hay astucia contra el Sefior. O si conocieses esta verdad, y cémo dispon- drias, que tu obrar fuese sencillo y sin doblés para con Dios, y para con los hombres! - 3 Y se cumplié la Escritura, que dice: y fue reputado entre inicuos. Considera, como el dule Jesus, no solo fue reputado por inicuo de los escribas y fariseos y muchos del pueblo, sino de los mismos ladrones ° crucificados, que al principio le burlaban y decian: Si eres Hijo de Dios, sdlvate d tf mismo y d nosotros. Estas blasfemias de los ladrones fueron para el Sefior de tanto mayor sentimiento, cuanto 4 ellos estaba mas pré- xima la muerte, y perdian aquellos dolores con que morian, y podian satisfacer en parte por sus delitos; como Inego lo hizo el uno de ellos, aprovechando la ocasion mas oportuna que tuvo pecador alguno del mun- do. Aprovechdle mucho para su remedio la intercesion de Maria Santisi- ma, y asi ilustrado interiormente conocié 4 su Reparador Jesus, se ar- repintié de sus culpas, reprendié 4 su compafiero, pidié perdon de sus pecados y se salvd. Bendito sea nuestro Redentor Jesus, que con su pro- videncia divina supo de entre un torbellino de blasfemias manifestar el fruto de su redencion sagrada. Alabemos todos y glorifiquemos 4 tan gran Padre, Maestro y Redentor, y confiemos en su sacratisima Madre, dive arrepintiéndonos de nuestras culpas, nos alcanzard la verdadera vida y salud. : MEDITACION DEL T{TULO DE LA CRUZ. 1 Pilatos escribié la causa de su muerte, ¥ la puso sobre la cruz. Considera Ia altisima providencia del Eterno Padre; pues antes de espi- rar su santisimo Hijo, inspiré 4 Pilatos que en una tabla eacribiese la causa de su muerte y la pusiese sobre su cabeza en lo alto de la crus; Y como esta fae obra de Dios, dispiisolo asf su Magestad divina: lo 1 Paraque hallases tu salud en Jesus, todas las virtudes en el titulo de - Nazareno, y puerto de nuestra seguridad en el t{tulo de Rey. ¢ Para- que en esta escritura, puesta en la cruz, aprendieses. la celestial y divina « ciencia que por ella se te ensefia. Padeces desconsuelos?. Acude 4 Jeaus. Sientes las amarguras de esta vida? Acude 4 Jesus. Deseas aumento en Jas virtudes? Acude 4 Jesus Nazareno. Padeces injurias, afrentas y per- secuciones de tus enemigos? Te persiguen los demonios con varias suges- tiones? Acude 4 la cruz, lee devotamente el titulo: Jesus Nazareno Rey de los judtos; que en tan devota leccion hallards consuelo, alivio, dulgu- 209 : MANUAD ra, fortalesa y puerto de seguridad contra tadas Iss borraacas del infier- no. Y quién dejard de acudir 4 leer esta divina leccion, hall{ndose ea tantos peligros de naufragar en el borrascoso mar de este mundo? ~ 2 El titulo estaba escrito en tres lenguas; esto es, ebrea, griega y latina. Considera la muchedumbre de varias naciones que concurrieron & Jerusalén, al tiempo de Ia crucifixion de Cristo Sefior nuestro: y como era tanta la variedad de naciones, dispuso el Seffor que en estas tres len- guas principales se escribiese el titulo misterioso de 1a cruz, paraque to- das las naciones le pudiesen leer y aprovecharse de sus divinos efectos. Tambien quiso manifestar: 1 Que todos los que desean salvarse, deben reconocer por Rey 4 Jesus Nazareno crucificado, como decia el Apéstol: Yo me glorto de no saber otra cosa, que @ Jesus crucificado. s Porque Je- sus Nazareno Rey debe ser alabado y glorificado en todes lenguas, y de todas las naciones. 3 Paraque entiendas que todas las ciencias y elocuen- ciss, aprovechan muy poco, si no se refieren ¢ Jesus Nazareno crocifi- cado. O si te acabases de desengafiar y conocer que todos los pensamien- tos, palabras y obras que no las refieres 4 Jesus crucificado, son de muy poco provecho para tu alma; cémo todas las sellarias con este divino y real sello! 3, Los pontifices, visto el titulo, dijeron d Pilatos: no escribas Rey de los judlos, sino que dl dijo: yo soy Rey de los judtos; y Pilatos respondié: lo que estd escrito, serd escrito. Considera, lo que los pérfidos judfos re- pugnaron paraque Pilatos no escribiese el titulo de Rey en la tabla de Ia cruz: semejantes en esto 4 los hombres impios y muadanos que asidos 4 las cosas temporales, y encarnizados en las delicias de esta vida, no pueden oir hablar de Cristo crucificado, ni de la honra que 4 su Mages- tad divina se le debe, pareciéndoles cosa muy contraria 4 sus operacio- nes; y de aqui viene 4 suceder que todas las cosas buenas y santas, les dan en rostro. Al contrario Pilatos estavo constante en mantener lo que habia escrito: Quod scripsi, scripsi; significando en esto 4 aquellos varo- nes constantes toda la vida en mantener los buenos propdsitos, que ofre- cieron 4 Dios. Ofrecieron ser castos; y tentandoles el demonio contra esta virtud, responden: lo que esté oftecido 4 Dios, se ha de cumplir; y lo mismo es Ia obediencia y demas virtudes: Quod scripsi, scripsi. Ase- gurémosnos, que sin perseverancia aprovechan poco las virtudes. Pidela 4 Dios incessntemente y confia, no te faltar& su divina gracia, si no te haces indigao con tu flojedad y tibiesa. DE PIADOSAS MEDITACIONES. 208 MEDITACION DE LA DIVISION DE LAS VESTIDURAS DE CRISTO sENOR NUESTRO. 1 Los soldudos, despues de haber crucificado al Serior, tomaron sus vestiduras. Considera la suma pobresa de nuestro Redentor Jesus: toda su riqueza temporal consistia en una capa 6 manto, en la tiinica inte- rior, dicha inconsotil, y en unos paiios menores por la honestidad, que como dicen algunos contemplativos, estos jamas permitid su Magestad divina se los quitasen, aunque, instigados de Lucifer, lo intentaron los sayones. Considers, que Jesus nos pide nuestros corazones sin reserva; y mal le puede entregar todo, el que le tiene asido 4 las cosas temporales. De cudnto bien te priva el afecto 4 una vil alhajuela! Tbdo lo reputo por estiercol, (decia et Apéstol) para lograr el poseer & mi Seftor Jesucristo. O avaros de este mundo! Si pusieran los ojos en Ia pobreza de Jesus; Y cémo quedéra confundida su codicia! Aprende, si.has profesado pobre- za religiosa, su observancia en la desnudez de Jesus, que tanto.amd la pobreza. Veamos los sacerdotes y cristianos, 4 qué se inclina mas nues- tro afecto? 7 2 Hicieron los soldados cuatro partes de las vestiduras, una para ca- da seldado. Considera, como la capa 6 manto del Redentor de la viday fue el que dividieron los soldados, que por divina dispensacion la Ieva- ron al calvario. Esta es la que se desnudé en la cena, cuando lavé los pies 4 los apéstoles; y esta dividieron entre si misinos los soldados que eran cuatro. O misterio sumamente digno de nuestra consideracion! Di- vide la vestidura de Cristo, el que no conserva la caridad que debe .con su préjimo; la divide, el que amnartelado com su propio dictémen des- precia los mandatos de su superior, 6 el que no quiere obedecer 4 su director. O cusntas alinas se pierden por quererse gobernar por su pro- pio dictémen! Cudntos caminéran 4 la perfeccion , si ciegamente obede- ciesen los dictémenes de su superior!.Por no quererse despojar los hom- bres de su propio sentir, se originan as divisiones, las discordias, el perderse Ia pas y ruina de lag comunidades: Todo reino en sf dividide (dice Dios).serd desolado. ; 3 En cuanto d la vestidura inconsutil, no la rompamos; (dijeron los soldados) pero echemos suertes sobre el que la ha de llevar. Considera, como esta ttinica inconsutil fue aquella misma que la reina de Jos du- geles Maria Santisima labrd’ por sus propias manos, y puso 4 su Mages- tad divina cuando era nitio en Egipto; y fue creciendo, al paso que cre- cia sa santisimo cuerpo. Este misterio de no dividirla, declaran muchos Santos, diciendo: que aunque los judios rompieron con tormentos y he- tidas la humanidad gantisima de Cristo nuestro bien, con que estaba cu-

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